Me llamo Ximena y tengo 30 años, soy una mujer muy pequeña de piel morena, cabello lacio corto a la altura de los hombros, soy muy delgada, mido 1.56mts y peso 48kg. Soy tan delgada que no tengo ni trasero ni senos, pero tengo el cuerpo con figura.
El año pasado me casé con Carlos, un hombre del que me enamoré perdidamente por su forma de tratarme, su carisma y su increíble forma de coger. Es la única persona que me hace llegar al orgasmo y que me aguanta durante más tiempo en la cama.
Pocos días antes de nuestra boda, todo se estaba saliendo de control, estábamos muy estresados, estuvimos peleando día con día y la última pelea fue la peor, nos dijimos un montón de cosas que nos ofendieron y de pronto él se fue de nuestro departamento diciéndome que necesitaba no verme por lo menos un día y que estaría en casa de sus padres si necesitaba algo.
Entonces muy molesta salí temprano a trabajar, durante todo el día mis compañeros estuvieron insistiendo en que fuéramos por unas cervezas a la hora de la salida, la verdad es que no me sentía con ánimos pero al final de cuentas me convencieron. Llegamos al bar y estuvimos un buen rato bebiendo y bromeando.
Junto a mí, estaba sentado Pepe, quien es un chico de 21 años que es practicante mientras termina su carrera de Ingeniería. Es un chico super agradable y maduro para su edad. En ningún momento me sentí atraída por el hasta ese día, tal vez fueron las cervezas o no lo sé pero ni si quiera es atractivo, no es delgado pero tampoco es gordo, es mucho más alto que yo y es de otra ciudad, por lo que vive solo en un departamento.
Ese día yo llevaba puesto un vestido corto por encima de las rodillas, ajustado de arriba tipo strapless y muy suelto de la parte baja. Estuvimos bromeando durante mucho rato cuando de pronto sentí su mano en mi pierna, estuve a punto de reclamarle pero de verdad en ese momento no me molestó. Poco a poco su mano iba recorriendo hasta que llegó el momento en que quedó en mi muslo, yo trataba de cerrar mis piernas lo mas que podía para evitar que se sobrepasara, pero de alguna manera su mano estaba atrapada entre mis muslos.
Pasó el tiempo y poco a poco se iban marchando, pero Pepe y yo seguimos pidiendo cervezas y más comida. Llegó el momento en el que dejé de hacer esfuerzo con mis piernas y poco a poco lo iba dejando llegar más cerca conforme el alcohol iba haciendo su efecto, pero al mismo tiempo me remordía la consciencia el saber que estaba a pocos días de casarme con la persona que amo.
Nos quedemos solos casi sin darnos cuenta, decidimos que era muy tarde y decidimos marcharnos. Al llegar a nuestros coches, nos quedamos platicando otro rato, poco a poco se acercó a mí hasta que nuestras bocas se juntaron en un húmedo beso acompañado de caricias por encima de la ropa. Ya para ese momento estaba muy mojada, tenía más de una semana sin sexo y mi cuerpo ya rogaba por placer. Casi sin pensarlo le dije que me invitara a su departamento, a lo que Pepe ni lo pensó y aceptó con una sonrisa cachonda.
Subimos cada quién a nuestro coche y en el camino estuve a punto muchas veces de arrepentirme y desviarme del camino hacia mi casa, pero al final llegué a su departamento. Me dijo que metiera mi auto a la cochera para evitar que alguien lo reconociera ya que vivíamos bastante cerca.
Entramos a su departamento que estaba hecho un desastre, como pudimos hicimos algo de espacio en el sillón de la sala, se sentó y yo me subí a el de frente recargando mi trasero en sus piernas para continuar besándonos. Mientras esto sucedía, el acariciaba mis pequeñas nalgas por debajo de mi vestido y por encima de mi ropa interior que ya estaba demasiado húmeda.
Me quité de encima del él y desabroché su pantalón para liberar su pene de él. Quedó al aire un miembro no demasiado grande sin circuncidar ya con líquido preseminal saliendo de ahí. Entonces me puse de rodillas frente a él y me lo llevé a la boca de inmediato. Pepe solo recargó su cabeza y se dejó llevar disfrutando de la mamada que le estaba dando.
