Antes de la invitación sorpresa por parte de los compañeros de trabajo y los estudiantes. Quiero contarles una experiencia que también terminó siendo una sorpresa y quizás por eso me hicieron participe de su club secreto.
Eso fue antes de todas estas novedades que resultaron con la llegada delcovid-19 al país. Recuerdo empezando semestre, mi compañero más cercano me pidió que lo acompañara a “leerse la suerte” para ver que le deparaba el futuro. Sinceramente no me gusta mucho ese tema de adivinanzas o suerte, de modo que se lo hice saber. Sin embargo, el insistió argumentando que era solo para que lo acompañara, que no quería ir solo. Decidí acompañarlo, llegamos en su moto a un sector de rumba y excesos en la ciudad. Me dio curiosidad el sitio donde estaba ubicada, la fachada no parecía promover o intuir algún servicio, pero claro luego pensé que seguramente esas actividades prefieren la clandestinidad por tratarse de captación de incautos como mi amigo.
Al ingresar al parqueadero, un vigilante nos preguntó que a donde nos dirigíamos. Mi amigo le respondió que teníamos cita programada, quedé desconcertado cuando me pidieron mi identificación para verificar. El hijo deputa de mi amigo había dado mi nombre sin advertirme antes.
Subiendo las escaleras a un segundo piso, solo me dijo que tocaba dar mi nombre, porque allí solo se ingresa con cita previa. Otra persona en el segundo piso en un pequeño puesto improvisado de recepción, nos indicó que nos esperaban en la habitación 7. Mi compañero golpeó tres veces suavemente. –siga por favor- respondió una voz dulce y armónica desde la habitación.
Al ingresar noto un ambiente totalmente sintonizado con todo eso que había observado en películas o visto sobre ocultismo. Incluso sentí algo de miedo y pavor al ver la cantidad de candelarios con velas encendidas. El olor si era agradable, se sentía una fragancia entre canela y floral. –Quien desea el servicio primero? - preguntó la joven, que ya pude percatarme que se trataba de una gitana que resplandecía por su belleza. Nunca imaginé encontrarme con una joven y hermosa chica en estos lugares. Me esperaba una anciana con su gran verruga en la cara, con sus dientes manchados por el tabaco. En cambio, me encuentro con una joven y hermosa gitana de aproximadamente unos 25 años, con una sonrisa perfecta y un cutis de impecable. –Yo, primero- No dudé y respondí antes que mi compañero se pronunciara. Ahora el desconcertado fue mi compañero, pero luego me sonrió y asintió con su cabeza. –prefiero esperar en el corredor –afirmó saliendo del “consultorio”.
Me sentí algo solo, pero la gitana no me dejó reaccionar cuando me invitó a sentarme y me solicitó mi mano. Tímidamente me senté y le extendí mi mano derecha, ya que desesperadamente deseaba estar cerca de ella, para disfrutar mejor su belleza y aún más ansiaba ser tocado por esa linda joven. La quiromántica me preguntó si era la primera vez que me iban a “leer” el futuro a través de la mano. Respondí que sí, que no estaba seguro de mi futuro, pero medaba curiosidad indagar un poco. –Y cuántas veces has venido por aquí? –Es la primera vez te digo- le respondí. Esa respuesta la dejó confundida e igualmente pensé mejor en su pregunta y también me confundió. ¿Y cómo supiste de nosotras? – le preguntó. Le dije que fui invitado por mi compañero del trabajo, que el me había dicho que le gustaba que le pronosticaran el futuro. -Dame un momento- me dijo. Salió rápidamente de la habitación, pero no tardó mucho tiempo. Supuse que fue a verificar con mi compañero algo referido conmigo. En medio de mi soledad, reparé en detalle el pequeño espacio recorriéndolo con mi mirada. A parte de las velas encendidas, una lámpara en frente de la pared posterior emitía una luz opaca que no dejaba sobresalir los atuendos coloridos en el escenario por la poca iluminación en el espacio. En la pequeña mesa redonda en la que había extendido mi mano había un juego de naipes y un par de dados. Hacia el lado lateral izquierdo, una cortina oscura totalmente extendida me negaba observar lo que sería sobre lo que sería la entrada a otra habitación. Mientras seguía observando cada detalle, ingresó la gitana y le pasó seguro a la habitación. –Me estaba asegurando de que si fueras de confiar-afirmó.
La gitana llevaba una falda azul celeste que le cubría sus rodillas, de igual color lucía un turbante del mismo color que cubría su larga cabellera color dorado y que combinaba con el tono gris de sus ojos. Me manifestó que era afortunado de contar con un amigo que me invitara a conocer los bellos momentos que me deparaba el destino. Le extendí nuevamente mi mano y su mirada profunda empezó a tratar de buscar algo en la palma de mi mano en lo que yo no notaba nada. Mientras sostenía mi mano derecha sobre su mano izquierda, con la su uña (pintadas gris oscuro) del dedo índice de la mano derecha recorría las diferentes líneas de la palma de mi mano. Empezó a declararme prosperidad en mi porvenir, salud y muchos placeres. Supuse que estaba inventando todo. De repente empezó a salirse de la palma de mi mano y me dijo con una voz muy sensual que había acertado en ir porque pronto iba asentirme plenamente y una energía recorrería todo mi cuerpo, sintiendo maravillas y el máximo placer. Eso me alertó y entendí que estaba lejos de leerme la mano, empecé a relacionar su sorpresa cuando respondí que era la primera vez que me “leían” la mano.
