Leoncio tras su divorcio con su primera mujer, y ya a la edad de cincuenta y tres años, y transcurrido unos años sin pareja, por fin encontró a Camila. Esta era una mujer mucho más joven que él, que poseía 36 años, que sin ser bonita tenía un cuerpo bastante elegante. Tras unos meses de conocimiento, ambos decidieron ponerse a convivir, trasladándose Leoncio a la casa de aquella.
Cuando Leoncio encontró a Camila, la misma era viuda y con una hija llamada Rita que por aquel entonces solo era una cría de unos doce años. Desde los primeros momentos la chica mostró una total confianza con la nueva pareja de su madre hasta el punto de que le obedecía más a que a su propia madre. La chica fue creciendo, convirtiéndose pronto en una joven muy bella, con un cuerpo que sin ser grueso tampoco se puede decir que fuera delgado. Tenía unos grandes ojos azules, larga melena negra, piel morena, con 1.75 de estatura, aunque sus pechos resultaban algo pequeños. Pese a todo, siempre se portaba como una niña mimada y en cierto modo con pensamientos demasiado infantiles para su edad.
Pese haber superado la adolescencia la joven seguía manteniendo una estrecha relación de afecto con Leoncio. Desde los primeros años de su adolescencia Rita no tenía reparos en mostrarse casi desnuda ante la pareja de su madre, extremo que cambió cuando alcanzó los dieciséis años, quizás por el pudor, y por las reprimendas de su madre, por lo que comenzó a guardar cierta distancia, no mostrando su intimidad como antes. No obstante haber crecido, ella le seguía consultando cualquier problema, incluso las tareas del colegio e instituto.
Pronto Rita alcanzó la mayoría de edad. Aunque inicialmente no noto ningún cambio de comportamiento, Leoncio se dio cuenta en que la chica comenzó a interesarse más las relaciones con chicos y con sus amigas. Hacía preguntas algo comprometedoras, que el intentaba no responder y que le decía que le preguntara a su madre. Al propio tiempo, se percató que en varias ocasiones cuando había entrado en el cuarto de la joven por algún motivo la había sorprendido visualizando algún contenido erótico en páginas de internet, pero que ella al momento eliminó de su vista.
Leoncio nunca le hizo comentario alguno, toda vez que era evidente que a esa edad tuviera sus inquietudes sexuales y quisiera experimentar sus relaciones con chicos de su edad. Ella, pese a su edad, no dejaba de consultarle cualquier cuestión relacionada con la materia de su educación, ya que ella le costaba bastante, algunas materias como los problemas de lengua y matemáticas. Leoncio, como buen padrastro siempre estaba solicito a ayudarla.
Estando así las cosas, un buen día, mientras Leoncio se encontraba en el baño de su dormitorio, acabante de salir de la dicha, se puso a darse unos masajes en la cara. Ante su sorpresa, en ese momento hizo su aparición en el dormitorio Rita, la cual había llegado del instituto y preguntaba por su madre. La joven entró hasta el mismo baño y pillo a la pareja de su madre en cueros. Pese a que en los primeros años había llegado a verlo desnudo, tras la adolescencia jamás Leoncio lo había permitido. Por ello, la impresión de la joven resulto notoria, al contemplar a su padrastro en aquella lid, totalmente en pelotas en el baño dándose unos masajes.
Leoncio también se percató de la impresión que causó en la joven, viendo como la misma enrojeció al contemplar su cuerpo, y al visualizar sus genitales. No es que fueron los genitales de una mandingo, pero Leoncio calzaba una buena daga, especialmente larga aunque no tan gruesa. Aún en reposo, aquella daga impresionó a la joven ya que colgaba majestuosa entre la entrepierna del hombre.
Leoncio trato de aparentar cierta tranquilidad, por lo que se digirió a la joven diciéndole: -Hola Rita.. ¿Preguntas por tu madre?-
-Sí. Pensé que era ella la que estaba en el baño. Le respondió la joven sin apartar la vista de la macana de su padrastro.
-Pues Rita…creo que salió bastante temprano a visitar a tu abuela, que parece que esta algo enferma- le contestó el hombre sin inmutarse, intentado guardar la calma ante aquella escena.
Evidentemente Leoncio se quede algo nervioso, ya que su hijastra no hacia intentos de salir de la habitación y tampoco dejaba de contemplar su daga, lo que motivo que sin poder evitarlo, su tranca comenzara endurecerse adquiriendo una incipiente erección, que no paso desapercibida para la joven. Al instante los colores afloraron a la cara de Rita, quien rápidamente, pero sin dejar de mirar su nabo, le dijo: -vale papi.. Te dejo vale…
El hombre se quedo inquieto ante lo sucedido. Y no era para menos. Su hijastra se había interesado esa tarde por sus genitales, y le había visto desnudo después de muchos años. Y claro, ahora Rita no era una adolescente, era toda una señorita que había adquirido la mayoría de edad. Sin poder evitarlo, percibió cierta excitación que trato de superar cuanto antes.
Leoncio pese a su edad sexagenaria, aún conservaba una buena salud sexual. No obstante no le quiso dar mayor importancia al hecho, pero comprobó que a partir de ese día, su hijastra le bombardeaba con preguntas sobre la sexualidad, hablada del comportamiento con sus amigos, etc. Conversación, que por supuesto, no mantenía con su madre.
