Leo se encuentra con Danae y con una buena experiencia, hacen las pases.
Danae, no, Dana como le gustaba que la llamaran. Tiene 19 años, 1.65 m de estatura, cara hermosa aparenta fácilmente menos edad que sumado a su complexión, uno pensaría que raya incluso en la ilegalidad. Porque Dana no es una chica exuberante o con un cuerpazo que vuelva loco a los hombres, todo lo contrario, desde siempre ha sido extremadamente delgada. Las tallas 0 y 2 son las que por lo regular escoge en las tiendas de ropa., por lo que tiene que depender de algún brasier con relleno o pantalones pushup, para no lucir como una “tabla”.
Pero, con semejante descripción, ¿Cómo podría encajar dentro de los gustos de Leo?
Bueno, la verdad es que era muy, muy hermosa, tanto que Leo intento ser su novio.
- Podrías ser modelo sabes – le decía Leo por enésima vez.
- Ya, pero no es un mundo que me agrade – respondía Dana.
Se conocieron mientras Leo hacia el servicio social en una dependencia de gobierno, ella ayudaba a una abogada con sus demandas. Al principio Leo quedo maravillado por esa niña tan hermosa, a pesar de que no tuviera un cuerpo como a él le gustaba, con el tiempo la fue tratando y se dio cuenta que era una niña risueña, tierna y linda a su manera, pero con un montón de traumas arrastrando que le impedían ser feliz.
Leo intento ser su novio, porque realmente le gustaba esa niña, sin embargo, debido a sus traumas e inseguridades, Dana lo trato muy mal, lo desprecio, desahogo con él aquel rencor guardado contra su padre, le dijo lo que callo a su exnovio, acuso y grito como si el tuviera la culpa de lo malo en su vida. Y aunque, Leo lo intento, jamás pudo hacer que ella lo viera como algo más.
Al final, puso sobre la balanza todos los momentos malos y los pocos momentos buenos, y al ver que tan desproporcionado era, decidido apartarse de esa mujer.
Dana acepto aquello como si nada, aunque con el tiempo, comenzó a extrañar a Leo y aunque se esforzaba en pensar que todo lo había hecho bien, con el pasar de los días, veía sus errores de forma más evidente. Pero ¿Qué pasaría si le llamaba, si le mensajeaba? ¿Acaso le respondería? ¿Acaso había palabras correctas para hablar después de todo lo que le hizo?
Porque la historia de Leo y Dana solo fueron unos pocos meses, pero en tan poco tiempo, ella uso a Leo como su saco de golpes y lo lleno de tantas cosas malas, no valoro los detalles, la atencióny preocupación que tenia con ella que incluso cuando el se fue, ella lo único que hizo fue recriminarle su “cobardía”.
Leo con el tiempo la había borrado de suscontactos y ya no pensaba más en ella, era una etapa de su vida que quería olvidar, la vez en que fue su mejor versión, pero con la persona equivocada.
De ese entonces, habían pasado 8 meses, Dana ahora estaba próxima a entrar a la Universidad y no sabia nada de Leo, aveces se acordaba de él (y lo extrañaba) pero no intento buscarlo. Hasta que llego ese martes.
Martes 3:00 pm, Dana salió del trabajo y se dirigía a su casa, como siempre, el metro era la forma más rápida de llegarpor lo que camino unas calles para llegar a la estación. En ese transcurso, pudo sentir más de una mirada viéndola, clásico en ella puesto que, siendo tan bonita siempre llamaba la atención de los hombres. Sin embargo, esas miradas no eran de admiración, eran de lujuria.
Pocas veces le pasaba, pero sabia distinguir muy bien cuando alguien le miraba el culo o las tetas con deseo.Ella no era para nada una chica caliente, pero ese día era uno de esos que se sentía con ganas de sexo. Cosa que siempre pasaba cuando se acercaba su periodo, quizás era ese aumento de actividad hormonal en su cuerpo, lo que le causaba ir con los pezones erectos casi todo el tiempo, y dedicar alguna mirada repentina a la bragueta de algún chico guapo.
