Esta historiaes real y me sucedió en el 2020, durante la pandemia.
Tengo 35 años,y me anoté en el Programa “Mayores Cuidados” del Gobierno de la Ciudad, queconsiste en asistir a los adultos mayores con las tareas que uno pueda(Compras, pasear al perro, etc).
Si supiera laque me esperaba, no me hubiera anotado nunca, pero, en fin. Dicho esto, paso acomentar lo sucedido.
Un día mellaman y previamente también, me había llegado una notificación por mail, dondeme informaban que debía asistir a un adulto mayor, de nombre “Eduardo”, de 75años. (A continuación, para comentar los diálogos voy a poner las siguientesreferencias: Y (Yo) – E (Eduardo)).
Me pongo encontacto con Eduardo y quedamos que iba a ir para la casa, que es un cuartopiso en un edificio, ya que necesitaba que le haga unas compras. Llego a lacasa, y me atiende muy gentilmente, lo que hace que nos pongamos a hablar unrato primero. Me llama la atención la altura, (Yo mido 1.80 y él, entre1.90/1.92, en teoría). Finalmente me da la lista de las compras que necesitaba,se las hago y vuelvo enseguida, ya que no era mucho, más que nada, cosastriviales.
Al volver, leentrego las bolsas y el vuelto del dinero que me dio para dichas compras. Alentrar a la casa, lo primero que te encontrás es con la cocina, luego unpasillo que lleva al living y a las habitaciones, por lo que pude observar.
Separa lascompras y me dice: “Esperame que ya vengo.”
Pensé que meiba a dar una propina o algo por el estilo, pero no fue así.
Cuando lo veoirse, se metió en un cuarto. Yo estaba esperando en la cocina, en donde estabaesperando de espaldas al pasillo porque estaba mirando por la ventana, yaparece como si hubiera venido rápido, casi corriendo, y se mete en la cocina.
Me dice:
E – “Quedatequieto pibe y no te va a pasar nada.”
Lo mirosorprendido y veo que el viejo traía un arma en la mano. No digo nada y actoseguido me dice:
E – “¿Quépasa? ¿Te pensás que es de juguete?”
Saca elcargador de un bolsillo y la carga. También mueve para poner una bala en larecamara (mueva la parte de arriba para atrás y para adelante), ya que era delestilo de una .45.
Me recontra cagué en ese momento porque además noentendía nada. Pensé que el viejo se había vuelto loco. Lo único que atiné adecirle en ese momento fue:
Y – “Mire Eduardo, no tengo más guita que la tengo en labilletera. Le puedo dar mi celular también, pero no tengo otra cosa.”
Lo cual era verdad. Además, había ido vestido con joggingy remera, por lo cual se notaba a simple vista que no tenía otra cosa que nofuera la billetera y el teléfono, que hacían bulto en los respectivosbolsillos, junto con las llaves de mi casa.
Lo miraba fijo y estaba expectante por lo que haría odiría el viejo, y me responde:
E – “Esas boludeces no quiero y no me sirven para nada.Vení conmigo pibe”.
Me señala con la cabeza para que pase para el lado delpasillo. Cuando pasé por enfrente de él, se me pasó por la cabeza tirarmeencima, pero estaba asustado por el chumbo y no sabía que reacción podríadesencadenar en el viejo. Me dice que camine delante de él y que entre en el segundocuarto. Era el cuarto del tipo.
Entro y el viejo entra atrás mío, por suerte nunca meapuntó directamente, siempre tuvo el arma apuntando para el piso.
E – “Desnudate. Sacate toda la ropa pibe. Rápido.”
Me sorprende el pedido.
Y – “¿Para qué quiere que haga eso?”
E – “¿No me entendés lo que te digo pibe? Desnudate, y teconviene hacerlo por las buenas…”
No me iba a poner a discutir con un viejo loco, así queaccedo a desvestirme. Pensé en hacer tiempo, pero no tenía mucha ropa encima,como comenté al principio, así que era en vano.
Me saco todo menos el boxer. El viejo me dice que lepatee la ropa para donde estaba él, que era la puerta del cuarto. Al ver que mequedo con el boxer puesto, me dice:
E – “El calzón también. Dale, todo.”
Me lo saco y se lo tiro para dónde está él, pero me tapocon las manos para que no vea en bolas, a lo que me dice:
E – “Corre las manos y dejame ver.”
