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Trampas de la vida

No dejes de pasar por mi mejor post

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4084661/Mi-amada-esposa.html

No te vas a arrepentir!



TRAMPAS DE LA VIDA



Mi mejor amiga tenía una frase de cabecera que nunca olvidaré: ‘los hombres cuentan historias que nunca vivieron, las mujeres viven historias que nunca contarán’ y que cierto que es, pero como duele el silencio…

No estaba en mi mejor momento, a pesar de pasarme la vida en el gimnasio, vivir a dietas y tener una perversa obsesión por mi cuerpo, la realidad marcaba que cincuenta y seis años era una edad considerable para cualquier mujer.

A pesar de tratar de verme joven, a pesar de mi elegancia, a pesar de mis pechos prominentes, a pesar de que mi cintura era envidiable, a pesar de mis anchas caderas, a pesar de mi cola saltona, a pesar de mis piernas esculpidas, a pesar de todo, no podía competir con las jóvenes…



Estaba muy susceptible, con las defensas bajas, dolida, abatida, tratando de recomponer mi vida junto a mi esposo, no fue fácil para mi asumir su infidelidad, haberme enterado que me engañaba con su secretaria, treinta años más joven que yo, fue devastador.

La puñalada por la espalda duele demasiado y aunque el hacía denodados esfuerzos para recuperarme, no podía evitar revivir lo pasado, aunque amaba demasiado a ese hombre, no quería perderlo, pero tampoco podía perdonarlo.

Hacía ya dos meses que él vivía en otro barrio, en una separación provisoria, porque ambos sabíamos que tarde o temprano volveríamos a estar juntos.

En casa solo quedábamos las mujeres, mis hijas de veinte y diecisiete años respectivamente.



El curso de la historia comenzaría a cambiar esa tarde mientras merendábamos, María Cecilia y María Trinidad, estaban visiblemente excitadas, eran como dos cables de electricidad chisporroteando por todos lados, risas, complicidad, con toda la adrenalina a flor de piel, por suerte tuvimos siempre mucha intimidad femenina, por lo que pregunté:



Chicas, chicas, que pasa que hay tanta alegría?


Ambas me ignoraron puesto que estaban concentradas con sus celulares, por lo que reclamé como interrogando:



Qué pasa? nadie escucha a mamá?


María Trinidad, la menor me miró a los ojos y dijo:



Mamá! mamá! siempre la misma descolgada! No viste nuestro nuevo vecino? (suspiro) es un bombón!!!!


La verdad es que no sabía nada, solo seguí divirtiéndome al observar como las chicas se peleaban por ese supuesto galán, de la misma forma que peleaban de pequeñas por un caramelo.



Dos días después tendría mi primer cruce casual con él, yo salía con las llaves del coche en la mano y él al mismo tiempo con su bicicleta, me tendió la mano y dijo:



Buen día señora…. soy Kevin, su nuevo vecino.
Buen día, soy Robles, Sara Robles, pero puedes llamarme Sara…
Que tal Sara? Ahora comprendo de dónde sacan sus hijas tanta belleza…


Hablamos unas palabras más, pero sentí algo increíble, mis ojos lo veían como hombre, sentí una atracción irrefrenable, hacía años que no sentía una vibración de este tipo, y también presentí que él me estaba observando como mujer, la atracción se hizo evidente, un frío helado corrió por mi espinazo, nos quedamos mirándonos sin hablar, hasta que recobrando mi conciencia aparté la mirada y dije



Bien Kevin, nos vemos luego
Si… sí, claro… hasta luego Sara.


Los días pasaron y Kevin y las chicas se hicieron muy amigos, el venía seguido a casa, siempre me trataba de usted, con sumo respeto, pero todos ocultaban las verdaderas intenciones, mientras mis hijas se sacaban los ojos para ver quien se quedaba con el postre, para él, ellas solo eran el puente para acercarse a mí, y yo? yo no hacía nada para evitarlo, todo estaba demasiado claro, sus miradas, sus palabras, sus gestos, todo era una indirecta seducción.

A todo esto, mi esposo seguía merodeando cada tanto y yo seguía intentando perdonar sin éxito, pero desde mi dolor necesitaba cada vez con más fuerza estar con mi hombre…

Si solo fuera que Kevin me buscaba no me hubiera preocupado demasiado, el problema era sorprenderme a mí misma pensando en él, era una locura, podría haber sido mi hijo…



Las cosas fueron empeorando, las chicas ajenas a todo lo traían a menudo a casa, esa tarde estábamos los cuatro charlando en el comedor, y como nuestras miradas eran imposibles de evitar dije:



Voy a la cocina a preparar unos refrescos!


