Hola, ojala disfrutes de la lectura.
Si apenas encuentras este relato, puedes revisar la primera parte aquí: http://www.poringa.net/posts/relatos/4109453/Amante-japonesa.html
Luego de lo que se sintió como una hora acostados en la cama, Saeko se levantó primero, caminando directamente al baño, dejando la puerta abierta para invitarme a entrar con ella, al seguirla, ella estaba con la regadera puesta directamente a su coño para limpiarse el semen.
Me senté en la pequeña silla que había para tomar el balde y limpiarme el sudor, me eché tres baldes de agua fría y comencé a enjabonarme el cuerpo, Saeko tomó la esponja y la pasó por mi espalda, cuando terminó, volví a tirarme otros tres baldes para quitarme todo el jabón, hice lo mismo con ella, aprovechando para mirar detenidamente su hermoso cuerpo, cuando terminamos, nos metimos en la tina juntos.
Para los japoneses, ha sido tradición bañarse de esta forma durante años, ambos logramos acomodarnos juntos y nos quedamos hablando un buen rato, yo hablando de mi país y ella hablando de su vida. Me contó lo obvio, que lo había hecho con algún que otro novio hace muchos años, pero que nunca llegó a tener algo serio con ellos, también me contó que trabajaba en un bar justamente en Shinjuku, en el vecindario de Okubo, no muy lejos de donde nos encontrábamos.
Salimos del baño secándonos y vistiéndonos al mismo tiempo, revisando el celular, no tenía otras llamadas ni mensajes en nuestro grupo por Line, el WhatsApp asiático, estoy seguro que al ver que los había dejado en visto, entendieron que no me había pasado nada, y solo lo tomaron como que los había dejado plantado.
Salimos del cuarto del motel y nos dirigimos a la puerta, eran las 4 de la tarde, por lo que ya se empezaba a notar la luna en el cielo.
-<Quieres un café?>- Preguntó apuntando a una máquina expendedora frente a uno de los edificios, llenas de latas de café de distintas marcas.
-<Emm si, un Boss, la lata negra>
Saeko sacó los billetes y pagó por su café y el mío, seguía sin dejarme pagar por mi cuenta, ya que, según ella, era su forma de agradecerme por aceptar algo tan de la nada, y darle una buena primera experiencia.
-<Gracias, pero esto no era necesario>
-<Aun así, acéptalo>
Tomé la lata y la abrí, dando un pequeño sorbo y tragando, Saeko solo sonreía mientras me veía, era una mujer hermosa, las facciones de su cara la hacían ver normal, pero verla con el pelo aún un poco mojado y sonriendo con ese pequeño lunar bajo su boca, la hacía resaltar. Dando pequeños sorbos a su café, sacó una tarjeta de presentación con la dirección, nombre y teléfono de su bar.
-<Si en algún momento quiere volver a hablar, me puedes encontrar en mi bar>
Ambos nos despedimos con una pequeña reverencia y caminamos en diferentes direcciones, caminaba mientras seguía dando sorbos a mi café, mirando la tarjeta, el nombre del bar era "甘い夜" que traducía directamente a "Dulce Noche". Seguí caminando hasta finalmente llegar al bar karaoke dónde todos estaban, entré, y le pregunté a la recepcionista acerca del cuarto con la cuenta a nombre de Takao.
-<Es el... Cuarto al final del pasillo>
-<Gracias... Y disculpe por las molestias>- Dije inmediatamente, terminando la lata y tirándola a la basura, me posicione frente a la puerta, en la cual se podía escuchar la canción favorita de Takao, la cual el mismo estaba cantando. Dejé salir un ruidoso suspiro sabiendo lo que me esperaba al otro lado de la puerta, la cual abrí con cuidado -<Hola chicos>
El primero que me vio fue Wilfrido, un joven de 22 y de un metro sesenta y siete, de cabello negro en rastas recogidas y de ojos cafés, y de complexión normal, el cual, andaba con una caja de Pockys, unas galletas en forma de palo cubierta de chocolate, en este caso, Cookies & Cream. Al verme, le metió un fuerte mordisco al Pocky que tenía en su boca y saltó del sofá señalándome.
- ¡Hijo de puta! -Todos en el cuarto se dieron la vuelta para verme, todos con la misma expresión de fastidio y rabia.
-<Nos dejaste plantados idiotas>
- <¡¿Dónde mierda estabas?!> Le siguió Lisandro a Saiba, los cuales se habían lanzado contra mi y me agarraron del cuello de la camisa.
-<Gaste casi todo mi dinero en comidas y cerveza, pero la idea era que todos estuviéramos aquí juntos ¡Hace dos horas!> -Dijo Takao detrás de Lisandro y Saiba, él era quien demostraba la mayor rabia entre todos.
-Cállense de una puta vez, están haciendo mucho ruido- Dije empujándolos y viendo a varias personas saliendo de sus cuartos para ver qué pasaba, incluso la recepcionista nos veía preocupada -<Disculpen, ignórenos por favor, no los molestaremos más>
Ya dentro, todos seguían mirando con rabia, lo cual era entendible, todo el encuentro había sido planeado para mí hace dos horas.
-Bueno <Déjenme explicarme>- Dije mientras sacaba la tarjeta de presentación del bar de Saeko.
- <¿Un Bar? ¿Y esto que?>- Preguntó Wilfrido.
- ¿Conocí a la dueña del bar y ambos terminamos en un motel>- Apenas dije eso, las caras de todos, menos Takao, cambiaron a expresiones de sorpresa y alegría
-<Entonces, nos abandonaste por una mujer, sabiendo que la ide->
-Chico, cállate de una vez, eso ya no importa.
- <¿Y qué hicieron? ¿Tuviste suerte?>
Asentí y Saiba comenzó a celebrar moviendo los brazos por todos lados junto con Wilfrido, era como si yo teniendo sexo con una mujer fuera una victoria grupal para ellos.
