You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Cómo Cacho por su casa...

Ese día dejé la oficina cerrada y desde temprano me fui a hacer algunas visitas de cortesía e inspecciones que venía posponiendo desde hace algún tiempo.
Cerca del mediodía Cacho me escribe para saludarme.
"¿Que tal? ¿Cómo estás? ¿Que andás haciendo?".
Le respondo con un audio:
"Hola, estoy en la calle, haciendo unas inspecciones, así que no pases por la oficina que está cerrada".
Suponía, por supuesto, que me llamaba para pasar y echarse un polvo.
"Que lástima, me hubiera gustado verte un rato".
Lo dicho, me buscaba para ponérsela.
"¿Querés pasarme a buscar?", le pregunto casi sin pensarlo, enviándole el audio antes que la idea comience a germinar siquiera en mi cabeza.
Una vez mas reprogramo las últimas dos visitas para el día siguiente, y me paro en la esquina de Pedro Goyena y Miró a esperar a mi amante.
Había ido en auto, pero tras los mensajes de Cacho, me entraron ganas de hacer algo que, aunque riesgoso, podría llegar a ser el mejor momento que pasáramos juntos.
Si nos encontrábamos era para coger, pero ésta vez no quería ir a un telo ni a  la oficina, sino estar con él en mi propio terreno, en mi propio ambiente. 
Los que siguen mis relatos sabrán que cuando me enamoro, tener a esa persona en mi propia cama es la consagración plena y absoluta de tal sentimiento.
Obviamente que meter a un hombre a casa es algo por demás arriesgado, pero más allá de los peligros y de las nefastas consecuencias que sufriría si mi marido o mi suegra me descubrieran "in fraganti", o sea, cogiendo con otro, se trata de un impulso que no puedo controlar.
Es más fuerte incluso que la razón y el sentido común. Les juro que mientras lo esperaba a Cacho, pensaba y repensaba mi decisión, pero por más vueltas que le daba, sentía que nos merecíamos hacer el amor en mi cuarto, en mi propio lecho conyugal, dónde duermo todas las noches con mi marido.
Cuando se acerca me toca un par de veces la bocina para atraer mi atención. Desde dónde estoy lo saludo con la mano, sonriéndole efusiva.
Me subo del lado del acompañante, cierro la puerta y nos besamos, largo y profundo, la lengua de uno buceando en la boca del otro.
¿Qué hace ese hombre para que se me erice hasta el último vello del cuerpo de solo sentirlo junto a mí?
Me pregunta si vamos a un telo, pero le digo que tengo que pasar por mi casa a buscar una documentación para seguir con mis diligencias.
De Caballito estamos a un toque, así que veinte minutos después estamos parando frente a mi hogar, dulce hogar.
-No tardo nada- le digo mientras me bajo y amago con cruzar la calle, pero a mitad de camino, vuelvo y le propongo:
-¿Porqué no venís y mientras busco los documentos te tomás algo?-
-¿Estás segura? ¿No hay nadie? No quiero que tengas problemas-
-Mi marido está trabajando y mi hijo está con los abuelos- lo tranquilizo, y con un gesto cómplice, agrego: -Tenemos el departamento para los dos solos...-
Confiado entonces en qué no va a sufrir la ira de un marido engañado, se baja del taxi y me acompaña.
Entramos a casa separados, con la debida distancia, para que si nos cruzamos con alguien, crea que estoy llevando a un técnico para realizar algún arreglo.
Recién adentro y tras cerrar la puerta, nos sacamos los tapaboca, y nos volvemos a besar con esa efusividad que ya resulta rutinaria en nuestros encuentros.
-¿Tomamos algo?- le pregunto luego del beso, saboreando todavía su saliva entre mis labios.
-Quiero tomarte a vos- me dice, reteniéndome junto a su cuerpo -Quiero tomarte toda...- insiste, chuponeándome el cuello, clavándome los dientes en la yugular, como si quisiera apretar y succionarme hasta la última gota de sangre.