Saco las manos y quedo totalmente desnudo frente al viejobufarra, el cual, me mira de arriba abajo, con una cara de baboso terrible.Encima siempre fui de cuidarme, entreno y tengo buen físico, como también buenculo, que me lo han halagado tanto mujeres como hombres (Modestia aparte).
El viejo me pide que me ponga de costado, y luego deespaldas. Cuando me pongo de espaldas, me pide que me separe las nalgas.Finalmente me pide que me ponga de frente nuevamente.
E – “¿Siempre tenés poco pelo en el culo y en la pija?”
Tenía depilada la pija, las bolas y el culo. Cada tantolo hago, y justo lo había hecho un día antes de este encuentro.
Y – “Me depilo cada tanto.”
E – “¿Así que te depilás? Como cambiaron los tiempos…”
El viejo se me acerca y me pide nuevamente que me pongade espaldas, y que me abra nuevamente los cantos. En ese momento, me doy cuentaque se agacha, como para inspeccionarme el culo, a fondo, y bien de cerca.
E – “¿Nunca entró nadie ahí?”
Y – “No.”
En ese momento pensé: “El viejo me quería ver en bolas y listo.Ahora me va a dejar irme.” Pero estaba equivocado.
E – “Mejor. Acostate en cuatro patas en la cama.”
No sabía qué hacer, se me pasaban mil imágenes por lacabeza, pero lo único que sí sabía era que había perdido como en la guerra.
Al estar perdido por perdido, me animo a decirle:
Y – “Mire Eduardo, por favor, déjeme irme. Esto queda acáy nos olvidamos. De mi parte, no voy a contar nada, ni hacer ninguna denunciatampoco. Se termina acá y listo.”
El viejo, sonriéndose, me responde:
E – “Ni la vas a hacer la denuncia pibe. Te digo porexperiencia que te conviene acostarte… Sino querés irte con un agujero nuevo.” -Me señala abanicando el chumbo para la cama, en señal que acceda a acostarme.
E – “Dale pibe, rápido que no tengo todo el día. Acostateen cuatro. Vamos.”
Al no quedarme otra y estár asustado por la situación engeneral, finalmente accedo a la petición del viejo. En ese momento desapareceun momento, escucho los pasos, que va a y viene. Traía consigo un paquete deprecintos negros.
Cuando entré a la casa, vi que tenía arriba de la mesadade la cocina ese paquete de precintos, pero pensé que estaba haciendo algúnarreglo.
E – “Si te portas bien, no voy a usarlos para atarte lasmanos. ¿Te vas a portar bien?”
Y – “Si” – Le digo con una voz baja, casi inaudible.
E – “No escucho. ¿Te vas a portar bien o voy a tener queatarte pibe?”
Y – “Que sí, que me voy a portar bien” - Le respondomedio levantando la voz, también a raíz de los nervios.
En eso, el viejo se me acerca.
E – “No te conviene enojarte pibe, quedate tranquilo. ¿Sabésa cuántos me cogí como vos?”
Cuando escuché esa frase, el terror me invadió porcompleto. Nunca había estado con un hombre y mucho menos quería entregarme aeste viejo bufarra.
En eso, escucho que el viejo tira los zapatos que teníapuestos y luego se desviste, porque miré de reojo y había tirado el pantalón aun costado. Yo miraba para adelante, no lo quería ni mirar.
Escucho que se sube a la cama, y se acerca en rodillaspara donde estoy. Me toca el pelo, la espalda, me da nalgadas en el culo. Meempieza a pasar un dedo por el agujero, en todas las direcciones, para arriba,abajo, hace círculos. A todo esto, yo hacía fuerza y cerraba el “asterisco”para no entregar el rosquete, pero estaba en una situación muy complicada, comose podrán imaginar.
En una de esas, me mete el dedo de una, lo cual hace queyo pegue un grito.
El viejo se ríe y me dice:
E – “Gritá todo lo que quieras pibe. Acá en el edificioya me conocen.”
Después que me dijo esto, me cerró porque el portero memiró raro cuando le dije que iba al departamento del viejo este.
Acto seguido, escucho que el viejo escupe, pero no sientola escupida por ningún lado, hasta que siento que me moja con su saliva en elculo. Se había escupido un par de dedos.
Se escupe la pija e intenta metérmela. No puede,obviamente. Primero que yo hacía fuerza para no abrir el hoyo, y segundo, teníael culo virgen y estrecho.
El viejo intenta de todas maneras, me agarra de las caderas,pero no hay caso. En ese momento me doy cuenta que se pone nervioso y pienso: “Quizászafo.”
