Yo y el condón anal
Les voy a contar cómo de casualidad descubrí un artículo que mejoró mucho mi vida sexual, tanto con otros como conmigo misma.
Hace unos dos meses estaba en la farmacia recorriendo las góndolas y como siempre me detengo en la parte de productos íntimos, buscando un nuevo gel lubricante, condones con sabores, esas cosas. No siempre compro, pero me gusta mirar qué opciones hay, me ratonea bastante. Si bien no soy todo lo activa que quisiera, soy una mujer muy curiosa en el sexo, y mi imaginación siempre está volando.
Ese día un producto me llamó mucho la atención, un paquete rojo con letras blancas decía "Preservativo Anal". Lo agarré, lo miré... No decía mucha cosa el envoltorio. Motivada por mi natural tendencia a la experimentación, no dudé en llevarlo.
Para que entiendan un poco más, tengo que contarles que me gusta mucho estimularme la cola, en el sexo disfruto mucho cuando me pasan la lengua por el ano, aunque rara vez dejo que me lo penetren, por miedo a que el pene salga sucio, después de cogerme por atrás. Por eso casi exclusivamente juego sola con mi cola cuando me masturbo con algún consolador que tengo, o con algún otro artículo que improviso.
Por eso, la idea de poder tener un condón, para penetrarme la cola sin correr el riesgo de que los miembros de mis amantes, o los consoladores salgan sucios me interesó de inmediato.
Cuando llegué a mi casa no podía esperar a probar qué era y cómo funcionaba. Por suerte en el interior del paquete traía una breve explicación de cómo usarlo. Resumiéndoselos, es como un condón normal, pero de un látex más fino, es bastante más holgado y termina en un arito de goma más dura, que es más grande que en los condones comunes. Hay que metérselo con un consolador o en el miembro del hombre como cualquier condón, pero una vez adentro se adhiere más a las paredes interiores que a lo que hayas usado para penetrar. De esa forma tanto una verga, como un consolador pueden entrar y salir libremente, y el condón queda en su lugar protegiendo el interior. Gracias al arito de goma, no se va para adentro y eso otorga una libertad increíble.
Ese día fui a buscar un pene de goma que tengo,desenrrollé el condón en él, me saqué el pantalón y la tanga y me acosté en la cama. Empecé a acariciarme, frotándome suavemente el clítoris en círculos. Los años me han demostrado que tengo que estar excitada para poder abrir la cola,sino me duele un poquito. Una vez que mi excitación creció lo suficiente, apoyé el pene en la entrada de mi colita y empecé a meterlo despacito. La ansiedad del momento me tenía muy mojada y pude deslizarlo sin problemas, mientras apuraba la masturbación. Una vez que lo metí, paré un segundo para disfrutar esa sensación. Sentir toda mi cavidad llena me da muchísimo morbo y quise apretar mi cola sobre el pene unos segundos para que la sensación fuese total.Alterada ya por completo quise meterme todo el pene en la cola y para eso me senté en la cama, forzando al máximo la penetración. Debo haber tocado mi punto G, o algo así, porque empecé a sentir un orgasmo increíble en la cola de inmediato. Casi no necesité frotarme el clítoris para que mi cuerpo se tensara al máximo y gozara increíblemente.
Volví a caer de espaldas para recuperarme. Pasado el clímax,recordé qué estaba probando y quise ver si el condón cumplía su función. Empecé a tirar suavemente del pene hacia afuera, y para mi sorpresa se deslizaba dejando al condón en su lugar, revistiendo mi interior. Pude sacarlo todo para notar cómo había quedado adherido a mis paredes internas. Acaricié el agujerito de mi cola y lo noté levemente dilatado. No quise forzar que se cerrara, y con dos dedos acaricié la entrada que debía estar abierta uno o dos centímetros. Elarito del condón rodeaba la apertura. Que delicia acariciarme suavemente todala redondez de mi ano. Me sentí una perra, con la cola abierta, hubiera aceptado que me penetrara cualquier cosa en ese momento.
Miré el pene rosado, que estaba limpito, chau a mis miedos de ensuciarlo. Eso me habría a todo un nuevo mundo de sensaciones y experimentos.