-Tranquilízate que estamos solo los dos aquí.
Continuará Segunda parte
Eso fue antes de todas estas novedades que resultaron con la llegada delcovid-19 al país. Recuerdo empezando semestre, mi compañero más cercano me pidió que lo acompañara a “leerse la suerte” para ver que le deparaba el futuro. Sinceramente no me gusta mucho ese tema de adivinanzas o suerte, de modo que se lo hice saber. Sin embargo, el insistió argumentando que era solo para que lo acompañara, que no quería ir solo. Decidí acompañarlo, llegamos en su moto a un sector de rumba y excesos en la ciudad. Me dio curiosidad el sitio donde estaba ubicada, la fachada no parecía promover o intuir algún servicio, pero claro luego pensé que seguramente esas actividades prefieren la clandestinidad por tratarse de captación de incautos como mi amigo.
Al ingresar al parqueadero, un vigilante nos preguntó que a donde nos dirigíamos. Mi amigo le respondió que teníamos cita programada, quedé desconcertado cuando me pidieron mi identificación para verificar. El hijo deputa de mi amigo había dado mi nombre sin advertirme antes.
Subiendo las escaleras a un segundo piso, solo me dijo que tocaba dar mi nombre, porque allí solo se ingresa con cita previa. Otra persona en el segundo piso en un pequeño puesto improvisado de recepción, nos indicó que nos esperaban en la habitación 7. Mi compañero golpeó tres veces suavemente. –siga por favor- respondió una voz dulce y armónica desde la habitación.
Al ingresar noto un ambiente totalmente sintonizado con todo eso que había observado en películas o visto sobre ocultismo. Incluso sentí algo de miedo y pavor al ver la cantidad de candelarios con velas encendidas. El olor si era agradable, se sentía una fragancia entre canela y floral. –Quien desea el servicio primero? - preguntó la joven, que ya pude percatarme que se trataba de una gitana que resplandecía por su belleza. Nunca imaginé encontrarme con una joven y hermosa chica en estos lugares. Me esperaba una anciana con su gran verruga en la cara, con sus dientes manchados por el tabaco. En cambio, me encuentro con una joven y hermosa gitana de aproximadamente unos 25 años, con una sonrisa perfecta y un cutis de impecable. –Yo, primero- No dudé y respondí antes que mi compañero se pronunciara. Ahora el desconcertado fue mi compañero, pero luego me sonrió y asintió con su cabeza. –prefiero esperar en el corredor –afirmó saliendo del “consultorio”.
Me sentí algo solo, pero la gitana no me dejó reaccionar cuando me invitó a sentarme y me solicitó mi mano. Tímidamente me senté y le extendí mi mano derecha, ya que desesperadamente deseaba estar cerca de ella, para disfrutar mejor su belleza y aún más ansiaba ser tocado por esa linda joven. La quiromántica me preguntó si era la primera vez que me iban a “leer” el futuro a través de la mano. Respondí que sí, que no estaba seguro de mi futuro, pero medaba curiosidad indagar un poco. –Y cuántas veces has venido por aquí? –Es la primera vez te digo- le respondí. Esa respuesta la dejó confundida e igualmente pensé mejor en su pregunta y también me confundió. ¿Y cómo supiste de nosotras? – le preguntó. Le dije que fui invitado por mi compañero del trabajo, que el me había dicho que le gustaba que le pronosticaran el futuro. -Dame un momento- me dijo. Salió rápidamente de la habitación, pero no tardó mucho tiempo. Supuse que fue a verificar con mi compañero algo referido conmigo. En medio de mi soledad, reparé en detalle el pequeño espacio recorriéndolo con mi mirada. A parte de las velas encendidas, una lámpara en frente de la pared posterior emitía una luz opaca que no dejaba sobresalir los atuendos coloridos en el escenario por la poca iluminación en el espacio. En la pequeña mesa redonda en la que había extendido mi mano había un juego de naipes y un par de dados. Hacia el lado lateral izquierdo, una cortina oscura totalmente extendida me negaba observar lo que sería sobre lo que sería la entrada a otra habitación. Mientras seguía observando cada detalle, ingresó la gitana y le pasó seguro a la habitación. –Me estaba asegurando de que si fueras de confiar-afirmó.
La gitana llevaba una falda azul celeste que le cubría sus rodillas, de igual color lucía un turbante del mismo color que cubría su larga cabellera color dorado y que combinaba con el tono gris de sus ojos. Me manifestó que era afortunado de contar con un amigo que me invitara a conocer los bellos momentos que me deparaba el destino. Le extendí nuevamente mi mano y su mirada profunda empezó a tratar de buscar algo en la palma de mi mano en lo que yo no notaba nada. Mientras sostenía mi mano derecha sobre su mano izquierda, con la su uña (pintadas gris oscuro) del dedo índice de la mano derecha recorría las diferentes líneas de la palma de mi mano. Empezó a declararme prosperidad en mi porvenir, salud y muchos placeres. Supuse que estaba inventando todo. De repente empezó a salirse de la palma de mi mano y me dijo con una voz muy sensual que había acertado en ir porque pronto iba asentirme plenamente y una energía recorrería todo mi cuerpo, sintiendo maravillas y el máximo placer. Eso me alertó y entendí que estaba lejos de leerme la mano, empecé a relacionar su sorpresa cuando respondí que era la primera vez que me “leían” la mano.
-Tranquilízate que estamos solo los dos aquí.
Continuará Segunda parte
0 comentarios - La gitana I