-Dale que hace calor- replico, y tomándolo de la mano, entramos a la cocina.
Saco de la alacena dos vasos de trago largo, les pongo hielo y los lleno de Sprite.
-Muy linda tu casa- comenta mientras bebe de su vaso.
-Gracias, la decoración es toda mía- le digo, bebiendo del mío.
Durante un momento y mientras nos refrescamos, hablamos de cosas mundanas, sin referirnos a nada que involucre al sexo o a la relación que tenemos. 
Dejamos los vasos sobre la mesada, nos miramos y sonriendo en esa forma que no necesita mayor comprensión, nos volvemos a agarrar de las manos.
Sin decir nada, solo mirándonos y sonriéndonos como dos tortolitos, salimos de la cocina y caminamos hasta el sofá. Cuándo está de espaldas al mismo, le doy un empujón, haciéndolo caer sentado.
Sin darle tiempo a reaccionar, me le subo encima, y aprisionándolo entre mis piernas, me empiezo a restregar contra su cuerpo, ronroneando como una gatita en celo.
Cacho me agarra de la cola y me la aprieta con fuerza, provocando que la humedad de mi sexo se vuelva aún más intensa.
Le agarro la cara con las dos manos y lo beso con rabioso frenesí. Estoy tan caliente que le muerdo los labios, la lengua, besándolo hasta quedarme casi sin aliento.
Ya entre mis piernas puedo sentir ésa hinchazón tan deseada, la pronta y ansiada dureza.
Deslizo una mano hacia abajo para apretarla y acariciarla en su aún contenida extensión, sintiendo su calor vital a través de la ropa.
Vuelvo a besarlo, con mordiscos y chupones, para luego bajar y acomodándome en el suelo, desabrocharle el pantalón.
La pija aparece de un salto, parada, enrojecida, con las venas tan hinchadas que solo con el tacto podia seguir el recorrido de cada una.
Se la cubro de besos, frotándomela por toda la cara, oliéndola, extasiándome con ese aroma que debe estar entre los más excitantes y afrodisíacos. 
No llego a chupársela, apenas le doy unos besitos aquí y allá, envolviéndola con mi aliento, dejándolo con unas ganas que se reflejan en una erección superlativa.
Me levanto. Busco mi celular y poniendo "I Put A Spell On You" de Annie Lennox, comienzo a hacerle un striptease que le pone los ojos como platos y la poronga como una bomba.
No sé lo que siente un hombre al ver desnudarse a una mujer, solo puedo imaginármelo, lo que sí puedo asegurar es que verlo pajeándose mientras yo me saco la ropa, me trastorna por completo.
Cuando le tiro la bombacha, última prenda que me queda puesta, la agarra al vuelo y se la refriega por toda la cara, oliéndola como queriendo guardar en su memoria olfativa cada rastro de mi aroma natural.
Desnuda, lo agarro de la mano y lo conduzco hacia mi dormitorio.
Ese recorrido por el interior de mi casa, con un hombre que no es mi marido, dispuesto a hacerme el amor en mi propia cama, es lo más morboso y excitante que puedo sentir.
Agarrándose con una mano el pantalón a medio bajar, Cacho viene conmigo, con la pija parada, recorriendo el pasillo de cuyas paredes cuelgan los retratos de mi familia:
Con mi marido saliendo del Registro Civil, el día que nos casamos. En nuestra luna de miel. En nuestras primeras vacaciones en Buzios. Con el Ro recién nacido, en la maternidad. El Ro en su primer día de escuela. Unas vacaciones en San Bernardo. Con el Ro recibiendo la medalla de un campeonato infantil. Con mi marido en la inauguración de mi oficina...
Entramos al dormitorio. La cama todavía está deshecha. Esa mañana nos quedamos dormidos y tuvimos que salir disparados cada cuál a su trabajo. Fue ahí, al despedirnos, que mi marido me dice que tiene todo el día ocupado, que lo más probable es que llegue muy tarde por la noche.
