Hola amigues! Continúo lo que había comenzado en el post anterior.
Como les comenté anteriormente fui criada de una manera muy conservadora, casi no salia a bailar, no tomaba alcohol ni fumaba, en mi adolescencia disfrutaba del sexo pero era muy convencional, posiciones típicas y siempre vaginal, hacía sexo oral pero no tragaba, tenia unos cuantos pudores que marcaron esa etapa de mi vida.
Después de un divorcio complicado, tuve algunas parejas pero no funcionaron, mis amigas trataban de alentarme: No busques un príncipe azul me repetían constantemente, trataban de hacer cenizas ese ideal de hombre que perseguía.
A mi hijo Julian lo eduque opuestamente a lo severo que fueron mis padres, con los límites lógicos, el fue forjando su personalidad y disfrutando la libertad que le brindaba.
A los 15 años empezó a fumar (cigarrillos) en casa y a tomar alcohol, de manera moderada, nunca fue mi preocupación que caiga en algo grave, tenia una gran madurez.
Terminando el secundario Julian se pone de novio con una chica de su edad, Sofía, Morochita , de rasgos hindúes y lindo cuerpito, muy menudita.
Me llamaban atención sus piercing y tatuajes.
Al principio me costaba entablar relación con ella, tuve discusiones con mi hijo como aquella vez que sali a colgar la ropa y los vi fumando un porro.
Despues de unos meses de tensa relación con mi nuera decidí que sería lo mejor aceptarla y tratar de cambiarle algunos hábitos, me parecía una Hippie irresponsable y roñosa.
Combinamos en juntarnos en la plaza del barrio para hablar tranquilas, cuando llego ella estaba tirada sobre una manta, en patas fumando un cigarrillo y con la matera a su lado.
Nos costó encontrar intereses en común, yo trataba de aggiornarme a su onda pero me costaba horrores.
Hasta que en un momento, como de manera natural, saca algo de su cartera y veo que empieza a armar un porro, que haces le digo sorprendida, ella me miraba pero seguia armando sin perder la compostura.
Sofía: - Sil, abrite un poco, proba esto que te va a relajar, desconectate de esta vida monótona, liberá la mente.
Silvia: - Ni en pedo nena, - en eso lo prende y el humo me viene como una ráfaga a la cara-
Sofía le daba grandes pitadas y se notaba en su cuerpo la distensión que le producía. Yo miraba para todos lados por temor a que venga la policía o algun vecino chismoso.
Sofía seguía en ese trance marihuanero y sus ojos enrojecían
Sofía: Suegri, te doy otra oportunidad, la paz esta golpeando a tu puerta me dice.
Esa frase me sorprendío, saco el porro de su mano y ella se sorprende de mi cambio de postura, y antes que lo fume me indica que no lo fume como un cigarrillo, yo ni idea, ni tabaco había probado.
Sofía: dale una pitada corta, mantene el humo en los pulmones y exhala de a poco, mira los arboles, la naturaleza que te rodea.
Esta esta chiflada pensé, pero que mejor que ceder y compartir algo con mi nuera, lo hice tal cual como me explico y al ratito ya empece a relajarme y despues me empece a reir hasta que me lloraban los ojos.
Sofía: Viste suegri, es lo mas, Julian vuela con estas flores me dijo.
Nos quedamos unas cuantas horas tiradas en el pasto y cuando recupere la estabilidad de mi cuerpo nos fuimos a casa que me estaba pintando la lija como decía ella.
Así comenzó una relación muy cercana con Sofía , me agradaba la madurez y su visión particular sobre muchos temas: con el tiempo me hizo defensora de la legalización del cannabis, empezamos a cultivar en casa, pasabamos largas horas debatiendo temas actuales con marihuana de por medio, me inculco el feminismo, el lenguaje inclusivo y otras cosas que me parecían lejanas a mi entendimiento.
Llego el verano del 2018 , enero, Se presenta un chico desgarbado en casa y muy desalineado, flaco de aspecto descuidado, usaba una musculosa desteñida , ojotas y una bermuda agujereada.
- Hola, soy Lautaro , me dice mirandome fijamente a los ojos, me invitaron Julian y Sofi a probar la cosecha.
