No dejes de pasar por mi mejor post
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4084661/Mi-amada-esposa.html
No te vas a arrepentir!
Hola!, hola!, Ariel, me escuchas?
Si… quien habla… Victor?
Sí, soy Victor… disculpa lo inoportuno de la llamada
Qué pasa? que hora es? estaba durmiendo…
Son las tres de la mañana, pero no podía esperar a darte la mala noticia… me llamó Cacho, para que haga correr la voz, se trata de Maxi, se pegó un tiro en la cabeza… que locura ese muchacho… se voló la tapa de los sesos…
Ariel sintió morirse un poco en ese momento, un frío sepulcral corrió por su espinazo, solo respondió con monosílabos y las palabras de su amigo al otro lado del celular se tornaron confusas.
No pegó un ojo por el resto de la noche, solo un profundo ronquido de su esposa rompía el silencio y la oscuridad del cuarto.
Se levantó sin hacer ruido, fue a la otra habitación, acarició la cabellera rubia de su pequeño hijo, lo abrigó y empezó a cargar las culpas.
No se notó la salida del sol que se escondía detrás de espesas nubes, apenas había aclarado y ya se presagiaba un día del demonio, con una ventisca invernal que lastimaba el rostro.
Hicieron los preparativos, Noelia, su mujer, no podía creer lo que había sucedido, si bien ella no era amiga directa de Maxi, lo cierto es que sentía mucho aprecio por ese muchacho y su esposa, que locura, y los motivos? cuales eran los motivos?
Se arroparon bien, cargaron al pequeño Brian y fueron a la casa de los abuelos, y de ahí, Ariel y su mujer derecho al velorio, Ariel no hablaba mucho, el seguía enredado en sus pensamientos y un peso de culpa asfixiante aprisionaba su pecho.
En el lugar había gente conocida, amigos y también extraños que seguramente jamás volvería a ver, saludaron a sus padres, a sus hermanos, y luego a ella, Oriana, la reciente viuda, a la antigua usanza lucía un luto negro de pollera a las rodillas y una camisa del mismo tono, abrazó primero a su esposa, a Ariel se le iban los ojos en sus curvas, porque sea como sea, Oriana siempre lucía excitante, luego fue su turno, la hizo con discreción, ella lloró en sus brazos unos minutos, unos minutos que parecieron eternos, porque Ariel sentía sus hermosos y turgentes pechos apretarse contra su cuerpo y eso le hacía brotar su masculinidad al extremo, hasta temió sufrir una inoportuna erección en ese momento.
Tuvo que soltarla, había demasiada gente, incluso su esposa estaba pegada a ellos, no era el momento, no era el lugar.
Ariel sintió retorcerse sus tripas, era el funeral de uno de sus mejores y más queridos amigos, y la congoja se chocaba de frente con el embriagante placer que le producía esa mujer…
Todo había comenzado como un estúpido juego, palabras de hombres en reuniones de hombres, cuando todos hablaban entre risas de infidelidades, de putas y de cuernos Maxi solo ensalzaba a Oriana, su preciada mujer, era quien siempre arruinaba las charlas, porque la ponía en un pedestal, por su belleza, o por lo buena que era en la cama, hablando más de lo que debía hablar. No lo hacía en forma consiente, pero era obvio que con sus palabras solo habría el apetito de sus compañeros y amigos, y solo por una cuestión de respetos nadie intentaba cruzar la línea.
Y esas bromas que se gastaban una y otra vez cambiaban poco a poco de inocentes a peligrosas…
Entre risas Ariel le decía a Maxi que él iba a cogerse e su mujer, que le iba a enseñar lo que era un verdadero hombre y que luego ella lo dejaría, su amigo solo le respondía muy seguro de sí mismo que ella solo tenía ojos para él.
Y poco a poco, ese juego de palabras se transformó en un objetivo para Ariel, siempre había visto con buenos ojos a la esposa de su amigo y se desesperó por cogerla, sin importarle nada.
Así tejió su telaraña, para enredar a su amigo Maxi, a su esposa Noelia, hasta su pequeño hijo Brian, solo para atrapar su objetivo, la hermosa Oriana.
Él estudió horarios, situaciones, escenarios, probabilidades, hizo y deshizo en su mente, una y otra vez, como un frío estratega militar.
Oriana le encantaba, una joven de estatura mediana tirando a baja, esos cuerpos en exquisita armonía donde todas las proporciones se ajustaban a un todo perfecto, donde nada faltaba, donde nada sobraba, todo se veía llamativo en ella, porque mirara por donde mirara no podía encontrarle un punto débil.