E – “Te dije que te relajés pibe, aflójate” - Estánervioso.
Y – “Me aflojé, pero más no puedo” – Pensaba: “Laspelotas me voy a aflojar viejo de mierda”.
En eso, se levanta el viejo, va para una cómoda y saca unlubricante, me di cuenta por la forma de la caja, pero no puedo ver bien quemarca es, pero la caja era negra y el nombre empezaba con la letra “V”. Tambiénveo de reojo que saca una caja de forros Prime, oscura, que es la traelubricante, además que los forros también son lubricados (Los conozco bienporque los usé siempre).
Escucho que abre el forro y trata de ponérselo. Escucholos pasos porque vuelve para la cama y veo que tiene en una mano, el lubricantey que también trae un par de sobres del lubricante que traen los Prime.
Sin decir palabra, se posiciona nuevamente en rodillasante mi culo. Escucho que abre los sobres de lubricante con los dientes. Meunta un poco en el agujero y el resto se lo pone en la pija, arriba del forro,digamos.
Luego, destapa el envase del lubricante (Me acuerdo comosi estuviera escuchando ahora mismo el sonido de la tapa). Me lo tira justo enel hoyo (lo siento como si me hubiera tirado frío) y lo esparce con la otramano, para todos lados. También se pone en la pija.
Trataba de no pensar en nada, pero en ese momento lacabeza me iba a mil por hora. Hasta llegué a pensar: “Ojalá que se le resbale yno entre” pero que equivocado que estaba…
Sentía como caía dentro de mí esa mezcla de lubricantes,que encima hacía que me sonara el culo. Me hacía “Plop, Plop, Plop”, ya que elculo no paraba de latirme por los nervios.
Lo peor fue que también el viejo se da cuenta y me dice:
E – “Bueno pibe, si no entra ahora, no entra más.Relaja”.
Yo seguía duro como nunca, tensionado a mil, pero siento comoel bufarrón me la quiere meter a toda costa, sin importarle nada más.
Empieza a frotarme su pija contra mi culo, la mueve conla mano de arriba hacia abajo, hasta que la coloca, apuntando como un misil asu objetivo (Que, dicho sea de paso, no sé como hizo para que se le pare.Supongo que se habrá tomado un Viagra antes).
Finalmente me abre una nalga con una mano y con la otrase agarra la pija para metérmela. Lo peor es que lo logra, apenas en unprincipio, ya que siento como empieza a entrar de a poco.
A esta altura era imposible realizar cualquier acción porparte mía, ya había perdido como el mejor.
Me la sigue metiendo el viejo, y yo siento como, a medidaque lo hace, va rompiendo todo a su paso. Empiezo a sentir un dolorindescriptible, como nunca había sentido antes.
Hago fuerza por no gritar, pero se me es imposible. Eldolor me obliga a hacerlo. De todas maneras, trato de no gritar fuerte, tratode contenerme lo más que puedo.
El viejo, que estaba como loco y ya me había agarrado delas dos caderas para culearme como un rey, me dice:
E – “Pfff pibe, que cerrado que lo tenés. Me encanta…”
Ya la sentía adentro toda la del viejo, mientras me teníabien fuerte agarrado de las caderas, me movía de atrás para adelante, como unahamaca. Lo único que yo quería y que pedía era que terminara todo pronto de unaputa vez.
En un momento, el viejo para y me pide que me abra loscantos. Ni pensé en discutir o negarme, además ya a esa altura… Así que mellevo las manos atrás y me abro las nalgas, mientras tengo la pija del viejoadentro.
Se nota que esto lo calienta al viejo, pero mal, porqueme dice:
E – “Todo abierto, así me gusta pibe, así me gusta…¡ABIERTO!”
Pensé que se moría ahí mismo el viejo, pero no. Solamenteera para seguir humillándome más.
Habían pasado minutos seguramente, no más de 5 o 10 comomáximo, pero para mí era una eternidad que parecía no tener fin.
Las embestidas eran bestiales, hasta que en un momento sientoque al viejo se pone dura como nunca, como una piedra.
Me hace dos embestidas más y en la segunda, acaba. Mientrasva acabando, me agarra más fuerte que nunca y me dice, casi a los gritos, conun grado de excitación de aquellos:
E – “Ahhh, pibe, pibe, pibe…. Que buen polvo que mediste…. Ufff, ¡QUE BUEN ORTO!!” – Se sigue moviendo un poco más y me danalgadas. Yo siento, en concordancia, como la pija del viejo explota y mi culono para de latir.
