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Chica de ciudad: Tercer año. Capítulo 9

Chica de ciudad: Tercer año. Capítulo 9

No leíste la primera o la segunda parte de "Chica de ciudad"? En total son 25 capítulos super calientes y te van a encantar! Acá te dejo el link para que entres y te deleites:
PRIMER AÑO. CAPITULO 1
SEGUNDO AÑO. CAPITULO 1


Esta es la historia de Celeste, una pueblerina que a los 20 años sigue viviendo su experiencia como chica de la gran ciudad y se va entrelazando con distintas personas con el sexo como único fin tras un año lleno de fracasos amorosos. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…

CAPITULO 1

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Capítulo 9: Alcohol + Ex = Sexo
   El acuerdo que habíamos hecho con Tomás de no vernos todos los días no lo empezamos hasta la semana siguiente. El viernes 30 de Junio volvimos a encontrarnos a la noche (en esta oportunidad en su departamento), el sábado 1ro de Julio nos vimos a la tarde antes de que él se volviera a su pueblo y el domingo 2 nos juntamos bien entrada la noche una vez que él volvió a la ciudad. Recién el lunes 3 de Julio rompimos la racha de más de 15 días seguidos de sexo, algo que no se notó tanto en la necesidad, pero si en la cabeza. Por más que él insistió en ir a mi casa, le tuve que decir que estaba con las chicas para que no viniera y aun así sugirió la idea de que las echara para poder coger.
   El cuarto día del mes de Julio me la pasé estudiando toda la tarde con Vanina, Martina y Azul para la materia que cursábamos juntas. Fue un día muy largo, que empezó a las 10 de la mañana y terminó cerca de 12 horas después con algunas pocas intervenciones en el medio para hablar de Laura, Florencia, Lautaro y Facundo. Azul también nos contaba de un nuevo chico con el que estaba saliendo, que parecía ser su príncipe azul (vaya paradoja) y después Martina nos habló de cómo Rodrigo, un amigo de ella, la había invitado a salir de la nada y ella lo había rechazado porque “eran amigos”. Después de eso, el resto del día fue dedicado exclusivamente a los apuntes, los libros y las notas hechas en clase, por lo que esa noche me fui a dormir temprano a pesar de los insistentes mensajes de Tomás.
   El miércoles me lo crucé en la facultad, mientras caminaba con Ramiro, su amigo de curso, y a pesar de que intentó entablar conversación conmigo, lo ignoré por completo ya que yo iba con Maipi, Guille, Nicolás y Mateo. Esa misma tarde tuve la primera conversación a solas con Lorenzo. “¿Cele, podemos hablar?” me preguntó y cuando le dije que sí me alejó del grupo y me empezó a contar como veía un futuro entre él y Guillermina a pesar de que había estado conmigo y de que no quería que las cosas se pusieran tensas si es que llegaba a pasar algo. Su noble actitud me pareció muy adulta, después de todo era difícil encontrar alguien con quien poder hablar las cosas como son, por lo que le dije que no había ningún problema y que tenía mi bendición para seguir adelante con mi amiga.
   - Gracias Cele.- Dijo él riendo a raíz de mi último comentario.- Sos una mina excelente.- Agregó y sonrió y noté un leve cosquilleo adentro mío al ver su sonrisa perfecta.
   El jueves 6 de Julio tuvimos un inconveniente con Nicolás. Después de una gran pelea que tuvo con Daniela, ella amenazó con dejarlo y él entró en un círculo depresivo que cayó tan rápido que parecía que el problema no tenía solución. Obviamente Mateo y Lorenzo se encargaron de hablar con él mucho más que nosotras, pero las chicas también tuvimos que estar ahí para ayudarlo y nos pasamos todo el día juntos, leyendo apuntes, hablando de otras cosas, repasando distintos temas, tratando de distraerlo un poco. No fue hasta la noche que Daniela no lo llamó y no tuvieron su conversación (de casi una hora) y decidieron aclarar las cosas para seguir juntos. Él se sentía mucho más aliviado, sin embargo se seguía viendo en sus ojos una tristeza que yo sola pude darme cuenta.
   El viernes 7 Tomás me escribió a media mañana para vernos antes del medio día, ya que él se volví a su pueblo por el cumpleaños de su abuela, sin embargo yo vi su mensaje media hora antes de que saliera el colectivo y no nos pudimos encontrar. “Te prometo que el domingo a la noche soy toda tuya” le escribí después de que él me enviara una carita triste y que me dijera que me iba a extrañar. Nos habíamos compenetrado tanto con Vanina y Azul en el estudio que no había escuchado la llegada de sus whastapps y ahora tenía que conformarme con esperar todo el fin de semana. Esa misma mañana Facundo me escribió a mí y a Vanina para invitarnos a su cumpleaños, alegando que también iban a ir Valentín y Lucas y que Azul estaba invitada. En un principio nos reusamos por completo a ir, pero después de ver que veníamos dedicándole mucho tiempo a la facultad y que necesitábamos un poco de descanso, decidimos responderle que sí, que íbamos a ir las 3.