Pese a todo ello, jamás hubo ningún intento obsceno por parte de Leoncio hacia la misma, ni tampoco por parte de ella, aunque el hombre fue percibiendo como Rita se acicalaba bastante y se ponía en unas posiciones algo comprometedoras ante su padrastro, que evidentemente se daba cuenta que lo quería poner nervioso. ¡Joder Leoncio, que es tu hijastra! Se decía el mismo al contemplar como aquella joven se quedaba mirando por la ventana de la sala, dejando a la vista todo su trasero y con una minifalda que dejaba gran parte de sus muslos a la vista.
Rita por su parte, tras la visualización del cuerpo desnudo de su padrastro, comenzó a interesarse por el mismo. Su sexualidad estaba en una efervescencia manifiesta. Había tenido algún encuentro con algunos de sus compañeros de clase, pero no paso de ciertos manuseos, algunos besos, y hasta llegó a tocar los genitales de alguno de ellos. En esos encuentros había comprobado que los genitales de sus amigos nada tenían que ver con el que había visto a su padrastro en el baño. Para colmo, algunas compañeras de clase, especialmente aquellas más liberales, relataban hazañas sobre encuentros sexuales que a ella le parecían de película. Y entre esos relatos, alguna dejó caer que mantenía relaciones con su propio progenitor.
Aquella agitaba a la joven, y ya en internet comenzó a devorar toda clase de artículos sobre el sexo entre familiares, constatando que solo pensar en su padrastro mojaba su braguita. Tras algún tiempo, comenzó a soñar con hacer el amor con la pareja de su madre, hasta el punto, que pronto comenzó a masturbarse con la fantasía de ver el cuerpo desnudo de su padrastro.
Pero todo se trastocó, cuando cierto día, tuvieron una fiesta en un restaurante por el cumpleaños de un familiar de su madre, donde acudieron bastantes invitados. Bebieron y comieron opíparamente, hasta el punto de que algunos comensales ingirieron tal cantidad de bebidas y mezclas, que terminaron beodos. Rita, igualmente había acudido y también había tomado alguna copita de más con los jóvenes que acudieron. Pese a todo, durante la comida, ella no dejaba de contemplar a su padrastro, el cual parecía el más cuerdo y el que mejor se contenía. Por otro lado, le gustaba contemplar aquel hombre, que pese a su edad, aún mantenía un cuerpo excelente, con algunas canas en el pelo, pero que para ella era un verdadero seductor.
Evidentemente, Leoncio se dio cuenta de esas miradas de su hijastra, pero se limitó a sonreírle, aunque no dejaba de intranquilizarlo. Para colmo esa noche la hijastra se había colocado un vestido precioso que le quedaba como un guante. Ya no era la chiquilla con la que jugaba en sus primeros años, era toda una señorita.
Ya algo tarde, los comensales comenzaron a marcharse, verificando Leoncio que su propia pareja Camila se encontraba bastante mareada por el alcohol ingerido. Decidieron que era hora de retirarse y como pudo logró meterla dentro de su coche. Rita se sonreía al ver la tremenda borrachera que había cogido su madre. Al llegar a casa, como pudieron la llevaron hasta su dormitorio y para terminar dejándola sobre la cama. Ambos se percataron que Camila, se había dejado orinar:- Te has dado cuenta papi…. Mama la ha cogido esta noche. …¡se ha dejado orinar en sus bragas!. j aja…
-ya lo veo. Tendré que lavarla un poco. No podemos acostarla de esa forma ¿me ayudas?. Le preguntó él.
Ante su incrédula mirada, Leoncio desnudo a su pareja, dejándola solo con el sostén y tiró de sus bragas bajándolas por sus piernas, quitándoselas completamente. Rita miraba a su madre, totalmente despatarrada sobre la cama, contemplando el coño bien arreglado que siempre llevaba y, donde se vislumbraba igualmente los labios de su coño, que siempre los tenía bastante pronunciados. Leoncio ni corto ni perezoso, tomo una toalla con agua caliente, y comenzó a frotar sus muslos y pasándolo por todo el coño de su pareja con el fin de asearla.
Acción que realizó a la vista de su hija, a la que le dijo:- anda sujétale bien las piernas, para poder limpiarla mejor.
Rita observaba la escena, y comenzó a notar cierto cosquilleo en sus partes al contemplar a su madre completamente desnuda de medio abajo, con todo su coño al aire, mientras su padrastro la limpiaba los labios de su vagina con la toalla. Más nerviosa se puso al contemplar como aquel se atrevió a separar los labios del coño de su madre, dejando a la vista el clítoris y la raja de Camila.
-Oh…. ohhhhs ooo- exclamo Camila, casi inconscientemente. Pese a su estado de tremenda borrachera, no fue inmune al toqueteo de coño que le estaba dando su propia pareja.
-tranquila Camila. Solo te estoy limpiando.- le dijo algo nervioso Leoncio al ver la reacción instintiva de su pareja.
Rita le miró a los ojos al ver como su madre respondía y el le contesto:- Es que tu madre es muy sensible ahí. En cuanto le toco un poco… ya sabes..
-ya veo papi- le dice ella sonriendo, pero enrojeciendo.
Luego la dejaron dormir, tapándola con la sabana y una manta y salieron fuera.
Rita había tomado igualmente alguna que otra copa, por lo que se notaba bastante acalorada. Por otro lado, la escena vivida con su madre la había excitado y notaba como sus braguitas se habían mojado. Tampoco a Leoncio le paso desapercibido la cara enrojecida de su hijastra, pero optó por decirle: - Bueno Rita me voy a duchar. Buenas noches.
-si claro papi… Yo también voy hacer lo mismo, buenas noches- le contesto ella.
Leoncio marcho a ducharse. Al acabar se colocó una bata de levantar y con solo un slip, ya que estaba algo acalorado, y se hecho en la cama al lado de su mujer.