En ese momento, siento que el viejo me la saca, y que respiraagitado. Se baja de la cama y escucho que se va; Intuyo que fue al baño porquese escucha una canilla correr.
Yo estaba inmóvil, culeado, en cuatro, en bolas, con undolor de aquellos, a total merced del bufarra. Encima el culo no paraba delatirme, lo sentía peor que nunca, además de las dolencias por la rotura.
En eso, vuelvo el viejo, ya vestido nuevamente, con unrollo de cocina. Lo deja en la cómoda y me dice:
E – “Acá tenés pibe, te traje para que te limpies elorto. Metele a limpiarte que no quiero cambiar las sábanas.”
No termina la frase que siento como me empieza a chorrearel culo, ya que me cayó en la pierna primero. Para colmo, quería retener lo quefuera que sea que me chorreaba, pero no podía controlar el “esfínter”.
Me miro para saber que era, pensando que era la leche elviejo, pero no. Era una mezcla de semen, sangre, mix de lubricantes y mierda.Si, también, apenas por suerte, pero mierda al fin….
El viejo observa la situación, ya que yo seguía inmóvilporque me costaba ponerme en pie, y me dice:
E – “Uhhh pibe, mirá lo que hiciste… Ahora voy a tenerque cambiar las sábanas. Y eso que te revise el culo y lo tenías limpio. Senota que te la metí hasta el fondo. ¡¡Jajajaja!! Te saqué hasta un sorete¡¡Jajajaja!!”
No podía estár más avergonzado por este viejo hijo deremil puta. De todas maneras, mejor que le cagué las sábanas; Tenían un olor arancio impresionante.
En eso me paro, y me empiezo limpiar con el rollo decocina. Le pido si me deja ir al baño para lavarme a lo que me responde que sí,pero que él iba a mirar como lo hacía. Así que fui al baño y me tuve quelimpiar adelante del viejo, que no me dio ni una toalla sucia para secarme. Metrajo de vuelta el rollo de cocina.
Luego de esto, me doy vuelta para mirarlo, para ver comoseguía la cosa, y veo que el viejo de mierda había agarrado de nuevo el arma yla tenía nuevamente apuntando al suelo.
E – “Bueno, listo pibe. Cambiate y andate a tu casa.”
Me hace seña con la cabeza para que agarre mi ropa ydemás pertenecías, que estaban tiradas en un rincón. Me visto lo más rápido quepuedo, pero me costaba moverme, agacharme, y demás.
Cuando estoy cambiado, el viejo, que estaba parado comoun soldado viendo toda la situación, me agarra de un brazo y me lleva hasta lapuerta del departamento. Con la otra mano libre, abre los cerrojos, gira lasllaves para abrir la puerta, y me saca para afuera.
Antes de cerrar la puerta, me da palmadas en el culo y medice:
E – “Chaupibe. Si te gustó, ya sabés donde vivo, pero que no se te haga un vicioporque no me va a dar el cuero.” – Me sonríe y cierra la puerta.
Al quedarme solo, ahí afuera luego de lo vivido, estabacomo perdido, distraído, aturdido… No entendía que pasaba. Tuve que bajar porel ascensor, porque me costaba caminar, así que ni intenté bajar por lasescaleras.
Cuando llego a la planta baja, estaba nuevamente elportero. Creo que me saludó porque escuché una palabra al pasar, pero estaba enotra y ni siquiera moví la cabeza para ver de donde venía o que responder.
Ya en la calle, me subí a mi auto y me vine para mi casa.No podía sacarme las imágenes del viejo de mierda, cada una de lascircunstancias que me hizo pasar, pero tampoco hice la denuncia o algún otroquilombo. No quería contar nada y menos someterme a exámenes médicos dondeconstaten que tengo el culo roto.
Viniendo para mi casa, tuve que parar 2 veces porquerompí en llanto. Cuando me preguntó mi esposa como me fue, le dije que bien yno hablé más nada, aduciendo que estaba cansado, que le contaba luego, etc.
Encima a los pocos días, me llegó un mail de encuesta porparte del Gobierno de la Ciudad, porque querían saber como “Había sido miexperiencia…”
Ahora me sentí bien al contarlo, liberado, pero todavíaprefiero el anonimato. Con el tiempo veré si doy más datos, pero quería contar comofui violado por un viejo bufarra.
