Eran finales de junio, ya hace poco más de un año de esto. Ocurrió unos días antes de los exámenes de recuperación del de segundo semestre de la universidad.
No es que yo sea un mal estudiante, al contrario, solo me habían quedado dos o tres asignaturas como a cualquier otro alumno. Como a muchos otros chicos de mi edad, las hormonas nos alteraban un poco y era difícil concentrarse en clase si a la maestra que se le asomaba un poco la tanga por encima del pantalón.
Todas las vacaciones desde que era muy pequeño mis padres y yo la pasábamos en la casa de mi abuela ella vivía sola por lo cual le hacíamos compañía junto con mi tía la única hermana de mi madre y por lo cual yo era su sobrino consentido , mi rutina diaria en aquél verano había sido la misma pasarme la mañana en la piscina de la casa de mi abuela bañándome y por las tardes jugando al fútbol hasta que un día tuve un ligero accidente nada rave y me lastime la mano derecha la verdad no era para tanto pero me servía como excusa cuando me mandaban a hacer algo y no quería, nunca imagine lo que pasaría gracias a esa mentira.
Por las tardes, después de comer y ver un poco la televisión, tenia que estudiar tal y como le había prometido a mi madre para sacarme las asignaturas que me quedaban pendientes.
La verdad es que lo que tenía que estudiar no era demasiado difícil, así que me podía permitir el lujo de pasarme la mayor parte del tiempo de estudio distrayendome con otras cosas. Leía cómics, jugaba con videojuegos y sobretodo, como se lo pueden imaginar, me masturbaba casi cada día. Ese era mi pasatiempo favorito desde que había descubierto dichos placeres.
A mi padre se le habían acabado las vacaciones por lo cual tenía que regresar a trabajar. Mi madre y yo en cambio nos quedamos un tiempo de más en la casa de la abuela ella por lo regular se ponía a hacer las tareas de la casa ayudando a mi abuela. Así que yo disponía de un buen rato para disfrutar masturbandome en mi habitación sin que nadie me molestara, ya que mi madre nunca entraría sin llamar antes.
En la casa de mi abuela habían cortado el internet y mi en celular no contaba con datos para poder buscar pornografía tranquilamente pero al menos tenía a mano los ejemplares de las revistas que mi padre solía comprar cada semana. Yo esperaba a que mi madre los pusiera en la bolsa donde estaban el resto de periódicos y revistas para su posterior reciclaje. Y antes de ser lanzados a la basura, me apropiaba de las revistas y las guardaba en mi habitación en un lugar seguro sin que nadie se diera cuenta y siempre cargaba en cada viaje con alguna para situaciónes de emergencia.
Como muchas otras tardes aquél mes de junio, el día de los hechos que quiero narrar y que definitivamente cambiaron mi vida para siempre, yo ya tenía un ejemplar de la revista sobre mi mesa. Estaba abierto justo donde se mostraban las fotografías de la famosa televisiva de turno en estado de semi-desnudez. Yo ya estaba excitado y el bulto de mi polla se notaba debajo del bañador que aún llevaba puesto de la mañana.
No necesitaba mucho más para excitarme. Ya venía bastante caliente después de haber pasado la mañana en la piscina contemplado los cuerpos de mi madre y tía en bikini un auténtico par de milf en toda la regla y mi abuela no se quedaba atrás ella no se mostraba en bikini pero siempre que podía miraba discretamente el enorme par de tetas que se cargaba. Me encantaba verlas en bikini, aunque ellas seguro que no se hubiesen mostrado así ante mi si hubiesen sabido los pensamientos morbosos que recorrían mi mente al verlas.
Con la sangre fluyendo rápidamente hacia mi pene, me dispuse a bajarme ligeramente el bañador y dejar mi miembro viril saltar libremente. Sin apartar la vista de la revista, y con la imágenes de ellas dos en mente empecé a masturbarme suavemente. No llevaba apenas ni dos minutos cuando oí que llamaban a la puerta.
-Hijo, ¿puedo pasar?- escuché reconociendo sin duda la voz de mi tía.
"Mierda", pensé mientras volví a subirme el bañador rápidamente y a esconder la revista entre los apuntes de la asignatura.
-Si, si, pasa tía- le contesté intentando calmar los nervios del momento.
Inmediatamente mi tía entró y no vio otra cosa que a su querido sobrino estudiando como un buen alumno aplicado.
Por mi tia tiene 43 años. No la podría describir de otra manera que no fuese la de la típica cuarentona bien conservada milf. Le gustaba mucho el deporte y eso le había dejado un cuerpo duro y macizo. Que yo, desde que había entrado a la pubertad, había podido disfrutar contemplando vaya la mayoría de mis pajas era dedicas a ella.
Recuerdo sobretodo los bikini que suele ponerse. Las telas son finas y de color claro y se transparentan mucho cuando estan mojados. Claramente puedes verle sus marrones pezones y unos ligeros pelos en su coño. Tiene un par de tetas increíbles, no muy grandes pero tampoco chicas y muy bien colocadas. El vientre prácticamente plano y un culo hermoso en dónde solía meterse muy seguido ese bikini en tan perfectamente tonificadas nalgas por muchas horas de aerobic.
Me sorprendió verla ahí en mi habitación, ya que nunca entraba mientras yo estaba estudiando. Su aspecto era bastante menos seductor que en la mañana en la piscina, ya que estaba cubierta por la bata ancha abotonada por delante que solía ponerse para estar más cómoda en casa. Su morena y ondulada melena estaba recogida con una practica coleta.
-¿Qué, como la llevas?- dijo acercándose a la mesa. Se colocó justo a mi lado, su cara acercándose a la mía y mirando mis apuntes.
-Eh... bien, bien... - contesté yo un poco preocupado por si pudiese descubrir la revista que se ocultaba bajo mis apuntes.
-Tu no te preocupes hijo, ya verás como lo apruebas todo- dijo intentando tranquilizarme.
Mi tía siempre se había preocupado mucho por que yo fuese un buen estudiante vaya era una mujer que no había podido tener hijos y solo se había casado una vez en un matrimonio que fracaso y llevaba ya varios años soltera.Para ella creo era como el hijo que nunca pudo tener y por eso me cuidaba y consentía tanto aquél semestre, el hecho de que yo hubiese suspendido tres a final le había disgustado bastante casi igual que a mí madre ya que era la primera vez que debía recuperar algo en mi vida escolar. Se había pasado todo el verano insistiendo mucho en que le dedicase las horas necesarias al estudio, aunque su tono en ese momento era más bien conciliador.