Ariel estaba cautivo en especial de su boca, la mujer de su amigo tenía una boca grande, de labios delgados y felinos que se extendían más allá de la media, sobresaliendo como rasgo característico de su rostro, incluso con un llamativo y sexy lunar sobre su labio superior, pero todo esto era nada, nada comparado con el deseo personal de mostrarse a sí mismo que si podía conquistarla.
Su hijo Brian fue el medio para llegar a ella, en un encuentro casual en la calle, Maxi le había contado muchas veces de sus deseos de ser madre y cuanto la podían los niños pequeños, pero que él tenía otros planes por esos días.
Ariel le vendió esa imagen paterna dulce y enternecedora, para Oriana había sido solo el destino que los había cruzado esa tarde en el supermercado, hablaron, hablaron, y hablaron, el solo la dejó ir cuando supo que ella había comprado lo que él le estaba vendiendo.
A espaldas de su amigo y de su esposa fue acorralando poco a poco a Oriana, había estudiado cada desperfecto de Maxi, cada pequeño desperfecto que Oriana a molestaba para ofrecerle la contracara en él, poco a poco el pequeño Brian salió de la órbita y solo quedó la relación entre un hombre y una mujer, fue todo tan confuso que según percibió Ariel, ella no pudo darse cuenta que estaba en su trampa, para ella todo parecía ser secreto, todo era prohibido, y sentía que esto la excitaba demasiado y la llevaba al límite de la locura.
Y fueron cómplices, y el buscaría la estocada final…
Por un tema menor se desafiaron, ella le dijo que si él tenía razón debería regalarle un helado de vainilla como a ella le gustaba, él le dijo que si el ganaba debería regalarle un beso, y obvio, él tenía razón, ella se acercó sobre su mejilla para pagar la deuda pero el en un rápido movimiento llevó sus labios contra los otros labios, ella se separó sonrojada y sorprendida, pero él fue por mas, era el momento, fue por otro beso profundo, ella se rindió, ya no pudo evitarlo, el cazador tenía su presa.
Subieron al coche, en el camino él le dijo de ir a un hotel alojamiento, pero recibió una negativa, estaba con su período, y nunca supo si fue verdad o solo un pretexto.
Tomó una de las delicadas manos de Oriana y la llevó a su entrepierna, para que lo sobara y notara su dureza, y un poco más, un poco más…
Ariel estacionó el coche en un lugar apartado, reclinó un poco el asiento, desabrochó la bragueta y sacó su pija dura, ella miraba en silencio, él la tomó por la nuca y la forzó con leve resistencia hacia abajo.
Se sintió tan bien, solo veía los cabellos de Oriana y sentía unos eróticos chasquidos de la chupada que le daba, la empujaba bien abajo forzándola a comérsela toda, la imagen de su amigo Maxi se cruzaba por su mente, imaginaba que esos labios y esa lengua que se comían su verga pronto estarían besando la boca a su amigo, esto se le hacía demasiado excitante, una de las manos de Oriana lo masturbaba desde la base, acariciando sus huevos, no pasó mucho tiempo, como lava de volcán sintió su semen subir de repente y comenzó a acabar mientras ella permanecía concentrada en hacer su mejor trabajo.
Observó con beneplácito como ella recuperaba su posición en el asiento, sus cachetes estaba inflamados y era notorio como pasaba el semen de lado a lado, Ariel puso una mano en el cuello de su amante y la mantuvo ahí presionando sin ser molesto, solo esperando, esperando el momento en que ella tragara para sentir el movimiento de la glotis es un mano, eso fue de veras excitante, percibir como su semen pasaba de su boca hacia su estómago.
Ella no pudo contener una carcajada de pecado y por la comisura de sus grandes labios escapó un hilo blancuzco mezcla de semen y saliva.
Ariel podría haberse dado por satisfecho en ese momento, ya había conseguido cruzar la raya, pero su machismo era más fuerte, quería cogerse a esa mujer a como diera lugar y nuca supo si realmente ella estaba indispuesta o solo había sido una excusa para evadirlo, esa espina había quedado clavada.
El buscaría una segunda oportunidad, a espaldas de su amigo, a espaldas de su esposa, sintió que ya tenía en un puño a Oriana y fue por ella, insistiendo, una y otra vez, notando en cada intento como las tenues resistencias de la mujer parecían no ser nada convincentes.
Él sabía que era cuestión de tiempo, era solo empujar y empujar sin cesar en el intento.
Una mañana fue por todo, sabía que Maxi estaba trabajando y que ella estaba sola en su hogar, ya sabemos que Ariel era un estratega en todo esto.