- Ah bueno pasa - Entre mi pensaba que era uno pidiendo comida-
Lo primero que me sorprendio de Lautaro fueron sus ojos verdes, unos faroles divinos, tenia rastas , tatuales y barba bien crecida.
Se pusieron a fumar la parejita junto a Lautaro, cuando escucho la voz de Sofía:
- Suegri!!!! -el olor a porro ya me entraba por la ventana - Sumate que la cosecha es una locura.
Yo estaba limpando los pisos, con un vestido fino, de tela florido, asi en patas deje todo y fui al patio.
Lautaro estaba en cuero, y se lo veía un poco desorbitado, se reía sentado en la reposera donde suelo tomar sol.
Me siento junto a mi hijo y sofi en el pasto y hacemos la ronda,
en ese momento la soledad y los problemas se desvanecían y mi humor florecía como nunca antes.
Lautaro: Silvi.. sentate aca conmigo que este es tu trono me dijo dejando un lugar , no da para que estes en el piso , esa cola merece estar cómoda.
En otro contexto después de decirme eso, lo hubiera echado a los gritos de casa, pero estaba tan extasiada que me trastabille y me sente junto a el.
El me tomo de los hombros y comenzó a hacerme unos masajes suaves, yo cerraba los ojos y trataba de no pensar en nada, cuando levanto la vista veo a Sofi tranzando con mi hijo y acariciandole el bulto por fuera del pantalón.
La escena me sorprendió , me quede atónita , cuando siento que la mano de Lautaro gira mi cara, me mira con esos ojos irresistibles y me pone cerca de sus labios, mis palpitaciones se empezaron a acelerar , cerre otra vez los ojos , lance un suspiro, abri la boca , el me tomo de la cintura y me comenzó a dar unos besos de lengua que me estremecieron, me parecía estar en un sueño.
En medio del jugueteo de esas lenguas caliente siento la voz de mi hijo:
- EEEEEEhhhhh que hacen! estan Locos??? dijo sacándose la mano de sofía por dentro del pantalón.
Sofí nos miraba con una sonrisa pícara y sin que nos mire Julian nos guiña el ojo.
CONTINUARA.....
Como les comenté anteriormente fui criada de una manera muy conservadora, casi no salia a bailar, no tomaba alcohol ni fumaba, en mi adolescencia disfrutaba del sexo pero era muy convencional, posiciones típicas y siempre vaginal, hacía sexo oral pero no tragaba, tenia unos cuantos pudores que marcaron esa etapa de mi vida.
Después de un divorcio complicado, tuve algunas parejas pero no funcionaron, mis amigas trataban de alentarme: No busques un príncipe azul me repetían constantemente, trataban de hacer cenizas ese ideal de hombre que perseguía.
A mi hijo Julian lo eduque opuestamente a lo severo que fueron mis padres, con los límites lógicos, el fue forjando su personalidad y disfrutando la libertad que le brindaba.
A los 15 años empezó a fumar (cigarrillos) en casa y a tomar alcohol, de manera moderada, nunca fue mi preocupación que caiga en algo grave, tenia una gran madurez.
Terminando el secundario Julian se pone de novio con una chica de su edad, Sofía, Morochita , de rasgos hindúes y lindo cuerpito, muy menudita.
Me llamaban atención sus piercing y tatuajes.
Al principio me costaba entablar relación con ella, tuve discusiones con mi hijo como aquella vez que sali a colgar la ropa y los vi fumando un porro.
Despues de unos meses de tensa relación con mi nuera decidí que sería lo mejor aceptarla y tratar de cambiarle algunos hábitos, me parecía una Hippie irresponsable y roñosa.
Combinamos en juntarnos en la plaza del barrio para hablar tranquilas, cuando llego ella estaba tirada sobre una manta, en patas fumando un cigarrillo y con la matera a su lado.
Nos costó encontrar intereses en común, yo trataba de aggiornarme a su onda pero me costaba horrores.
Hasta que en un momento, como de manera natural, saca algo de su cartera y veo que empieza a armar un porro, que haces le digo sorprendida, ella me miraba pero seguia armando sin perder la compostura.
Sofía: - Sil, abrite un poco, proba esto que te va a relajar, desconectate de esta vida monótona, liberá la mente.