Muy distinto a como me había hablado en días anteriores.
-Ven un momento, siéntate conmigo aquí en la cama. Tenemos que hablar- me pidió cogiéndome de la mano.
Me levanté y en ese momento el bulto en mi bañador era bastante evidente. Me sonrojé un poco al comprobar que mi tía se había dado cuenta e hice lo que pude para taparme con las manos. Me senté a su lado en la cama y esperé expectante a lo que me tenía que decir.
-Mira, he estado pensando... bueno, es que ya tienes una edad... - parecía que le costaba encontrar las palabras - Te vas haciendo mayor, y un chico de tu edad va sintiendo cosas nuevas y bueno, empieza a tener unas necesidades que antes no tenía...
En ese momento yo no tenía ni idea de que quería decirme, y la miraba sorprendido. Ella lo volvió a intentar.
-Bueno, es que esta mañana en la piscina... me he dado cuenta de como me mirabas a a mi y a tu madre y no solo a nosotras e visto que también sueles ver a tu abuela. Ya eres todo un hombre y es normal que empieces a ver a las chicas de esa manera.
-Yo, es que... bueno... no puedo evitar mirarlas, no lo hago con mala intención - intenté disculparme pensando que me estaba echando la bronca.
-No, no. Si no pasa nada porque mires. No te preocupes mi niño, ese no es el problema - contestó ella acercándose a mi y pasándome una mano por encima del hombro -. Lo que pasa es que ahora es muy importante que estudies y todas esas cosas te pueden desconcentrar.
-Bueno, pues no estaré más en la piscina. Me quedaré aquí estudiando.
-No, no es eso. Lo que te estoy diciendo es que tienes que aprender a descargar todos esos sentimientos que tienes cuando estás en la piscina.
Ahí si que ya me perdí y miré a los ojos a mi tía bastante confundido. Ella hizo un esfuerzo final y me habló lo más claro que me había hablado nunca.
-Hijo, ¿Desde cuándo no te haces una paja?
Me quedé de piedra. No me podía creer que me acabase de preguntar eso. Me asusté un poco pensando que descubriría lo de las revistas y se enfadaría mucho, así que le mentí.
-No, no. No sé desde que me lastime en el futbol me sigue doliendo la mano- dije mirando al suelo avergonzado y bastante nervioso.
Supongo que ella me creyó, y no era de extrañar ya que seguía viéndome como a un niño y estoy seguro que creía que yo no era capaz de masturbarme en la casa de mi abuela. Siempre me había sobreprotegido mucho y para ella aún seguía siendo aquel niño inocente que jamás diría una mentira.
Se quedó pensativa unos instantes y finalmente me dijo:
-Ahora mismo, a tu edad, tienes las hormonas a tope y necesitas darte un pequeño alivio de vez en cuando. Ya verás como después de hacerte una paja estarás mucho más relajado y podrás concentrarte mejor para estudiar- La lógica de mi tía era aplastante.
-A ver, ¿Te duele mucho la mano incluso para hacerte una paja?- me preguntó y yo ni siquiera contesté de pura vergüenza que tenía.
-¿No?- se quedó callada por unos instantes - Bueno, hagamos esto yo te ayudo con esto mientras tu mano mejora. Pero tengo dos regla una no le contarás de esto a nadie será un secreto de los dos y luego cuando estés mejor tendrás que hacerlo tu solito otra vez, ¿vale?
-Me quedé mudo ante tal propuesta no lo podía creer mi tía , mi mayor fantasía me estaba ofreciendo ella misma masturbarme por un momento pensaba que era un sueño.
-Venga, quítate el bañador- me pidió.
Sin rechistar la obedecí y me levanté. Bastante nervioso y sin entender la situación me quedé inmóvil a lo que ella me respondió
-Venga que no tenemos todo el día mi hermana y mi madre salieron y ahora que estamos solo debemos aprovechar antes que vuelvan y sin más ella jalo el bañador al suelo y mi verga asomó dura apuntando hacía el techo.
-Mira nomás, si no me extraña. Como te vas a concentrar si tienes toda la sangre del cerebro ahí abajo- dijo mi tía sumamente sorprendida por el grado de erección que ya tenía mi miembro-. Ven, siéntate, que ya verás lo relajado que te quedas después.
Me senté y mi tía me ayudó a quitarme la camiseta que llevaba puesta. Luego me hizo tumbarme. Se inclinó un poco a mi lado y se quedó mirando mi polla, que palpitaba dando pequeños toques en mi estómago. No me podía creer lo que estaba a punto de hacerme, aquello parecía un sueño.
Por fin su mano agarró firmemente mi pene erecto y empezó un suave masaje masturbatorio. La sensación de su mano en mi pito era genial, era la primera vez que una mujer me tocaba ahi y aquello era gloria bendita. La paja era suave pero a un buen ritmo, como la haría toda una experta.
-La tienes muy grande y dura - dijo con orgullo, tal vez pensando en lo mucho que podía llegar a hacer con ella.
-¿Te gusta la paja ? Tu cierra los ojos y disfruta.
-Si...- contesté con un hilo de voz.
Pero la verdad es que no podía cerrar los ojos. Ver a mi tía haciéndome una paja me ponía más cachondo aún. Sus ojos no apartaban la vista de mi miembro y su mano se movía sin descanso. Pero lo mejor era ver sus pechos bamboleándose debajo de la bata debido al movimiento de su brazo. Los primeros botones estaban desabrochados y tenia una buena vista de su canalillo. Claramente se podía apreciar que no llevaba nada abajo.
No puede evitar empezar a gemir levemente, aquello me estaba encantando. Mi tía respondió acelerando un poco el ritmo lo que hizo que aún sintiese más placer.
-Me gusta mucho, no pares por favor- susurré gimiendo.
Ella sonreía satisfecha de ver a su sobrino disfrutar tanto gracias a ella. Volvió a acelerar el ritmo agarrando fuertemente mi polla, seguramente a sabiendas de que no me faltaba mucho para eyacular.
El ritmo de la paja era cada vez más rápido y yo ya empezaba a sentir la tensión en mis huevos. La descarga era inminente.
-¡¡Aaaah!! ¡¡¡Aaaaaaaaaah!!!- grité cuando grandes chorros de semen salieron disparados hacia mi cuerpo.