Rita por su parte, ya en su dormitorio recordó nuevamente la escena y tras quedarse completamente desnuda en su dormitorio, se miró al espejo, se toco sus pechos, y fue bajando su mano hasta alcanzar su conejito. Al tocarse los labios de su chochito contempló que estaban todos mojados: ¡se encontraba sumamente excitada!. Mientras de duchaba, se dijo que necesitaba calentar a su padrastro. En el fondo quería coger con él. Era virgen, pero no le importaría que fuera el primero en entrar en ella. Mientras se secaba se dijo: ¡esta noche es la ideal, mama esta tan borracha que ni se enterará!. En ese momento sitió que alguien se dirigía a la cocina. Abrió un poco la rendija de la puerta de su dormitorio y contemplo que era su padrastro el cual solo estaba con un slip.
Tremendamente excitada se colocó una blusa y una pequeña minifalda, y decide ir al encuentro de su padrastro en la cocina.
Leoncio se encontraba tomando un vaso de agua, cuando observa venir hacia la cocina a su hijastra. Le notó con cara de preocupación, y terminó por preguntarle:- ¿Te ocurre algo Rita?
Ella, adoptando la actitud de chica preocupada, se muestra como turbada, y le contesta: ¡Ay papi me da cosa decírtelo!.
-¿de qué se trata?- le pregunto Leoncio intrigado. Sabes que tienes confianza conmigo. ¿Vamos dime que te ocurre?.
Entonces la chica, tremendamente excitada se toca en la parte de la entrepierna de su minifalda y le contesta:-es que… ¡Me pica abajo, papi!. “Creo que se me ha metido una garrapata o un bicho”.
Leoncio se quedó tan parado que casi se le cae el vaso de agua al suelo. Tan sorprendido se quedó que apenas pudo reaccionar. No obstante logro sobreponerse y le dijo: -¿Estás segura?. Será mejor que te des una ducha e intentes orinar. Verás que si es cierto, quizás con eso te salga.
-Ay no se Papi. Pero te voy a hacer caso. Pero es que mi pica mucho. le contesto ella sin dejar de tocarse su entrepierna. No obstante opta por marcharse a su dormitorio.
Mientras la joven se retiraba, Leoncio se quedo preocupado con lo que le había dicho su hijastra. Le parecía algo extraño que tuviera un bicho en sus partes, pero tampoco era descartable. Sabía que la misma mantenía ciertos comportamientos aún algo adolescente, pero no le dio mayor importancia. Pero ello no evitó que su pene se envarara ante las palabras de su hijastra, y al ver como se tocaba sus partes.
Tras dejar el vaso de agua en el fregadero, decide regresar a su dormitorio. Al pasar por el cuarto de su hijastra, observa que esta le llama. El apresuró a ver que le ocurría, abriendo la puerta del dormitorio de la joven. Nada más entrar, su sorpresa fue mayúscula: allí estaba Rita, en medio de la cama, la cual se encontraba con una bata de dormir casi semitransparente, donde se percibía que debajo estaba totalmente desnuda. ¡Vamos que su hijastra no lleva sostén ni bragas!.
Le preguntó bastante apurado y sumamente nervioso:- ¿Qué te ocurre?
-Ay papi. He hecho lo que me dijiste. Me he lavado incluso e orinado. Pero….”es que me sique picando” y “me pica mucho ahí”.
-¿Te has bañado como te dije? Le volvió a preguntar agitado Leoncio.
-sí. Lo hice, pero aún me pica. ¡Creo que el bicho sigue dentro!.
No se Rita. ¿Quieres que te lleve a un hospital para ver de qué se trata?. Creo que será lo mejor. Le dice ante su preocupación.
-¿Al hospital?. Ay papi. Me da vergüenza. No quiero que los médicos me vean ahí. Le contesta ella señalando sus partes.
- ¿Y entonces como lo vas a solucionar? Tu madre ahora está bastante ebria para mirarte.
Ella sonrojada, le mira a la cara y le contesta: Ay papi ¿Por qué no lo haces tú?
Aquello le dejo totalmente trastornado. Joder ¡su propia hijastra quería que le mirara en su coñito para ver si se le había metido una garrapata o algún bicho!. No se lo podía creer. Al momento, sin poder contenerse, su pene se endureció alcanzando una erección importante bajo su slip. No sabía que contestarle.
-¿pero Rita?. ¿Sabes lo que me estas pidiendo?…No creo que eso sea correcto. Si tu madre se entera…¡Me echará una buena reprimenda! Y… no quiero problemas.
-Vamos papi. Te juro que nunca sabrá nada…... Pero anda,… es que me sigue picando. “No me puedo aguantar!.. le dijo, mientras se tocaba su coñito con los dedos metiéndolos bajo la única prenda que llevaba puesta.
Chica… esto no es correcto. El no sabía cómo actuar.
Lo piensa, sabe que es una locura, pero en el fondo la posibilidad de ver el coñito de su hijastra puede más que sus convicciones. Por ello tras meditarlo un poco le contesta: ”Vale te examinare”. Pero de esto nada a nadie. Vale…Abre las piernas a ver si veo de que se trata.
Rita entonces abrió sus piernas para que su padrastro pudiera examinarla. Ante el hombre apareció el coñito de la joven, contemplando que la misma conservaba bastante mata de vello. En medio de aquella gran maraña de vellos, detecto los labios vaginales de la chica, comprobando que se hallaban brillantes. Superando sus primeros nervios, con los dedos, logró separar los labios vaginales de la joven, comprobando como su vagina se abría y aparecía el hueco. En ese propio momento se dio cuenta de que su hijastra seguía siendo virgen, ya que el himen seguía intacto. Aquello más lo envaro.