   Llegamos al boliche las 3 muy producidas y tras dar algunas vueltas encontramos al chico del cumpleaños y a su grupo de amigos. Nos sorprendió no ver a Laura y a Florencia, pero enseguida comprendimos porque habíamos sido invitadas, éramos las únicas chicas en un grupo de aproximadamente 20 hombres. En un principio pensamos en irnos, pero al ver la cantidad de tragos y de bebidas que compraban los amigos de Facundo, nos terminamos quedando con la idea de pasar un buen momento y disfrutar. No tardamos en ponernos muy en pedo y en empezar a hacer algunas locuras para calentar un poco a los chicos, el problema fue que Vanina no pudo resistir y terminó vomitando en el baño para luego ponerse a llorar y vomitar nuevamente.
   - Yo me la llevo a casa. ¿Vos que haces?- Me preguntó Azul que era la más sobria de las tres.
   - Yo me quedo.- Le dije riéndome de la borrachera que tenía.
   Volví sola a bailar a la ronda y los chicos enseguida me encerraron en un círculo que se hacía cada vez más pequeño. Primero pasó un chico alto y flaco que terminé empujando al ver que intentaba tocarme. Después pasó un gordito que tenía intensiones de bailar, pero tras un par de vueltas lo terminé descartando al ver que no me gustaba. Por último vino el cumpleañero, que tras los gritos alentadores de sus amigos me sacó a bailar y tras una sonrisa y un cruce de miradas, me tiré encima de él con intenciones de besarlo. “¡Uhhh!” gritaron todos sorprendidos al ver mi reacción, sin embargo Facundo se alejó de mí esquivando mis labios y volvió a la ronda cuando un cuarto chico se me acercó.
   Poco me importó y empujando al chico a un costado seguí a Facundo que se había mezclado con sus amigos y lo agarré del brazo para darlo vuelta y pegarlo a mi cuerpo. Él volvió a evitarme, pero en esta vez yo estaba preparada y lo apreté a mi cuerpo y su cara quedó a milímetros de la mía. “Cele…” empezó a decir él pero yo le tapé la boca con mis labios y durante unos pocos segundos nos besamos. Facundo volvió a alejarse y en esta ocasión no lo seguí, sin embargo en mi rostro se dibujó una sonrisa que él observó hasta que uno de sus amigos lo abrazó y le regaló un trago después.
   La noche siguió llena de alcohol, música fuerte y bailes sensuales que eran aclamados y aplaudidos por los amigos de Facundo, inclusive Lautaro quien parecía haberse olvidado que estaba de novio con una chica que me odiaba. Valentín no paraba de reírse al verme bailar de manera muy sugestiva frente al ex de una amiga y Lucas miraba algo sorprendido y algo tentado de volver a agarrar lo que hasta hace poco fue suyo. A decir verdad esa noche hubiese estado con cualquiera de ellos, me hubiese encantado volver a probar la actitud dominante de Lucas, o tener mi primera vez con Valentín a pesar de que no me atraía físicamente y de más está decir que me hubiese encantado impresionar a Lautaro como lo había hecho aquella noche de Diciembre del año anterior. Pero esa noche tenía otro objetivo en mente.
   Salimos del boliche y Valentín y Facundo se fueron al auto de Lautaro y yo los seguí entre risas y tropezones. Obviamente el chico del cumpleaños fue atrás conmigo, mientras que Valen iba adelante acompañando al conductor hasta que lo dejamos en su casa. Durante todo el trayecto yo me pegaba a Facundo, lo acariciaba y lo seducía con intenciones de volver a estar con él. No fue hasta unas cuadras después de dejarlo a Valentín en su casa que él aceptó nuevamente mis besos y nos pusimos a apretar en la parte trasera del auto.
   Los besos enseguida se transformaron en un toqueteo muy intenso al que Facundo no se pudo negar y se dejó llevar por mis manos que levantaban su camisa y los desnudaban levemente. Él también me iba desnudando, pero de manera más sutil y sus manos rozaban acariciaban mi cuerpo por encima de la ropa. Mientras nos besábamos y nos acariciábamos Lautaro seguía manejando sin darse cuenta de todo lo que pasaba en el asiento de atrás.
   Entonces le bajé el cierre del pantalón y buscando entre su ropa llegué a su pija y la saqué por encima del bóxer para dejarla en plena vista. Facundo me miró pensando en si seguir adelante o frenar la situación ahí, sin embargo yo fui mucho más rápida y me agaché para comenzar a chupársela. Él hizo una mueca de placer que llamó la atención de Lautaro quien se dio vuelta a ver qué era lo que sucedía y se llevó una gran sorpresa al ver lo que estaba pasando. Mientras que yo movía mi cabeza hacia arriba y hacia abajo disfrutando de la pija de su amigo, él frenó el auto y volvió a mirar hacia atrás para comprobar que lo que había visto sucedía de verdad.
   - ¡Que hijo de puta!- Dijo riéndose y se quedó sentado tratando de procesar que hacer.