Lo abrazo a Cacho y rodando sobre las sábanas, nos besamos con esa pasión que se desata cada vez que estamos juntos. 
Me retiene bajo su cuerpo y acomodándose entre mis piernas, me la pone con la urgencia lógica de quién tiene una calentura encima que trasciende lo soportable.
Me garcha con ese ritmo demoledor y desquiciado con el que tan bien supo seducirme, metiéndomela hasta los huevos, y más también..., no era que también me metiera los huevos, jajaja, sino que esa era la sensación que me daba, que me penetraba no solo con la pija, sino con todo el cuerpo.
Me aferro a él con brazos y piernas, gozando de cada arremetida con suspiros que contextualizan el momento. Cacho también gime, gruñe, vocifera, hundiéndose triunfante en mí, en toda su extensión, sin dejar nada afuera, agasajándome hasta con el último pedazo de verga.
Resulta obvio que no puede contenerse mucho más, por lo que un torrente vivo e impetuoso me sorprende en pleno orgasmo. 
Hasta entonces Cacho nunca me había acabado adentro, me había tragado su semen, sí, pero en el momento cúlmine siempre me la sacaba. Ahora, también intenta retirarse, pero lo retengo entre mis piernas. Ese apretón es más que suficiente para que entienda lo que quiero, que me llene de leche.
Un suspiro de alivio le relaja los pulmones, cuando se deja ir, disparando a mansalva en mi interior esa munición cálida y espesa con la cuál los hombres nos someten a sus designios.
Mantengo las piernas levantadas, flexionadas contra mi cuerpo, mientras el preciado fluido se diluye por todos mis conductos.
No me estoy cuidando, por lo que la posibilidad de quedarme embarazada de Cacho, le agrega mucho más morbo al asunto.
Nos quedamos ahí, derrumbados, él sobre mí, ronroneando los dos, sintiendo como aquel efluvio parece encauzarse hacia lo más profundo y recóndito de mi cuerpo.
Nos besamos, nos saboreamos, calientes todavía pese al orgasmo que estamos compartiendo.
-¿El baño?- me pregunta, levantándose, sacándome la pija con un sonoro y húmedo PLOP...
Se lo señalo con un gesto, sin poder articular palabra, agotada por aquel primer impacto.
No cierra la puerta al entrar al baño, por lo que, desde dónde estoy tumbada, puedo verlo levantar la tabla (por suerte la levanta, no como otros) y echarse un meo largo, ruidoso y cargado. 
Se la sacude, presiona el botón del tanque y regresa a mí con una erección que todavía me permite vislumbrar más momentos como el que acabamos de tener.
Se recuesta a mi lado, y mientras me acaricia las tetas, me pregunta si puede quedarse o ya tiene que irse.
-Tenemos todo el día...- le contesto -¿O acaso ya te cansaste?-
-¡Jajaja...!- se ríe, y mirándose la pija que aún conserva esa altivez privilegiada, agrega -¿Te parece que estoy cansado?-
Se la agarro y se la meneo. De las tetas baja a mi sexo y me introduce los dedos. Me abro de piernas para que toda su mano encaje en aquel vértice de placer.
Nos pajeamos mutuamente, aumentando esas ganas que nos hacen entrar en combustión.
Cuando ya le chorrea esa espumita deliciosa, me reclino ante ella, ávida, golosa, y ahora sí se la chupo largo y tendido, saboreándola en toda su extensión, arriba, abajo, por los lados, comiéndole también las bolas, que parecen estar llenándose de nuevo.
Me la como entera, o casi entera, porque toda no me entra, masticándola con fruición, sintiendo como su sabor se esparce por mi paladar, por mi garganta y por cada conducto relacionado con el gusto.
Cuando ya está en su punto máximo, me le siento encima y me la clavo hasta dónde me entra, disfrutando con gustosos suspiros esa sensación de sentirlo dentro mío, llenándome, ocupando cada rincón con su portentosa virilidad.