Notó algo de enrojecimiento dentro de las paredes del inicio de la vagina, que se supuso se debía a que la misma se había rascado o frotado ahí con sus dedos. Entonces, pasó su dedo corazón por toda la ranura, rodeando toda la entrada de su coño, para luego pasar el mismo por la zona del himen. Ella gimió al sentir el dedo de su padrastro en su himen.
-¿te he hecho daño Rita?. Si te he dado me lo dices- le pregunto.
-No papi. Pero es que me dio como un calambre- le contesto ella.
El, aunque nervioso por la situación, localizo su clítoris. Al momento se fijo en la cara de su ahijada, la cual al pasar su dedo por aquella pequeña rugosidad de su vagina, cerró sus ojos. No se lo podía creer. Puede que fuera intencionado, puede que fuera como consecuencia de ser bastante sensible en esa parte de su vagina.
El nuevamente intento entrar su dedo dentro de la vagina de la joven, pero su himen me lo impidió. Vuelve a dedear los alrededores del coñito y le dice:
-Rita, no veo nada raro. Aunque “puede que lo tengas más adentro”. Quizás el bicho esté más profundo. Le dijo, con cierto atrevimiento.
Ella entonces le mira y le contesta: -Pero… ¿no puedes mirar más adentro?.. ¡Ay papi no quiero que ese bicho siga ahí dentro?
Leoncio se quedo más preocupado. Su erección ya era más que evidente. Aquella nena le tenía excitado. No obstante le contesto:- Es que no puedo mirar más adentro hija. Ya sabes… aun eres virgen….Si te comienzo a presionar ahí… te puedo desvirgar…
Ella le mira acalorada y con rojeces en su carita diciéndole:- Lo sé papi. Pero si voy al médico me van a meter cosas por ahí. ¡Va a ser lo mismo!.
-Ya…El pensó que quizás fuera cierto. Pero introducir su dedo allí sin más. Luego de pensarlo se le ocurrió algo bastante morboso y en cierto modo incestuoso, diciendole: -Podemos intentar que salga, estimulándote.
-¿Cómo es eso papi?- le pregunta ella.
-Pues… sé que es una locura. Pero quizás si te masturbas y alcanzas un orgasmo. Al excitarte, a lo mejor logras expulsar el bicho, caso de estar dentro.
-¿Estás diciendo que me tengo que masturbar? Le pregunta ella enrojeciendo, pero manteniendo totalmente sus piernas abiertas y con todo su conejito para que pudiera verlo bien su padrastro.
-eso es lo que he dicho. Me supongo que lo abras hecho en alguna ocasión verdad?
-Hay papi alguna vez, pero no sé. ¿Por qué no me ayudas tú? le dice de pronto.
-Pero chica. No se…Eres mi hijastra, eso sería algo pecaminoso. Mejor que no- le contestó el bastante excitando con aquella proposición.
-Ay papi. No puedo quedarme así, con es bicho dentro. Tampoco quiero ir al hospital. Anda por favor, ayúdame…. ¡te juro que mama nunca lo sabrá! Le contesta ella con carita de mimosa.
Entonces el hombre, completamente excitado le dice:-Es una locura. Pero, vale….bien…..sumamente excitado añade:Quizás pasándote mi lengua por la vagina, limpie todo lo malo que exista, y.. Pueda ayudarte a que alcances el orgasmo. .
Ella se agitó ante las palabras de su padrastro. ¡Joder quería lamerse su chochito!. Ella se había percatado de reojo del tremendo bulto que se había formado en la entrepierna de su padrastro, ya que el slip parecía que se iba a romper.
-Uh papi. .. ¡Vamos hazlo!.
Con una excitación mayúscula, Leoncio acerca su cara hasta depositar su boca en el coñito de su ahijada, jugó con su lengua dando unos lametones como brochazos por toda la rajita del coño de la joven, llevando a Rita a los primeros gemidos de autentico gusto. El olor a hembra joven le trastornaba. Comenzó a meter y sacar la lengua de la vagina, colocándola en punta, puyando contra el himen.
-¿sigues bien Rita?- le preguntó.
-Oh papi si… continua asi…ohhh siii
Al rato los gemidos de Rita ya eran de pre orgasmo. Entonces atacó el clítoris con movimientos circulares de su lengua, luego laterales y después de abajo arriba. Rita ya no aguantó más: -¡¡Me corro, papi!! ooo siiii
La joven entonces puso sus manos sobre la cabeza de su padrastro apretándola contra su raja, moviendo la pelvis para que su clítoris se apretara con la lengua de aquel, y entre sensuales gemidos, se corrió como una bendita en la propia boca de Leoncio: – oooo papi oooo siiii
Tras terminar, Leoncio observó la carita de Rita. En ese momento se dio cuenta de la cara de perrita que tenía su hijastra. Aquella mirada era de una autentica “nena un celo”. Miró su coñito, y ella le dijo: -oh papi… que bien lo has hecho..Pero, ¡ Creo que lo he hecho en tu boca!. Le dice algo sonriente.
-No importa. ¿Te sigue picando?. - le dijo sin esperar su respuesta.
Ella le mira, y le contesta: No se papi. Tendré que esperar un poco para ver si ya no me pica.
-Vale. Pues yo me voy al dormitorio. Si te sigue picando me lo dices. Entonces tendremos que idear otra forma. ¡Vale!. Le contestó el sin mas comentario.