Tengo 35 años,y me anoté en el Programa “Mayores Cuidados” del Gobierno de la Ciudad, queconsiste en asistir a los adultos mayores con las tareas que uno pueda(Compras, pasear al perro, etc).
Si supiera laque me esperaba, no me hubiera anotado nunca, pero, en fin. Dicho esto, paso acomentar lo sucedido.
Un día mellaman y previamente también, me había llegado una notificación por mail, dondeme informaban que debía asistir a un adulto mayor, de nombre “Eduardo”, de 75años. (A continuación, para comentar los diálogos voy a poner las siguientesreferencias: Y (Yo) – E (Eduardo)).
Me pongo encontacto con Eduardo y quedamos que iba a ir para la casa, que es un cuartopiso en un edificio, ya que necesitaba que le haga unas compras. Llego a lacasa, y me atiende muy gentilmente, lo que hace que nos pongamos a hablar unrato primero. Me llama la atención la altura, (Yo mido 1.80 y él, entre1.90/1.92, en teoría). Finalmente me da la lista de las compras que necesitaba,se las hago y vuelvo enseguida, ya que no era mucho, más que nada, cosastriviales.
Al volver, leentrego las bolsas y el vuelto del dinero que me dio para dichas compras. Alentrar a la casa, lo primero que te encontrás es con la cocina, luego unpasillo que lleva al living y a las habitaciones, por lo que pude observar.
Separa lascompras y me dice: “Esperame que ya vengo.”
Pensé que meiba a dar una propina o algo por el estilo, pero no fue así.
Cuando lo veoirse, se metió en un cuarto. Yo estaba esperando en la cocina, en donde estabaesperando de espaldas al pasillo porque estaba mirando por la ventana, yaparece como si hubiera venido rápido, casi corriendo, y se mete en la cocina.
Me dice:
E – “Quedatequieto pibe y no te va a pasar nada.”
Lo mirosorprendido y veo que el viejo traía un arma en la mano. No digo nada y actoseguido me dice:
E – “¿Quépasa? ¿Te pensás que es de juguete?”
Saca elcargador de un bolsillo y la carga. También mueve para poner una bala en larecamara (mueva la parte de arriba para atrás y para adelante), ya que era delestilo de una .45.
Me recontra cagué en ese momento porque además noentendía nada. Pensé que el viejo se había vuelto loco. Lo único que atiné adecirle en ese momento fue:
Y – “Mire Eduardo, no tengo más guita que la tengo en labilletera. Le puedo dar mi celular también, pero no tengo otra cosa.”
Lo cual era verdad. Además, había ido vestido con joggingy remera, por lo cual se notaba a simple vista que no tenía otra cosa que nofuera la billetera y el teléfono, que hacían bulto en los respectivosbolsillos, junto con las llaves de mi casa.
Lo miraba fijo y estaba expectante por lo que haría odiría el viejo, y me responde:
E – “Esas boludeces no quiero y no me sirven para nada.Vení conmigo pibe”.
Me señala con la cabeza para que pase para el lado delpasillo. Cuando pasé por enfrente de él, se me pasó por la cabeza tirarmeencima, pero estaba asustado por el chumbo y no sabía que reacción podríadesencadenar en el viejo. Me dice que camine delante de él y que entre en el segundocuarto. Era el cuarto del tipo.
Entro y el viejo entra atrás mío, por suerte nunca meapuntó directamente, siempre tuvo el arma apuntando para el piso.
E – “Desnudate. Sacate toda la ropa pibe. Rápido.”
Me sorprende el pedido.
Y – “¿Para qué quiere que haga eso?”
E – “¿No me entendés lo que te digo pibe? Desnudate, y teconviene hacerlo por las buenas…”
No me iba a poner a discutir con un viejo loco, así queaccedo a desvestirme. Pensé en hacer tiempo, pero no tenía mucha ropa encima,como comenté al principio, así que era en vano.
Me saco todo menos el boxer. El viejo me dice que lepatee la ropa para donde estaba él, que era la puerta del cuarto. Al ver que mequedo con el boxer puesto, me dice:
E – “El calzón también. Dale, todo.”
Me lo saco y se lo tiro para dónde está él, pero me tapocon las manos para que no vea en bolas, a lo que me dice:
E – “Corre las manos y dejame ver.”
Saco las manos y quedo totalmente desnudo frente al viejobufarra, el cual, me mira de arriba abajo, con una cara de baboso terrible.Encima siempre fui de cuidarme, entreno y tengo buen físico, como también buenculo, que me lo han halagado tanto mujeres como hombres (Modestia aparte).