Mi cabeza volaba, analizando las nuevas posibilidades. Salí del cuarto desnuda. Había tenido un orgasmo y estaba lista para más. Fui hasta la cocina a buscar un pepino en la heladera, había visto 1000 videos y fotos de mujeres que los usaban de consoladores, pero nunca me había animado a probar.Ese día estaba tan excitada que no lo dudé. Saqué uno, que no era muy grande,pero sin dudas más grueso que mi pene de goma, o cualquier pija que me haya cogido antes. Me recosté sobre la mesa de la cocina, dejando mi colita paradita y puse el pepino en posición. Al principio parecía deslizarse, pero el diámetro mayor se notaba y mi cola se resistía a dejarlo entrar. Con una mano comencé a masturbarme con intensidad, mientras que con la otra hacía fuerza para meterme el pepino. Mi estado de lujuria era tal, que deseaba fervientemente meter toda esa cosa en mi cola y sentirme violada por completo. Mi agujerito se empezó a abrir de a poco, y aunque me tiraba un poco, no podía dejar de meter esa cosa por mi cola. Una vez que mi esfínter cedió, y logré colocar todo el diámetro adentro mío, no puedo explicarles lo que sentí. Deslicé todo lo que pude para adentro, sintiéndome una perra absoluta. Todo mi culo lleno, estirado, mi masturbación era frenética. Tenía miedo de moverme y lastimarme con todo eso adentro. Como pude apoyé la cabeza en la mesa, y me toqué como nunca. En pocos minutos tuve uno de los orgasmos más intensos de mi vida. Mi culito apretaba el pepino adorando la sensación, estaba toda llena, sintiendo como mis palpitaciones apretaban ese cilindro enorme. Las piernas me temblaban y a duras penas pude quedarme parada. Tuve que acostarme casi sobre la mesa para poder disfrutar las convulsiones de mi cuerpo porque las piernas me fallaban. Deben haber sido 10 segundos increíbles, pero para mí fueron 10 minutos.
Extenuada, con mi vagina latiendo y goteando un poquito, me saqué el pepino lo más despacito que pude. Ni tengo que decirles que mi colita estaba un poco adolorida, y totalmente dilatada. Yo estaba más que satisfecha por la experiencia. Me toqué y el condón seguía en su lugar, el vegetal había entrado y salido sin problemas. Mi cola estaba dilatada y no se cerraba, estaba toda entumecida, pero yo feliz.
Les voy a contar cómo de casualidad descubrí un artículo que mejoró mucho mi vida sexual, tanto con otros como conmigo misma.
Hace unos dos meses estaba en la farmacia recorriendo las góndolas y como siempre me detengo en la parte de productos íntimos, buscando un nuevo gel lubricante, condones con sabores, esas cosas. No siempre compro, pero me gusta mirar qué opciones hay, me ratonea bastante. Si bien no soy todo lo activa que quisiera, soy una mujer muy curiosa en el sexo, y mi imaginación siempre está volando.
Ese día un producto me llamó mucho la atención, un paquete rojo con letras blancas decía "Preservativo Anal". Lo agarré, lo miré... No decía mucha cosa el envoltorio. Motivada por mi natural tendencia a la experimentación, no dudé en llevarlo.
Para que entiendan un poco más, tengo que contarles que me gusta mucho estimularme la cola, en el sexo disfruto mucho cuando me pasan la lengua por el ano, aunque rara vez dejo que me lo penetren, por miedo a que el pene salga sucio, después de cogerme por atrás. Por eso casi exclusivamente juego sola con mi cola cuando me masturbo con algún consolador que tengo, o con algún otro artículo que improviso.
Por eso, la idea de poder tener un condón, para penetrarme la cola sin correr el riesgo de que los miembros de mis amantes, o los consoladores salgan sucios me interesó de inmediato.
Cuando llegué a mi casa no podía esperar a probar qué era y cómo funcionaba. Por suerte en el interior del paquete traía una breve explicación de cómo usarlo. Resumiéndoselos, es como un condón normal, pero de un látex más fino, es bastante más holgado y termina en un arito de goma más dura, que es más grande que en los condones comunes. Hay que metérselo con un consolador o en el miembro del hombre como cualquier condón, pero una vez adentro se adhiere más a las paredes interiores que a lo que hayas usado para penetrar. De esa forma tanto una verga, como un consolador pueden entrar y salir libremente, y el condón queda en su lugar protegiendo el interior. Gracias al arito de goma, no se va para adentro y eso otorga una libertad increíble.