Fue una corrida brutal. Creo que hasta ese momento nunca me había corrido con tal abundancia. Tenía el pecho y el estómago cubiertos de semen caliente. Algunos chorros incluso habían llegado a impactar en mi tía, manchando su bata y su brazo. Ajena a ello,seguía exprimiendo mi polla hasta que logró sacar la última gota de semen. Yo estaba totalmente extasiado, cerré los ojos y pude escuchar los fuertes latidos de mi corazón.
-No te muevas, no quiero que manches la cama- dijo volviéndome a la realidad-. Voy a limpiarte esto con algo.
Se levantó y miró a su alrededor buscando un pañuelo o algo. Yo cogí mi camiseta e hice ademán de irme a limpiar con ella pero mi tía me lo impidió.
-No seas cochino, con eso no. Espera.
Acto seguido metió sus manos por debajo de la bata y se empezó a bajar las bragas. Ver sus braguitas deslizándose por sus ricos muslos fue una visión sumamente erótica. Luego se acercó con su improvisado trapo y empezó a limpiarme el semen pegado a mi cuerpo. Apenas le presté atención a eso ya que no podía dejar de pensar que en ese instante estaba totalmente desnuda debajo de la bata.
-Bueno, pues esto ya está. ¿A que te has quedado relajadisimo? - yo asentí sonriendo.- Ahora vístete y ponte a estudiar. Ya verás como ahora estás mucho más concentrado. Yo me voy a duchar, que estoy sudando.
Me dio un beso en la mejilla y salió de mi cuarto con las bragas empapadas de semen en la mano.
Aún confundido por lo que acababa de sucederme, me levanté y me fui a sentar a la silla sin ni siquiera vestirme. No me podía quitar de la cabeza la visión de mi tía haciéndome una paja. Tan excitante había sido que mi pene seguía en estado de erección. Intenté concentrarme y ponerme a estudiar pero en mi cabeza rondaba una idea perversa.
-¡Tía!¡Tia! - grité para que me pudiese oír desde el baño. -¡Ven un momento!
A los pocos minuto apareció envuelta en una toalla de baño que cubría lo justo. Se había soltado el pelo y su melena lucía preciosa.
Yo estaba ahí sentado con las piernas separadas y mi polla en alto. Al verme así sonrió, seguramente anticipándose a lo que le iba a decir.
-Mira tía, esto todavía esta así. ¿Porqué no me haces otra paja a ver si se me queda más tranquila?- dije mirando al suelo con mucha timidez.
-A ver, es que no podemos pasarnos toda la tarde así. Tienes que estudiar que los exámenes son la semana que viene además tú madre y abuela pueden volver en cualquier momento y como les explicariamos esto- se acercó y se quedó un poco pensativa mientras miraba mi verga -. Mira, vamos a hacer una cosa. Tu sigue aqui sentado estudiando que yo me quedo a tu lado haciéndote cositas, ¿vale?
Sin esperar mi respuesta se arrodilló y empezó a meneármela otra vez. Yo intenté concentrarme en los apuntes pero era imposible con semejante hembra a mis pies dándome placer. Me pajeaba con ritmo intenso y yo no podía dejar de mirarla. En un momento dado, ella miró hacia arriba y me vio ahi embelesado.
-Oye, que te he dicho que estudies- dijo sonriendo-. Tu a lo tuyo y yo a lo mío.
Siguió un poco más pero volvió a mirar hacia mi y dijo:
-Esta claro que así no vas a estudiar. Lo mejor va a ser que saques toda la leche ya y así luego sigues más tranquilo. Voy a probar una cosa, ya verás como te gusta.
Acto seguido le dio un par de sacudidas más a mi polla y se la metió en la boca. La rodeó con su lengua y bajó hasta metérsela por completo. En otras palabras, empezó a chupármela como una auténtica puta. En ese momento sentí como una descarga eléctrica recorriendo mi espalda, y no me corrí justo al instante porque hacía menos de cinco minutos que había soltado la mayor corrida de mi vida.
Sin dejar de agarrarme la polla con su mano derecha, su cabeza subía y bajaba recorriendo todo mi falo. Su caliente saliva ayudaba a facilitar el deslizamiento.
-¿Pero qué me haces? ¿Qué me haces?-. Gemí yo totalmente sumergido en placer.
Ella solo respondió con gemidos y acelerando el ritmo de su mamada. Con la otra mano me agarraba los huevos. Lo más increíble era que parecía estar disfrutando casi más que yo.
Cuando ya parecía que aquello no podía mejorar separó su boca de mi verga. Me miró a los ojos sonriendo, su mirada brillaba de alegría. Mi polla, reluciente cubierta de saliva, apuntaba hacía ella más dura que nunca.
-¿Te está gustando mi niño?-. Preguntó ella, aunque la respuesta era obvia -Pero parece que ahora te está costando correrte más que antes... a ver, vamos a probar con esto.
Entonces se quitó la toalla y por primera vez pude ver a mi madre totalmente desnuda. Ahí de rodillas en el suelo frente mi, contemplé sus preciosas tetas, su color y su rico y enorme culo. El tono rosado de su raja se distinguía claramente. Sin duda estaba tan excitada como yo.
Se acercó un poco más a mi, agarró mi polla y se la puso suavemente entre sus tetas. Empezó a masturbarme haciéndome una deliciosa rusa que solo había visto hacer en películas porno. Mi polla se deslizaba fácilmente gracias a la saliva y el liquido preseminal que la cubría.
¿A que te gustan mis tetas? ¿A que si?-. Dijo mientras aceleraba el movimiento -Pues ahora las vas a probar...
No me lo creí cuando se levantó y acercó sus pechos a mi cara. Casi por instinto, los agarré con la mano y empecé a chupar sus pezones mientras ella me apretujaba la cabeza contra ella.
-Mmmmmm siii... chúpale las tetas a... me gusta... mmmmmm....
Noté como su mano acariciaba suavemente mi polla y parecía querer acercarla hacia ella. Me separé de sus tetas y me fijé en que parecía que quería meter mi pene en su coño.
-Tia... no podemos hacer eso. Soy tu sobrino.
-Mira , ya va siendo hora de que te hagas un hombre. Luego me lo agradecerás.
Sin rechistar más, fue pasando la punta del glande por su rajita húmeda. Sus pequeños pelos me hacían cosquillas. Ella gemía suavemente. Lentamente fue introduciendo mi polla hasta que se acomodó dentro de su vagina. Luego empezó un lento movimiento de su culo. Mi tía me estaba follando sentada encima de mi.