- <¿Y bien? ¿Cómo fue? ¿Dónde? ¿En si como te la encontraste?>
-<Sigamos con el karaoke y les voy contando>
-<No se puede, ya no tengo dinero y pedí extender el tiempo en el cuarto para poder cantar mi canción, ya tenemos que irnos>
Empezamos a salir del cuarto apenas Takao terminó de hablar, aún había algunas personas viéndonos por lo que habíamos hecho antes, pero no le dimos mucha importancia, mientras salíamos, Takao empezó a disculparse por el ruido y pago por todo.
-Miguel ¿Quieres uno? - Wilfrido me ofreció de los Pockys que todavía le quedaban mientras mordía otro, yo agarré tres de la caja y los mordí al mismo tiempo -Hey Hermano, esos eran los últimos.
-<Te comiste tres cajas enteras tu solo dentro>- Le dijo Saiba junto con Takao a su lado, ambos sabían algo de español ya que entre los tres les habíamos enseñado, solo entendían lo que llegábamos a decir, pero no podían hablarlo.
- ¿Te vas a poner a llorar por no comerte tres más?
Wilfrido tuvo que quedarse callado y terminarse el que ya se estaba comiendo mientras todos nos reíamos de él, les expliqué la apariencia de Saeko, su cuerpo y un poco de la personalidad que había sentido por nuestro encuentro, pero no les conté por completo como todo desembocó en los dos pasando dos horas en un motel.
-<Oye, pero cuéntanos cómo se encontra->- Saiba no pudo terminar de hablar al recibir un pequeño golpe de hombro por una mujer que venía acompañada de otra, ambas japonesas.
Ambos se disculparon, pero antes de que las dos siguieran caminando, la amiga de la mujer que lo golpeó por error, preguntó si todos habíamos salido del "One Night Stand" y preguntaron si valía la pena, Takao y Lisandro dijeron que si, y las dos comenzaron a pedirles que los acompañaran dentro para poder disfrutar de la noche entre cuatro.
-<Takao no tiene dinero para pagarles por la bebida, yo voy con ustedes>
Saiba había movido a Takao y los cuatro entraron, y él se quedó quieto por un momento para después empezar a maldecirlo por no dejarlo estar con ellas.
-Mejor suerte la próxima hermano- Wilfrido intentaba no reír mientras hablaba.
-<Es mejor que ya nos vayamos, ya Saiba y Lisandro nos contarán que tal les fue con ellas>- Dije viendo la hora, ya que empezaban a ser la cinco.
Comenzamos a caminar hasta llegar a la estación de trenes, al ser estudiantes de universidad, nos tocaba pagar toda la tarifa del viaje, y teníamos que ir de Shinjuku a Toshima, Ikebukuro, donde teníamos nuestros respectivos apartamentos dónde dormíamos.
Es mejor que les describa a mis amigos de una vez para que puedan hacerse a la idea de cómo se ven:
Lisandro tiene 23 y mide un metro setenta y dos, su piel es un poco quemada, mucho más que la mía, por lo que se ve algo negro, su complexión es algo robusta por, lo que me llegó a decir, era gordo, pero luego de hacer mucho baloncesto consiguió bajar de peso y obtener un mejor cuerpo, de pelo negro con cortes a los lados y dejándose el pelo largo por la nuca, ojos verdes.
Saiba tiene 22 y mide un metro sesenta y cinco, de complexión delgada y sin músculos, de pelo rubio tintado en degradado a su color negro natural, ojos cafés oscuros.
Takao tiene 23 y mide un metro sesenta y siete, de complexión robusta pero sencilla, de brazo largo, de pelo negro largo que mantiene en coleta y ojos azules, que vienen de descendencia de un pariente del reino unido, necesita gafas por astigmatismo.
Ya Wilfrido lo describí antes para hacerlos saber quién fue el que me notó primero entrando al cuarto, cuando por fin llegamos a Ikebukuro, recibimos una foto por nuestro chat de Lisandro hablando con la mujer que golpeó a Saiba, el mensaje que acompañaba la foto decía "Su nombre es Hina, se nota que está interesada en Lisandro, la amiga se llama Aoi"
-<Maldito, no puedo creer que fue capaz de hacerme a un lado y disfrutar por ellos mismos sabiendo que aún no he conseguido novia>
-Hermano <Nunca conseguirás novia por tu actitud tan seca>- Dijo Lisandro mientras sonreía, por lo que terminó recibiendo una patada en la espalda por parte de Takao.
Seguimos caminando hasta que llegamos a nuestras respectivas calles, despidiéndonos y yendo directamente a nuestros apartamentos, la forma en la que nuestra amistad surgió era algo curiosa, Saiba conoció a Wilfrido, luego Lisandro y Saiba se conocieron y Wilfrido me conoció a mí, y luego de presentarnos entre todos, Saiba nos presentó a Takao, luego de advertirnos de su personalidad y actitud estricta y fastidiosa, aun así, todos terminamos llevándonos muy bien.
Entre a mi pequeño apartamento, quitándome los zapatos y poniéndome las pantuflas para evitar ensuciar el piso, fui a mi cocina y abrí la nevera para sacar una cerveza en lata y prendí el televisor de la sala para ver algo antes de dormir, y, aun así, no podía sacarme la imagen de Saeko.
- ¿Es que acaso me obsesioné con ella o qué?
Sin importar que hiciera, su cuerpo desnudo no dejaba mi mente, incluso antes mientras caminábamos, ella se mantenía como una imagen impresa en mis ojos.
Decidí irme a dormir temprano, mirando la tarjeta de presentación del bar, la mezcla de aún tener su imagen fresca en mi memoria y la dirección de su establecimiento me hicieron pensar en una sola cosa "Tengo que ir mañana", hoy era viernes, mañana sería sábado, por lo que tendría un día libre para visitarla.
Sentí otra notificación en mi celular, era nuevamente de nuestro chat, pero esta vez era Takao, preguntando la edad de la mujer con la que me fui al motel, lo dejé en visto y silencié las notificaciones, porque sabía que todos empezarían a preguntar lo mismo.
