Hay un papi del barrio, que tendra cincuentilargos. Nada despampanante en lo fisico, contextura y pija normales. Ni me acuerdo como fue la primera vez que nos vimos, pero si es seguro que desde entonces cada vez que me cruza en la calle, o que ve mi ventana abierta, me pregunta si estoy con tiempo... Y yo para el siempre estoy con tiempo! Es solo entrar y prenderme enseguida de su pija. A veces ya durisima, otras dormida pero se la despierto bien a base de mamarsela mucho. Me encanta que le crezca en mi boca. Y a el le encanta que me focalice mas en la cabeza de su chota, y que se la chupe despacito, suave. Se vuelve loco con mis mamadas! Por eso las busca siempre. A veces se la chupo asi nomas, de parado, y yo arrodillado frente a el y abrazado a su cintura, como si quisiera evitar que se me escape, aunque se que no lo va a hacer. Otras el se acuesta en mi cama, y me deja su pija a mi total merced para que me haga cargo como yo se que a el le gusta. Cuando a veces me acaricia el pelo o las mejillas me vuelve mas loquito y se la chupo con mas ganas. A veces tambien me coge. Es medio bruto para ponerla. Asi este yo re caliente y deseoso de que me rompa el ojete, me la pone muy de golpe y si, me rompe la cola! Pero le tengo que pedir que pare para poder soportar el dolor inicial. Cuando me coge, me agarra de la cintura, y me da sin asco, como si fuera el ultimo culo que se va a comer en la vida. Pero contadisimas veces (quizas, de hecho, solo una vez) me lleno el culo. Porque a el lo que lo enloquece, lo que lo hace volver siempre, es mi boquita. Son mis petes. Y cuando la siento cargarse, se la chupo con mas ganas, con desesperacion, hasta que me empieza a decir "ahi viene, ahi viene, ahi vieneeeee!" y descarga todo su delicioso nectar en mi paladar, dando siempre un grito de victoria que a mi me reconforta, dandome la pauta de que hice muy bien mi trabajo. La ultima vez que vino hacia ya casi dos meses que no nos veiamos. Despues de darme su esencia, me dijo que me extraño mucho. Nos fundimos en un abrazo casi como de padre a hijo. Quise besarlo, pero solo me permitio un timido piquito. Prometio volver pronto, porque no puede vivir sin mis petes. Ni yo sin su pija ni sin su leche.
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