El tocó timbre, ella atendió al otro lado apenas abriendo la puerta, Ariel observó esos labios perfectos y recordó lo que había sucedido en el coche, ella no quería dejarlo pasar, pero el con un leve empujón logró colarse, escuchó una y otra vez sus continuos ‘no’ pero sabía que sus palabras no expresaban sus dedeos.
Oriana estaba de entrecasa, despeinada, desprolija y con aroma a fritura en sus cabellos, esto solo lo excitó a Ariel, una vez más se perdió en su silueta, en una desteñida remera de algodón que resaltaba sus pechos y en una corta falda que mostraba sus perfectas piernas denudas, avanzó decidido, acorralando a la presa.
Sintió a la mujer respirar profundo, pasó sus grandes manos bajo la corta minifalda y llevándolas directo a los glúteos los notó completamente desnudos, apenas una discreta colaless cubría su sexo lo cual provocó una inmediata erección debajo de sus ropas, la levantó en el aire, ella lo rodeó con sus piernas y con sus brazos por sobre los hombros, sus gastadas chancletas cayeron al piso dejando desnudos sus pies de princesa, se fundieron en un interminable beso de locura y pasión, como animales, en una escena propia de películas de Hollywood.
Atolondradamente Ariel la llevo en el aire, adivinando el dormitorio, mientras ella lo besaba y jugaba con sus cabellos.
Al fin, él pudo ver la cama matrimonial, no era una cama más, era el sitio donde Maxi le hacía el amor, era un símbolo, como el trono del rey, un trono que se aprestaba a conquistar…
Solo la tiró sobre el sabroso colchón, ella rebotó y en sus movimientos descontrolados su corta falda se levantó dejándole ver por primera vez su sexo apenas cubierto por una tanga atigrada, se le hizo demasiado excitante, volvió a tomarla a la fuerza y al acomodó en cuatro patas, luego apretó su espalda sobre la cama hasta conseguir que la cara de Oriana quedara sobre las sábanas, entonces centró su vista en el generoso trasero que tenía a su merced, levantó bien la pollera y se encandiló con el casi hilo dental de la tanga, el único obstáculo que se interponía entre ambos.
Apenas la corrió a un costado, sacó su verga y la enterró por completo en el sexo femenino que se derretía en jugos.
Empezó a cogerla con fuerza, con vehemencia, sintiendo la dulce suavidad del interior femenino envolviendo su pija, con sus manos rodeando la diminuta cintura de Oriana, su vista le dejaba ver demasiadas cosas excitantes que no alcanzaba a disfrutar en plenitud, el rostro de esa mujer, con los ojos cerrados y la boca entreabierta, jadeando y gimiendo como puta en cada embate, o la perfección de esas nalgas redondas y macizas apenas interrumpidas por la less, o el esfínter amarronado que se abría en forma exagerada ante el incitándolo a pecar más, o la completa entrega y sumisión de esa mujer.
Y a todo lo que llegaba a su cerebro en esta situación se sumaba la excitación especial de ‘estar con la mujer de su amigo’, en ‘la cama de su amigo’, cogiéndola, haciéndola suya…
No tardó demasiado, como resistirlo, sintió acabarle en lo profundo, todo, excelente, perfecto, varias contracciones rítmicas de su sexo para dejar la firma de su placer…
Se siguió moviendo hasta perder rigidez, su pija salió blanquecina, envuelta en semen.
Oriana estaba perdida, aun recuperando el aliento, él la mantuvo en la misma posición, inmóvil, se agachó y fue por detrás, su concha estaba toda abierta y aun chorreaba semen que bajaba lentamente, cerró los ojos y pasó la lengua recorriendo clítoris, labios, concha subiendo hasta el esfínter, sintió un raro sabor mezcla de leche y flujos.
Se concentró en el clítoris enorme de Oriana y la sintió estremecerse entre sus manos, sus suspiros, sus gemidos, estuvo el tiempo necesario para enloquecerla, fue a lamer su esfínter y notó que era totalmente permeable a su lengua, con una fácil dilatación que provocó una nueva erección.
Volvió a ponerse tras ella, ahora apuntó la verga en su culo, fue despacio, lo asombró la facilidad con que se la metió y la nula resistencia de la mujer, por el contrario, recibió una caliente recepción al intruso.
