Como bien dije en este nuestro relato anterior de la serie "Karen. Una puta madura (II)" el negro Ramón mi ex, se fue a Galicia no sin antes haber creado aquel grupo de WhatsApp entre Enrique, Ramón y yo llamado los "Tres Mosqueteros". Solo anticipo al lector que en breves seríamos 4 y yo la D'Artagnana de los tres. La jefa.
Aquel día Ramón mandó un mensaje al grupo.
-Hola!!!.
-Hola, Ramón.
-Vamos para allí.
El plural me puso un poco a la defensiva. No quería ningún amigo más ni de Enrique ni de Ramón.
-Ehhhh?... Vamos???. Con quién?.
-Voy con Erica mi mujer.
Mandó una foto suya. Erica era todo lo contrario a mi. Una mujer más joven y realmente fibrosa. Con diminutos pechos y muy tribal. Se parecía a Michonne la negra de "The Walking Dead".
Me dije...
-Ayy... madre... si es que Ramón es tan pichón que se lo habrá contado a su mujer...
Enrique me mandó un privado diciéndome...
-Me parece que si quieres seguir con tu jueguecito no vas a ser la única mujer...
Enrique era el típico hombre se anticipaba siempre a todo y con razón. Volví a recibir un WhatsApp en mi particular. Era una fotografía en donde se veía a Ramón con su negra polla de cerca de 20 centímetros en erección.
-Joder!!!. Exclamé... vaya polla!!!. Se me hizo la boca agua de solo ver ese miembro tieso, venoso y negro como el tizón. Tres ríos de leche caían de arriba a abajo encharcando sus huevos duros como piedras. En el pie de foto ponía...
"Me acabo de masturbar pensando en ti... mira como me has dejado, amor...".
Me puse supercachonda con eso.
Y qué mujer no se pondría así?.
Al cabo de 5 minutos y cuando aún no me había repuesto del anterior mensaje recibí otra foto. En ella se veía a Erica tragándose la polla de Ramón hasta la mitad de sus cerca de 20 centímetros sin manos.
En ella Erica me guiñaba el ojo izquierdo como invitándome a chupar también.
Me puse terriblemente celosa de esa mujer. El karma de Enrique se estaba cumpliendo. No era yo la única...
-Maldita negra!!!. Exclamé...
Ramón y Erica aparecieron un sábado por mi casa estando yo con Enrique.
Me fui un momento con Enrique a la cocina a preparar un aperitivo para nuestros invitados y le dije...
-Cómo se te van los ojos con esa negra...
-Joder. Es que es preciosa.
No le faltaba razón. Erica era una mujer de mediana estatura. Esbelta y fibrosa con muy poco pecho. Su pelo estaba rizado en trenzas y el lado derecho de su cráneo lo llevaba completamente afeitado lo que hacía de ella la imagen de un androide. Su boca era grande y carnosa y su piel era negra y tersa. En ella no se adivinaba ni un solo pelo. Para colmo de males tenía unos ojos de un azul intenso como el mar capaces con una mirada de intimidar a cualquiera. Encima bebía como una cosaca y hablaba un español culto y correcto. Además... inteligente y perfectamente compenetrada con Ramón como pareja.
Al cabo de una hora de departir Ramón no se anduvo con milongas y sacó como tema de conversación el sexo. A Erica se le veía cómoda y cómplice con Ramón. Si bien yo me excité con solo pensar tener la polla de Ramón otra vez en mi boca, no sabía determinar como reaccionaría ese demonio de mujer en la cama.
Enrique exclamó...
-Probamos?.
Era evidente Enrique quería probar a esa petarda.
Erica no se cortó un pelo y sacó sus pequeños pechos al aire quitándose una justa camiseta amarilla que contrastaba a la perfección con el tono de su piel.
Ramón y Enrique comenzaron a mamárselos. Evidentemente no eran mis grandes tetas de madura que no les cabían en sus manos pero eran unos firmes y bonitos.