Leoncio se marchó con una calentura de perros. Joder aquella nena le había dejado bien caliente. Tenía unas ganas enormes de tomarla y clavarle su daga hasta los huevos. Pero eso hubiera sido una locura. Se echó en la cama al lado de su mujer, esperado poder dormir.
Continuará...
Cuando Leoncio encontró a Camila, la misma era viuda y con una hija llamada Rita que por aquel entonces solo era una cría de unos doce años. Desde los primeros momentos la chica mostró una total confianza con la nueva pareja de su madre hasta el punto de que le obedecía más a que a su propia madre. La chica fue creciendo, convirtiéndose pronto en una joven muy bella, con un cuerpo que sin ser grueso tampoco se puede decir que fuera delgado. Tenía unos grandes ojos azules, larga melena negra, piel morena, con 1.75 de estatura, aunque sus pechos resultaban algo pequeños. Pese a todo, siempre se portaba como una niña mimada y en cierto modo con pensamientos demasiado infantiles para su edad.
Pese haber superado la adolescencia la joven seguía manteniendo una estrecha relación de afecto con Leoncio. Desde los primeros años de su adolescencia Rita no tenía reparos en mostrarse casi desnuda ante la pareja de su madre, extremo que cambió cuando alcanzó los dieciséis años, quizás por el pudor, y por las reprimendas de su madre, por lo que comenzó a guardar cierta distancia, no mostrando su intimidad como antes. No obstante haber crecido, ella le seguía consultando cualquier problema, incluso las tareas del colegio e instituto.
Pronto Rita alcanzó la mayoría de edad. Aunque inicialmente no noto ningún cambio de comportamiento, Leoncio se dio cuenta en que la chica comenzó a interesarse más las relaciones con chicos y con sus amigas. Hacía preguntas algo comprometedoras, que el intentaba no responder y que le decía que le preguntara a su madre. Al propio tiempo, se percató que en varias ocasiones cuando había entrado en el cuarto de la joven por algún motivo la había sorprendido visualizando algún contenido erótico en páginas de internet, pero que ella al momento eliminó de su vista.
Leoncio nunca le hizo comentario alguno, toda vez que era evidente que a esa edad tuviera sus inquietudes sexuales y quisiera experimentar sus relaciones con chicos de su edad. Ella, pese a su edad, no dejaba de consultarle cualquier cuestión relacionada con la materia de su educación, ya que ella le costaba bastante, algunas materias como los problemas de lengua y matemáticas. Leoncio, como buen padrastro siempre estaba solicito a ayudarla.
Estando así las cosas, un buen día, mientras Leoncio se encontraba en el baño de su dormitorio, acabante de salir de la dicha, se puso a darse unos masajes en la cara. Ante su sorpresa, en ese momento hizo su aparición en el dormitorio Rita, la cual había llegado del instituto y preguntaba por su madre. La joven entró hasta el mismo baño y pillo a la pareja de su madre en cueros. Pese a que en los primeros años había llegado a verlo desnudo, tras la adolescencia jamás Leoncio lo había permitido. Por ello, la impresión de la joven resulto notoria, al contemplar a su padrastro en aquella lid, totalmente en pelotas en el baño dándose unos masajes.
Leoncio también se percató de la impresión que causó en la joven, viendo como la misma enrojeció al contemplar su cuerpo, y al visualizar sus genitales. No es que fueron los genitales de una mandingo, pero Leoncio calzaba una buena daga, especialmente larga aunque no tan gruesa. Aún en reposo, aquella daga impresionó a la joven ya que colgaba majestuosa entre la entrepierna del hombre.
Leoncio trato de aparentar cierta tranquilidad, por lo que se digirió a la joven diciéndole: -Hola Rita.. ¿Preguntas por tu madre?-
-Sí. Pensé que era ella la que estaba en el baño. Le respondió la joven sin apartar la vista de la macana de su padrastro.
-Pues Rita…creo que salió bastante temprano a visitar a tu abuela, que parece que esta algo enferma- le contestó el hombre sin inmutarse, intentado guardar la calma ante aquella escena.
Evidentemente Leoncio se quede algo nervioso, ya que su hijastra no hacia intentos de salir de la habitación y tampoco dejaba de contemplar su daga, lo que motivo que sin poder evitarlo, su tranca comenzara endurecerse adquiriendo una incipiente erección, que no paso desapercibida para la joven. Al instante los colores afloraron a la cara de Rita, quien rápidamente, pero sin dejar de mirar su nabo, le dijo: -vale papi.. Te dejo vale…
El hombre se quedo inquieto ante lo sucedido. Y no era para menos. Su hijastra se había interesado esa tarde por sus genitales, y le había visto desnudo después de muchos años. Y claro, ahora Rita no era una adolescente, era toda una señorita que había adquirido la mayoría de edad. Sin poder evitarlo, percibió cierta excitación que trato de superar cuanto antes.
Leoncio pese a su edad sexagenaria, aún conservaba una buena salud sexual. No obstante no le quiso dar mayor importancia al hecho, pero comprobó que a partir de ese día, su hijastra le bombardeaba con preguntas sobre la sexualidad, hablada del comportamiento con sus amigos, etc. Conversación, que por supuesto, no mantenía con su madre.
Pese a todo ello, jamás hubo ningún intento obsceno por parte de Leoncio hacia la misma, ni tampoco por parte de ella, aunque el hombre fue percibiendo como Rita se acicalaba bastante y se ponía en unas posiciones algo comprometedoras ante su padrastro, que evidentemente se daba cuenta que lo quería poner nervioso. ¡Joder Leoncio, que es tu hijastra! Se decía el mismo al contemplar como aquella joven se quedaba mirando por la ventana de la sala, dejando a la vista todo su trasero y con una minifalda que dejaba gran parte de sus muslos a la vista.