Al día siguiente me di un baño rápido, desayuné y me vestí con mi ropa más sencilla, un pantalón negro algo holgado, una camiseta blanca y por encima, una camisa con diseños de flores con apariencia como de un kimono, me puse un anillo en mi dedo anular que conectaba con otro en mi dedo índice con dos cadenas; podías llevar solo uno de los dos, o los dos sin las cadenas, pero esta vez decidí ir con las cadenas puestas.
Salí de mi apartamento saludando a mis vecinos, viendo que todavía eran las 10 a.m, decidí hacer cualquier cosa que se me ocurriera mientras revisaba los mensajes de ayer, que como me lo había imaginado, solo eran ellos preguntándome acerca de la edad de Saeko. Compré una ramune (Una bebida con gas) de sandía en una de las máquinas dispensadoras y me fui a un parque cercano para pasar el rato.
Me quedé en el parque hasta las 12 y corrí al tren para regresar a Shinjuku y visitar el bar de Saeko, me tomó unos 15 minutos y cuando llegué, me encontré con un simple mini edificio con los kanjis respectivos para el nombre del establecimiento, dos hombres japoneses en la entrada me saludaron mientras tomaban caladas de sus cigarrillos, les regresé el saludo y entré.
El bar no estaba lleno, tenía ocho mesas de quince llenas, había algunas parejas tomando un poco de cerveza, un grupo de hombres algo borrachos en sake y otro extranjero como yo en la barra tomando un poco de whisky. Saeko estaba tras la barra limpiando unos vasos, tenía un vestido azul oscuro, con mangas cortas y holgadas, que le quedaba al raz de la rodilla, con un escote de V en la parte del frente del pecho, mostrando un poco de sus senos. Al verme, solo me dio una pequeña sonrisa, caminé hacia ella y saludé al extranjero para ser amigable, él, el cual se veía como más europeo que americano, me saludo también.
- <¿Lo conoces?>
-<No, pero quería saludarlo por también ser de otro país>
-<Bueno, me alegra que hayas decidido venir hoy, hablar contigo ayer fue algo entretenido>
-<Lo mismo digo>
Pedí unos vasos de whisky, ella me los sirvió sin dudar y comenzamos a hablar por unas cuantas horas, las parejas y el grupo empezaron a salir, uno a uno, hasta que solo quedábamos nosotros dos y el otro hombre.
-<No pude dejar de pensar en tu cuerpo desnudo ayer, me masturbé unas cuantas veces pensando en eso>
Lo dije con la mayor tranquilidad del mundo y le metí dos sorbos a los vasos que me quedaban, Saeko miró al hombre con una cara preocupada, pero él seguía viendo su celular sin preocuparse de nosotros, se notaba que él no sabía nada de japonés, y quise aprovecharme de eso para asustarla un poco, incluso si era mentira. Saeko me dio un golpe en la frente al darse cuenta y me quitó los vasos para lavarlos.
-<No te daré más... Al menos por ahora>- Yo solo me aguantaba la risa mientras la veía lavándolos -<Pero yo también lo hice con la imagen de tu cuerpo>
Me dejó perplejo escucharla, yo lo había dicho en broma, pero ella sonaba como que lo decía en serio, en realidad estuve a punto de hacerlo más de una vez, pero no quería sentirme como un enfermo por hacer algo así.
-<De cierta forma, me siento halagado>- Dije y ella solo se tapó la boca para aguantarse la risa.
El hombre salió del bar dejando el dinero necesario por lo que pidió y nos dejó solos en el bar, seguimos hablando, Saeko me permitió tomar otros vasos más y ella también había empezado a beber un poco, para cuando eran las 5 de la tarde, ya me sentía lo suficientemente mareado como para dejar de beber.
-<Ya es mejor que me vaya, ¿cuánto es que te debo?>
-<Dame mil cien yenes y eso será todo>- Dijo con la mano extendida y le coloqué la plata en la mano, lo que me había pedido equivalía a diez dólares, por lo que no salió tan caro para la cantidad que llegué a beber.
Me levanté y le sonreí, despidiéndome con una reverencia y caminando tambaleando un poco, pero ella me agarró del brazo, y con dos botellas, una de sake y otra de whisky en la barra, me sonrió para preguntar.
- <¿Con cuál te gustaría acompañarme a mi casa?>
La miré por un momento y terminé eligiendo el sake, una bebida alcohólica a base de arroz fermentado, la elegí más por ella que por mí, porque se le notaba que prefería beber sake. Salimos juntos y le pregunté acerca de los clientes, ella me explicó que incluso si se veía como poca gente, mucho pedían tanto trago que en una noche conseguía más de lo que yo me podía imaginar.
Tomamos un tren para Shibuya, las personas en el tren nos veían, era por dos cosas, por ver a una mujer mayor como Saeko hablar con alguien más joven y con una botella de sake, y por yo ser de otra etnia y raza. En Japón no es un secreto que existe el racismo, todo porque algunos jóvenes y viejos no aceptan la globalización, su racismo llegó hasta el punto de inventar un término para los descendientes de dos razas "Hafu", aun así, ambos ignoramos las miradas y nos bajamos en la estación para caminar a su casa.
Llegamos a su apartamento y cuando subimos a su piso, ella me abrió la puerta y entramos, nos quitamos los zapatos, ella me ofreció algo de agua para ayudarme a pasar la borrachera que ya llevaba. Abrimos la botella y empezamos a tomar.
- <¿Qué más puedes contarme de ti?>- Me preguntó mientras daba un sorbo a su vaso y se servía otro poco.
-<No mucho, ya sabes que vengo de Colombia... Tengo un hermano, si mal no recuerdo, ya no está viviendo con mi madre>
Los tragos continuaron hasta que la botella se terminó, pero ella se levantó y saco de la nevera unas latas de cerveza, seguimos tomando, le conté de mi carrera en la universidad y de mis amigos, sobre lo que sucedió ayer.