Erica se retorcía como una perra entre los dos hasta que Enrique tuvo el atrevimiento de sacarse su enorme polla y colocársela en la boca. Ramón hizo lo mismo.
Erica comenzó a mamar esas dos pollas como una poseída.
-Joder, Ramón si le caben las dos en la boca...
Erica exclamaba...
-MMMMMMM!!!!. Chupando sin parar esos dos rabos de distinto color.
-Chupa!!!. Dijo Ramón refrotando su polla por toda la cara de la negra.
Estaba atónita de como esa mujer era capaz de satisfacer a esos dos hombres que movían sus vergas como satélites alrededor de esa mujerzuela.
Erica ponía hasta los ojos en blanco de la pasión a la que se entregaba exclamando...
-Vamos cerdos, que sois unos cerdos. Os gusta como mamo?.
Esa frase me puso cachondísima y comencé a tocarme las tetas colgando ya por encima de mi camiseta erectas. A pesar de estar terriblemente celosa porque no me hacían ni caso esos hombres corrí a mi habitación por mi vibrador.
-A dónde va Karen?. Dijo Ramón.
-No sé, Ramón. Yo sigo con esto... Exclamó Enrique.
Me quité las bragas y comencé a tocarme el coño con la ayuda de mi vibrador.
-Ahhhh... mira a lo que ha ido...!!.
Ramón se deshizo de Erica y con su terrible verga en la mano me la metió en la boca mientras mi vibrador trabajaba mi coño.
-Tu también quieres, ehhh...?.
A pesar de que asía esa terrible verga con las dos manos los músculos de mi coño los tenía lo suficientemente fuertes y entrenados para que mi aparato no se saliese de mi cueva y vibraba como un loco. De soslayo miraba a Erica como trabajaba la polla de Enrique que gemía sin parar. La polla de ébano de Ramón estaba tan tiesa que esa vena recorría todo su tronco a su largo parecía iba a explotar. Un extraordinario espasmo de placer recorrió todo mi cuerpo y me corrí fácilmente. Ramón sacó su polla de mi boca y mientras me corría pude ver ese tremendo tronco palpitante brillar a la luz mientras mi vibrador se escapaba sin remedio del interior de mi concha y caía al suelo.
-Te has corrido, ehhh?. Karen...
-Mmmm.... si.... Ramón....hummmm!!!.
-Ven aquí cielo...
Ramón se tumbó conmigo en el sofá y comenzó a besarme la nuca y acariciar mis pechos desde atrás. Estaba llena de las manos y boca de ese hombre. Me sentía una diosa. Mientras, Erica seguía chupando a mi novio.
Una vez recuperada, Ramón cogió su verga subiendo y bajando su piel y refrotando su punta en mi coño que una vez casi enderezada logró introducir en mi cueva, para terminar de ponerse tiesa del todo dentro de el y comenzó a bombear desde atrás besando mi pelo, cuello y diciendo cosas agradables en mis oídos de tal forma que solo yo podía escuchar.
-Cómo te quiero, Karen... eres la mujer de mi vida, amor... Te amaré siempre...!!!
-Te gusta, amor???.
-Si, Ramón. Dame más, cariño. Lo necesito...
Ramón cogió mis pechos en erección con sus manos mientras empujaba dentro de mi con fuerza y pasión.
El contraste de sus negras manos en mis blancos pechos era electrizante. Yo hacía lo que podía levantando una de mis piernas para que pudiese penetrarme con mayor facilidad pero su gran polla en esa postura daba lo suficiente sin salirse y comencé a acariciar mi clítoris. Quería más.
Nos dejamos llevar por tal pasión que Erica y Enrique dieron perfecta cuenta de que no estábamos follando sino haciendo el amor. Era así.
A cada embestida, un pequeño quejido se escapaba de mi boca pues su polla rozaba mi útero. Me sentía llena de amor.
Un líquido blanco comenzó a rodear la polla de Ramón. Era mi flujo que lo impregnaba todo. Logré coger mi vibrador con mi mano derecha del suelo y lo apagué como pude.