Después de un rato, me puse de pié, me quité mi ropa interior y el vestido un poco apenada ya que por las prisas no había tenido oportunidad de depilarme y vaya que yo tengo bastante vello ahí abajo. Me acerqué y volví a sentarme sobre él mientras con sus manos amasaba mis casi inexistentes senos succionando suavemente mis oscuros pezones que son algo largos considerando que no tengo senos.
Le pedí que usáramos condón y cerró los ojos decepcionado diciéndome que no tenía, entonces me puse a buscar en mi bolso y logré encontrar uno que ya tenía un buen tiempo ahí. Dudé un poco pero, bueno, mejor eso que nada. Entonces tomé su pene y se lo puse, de inmediato me acomodé sobre él y empecé a sentarme mientras poco a poco iba desapareciendo dentro de mi.
Comencé a moverme suavemente, mi vagina ya estaba demasiado mojada, lo que hacía que todo fuera más suave. Estuve cabalgando durante un buen rato mientras Pepe me amasaba el trasero y de vez en cuando intentaba meterme un dedo en el culo, lo cual no me molestaba en lo absoluto, al contrario, estaba disfrutando al cien el momento. De verdad que en todo ese tiempo, mi prometido ni si quiera se me venía a la mente.
Me pidió que cambiáramos y me coloco de rodillas de perrito sobre el sillón para tomarme por detrás, comenzó a penetrarme y sollozando me decía que estaba muy mojada. De pronto subió una pierna al sillón para poder sostenerse y lograba llegar más adentro rebotando sus huevos en mis labios vaginales. Pepe mientras me hacía suya en esa posición agarraba mis senos y me besaba la espalda. Empezó a acelerar el ritmo y yo en ese momento con su pene sintiéndolo en mi vientre me fundí en un orgasmo que me nubló la vista. Siguió empujando y a los pocos minutos eyaculó quedando muy tembloroso sobre mí dando pequeñas embestidas finales.
Nos quedamos tumbados en el sillón por un buen rato mientras seguimos tomando algunas cervezas. Yo necesitaba más, si ya había cometido el pecado, quería hacerlo completo. Agarré su pene flácido en mis manos e intenté pararlo de nuevo, cuando lo logré, nos fuimos a su habitación. Pepe se sentó en la cama recargado en la cabecera y cuando estaba por montarme en el, recordé que no teníamos más condones, pero en el momento me importó un carajo, cabe mencionar que el tampoco lo mencionó.
Entonces me senté sobre él y empecé a cabalgarlo mientras el me abrazaba y besaba mis pechos. Ese pene se sentía muy bien dentro de mí y pronto llegué al orgasmo nuevamente empujando mis caderas hacia él dando unas ligeras convulsiones. Entonces se inclinó hacia el frente, quedando yo recostada sobre la cama quedando en un misionero. Comenzó a bombear y abracé su cuerpo con mis piernas atrapándolo contra mí. Todo su sudor estaba sobre mi vientre, lograba sentir como mis jugos escurrían hasta llegar a mi colita.
Cuando se sintió cansado, me tomó por la espalda y sin sacármela quedé nuevamente sobre él mientras el quedó boca arriba en la cama. Puse mis manos sobre la cabecera y comencé a hacer mi trabajo cabalgando como una loca restregando mi clítoris en su pubis. El sudor de mi frente caía sobre su cara mientras que el del pecho escurría hasta mi vientre. Estaba demasiado excitada, nuevamente el orgasmo se apoderaba de mí, mi cuerpo simplemente respondía con espasmos que me cegaban.
De pronto Pepe puso sus manos en mi cintura y me dijo que iba a terminar, yo estaba fuera de mí y seguí moviéndome hasta que de pronto sentí todo el semen tibio dentro de mí. Él me sostuvo fuerte para que me detuviera y tuve que hacerlo. Un poco mareada me recosté sobre su pecho mientras me dejaba mimar un poco cuando Pepe acariciaba con la yema de sus dedos mi espalda húmeda de sudor.
Estaba tan cansada que me quedé ahí dormida sobre él. No sé cuanto tiempo pasó, pero por un momento desperté, aún me sentía ebria y estaba sintiendo algo entre mis nalgas. Pepe me estaba abrazando de cucharita punteándome e intentando metérmela por atrás. Pocas veces lo hice con mi novio y me encantaba pero tenía que prepararme antes por no volver a pasar las vergüenzas que alguna vez pasé. Entonces entre dormida y despierta le pedí que no lo hiciera y volví a quedarme dormida.