Yo estaba paralizado sin saber que hacer mientras ella seguía moviéndose. Me abrazaba y gemía a mi oído. Me besó suavemente en la mejilla. Yo, increíblemente, aguantaba sin correrme aunque esa era la primera vez que estaba dentro de una mujer. Mi tía cogió mis manos y las puso en su culo. Fui consciente de lo que me estaba pasando y agarré fuerte de sus nalgas y acompañando sus movimientos le clavaba la polla lo más hondo que podía dentro de su coño.
-Mmmmmmm... así muy bien... que rico... Estás aguantando como un machote...
Me dio un ligero pico en los labios y se levantó. Pero aquello no había acabado, se dio la vuelta y me ofreció su precioso culo. Con la mano me ayudó a volver a meter la polla dentro. Apoyándose con los brazos en la mesa movía su culo follándome mientras yo seguía sentado en la silla.
Aquello era increíble. Su generoso culo moviéndose encima de mi polla. Sus gemidos, cada vez más fuertes, me volvían locos. Yo la agarraba por las caderas e intentaba clavar mi polla con fuerza pero en aquella postura era difícil moverse. Decidí levantarme y reclinarla un poco más encima de mi mesa. Mi tía aceptó un poco sorprendida y así, en esa postura, empecé a bombear lo más fuerte que pude.
-¡¡¡¡Oooooh siiiii!!!! Dame así... siii, que rico...- Gemía ella desesperada mientras que yo, como poseído, la follaba sin parar.
Como podía, se agarraba de la mesa. Sin querer ella iba moviendo mis apuntes de la universidad hasta que en un momento dado, al mover un poco una carpeta, apareció la revista debajo. De golpe, mi tía paró y se separó de mi.
-Pero bueno, ¿ qué hace esto aquí?- me preguntó enseñándome la revista. Yo estaba avergonzado y pensaba que la aventura con mi tía iba a acabar por haberle mentido antes. -Yo pensando que aún eras un niño que te dolía mucho la mano para hacerte una paja y tu con estas cosas... ¿a que te estabas haciendo una paja cuando he entrado antes en la habitación?
Yo contesté que si con la cabeza y muerto de la vergüenza me tapaba el pene aún erecto con las manos. Mi tía me miró y se rió.
-Si no pasa nada, soy yo la tonta por haberme pensado que aún eras un niño. Pero me acabas de demostrar que ya no lo eres. Ven, vamos a terminar esto para que puedas seguir estudiando- dicho esto me agarró el pene y me dio un beso en la boca, ahora metiéndome la lengua. -Ven, vamos a la cama- y sin soltarme la polla me guió hasta allá.
Se tumbó en la cama y se puso en cuatro patas ofreciéndome su culo y abierto. -Veo que te gustan mucho mis nalgas adelante son todas tuyas.
Yo me puse encima suyo y sin esperar un segundo se la metí y empecé a follarmela como loco. Sabía que iba a aguantar poco tiempo más antes de correrme estaba cumpliendo aquello que tanto soñe desde hace tanto cojerme a mi tía de perrito.
-¡¡Oooooh siiiiiii... follame, follame!! Que hace 3 años que no me folla nadie... follame más duro! más duroooo!!. ¡¡Lo necesitooo!! -gritó desesperada.
¿Como podia ser que semejante hembra caliente durante 3 años nadie se la follara? Bueno la verdad es que no me importaba mucho. Ahora era yo el que estaba follando con la puta de mi tía y yo me encargaría que no le faltará nunca más alguien que la folle. Me alcé un poco con los brazos para tener mejor vista. Sus pechos se movían al ritmo de mi follada, empeze a nalgear sus enorme culo ella estaba gozando como una loca. Ya casi estaba a punto de correrme, empecé a sentir la presión del semen subiendo por mis huevos.
-No puedo más... me voy a correr ya...
-No te corras dentro, sácala...
Rápidamente saqué la polla, le di un par de sacudidas y un gran chorro de semen salió escupido con fuerza. Tanta que llegó hasta la cara de mi tía. Los siguientes chorros fueron saliendo con igual de energía cayendo por todo su culo mientras yo gemía de gusto. Mi tía también gimió al sentir tanta semen caliente en su culo no pudo evitarlo y solo un orgasmo que tenía guardado desde hace 3 años.
Acto seguido ambos caímos rendidos uno al lado del otro. Ella se reía por como la había dejado. No me fijé mucho, pero debía ser algo digno de ver. Estaba completamente cubierta por la leche de su propio sobrino. Se estiró hasta alcanzar la toalla que estaba en el suelo y se limpió un poco.
-Vaya corrida... más que la primera vez-. Dijo mientras se tumbaba a mi lado y me cogía del brazo. -¿Te ha gustado, verdad?
Yo asentí con la cabeza y entonces nos besamos metiendo mi lengua en su boca. Estuvimos acariciandonos un buen rato platicando sobre todo lo que le quería hacer apartir de ahora y como siempre había soñado con este momento, los dos desnudos en la cama. Pasados el tiempo se levantó muy rápido, haciéndome volver a la realidad.
-Bueno, me voy a duchar para quitarme todo este semen tu madre y abuela no deben tardar mucho en llegar. Tu ponte a estudiar.- Me dio un beso de lengua y se fue mientras yo le daba un nalgada y observaba ese hermoso culo que hace unos minutos estaba montando como un animal.
Yo me quedé dormido mientras escuchaba el ruido del agua en la ducha.
Una hora después me desperté. Me vestí y salí al salón. Mi madre ya estaba en la cocina preparando la cena juntó con mi abuela ,mi tía estaba sentada en la mesa y solo podíamos aparentar que nuestra relación seguia siendo la misma. Volví a mi cuarto y me puse a estudiar tal y como le había prometido.
Pero un nuevo pensamiento invadía mi mente si puede lograr follarme a mi tía la duela de tantas pajas por qué no podría hacer lo mismo con las otras dos mi abuela que llevaba años viuda y sol con ese enorme par de melones o mi madre a quien mi padre tiene bastante abandonada el simple hecho de pensar eso hizo que tuviera de nuevo la polla dura.
Aquella fue mi primera vez, pero no la última que me follé a mi tía nuestros encuentros eran ya de noche en el baño donde nadie podía escucharnos además de ser el inicio de la historia con mi abuela y mi madre...