Se la dio un buen rato por el culo, sentía su verga apretada por el esfínter que la rodeaba y los dedos de Oriana jugando en lo profundo de su concha, en una masturbación frenética, los suspiros dieron lugar a gemidos, y los gemidos a gritos, era el infierno mismo…
Oriana tomó la iniciativa por primera vez interrumpiendo sin aviso el sexo anal, sorprendiendo a Ariel quien se quedó expectante, ella giró y desnudó sus hermosos pechos, se sentó en la cama y acomodó la verga al medio de ellos.
Empezó a masturbarlo con sus tetas, Ariel solo se dejó llevar, sintió su sexo rodearlo, esos pechos eran suaves como capullos de algodón, con los ojos de puta viciosa de Oriana clavados en los suyos, como buscando ese final, como deseando ese final, sintió su glande por demás excitado, sintió llegar por segunda vez, de pronto empezó a escupir leche caliente, entre los pechos de la joven, saltando hasta su cuello y cayendo nuevamente por efecto de la gravedad, ella rio en forma perversa, como premiada por haber realizado un excelente trabajo, se besaron profundamente, habían terminado. Solo se quedó observando como ella terminaba la función, lamiéndose a sí misma las tetas embardunadas en leche
Ariel sintió que había ganado el desafío, había tenido todo de la mujer de su amigo, por todos lados, completa, sin restricciones, pero también sintió que esto era el principio de algo nuevo, que no podría solo contentarse con cerrar el libro y terminar el juego, por el contrario, su sensación era que recién estaba escribiendo las primeras hojas de una larga historia.
Y fueron amantes a escondidas, con el único detalle que se encontraban en moteles alejados de la urbe, Oriana le pidió encarecidamente que no volviera a pisar su casa.
Ariel comenzó a ver a su amigo Maxi con un dejo de superioridad, como ocultarle lo cornudo que lo hacía? no podía solo sonreír cada vez que lo escuchaba hablar de Oriana, su mujer perfecta, si tan solo hubiera imaginado…
Pero en un tiempo Maxi comenzó a cambiar, ya no era ese hombre risueño alegre de la vida, poco a poco se transformó en un ser parco, encerrado en sus pensamientos, aislándose de su entorno, como dejando notar que su mundo no estaba bien.
Ariel notó que ahora en esas reuniones de hombres, donde solo había palabras de hombres en reuniones de hombres, cuando todos hablaban entre risas de infidelidades, de putas y de cuernos Maxi solo bajaba la mirada y se alejaba del lugar, sin hacer comentarios.
Fue por eso que empezó a indagar cuando estaban a solas, él tenía una culpa muy grande sobre sus hombros, pero no sabía a ciencia cierta qué es lo que pasaba con su amigo que se encerraba más y más y no largaba palabra.
Al fin una tarde, Maxi se vio sobrepasado por tanta presión, y ante la insistencia de su amigo, respiró resignado y poniendo la mano sobre el hombro de Ariel dijo casi susurrando y mirando al piso
Sabes amigo… me parece que Oriana me mete los cuernos…
Ariel sintió morirse en ese instante, intentó hablar pero las palabras se embotellaron en su boca, la incertidumbre se lo devoró, estaba cara a cara con su amigo, amigo al que él le cogía la mujer, se sintió un bastardo, que le contestaría cuando seguramente Maxi lo acuse? esperó la estocada al borde del desmayo, pero Maxi dijo algo que lo sorprendió.
Habló de otro hombre, un vecino, alguien que él no conocía, evidentemente había otro hombre en la vida de esa mujer, se sintió un estúpido, el corneador corneado, no entendió en ese momento la morbosa mente de esa mujer, pero al menos sintió alivio porque por lo que notaba, Maxi no tenía idea de su relación con Oriana, solo dijo
Te lo juro que si lo confirmo… me pego un tiro…
En ese momento, Ariel no lo tomó muy en serio, y trató de disuadirlo, de restarle importancia, para que no se precipitara y sacara conclusiones equivocadas…
Pero la noticia corrió como un reguero de pólvoras, el nombre de Oriana estuvo en boca de todos y lo que fue peor, se confirmó que la señora tenía varios amantes, Ariel era solo uno de tantos.
Oriana aun lo tenía tomado de las manos con los ojos llenos de lágrimas, su esposa permanecía expectante acariciándole cortésmente la espalda, Ariel no dijo nada, la culpa era demasiado grande, diablos, era su amigo! y el llanto de esa mujer le pareció lo más falso del mundo, solo levantó la vista y recorrió el lugar, mirando a cada hombre y preguntando es su mente, una pregunta sin respuesta
Vos también te la cogiste a Oriana?