-Sabes que me está pasando, Karen?.
-Qué, amor?.
-Me voy a correr enseguida.
-Espérame, amor... solo un rato...
Ramón sacó su verga de mi entre estertores. Era visible de seguir así hubiese eyaculado en apenas 5 embestidas más.
-Dime cosas, cariño. Dime cosas bonitas.
-Te amo, Karen. Desde el primer día te conocí. Has visto lo grande me la pones?. Eso es porque te quiero...
Siguió diciéndome esas cosas al oído de forma solo yo pudiese escucharlas. Mientras, yo acariciaba mi clítoris y me masturbaba con él detrás susurrándome al oído. Puso su mano en la mía siguiendo sus movimientos. Cuando pudo observar me iba volvió a meter su barra dentro de mi y me corrí otra vez al mismo tiempo él eyaculaba en mi coño un buen chorro de su blanca semilla diciendo mi nombre.
Noté cada espasmo de su verga dentro de mi soltando semen a cada vez entre lo largo y ancho de las paredes de mi vagina. A esas alturas y a pesar de tener a Erica y Enrique en frente ni siquiera pusimos atención en lo que hacían ni nos importaba.
Ramón, una vez listo ni siquiera sacó su verga de mi y al cabo de unos minutos salió completamente fláccido de entre mis piernas. Para entonces un gran sopor había dominado nuestros cuerpos y nos quedamos dormidos abrazados.
Ni me limpié de su esperma y si lo hubiese podido hacer tampoco. Quería tener la semilla de ese hombre para siempre dentro de mi.
Había merecido la pena prestar a Enrique a aquella negra solo para estar con Ramón aunque no hubiese sido a solas.
Cuando me desperté una terrible vergüenza dominó todo mi ser. Había hecho el amor con Ramón delante de mi novio. Estaba realmente enamorada de ese negro.
-Cómo lo habéis pasado, ehhh Karen...?.
Era cierto. Ramón me había dejado llena de cariño.
-Si... bueno... Dije bajando la mirada. Había sido algo más que sexo.
Mientras a Enrique y Erica les había perdido la lujuria a Ramón y a mi nos había ganado el amor. Tal fue así que ni siquiera llegamos a fijarnos como habían acabado ellos. Suponíamos que bien. Y es que nos habíamos quedado dormidos abrazados con un simple cobertor.
Cuando me levanté recogí mi vibrador. Entré en el cuarto de baño para limpiarlo y Erica estaba vistiéndose. Me miró de reojo pero no dijo nada.
Ni siquiera hice observación alguna hacia lo que habían hecho Enrique y Erica porque daba por hecho lo nuestro había sido jugar con ventaja.
Aquel día, se presentó Ramón en mi casa. Estaba sola puesto que a pesar de que Enrique era mi novio no vivíamos juntos.
-Hola!!. Vengo a despedirme. Nos vamos esta tarde.
-Pasa, Ramón.
Estaba radiante. Señalar que Ramón ya era un hombre maduro. De unos 50 años. Vestía una camiseta de manga corta con unos vaqueros negros.
-Me escribirás, Karen?.
-Si, claro. Te mandaré unas fotos también de vez en cuando.
-Querras?.
-Ohhh, si quiero.
-Te gustarían fotos mías desnudita?.
-Me encantarían, Karen.
Me dio dos besos y dispuso a irse.
-Ramón...
-Que?.
-Te gustaría algo para que en el camino pienses en mi?.
Por la cara que puso no supo a que me refería. Lo llevé a mi habitación, me quité los pantalones de mi pijama y me puse a 4 patas en la cama.
Él se sintió un poco sorprendido pero en esa situación sabía lo que tenía que hacer. Me puse las manos en mi culo y abrí mis carrillos enseñándole mi ano y mi coño sin lubricar clavando mis uñas rojas. En un momento pude oir como la hebilla de sus pantalones hacía un ruido metálico y de como sus pantalones bajaban. Giré mi cabeza hacia el espejo de mi habitación y contemplé como Ramón tanteaba la dureza de su verga y se rascaba los huevos.