Dana ya había perdido la virginidad, precisamente con su exnovio. Lo hizo por “amor” o eso creyó en aquel entonces, la verdad es que la experiencia fue decepcionante y por mucho tiempo, se sintió mal consigo misma pues había accedido a tener sexo con alguien que a la semanal a boto por una chica con mejor cuerpo. Sin embargo, como pasa mientras uno va creciendo, el sexo se vuelve tema de conversación en tu circulo social.
Dana platicaba con sus amigas y primas, ellas le contaban con lujo de detalle como tenían sexo con sus parejas, como alguna incluso le decía que no podía pasar mucho tiempo sin hacerlo de lo rico que la pasaba.
- Te juro amiga, me encanta como me coge, hace unos movimientos pélvicos que metienen todo el tiempo escurriendo, cada que lo hacemos tengo que cambiar las cobijas de mi cama porque terminan empapadas de tantos jugos que me salen –decía Reyna.
- Cogemos casi diario, le encanta que lo monte y para que mentirte, a mi me encanta montarlo. Casi siempre que nos vemos en su coche, después de saludarlo le comienzo a acariciar la verga, se la saco y se la jalo. Hasta que la siento bien caliente y nos vamos a un lugar apartado donde no nos vean para sacarnos las ganas – le dijo su prima Gaby.
Conversaciones como estas a veces incomodaban a Dana, aunque una parte de ella, su parte morbosa, escuchaba atenta como le describían lo placentero que cogían. Y por supuesto, a veces tenia que masturbarse pues sacarse un poco la calentura.
Rumbo a su casa recordaba estás conversaciones, por suerte el brasier era lo suficientemente grueso para no dejar notar que sus pezones estaban erectos, por el contrario, se sentía extraña caminando mientras su conchita se humedecía. Caminar rápido no era una opción, ya que los ajustados jeans solo le hacían rozarse con su conchita, esta fricción, aunque muy pequeña, despertaba cierto gusto en ella además que el hecho de estar en público acrecentaba su calentura.
Por suerte al llegar a su casa, se encontró con su mamá y su hermano quienes estaban comiendo, así que decidió acompañarlos, platicaron sobre su día y lentamente se fue calmando. Al grado que se olvido de aquello por un par de horas mientras ayudaba a su mamá en la cocina o a su hermano con su tarea.
Sobre las 6:30 pm, su mamá saldría con su hermano para recoger un paquete de despensa que el gobierno le daba para ayudara las madres solteras, este paquete se encontraba en casa de su tía, por lo que el viaje redondo tardaría aproximadamente 3 horas. Dana decidió no acompañarla.
Se había quedado sola en casa. Fue entonces que recibió un mensaje de Whatsapp de su prima Gaby.
- Prima,deberías de conseguirte uno de estos – decía,
Con este mensaje, venia la imagen de un hombre cogiendo con una chica mucho más pequeña que ella. La cara de la actriz denotaba estar gozando de la cogida y eso a Dana, la volvió a encender. Pero aun cuando tenia vía libre para tocarse y saciar sus ganas de sexo, esto le causaba conflicto, ella no era una chica caliente.
No contesto el mensaje, solo lo dejo en visto, pero no borro la foto, para distraer su mente entro a ver memes aFacebook y ahí fue cuando lo vio.
Al principio le costo creerlo, Leo no solía publicar mucho ni mucho menos cosas así, pero tras revisar el perfil se dio cuenta que en efecto había sido él.