Me gustaría saber tu opinión sobre este relato, escríbeme con título ‘VIUDA NEGRA’ a dulces.placeres@live.com
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No te vas a arrepentir!
Hola!, hola!, Ariel, me escuchas?
Si… quien habla… Victor?
Sí, soy Victor… disculpa lo inoportuno de la llamada
Qué pasa? que hora es? estaba durmiendo…
Son las tres de la mañana, pero no podía esperar a darte la mala noticia… me llamó Cacho, para que haga correr la voz, se trata de Maxi, se pegó un tiro en la cabeza… que locura ese muchacho… se voló la tapa de los sesos…
Ariel sintió morirse un poco en ese momento, un frío sepulcral corrió por su espinazo, solo respondió con monosílabos y las palabras de su amigo al otro lado del celular se tornaron confusas.
No pegó un ojo por el resto de la noche, solo un profundo ronquido de su esposa rompía el silencio y la oscuridad del cuarto.
Se levantó sin hacer ruido, fue a la otra habitación, acarició la cabellera rubia de su pequeño hijo, lo abrigó y empezó a cargar las culpas.
No se notó la salida del sol que se escondía detrás de espesas nubes, apenas había aclarado y ya se presagiaba un día del demonio, con una ventisca invernal que lastimaba el rostro.
Hicieron los preparativos, Noelia, su mujer, no podía creer lo que había sucedido, si bien ella no era amiga directa de Maxi, lo cierto es que sentía mucho aprecio por ese muchacho y su esposa, que locura, y los motivos? cuales eran los motivos?
Se arroparon bien, cargaron al pequeño Brian y fueron a la casa de los abuelos, y de ahí, Ariel y su mujer derecho al velorio, Ariel no hablaba mucho, el seguía enredado en sus pensamientos y un peso de culpa asfixiante aprisionaba su pecho.
En el lugar había gente conocida, amigos y también extraños que seguramente jamás volvería a ver, saludaron a sus padres, a sus hermanos, y luego a ella, Oriana, la reciente viuda, a la antigua usanza lucía un luto negro de pollera a las rodillas y una camisa del mismo tono, abrazó primero a su esposa, a Ariel se le iban los ojos en sus curvas, porque sea como sea, Oriana siempre lucía excitante, luego fue su turno, la hizo con discreción, ella lloró en sus brazos unos minutos, unos minutos que parecieron eternos, porque Ariel sentía sus hermosos y turgentes pechos apretarse contra su cuerpo y eso le hacía brotar su masculinidad al extremo, hasta temió sufrir una inoportuna erección en ese momento.
Tuvo que soltarla, había demasiada gente, incluso su esposa estaba pegada a ellos, no era el momento, no era el lugar.
Ariel sintió retorcerse sus tripas, era el funeral de uno de sus mejores y más queridos amigos, y la congoja se chocaba de frente con el embriagante placer que le producía esa mujer…
Todo había comenzado como un estúpido juego, palabras de hombres en reuniones de hombres, cuando todos hablaban entre risas de infidelidades, de putas y de cuernos Maxi solo ensalzaba a Oriana, su preciada mujer, era quien siempre arruinaba las charlas, porque la ponía en un pedestal, por su belleza, o por lo buena que era en la cama, hablando más de lo que debía hablar. No lo hacía en forma consiente, pero era obvio que con sus palabras solo habría el apetito de sus compañeros y amigos, y solo por una cuestión de respetos nadie intentaba cruzar la línea.
Y esas bromas que se gastaban una y otra vez cambiaban poco a poco de inocentes a peligrosas…
Entre risas Ariel le decía a Maxi que él iba a cogerse e su mujer, que le iba a enseñar lo que era un verdadero hombre y que luego ella lo dejaría, su amigo solo le respondía muy seguro de sí mismo que ella solo tenía ojos para él.
Y poco a poco, ese juego de palabras se transformó en un objetivo para Ariel, siempre había visto con buenos ojos a la esposa de su amigo y se desesperó por cogerla, sin importarle nada.
Así tejió su telaraña, para enredar a su amigo Maxi, a su esposa Noelia, hasta su pequeño hijo Brian, solo para atrapar su objetivo, la hermosa Oriana.
Él estudió horarios, situaciones, escenarios, probabilidades, hizo y deshizo en su mente, una y otra vez, como un frío estratega militar.
Oriana le encantaba, una joven de estatura mediana tirando a baja, esos cuerpos en exquisita armonía donde todas las proporciones se ajustaban a un todo perfecto, donde nada faltaba, donde nada sobraba, todo se veía llamativo en ella, porque mirara por donde mirara no podía encontrarle un punto débil.