Al siguiente día desperté casi a la 1 del mediodía, mis nalguitas estaban pegadas, no sé si por todo el semen que salió de mi vagina o si Pepe volvió a cogerme estando dormida. En ese momento con una resaca infernal llegó a mí todo el remordimiento y arrepentimiento. Me sentía sucia, me daba asco a mí misma. Tomé mi celular y tenía 60 llamadas perdidas de mi novio desde las 8 de la mañana. Volteé a verlo y aún me dió mas asco haberme dejado coger por ese panzón que mientras roncaba le escurría la saliva por las mejillas atrapándose en su barba.
Me levanté de la cama y sin lavarme intentando no hacer ruido, me puse a buscar mi ropa, no la encontraba por ningún lado, encontré solo mi vestido y el único condón que habíamos utilizado sobre el suelo. Solamente encontré mi vestido y el corpiño, me los puse, tomé mi bolso y me fui sin calzones.
En el camino iba con un fuerte dolor de cabeza, llorando y jurándome que nunca me lo iba perdonar. No sabía qué la iba a decir a mi novio, no sabía si tal vez de tan mal que me sentía le confesaría todo lo que hice esa noche.
Entonces llegué a mi departamento y me recibió mi novio, lo primero wue hizo fue abrazarme y preguntándome si estaba bien. Estaba muy preocupado y eso me partió el corazón, pero después me alejó de él y me dijo que apestaba, olía muy mal. —Ya sé dónde estabas. No sé con quién pero no quiero saber. Por favor, ve a darte un baño y después hablamos. Tenemos que ir con tus papás a la comida—. Me dijo con un tono de decepción casi con lágrimas en los ojos.
Durante el día no tocamos el tema, trató de actuar lo más normal que pudo y yo no pude disimular. Nunca jamás lo discutimos, nos casamos pero después ocurrieron más eventos que se llevaron al trsste nuestro matrimonio. Más adelante les contaré en otro relato.
En cuanto a Pepe, jamás me volví a acostar con el y trate de no acercarme a él para nada. Solamente me dió las gracias por haber dejado mis calzones con mi aroma en su casa, diciéndome que se masturbaba todos los días oliéndolos.
El año pasado me casé con Carlos, un hombre del que me enamoré perdidamente por su forma de tratarme, su carisma y su increíble forma de coger. Es la única persona que me hace llegar al orgasmo y que me aguanta durante más tiempo en la cama.
Pocos días antes de nuestra boda, todo se estaba saliendo de control, estábamos muy estresados, estuvimos peleando día con día y la última pelea fue la peor, nos dijimos un montón de cosas que nos ofendieron y de pronto él se fue de nuestro departamento diciéndome que necesitaba no verme por lo menos un día y que estaría en casa de sus padres si necesitaba algo.
Entonces muy molesta salí temprano a trabajar, durante todo el día mis compañeros estuvieron insistiendo en que fuéramos por unas cervezas a la hora de la salida, la verdad es que no me sentía con ánimos pero al final de cuentas me convencieron. Llegamos al bar y estuvimos un buen rato bebiendo y bromeando.
Junto a mí, estaba sentado Pepe, quien es un chico de 21 años que es practicante mientras termina su carrera de Ingeniería. Es un chico super agradable y maduro para su edad. En ningún momento me sentí atraída por el hasta ese día, tal vez fueron las cervezas o no lo sé pero ni si quiera es atractivo, no es delgado pero tampoco es gordo, es mucho más alto que yo y es de otra ciudad, por lo que vive solo en un departamento.
Ese día yo llevaba puesto un vestido corto por encima de las rodillas, ajustado de arriba tipo strapless y muy suelto de la parte baja. Estuvimos bromeando durante mucho rato cuando de pronto sentí su mano en mi pierna, estuve a punto de reclamarle pero de verdad en ese momento no me molestó. Poco a poco su mano iba recorriendo hasta que llegó el momento en que quedó en mi muslo, yo trataba de cerrar mis piernas lo mas que podía para evitar que se sobrepasara, pero de alguna manera su mano estaba atrapada entre mis muslos.