-<Estoy tan apenada... Sabía que estabas buscando un lugar, pero me centré más en lo que yo quería>
-<No preocupes, el único que se enojó fue Takao, Lisandro, Wilfrido y Saiba estaban felices de que haya disfrutado de la noche>
-<Tus amigos suenan tan amigables, me encantaría conocerlos>
La noche continuaba y las latas seguían saliendo, Saeko salió por un momento al balcón de su piso para fumar un cigarrillo y yo me quedé en la sala revisando algunas cosas en mi celular.
- <¿Y esa cicatriz?>- Preguntó mirando la palma de mi mano, era una cicatriz que incluso yo olvidaba de lo camuflada que se encontraba.
-<Nada, un día mi hermano y yo estuvimos jugando en una zona con palos y yo, como el inteligente que soy, agarré uno que tenía un clavo y se lo tiré, el clavo cortó mi mano, pero no me hizo nada grave>
De esa cicatriz, nos movimos a otra en la parte de atrás de mi mano, algo tapada por el anillo, luego a otra, y a otras, muchas hechas por estupideces que ahora me reía, pero que a ella la hacían preocuparse. Empezó a hablarme más de su vida, señalando que solía correr en el colegio y en la universidad, por esa razón sus muslos eran tan grandes.
Ya por las siete, ambos estábamos tan borrachos que apenas y podíamos hablar bien, ambos tomamos algunos vasos de agua, y cuando ella se levantó para dejar los vasos en el lava platos, me levanté para abrazarla por detrás y robarle un beso.
Nuestro aliento olía igual, a puro alcohol, pero no nos importó, seguimos besándonos mientras nuestras manos se movían hacía lo que más deseábamos del otro, yo su trasero y muslos y ella mi entre pierna. El beso apasionado que nos dábamos cambió a uno con lengua mientras reclamábamos propiedad del otro.
Rompí el beso y la agarre de la cintura para cargarla en mi hombro, ella solo reía mientras yo, tambaleando y teniendo una batalla interna con mi centro de gravedad, la llevaba a su cuarto, dejándola en la cama y quitándome la camiseta y pantalón mientras ella se quitaba su vestido, ya antes, por ella estar tocando mi verga por encima del pantalón, ya estaba duro, pero el por fin verla desnuda frente a mi otra vez, me hizo sentir que mi miembro se endureció un poco más.
Saeko empezó a gatear hacia mí, yendo directamente a mi pene, pero la detuve, acomodándola para quedar boca abajo y tener su trasero, tapado por unas bragas simples de color negro que apenas y lograban mantenerse abiertas por ese gran trasero suyo.
Se las quite y las tiré a un lado, le separe las nalgas y di un buen vistazo a su ano y coño, el primero se veía inmaculado, por lo que debía ser virgen de este, su vagina estaba mojándose de a poco, con los labios prácticamente llamándome, por lo que metí mi cabeza de lleno entre sus nalgas, lamiendo su vagina y su ano con gusto, mientras que la reacción de ella fue de sorpresa y de un amago por alejarse, diciendo que no debería hacer eso, que era un lugar que no debía de acercarme, pero no se lo permití y seguí con lo mío.
Cada lamida a su ano la hacía tensar su cuerpo, mientras que las de su coño las hacían soltar pequeños gemidos que aguantaba como podía mordiendo la almohada de la cama, seguí así por un buen rato, centrándome de vez en cuando en su ano o en su vagina, a ambos dándoles el suficiente amor, hasta que la hice terminar, mojando la cama y dejando una gran mancha húmeda en las sabanas, aun así, volví a eso, ahora introduciendo mi lengua en su ano y vagina, para seguir jugando con ella.
-<S-solo métemela ya~ no me tortures más>- Dijo con voz entrecortada mí, jadeando y mirándome directamente a los ojos y levantándose para dejar su trasero alzado para mí.
La volví a acostar y la mantuve así con mis brazos en los suyos, acomodándome encima de ella y dejando mi miembro contra su vulva, penetrándola lentamente, cada centímetro que entraba la hacía tensar su cuerpo, dificultándome la entrada un poco, incluso con eso, gracias a lo mojada que estaba dentro, pude continuar y meterlo hasta la base.
En el momento en que mis muslos chocaron contra sus carnes, lo saqué todo y lo volví a meter de golpe, Saeko solo podía morder la almohada y mirar a un lado por la posición en la que estábamos, se veía linda así, por lo que le di un pequeño beso cerca de la oreja y soplé un poco en este, relajándola un poco y aprovechando ese momento para volver a sacarlo y meterlo.
El sonido que hacía al chocar contra su trasero somo me llenaba de más lujuria, por lo que nunca bajé el ritmo de mis penetraciones, había momentos en los que Saeko no aguantaba más y soltaba un fuerte gemido e intentaba recuperar el aire, entre mucho de esos momentos, le robé un beso con lengua, envolviendo la suya y recibiendo ese aliento a alcohol otra vez que no me molestaba.
Seguir cogiéndola por más de siete minutos en esa posición hasta que sentí como mi semen comenzaba a asomarse, hasta que fluyo dentro de su vagina, Saeko igualmente se corrió otra vez por toda mi verga. Me quede jadeando sin sacar mi pene dentro de ella, ambas corridas fluyendo, la mía siendo disparada dentro de ella y la suya saliendo de a poco por los lados de mi pene, cuando sentí que ya había terminado, lo saque y me quedé arrodillado detrás de ella.
-<Necesitaba eso, no podía aguantar más después de lo que hicimos ayer... ¿Saeko?>- Me incline para verla, ya que estaba muy callada desde que ambos nos corrimos.
La vi con los ojos cerrados y respirando pacíficamente, estaba dormida, es posible que el alcohol haya tenido efecto en ella en el momento en el que se corrió. "Yo también ando algo cansado" pensé y dejé que el peso de mi cuerpo me hiciera caer al lado de ella y caí dormido.