El viejo me pide que me ponga de costado, y luego deespaldas. Cuando me pongo de espaldas, me pide que me separe las nalgas.Finalmente me pide que me ponga de frente nuevamente.
E – “¿Siempre tenés poco pelo en el culo y en la pija?”
Tenía depilada la pija, las bolas y el culo. Cada tantolo hago, y justo lo había hecho un día antes de este encuentro.
Y – “Me depilo cada tanto.”
E – “¿Así que te depilás? Como cambiaron los tiempos…”
El viejo se me acerca y me pide nuevamente que me pongade espaldas, y que me abra nuevamente los cantos. En ese momento, me doy cuentaque se agacha, como para inspeccionarme el culo, a fondo, y bien de cerca.
E – “¿Nunca entró nadie ahí?”
Y – “No.”
En ese momento pensé: “El viejo me quería ver en bolas y listo.Ahora me va a dejar irme.” Pero estaba equivocado.
E – “Mejor. Acostate en cuatro patas en la cama.”
No sabía qué hacer, se me pasaban mil imágenes por lacabeza, pero lo único que sí sabía era que había perdido como en la guerra.
Al estar perdido por perdido, me animo a decirle:
Y – “Mire Eduardo, por favor, déjeme irme. Esto queda acáy nos olvidamos. De mi parte, no voy a contar nada, ni hacer ninguna denunciatampoco. Se termina acá y listo.”
El viejo, sonriéndose, me responde:
E – “Ni la vas a hacer la denuncia pibe. Te digo porexperiencia que te conviene acostarte… Sino querés irte con un agujero nuevo.” -Me señala abanicando el chumbo para la cama, en señal que acceda a acostarme.
E – “Dale pibe, rápido que no tengo todo el día. Acostateen cuatro. Vamos.”
Al no quedarme otra y estár asustado por la situación engeneral, finalmente accedo a la petición del viejo. En ese momento desapareceun momento, escucho los pasos, que va a y viene. Traía consigo un paquete deprecintos negros.
Cuando entré a la casa, vi que tenía arriba de la mesadade la cocina ese paquete de precintos, pero pensé que estaba haciendo algúnarreglo.
E – “Si te portas bien, no voy a usarlos para atarte lasmanos. ¿Te vas a portar bien?”
Y – “Si” – Le digo con una voz baja, casi inaudible.
E – “No escucho. ¿Te vas a portar bien o voy a tener queatarte pibe?”
Y – “Que sí, que me voy a portar bien” - Le respondomedio levantando la voz, también a raíz de los nervios.
En eso, el viejo se me acerca.
E – “No te conviene enojarte pibe, quedate tranquilo. ¿Sabésa cuántos me cogí como vos?”
Cuando escuché esa frase, el terror me invadió porcompleto. Nunca había estado con un hombre y mucho menos quería entregarme aeste viejo bufarra.
En eso, escucho que el viejo tira los zapatos que teníapuestos y luego se desviste, porque miré de reojo y había tirado el pantalón aun costado. Yo miraba para adelante, no lo quería ni mirar.
Escucho que se sube a la cama, y se acerca en rodillaspara donde estoy. Me toca el pelo, la espalda, me da nalgadas en el culo. Meempieza a pasar un dedo por el agujero, en todas las direcciones, para arriba,abajo, hace círculos. A todo esto, yo hacía fuerza y cerraba el “asterisco”para no entregar el rosquete, pero estaba en una situación muy complicada, comose podrán imaginar.
En una de esas, me mete el dedo de una, lo cual hace queyo pegue un grito.
El viejo se ríe y me dice:
E – “Gritá todo lo que quieras pibe. Acá en el edificioya me conocen.”
Después que me dijo esto, me cerró porque el portero memiró raro cuando le dije que iba al departamento del viejo este.
Acto seguido, escucho que el viejo escupe, pero no sientola escupida por ningún lado, hasta que siento que me moja con su saliva en elculo. Se había escupido un par de dedos.
Se escupe la pija e intenta metérmela. No puede,obviamente. Primero que yo hacía fuerza para no abrir el hoyo, y segundo, teníael culo virgen y estrecho.
El viejo intenta de todas maneras, me agarra de las caderas,pero no hay caso. En ese momento me doy cuenta que se pone nervioso y pienso: “Quizászafo.”
E – “Te dije que te relajés pibe, aflójate” - Estánervioso.