Pasó el tiempo y poco a poco se iban marchando, pero Pepe y yo seguimos pidiendo cervezas y más comida. Llegó el momento en el que dejé de hacer esfuerzo con mis piernas y poco a poco lo iba dejando llegar más cerca conforme el alcohol iba haciendo su efecto, pero al mismo tiempo me remordía la consciencia el saber que estaba a pocos días de casarme con la persona que amo.
Nos quedemos solos casi sin darnos cuenta, decidimos que era muy tarde y decidimos marcharnos. Al llegar a nuestros coches, nos quedamos platicando otro rato, poco a poco se acercó a mí hasta que nuestras bocas se juntaron en un húmedo beso acompañado de caricias por encima de la ropa. Ya para ese momento estaba muy mojada, tenía más de una semana sin sexo y mi cuerpo ya rogaba por placer. Casi sin pensarlo le dije que me invitara a su departamento, a lo que Pepe ni lo pensó y aceptó con una sonrisa cachonda.
Subimos cada quién a nuestro coche y en el camino estuve a punto muchas veces de arrepentirme y desviarme del camino hacia mi casa, pero al final llegué a su departamento. Me dijo que metiera mi auto a la cochera para evitar que alguien lo reconociera ya que vivíamos bastante cerca.
Entramos a su departamento que estaba hecho un desastre, como pudimos hicimos algo de espacio en el sillón de la sala, se sentó y yo me subí a el de frente recargando mi trasero en sus piernas para continuar besándonos. Mientras esto sucedía, el acariciaba mis pequeñas nalgas por debajo de mi vestido y por encima de mi ropa interior que ya estaba demasiado húmeda.
Me quité de encima del él y desabroché su pantalón para liberar su pene de él. Quedó al aire un miembro no demasiado grande sin circuncidar ya con líquido preseminal saliendo de ahí. Entonces me puse de rodillas frente a él y me lo llevé a la boca de inmediato. Pepe solo recargó su cabeza y se dejó llevar disfrutando de la mamada que le estaba dando.
Después de un rato, me puse de pié, me quité mi ropa interior y el vestido un poco apenada ya que por las prisas no había tenido oportunidad de depilarme y vaya que yo tengo bastante vello ahí abajo. Me acerqué y volví a sentarme sobre él mientras con sus manos amasaba mis casi inexistentes senos succionando suavemente mis oscuros pezones que son algo largos considerando que no tengo senos.
Le pedí que usáramos condón y cerró los ojos decepcionado diciéndome que no tenía, entonces me puse a buscar en mi bolso y logré encontrar uno que ya tenía un buen tiempo ahí. Dudé un poco pero, bueno, mejor eso que nada. Entonces tomé su pene y se lo puse, de inmediato me acomodé sobre él y empecé a sentarme mientras poco a poco iba desapareciendo dentro de mi.
Comencé a moverme suavemente, mi vagina ya estaba demasiado mojada, lo que hacía que todo fuera más suave. Estuve cabalgando durante un buen rato mientras Pepe me amasaba el trasero y de vez en cuando intentaba meterme un dedo en el culo, lo cual no me molestaba en lo absoluto, al contrario, estaba disfrutando al cien el momento. De verdad que en todo ese tiempo, mi prometido ni si quiera se me venía a la mente.
Me pidió que cambiáramos y me coloco de rodillas de perrito sobre el sillón para tomarme por detrás, comenzó a penetrarme y sollozando me decía que estaba muy mojada. De pronto subió una pierna al sillón para poder sostenerse y lograba llegar más adentro rebotando sus huevos en mis labios vaginales. Pepe mientras me hacía suya en esa posición agarraba mis senos y me besaba la espalda. Empezó a acelerar el ritmo y yo en ese momento con su pene sintiéndolo en mi vientre me fundí en un orgasmo que me nubló la vista. Siguió empujando y a los pocos minutos eyaculó quedando muy tembloroso sobre mí dando pequeñas embestidas finales.
Nos quedamos tumbados en el sillón por un buen rato mientras seguimos tomando algunas cervezas. Yo necesitaba más, si ya había cometido el pecado, quería hacerlo completo. Agarré su pene flácido en mis manos e intenté pararlo de nuevo, cuando lo logré, nos fuimos a su habitación. Pepe se sentó en la cama recargado en la cabecera y cuando estaba por montarme en el, recordé que no teníamos más condones, pero en el momento me importó un carajo, cabe mencionar que el tampoco lo mencionó.