Espero que realmente te haya gustado. Aquí tienes el link de la siguiente parte; http://www.poringa.net/posts/relatos/4137274/Amante-japonesa-III.html
Si te interesa leer otro de mis relatos, aquí tienes los links:
Casa compartida: http://www.poringa.net/posts/relatos/4105810/Casa-compartida.html
BYE
Si apenas encuentras este relato, puedes revisar la primera parte aquí: http://www.poringa.net/posts/relatos/4109453/Amante-japonesa.html
Luego de lo que se sintió como una hora acostados en la cama, Saeko se levantó primero, caminando directamente al baño, dejando la puerta abierta para invitarme a entrar con ella, al seguirla, ella estaba con la regadera puesta directamente a su coño para limpiarse el semen.
Me senté en la pequeña silla que había para tomar el balde y limpiarme el sudor, me eché tres baldes de agua fría y comencé a enjabonarme el cuerpo, Saeko tomó la esponja y la pasó por mi espalda, cuando terminó, volví a tirarme otros tres baldes para quitarme todo el jabón, hice lo mismo con ella, aprovechando para mirar detenidamente su hermoso cuerpo, cuando terminamos, nos metimos en la tina juntos.
Para los japoneses, ha sido tradición bañarse de esta forma durante años, ambos logramos acomodarnos juntos y nos quedamos hablando un buen rato, yo hablando de mi país y ella hablando de su vida. Me contó lo obvio, que lo había hecho con algún que otro novio hace muchos años, pero que nunca llegó a tener algo serio con ellos, también me contó que trabajaba en un bar justamente en Shinjuku, en el vecindario de Okubo, no muy lejos de donde nos encontrábamos.
Salimos del baño secándonos y vistiéndonos al mismo tiempo, revisando el celular, no tenía otras llamadas ni mensajes en nuestro grupo por Line, el WhatsApp asiático, estoy seguro que al ver que los había dejado en visto, entendieron que no me había pasado nada, y solo lo tomaron como que los había dejado plantado.
Salimos del cuarto del motel y nos dirigimos a la puerta, eran las 4 de la tarde, por lo que ya se empezaba a notar la luna en el cielo.
-<Quieres un café?>- Preguntó apuntando a una máquina expendedora frente a uno de los edificios, llenas de latas de café de distintas marcas.
-<Emm si, un Boss, la lata negra>
Saeko sacó los billetes y pagó por su café y el mío, seguía sin dejarme pagar por mi cuenta, ya que, según ella, era su forma de agradecerme por aceptar algo tan de la nada, y darle una buena primera experiencia.
-<Gracias, pero esto no era necesario>
-<Aun así, acéptalo>
Tomé la lata y la abrí, dando un pequeño sorbo y tragando, Saeko solo sonreía mientras me veía, era una mujer hermosa, las facciones de su cara la hacían ver normal, pero verla con el pelo aún un poco mojado y sonriendo con ese pequeño lunar bajo su boca, la hacía resaltar. Dando pequeños sorbos a su café, sacó una tarjeta de presentación con la dirección, nombre y teléfono de su bar.
-<Si en algún momento quiere volver a hablar, me puedes encontrar en mi bar>
Ambos nos despedimos con una pequeña reverencia y caminamos en diferentes direcciones, caminaba mientras seguía dando sorbos a mi café, mirando la tarjeta, el nombre del bar era "甘い夜" que traducía directamente a "Dulce Noche". Seguí caminando hasta finalmente llegar al bar karaoke dónde todos estaban, entré, y le pregunté a la recepcionista acerca del cuarto con la cuenta a nombre de Takao.
-<Es el... Cuarto al final del pasillo>
-<Gracias... Y disculpe por las molestias>- Dije inmediatamente, terminando la lata y tirándola a la basura, me posicione frente a la puerta, en la cual se podía escuchar la canción favorita de Takao, la cual el mismo estaba cantando. Dejé salir un ruidoso suspiro sabiendo lo que me esperaba al otro lado de la puerta, la cual abrí con cuidado -<Hola chicos>
El primero que me vio fue Wilfrido, un joven de 22 y de un metro sesenta y siete, de cabello negro en rastas recogidas y de ojos cafés, y de complexión normal, el cual, andaba con una caja de Pockys, unas galletas en forma de palo cubierta de chocolate, en este caso, Cookies & Cream. Al verme, le metió un fuerte mordisco al Pocky que tenía en su boca y saltó del sofá señalándome.
- ¡Hijo de puta! -Todos en el cuarto se dieron la vuelta para verme, todos con la misma expresión de fastidio y rabia.
-<Nos dejaste plantados idiotas>
- <¡¿Dónde mierda estabas?!> Le siguió Lisandro a Saiba, los cuales se habían lanzado contra mi y me agarraron del cuello de la camisa.
-<Gaste casi todo mi dinero en comidas y cerveza, pero la idea era que todos estuviéramos aquí juntos ¡Hace dos horas!> -Dijo Takao detrás de Lisandro y Saiba, él era quien demostraba la mayor rabia entre todos.
-Cállense de una puta vez, están haciendo mucho ruido- Dije empujándolos y viendo a varias personas saliendo de sus cuartos para ver qué pasaba, incluso la recepcionista nos veía preocupada -<Disculpen, ignórenos por favor, no los molestaremos más>
Ya dentro, todos seguían mirando con rabia, lo cual era entendible, todo el encuentro había sido planeado para mí hace dos horas.
-Bueno <Déjenme explicarme>- Dije mientras sacaba la tarjeta de presentación del bar de Saeko.
- <¿Un Bar? ¿Y esto que?>- Preguntó Wilfrido.
- ¿Conocí a la dueña del bar y ambos terminamos en un motel>- Apenas dije eso, las caras de todos, menos Takao, cambiaron a expresiones de sorpresa y alegría
-<Entonces, nos abandonaste por una mujer, sabiendo que la ide->
-Chico, cállate de una vez, eso ya no importa.
- <¿Y qué hicieron? ¿Tuviste suerte?>
Asentí y Saiba comenzó a celebrar moviendo los brazos por todos lados junto con Wilfrido, era como si yo teniendo sexo con una mujer fuera una victoria grupal para ellos.