Rita por su parte, tras la visualización del cuerpo desnudo de su padrastro, comenzó a interesarse por el mismo. Su sexualidad estaba en una efervescencia manifiesta. Había tenido algún encuentro con algunos de sus compañeros de clase, pero no paso de ciertos manuseos, algunos besos, y hasta llegó a tocar los genitales de alguno de ellos. En esos encuentros había comprobado que los genitales de sus amigos nada tenían que ver con el que había visto a su padrastro en el baño. Para colmo, algunas compañeras de clase, especialmente aquellas más liberales, relataban hazañas sobre encuentros sexuales que a ella le parecían de película. Y entre esos relatos, alguna dejó caer que mantenía relaciones con su propio progenitor.
Aquella agitaba a la joven, y ya en internet comenzó a devorar toda clase de artículos sobre el sexo entre familiares, constatando que solo pensar en su padrastro mojaba su braguita. Tras algún tiempo, comenzó a soñar con hacer el amor con la pareja de su madre, hasta el punto, que pronto comenzó a masturbarse con la fantasía de ver el cuerpo desnudo de su padrastro.
Pero todo se trastocó, cuando cierto día, tuvieron una fiesta en un restaurante por el cumpleaños de un familiar de su madre, donde acudieron bastantes invitados. Bebieron y comieron opíparamente, hasta el punto de que algunos comensales ingirieron tal cantidad de bebidas y mezclas, que terminaron beodos. Rita, igualmente había acudido y también había tomado alguna copita de más con los jóvenes que acudieron. Pese a todo, durante la comida, ella no dejaba de contemplar a su padrastro, el cual parecía el más cuerdo y el que mejor se contenía. Por otro lado, le gustaba contemplar aquel hombre, que pese a su edad, aún mantenía un cuerpo excelente, con algunas canas en el pelo, pero que para ella era un verdadero seductor.
Evidentemente, Leoncio se dio cuenta de esas miradas de su hijastra, pero se limitó a sonreírle, aunque no dejaba de intranquilizarlo. Para colmo esa noche la hijastra se había colocado un vestido precioso que le quedaba como un guante. Ya no era la chiquilla con la que jugaba en sus primeros años, era toda una señorita.
Ya algo tarde, los comensales comenzaron a marcharse, verificando Leoncio que su propia pareja Camila se encontraba bastante mareada por el alcohol ingerido. Decidieron que era hora de retirarse y como pudo logró meterla dentro de su coche. Rita se sonreía al ver la tremenda borrachera que había cogido su madre. Al llegar a casa, como pudieron la llevaron hasta su dormitorio y para terminar dejándola sobre la cama. Ambos se percataron que Camila, se había dejado orinar:- Te has dado cuenta papi…. Mama la ha cogido esta noche. …¡se ha dejado orinar en sus bragas!. j aja…
-ya lo veo. Tendré que lavarla un poco. No podemos acostarla de esa forma ¿me ayudas?. Le preguntó él.
Ante su incrédula mirada, Leoncio desnudo a su pareja, dejándola solo con el sostén y tiró de sus bragas bajándolas por sus piernas, quitándoselas completamente. Rita miraba a su madre, totalmente despatarrada sobre la cama, contemplando el coño bien arreglado que siempre llevaba y, donde se vislumbraba igualmente los labios de su coño, que siempre los tenía bastante pronunciados. Leoncio ni corto ni perezoso, tomo una toalla con agua caliente, y comenzó a frotar sus muslos y pasándolo por todo el coño de su pareja con el fin de asearla.
Acción que realizó a la vista de su hija, a la que le dijo:- anda sujétale bien las piernas, para poder limpiarla mejor.
Rita observaba la escena, y comenzó a notar cierto cosquilleo en sus partes al contemplar a su madre completamente desnuda de medio abajo, con todo su coño al aire, mientras su padrastro la limpiaba los labios de su vagina con la toalla. Más nerviosa se puso al contemplar como aquel se atrevió a separar los labios del coño de su madre, dejando a la vista el clítoris y la raja de Camila.
-Oh…. ohhhhs ooo- exclamo Camila, casi inconscientemente. Pese a su estado de tremenda borrachera, no fue inmune al toqueteo de coño que le estaba dando su propia pareja.
-tranquila Camila. Solo te estoy limpiando.- le dijo algo nervioso Leoncio al ver la reacción instintiva de su pareja.
Rita le miró a los ojos al ver como su madre respondía y el le contesto:- Es que tu madre es muy sensible ahí. En cuanto le toco un poco… ya sabes..
-ya veo papi- le dice ella sonriendo, pero enrojeciendo.
Luego la dejaron dormir, tapándola con la sabana y una manta y salieron fuera.
Rita había tomado igualmente alguna que otra copa, por lo que se notaba bastante acalorada. Por otro lado, la escena vivida con su madre la había excitado y notaba como sus braguitas se habían mojado. Tampoco a Leoncio le paso desapercibido la cara enrojecida de su hijastra, pero optó por decirle: - Bueno Rita me voy a duchar. Buenas noches.
-si claro papi… Yo también voy hacer lo mismo, buenas noches- le contesto ella.
Leoncio marcho a ducharse. Al acabar se colocó una bata de levantar y con solo un slip, ya que estaba algo acalorado, y se hecho en la cama al lado de su mujer.