No es que yo sea un mal estudiante, al contrario, solo me habían quedado dos o tres asignaturas como a cualquier otro alumno. Como a muchos otros chicos de mi edad, las hormonas nos alteraban un poco y era difícil concentrarse en clase si a la maestra que se le asomaba un poco la tanga por encima del pantalón.
Todas las vacaciones desde que era muy pequeño mis padres y yo la pasábamos en la casa de mi abuela ella vivía sola por lo cual le hacíamos compañía junto con mi tía la única hermana de mi madre y por lo cual yo era su sobrino consentido , mi rutina diaria en aquél verano había sido la misma pasarme la mañana en la piscina de la casa de mi abuela bañándome y por las tardes jugando al fútbol hasta que un día tuve un ligero accidente nada rave y me lastime la mano derecha la verdad no era para tanto pero me servía como excusa cuando me mandaban a hacer algo y no quería, nunca imagine lo que pasaría gracias a esa mentira.
Por las tardes, después de comer y ver un poco la televisión, tenia que estudiar tal y como le había prometido a mi madre para sacarme las asignaturas que me quedaban pendientes.
La verdad es que lo que tenía que estudiar no era demasiado difícil, así que me podía permitir el lujo de pasarme la mayor parte del tiempo de estudio distrayendome con otras cosas. Leía cómics, jugaba con videojuegos y sobretodo, como se lo pueden imaginar, me masturbaba casi cada día. Ese era mi pasatiempo favorito desde que había descubierto dichos placeres.
A mi padre se le habían acabado las vacaciones por lo cual tenía que regresar a trabajar. Mi madre y yo en cambio nos quedamos un tiempo de más en la casa de la abuela ella por lo regular se ponía a hacer las tareas de la casa ayudando a mi abuela. Así que yo disponía de un buen rato para disfrutar masturbandome en mi habitación sin que nadie me molestara, ya que mi madre nunca entraría sin llamar antes.
En la casa de mi abuela habían cortado el internet y mi en celular no contaba con datos para poder buscar pornografía tranquilamente pero al menos tenía a mano los ejemplares de las revistas que mi padre solía comprar cada semana. Yo esperaba a que mi madre los pusiera en la bolsa donde estaban el resto de periódicos y revistas para su posterior reciclaje. Y antes de ser lanzados a la basura, me apropiaba de las revistas y las guardaba en mi habitación en un lugar seguro sin que nadie se diera cuenta y siempre cargaba en cada viaje con alguna para situaciónes de emergencia.
Como muchas otras tardes aquél mes de junio, el día de los hechos que quiero narrar y que definitivamente cambiaron mi vida para siempre, yo ya tenía un ejemplar de la revista sobre mi mesa. Estaba abierto justo donde se mostraban las fotografías de la famosa televisiva de turno en estado de semi-desnudez. Yo ya estaba excitado y el bulto de mi polla se notaba debajo del bañador que aún llevaba puesto de la mañana.
No necesitaba mucho más para excitarme. Ya venía bastante caliente después de haber pasado la mañana en la piscina contemplado los cuerpos de mi madre y tía en bikini un auténtico par de milf en toda la regla y mi abuela no se quedaba atrás ella no se mostraba en bikini pero siempre que podía miraba discretamente el enorme par de tetas que se cargaba. Me encantaba verlas en bikini, aunque ellas seguro que no se hubiesen mostrado así ante mi si hubiesen sabido los pensamientos morbosos que recorrían mi mente al verlas.
Con la sangre fluyendo rápidamente hacia mi pene, me dispuse a bajarme ligeramente el bañador y dejar mi miembro viril saltar libremente. Sin apartar la vista de la revista, y con la imágenes de ellas dos en mente empecé a masturbarme suavemente. No llevaba apenas ni dos minutos cuando oí que llamaban a la puerta.
-Hijo, ¿puedo pasar?- escuché reconociendo sin duda la voz de mi tía.
"Mierda", pensé mientras volví a subirme el bañador rápidamente y a esconder la revista entre los apuntes de la asignatura.
-Si, si, pasa tía- le contesté intentando calmar los nervios del momento.
Inmediatamente mi tía entró y no vio otra cosa que a su querido sobrino estudiando como un buen alumno aplicado.
Por mi tia tiene 43 años. No la podría describir de otra manera que no fuese la de la típica cuarentona bien conservada milf. Le gustaba mucho el deporte y eso le había dejado un cuerpo duro y macizo. Que yo, desde que había entrado a la pubertad, había podido disfrutar contemplando vaya la mayoría de mis pajas era dedicas a ella.
Recuerdo sobretodo los bikini que suele ponerse. Las telas son finas y de color claro y se transparentan mucho cuando estan mojados. Claramente puedes verle sus marrones pezones y unos ligeros pelos en su coño. Tiene un par de tetas increíbles, no muy grandes pero tampoco chicas y muy bien colocadas. El vientre prácticamente plano y un culo hermoso en dónde solía meterse muy seguido ese bikini en tan perfectamente tonificadas nalgas por muchas horas de aerobic.
Me sorprendió verla ahí en mi habitación, ya que nunca entraba mientras yo estaba estudiando. Su aspecto era bastante menos seductor que en la mañana en la piscina, ya que estaba cubierta por la bata ancha abotonada por delante que solía ponerse para estar más cómoda en casa. Su morena y ondulada melena estaba recogida con una practica coleta.
-¿Qué, como la llevas?- dijo acercándose a la mesa. Se colocó justo a mi lado, su cara acercándose a la mía y mirando mis apuntes.
-Eh... bien, bien... - contesté yo un poco preocupado por si pudiese descubrir la revista que se ocultaba bajo mis apuntes.
-Tu no te preocupes hijo, ya verás como lo apruebas todo- dijo intentando tranquilizarme.
Mi tía siempre se había preocupado mucho por que yo fuese un buen estudiante vaya era una mujer que no había podido tener hijos y solo se había casado una vez en un matrimonio que fracaso y llevaba ya varios años soltera.Para ella creo era como el hijo que nunca pudo tener y por eso me cuidaba y consentía tanto aquél semestre, el hecho de que yo hubiese suspendido tres a final le había disgustado bastante casi igual que a mí madre ya que era la primera vez que debía recuperar algo en mi vida escolar. Se había pasado todo el verano insistiendo mucho en que le dedicase las horas necesarias al estudio, aunque su tono en ese momento era más bien conciliador.