- <¿Y bien? ¿Cómo fue? ¿Dónde? ¿En si como te la encontraste?>
-<Sigamos con el karaoke y les voy contando>
-<No se puede, ya no tengo dinero y pedí extender el tiempo en el cuarto para poder cantar mi canción, ya tenemos que irnos>
Empezamos a salir del cuarto apenas Takao terminó de hablar, aún había algunas personas viéndonos por lo que habíamos hecho antes, pero no le dimos mucha importancia, mientras salíamos, Takao empezó a disculparse por el ruido y pago por todo.
-Miguel ¿Quieres uno? - Wilfrido me ofreció de los Pockys que todavía le quedaban mientras mordía otro, yo agarré tres de la caja y los mordí al mismo tiempo -Hey Hermano, esos eran los últimos.
-<Te comiste tres cajas enteras tu solo dentro>- Le dijo Saiba junto con Takao a su lado, ambos sabían algo de español ya que entre los tres les habíamos enseñado, solo entendían lo que llegábamos a decir, pero no podían hablarlo.
- ¿Te vas a poner a llorar por no comerte tres más?
Wilfrido tuvo que quedarse callado y terminarse el que ya se estaba comiendo mientras todos nos reíamos de él, les expliqué la apariencia de Saeko, su cuerpo y un poco de la personalidad que había sentido por nuestro encuentro, pero no les conté por completo como todo desembocó en los dos pasando dos horas en un motel.
-<Oye, pero cuéntanos cómo se encontra->- Saiba no pudo terminar de hablar al recibir un pequeño golpe de hombro por una mujer que venía acompañada de otra, ambas japonesas.
Ambos se disculparon, pero antes de que las dos siguieran caminando, la amiga de la mujer que lo golpeó por error, preguntó si todos habíamos salido del "One Night Stand" y preguntaron si valía la pena, Takao y Lisandro dijeron que si, y las dos comenzaron a pedirles que los acompañaran dentro para poder disfrutar de la noche entre cuatro.
-<Takao no tiene dinero para pagarles por la bebida, yo voy con ustedes>
Saiba había movido a Takao y los cuatro entraron, y él se quedó quieto por un momento para después empezar a maldecirlo por no dejarlo estar con ellas.
-Mejor suerte la próxima hermano- Wilfrido intentaba no reír mientras hablaba.
-<Es mejor que ya nos vayamos, ya Saiba y Lisandro nos contarán que tal les fue con ellas>- Dije viendo la hora, ya que empezaban a ser la cinco.
Comenzamos a caminar hasta llegar a la estación de trenes, al ser estudiantes de universidad, nos tocaba pagar toda la tarifa del viaje, y teníamos que ir de Shinjuku a Toshima, Ikebukuro, donde teníamos nuestros respectivos apartamentos dónde dormíamos.
Es mejor que les describa a mis amigos de una vez para que puedan hacerse a la idea de cómo se ven:
Lisandro tiene 23 y mide un metro setenta y dos, su piel es un poco quemada, mucho más que la mía, por lo que se ve algo negro, su complexión es algo robusta por, lo que me llegó a decir, era gordo, pero luego de hacer mucho baloncesto consiguió bajar de peso y obtener un mejor cuerpo, de pelo negro con cortes a los lados y dejándose el pelo largo por la nuca, ojos verdes.
Saiba tiene 22 y mide un metro sesenta y cinco, de complexión delgada y sin músculos, de pelo rubio tintado en degradado a su color negro natural, ojos cafés oscuros.
Takao tiene 23 y mide un metro sesenta y siete, de complexión robusta pero sencilla, de brazo largo, de pelo negro largo que mantiene en coleta y ojos azules, que vienen de descendencia de un pariente del reino unido, necesita gafas por astigmatismo.
Ya Wilfrido lo describí antes para hacerlos saber quién fue el que me notó primero entrando al cuarto, cuando por fin llegamos a Ikebukuro, recibimos una foto por nuestro chat de Lisandro hablando con la mujer que golpeó a Saiba, el mensaje que acompañaba la foto decía "Su nombre es Hina, se nota que está interesada en Lisandro, la amiga se llama Aoi"
-<Maldito, no puedo creer que fue capaz de hacerme a un lado y disfrutar por ellos mismos sabiendo que aún no he conseguido novia>
-Hermano <Nunca conseguirás novia por tu actitud tan seca>- Dijo Lisandro mientras sonreía, por lo que terminó recibiendo una patada en la espalda por parte de Takao.
Seguimos caminando hasta que llegamos a nuestras respectivas calles, despidiéndonos y yendo directamente a nuestros apartamentos, la forma en la que nuestra amistad surgió era algo curiosa, Saiba conoció a Wilfrido, luego Lisandro y Saiba se conocieron y Wilfrido me conoció a mí, y luego de presentarnos entre todos, Saiba nos presentó a Takao, luego de advertirnos de su personalidad y actitud estricta y fastidiosa, aun así, todos terminamos llevándonos muy bien.
Entre a mi pequeño apartamento, quitándome los zapatos y poniéndome las pantuflas para evitar ensuciar el piso, fui a mi cocina y abrí la nevera para sacar una cerveza en lata y prendí el televisor de la sala para ver algo antes de dormir, y, aun así, no podía sacarme la imagen de Saeko.
- ¿Es que acaso me obsesioné con ella o qué?
Sin importar que hiciera, su cuerpo desnudo no dejaba mi mente, incluso antes mientras caminábamos, ella se mantenía como una imagen impresa en mis ojos.
Decidí irme a dormir temprano, mirando la tarjeta de presentación del bar, la mezcla de aún tener su imagen fresca en mi memoria y la dirección de su establecimiento me hicieron pensar en una sola cosa "Tengo que ir mañana", hoy era viernes, mañana sería sábado, por lo que tendría un día libre para visitarla.
Sentí otra notificación en mi celular, era nuevamente de nuestro chat, pero esta vez era Takao, preguntando la edad de la mujer con la que me fui al motel, lo dejé en visto y silencié las notificaciones, porque sabía que todos empezarían a preguntar lo mismo.