   Mientras tanto yo seguía disfrutando de la pija de Facundo que cada vez se ponía más dura. La lamía con ganas, me la metía toda en la boca y la escupía llenándola de saliva para después volverla a chupar. Él me dejaba actuar de la manera que quería y se quedó sentado e inmóvil (apenas emitía un leve suspiro) viendo como yo seguía comiéndome su verga. Había pasado un poco más de medio año desde la última vez que habíamos estado juntos pero aun recordaba lo que a él le gustaba, al fin y al cabo a casi todos les gusta lo mismo.
   Lautaro dijo algo acerca de esperar a que termináramos y se bajó del auto. Levemente levanté la cabeza y comprobé que estábamos en una calle bastante oscura y pude ver como él se alejaba de nosotros y se quedaba parado a unos cuantos metros. Entonces volví a la acción y le seguí chupando la pija mientras que él, ahora ya un poco más liberado, comenzó a desnudarme y a tocarme con mucha más soltura. Cuando quise darme cuenta ya estábamos casi desnudos adentro del auto y listos para volver a la acción.
   “Acostate” me dijo él levantándose y arrodillándose en el asiento de atrás del auto y dándome lugar para que yo me acomodara. Me recosté boca arriba y de costado al asiento y él se apoyó encima de mi cuerpo metiendo su pija adentro de mi conchita. Yo abrí bien grande la boca y exhalé un gemido de placer directo en su oído. Facundo comenzó a cogerme suavemente, tratando de encontrar una posición cómoda y en la que pudiese maniobrar con facilidad, mientras que se seguía moviendo lentamente. Por encima de su hombro pude ver a su amigo que seguía parado afuera, tratando de calentarse con sus manos y esperando a que termináramos cuanto antes.
   Tras unos minutos de maniobrar, encontró la posición adecuada y comenzó a mover su cuerpo mucho más rápido, acelerando el ritmo de su cintura y haciendo que su pija entrara y saliera de mi conchita. Entonces el placer me empezó a llenar y me di cuenta de que no haber cogido con Tomás en toda la semana me había dejado muy caliente. “¡Mmm sí!” le gemía en el oído a Facundo con la idea de volverlo loco que se seguía moviendo bien rápido y comenzaba a transpirar del calor que ahora hacía adentro del auto. Su verga, bien dura y firme, entraba a mi cuerpo en golpes bien duros y me provocaba ondas de placer que recorrían todo mi cuerpo y me hacían vibrar.
   Pero la posición fue difícil de mantener y ninguno de los dos quería esperar unos minutos hasta llegar a alguna de las casas, así que él se sentó en el asiento del medio y yo rápidamente me acomodé encima de su cuerpo de frente a él. Empecé a cabalgarlo como podía, inclinando la cabeza para no golpeármela con el techo del auto y él acompañaba mis movimientos con sus manos en mi cola. Rápidamente Facundo me pegó un chirlo que me sacó un grito bastante agudo que llegó hasta donde estaba Lautaro quien giró rápidamente la cabeza ante tan sonido. Lo miré y me fue imposible contener una carcajada que se mezcló con gemidos a medida que lo seguía cabalgando.
   Minutos más tarde Facundo volvió a acostarme en los asientos de atrás y una vez más se acomodó como pudo entre los asientos para cogerme nuevamente él a mí. Yo estaba totalmente excitada, fuera de mí, ya mis gemidos se habían transformado en gritos de calentura total que seguramente debían oírse desde afuera del auto. Mientras cogíamos, nuestros cuerpos transpiraban y empañaban los vidrios del auto que se movía a medida que Facundo iba hacia adelante y hacia atrás. Se sentía muy placentero estar cogiendo con él en esa circunstancia.
   Entonces Facundo intentó pararse para acercarse lo más que pudo a mi cara y yo enseguida noté que quera lo que intentaba hacer. Como pude me levanté para meterme rápidamente su pija en los labios y él comenzó a acabar, llenándome la boca de su semen calentito. Una vez que terminó se sentó al lado de la puerta y sin dar muchas vueltas se puso el bóxer y el pantalón mientras que yo seguía recostada en el asiento, con la respiración agitada y un sabor dulce sobre la lengua.
   Facundo bajó la ventanilla del auto y llamó a Lautaro que pareció alegrarse de que todo haya durado poco. Mientras nos vestíamos arrancó nuevamente el auto y siguió manejando para llevarme hasta mi casa. Esas cuadras fueron bastante silenciosas, ninguno de los tres se animó a decirme algo y cuando vi el frente de mi edificio me bajé diciendo un simple “gracias”. Antes de cerrar la puerta pude escuchar la voz de Lautaro que decía: “Espero no me hayas llenado de leche el asiento del auto” y no pude evitar una sonrisa.


SIGUIENTE


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