Pero no tardé en escuchar



Sara, yo la ayudo!


Se coló a mis espaldas, y por primera vez me tomó de los hombros apoyando su cuerpo contra el mío



Basta Sara, estoy loco por vos! te necesito, no te das cuenta? No podemos evitarlo…


Era la primera vez que me tocaba así, que me hablaba así, la primera vez que me tuteaba, sentí otra vez ese escalofrío, mis pezones se endurecieron, mi concha latió con fuerza, a tal punto que de los nervios la jarra escapó de mis manos, yendo a parar al piso para romperse en mil pedazos



Por favor! no ves lo que pasa? no ves lo que me haces hacer?


Mis hijas estaban al otro lado y la situación me ponía incómoda, ellas se presentaron al escuchar el ruido de los vidrios partiéndose contra el piso, debimos disimular la situación…



El sábado cinco de mayo, mi esposo había pasado temprano en busca de las chicas, estaría sola todo el día, golpearon la puerta, Kevin estaba al otro lado


Trampas de la vida


Hola Sara… están las chicas?


Mientras trataba de ponerlo al tanto de la situación él ya había flanqueado la puerta y miraba de reojo el lugar, parecía como que no me escuchaba, como adivinando la geografía de la casa subió las escaleras, fui tras el tratando de detenerlo y preguntando que estaba buscando, al fin encontró mi dormitorio, se quedó observando mi cama matrimonial y noté que la pared espejada que había diseñado mi marido captaba su atención



Basta Sara, basta de juegos…


Ante mis negativas me empujó suavemente hasta la pared, me sentí acorralada, besó mis labios, sus manos tomaron mi cintura



No Kevin, no! pará…pará… esto está mal…


Todo mi ser trataba de luchar contra el deseo pero no podía evitarlo, mis manos estaban en su cuello, respondía sus besos aun negándome y suplicándole que desistiera, su mano se pegó a mi muslo y fue subiendo colándose bajo la pollera, quería detenerlo pero no podía, sabía que estaba mal pero la pasión era más fuerte, su otra mano apretó de repente uno de mis pechos, sobre mi camisa, sobre mi sostén, nuestros besos se hacían más y más calientes, su mano seguía subiendo por mi piel, estaba tan cerca de mi vagina que no pude evitar abrir mis piernas para facilitar su acceso, respondí sacando su camisa, desnudando u torso joven y musculoso, era hermoso, perfecto, se veía tan viril…

Pronto mi camisa cayó al piso, mi sostén también y mis senos desnudos se pegaron a su musculoso pecho, seguía tratando de frenar lo que no tenía freno, su mano ya estaba acariciando el elástico de mi tanga, colándose bajo ella, acariciando los bellos de mi pubis, estaba mojada, inundada en deseo…



Mi vista fue hacia la pared espejada, la imagen me devolvió solo dos amantes semidesnudos que daban riendas sueltas a sus más bajos instintos, Kevin me llevó sobra la cama que hasta ese momento solo había compartido con un hombre, con mi esposo…

Quedé recostada, entregada, el joven estaba entre mis piernas, besando mi ombligo, con sus manos sosteniendo fuertemente mis tetas, lo deseaba, como lo deseaba…

MI figura de mujer adulta y esposa fiel aún estaban en mi por lo que inconscientemente balbuceaba rogando para que se detuviera, pero él ya había bajado otro tanto sacando mi bombacha, mi sexo desnudo estaba a merced de su boca…



Él tomó mis manos y las puso sobre mis pechos induciéndome a que yo misma me acariciase, apreté mis pezones duros al tiempo que su lengua filosa recorría mis labios y mi clítoris, me sentí extraña, hacía como diez años que mi esposo ya no me practicaba sexo oral, me sentí húmeda como hacía tiempo no me sentía, me sentía joven, me sentía viva…

Comencé a contraerme involuntariamente, a gemir, a jadear, me iba a venir en su boca, estaba rendida a su voluntad, en el momento justo penetró mi argolla con dos dedos haciéndome explotar, grité hasta las lágrimas…