Al día siguiente me di un baño rápido, desayuné y me vestí con mi ropa más sencilla, un pantalón negro algo holgado, una camiseta blanca y por encima, una camisa con diseños de flores con apariencia como de un kimono, me puse un anillo en mi dedo anular que conectaba con otro en mi dedo índice con dos cadenas; podías llevar solo uno de los dos, o los dos sin las cadenas, pero esta vez decidí ir con las cadenas puestas.
Salí de mi apartamento saludando a mis vecinos, viendo que todavía eran las 10 a.m, decidí hacer cualquier cosa que se me ocurriera mientras revisaba los mensajes de ayer, que como me lo había imaginado, solo eran ellos preguntándome acerca de la edad de Saeko. Compré una ramune (Una bebida con gas) de sandía en una de las máquinas dispensadoras y me fui a un parque cercano para pasar el rato.
Me quedé en el parque hasta las 12 y corrí al tren para regresar a Shinjuku y visitar el bar de Saeko, me tomó unos 15 minutos y cuando llegué, me encontré con un simple mini edificio con los kanjis respectivos para el nombre del establecimiento, dos hombres japoneses en la entrada me saludaron mientras tomaban caladas de sus cigarrillos, les regresé el saludo y entré.
El bar no estaba lleno, tenía ocho mesas de quince llenas, había algunas parejas tomando un poco de cerveza, un grupo de hombres algo borrachos en sake y otro extranjero como yo en la barra tomando un poco de whisky. Saeko estaba tras la barra limpiando unos vasos, tenía un vestido azul oscuro, con mangas cortas y holgadas, que le quedaba al raz de la rodilla, con un escote de V en la parte del frente del pecho, mostrando un poco de sus senos. Al verme, solo me dio una pequeña sonrisa, caminé hacia ella y saludé al extranjero para ser amigable, él, el cual se veía como más europeo que americano, me saludo también.
- <¿Lo conoces?>
-<No, pero quería saludarlo por también ser de otro país>
-<Bueno, me alegra que hayas decidido venir hoy, hablar contigo ayer fue algo entretenido>
-<Lo mismo digo>
Pedí unos vasos de whisky, ella me los sirvió sin dudar y comenzamos a hablar por unas cuantas horas, las parejas y el grupo empezaron a salir, uno a uno, hasta que solo quedábamos nosotros dos y el otro hombre.
-<No pude dejar de pensar en tu cuerpo desnudo ayer, me masturbé unas cuantas veces pensando en eso>
Lo dije con la mayor tranquilidad del mundo y le metí dos sorbos a los vasos que me quedaban, Saeko miró al hombre con una cara preocupada, pero él seguía viendo su celular sin preocuparse de nosotros, se notaba que él no sabía nada de japonés, y quise aprovecharme de eso para asustarla un poco, incluso si era mentira. Saeko me dio un golpe en la frente al darse cuenta y me quitó los vasos para lavarlos.
-<No te daré más... Al menos por ahora>- Yo solo me aguantaba la risa mientras la veía lavándolos -<Pero yo también lo hice con la imagen de tu cuerpo>
Me dejó perplejo escucharla, yo lo había dicho en broma, pero ella sonaba como que lo decía en serio, en realidad estuve a punto de hacerlo más de una vez, pero no quería sentirme como un enfermo por hacer algo así.
-<De cierta forma, me siento halagado>- Dije y ella solo se tapó la boca para aguantarse la risa.
El hombre salió del bar dejando el dinero necesario por lo que pidió y nos dejó solos en el bar, seguimos hablando, Saeko me permitió tomar otros vasos más y ella también había empezado a beber un poco, para cuando eran las 5 de la tarde, ya me sentía lo suficientemente mareado como para dejar de beber.
-<Ya es mejor que me vaya, ¿cuánto es que te debo?>
-<Dame mil cien yenes y eso será todo>- Dijo con la mano extendida y le coloqué la plata en la mano, lo que me había pedido equivalía a diez dólares, por lo que no salió tan caro para la cantidad que llegué a beber.
Me levanté y le sonreí, despidiéndome con una reverencia y caminando tambaleando un poco, pero ella me agarró del brazo, y con dos botellas, una de sake y otra de whisky en la barra, me sonrió para preguntar.
- <¿Con cuál te gustaría acompañarme a mi casa?>
La miré por un momento y terminé eligiendo el sake, una bebida alcohólica a base de arroz fermentado, la elegí más por ella que por mí, porque se le notaba que prefería beber sake. Salimos juntos y le pregunté acerca de los clientes, ella me explicó que incluso si se veía como poca gente, mucho pedían tanto trago que en una noche conseguía más de lo que yo me podía imaginar.
Tomamos un tren para Shibuya, las personas en el tren nos veían, era por dos cosas, por ver a una mujer mayor como Saeko hablar con alguien más joven y con una botella de sake, y por yo ser de otra etnia y raza. En Japón no es un secreto que existe el racismo, todo porque algunos jóvenes y viejos no aceptan la globalización, su racismo llegó hasta el punto de inventar un término para los descendientes de dos razas "Hafu", aun así, ambos ignoramos las miradas y nos bajamos en la estación para caminar a su casa.
Llegamos a su apartamento y cuando subimos a su piso, ella me abrió la puerta y entramos, nos quitamos los zapatos, ella me ofreció algo de agua para ayudarme a pasar la borrachera que ya llevaba. Abrimos la botella y empezamos a tomar.
- <¿Qué más puedes contarme de ti?>- Me preguntó mientras daba un sorbo a su vaso y se servía otro poco.
-<No mucho, ya sabes que vengo de Colombia... Tengo un hermano, si mal no recuerdo, ya no está viviendo con mi madre>
Los tragos continuaron hasta que la botella se terminó, pero ella se levantó y saco de la nevera unas latas de cerveza, seguimos tomando, le conté de mi carrera en la universidad y de mis amigos, sobre lo que sucedió ayer.