Miro la foto, era una verga grande y gorda a medio parar. ¡Dios! Solo había visto de esas en Internet ¿será mentira? Comenzó a recordar el cuerpo de Leo, media 1.70 m, no tenia un cuerpo de modelo fitness, pero le gustaba hacer ejercicio por lo que tenia brazos trabajados, pecho y espalda ancha, piernas gordas, pero nunca se había fijado en su verga. Y entonces recordó, hubo una ocasión en la que fueron al cine, fue cuando recién empezaban a salir e intentar ser novios, en aquella ocasión ella se había recostado sobre él, al cambiar de posición o levantarse, su mano accidentalmente se posaba sobre su verga y aunque en ese momento no le tomo mucha importancia, se sintió un bulto grande.
Miraba la foto y recordaba a Leo, su calentura subió rápidamente imaginándose a ella tan delgada, con sus manitas sobre esa vergota. Ella que parecía muchísimo menor, siendo cogida duramente por tal pedazo de carne. Bajo una mano y comenzó a pasar deditos sobre su conchita. Estaba caliente, muy caliente, necesitaba coger en serio.
Y aunque las dudas y temores le asaltaron la cabeza, mientras más miraba la verga de la foto y mientras más recordaba a Leo, el único pensamiento que se iba clavando en su cabeza era el poder probarla.
No aguanto más y le mando un mensaje, si el necesita desahogarse, ella también y quizás con un poco de suerte, él accedería a verla.
- ¿Lo dices en serio Dana? – contesto Leo.
A Dana le dio un vuelco el corazón, comenzó a sudar de las manos y su ritmo cardiaco se aceleró.
- Si, si tú quieres, te puedo ayudar. – contesto después de unos minutos.
Espero lo que le pareció una eternidad hasta que recibió la respuesta.
- Me encantaría que me ayudes ¿Qué propones? – dijo Leo.
- Si quieres ven a mi casa, mi mamá y mi hermano salieron un rato, nadie nos molestará – propuso ella.
- Dale, en un rato voy – fue el mensaje de Leo.
A Dana casi le da una taquicardia, le ardía la cara, se sentía nerviosa. ¿Cuánto había pasado? 6 o 7 meses, y después de tanto tiempo lo volvería a ver. No lo amaba, pero le tenia cariño y en cierta forma, se sentía en deuda por todas aquellas ocasiones en que el fue tan lindo y atento con ella.
Y entonces cayo en cuenta, ¡Leo iba a venir a verla!
Salió del trance y fue a cambiarse, pero ¿Qué se ponía alguien en una ocasión así? Es decir, ella dada su anatomía jamás se había preocupado en comprar ropa muy sexy o atrevida, ni siquiera lencería. No, ella no era una chica caliente. Pero la situación actual lo ameritaba y no tenia nada para ponerse. Todo esto la sobrepasaba, jamás pensó encontrarse en esta situación, eran tantos pensamientos que tenia dispersos que incluso pensó en recibirlo completamente desnuda.
Pero entonces recordó, “él quiere un culito”. Es cierto, en alguna ocasión antes de conocerlo, había notado como Leo le miraba sus redondas nalguitas, que aún cuando era muy delgada, tenia un culito perfectamente redondeado. Se puso entonces unos leggins negros que le marcaran (y alzaran) mucho su culito, un top que le dejara ver su ombligo de forma sexy y rápidamente buscando en la ropa de su mamá, encontró una tanga de hilo, que, aunque le quedaba grande, lo que hizo fue subirla todo lo que pudo sin importar que el hilo saliera y se viera completamente.
Leo llego y después de 5 minutos, Dana abrió la puerta. Se veía agitada, nerviosa pero hermosa.
- Hola– dijo Dana.
- Hola– dijo Leo.
Apenas entro Leo, Dana lo abrazo, había querido hacerlo desde hace tiempo, en aquellos días en que se sentía sola, en que lo extrañaba y ahora que podía, lo hacia con todo su ser. Después de unos minutos, levanto la cabeza y Leo la beso, pero no fue un beso romántico o con cariño, fue un beso lleno de deseo.
Con sus manos agarro ese redondo culito y la cargo, ella rodeo con sus piernas la cadera de Leo y así se fueron hasta el sillón de la sala.