Cuando consiguió poner su polla como una tabla la puso en la boca de mi coño empujando con cuidado.
-Joder, Karen. No imaginaba esta despedida...
-Eso quiero, que me jodas. Descarga antes de irte en tu ex, cariño porque te voy a echar mucho de menos...
En un principio noté como su glande se hacía paso en mi concha que empezaba a lubricarse. Luego, la mitad de su polla y cuando pudo meterla hasta los huevos Ramón comenzó a gruñir como un animal. Lo bueno tenía la polla de Ramón era que nunca acababa de entrar del todo. Siempre se guardaba unos centímetros para meter aún más y en esa postura quería disfrutarlo y que él también lo hiciera.
Para entonces ya estaba terriblemente mojada. Ni siquiera me había levantado cachonda pero quería ese hombre simplemente se desahogase antes de marchar.
Una vez me hubo penetrado movió su cadera de lado a lado para que notara su polla ajustándose en mi coño y como señal de que iba comenzar a bombear dentro de mi. Así lo hizo. Conforme ensanchaba mis entrañas comenzó a moverse más y más rápido jadeando hasta que cuando notaba estaba a punto de irse pasaba a ir más despacio o incluso sacar su verga chorreando en frente de mi espejo.
Yo, revisaba todos los movimientos y expresiones de ese hombre desde el espejo y como bramaba tal que un animal montándome.
Mis tetas iban de lado a lado rozando los pezones en mis sábanas terriblemente tiesos en sus aureolas. Él me los asía con sus largos brazos y fuertes manos diciéndome cosas cariñosas y obscenas y alabando su tamaño. Se estaba poniendo hecho un animal y noté como no tardaría en correrse mientras me agarraba fuerte pero con amor de mis bamboleantes tetas de madura.
Mi madurez sexual y experiencia con los hombres había logrado que me pudiese correr a demanda. Pero esta vez no iba a ser así. Quería que se corriera solo él. Era un regalo de despedida.
-Qué tetas tienes, amor.
Visto lo visto no le faltaba razón porque mis grandes tetas que no le cabían en las manos las sobaba como un loco.
-Quieres correrte en ellas, amor???.
-Si, cielo. Ahora mismo.
Me separé de su gran polla y cuando me di la vuelta observé como esa verga palpitaba ya sin control alguno encima de unos huevos chorreaban flujo entre blanco y transparente. Brillaba como una espada sacada de su vaina.
Vi como Ramón la ponía en mis tetas y subía y bajaba su piel a lo largo de su verga expulsando tres largos disparos de semen inundando mis blancas tetas de su crema que soportaba con mis manos para que no se escapara ni una sola gota.
-Uhhhh!!!. Cuánto ha salido... amor. Y qué calentito... Mira mis cántaros llenos de tu lechecita. De tu amor...
Una última y tímida gota de blanco esperma asomó por la ranura se su polla. La absorví con mi boca como si fuese caramelo y él se derrumbó en mi cama jadeando y en posición fetal. Acaricié y besé como una loca a ese en esos momentos insignificante hombre a pesar de sus 100 kilos de peso. Creo se había aliviado de largo en mi pequeño cuerpo.
Ahí quedó hecho una piltrafa y yo corrí al baño a limpiarme de su semen que ya me resbalaba por mi estómago. Mientras lo hacía no pude reprimir chupar una gota. Era dulce y delicioso y mis tetas estaban llenas de la esencia de ese negro hombre.
Regresé a mi habitación y lo seguí besando. Se levantó y se puso su camiseta.
-Ya te vas???.
-Si, Karen. Me espera mi mujer.
-Me puse un poco celosa con esa frase.
-Quieres que te bese y te coma el coño?.
-No, amor... ya lo verás igual...
Él se quedó un poco desconcertado por aquello pero asintió.
Se vistió y se fue.
-Hasta la próxima, Karen.
-Hasta la próxima, Ramón. Espero te hayas ido bien satisfecho.