Muy distinto a como me había hablado en días anteriores.
-Ven un momento, siéntate conmigo aquí en la cama. Tenemos que hablar- me pidió cogiéndome de la mano.
Me levanté y en ese momento el bulto en mi bañador era bastante evidente. Me sonrojé un poco al comprobar que mi tía se había dado cuenta e hice lo que pude para taparme con las manos. Me senté a su lado en la cama y esperé expectante a lo que me tenía que decir.
-Mira, he estado pensando... bueno, es que ya tienes una edad... - parecía que le costaba encontrar las palabras - Te vas haciendo mayor, y un chico de tu edad va sintiendo cosas nuevas y bueno, empieza a tener unas necesidades que antes no tenía...
En ese momento yo no tenía ni idea de que quería decirme, y la miraba sorprendido. Ella lo volvió a intentar.
-Bueno, es que esta mañana en la piscina... me he dado cuenta de como me mirabas a a mi y a tu madre y no solo a nosotras e visto que también sueles ver a tu abuela. Ya eres todo un hombre y es normal que empieces a ver a las chicas de esa manera.
-Yo, es que... bueno... no puedo evitar mirarlas, no lo hago con mala intención - intenté disculparme pensando que me estaba echando la bronca.
-No, no. Si no pasa nada porque mires. No te preocupes mi niño, ese no es el problema - contestó ella acercándose a mi y pasándome una mano por encima del hombro -. Lo que pasa es que ahora es muy importante que estudies y todas esas cosas te pueden desconcentrar.
-Bueno, pues no estaré más en la piscina. Me quedaré aquí estudiando.
-No, no es eso. Lo que te estoy diciendo es que tienes que aprender a descargar todos esos sentimientos que tienes cuando estás en la piscina.
Ahí si que ya me perdí y miré a los ojos a mi tía bastante confundido. Ella hizo un esfuerzo final y me habló lo más claro que me había hablado nunca.
-Hijo, ¿Desde cuándo no te haces una paja?
Me quedé de piedra. No me podía creer que me acabase de preguntar eso. Me asusté un poco pensando que descubriría lo de las revistas y se enfadaría mucho, así que le mentí.
-No, no. No sé desde que me lastime en el futbol me sigue doliendo la mano- dije mirando al suelo avergonzado y bastante nervioso.
Supongo que ella me creyó, y no era de extrañar ya que seguía viéndome como a un niño y estoy seguro que creía que yo no era capaz de masturbarme en la casa de mi abuela. Siempre me había sobreprotegido mucho y para ella aún seguía siendo aquel niño inocente que jamás diría una mentira.
Se quedó pensativa unos instantes y finalmente me dijo:
-Ahora mismo, a tu edad, tienes las hormonas a tope y necesitas darte un pequeño alivio de vez en cuando. Ya verás como después de hacerte una paja estarás mucho más relajado y podrás concentrarte mejor para estudiar- La lógica de mi tía era aplastante.
-A ver, ¿Te duele mucho la mano incluso para hacerte una paja?- me preguntó y yo ni siquiera contesté de pura vergüenza que tenía.
-¿No?- se quedó callada por unos instantes - Bueno, hagamos esto yo te ayudo con esto mientras tu mano mejora. Pero tengo dos regla una no le contarás de esto a nadie será un secreto de los dos y luego cuando estés mejor tendrás que hacerlo tu solito otra vez, ¿vale?
-Me quedé mudo ante tal propuesta no lo podía creer mi tía , mi mayor fantasía me estaba ofreciendo ella misma masturbarme por un momento pensaba que era un sueño.
-Venga, quítate el bañador- me pidió.
Sin rechistar la obedecí y me levanté. Bastante nervioso y sin entender la situación me quedé inmóvil a lo que ella me respondió
-Venga que no tenemos todo el día mi hermana y mi madre salieron y ahora que estamos solo debemos aprovechar antes que vuelvan y sin más ella jalo el bañador al suelo y mi verga asomó dura apuntando hacía el techo.
-Mira nomás, si no me extraña. Como te vas a concentrar si tienes toda la sangre del cerebro ahí abajo- dijo mi tía sumamente sorprendida por el grado de erección que ya tenía mi miembro-. Ven, siéntate, que ya verás lo relajado que te quedas después.
Me senté y mi tía me ayudó a quitarme la camiseta que llevaba puesta. Luego me hizo tumbarme. Se inclinó un poco a mi lado y se quedó mirando mi polla, que palpitaba dando pequeños toques en mi estómago. No me podía creer lo que estaba a punto de hacerme, aquello parecía un sueño.
Por fin su mano agarró firmemente mi pene erecto y empezó un suave masaje masturbatorio. La sensación de su mano en mi pito era genial, era la primera vez que una mujer me tocaba ahi y aquello era gloria bendita. La paja era suave pero a un buen ritmo, como la haría toda una experta.
-La tienes muy grande y dura - dijo con orgullo, tal vez pensando en lo mucho que podía llegar a hacer con ella.
-¿Te gusta la paja ? Tu cierra los ojos y disfruta.
-Si...- contesté con un hilo de voz.
Pero la verdad es que no podía cerrar los ojos. Ver a mi tía haciéndome una paja me ponía más cachondo aún. Sus ojos no apartaban la vista de mi miembro y su mano se movía sin descanso. Pero lo mejor era ver sus pechos bamboleándose debajo de la bata debido al movimiento de su brazo. Los primeros botones estaban desabrochados y tenia una buena vista de su canalillo. Claramente se podía apreciar que no llevaba nada abajo.
No puede evitar empezar a gemir levemente, aquello me estaba encantando. Mi tía respondió acelerando un poco el ritmo lo que hizo que aún sintiese más placer.
-Me gusta mucho, no pares por favor- susurré gimiendo.
Ella sonreía satisfecha de ver a su sobrino disfrutar tanto gracias a ella. Volvió a acelerar el ritmo agarrando fuertemente mi polla, seguramente a sabiendas de que no me faltaba mucho para eyacular.
El ritmo de la paja era cada vez más rápido y yo ya empezaba a sentir la tensión en mis huevos. La descarga era inminente.
-¡¡Aaaah!! ¡¡¡Aaaaaaaaaah!!!- grité cuando grandes chorros de semen salieron disparados hacia mi cuerpo.