Y – “Me aflojé, pero más no puedo” – Pensaba: “Laspelotas me voy a aflojar viejo de mierda”.
En eso, se levanta el viejo, va para una cómoda y saca unlubricante, me di cuenta por la forma de la caja, pero no puedo ver bien quemarca es, pero la caja era negra y el nombre empezaba con la letra “V”. Tambiénveo de reojo que saca una caja de forros Prime, oscura, que es la traelubricante, además que los forros también son lubricados (Los conozco bienporque los usé siempre).
Escucho que abre el forro y trata de ponérselo. Escucholos pasos porque vuelve para la cama y veo que tiene en una mano, el lubricantey que también trae un par de sobres del lubricante que traen los Prime.
Sin decir palabra, se posiciona nuevamente en rodillasante mi culo. Escucho que abre los sobres de lubricante con los dientes. Meunta un poco en el agujero y el resto se lo pone en la pija, arriba del forro,digamos.
Luego, destapa el envase del lubricante (Me acuerdo comosi estuviera escuchando ahora mismo el sonido de la tapa). Me lo tira justo enel hoyo (lo siento como si me hubiera tirado frío) y lo esparce con la otramano, para todos lados. También se pone en la pija.
Trataba de no pensar en nada, pero en ese momento lacabeza me iba a mil por hora. Hasta llegué a pensar: “Ojalá que se le resbale yno entre” pero que equivocado que estaba…
Sentía como caía dentro de mí esa mezcla de lubricantes,que encima hacía que me sonara el culo. Me hacía “Plop, Plop, Plop”, ya que elculo no paraba de latirme por los nervios.
Lo peor fue que también el viejo se da cuenta y me dice:
E – “Bueno pibe, si no entra ahora, no entra más.Relaja”.
Yo seguía duro como nunca, tensionado a mil, pero siento comoel bufarrón me la quiere meter a toda costa, sin importarle nada más.
Empieza a frotarme su pija contra mi culo, la mueve conla mano de arriba hacia abajo, hasta que la coloca, apuntando como un misil asu objetivo (Que, dicho sea de paso, no sé como hizo para que se le pare.Supongo que se habrá tomado un Viagra antes).
Finalmente me abre una nalga con una mano y con la otrase agarra la pija para metérmela. Lo peor es que lo logra, apenas en unprincipio, ya que siento como empieza a entrar de a poco.
A esta altura era imposible realizar cualquier acción porparte mía, ya había perdido como el mejor.
Me la sigue metiendo el viejo, y yo siento como, a medidaque lo hace, va rompiendo todo a su paso. Empiezo a sentir un dolorindescriptible, como nunca había sentido antes.
Hago fuerza por no gritar, pero se me es imposible. Eldolor me obliga a hacerlo. De todas maneras, trato de no gritar fuerte, tratode contenerme lo más que puedo.
El viejo, que estaba como loco y ya me había agarrado delas dos caderas para culearme como un rey, me dice:
E – “Pfff pibe, que cerrado que lo tenés. Me encanta…”
Ya la sentía adentro toda la del viejo, mientras me teníabien fuerte agarrado de las caderas, me movía de atrás para adelante, como unahamaca. Lo único que yo quería y que pedía era que terminara todo pronto de unaputa vez.
En un momento, el viejo para y me pide que me abra loscantos. Ni pensé en discutir o negarme, además ya a esa altura… Así que mellevo las manos atrás y me abro las nalgas, mientras tengo la pija del viejoadentro.
Se nota que esto lo calienta al viejo, pero mal, porqueme dice:
E – “Todo abierto, así me gusta pibe, así me gusta…¡ABIERTO!”
Pensé que se moría ahí mismo el viejo, pero no. Solamenteera para seguir humillándome más.
Habían pasado minutos seguramente, no más de 5 o 10 comomáximo, pero para mí era una eternidad que parecía no tener fin.
Las embestidas eran bestiales, hasta que en un momento sientoque al viejo se pone dura como nunca, como una piedra.
Me hace dos embestidas más y en la segunda, acaba. Mientrasva acabando, me agarra más fuerte que nunca y me dice, casi a los gritos, conun grado de excitación de aquellos:
E – “Ahhh, pibe, pibe, pibe…. Que buen polvo que mediste…. Ufff, ¡QUE BUEN ORTO!!” – Se sigue moviendo un poco más y me danalgadas. Yo siento, en concordancia, como la pija del viejo explota y mi culono para de latir.
