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Diario de una Puta, parte 5

Diario de una Puta, parte 5

Tercera Edad:

Año 2015.

Dos años de servicios Vip.
Y mi cuenta bancaria en cero. Gane mucho dinero y literalmente lo regale. Siempre había una compañera ( inclusive clientes) con graves necesidades y ahí estaba Yo, la "Salvadora".
La " Negra" me advirtió que ahorrara dinero porque algún día mi cuerpo me iba a pasar factura . Y así fue.
Una tarde, mientras tomaba mate, me doble de dolor . Fui al hospital y me diagnosticaron apendicitis. 
Me operaron de urgencia y por 30 días estuve fuera de " servicio". 

Mi recuperación la hice en la casa de mi mejor Amiga, Andrea. Me sentí mal por no poder ayudarla económicamente. 
Con todo el mundo me pasaba lo mismo, sentía que vivía de prestado y por alguna razón pensaba que estaba en deuda por no tener algo mío. Aunque sea una casa de chapa.

Andrea se había puesto de novia y para ella la vida de baile y porro había pasado. Yo vivía en otro mundo , muy distinto .

Pase mi primera etapa de recuperación y aún con dolores me fui a vivir a una pensión del Barrio de Belgrano 
El ambiente era muy bueno, lindas casas y gente muy pudiente .
Con pocas ganas de volver a la prostitución, llame a la Negra, mi antigua patrona y le dije que no volvería a su club nocturno. Por supuesto que se enojo y me mandó a freír churros.

Me busque un trabajo de limpieza y en menos de una semana tenía más una oferta.
Me anoté en el que me quedaba más cerca de mi vivienda y me fui a trabajar al Barrio de Colegiales.
Tenía que limpiar una casa de dos plantas y mis nuevos patrones eran una pareja mayor.
La Señora, Julia, tenía muy mal carácter y nunca parecía estar contenta con mis labores. En cambio, su Marido Don Alberto, era muy tolerante y cuando podía me defendía de las agresiones de su mujer.
Lo único fuera de lugar, era que Alberto me tocaba por debajo de la pollera cuando podía, pero más de eso no pasaba.

Cuando la Señora salía , el Sr. Alberto me acompañaba en mis quehaceres y me contaba la forma que había hecho su gran fortuna, comprando y vendiendo lotes por el Gran Buenos Aires. A veces se hacía el galán, me acariciaba las manos y me adulaba el cuerpo. 

La Señora Julia era mucho menor que El, y vivía para su propia imagen , se la pasaba comprando ropas, iba a la peluquería cada dos días y se había hecho decenas de operaciones. Parecía una Barbie de plástico.

A los dos meses de estar trabajando el Sr. Alberto me propuso una tarea especial, me pidió que lo atendiera sexualmente por una jugosa propina. Sobre la mesa me puso el efectivo y se desabrochó la bata .
Sin saber a qué me había dedicado antes de conocerlos, me puse a jugar el rol de tímida y eso exitaba más al Sr. Alberto .
Tome su picha y se la sobe por primera vez.

Esa diferencia salarial me convenía para pagar el alquiler y de paso me vengaria por todos los malos tratos que recibí por parte de su mujer.

Todos los miércoles por la mañana la señora Julia se iba al gimnasio con sus amigas. Seguro que le metía los cuernos con algún chongo de turno.

Don Alberto disimulaba leer el diario , y Yo me iba a fregar los platos en la cocina esperando el momento para entrar en escena. Ni bien sentíamos que la señora cerraba la puerta , los dos corríamos y nos íbamos al cuarto del primer piso. Habíamos creado una rutina necesaria para que Alberto pudiera rendir al 100%.
Lo sentaba en la cama y le bajaba los pantalones, por la bragueta del boxer le sacaba la picha, me arrodillaba entre sus piernas y se la sobaba por quince minutos. Suficiente para darle vida por varios minutos. Cuando la sentía plena me subía a caballo y lo cabalgaba hasta sentir su semen. 

Después nos íbamos al baño y lo lavaba bajo la ducha. Terminaba abrazada, con un brazo, a su cintura bajo el agua caliente y con el otro acariciaba sus testículos.

Don Alberto me daba besos en la boca y me apretaba las nalgas , pero su picha no volvía a reaccionar. Apenas acababa una vez, dónde dejaba toda su alma.

Poco a poco fuimos aumentando la intensidad del sexo, Alberto parecía haber rejuvenecido y buscaba montarme más de una vez al día.
Por las tardes lo llevaba a caminar y lo hacía subir barrancas para que fortifique las piernas, le preparaba buenas comidas y le daba masajes para la circulación.

Me gustaba verlo celoso cuando venía el chico del súper y me invita para ir a bailar.

Con el Señor habíamos hecho una gran amistad y éramos grandes socios sexuales.
Fuimos agregando rutinas nuevas e inclusive llevamos otros hombres más jóvenes a la cama. Había superado sus celos y en el compartir había encontrado otro grado de exitacion.

Me rogaba que trate de seducir a su Señora y que la lleve a nuestro mundo sexual. Me pareció una misión imposible , pero en realidad no fue tan así.
Una tarde mientras ordenabamos el cuarto del matrimonio ,le insinue que era lesbiana y, sin dudarlo, se me arrojo para darme un beso en la boca.
Esa misma tarde tuvimos relaciones.
El problema era que Ella odiaba al Señor y que quería separarse lo antes posible.
Sin querer había quedado en el medio de un conflicto familiar, y era la amante de ambos.
Por varios meses salte de cama en cama y cuando había juntado unos buenos pesos renuncie al " amor ' de los dos. Ya no quería estar en el medio de la tormenta , me fui al correo y les mandé un telegrama . No quería decirles en la cara que me iba y menos que me rueguen que me quedé.
Volví a la pensión y me encerré por una semana para ver qué hacía con mi vida....
Continúa:

@Sandraguarani90







Diario de una Puta, parte 5

2 comentarios - Diario de una Puta, parte 5

cuyibobo +1
Me encantan tus relatos