Fue una corrida brutal. Creo que hasta ese momento nunca me había corrido con tal abundancia. Tenía el pecho y el estómago cubiertos de semen caliente. Algunos chorros incluso habían llegado a impactar en mi tía, manchando su bata y su brazo. Ajena a ello,seguía exprimiendo mi polla hasta que logró sacar la última gota de semen. Yo estaba totalmente extasiado, cerré los ojos y pude escuchar los fuertes latidos de mi corazón.
-No te muevas, no quiero que manches la cama- dijo volviéndome a la realidad-. Voy a limpiarte esto con algo.
Se levantó y miró a su alrededor buscando un pañuelo o algo. Yo cogí mi camiseta e hice ademán de irme a limpiar con ella pero mi tía me lo impidió.
-No seas cochino, con eso no. Espera.
Acto seguido metió sus manos por debajo de la bata y se empezó a bajar las bragas. Ver sus braguitas deslizándose por sus ricos muslos fue una visión sumamente erótica. Luego se acercó con su improvisado trapo y empezó a limpiarme el semen pegado a mi cuerpo. Apenas le presté atención a eso ya que no podía dejar de pensar que en ese instante estaba totalmente desnuda debajo de la bata.
-Bueno, pues esto ya está. ¿A que te has quedado relajadisimo? - yo asentí sonriendo.- Ahora vístete y ponte a estudiar. Ya verás como ahora estás mucho más concentrado. Yo me voy a duchar, que estoy sudando.
Me dio un beso en la mejilla y salió de mi cuarto con las bragas empapadas de semen en la mano.
Aún confundido por lo que acababa de sucederme, me levanté y me fui a sentar a la silla sin ni siquiera vestirme. No me podía quitar de la cabeza la visión de mi tía haciéndome una paja. Tan excitante había sido que mi pene seguía en estado de erección. Intenté concentrarme y ponerme a estudiar pero en mi cabeza rondaba una idea perversa.
-¡Tía!¡Tia! - grité para que me pudiese oír desde el baño. -¡Ven un momento!
A los pocos minuto apareció envuelta en una toalla de baño que cubría lo justo. Se había soltado el pelo y su melena lucía preciosa.
Yo estaba ahí sentado con las piernas separadas y mi polla en alto. Al verme así sonrió, seguramente anticipándose a lo que le iba a decir.
-Mira tía, esto todavía esta así. ¿Porqué no me haces otra paja a ver si se me queda más tranquila?- dije mirando al suelo con mucha timidez.
-A ver, es que no podemos pasarnos toda la tarde así. Tienes que estudiar que los exámenes son la semana que viene además tú madre y abuela pueden volver en cualquier momento y como les explicariamos esto- se acercó y se quedó un poco pensativa mientras miraba mi verga -. Mira, vamos a hacer una cosa. Tu sigue aqui sentado estudiando que yo me quedo a tu lado haciéndote cositas, ¿vale?
Sin esperar mi respuesta se arrodilló y empezó a meneármela otra vez. Yo intenté concentrarme en los apuntes pero era imposible con semejante hembra a mis pies dándome placer. Me pajeaba con ritmo intenso y yo no podía dejar de mirarla. En un momento dado, ella miró hacia arriba y me vio ahi embelesado.
-Oye, que te he dicho que estudies- dijo sonriendo-. Tu a lo tuyo y yo a lo mío.
Siguió un poco más pero volvió a mirar hacia mi y dijo:
-Esta claro que así no vas a estudiar. Lo mejor va a ser que saques toda la leche ya y así luego sigues más tranquilo. Voy a probar una cosa, ya verás como te gusta.
Acto seguido le dio un par de sacudidas más a mi polla y se la metió en la boca. La rodeó con su lengua y bajó hasta metérsela por completo. En otras palabras, empezó a chupármela como una auténtica puta. En ese momento sentí como una descarga eléctrica recorriendo mi espalda, y no me corrí justo al instante porque hacía menos de cinco minutos que había soltado la mayor corrida de mi vida.
Sin dejar de agarrarme la polla con su mano derecha, su cabeza subía y bajaba recorriendo todo mi falo. Su caliente saliva ayudaba a facilitar el deslizamiento.
-¿Pero qué me haces? ¿Qué me haces?-. Gemí yo totalmente sumergido en placer.
Ella solo respondió con gemidos y acelerando el ritmo de su mamada. Con la otra mano me agarraba los huevos. Lo más increíble era que parecía estar disfrutando casi más que yo.
Cuando ya parecía que aquello no podía mejorar separó su boca de mi verga. Me miró a los ojos sonriendo, su mirada brillaba de alegría. Mi polla, reluciente cubierta de saliva, apuntaba hacía ella más dura que nunca.
-¿Te está gustando mi niño?-. Preguntó ella, aunque la respuesta era obvia -Pero parece que ahora te está costando correrte más que antes... a ver, vamos a probar con esto.
Entonces se quitó la toalla y por primera vez pude ver a mi madre totalmente desnuda. Ahí de rodillas en el suelo frente mi, contemplé sus preciosas tetas, su color y su rico y enorme culo. El tono rosado de su raja se distinguía claramente. Sin duda estaba tan excitada como yo.
Se acercó un poco más a mi, agarró mi polla y se la puso suavemente entre sus tetas. Empezó a masturbarme haciéndome una deliciosa rusa que solo había visto hacer en películas porno. Mi polla se deslizaba fácilmente gracias a la saliva y el liquido preseminal que la cubría.
¿A que te gustan mis tetas? ¿A que si?-. Dijo mientras aceleraba el movimiento -Pues ahora las vas a probar...
No me lo creí cuando se levantó y acercó sus pechos a mi cara. Casi por instinto, los agarré con la mano y empecé a chupar sus pezones mientras ella me apretujaba la cabeza contra ella.
-Mmmmmm siii... chúpale las tetas a... me gusta... mmmmmm....
Noté como su mano acariciaba suavemente mi polla y parecía querer acercarla hacia ella. Me separé de sus tetas y me fijé en que parecía que quería meter mi pene en su coño.
-Tia... no podemos hacer eso. Soy tu sobrino.
-Mira , ya va siendo hora de que te hagas un hombre. Luego me lo agradecerás.
Sin rechistar más, fue pasando la punta del glande por su rajita húmeda. Sus pequeños pelos me hacían cosquillas. Ella gemía suavemente. Lentamente fue introduciendo mi polla hasta que se acomodó dentro de su vagina. Luego empezó un lento movimiento de su culo. Mi tía me estaba follando sentada encima de mi.