-<Estoy tan apenada... Sabía que estabas buscando un lugar, pero me centré más en lo que yo quería>
-<No preocupes, el único que se enojó fue Takao, Lisandro, Wilfrido y Saiba estaban felices de que haya disfrutado de la noche>
-<Tus amigos suenan tan amigables, me encantaría conocerlos>
La noche continuaba y las latas seguían saliendo, Saeko salió por un momento al balcón de su piso para fumar un cigarrillo y yo me quedé en la sala revisando algunas cosas en mi celular.
- <¿Y esa cicatriz?>- Preguntó mirando la palma de mi mano, era una cicatriz que incluso yo olvidaba de lo camuflada que se encontraba.
-<Nada, un día mi hermano y yo estuvimos jugando en una zona con palos y yo, como el inteligente que soy, agarré uno que tenía un clavo y se lo tiré, el clavo cortó mi mano, pero no me hizo nada grave>
De esa cicatriz, nos movimos a otra en la parte de atrás de mi mano, algo tapada por el anillo, luego a otra, y a otras, muchas hechas por estupideces que ahora me reía, pero que a ella la hacían preocuparse. Empezó a hablarme más de su vida, señalando que solía correr en el colegio y en la universidad, por esa razón sus muslos eran tan grandes.
Ya por las siete, ambos estábamos tan borrachos que apenas y podíamos hablar bien, ambos tomamos algunos vasos de agua, y cuando ella se levantó para dejar los vasos en el lava platos, me levanté para abrazarla por detrás y robarle un beso.
Nuestro aliento olía igual, a puro alcohol, pero no nos importó, seguimos besándonos mientras nuestras manos se movían hacía lo que más deseábamos del otro, yo su trasero y muslos y ella mi entre pierna. El beso apasionado que nos dábamos cambió a uno con lengua mientras reclamábamos propiedad del otro.
Rompí el beso y la agarre de la cintura para cargarla en mi hombro, ella solo reía mientras yo, tambaleando y teniendo una batalla interna con mi centro de gravedad, la llevaba a su cuarto, dejándola en la cama y quitándome la camiseta y pantalón mientras ella se quitaba su vestido, ya antes, por ella estar tocando mi verga por encima del pantalón, ya estaba duro, pero el por fin verla desnuda frente a mi otra vez, me hizo sentir que mi miembro se endureció un poco más.
Saeko empezó a gatear hacia mí, yendo directamente a mi pene, pero la detuve, acomodándola para quedar boca abajo y tener su trasero, tapado por unas bragas simples de color negro que apenas y lograban mantenerse abiertas por ese gran trasero suyo.
Se las quite y las tiré a un lado, le separe las nalgas y di un buen vistazo a su ano y coño, el primero se veía inmaculado, por lo que debía ser virgen de este, su vagina estaba mojándose de a poco, con los labios prácticamente llamándome, por lo que metí mi cabeza de lleno entre sus nalgas, lamiendo su vagina y su ano con gusto, mientras que la reacción de ella fue de sorpresa y de un amago por alejarse, diciendo que no debería hacer eso, que era un lugar que no debía de acercarme, pero no se lo permití y seguí con lo mío.
Cada lamida a su ano la hacía tensar su cuerpo, mientras que las de su coño las hacían soltar pequeños gemidos que aguantaba como podía mordiendo la almohada de la cama, seguí así por un buen rato, centrándome de vez en cuando en su ano o en su vagina, a ambos dándoles el suficiente amor, hasta que la hice terminar, mojando la cama y dejando una gran mancha húmeda en las sabanas, aun así, volví a eso, ahora introduciendo mi lengua en su ano y vagina, para seguir jugando con ella.
-<S-solo métemela ya~ no me tortures más>- Dijo con voz entrecortada mí, jadeando y mirándome directamente a los ojos y levantándose para dejar su trasero alzado para mí.
La volví a acostar y la mantuve así con mis brazos en los suyos, acomodándome encima de ella y dejando mi miembro contra su vulva, penetrándola lentamente, cada centímetro que entraba la hacía tensar su cuerpo, dificultándome la entrada un poco, incluso con eso, gracias a lo mojada que estaba dentro, pude continuar y meterlo hasta la base.
En el momento en que mis muslos chocaron contra sus carnes, lo saqué todo y lo volví a meter de golpe, Saeko solo podía morder la almohada y mirar a un lado por la posición en la que estábamos, se veía linda así, por lo que le di un pequeño beso cerca de la oreja y soplé un poco en este, relajándola un poco y aprovechando ese momento para volver a sacarlo y meterlo.
El sonido que hacía al chocar contra su trasero somo me llenaba de más lujuria, por lo que nunca bajé el ritmo de mis penetraciones, había momentos en los que Saeko no aguantaba más y soltaba un fuerte gemido e intentaba recuperar el aire, entre mucho de esos momentos, le robé un beso con lengua, envolviendo la suya y recibiendo ese aliento a alcohol otra vez que no me molestaba.
Seguir cogiéndola por más de siete minutos en esa posición hasta que sentí como mi semen comenzaba a asomarse, hasta que fluyo dentro de su vagina, Saeko igualmente se corrió otra vez por toda mi verga. Me quede jadeando sin sacar mi pene dentro de ella, ambas corridas fluyendo, la mía siendo disparada dentro de ella y la suya saliendo de a poco por los lados de mi pene, cuando sentí que ya había terminado, lo saque y me quedé arrodillado detrás de ella.
-<Necesitaba eso, no podía aguantar más después de lo que hicimos ayer... ¿Saeko?>- Me incline para verla, ya que estaba muy callada desde que ambos nos corrimos.
La vi con los ojos cerrados y respirando pacíficamente, estaba dormida, es posible que el alcohol haya tenido efecto en ella en el momento en el que se corrió. "Yo también ando algo cansado" pensé y dejé que el peso de mi cuerpo me hiciera caer al lado de ella y caí dormido.
Espero que realmente te haya gustado. Aquí tienes el link de la siguiente parte; http://www.poringa.net/posts/relatos/4137274/Amante-japonesa-III.html
Si te interesa leer otro de mis relatos, aquí tienes los links:
Casa compartida: http://www.poringa.net/posts/relatos/4105810/Casa-compartida.html
BYE
2 comentarios - Amante japonesa parte II