Ariel estaba cautivo en especial de su boca, la mujer de su amigo tenía una boca grande, de labios delgados y felinos que se extendían más allá de la media, sobresaliendo como rasgo característico de su rostro, incluso con un llamativo y sexy lunar sobre su labio superior, pero todo esto era nada, nada comparado con el deseo personal de mostrarse a sí mismo que si podía conquistarla.
Su hijo Brian fue el medio para llegar a ella, en un encuentro casual en la calle, Maxi le había contado muchas veces de sus deseos de ser madre y cuanto la podían los niños pequeños, pero que él tenía otros planes por esos días.
Ariel le vendió esa imagen paterna dulce y enternecedora, para Oriana había sido solo el destino que los había cruzado esa tarde en el supermercado, hablaron, hablaron, y hablaron, el solo la dejó ir cuando supo que ella había comprado lo que él le estaba vendiendo.
A espaldas de su amigo y de su esposa fue acorralando poco a poco a Oriana, había estudiado cada desperfecto de Maxi, cada pequeño desperfecto que Oriana a molestaba para ofrecerle la contracara en él, poco a poco el pequeño Brian salió de la órbita y solo quedó la relación entre un hombre y una mujer, fue todo tan confuso que según percibió Ariel, ella no pudo darse cuenta que estaba en su trampa, para ella todo parecía ser secreto, todo era prohibido, y sentía que esto la excitaba demasiado y la llevaba al límite de la locura.
Y fueron cómplices, y el buscaría la estocada final…
Por un tema menor se desafiaron, ella le dijo que si él tenía razón debería regalarle un helado de vainilla como a ella le gustaba, él le dijo que si el ganaba debería regalarle un beso, y obvio, él tenía razón, ella se acercó sobre su mejilla para pagar la deuda pero el en un rápido movimiento llevó sus labios contra los otros labios, ella se separó sonrojada y sorprendida, pero él fue por mas, era el momento, fue por otro beso profundo, ella se rindió, ya no pudo evitarlo, el cazador tenía su presa.
Subieron al coche, en el camino él le dijo de ir a un hotel alojamiento, pero recibió una negativa, estaba con su período, y nunca supo si fue verdad o solo un pretexto.
Tomó una de las delicadas manos de Oriana y la llevó a su entrepierna, para que lo sobara y notara su dureza, y un poco más, un poco más…
Ariel estacionó el coche en un lugar apartado, reclinó un poco el asiento, desabrochó la bragueta y sacó su pija dura, ella miraba en silencio, él la tomó por la nuca y la forzó con leve resistencia hacia abajo.
Se sintió tan bien, solo veía los cabellos de Oriana y sentía unos eróticos chasquidos de la chupada que le daba, la empujaba bien abajo forzándola a comérsela toda, la imagen de su amigo Maxi se cruzaba por su mente, imaginaba que esos labios y esa lengua que se comían su verga pronto estarían besando la boca a su amigo, esto se le hacía demasiado excitante, una de las manos de Oriana lo masturbaba desde la base, acariciando sus huevos, no pasó mucho tiempo, como lava de volcán sintió su semen subir de repente y comenzó a acabar mientras ella permanecía concentrada en hacer su mejor trabajo.
Observó con beneplácito como ella recuperaba su posición en el asiento, sus cachetes estaba inflamados y era notorio como pasaba el semen de lado a lado, Ariel puso una mano en el cuello de su amante y la mantuvo ahí presionando sin ser molesto, solo esperando, esperando el momento en que ella tragara para sentir el movimiento de la glotis es un mano, eso fue de veras excitante, percibir como su semen pasaba de su boca hacia su estómago.
Ella no pudo contener una carcajada de pecado y por la comisura de sus grandes labios escapó un hilo blancuzco mezcla de semen y saliva.
Ariel podría haberse dado por satisfecho en ese momento, ya había conseguido cruzar la raya, pero su machismo era más fuerte, quería cogerse a esa mujer a como diera lugar y nuca supo si realmente ella estaba indispuesta o solo había sido una excusa para evadirlo, esa espina había quedado clavada.
El buscaría una segunda oportunidad, a espaldas de su amigo, a espaldas de su esposa, sintió que ya tenía en un puño a Oriana y fue por ella, insistiendo, una y otra vez, notando en cada intento como las tenues resistencias de la mujer parecían no ser nada convincentes.
Él sabía que era cuestión de tiempo, era solo empujar y empujar sin cesar en el intento.
Una mañana fue por todo, sabía que Maxi estaba trabajando y que ella estaba sola en su hogar, ya sabemos que Ariel era un estratega en todo esto.