Silvia: - Ni en pedo nena, - en eso lo prende y el humo me viene como una ráfaga a la cara-
Sofía le daba grandes pitadas y se notaba en su cuerpo la distensión que le producía. Yo miraba para todos lados por temor a que venga la policía o algun vecino chismoso.
Sofía seguía en ese trance marihuanero y sus ojos enrojecían
Sofía: Suegri, te doy otra oportunidad, la paz esta golpeando a tu puerta me dice.
Esa frase me sorprendío, saco el porro de su mano y ella se sorprende de mi cambio de postura, y antes que lo fume me indica que no lo fume como un cigarrillo, yo ni idea, ni tabaco había probado.
Sofía: dale una pitada corta, mantene el humo en los pulmones y exhala de a poco, mira los arboles, la naturaleza que te rodea.
Esta esta chiflada pensé, pero que mejor que ceder y compartir algo con mi nuera, lo hice tal cual como me explico y al ratito ya empece a relajarme y despues me empece a reir hasta que me lloraban los ojos.
Sofía: Viste suegri, es lo mas, Julian vuela con estas flores me dijo.
Nos quedamos unas cuantas horas tiradas en el pasto y cuando recupere la estabilidad de mi cuerpo nos fuimos a casa que me estaba pintando la lija como decía ella.
Así comenzó una relación muy cercana con Sofía , me agradaba la madurez y su visión particular sobre muchos temas: con el tiempo me hizo defensora de la legalización del cannabis, empezamos a cultivar en casa, pasabamos largas horas debatiendo temas actuales con marihuana de por medio, me inculco el feminismo, el lenguaje inclusivo y otras cosas que me parecían lejanas a mi entendimiento.
Llego el verano del 2018 , enero, Se presenta un chico desgarbado en casa y muy desalineado, flaco de aspecto descuidado, usaba una musculosa desteñida , ojotas y una bermuda agujereada.
- Hola, soy Lautaro , me dice mirandome fijamente a los ojos, me invitaron Julian y Sofi a probar la cosecha.
- Ah bueno pasa - Entre mi pensaba que era uno pidiendo comida-
Lo primero que me sorprendio de Lautaro fueron sus ojos verdes, unos faroles divinos, tenia rastas , tatuales y barba bien crecida.
Se pusieron a fumar la parejita junto a Lautaro, cuando escucho la voz de Sofía:
- Suegri!!!! -el olor a porro ya me entraba por la ventana - Sumate que la cosecha es una locura.
Yo estaba limpando los pisos, con un vestido fino, de tela florido, asi en patas deje todo y fui al patio.
Lautaro estaba en cuero, y se lo veía un poco desorbitado, se reía sentado en la reposera donde suelo tomar sol.
Me siento junto a mi hijo y sofi en el pasto y hacemos la ronda,
en ese momento la soledad y los problemas se desvanecían y mi humor florecía como nunca antes.
Lautaro: Silvi.. sentate aca conmigo que este es tu trono me dijo dejando un lugar , no da para que estes en el piso , esa cola merece estar cómoda.
En otro contexto después de decirme eso, lo hubiera echado a los gritos de casa, pero estaba tan extasiada que me trastabille y me sente junto a el.
El me tomo de los hombros y comenzó a hacerme unos masajes suaves, yo cerraba los ojos y trataba de no pensar en nada, cuando levanto la vista veo a Sofi tranzando con mi hijo y acariciandole el bulto por fuera del pantalón.
La escena me sorprendió , me quede atónita , cuando siento que la mano de Lautaro gira mi cara, me mira con esos ojos irresistibles y me pone cerca de sus labios, mis palpitaciones se empezaron a acelerar , cerre otra vez los ojos , lance un suspiro, abri la boca , el me tomo de la cintura y me comenzó a dar unos besos de lengua que me estremecieron, me parecía estar en un sueño.
En medio del jugueteo de esas lenguas caliente siento la voz de mi hijo:
- EEEEEEhhhhh que hacen! estan Locos??? dijo sacándose la mano de sofía por dentro del pantalón.
Sofí nos miraba con una sonrisa pícara y sin que nos mire Julian nos guiña el ojo.
CONTINUARA.....
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