Leo se dejo caer sin dejar de agarrar y apretar ese culito redondito, Dana no dejaba de besarlo de forma sensual, porque después de aquel abrazo, el beso de Leo le hizo recordar porque estaba ahí, si, para sacarse las ganas ambos.
Dana sentía el bulto de Leo, cada vez más gordo.
- Leo, ¿en serio tienes muchas ganas? – dijo apartándose un momento,
- Si Dana, no sabes cuanto tiempo tengo sin sexo – respondió.
Agarro su mano y la puso sobre su verga, Dana palpo. ¡Se sentía gorda! La comenzó a acariciar sobre el pantalón para darse una idea de sus dimensiones mientras sentía como se endurecia.
- ¿Quieres verla? – Pregunto Leo.
- Todavía no, pero déjame acariciártela. – respondió Dana.
Leo con un rápido movimiento se desabrocho el pantalón y le dejo vía libre para que su mano se metiera. Y entonces cuando lo hizo, el sentir el contacto de su suave manita, el contacto de otra persona por fin hizo a Leo cerrar por un momento los ojos y suspirar.
Dana metió la mano y entro en contacto con la verga de Leo, se quedo helada. Se sentía caliente, muy caliente, no podía agarrarla completamente de lo gruesa que era, incluso le pareció que pesaba mucho cuando la levanto un poco con los dedos. Su calentura iba en aumento y mientras Leo echaba la cabeza hacia atrás, ella besaba su cuello mientras su mano trataba de recorrer todo el tronco, poco a poco se iba poniendo más dura.
- ¡Ay Leo! Como te estás poniendo, la siento crecer en mi mano.
- Sigue Dana, sigue, tu manita se siente bien sobre mi verga – contesto Leo.
Le sorprendió y le excito escuchar eso, es decir, conocía esas palabras, las palabras del sexo pero era la primera vez que escuchaba a Leo decirlas, decírselas a ella. Entonces se encendió.
- ¿Con que eso querías no? Querías venir a mi casa a que te jalara tu vergota ¿verdad?– decía.
- Si… uuuummm, se siente tan rico como me tocas Dana.
- ¿Quieres un culito verdad cabron? ¿Cuánto tiempo lleva sin coger esta vergota? – pregunto.
- Uuuummmm… como un mes Dana, como un mes que no cojo – respondió.
- ¿Y por eso andas necesitado no? ¿Por eso publicas tu vergota en Facebook? ¿Para ver que puta se deja coger?
- No, es solo que estaba muy caliente… mmmm tu manita me va a hacer ponerme totalmente duro
- ¿Ah sí? Entonces está vergota todavía no se para toda, vas a ver como lo voy a lograr.
Y entonces bajo un poco el top y saco sus tetitas, las acerco a la boca de Leo y este comenzó a succionar y a comerse esos pezones, mientras ella de lado, miraba como su manita se movía por toda la verga de este. Había crecido de tal forma que una parte había salido del boxery por la posición, crecía en dirección a su pecho. ¡Le faltaban como 2 centímetros para llegarle al ombligo!
- ¿Esta vergota necesita una puta? Y en su lugar vienes a la casa de una niñita solitaria y haces que te jale la verga – decía mientras su mano aumentaba de velocidad yendo de arriba hacia abajo - ¿No te excita papi? Saber que en cualquier momento puede llegar mi mami y ver a su hermosa y delicada hijita en las manos de un hombre, jalándole este trozote de verga y chupándole las tetas.
Leo no pudo más, las cosas que decía Dana con esa vocecita y su carita de niña buena, hermosa y caliente en ese momento, lo lograron, la verga se le puso totalmente dura.
- Uuuuummmm ya Dana, ya por favor, hazme descargar por favor, lo necesito – imploro él.
- ¿Eso quieres cabron? Que esta nenita te saque la leche, que te haga vaciar esos huevos ¿verdad? – respondió.
- Si, ya me tienes bien duro, cuando estoy así necesito en serio venirme
- Mmmmm vamos a ver entonces que tienes.