Rita por su parte, ya en su dormitorio recordó nuevamente la escena y tras quedarse completamente desnuda en su dormitorio, se miró al espejo, se toco sus pechos, y fue bajando su mano hasta alcanzar su conejito. Al tocarse los labios de su chochito contempló que estaban todos mojados: ¡se encontraba sumamente excitada!. Mientras de duchaba, se dijo que necesitaba calentar a su padrastro. En el fondo quería coger con él. Era virgen, pero no le importaría que fuera el primero en entrar en ella. Mientras se secaba se dijo: ¡esta noche es la ideal, mama esta tan borracha que ni se enterará!. En ese momento sitió que alguien se dirigía a la cocina. Abrió un poco la rendija de la puerta de su dormitorio y contemplo que era su padrastro el cual solo estaba con un slip.
Tremendamente excitada se colocó una blusa y una pequeña minifalda, y decide ir al encuentro de su padrastro en la cocina.
Leoncio se encontraba tomando un vaso de agua, cuando observa venir hacia la cocina a su hijastra. Le notó con cara de preocupación, y terminó por preguntarle:- ¿Te ocurre algo Rita?
Ella, adoptando la actitud de chica preocupada, se muestra como turbada, y le contesta: ¡Ay papi me da cosa decírtelo!.
-¿de qué se trata?- le pregunto Leoncio intrigado. Sabes que tienes confianza conmigo. ¿Vamos dime que te ocurre?.
Entonces la chica, tremendamente excitada se toca en la parte de la entrepierna de su minifalda y le contesta:-es que… ¡Me pica abajo, papi!. “Creo que se me ha metido una garrapata o un bicho”.
Leoncio se quedó tan parado que casi se le cae el vaso de agua al suelo. Tan sorprendido se quedó que apenas pudo reaccionar. No obstante logro sobreponerse y le dijo: -¿Estás segura?. Será mejor que te des una ducha e intentes orinar. Verás que si es cierto, quizás con eso te salga.
-Ay no se Papi. Pero te voy a hacer caso. Pero es que mi pica mucho. le contesto ella sin dejar de tocarse su entrepierna. No obstante opta por marcharse a su dormitorio.
Mientras la joven se retiraba, Leoncio se quedo preocupado con lo que le había dicho su hijastra. Le parecía algo extraño que tuviera un bicho en sus partes, pero tampoco era descartable. Sabía que la misma mantenía ciertos comportamientos aún algo adolescente, pero no le dio mayor importancia. Pero ello no evitó que su pene se envarara ante las palabras de su hijastra, y al ver como se tocaba sus partes.
Tras dejar el vaso de agua en el fregadero, decide regresar a su dormitorio. Al pasar por el cuarto de su hijastra, observa que esta le llama. El apresuró a ver que le ocurría, abriendo la puerta del dormitorio de la joven. Nada más entrar, su sorpresa fue mayúscula: allí estaba Rita, en medio de la cama, la cual se encontraba con una bata de dormir casi semitransparente, donde se percibía que debajo estaba totalmente desnuda. ¡Vamos que su hijastra no lleva sostén ni bragas!.
Le preguntó bastante apurado y sumamente nervioso:- ¿Qué te ocurre?
-Ay papi. He hecho lo que me dijiste. Me he lavado incluso e orinado. Pero….”es que me sique picando” y “me pica mucho ahí”.
-¿Te has bañado como te dije? Le volvió a preguntar agitado Leoncio.
-sí. Lo hice, pero aún me pica. ¡Creo que el bicho sigue dentro!.
No se Rita. ¿Quieres que te lleve a un hospital para ver de qué se trata?. Creo que será lo mejor. Le dice ante su preocupación.
-¿Al hospital?. Ay papi. Me da vergüenza. No quiero que los médicos me vean ahí. Le contesta ella señalando sus partes.
- ¿Y entonces como lo vas a solucionar? Tu madre ahora está bastante ebria para mirarte.
Ella sonrojada, le mira a la cara y le contesta: Ay papi ¿Por qué no lo haces tú?
Aquello le dejo totalmente trastornado. Joder ¡su propia hijastra quería que le mirara en su coñito para ver si se le había metido una garrapata o algún bicho!. No se lo podía creer. Al momento, sin poder contenerse, su pene se endureció alcanzando una erección importante bajo su slip. No sabía que contestarle.
-¿pero Rita?. ¿Sabes lo que me estas pidiendo?…No creo que eso sea correcto. Si tu madre se entera…¡Me echará una buena reprimenda! Y… no quiero problemas.
-Vamos papi. Te juro que nunca sabrá nada…... Pero anda,… es que me sigue picando. “No me puedo aguantar!.. le dijo, mientras se tocaba su coñito con los dedos metiéndolos bajo la única prenda que llevaba puesta.
Chica… esto no es correcto. El no sabía cómo actuar.
Lo piensa, sabe que es una locura, pero en el fondo la posibilidad de ver el coñito de su hijastra puede más que sus convicciones. Por ello tras meditarlo un poco le contesta: ”Vale te examinare”. Pero de esto nada a nadie. Vale…Abre las piernas a ver si veo de que se trata.
Rita entonces abrió sus piernas para que su padrastro pudiera examinarla. Ante el hombre apareció el coñito de la joven, contemplando que la misma conservaba bastante mata de vello. En medio de aquella gran maraña de vellos, detecto los labios vaginales de la chica, comprobando que se hallaban brillantes. Superando sus primeros nervios, con los dedos, logró separar los labios vaginales de la joven, comprobando como su vagina se abría y aparecía el hueco. En ese propio momento se dio cuenta de que su hijastra seguía siendo virgen, ya que el himen seguía intacto. Aquello más lo envaro.