Percibo que Cacho también la siente, porqué se estremece y balbucea algo que no consigo entender, pero que traduce lo que nos pasa en el cuerpo.
No se trata solo de la experiencia física, sino de algo que involucra todos los sentidos, los que conocemos y los que no.
Suena a lugar común decir que es una experiencia religiosa, pero me imagino que algo así deben experimentar quiénes entran en comunión con las emociones más etéreas y espirituales.
Mientras lo cabalgo con todo mi entusiasmo, Cacho me chupa las tetas como queriendo sacarme alguna clase de líquido.
Está "on fire", desbocado, y eso me gusta, sentirlo así de bruto, animal, bien hombre, un macho con todas las letras.
Me tumba boca abajo y se pone encima mío. Sé lo que quiere, así que levanto la cola y me abro las nalgas, ofreciéndole mi ansioso agujero posterior.
Siento como me refriega su pesadez arriba y abajo, recorriendo grieta y zanja, pintándome todo el surco con el juguito que le sale de la punta. Me encanta ese juego, pero la espera me pone más loca todavía, así que se la agarro y me la meto por dónde siempre va a ser muy bien recibida, por el culo.
Dejando que yo misma me la acomode en la entrada, me sujeta entonces de la cintura y mediante un impactante envión, me la manda a guardar toda entera.
No me permite ni siquiera disfrutar de ese primer desgarro, que ya me está bombeando con todo, sacudiéndome hasta la última vértebra de la columna con cada empuje.
Sentirlo por atrás, culeándome en mi propia cama, representa la consumación plena y total de todos mis deseos. La infidelidad al palo en su máxima expresión.
Después de romperme bien el culo, me la vuelve a enfilar por la concha, pero estoy tan mojada, que la pija resbala unas cuántas veces. Cuándo por fin consigue ponérmela, me aniquila a combazos, unos más violento que el otro.
Con una mano me aplasta la cabeza contra el colchón, manteniéndome bien sometida ante el yugo de su virilidad, haciéndome aullar/delirar de placer.
Estoy tan mojada que los ruidos de la fricción, PRRRR... PRRRR... PRRRR..., se intensifican, formando con nuestros gemidos y jadeos, una sinfonía de extrema sensualidad.
A través del espejo de la pared puedo ver cómo me coge, alzado sobre sus pies e inclinado hacia adelante, una mano aferrada a mi cintura, la otra aún en mi cabeza, y yo ahí, tumbada, el culo levantado, recibiéndolo con una sonrisa de feliz cumpleaños pintada en el rostro.
Ya en los últimos estertores del placer, me la deja bien clavada, y entre exaltados jadeos, me vuelve a acabar adentro. Ésta vez no hace ningún intento por retirarse, muy por el contrario, me suelta lechazo tras lechazo, rebalsándome con tan plácida efervescencia.
Todo me da vueltas y un millón de estrellitas de colores parpadean a mi alrededor, cuando estalla mi orgasmo, encadenándose con el suyo, ambos tan intensos y brutales, que por un momento quedamos fuera de combate.
Cacho se derrumba a un lado, resoplando complacido, la pija sacudiéndose de un lado a otro, toda chorreada de semen y de mi propia acabada.
-¡Que pedazo de polvo...!- exclama eufórico -¡Me dejaste la chota prendida fuego...!- agrega, soplándosela desde lejos.
-¡Y vos me ahogaste en leche!- le retruco, abriéndome de piernas para que el semen me salga a borbotones.
Por un momento Cacho se queda mirando absorto como su propia esencia sale de mi interior
Los dos estamos empapados, no solo en nuestros propios fluidos corporales, sino en los del otro también.
Nos levantamos y nos metemos en el baño a darnos una ducha.
Luego, ya vestidos, le preparo unos mates y entonces sí, muy a mi pesar, ya va siendo hora de la retirada. 
Mi marido todavía va a tardar un buen rato en llegar, pero antes de que lo haga, tengo que cambiar las sábanas y perfumar la habitación para disimular el olor a sexo que parece impregnar cada rincón. Ah, y también tengo que ir a buscar el auto, que se quedó en lo del último cliente.