-Si, mucho. Dijo bajando la mirada sonriendo entre satisfacción y consternación
-Mándame mensaje cuando lleguéis, vale?.
-Vale...
(Fin de la tercera parte).
Espero os haya gustado...
Aquel día Ramón mandó un mensaje al grupo.
-Hola!!!.
-Hola, Ramón.
-Vamos para allí.
El plural me puso un poco a la defensiva. No quería ningún amigo más ni de Enrique ni de Ramón.
-Ehhhh?... Vamos???. Con quién?.
-Voy con Erica mi mujer.
Mandó una foto suya. Erica era todo lo contrario a mi. Una mujer más joven y realmente fibrosa. Con diminutos pechos y muy tribal. Se parecía a Michonne la negra de "The Walking Dead".
Me dije...
-Ayy... madre... si es que Ramón es tan pichón que se lo habrá contado a su mujer...
Enrique me mandó un privado diciéndome...
-Me parece que si quieres seguir con tu jueguecito no vas a ser la única mujer...
Enrique era el típico hombre se anticipaba siempre a todo y con razón. Volví a recibir un WhatsApp en mi particular. Era una fotografía en donde se veía a Ramón con su negra polla de cerca de 20 centímetros en erección.
-Joder!!!. Exclamé... vaya polla!!!. Se me hizo la boca agua de solo ver ese miembro tieso, venoso y negro como el tizón. Tres ríos de leche caían de arriba a abajo encharcando sus huevos duros como piedras. En el pie de foto ponía...
"Me acabo de masturbar pensando en ti... mira como me has dejado, amor...".
Me puse supercachonda con eso.
Y qué mujer no se pondría así?.
Al cabo de 5 minutos y cuando aún no me había repuesto del anterior mensaje recibí otra foto. En ella se veía a Erica tragándose la polla de Ramón hasta la mitad de sus cerca de 20 centímetros sin manos.
En ella Erica me guiñaba el ojo izquierdo como invitándome a chupar también.
Me puse terriblemente celosa de esa mujer. El karma de Enrique se estaba cumpliendo. No era yo la única...
-Maldita negra!!!. Exclamé...
Ramón y Erica aparecieron un sábado por mi casa estando yo con Enrique.
Me fui un momento con Enrique a la cocina a preparar un aperitivo para nuestros invitados y le dije...
-Cómo se te van los ojos con esa negra...
-Joder. Es que es preciosa.
No le faltaba razón. Erica era una mujer de mediana estatura. Esbelta y fibrosa con muy poco pecho. Su pelo estaba rizado en trenzas y el lado derecho de su cráneo lo llevaba completamente afeitado lo que hacía de ella la imagen de un androide. Su boca era grande y carnosa y su piel era negra y tersa. En ella no se adivinaba ni un solo pelo. Para colmo de males tenía unos ojos de un azul intenso como el mar capaces con una mirada de intimidar a cualquiera. Encima bebía como una cosaca y hablaba un español culto y correcto. Además... inteligente y perfectamente compenetrada con Ramón como pareja.
Al cabo de una hora de departir Ramón no se anduvo con milongas y sacó como tema de conversación el sexo. A Erica se le veía cómoda y cómplice con Ramón. Si bien yo me excité con solo pensar tener la polla de Ramón otra vez en mi boca, no sabía determinar como reaccionaría ese demonio de mujer en la cama.
Enrique exclamó...
-Probamos?.
Era evidente Enrique quería probar a esa petarda.
Erica no se cortó un pelo y sacó sus pequeños pechos al aire quitándose una justa camiseta amarilla que contrastaba a la perfección con el tono de su piel.
Ramón y Enrique comenzaron a mamárselos. Evidentemente no eran mis grandes tetas de madura que no les cabían en sus manos pero eran unos firmes y bonitos.
Erica se retorcía como una perra entre los dos hasta que Enrique tuvo el atrevimiento de sacarse su enorme polla y colocársela en la boca. Ramón hizo lo mismo.
Erica comenzó a mamar esas dos pollas como una poseída.