Dana se retiro y tomando los pantalones de Leo, los bajo completamente para dejarlo con la verga erecta apuntando altecho.
Esa visión le fascino, la verga de Leo era enorme, muy gruesa, no sabia muy bien cuanto mediría, pero le pareció que era casi como del tamaño de su antebrazo de largo, y grueso como una lata de refresco. Era morena e iba depilada, la excitación había hecho que la cabeza saliera de su escondite y ahí estaba, rosada y brillante, algunas gotitas comenzaban a asomarse por la uretra. La acompañaban un par de huevos gordos y grandes, no sabía si era su tamaño normal ya que como dijo Leo, llevaba tiempo sin descargar, pero en aquella vista, acompañaban perfectamente esa vergota. Algunas venas se marcaban con más intensidad que otra, dando a entender que, en efecto, estaba tremendamente excitado.
- ¡Ay Leo, qué vergota tienes! ¿No te duele? – comenzó a acariciarla otra vez – Esta muy dura, mira no puedo abarcarla toda y tus huevos están muy grandes ¿están hinchados? ¿necesitan vaciarse?
- Si Dana, tienen mucha leche acumulada y cuando se me para totalmente, me duelen mucho
- ¡Ay vas a ver como te voy a hacer acabar! – dijo ahora usando ambas manos para masturbarlo – Vas a ver cuanta leche te voy a hacer sacar, estos lindos huevos ya no te van a molestar más. ¡Si ni con las dos manos te la abarco toda!
Leo disfrutaba de esa visión, esa niña tan hermosa, sus mejillas estaban encendidas y asombrada no dejaba de acariciarle la verga. La agarraba, la palpaba, le masajeaba los huevos con delicadeza, pasaba a su cabeza y hacia círculos ahí. Parecía que quería explorar cada parte de su verga, de pronto, ella misma la paso por su cara oliéndola y recreándose con su tamaño.
- Yo sé – dijo con voz tierna y dulce, hablandole directamente a la verga – que quieres coger un culito, sé que tienes muchas ganas de enterrarte hasta los huevos y cogerte bien fuerte a una puta. Pero yo soy una nenita, y dudo que siquiera tu cabeza entre en mí ¡Está muy gorda! Así que ¿te conformarías con mi boquita?
- ¿Te conformarías? – repitió mirándole ahora a Leo
Eso lo desarmo ¿Cuántas veces había soñado con ver a Dana así? Arrodillada, chupándole la verga hasta llenar su preciosa carita de leche, su excitación estaba desbordando. Y por puro instinto, puso su mano sobre la nuca de ella guiándola hacia su verga. Dana comprendido entonces, abrió la boca todo lo que pudo y sus labios hicieron contacto con el glande.
¡Dios, sí que era gruesa!
A pesar de que abría lo más que podía la boca, la gorda cabeza no llego a entrar. Dana sintió el sabor y el calor de la verga de Leo, era la primera vez que chupaba una verga ya que su ex nunca quiso hacerlo. Le pareció un sabor raro, pero encontraba en esa situación un gran morbo. Se imaginaba la vista que tendría Leo, la imagen de una mujer hermosa que parecía una nenita chupándole esa vergota.
- Sácame una foto – dijo de repente.
- ¿Qué?– pregunto Leo.
- Sácame una foto y enséñamela por favor – repitió.
Leo sin saber porque, pero excitado tomo su celular y lo hizo. Le enseño la foto y ahí ella ya no pudo más.
SI, ya no tenía que imaginárselo porquea hora sabia como se veía. Ahí estaba ella con sus mejillas completamente rojas, con los labios sobre una cabeza gorda y rosada mientras su delgada manita,sujetaba esa vergota dura. Ahí estaba ella, hermosa como siempre, pero a punto de comerse una verga bien grande, recordó entonces que todo eso fue posible porque lo vio en Facebook. Se imagino entonces la continuación de esa publicación, esa foto en los comentarios donde la misma verga ahora se encontraba en todo su esplendor mientras una belleza como ella la chupaba bajo la leyenda: “Una culoncita hermosa me va a dejar seco hoy”.