En ese momento, siento que el viejo me la saca, y que respiraagitado. Se baja de la cama y escucho que se va; Intuyo que fue al baño porquese escucha una canilla correr.
Yo estaba inmóvil, culeado, en cuatro, en bolas, con undolor de aquellos, a total merced del bufarra. Encima el culo no paraba delatirme, lo sentía peor que nunca, además de las dolencias por la rotura.
En eso, vuelvo el viejo, ya vestido nuevamente, con unrollo de cocina. Lo deja en la cómoda y me dice:
E – “Acá tenés pibe, te traje para que te limpies elorto. Metele a limpiarte que no quiero cambiar las sábanas.”
No termina la frase que siento como me empieza a chorrearel culo, ya que me cayó en la pierna primero. Para colmo, quería retener lo quefuera que sea que me chorreaba, pero no podía controlar el “esfínter”.
Me miro para saber que era, pensando que era la leche elviejo, pero no. Era una mezcla de semen, sangre, mix de lubricantes y mierda.Si, también, apenas por suerte, pero mierda al fin….
El viejo observa la situación, ya que yo seguía inmóvilporque me costaba ponerme en pie, y me dice:
E – “Uhhh pibe, mirá lo que hiciste… Ahora voy a tenerque cambiar las sábanas. Y eso que te revise el culo y lo tenías limpio. Senota que te la metí hasta el fondo. ¡¡Jajajaja!! Te saqué hasta un sorete¡¡Jajajaja!!”
No podía estár más avergonzado por este viejo hijo deremil puta. De todas maneras, mejor que le cagué las sábanas; Tenían un olor arancio impresionante.
En eso me paro, y me empiezo limpiar con el rollo decocina. Le pido si me deja ir al baño para lavarme a lo que me responde que sí,pero que él iba a mirar como lo hacía. Así que fui al baño y me tuve quelimpiar adelante del viejo, que no me dio ni una toalla sucia para secarme. Metrajo de vuelta el rollo de cocina.
Luego de esto, me doy vuelta para mirarlo, para ver comoseguía la cosa, y veo que el viejo de mierda había agarrado de nuevo el arma yla tenía nuevamente apuntando al suelo.
E – “Bueno, listo pibe. Cambiate y andate a tu casa.”
Me hace seña con la cabeza para que agarre mi ropa ydemás pertenecías, que estaban tiradas en un rincón. Me visto lo más rápido quepuedo, pero me costaba moverme, agacharme, y demás.
Cuando estoy cambiado, el viejo, que estaba parado comoun soldado viendo toda la situación, me agarra de un brazo y me lleva hasta lapuerta del departamento. Con la otra mano libre, abre los cerrojos, gira lasllaves para abrir la puerta, y me saca para afuera.
Antes de cerrar la puerta, me da palmadas en el culo y medice:
E – “Chaupibe. Si te gustó, ya sabés donde vivo, pero que no se te haga un vicioporque no me va a dar el cuero.” – Me sonríe y cierra la puerta.
Al quedarme solo, ahí afuera luego de lo vivido, estabacomo perdido, distraído, aturdido… No entendía que pasaba. Tuve que bajar porel ascensor, porque me costaba caminar, así que ni intenté bajar por lasescaleras.
Cuando llego a la planta baja, estaba nuevamente elportero. Creo que me saludó porque escuché una palabra al pasar, pero estaba enotra y ni siquiera moví la cabeza para ver de donde venía o que responder.
Ya en la calle, me subí a mi auto y me vine para mi casa.No podía sacarme las imágenes del viejo de mierda, cada una de lascircunstancias que me hizo pasar, pero tampoco hice la denuncia o algún otroquilombo. No quería contar nada y menos someterme a exámenes médicos dondeconstaten que tengo el culo roto.
Viniendo para mi casa, tuve que parar 2 veces porquerompí en llanto. Cuando me preguntó mi esposa como me fue, le dije que bien yno hablé más nada, aduciendo que estaba cansado, que le contaba luego, etc.
Encima a los pocos días, me llegó un mail de encuesta porparte del Gobierno de la Ciudad, porque querían saber como “Había sido miexperiencia…”
Ahora me sentí bien al contarlo, liberado, pero todavíaprefiero el anonimato. Con el tiempo veré si doy más datos, pero quería contar comofui violado por un viejo bufarra.
1 comentarios - Violado en Pandemia
Pero por sorbretodo, lamento que tu primera experiencia haya sido asi. La realidad es que si uno sabe como relajarse y si se lo hacen bien, que te la pongan es algo muy agradable..