El tocó timbre, ella atendió al otro lado apenas abriendo la puerta, Ariel observó esos labios perfectos y recordó lo que había sucedido en el coche, ella no quería dejarlo pasar, pero el con un leve empujón logró colarse, escuchó una y otra vez sus continuos ‘no’ pero sabía que sus palabras no expresaban sus dedeos.
Oriana estaba de entrecasa, despeinada, desprolija y con aroma a fritura en sus cabellos, esto solo lo excitó a Ariel, una vez más se perdió en su silueta, en una desteñida remera de algodón que resaltaba sus pechos y en una corta falda que mostraba sus perfectas piernas denudas, avanzó decidido, acorralando a la presa.
Sintió a la mujer respirar profundo, pasó sus grandes manos bajo la corta minifalda y llevándolas directo a los glúteos los notó completamente desnudos, apenas una discreta colaless cubría su sexo lo cual provocó una inmediata erección debajo de sus ropas, la levantó en el aire, ella lo rodeó con sus piernas y con sus brazos por sobre los hombros, sus gastadas chancletas cayeron al piso dejando desnudos sus pies de princesa, se fundieron en un interminable beso de locura y pasión, como animales, en una escena propia de películas de Hollywood.
Atolondradamente Ariel la llevo en el aire, adivinando el dormitorio, mientras ella lo besaba y jugaba con sus cabellos.
Al fin, él pudo ver la cama matrimonial, no era una cama más, era el sitio donde Maxi le hacía el amor, era un símbolo, como el trono del rey, un trono que se aprestaba a conquistar…
Solo la tiró sobre el sabroso colchón, ella rebotó y en sus movimientos descontrolados su corta falda se levantó dejándole ver por primera vez su sexo apenas cubierto por una tanga atigrada, se le hizo demasiado excitante, volvió a tomarla a la fuerza y al acomodó en cuatro patas, luego apretó su espalda sobre la cama hasta conseguir que la cara de Oriana quedara sobre las sábanas, entonces centró su vista en el generoso trasero que tenía a su merced, levantó bien la pollera y se encandiló con el casi hilo dental de la tanga, el único obstáculo que se interponía entre ambos.
Apenas la corrió a un costado, sacó su verga y la enterró por completo en el sexo femenino que se derretía en jugos.
Empezó a cogerla con fuerza, con vehemencia, sintiendo la dulce suavidad del interior femenino envolviendo su pija, con sus manos rodeando la diminuta cintura de Oriana, su vista le dejaba ver demasiadas cosas excitantes que no alcanzaba a disfrutar en plenitud, el rostro de esa mujer, con los ojos cerrados y la boca entreabierta, jadeando y gimiendo como puta en cada embate, o la perfección de esas nalgas redondas y macizas apenas interrumpidas por la less, o el esfínter amarronado que se abría en forma exagerada ante el incitándolo a pecar más, o la completa entrega y sumisión de esa mujer.
Y a todo lo que llegaba a su cerebro en esta situación se sumaba la excitación especial de ‘estar con la mujer de su amigo’, en ‘la cama de su amigo’, cogiéndola, haciéndola suya…
No tardó demasiado, como resistirlo, sintió acabarle en lo profundo, todo, excelente, perfecto, varias contracciones rítmicas de su sexo para dejar la firma de su placer…
Se siguió moviendo hasta perder rigidez, su pija salió blanquecina, envuelta en semen.
Oriana estaba perdida, aun recuperando el aliento, él la mantuvo en la misma posición, inmóvil, se agachó y fue por detrás, su concha estaba toda abierta y aun chorreaba semen que bajaba lentamente, cerró los ojos y pasó la lengua recorriendo clítoris, labios, concha subiendo hasta el esfínter, sintió un raro sabor mezcla de leche y flujos.
Se concentró en el clítoris enorme de Oriana y la sintió estremecerse entre sus manos, sus suspiros, sus gemidos, estuvo el tiempo necesario para enloquecerla, fue a lamer su esfínter y notó que era totalmente permeable a su lengua, con una fácil dilatación que provocó una nueva erección.
Volvió a ponerse tras ella, ahora apuntó la verga en su culo, fue despacio, lo asombró la facilidad con que se la metió y la nula resistencia de la mujer, por el contrario, recibió una caliente recepción al intruso.