La voz que le decía que ella no era así, ella no era una chica caliente por fin se calló y el único pensamiento que tuvo fue en comerse esa verga hasta hacerla explotar. Presiono un poco y por fin la cabeza paso, sentía que los labios se le estiraban al máximo, solo metió la cabeza y uso su lengua para recorrerla toda, le gusto el sabor. Bajo una de sus manos y acaricio su conchita ¡que mojada estaba!, seguramente si vieran esa parte parecería que se había orinado. Pero eran puros jugos de la calentura que tenía, así que no perdió tiempo y comenzó a estimular su clítoris con susd editos mientras su boquita y otra mano, se dedicaban a la verga de Leo.
- Dana, esa boquita tuya parece un condón, siento muy apretada mi verga es mejor de lo que imagine. – dijo Leo casi gimiendo.
Si bien, era la primer mamada que hacía Dana, ella quería que esta fuera inolvidable. Recordó lo que le contaban todas sobre el sexo, recordó aquellos videos o imágenes que le mandaban o los que ella sola (con pena) buscaba en Internet cuando estaba caliente. Sabia que no tenia experiencia y que iba a ser muy complicado con esa verga enorme, por eso puso todo su empeño en chupar lo que podía, en usar su lengua y en bajar y subir como si se estuviera cogiendo su boca. Cuando escucho a Leo decir esto, sintió un cosquilleo en el estómago, le agradaba saber que aquel hombre estaba disfrutando.
- ¿Te gusta? – dijo sacándose la cabeza de la boca por un momento y poniendo cara y voz de nenita - ¿No te lastimo? Es que mi boca es chiquita, soy una nenita y tu tienes una verga muy grande.
- Sigue Dana, por favor, tu boquita se siente de maravilla – suplico Leo.
- ¡Ay seguro me la quieres meter toda! – dijo de repente agarrando la verga como si fuera un juguete muy querido – Seguro estás acostumbrado a que las putas se ahoguen intentándosela meter ¿eso te excita verdad? Ver como luchan por comerte esta verga enorme. Encima te sabe muy rica cabron.
- ¡Ay Dana! Ninguna puta tiene esa carita tan hermosa, ni esos labios tan ricos que chupan mi verga como una paleta – dijo Leo – Si alguna tuviera eso, seria la mejor puta del mundo.
- ¿Entonces eso quieres no? Volver a esta nena una puta ¿verdad? – pregunto ella
- Sería como un sueño – respondió y entendiendo lo que Dana quería siguió – Por eso ahora te voy a enseñar a comer verga.
Y sujetándola por la nuca, con un movimiento de cadera, volvió a hundir la cabeza en aquella boquita. Tomándola del cabello, procurando no hacerle daño, fue marcando el ritmo, guiándola lento para que ambos disfrutaran.
- ¡La tienes muy grande! Vas a hacer que me ahogue, ya te dije que yo soy una nenita, no una puta – reclamo Dana.
Sin hacer caso, Leo empujo su cadera y metió un poco más de la cabeza, pero está vez en vez de marcar nuevamente el ritmo, la dejo ahí hasta que comenzó a toser, tratándola como una puta.
- ¡Ay mi amor! Me vas a ahogar con esa vergota – dijo cuando se liberó – Me tienes apunto de explotar, si lo haces otra vez seguro me corro.
Y Leo sin dudarlo lo hizo de nuevo, esta vez durando más tiempo hasta que vio como Dana empezaba a temblar y sus juguitos manchaban el piso, había tenido su primer squirt.
