“Juegos de Vacaciones” 2da parte

Hola chicos, buenas tardes. Como mi marido no se encargo de contar la segunda parte de nuestro juego de vacaciones, me he decidido a cumplir lo prometido y con http://www.poringa.net/posts/relatos/3168085/Juegos-de-Vacaciones.html tinuarlo -en este caso-, en primera persona. 

Dejo el link para quienes no leyeron la primera parte: http://www.poringa.net/posts/relatos/3168085/Juegos-de-Vacaciones.html

Después de aquella tarde relatada por mi marido en la primera parte, quedamos muy pero muy alterados, pero a ambos nos afectó de manera diferente.
Mario estaba como loco, y me volvía loca preguntándome si me calentó lo qué pasó, si quería volver a hacerlo, e incluso si me animaba a salir sola con el flaco.
En mi caso, después de la calentura del momento vino el tiempo de la reprensión. Me sentía mal porque era un chico (19 años), y si bien no fue idea ni obra mía, sentía que había hecho mal, que estaba jodiendo mi matrimonio, mi familia, y que esto transgredía los principios inculcados durante 40 años de vida.

Por la noche, Mario empezó a taladrarme la cabeza con el pendejo y terminamos discutiendo. Me daba mucha bronca, yo sentía que estaba mal lo que hice y él lejos de ayudarme, todavía me enloquecía intentando fogonearme una y otra vez con el tema. 





En un momento le pregunto que era lo que le gustaba tanto de esto, porque realmente no lo entendía, y me dice que disfruto mucho verme, que le encantó la facilidad con que me solté con el flaco, que le encantó verme y tomar el control de la situación.
Esa noche no dormí, mi cabeza estaba a mil. Por un lado me calentaba recordar lo qué pasó, el vértigo y la adrenalina de sentir otro hombre después de 20 años fiel a mi matrimonio. Por el otro lado, sentía bronca con mi marido por haberme empujado a esto, por poner en riesgo la tranquilidad que caracterizó hasta hoy nuestra familia, por hacerme sentir sensaciones olvidadas y que ya no recordaba.
Al día siguiente hablamos, y acordamos no volver a tocar el tema, yo sentía culpa y quería borrarlo, y le pedí no volver a jugar con esto que sentía innecesariamente riesgoso para nuestra familia.
Todo se fue normalizando después y nos seguimos dedicando a disfrutar en familia de ese maravilloso lugar.

Dos días después, coincido con Bruno en el gimnasio, Mario ya había estado temprano así que estaba sola.
En el gym como de costumbre no había nadie, así que estábamos los dos solos. Después de saludarnos los primeros minutos fueron raros e incómodos, hasta que decidí hablar yo.
Le pedí disculpas por lo qué pasó, le dije que me puso muy mal después, que nunca habíamos hecho nada así y que lo sentía peor aún por su diferente edad.
El enseguida me dijo que no me preocupe, que él tampoco había hecho nunca nada semejante, que le encantó lo qué pasó y le caímos muy bien los dos, pero que como yo le pedía lo sucedido terminaba ahí y seguíamos como amigos.
El flaco tiene mucho gimnasio encima, así que mientras entrenamos me fue corrigiendo algunas posturas, un poco para mantener la charla y un poco para hacerse el importante frente a la viejita jiji jiji 
En un determinado momento, yo estaba haciendo glúteos en una colchoneta boca arriba con una pesa de 10kg a la cintura y se arrima para corregirme.





Me dice que estoy trabajando mal la cola, y sin esperar se arrodilla a mi lado y me sujeta con las dos manos, una por abajo, en la cola, la otra por arriba, directamente sobre mi chochi, y así me sujetaba apretadamente mientras contó 10 repeticiones.  La verdad es que la situación me mojó mal, me fascinó verme allí, y más aún sentirlo tocándome, con la doble adrenalina del riesgo de que entre alguien al salón, y/o de que puedan vernos por las cámaras de seguridad del hotel.
Cuando Bruno me suelta, le dije, si me seguís ayudando así, vos te haces responsable. porque yo no respondo de mi. Así que a fin de evitar conductas de las cuales en frío seguro me arrepentiría, junte mis cosas, saludé de lejos a Bruno, y subí a la habitación.
Cuando le conté a Mario quedó como loco y arrancó nuevamente a taladrarme con sus ideas (son esas cosas que al principio cuestan entender), pero lo corté nuevamente, y entendió, ya habíamos acordado antes cortar ahí el boludeo.
A la tarde, tomábamos sol con Mario en la playa del hotel  mientras los peques disfrutaban el kínder, y por allí se arrimó Bruno en plan de buenos amigos. Se sumó a nosotros y seguimos los tres al sol charlando de la vida. 
Después de un rato me acomodo boca abajo para quemarme la espalda, y sin mediar palabra, siento el frío de la crema protectora en la parte alta de la espalda.





Miro hacia atrás y solo veo la carita de felicidad de Bruno y siento sus primeras manos recorriendo mi espalda.
La cara de mi marido no tuvo desperdicio, y después me contó que se le puso muy dura mirando cómo el pendex me manoseaba encremándome frente al resto de los huéspedes. El atrevido no se conformó con mi espalda, así que la sesión comprendió piernas y cola, zarpadísimo pero muuuy rico. No pasaron más de 5 minutos de qué cortó con el masaje, y caen los padres de Bruno que bajaban con sus sillas a la playa.
Así que en esto terminó nuestro juego de vacas, con ganas de un poco más y con promesa de volver a vernos en Argentina, pero coincidimos los tres en que no daba para arriesgar más siendo que tanto Bruno como nosotros,  compartimos el viaje con nuestras respectivas familias.