Lo acompaño hasta la puerta y lo despido con un beso de esos que parecieran no terminar nunca.
Cuando se va, me quedo con su sabor entre los labios, y mejor aún, con su semilla dentro mío...


Cómo Cacho por su casa...













24 comentarios - Cómo Cacho por su casa...

horrotika +2
Uff!!! caliente relato!! van 10, y te invito a pasar por los nuestros a ver que te parecen. Besos!!
DamianBerti +2
Que buen relato!!! Muy caliente. Y mucha envidia con cacho jaja
pedagogo47
Tremendo relato,muy caliente,y con una autenticidad sentimental ojalá q cacho te siga regarchando,se nota q te fascina ese hombre.saludos.
Juanmanuel7553
😘 que pajon me hice esoerando este relato todos estos dias saludame marita diosa
maritainfiel +1
Como el que se hizo Cacho mientras le hacía el striptease, jajaja...
Nemocabezon +1
Tremendoooo!!! Van esos +10👏👏👏
jucho35 +1
que conchita divina!!!
chelocabito
Me encantan tus relatos,ya te extrañaba,sabemos que no cualquiera va a tu casa y por ahi viene un cachito en camino despues de este encuentro....
Desert-Foxxxx
Voy a tener que ir más seguido al médico para cruzarte por tu casa jaja.
criselkpo
Ufffff... Un Fuegooo ... Bue ahi Cacho ... Jajaja ...💦💦💦💦💦
DnIncubus
Fue intensa la jornada, lo importante es que Cacho va a ser papá, algo triste, pero bueno que se le va a hacer, los seres humanos somos así, Saludos a todos, cuida'o el Coronavirus anda suelto junto con el SIDA. Cuidate matasanos!
manuser1
Hermoso bb... Cuernos y embarazo. Así debe ser 😈😈😈... Ahora que el cornudo se haga cargo y vos seguí así, cogiendo sin forro, llenalo de hijos y que sea todo más morboso aún
manuser1
@maritainfiel jaja yo sabía, queres otro embarazo de otro amante. Aunque vos aclaraste, en un post tuyo que coger con el enemigo de tu esposo sería el epítome de la infidelidad. Me gustaría leer algo así tuyo y con el máximo morbo posible 😈😈😈
gerardoriker
como quisiera ser eese cacho y que me pidieras a mi un bebe
Dominio88
@maritainfiel me quedé con las ganas de ver esa foto imaginando era concha vaciando la leche jajaja
frankyto25
cacho el idolo del pueblo poringuero. CACHOOOO CACHOOOOOO
Marc_2
Bien Marita, convencional pero bien. Fueron 10.
Sute41
Que envidia que le tengo a Cacho.. @Maritainfiel, como siempre que morbo leer tus relatos. Ya te extrañaba. Van puntos
MIsko-Jones
uffffff se viene el hermanito para Ro?

felicitaciones
blituXXX09
Me encantan estos relatos tuyos, es imposible no imaginarselo y calentarse! Pero admito que antes cuando estabas con los amigos de tu marido, le da mucho más mórbo... Sobre todo del papá del ro
Loza_Kyle
Por dios @maritainfiel cada vez mejor, lo que daría por poder conocerte y hacerte pasar el mejor momento de tu vida con un cordobes... saludos diosa van +10... siempre es un placer leerte por dios.... Estoy siempre a la éxpectativa de tus relatos diosa...
morochiito
Desde hace un tiempito venis pensando en el hermano para Ro,no??
morochiito
Desde hace un tiempito venis pensando en el hermano para Ro,no??
K00L
que lindo papo que tenes!
K00L
que lindo papo que tenes!
gerardoriker
me volves loco amor, como me gustaria a mi embarazar a una casada
LAEMMEDEMYRIAM
Sensacional cacho jajajja y con muchooooo morbo