Dana perdió la razón, por un momento no supo donde estaba ni que hacía, solo sintió placer, un placer que jamás había sentido, como una corriente eléctrica pasando por todo su cuerpo. Su conchita parecía de fiesta, no paraba de soltar fluidos y entonces se sintió ligera, como una pluma. Por suerte Leo la tenía agarrada o si no se hubiera caído en ese momento, y por supuesto, que bueno que tenia la verga metida en la boca porque habría gritado tan fuerte que hubiera alertado a cualquier vecino.
- ¡Ay mamita como me gusta sentirme tan puta! – dijo cuando por fin se libero de laverga y se recupero un poco del orgasmo – Leo por favor, lléname de leche como a una putita, anda, déjame ver como se vacían tus huevos cuando estás con una putita como yo.
Leo entonces se cogio su boquita, durante los próximos minutos solo se escucho el sonido de la saliva de Dana, sus gemidos conjuntos y el chapoteo de los dedos de Dana jugando con su conchita.
Leo trataba de aguantar lo más posible, esa visión y esas palabras, jamás pensó que la Dana que conocía llegaría a hacer todo eso y ante tal situación su calentura podía hacerlo correrse en cualquier segundo. Por su parte Dana, metida en su papel de puta no dejaba de masturbarlo con la mano, sobando su tronco o masajeando sus huevos, mientras con su boquita trataba de comer toda la verga que podía y su mano por supuesto, no dejando de darle placer a su clítoris.
Así estuvieron por 10 minutos, luego fueron 15, a Dana le dolía la mandíbula ya.
- Papi¿ya que corres? – dijo con voz de niña tierna - ya me duele mi boquita.
- Aaaahhh ya casi, es que, quiero guardar para siempre este momento Dana…. Uuuummm la sensación de esa boquita chupándome la verga.
- ¿Porqué papi? ¿Tanto te gusta mi boquita? – pregunto coqueta.
- No, por si no vuelve a pasar – respondió.
- ¿Tu crees que con lo que acaba de pasar no vamos a repetir? – le dijo Dana masturbando a dos manos su gran verga y con una sonrisa en los labios – Si esta verga tiene ganas, puede venir a hacerme una visita siempre que quiera, si necesita que la ordeñen, aquí tiene a su putita para darle leche.
Leo se estremeció, el orgasmo ya estaba cerca.
- Así que suéltalo, sé que lo deseas – dijo ahora hablándole a la verga de Leo – Vamos puedo sentir como quieres llenarme de leche, y seguro que tienes mucha. Anda vamos, o te la voy a jalar hasta que te salga la última gota.
Entonces explotó, Leo cayó desplomado al sillón disfrutando del orgasmo. Dana sujetaba fuertemente la verga, dirigiendo la descarga a su carita. Chorro tras chorro fueron a parar a su hermoso rostro, instintivamente abrió un poco la boca y recogió algo de semen que probo. “Encima le sabe delicioso al cabron”, pensó.
Fueron 8 o 9 chorros muy cargados yabundantes, sin duda era verdad que llevaba mucha leche acumulada.
- ¡Dios mio Leo! Si que ibas cargado, jamás había visto tanta leche, mira como me dejaste la cara – dijo Dana.
Leo abrió los ojos y se encontró con la imagen de una princesa, una niña hermosa con la cara cubierta de semen y con una sonrisa de satisfacción de oreja a oreja. Tomo el celular, le saco una foto y se la mostró.
Dana sintió un subidon en el estómago, un cosquilleo por todo el cuerpo, esa nenita de la foto, la dueña de una carita tan hermosa cubierta de semen. Como muchos de esos pervertidos que la miraban en la calle, solo en sus más locas fantasías habrían soñado. Si vieran aquella foto seguro les dolería la verga de lo dura que se pondría, y se la jalarían hasta casi arrancársela, hasta quedar con los huevos secos, dedicándole un montón de pajas a su nombre.
Pensando en eso, siguió masajeando su botoncito y alcanzo otro rico orgasmo que le hizo retorcerse tirada en el suelo.