Ese día fui a buscar un pene de goma que tengo,desenrrollé el condón en él, me saqué el pantalón y la tanga y me acosté en la cama. Empecé a acariciarme, frotándome suavemente el clítoris en círculos. Los años me han demostrado que tengo que estar excitada para poder abrir la cola,sino me duele un poquito. Una vez que mi excitación creció lo suficiente, apoyé el pene en la entrada de mi colita y empecé a meterlo despacito. La ansiedad del momento me tenía muy mojada y pude deslizarlo sin problemas, mientras apuraba la masturbación. Una vez que lo metí, paré un segundo para disfrutar esa sensación. Sentir toda mi cavidad llena me da muchísimo morbo y quise apretar mi cola sobre el pene unos segundos para que la sensación fuese total.Alterada ya por completo quise meterme todo el pene en la cola y para eso me senté en la cama, forzando al máximo la penetración. Debo haber tocado mi punto G, o algo así, porque empecé a sentir un orgasmo increíble en la cola de inmediato. Casi no necesité frotarme el clítoris para que mi cuerpo se tensara al máximo y gozara increíblemente.
Volví a caer de espaldas para recuperarme. Pasado el clímax,recordé qué estaba probando y quise ver si el condón cumplía su función. Empecé a tirar suavemente del pene hacia afuera, y para mi sorpresa se deslizaba dejando al condón en su lugar, revistiendo mi interior. Pude sacarlo todo para notar cómo había quedado adherido a mis paredes internas. Acaricié el agujerito de mi cola y lo noté levemente dilatado. No quise forzar que se cerrara, y con dos dedos acaricié la entrada que debía estar abierta uno o dos centímetros. Elarito del condón rodeaba la apertura. Que delicia acariciarme suavemente todala redondez de mi ano. Me sentí una perra, con la cola abierta, hubiera aceptado que me penetrara cualquier cosa en ese momento.
Miré el pene rosado, que estaba limpito, chau a mis miedos de ensuciarlo. Eso me habría a todo un nuevo mundo de sensaciones y experimentos.
Mi cabeza volaba, analizando las nuevas posibilidades. Salí del cuarto desnuda. Había tenido un orgasmo y estaba lista para más. Fui hasta la cocina a buscar un pepino en la heladera, había visto 1000 videos y fotos de mujeres que los usaban de consoladores, pero nunca me había animado a probar.Ese día estaba tan excitada que no lo dudé. Saqué uno, que no era muy grande,pero sin dudas más grueso que mi pene de goma, o cualquier pija que me haya cogido antes. Me recosté sobre la mesa de la cocina, dejando mi colita paradita y puse el pepino en posición. Al principio parecía deslizarse, pero el diámetro mayor se notaba y mi cola se resistía a dejarlo entrar. Con una mano comencé a masturbarme con intensidad, mientras que con la otra hacía fuerza para meterme el pepino. Mi estado de lujuria era tal, que deseaba fervientemente meter toda esa cosa en mi cola y sentirme violada por completo. Mi agujerito se empezó a abrir de a poco, y aunque me tiraba un poco, no podía dejar de meter esa cosa por mi cola. Una vez que mi esfínter cedió, y logré colocar todo el diámetro adentro mío, no puedo explicarles lo que sentí. Deslicé todo lo que pude para adentro, sintiéndome una perra absoluta. Todo mi culo lleno, estirado, mi masturbación era frenética. Tenía miedo de moverme y lastimarme con todo eso adentro. Como pude apoyé la cabeza en la mesa, y me toqué como nunca. En pocos minutos tuve uno de los orgasmos más intensos de mi vida. Mi culito apretaba el pepino adorando la sensación, estaba toda llena, sintiendo como mis palpitaciones apretaban ese cilindro enorme. Las piernas me temblaban y a duras penas pude quedarme parada. Tuve que acostarme casi sobre la mesa para poder disfrutar las convulsiones de mi cuerpo porque las piernas me fallaban. Deben haber sido 10 segundos increíbles, pero para mí fueron 10 minutos.
Extenuada, con mi vagina latiendo y goteando un poquito, me saqué el pepino lo más despacito que pude. Ni tengo que decirles que mi colita estaba un poco adolorida, y totalmente dilatada. Yo estaba más que satisfecha por la experiencia. Me toqué y el condón seguía en su lugar, el vegetal había entrado y salido sin problemas. Mi cola estaba dilatada y no se cerraba, estaba toda entumecida, pero yo feliz.
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