-Joder, Ramón si le caben las dos en la boca...
Erica exclamaba...
-MMMMMMM!!!!. Chupando sin parar esos dos rabos de distinto color.
-Chupa!!!. Dijo Ramón refrotando su polla por toda la cara de la negra.
Estaba atónita de como esa mujer era capaz de satisfacer a esos dos hombres que movían sus vergas como satélites alrededor de esa mujerzuela.
Erica ponía hasta los ojos en blanco de la pasión a la que se entregaba exclamando...
-Vamos cerdos, que sois unos cerdos. Os gusta como mamo?.
Esa frase me puso cachondísima y comencé a tocarme las tetas colgando ya por encima de mi camiseta erectas. A pesar de estar terriblemente celosa porque no me hacían ni caso esos hombres corrí a mi habitación por mi vibrador.
-A dónde va Karen?. Dijo Ramón.
-No sé, Ramón. Yo sigo con esto... Exclamó Enrique.
Me quité las bragas y comencé a tocarme el coño con la ayuda de mi vibrador.
-Ahhhh... mira a lo que ha ido...!!.
Ramón se deshizo de Erica y con su terrible verga en la mano me la metió en la boca mientras mi vibrador trabajaba mi coño.
-Tu también quieres, ehhh...?.
A pesar de que asía esa terrible verga con las dos manos los músculos de mi coño los tenía lo suficientemente fuertes y entrenados para que mi aparato no se saliese de mi cueva y vibraba como un loco. De soslayo miraba a Erica como trabajaba la polla de Enrique que gemía sin parar. La polla de ébano de Ramón estaba tan tiesa que esa vena recorría todo su tronco a su largo parecía iba a explotar. Un extraordinario espasmo de placer recorrió todo mi cuerpo y me corrí fácilmente. Ramón sacó su polla de mi boca y mientras me corría pude ver ese tremendo tronco palpitante brillar a la luz mientras mi vibrador se escapaba sin remedio del interior de mi concha y caía al suelo.
-Te has corrido, ehhh?. Karen...
-Mmmm.... si.... Ramón....hummmm!!!.
-Ven aquí cielo...
Ramón se tumbó conmigo en el sofá y comenzó a besarme la nuca y acariciar mis pechos desde atrás. Estaba llena de las manos y boca de ese hombre. Me sentía una diosa. Mientras, Erica seguía chupando a mi novio.
Una vez recuperada, Ramón cogió su verga subiendo y bajando su piel y refrotando su punta en mi coño que una vez casi enderezada logró introducir en mi cueva, para terminar de ponerse tiesa del todo dentro de el y comenzó a bombear desde atrás besando mi pelo, cuello y diciendo cosas agradables en mis oídos de tal forma que solo yo podía escuchar.
-Cómo te quiero, Karen... eres la mujer de mi vida, amor... Te amaré siempre...!!!
-Te gusta, amor???.
-Si, Ramón. Dame más, cariño. Lo necesito...
Ramón cogió mis pechos en erección con sus manos mientras empujaba dentro de mi con fuerza y pasión.
El contraste de sus negras manos en mis blancos pechos era electrizante. Yo hacía lo que podía levantando una de mis piernas para que pudiese penetrarme con mayor facilidad pero su gran polla en esa postura daba lo suficiente sin salirse y comencé a acariciar mi clítoris. Quería más.
Nos dejamos llevar por tal pasión que Erica y Enrique dieron perfecta cuenta de que no estábamos follando sino haciendo el amor. Era así.
A cada embestida, un pequeño quejido se escapaba de mi boca pues su polla rozaba mi útero. Me sentía llena de amor.
Un líquido blanco comenzó a rodear la polla de Ramón. Era mi flujo que lo impregnaba todo. Logré coger mi vibrador con mi mano derecha del suelo y lo apagué como pude.
-Sabes que me está pasando, Karen?.
-Qué, amor?.
-Me voy a correr enseguida.
-Espérame, amor... solo un rato...
Ramón sacó su verga de mi entre estertores. Era visible de seguir así hubiese eyaculado en apenas 5 embestidas más.