Entonces me senté sobre él y empecé a cabalgarlo mientras el me abrazaba y besaba mis pechos. Ese pene se sentía muy bien dentro de mí y pronto llegué al orgasmo nuevamente empujando mis caderas hacia él dando unas ligeras convulsiones. Entonces se inclinó hacia el frente, quedando yo recostada sobre la cama quedando en un misionero. Comenzó a bombear y abracé su cuerpo con mis piernas atrapándolo contra mí. Todo su sudor estaba sobre mi vientre, lograba sentir como mis jugos escurrían hasta llegar a mi colita.
Cuando se sintió cansado, me tomó por la espalda y sin sacármela quedé nuevamente sobre él mientras el quedó boca arriba en la cama. Puse mis manos sobre la cabecera y comencé a hacer mi trabajo cabalgando como una loca restregando mi clítoris en su pubis. El sudor de mi frente caía sobre su cara mientras que el del pecho escurría hasta mi vientre. Estaba demasiado excitada, nuevamente el orgasmo se apoderaba de mí, mi cuerpo simplemente respondía con espasmos que me cegaban.
De pronto Pepe puso sus manos en mi cintura y me dijo que iba a terminar, yo estaba fuera de mí y seguí moviéndome hasta que de pronto sentí todo el semen tibio dentro de mí. Él me sostuvo fuerte para que me detuviera y tuve que hacerlo. Un poco mareada me recosté sobre su pecho mientras me dejaba mimar un poco cuando Pepe acariciaba con la yema de sus dedos mi espalda húmeda de sudor.
Estaba tan cansada que me quedé ahí dormida sobre él. No sé cuanto tiempo pasó, pero por un momento desperté, aún me sentía ebria y estaba sintiendo algo entre mis nalgas. Pepe me estaba abrazando de cucharita punteándome e intentando metérmela por atrás. Pocas veces lo hice con mi novio y me encantaba pero tenía que prepararme antes por no volver a pasar las vergüenzas que alguna vez pasé. Entonces entre dormida y despierta le pedí que no lo hiciera y volví a quedarme dormida.
Al siguiente día desperté casi a la 1 del mediodía, mis nalguitas estaban pegadas, no sé si por todo el semen que salió de mi vagina o si Pepe volvió a cogerme estando dormida. En ese momento con una resaca infernal llegó a mí todo el remordimiento y arrepentimiento. Me sentía sucia, me daba asco a mí misma. Tomé mi celular y tenía 60 llamadas perdidas de mi novio desde las 8 de la mañana. Volteé a verlo y aún me dió mas asco haberme dejado coger por ese panzón que mientras roncaba le escurría la saliva por las mejillas atrapándose en su barba.
Me levanté de la cama y sin lavarme intentando no hacer ruido, me puse a buscar mi ropa, no la encontraba por ningún lado, encontré solo mi vestido y el único condón que habíamos utilizado sobre el suelo. Solamente encontré mi vestido y el corpiño, me los puse, tomé mi bolso y me fui sin calzones.
En el camino iba con un fuerte dolor de cabeza, llorando y jurándome que nunca me lo iba perdonar. No sabía qué la iba a decir a mi novio, no sabía si tal vez de tan mal que me sentía le confesaría todo lo que hice esa noche.
Entonces llegué a mi departamento y me recibió mi novio, lo primero wue hizo fue abrazarme y preguntándome si estaba bien. Estaba muy preocupado y eso me partió el corazón, pero después me alejó de él y me dijo que apestaba, olía muy mal. —Ya sé dónde estabas. No sé con quién pero no quiero saber. Por favor, ve a darte un baño y después hablamos. Tenemos que ir con tus papás a la comida—. Me dijo con un tono de decepción casi con lágrimas en los ojos.
Durante el día no tocamos el tema, trató de actuar lo más normal que pudo y yo no pude disimular. Nunca jamás lo discutimos, nos casamos pero después ocurrieron más eventos que se llevaron al trsste nuestro matrimonio. Más adelante les contaré en otro relato.
En cuanto a Pepe, jamás me volví a acostar con el y trate de no acercarme a él para nada. Solamente me dió las gracias por haber dejado mis calzones con mi aroma en su casa, diciéndome que se masturbaba todos los días oliéndolos.
8 comentarios - Engañé a mi novio antes de casarnos.