Yo estaba paralizado sin saber que hacer mientras ella seguía moviéndose. Me abrazaba y gemía a mi oído. Me besó suavemente en la mejilla. Yo, increíblemente, aguantaba sin correrme aunque esa era la primera vez que estaba dentro de una mujer. Mi tía cogió mis manos y las puso en su culo. Fui consciente de lo que me estaba pasando y agarré fuerte de sus nalgas y acompañando sus movimientos le clavaba la polla lo más hondo que podía dentro de su coño.
-Mmmmmmm... así muy bien... que rico... Estás aguantando como un machote...
Me dio un ligero pico en los labios y se levantó. Pero aquello no había acabado, se dio la vuelta y me ofreció su precioso culo. Con la mano me ayudó a volver a meter la polla dentro. Apoyándose con los brazos en la mesa movía su culo follándome mientras yo seguía sentado en la silla.
Aquello era increíble. Su generoso culo moviéndose encima de mi polla. Sus gemidos, cada vez más fuertes, me volvían locos. Yo la agarraba por las caderas e intentaba clavar mi polla con fuerza pero en aquella postura era difícil moverse. Decidí levantarme y reclinarla un poco más encima de mi mesa. Mi tía aceptó un poco sorprendida y así, en esa postura, empecé a bombear lo más fuerte que pude.
-¡¡¡¡Oooooh siiiii!!!! Dame así... siii, que rico...- Gemía ella desesperada mientras que yo, como poseído, la follaba sin parar.
Como podía, se agarraba de la mesa. Sin querer ella iba moviendo mis apuntes de la universidad hasta que en un momento dado, al mover un poco una carpeta, apareció la revista debajo. De golpe, mi tía paró y se separó de mi.
-Pero bueno, ¿ qué hace esto aquí?- me preguntó enseñándome la revista. Yo estaba avergonzado y pensaba que la aventura con mi tía iba a acabar por haberle mentido antes. -Yo pensando que aún eras un niño que te dolía mucho la mano para hacerte una paja y tu con estas cosas... ¿a que te estabas haciendo una paja cuando he entrado antes en la habitación?
Yo contesté que si con la cabeza y muerto de la vergüenza me tapaba el pene aún erecto con las manos. Mi tía me miró y se rió.
-Si no pasa nada, soy yo la tonta por haberme pensado que aún eras un niño. Pero me acabas de demostrar que ya no lo eres. Ven, vamos a terminar esto para que puedas seguir estudiando- dicho esto me agarró el pene y me dio un beso en la boca, ahora metiéndome la lengua. -Ven, vamos a la cama- y sin soltarme la polla me guió hasta allá.
Se tumbó en la cama y se puso en cuatro patas ofreciéndome su culo y abierto. -Veo que te gustan mucho mis nalgas adelante son todas tuyas.
Yo me puse encima suyo y sin esperar un segundo se la metí y empecé a follarmela como loco. Sabía que iba a aguantar poco tiempo más antes de correrme estaba cumpliendo aquello que tanto soñe desde hace tanto cojerme a mi tía de perrito.
-¡¡Oooooh siiiiiii... follame, follame!! Que hace 3 años que no me folla nadie... follame más duro! más duroooo!!. ¡¡Lo necesitooo!! -gritó desesperada.
¿Como podia ser que semejante hembra caliente durante 3 años nadie se la follara? Bueno la verdad es que no me importaba mucho. Ahora era yo el que estaba follando con la puta de mi tía y yo me encargaría que no le faltará nunca más alguien que la folle. Me alcé un poco con los brazos para tener mejor vista. Sus pechos se movían al ritmo de mi follada, empeze a nalgear sus enorme culo ella estaba gozando como una loca. Ya casi estaba a punto de correrme, empecé a sentir la presión del semen subiendo por mis huevos.
-No puedo más... me voy a correr ya...
-No te corras dentro, sácala...
Rápidamente saqué la polla, le di un par de sacudidas y un gran chorro de semen salió escupido con fuerza. Tanta que llegó hasta la cara de mi tía. Los siguientes chorros fueron saliendo con igual de energía cayendo por todo su culo mientras yo gemía de gusto. Mi tía también gimió al sentir tanta semen caliente en su culo no pudo evitarlo y solo un orgasmo que tenía guardado desde hace 3 años.
Acto seguido ambos caímos rendidos uno al lado del otro. Ella se reía por como la había dejado. No me fijé mucho, pero debía ser algo digno de ver. Estaba completamente cubierta por la leche de su propio sobrino. Se estiró hasta alcanzar la toalla que estaba en el suelo y se limpió un poco.
-Vaya corrida... más que la primera vez-. Dijo mientras se tumbaba a mi lado y me cogía del brazo. -¿Te ha gustado, verdad?
Yo asentí con la cabeza y entonces nos besamos metiendo mi lengua en su boca. Estuvimos acariciandonos un buen rato platicando sobre todo lo que le quería hacer apartir de ahora y como siempre había soñado con este momento, los dos desnudos en la cama. Pasados el tiempo se levantó muy rápido, haciéndome volver a la realidad.
-Bueno, me voy a duchar para quitarme todo este semen tu madre y abuela no deben tardar mucho en llegar. Tu ponte a estudiar.- Me dio un beso de lengua y se fue mientras yo le daba un nalgada y observaba ese hermoso culo que hace unos minutos estaba montando como un animal.
Yo me quedé dormido mientras escuchaba el ruido del agua en la ducha.
Una hora después me desperté. Me vestí y salí al salón. Mi madre ya estaba en la cocina preparando la cena juntó con mi abuela ,mi tía estaba sentada en la mesa y solo podíamos aparentar que nuestra relación seguia siendo la misma. Volví a mi cuarto y me puse a estudiar tal y como le había prometido.
Pero un nuevo pensamiento invadía mi mente si puede lograr follarme a mi tía la duela de tantas pajas por qué no podría hacer lo mismo con las otras dos mi abuela que llevaba años viuda y sol con ese enorme par de melones o mi madre a quien mi padre tiene bastante abandonada el simple hecho de pensar eso hizo que tuviera de nuevo la polla dura.
Aquella fue mi primera vez, pero no la última que me follé a mi tía nuestros encuentros eran ya de noche en el baño donde nadie podía escucharnos además de ser el inicio de la historia con mi abuela y mi madre...
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