-Dime cosas, cariño. Dime cosas bonitas.
-Te amo, Karen. Desde el primer día te conocí. Has visto lo grande me la pones?. Eso es porque te quiero...
Siguió diciéndome esas cosas al oído de forma solo yo pudiese escucharlas. Mientras, yo acariciaba mi clítoris y me masturbaba con él detrás susurrándome al oído. Puso su mano en la mía siguiendo sus movimientos. Cuando pudo observar me iba volvió a meter su barra dentro de mi y me corrí otra vez al mismo tiempo él eyaculaba en mi coño un buen chorro de su blanca semilla diciendo mi nombre.
Noté cada espasmo de su verga dentro de mi soltando semen a cada vez entre lo largo y ancho de las paredes de mi vagina. A esas alturas y a pesar de tener a Erica y Enrique en frente ni siquiera pusimos atención en lo que hacían ni nos importaba.
Ramón, una vez listo ni siquiera sacó su verga de mi y al cabo de unos minutos salió completamente fláccido de entre mis piernas. Para entonces un gran sopor había dominado nuestros cuerpos y nos quedamos dormidos abrazados.
Ni me limpié de su esperma y si lo hubiese podido hacer tampoco. Quería tener la semilla de ese hombre para siempre dentro de mi.
Había merecido la pena prestar a Enrique a aquella negra solo para estar con Ramón aunque no hubiese sido a solas.
Cuando me desperté una terrible vergüenza dominó todo mi ser. Había hecho el amor con Ramón delante de mi novio. Estaba realmente enamorada de ese negro.
-Cómo lo habéis pasado, ehhh Karen...?.
Era cierto. Ramón me había dejado llena de cariño.
-Si... bueno... Dije bajando la mirada. Había sido algo más que sexo.
Mientras a Enrique y Erica les había perdido la lujuria a Ramón y a mi nos había ganado el amor. Tal fue así que ni siquiera llegamos a fijarnos como habían acabado ellos. Suponíamos que bien. Y es que nos habíamos quedado dormidos abrazados con un simple cobertor.
Cuando me levanté recogí mi vibrador. Entré en el cuarto de baño para limpiarlo y Erica estaba vistiéndose. Me miró de reojo pero no dijo nada.
Ni siquiera hice observación alguna hacia lo que habían hecho Enrique y Erica porque daba por hecho lo nuestro había sido jugar con ventaja.
Aquel día, se presentó Ramón en mi casa. Estaba sola puesto que a pesar de que Enrique era mi novio no vivíamos juntos.
-Hola!!. Vengo a despedirme. Nos vamos esta tarde.
-Pasa, Ramón.
Estaba radiante. Señalar que Ramón ya era un hombre maduro. De unos 50 años. Vestía una camiseta de manga corta con unos vaqueros negros.
-Me escribirás, Karen?.
-Si, claro. Te mandaré unas fotos también de vez en cuando.
-Querras?.
-Ohhh, si quiero.
-Te gustarían fotos mías desnudita?.
-Me encantarían, Karen.
Me dio dos besos y dispuso a irse.
-Ramón...
-Que?.
-Te gustaría algo para que en el camino pienses en mi?.
Por la cara que puso no supo a que me refería. Lo llevé a mi habitación, me quité los pantalones de mi pijama y me puse a 4 patas en la cama.
Él se sintió un poco sorprendido pero en esa situación sabía lo que tenía que hacer. Me puse las manos en mi culo y abrí mis carrillos enseñándole mi ano y mi coño sin lubricar clavando mis uñas rojas. En un momento pude oir como la hebilla de sus pantalones hacía un ruido metálico y de como sus pantalones bajaban. Giré mi cabeza hacia el espejo de mi habitación y contemplé como Ramón tanteaba la dureza de su verga y se rascaba los huevos.
Cuando consiguió poner su polla como una tabla la puso en la boca de mi coño empujando con cuidado.
-Joder, Karen. No imaginaba esta despedida...
