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Manzana dorada (parte 3)

Amanda vio un hombre menudo, y con ojos desorbitados. Estaba despeinado y tenía una cicatriz en la cara. Éste tenía una bolsa y sacaba cosas que Amanda jamás había visto. Lo único que pudo distinguir era un pene de goma, que había visto una vez en un sitio porno. Todo le hacía sospechar que después de esa noche, nada sería igual. Una lágrima rodó por su cara. El joven con la máscara vino a consolarla.
- Pero qué hacés pelotudo-dijo el hombre de los ojos desorbitados al darse cuenta que amanda tenía los ojos abiertos- Sos un gil. Ahora vamos a tener que eliminarla.
Entonces golpeó al muchacho joven y lo echó de la habitación, quedando por fin solo con su presa.
El hombre se acercó a la chica y le dio un húmedo beso en el cuello, sujetando con una mano la cabeza de la chica.
- Hoy te vas a divertir nena- le dijo.
Entonces desprendió uno por uno los botones de la camisa escolar de Amanda. Ella tenía un sostén de encaje blanco. El hombre usó las tijeras y lo cortó, dejando al descubierto los preciosos pechos de la chica.
Manzana dorada (parte 3)

Sus senos eran circularmente perfectos. Se notaba cómo se erizaban y su cuerpo respondía ante las caricias del hombre. Sus pezones color almendra se pusieron rígidos. Era la primera vez que la tocaba un hombre y se ruborizó. La chica cerró sus ojos. No quería que fuera así la cosa.
Siempre había imaginado desnudarse ante el chico que le gustaba. Se había masturbado en distintas ocaciones pensando en él. Lamentó mucho lo que estaba pasando.
Aún así, la noche recién empezaba.

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