Kevin con una sonrisa en los labios vino sobre mí, tomó mis brazos llevándolos hacia atrás a ambos lados de mi cabeza, me tenía prisionera, entonces me penetró, su pija se sentía enorme y deliciosa en mi interior, deslizándose en mis jugos, me la hacía comer toda hasta el fondo arrancándome gritos de placer, lo rodee con mis piernas para que no escapara, mis orgasmos caían uno tras otro como gotas de lluvia, mis pechos se movían al compás de sus impulsos, el me besaba la boca, el cuello y bajaba un poco más para lamer mis dulces pezones, lo sentí venir, lo vi en su rostro, lo sentí en su sexo, poniéndose aún más dura en mi interior, su esperma caliente inundó mi cueva, como las olas invaden la playa, fue perfecto…



El joven se recostó a mi lado acariciando mi cabello sin dejar de mirarme directamente a los ojos, mi mano derecha acariciaba su hermosa verga que seguía tan dura como antes, como si nada hubiera ocurrido, él me dijo entonces



Sabes Sara, voy a confesarte algo…
Si? qué pasa?
No se cómo decírtelo… pero sabes… no estuve con muchas jóvenes, y nunca me consintieron en practicar sexo anal… y pensé que tal vez… una mujer como tu…


Sonreí y tapé su boca para que ya no hablara, me subí sobre él, arrodillada con una pierna a cada lado, escupí mi mano un par de veces y la pasé por mi esfínter, tomé su preciosa verga entre mis dedos y la apoyé en el otro lado, suavemente me deje caer, poco a poco, mordí mis labios por el dulce dolor, me adapté al grosor de su verga, en minutos me estaba penetrando, era hermoso.

Esta vez yo tenía el poder y tomé los brazos de Kevin llevándolos a ambos lados de su cabeza, como antes él había hecho conmigo.

Veía su hermoso pecho hincharse con el aire, el placer se dibujaba en su rostro y eso me llenaba de placer a mí.

Giré mi cabeza y observé la postal que me regalaba el espejo, solo movía mis grandes nalgas arqueando mi cintura, arriba y abajo, enormes y majestuosas, la preciosa verga de mi amante erecta, su largo tronco desnudo, como una tortura solamente dejaba que su glande penetrara mi esfínter, lentamente, dulcemente, volví a su rostro, adivinaba su intención de enterrármela toda, pero era yo quien tenía el poder…



Lo sentí venir nuevamente, mientras me movía aprisionaba mi músculo amarronado contra su cabeza hinchada, refregando rítmicamente mi clítoris contra su pubis, su rostro me indicaba el final, nuevos orgasmos embriagaban mi cuerpo, llegábamos al mismo tiempo, sus manos se cerraron con fuerza e impotencia, su respiración se cortaba, lo provoqué



Si bebé, si… llename el culito de leche… dale, dale! te gusta mi bebé?


Ahora su semen inundaba mi trasero, solo en ese momento bajé con fuerza haciendo desaparecer todo su miembro en el interior, hasta el fondo…



Estábamos satisfechos, el pecado se había consumado, me relajé, busqué el reloj sobre la mesa de luz para ver la hora, pero me encontré de casualidad en segundo plano con un pequeño porta retratos con la foto de mi esposo y de las chicas, estiré mi mano para bajarlo como intentando que no vieran al tiempo que las lágrimas de la vergüenza y del remordimiento empezaban a llenar mi rostro como una tormenta de primavera…



Y ahora debo seguir escribiendo esta historia, una historia con páginas en blanco que no sé qué palabras contendrá… qué le diré a Kevin, un joven que bien podría ser mi hijo, al que no amaba pero me había seducido en momentos de debilidad, que le diré a María Cecilia y María Trinidad, si supieran que el objeto de sus peleas había sido el mismo de mi caída, que le diría a mi esposo, si la situación por la cual lo acusaba y nos había separado ahora se había vuelto en mi contra, como dice mi amiga… soy una mujer que ha vivido una historia que nunca contaré…



Si tienes comentarios, sugerencias al respecto puedes escribirme a con título ‘TRAMPAS DE LA VIDA’ a dulces.placeres@live.com

2 comentarios - Trampas de la vida

DnIncubus +1
Así se dan las situaciones, te dolió lo que hizo tú esposo, claro ahora fue ojo por ojo, la cuestión es si lo seguirás haciendo, sigue la historia? o hasta ahí?
dulces-placeres
Hasta ahí.