-Eso quiero, que me jodas. Descarga antes de irte en tu ex, cariño porque te voy a echar mucho de menos...
En un principio noté como su glande se hacía paso en mi concha que empezaba a lubricarse. Luego, la mitad de su polla y cuando pudo meterla hasta los huevos Ramón comenzó a gruñir como un animal. Lo bueno tenía la polla de Ramón era que nunca acababa de entrar del todo. Siempre se guardaba unos centímetros para meter aún más y en esa postura quería disfrutarlo y que él también lo hiciera.
Para entonces ya estaba terriblemente mojada. Ni siquiera me había levantado cachonda pero quería ese hombre simplemente se desahogase antes de marchar.
Una vez me hubo penetrado movió su cadera de lado a lado para que notara su polla ajustándose en mi coño y como señal de que iba comenzar a bombear dentro de mi. Así lo hizo. Conforme ensanchaba mis entrañas comenzó a moverse más y más rápido jadeando hasta que cuando notaba estaba a punto de irse pasaba a ir más despacio o incluso sacar su verga chorreando en frente de mi espejo.
Yo, revisaba todos los movimientos y expresiones de ese hombre desde el espejo y como bramaba tal que un animal montándome.
Mis tetas iban de lado a lado rozando los pezones en mis sábanas terriblemente tiesos en sus aureolas. Él me los asía con sus largos brazos y fuertes manos diciéndome cosas cariñosas y obscenas y alabando su tamaño. Se estaba poniendo hecho un animal y noté como no tardaría en correrse mientras me agarraba fuerte pero con amor de mis bamboleantes tetas de madura.
Mi madurez sexual y experiencia con los hombres había logrado que me pudiese correr a demanda. Pero esta vez no iba a ser así. Quería que se corriera solo él. Era un regalo de despedida.
-Qué tetas tienes, amor.
Visto lo visto no le faltaba razón porque mis grandes tetas que no le cabían en las manos las sobaba como un loco.
-Quieres correrte en ellas, amor???.
-Si, cielo. Ahora mismo.
Me separé de su gran polla y cuando me di la vuelta observé como esa verga palpitaba ya sin control alguno encima de unos huevos chorreaban flujo entre blanco y transparente. Brillaba como una espada sacada de su vaina.
Vi como Ramón la ponía en mis tetas y subía y bajaba su piel a lo largo de su verga expulsando tres largos disparos de semen inundando mis blancas tetas de su crema que soportaba con mis manos para que no se escapara ni una sola gota.
-Uhhhh!!!. Cuánto ha salido... amor. Y qué calentito... Mira mis cántaros llenos de tu lechecita. De tu amor...
Una última y tímida gota de blanco esperma asomó por la ranura se su polla. La absorví con mi boca como si fuese caramelo y él se derrumbó en mi cama jadeando y en posición fetal. Acaricié y besé como una loca a ese en esos momentos insignificante hombre a pesar de sus 100 kilos de peso. Creo se había aliviado de largo en mi pequeño cuerpo.
Ahí quedó hecho una piltrafa y yo corrí al baño a limpiarme de su semen que ya me resbalaba por mi estómago. Mientras lo hacía no pude reprimir chupar una gota. Era dulce y delicioso y mis tetas estaban llenas de la esencia de ese negro hombre.
Regresé a mi habitación y lo seguí besando. Se levantó y se puso su camiseta.
-Ya te vas???.
-Si, Karen. Me espera mi mujer.
-Me puse un poco celosa con esa frase.
-Quieres que te bese y te coma el coño?.
-No, amor... ya lo verás igual...
Él se quedó un poco desconcertado por aquello pero asintió.
Se vistió y se fue.
-Hasta la próxima, Karen.
-Hasta la próxima, Ramón. Espero te hayas ido bien satisfecho.
-Si, mucho. Dijo bajando la mirada sonriendo entre satisfacción y consternación
-Mándame mensaje cuando lleguéis, vale?.
-Vale...
(Fin de la tercera parte).
Espero os haya gustado...
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