Se la dio un buen rato por el culo, sentía su verga apretada por el esfínter que la rodeaba y los dedos de Oriana jugando en lo profundo de su concha, en una masturbación frenética, los suspiros dieron lugar a gemidos, y los gemidos a gritos, era el infierno mismo…
Oriana tomó la iniciativa por primera vez interrumpiendo sin aviso el sexo anal, sorprendiendo a Ariel quien se quedó expectante, ella giró y desnudó sus hermosos pechos, se sentó en la cama y acomodó la verga al medio de ellos.
Empezó a masturbarlo con sus tetas, Ariel solo se dejó llevar, sintió su sexo rodearlo, esos pechos eran suaves como capullos de algodón, con los ojos de puta viciosa de Oriana clavados en los suyos, como buscando ese final, como deseando ese final, sintió su glande por demás excitado, sintió llegar por segunda vez, de pronto empezó a escupir leche caliente, entre los pechos de la joven, saltando hasta su cuello y cayendo nuevamente por efecto de la gravedad, ella rio en forma perversa, como premiada por haber realizado un excelente trabajo, se besaron profundamente, habían terminado. Solo se quedó observando como ella terminaba la función, lamiéndose a sí misma las tetas embardunadas en leche
Ariel sintió que había ganado el desafío, había tenido todo de la mujer de su amigo, por todos lados, completa, sin restricciones, pero también sintió que esto era el principio de algo nuevo, que no podría solo contentarse con cerrar el libro y terminar el juego, por el contrario, su sensación era que recién estaba escribiendo las primeras hojas de una larga historia.
Y fueron amantes a escondidas, con el único detalle que se encontraban en moteles alejados de la urbe, Oriana le pidió encarecidamente que no volviera a pisar su casa.
Ariel comenzó a ver a su amigo Maxi con un dejo de superioridad, como ocultarle lo cornudo que lo hacía? no podía solo sonreír cada vez que lo escuchaba hablar de Oriana, su mujer perfecta, si tan solo hubiera imaginado…
Pero en un tiempo Maxi comenzó a cambiar, ya no era ese hombre risueño alegre de la vida, poco a poco se transformó en un ser parco, encerrado en sus pensamientos, aislándose de su entorno, como dejando notar que su mundo no estaba bien.
Ariel notó que ahora en esas reuniones de hombres, donde solo había palabras de hombres en reuniones de hombres, cuando todos hablaban entre risas de infidelidades, de putas y de cuernos Maxi solo bajaba la mirada y se alejaba del lugar, sin hacer comentarios.
Fue por eso que empezó a indagar cuando estaban a solas, él tenía una culpa muy grande sobre sus hombros, pero no sabía a ciencia cierta qué es lo que pasaba con su amigo que se encerraba más y más y no largaba palabra.
Al fin una tarde, Maxi se vio sobrepasado por tanta presión, y ante la insistencia de su amigo, respiró resignado y poniendo la mano sobre el hombro de Ariel dijo casi susurrando y mirando al piso
Sabes amigo… me parece que Oriana me mete los cuernos…
Ariel sintió morirse en ese instante, intentó hablar pero las palabras se embotellaron en su boca, la incertidumbre se lo devoró, estaba cara a cara con su amigo, amigo al que él le cogía la mujer, se sintió un bastardo, que le contestaría cuando seguramente Maxi lo acuse? esperó la estocada al borde del desmayo, pero Maxi dijo algo que lo sorprendió.
Habló de otro hombre, un vecino, alguien que él no conocía, evidentemente había otro hombre en la vida de esa mujer, se sintió un estúpido, el corneador corneado, no entendió en ese momento la morbosa mente de esa mujer, pero al menos sintió alivio porque por lo que notaba, Maxi no tenía idea de su relación con Oriana, solo dijo
Te lo juro que si lo confirmo… me pego un tiro…
En ese momento, Ariel no lo tomó muy en serio, y trató de disuadirlo, de restarle importancia, para que no se precipitara y sacara conclusiones equivocadas…
Pero la noticia corrió como un reguero de pólvoras, el nombre de Oriana estuvo en boca de todos y lo que fue peor, se confirmó que la señora tenía varios amantes, Ariel era solo uno de tantos.
Oriana aun lo tenía tomado de las manos con los ojos llenos de lágrimas, su esposa permanecía expectante acariciándole cortésmente la espalda, Ariel no dijo nada, la culpa era demasiado grande, diablos, era su amigo! y el llanto de esa mujer le pareció lo más falso del mundo, solo levantó la vista y recorrió el lugar, mirando a cada hombre y preguntando es su mente, una pregunta sin respuesta
Vos también te la cogiste a Oriana?
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4 comentarios - Viuda negra
El hijo es de Ariel, no de Oriana. Oriana no tiene hijos!