Notó algo de enrojecimiento dentro de las paredes del inicio de la vagina, que se supuso se debía a que la misma se había rascado o frotado ahí con sus dedos. Entonces, pasó su dedo corazón por toda la ranura, rodeando toda la entrada de su coño, para luego pasar el mismo por la zona del himen. Ella gimió al sentir el dedo de su padrastro en su himen.
-¿te he hecho daño Rita?. Si te he dado me lo dices- le pregunto.
-No papi. Pero es que me dio como un calambre- le contesto ella.
El, aunque nervioso por la situación, localizo su clítoris. Al momento se fijo en la cara de su ahijada, la cual al pasar su dedo por aquella pequeña rugosidad de su vagina, cerró sus ojos. No se lo podía creer. Puede que fuera intencionado, puede que fuera como consecuencia de ser bastante sensible en esa parte de su vagina.
El nuevamente intento entrar su dedo dentro de la vagina de la joven, pero su himen me lo impidió. Vuelve a dedear los alrededores del coñito y le dice:
-Rita, no veo nada raro. Aunque “puede que lo tengas más adentro”. Quizás el bicho esté más profundo. Le dijo, con cierto atrevimiento.
Ella entonces le mira y le contesta: -Pero… ¿no puedes mirar más adentro?.. ¡Ay papi no quiero que ese bicho siga ahí dentro?
Leoncio se quedo más preocupado. Su erección ya era más que evidente. Aquella nena le tenía excitado. No obstante le contesto:- Es que no puedo mirar más adentro hija. Ya sabes… aun eres virgen….Si te comienzo a presionar ahí… te puedo desvirgar…
Ella le mira acalorada y con rojeces en su carita diciéndole:- Lo sé papi. Pero si voy al médico me van a meter cosas por ahí. ¡Va a ser lo mismo!.
-Ya…El pensó que quizás fuera cierto. Pero introducir su dedo allí sin más. Luego de pensarlo se le ocurrió algo bastante morboso y en cierto modo incestuoso, diciendole: -Podemos intentar que salga, estimulándote.
-¿Cómo es eso papi?- le pregunta ella.
-Pues… sé que es una locura. Pero quizás si te masturbas y alcanzas un orgasmo. Al excitarte, a lo mejor logras expulsar el bicho, caso de estar dentro.
-¿Estás diciendo que me tengo que masturbar? Le pregunta ella enrojeciendo, pero manteniendo totalmente sus piernas abiertas y con todo su conejito para que pudiera verlo bien su padrastro.
-eso es lo que he dicho. Me supongo que lo abras hecho en alguna ocasión verdad?
-Hay papi alguna vez, pero no sé. ¿Por qué no me ayudas tú? le dice de pronto.
-Pero chica. No se…Eres mi hijastra, eso sería algo pecaminoso. Mejor que no- le contestó el bastante excitando con aquella proposición.
-Ay papi. No puedo quedarme así, con es bicho dentro. Tampoco quiero ir al hospital. Anda por favor, ayúdame…. ¡te juro que mama nunca lo sabrá! Le contesta ella con carita de mimosa.
Entonces el hombre, completamente excitado le dice:-Es una locura. Pero, vale….bien…..sumamente excitado añade:Quizás pasándote mi lengua por la vagina, limpie todo lo malo que exista, y.. Pueda ayudarte a que alcances el orgasmo. .
Ella se agitó ante las palabras de su padrastro. ¡Joder quería lamerse su chochito!. Ella se había percatado de reojo del tremendo bulto que se había formado en la entrepierna de su padrastro, ya que el slip parecía que se iba a romper.
-Uh papi. .. ¡Vamos hazlo!.
Con una excitación mayúscula, Leoncio acerca su cara hasta depositar su boca en el coñito de su ahijada, jugó con su lengua dando unos lametones como brochazos por toda la rajita del coño de la joven, llevando a Rita a los primeros gemidos de autentico gusto. El olor a hembra joven le trastornaba. Comenzó a meter y sacar la lengua de la vagina, colocándola en punta, puyando contra el himen.
-¿sigues bien Rita?- le preguntó.
-Oh papi si… continua asi…ohhh siii
Al rato los gemidos de Rita ya eran de pre orgasmo. Entonces atacó el clítoris con movimientos circulares de su lengua, luego laterales y después de abajo arriba. Rita ya no aguantó más: -¡¡Me corro, papi!! ooo siiii
La joven entonces puso sus manos sobre la cabeza de su padrastro apretándola contra su raja, moviendo la pelvis para que su clítoris se apretara con la lengua de aquel, y entre sensuales gemidos, se corrió como una bendita en la propia boca de Leoncio: – oooo papi oooo siiii
Tras terminar, Leoncio observó la carita de Rita. En ese momento se dio cuenta de la cara de perrita que tenía su hijastra. Aquella mirada era de una autentica “nena un celo”. Miró su coñito, y ella le dijo: -oh papi… que bien lo has hecho..Pero, ¡ Creo que lo he hecho en tu boca!. Le dice algo sonriente.
-No importa. ¿Te sigue picando?. - le dijo sin esperar su respuesta.
Ella le mira, y le contesta: No se papi. Tendré que esperar un poco para ver si ya no me pica.
-Vale. Pues yo me voy al dormitorio. Si te sigue picando me lo dices. Entonces tendremos que idear otra forma. ¡Vale!. Le contestó el sin mas comentario.
Leoncio se marchó con una calentura de perros. Joder aquella nena le había dejado bien caliente. Tenía unas ganas enormes de tomarla y clavarle su daga hasta los huevos. Pero eso hubiera sido una locura. Se echó en la cama al lado de su mujer, esperado poder dormir.
Continuará...
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