Martes 7:20 pm, en su casa, Vania se disponía a hacer ejercicio. Tomaba clases con un instructor de Yoga que trasmitía vía Facebook, por lo que buscando la transmisión se llevo una sorpresa cuando vio la foto de una verga grande semierecta. Al principio pensó que alguna amiga la había posteado, ya que no faltaba la salida que le gustaba poner cosas sexuales o cachondas en su perfil, sin embargo, cuando vio que se trataba de Leo, le dio un vuelco el corazón.
Él, el chico nuevo de Archivo, con quien había platicado esta mañana. El que siempre se portaba cordial y educado con ella, el que era siempre tan agradable que, en poco tiempo, se habían hecho amigos y agregado a las redes sociales. No lo podía creer y, sin embargo, ahí estaba solicitando un “culito”.
“Quien viera al jovencito” pensó ella. Vio más detalladamente la foto, se veía grande y gorda, una buena verga.
“¿Qué cosas pienso?” se dijo a si misma, pero por alguna razón, la miraba de nuevo, y otra vez y otra, pasaron 5 minutos.
¿Me enseñas? – fue el whats que le escribió a Leo.
Danae, no, Dana como le gustaba que la llamaran. Tiene 19 años, 1.65 m de estatura, cara hermosa aparenta fácilmente menos edad que sumado a su complexión, uno pensaría que raya incluso en la ilegalidad. Porque Dana no es una chica exuberante o con un cuerpazo que vuelva loco a los hombres, todo lo contrario, desde siempre ha sido extremadamente delgada. Las tallas 0 y 2 son las que por lo regular escoge en las tiendas de ropa., por lo que tiene que depender de algún brasier con relleno o pantalones pushup, para no lucir como una “tabla”.
Pero, con semejante descripción, ¿Cómo podría encajar dentro de los gustos de Leo?
Bueno, la verdad es que era muy, muy hermosa, tanto que Leo intento ser su novio.
- Podrías ser modelo sabes – le decía Leo por enésima vez.
- Ya, pero no es un mundo que me agrade – respondía Dana.
Se conocieron mientras Leo hacia el servicio social en una dependencia de gobierno, ella ayudaba a una abogada con sus demandas. Al principio Leo quedo maravillado por esa niña tan hermosa, a pesar de que no tuviera un cuerpo como a él le gustaba, con el tiempo la fue tratando y se dio cuenta que era una niña risueña, tierna y linda a su manera, pero con un montón de traumas arrastrando que le impedían ser feliz.
Leo intento ser su novio, porque realmente le gustaba esa niña, sin embargo, debido a sus traumas e inseguridades, Dana lo trato muy mal, lo desprecio, desahogo con él aquel rencor guardado contra su padre, le dijo lo que callo a su exnovio, acuso y grito como si el tuviera la culpa de lo malo en su vida. Y aunque, Leo lo intento, jamás pudo hacer que ella lo viera como algo más.
Al final, puso sobre la balanza todos los momentos malos y los pocos momentos buenos, y al ver que tan desproporcionado era, decidido apartarse de esa mujer.
Dana acepto aquello como si nada, aunque con el tiempo, comenzó a extrañar a Leo y aunque se esforzaba en pensar que todo lo había hecho bien, con el pasar de los días, veía sus errores de forma más evidente. Pero ¿Qué pasaría si le llamaba, si le mensajeaba? ¿Acaso le respondería? ¿Acaso había palabras correctas para hablar después de todo lo que le hizo?
Porque la historia de Leo y Dana solo fueron unos pocos meses, pero en tan poco tiempo, ella uso a Leo como su saco de golpes y lo lleno de tantas cosas malas, no valoro los detalles, la atencióny preocupación que tenia con ella que incluso cuando el se fue, ella lo único que hizo fue recriminarle su “cobardía”.
Leo con el tiempo la había borrado de suscontactos y ya no pensaba más en ella, era una etapa de su vida que quería olvidar, la vez en que fue su mejor versión, pero con la persona equivocada.
De ese entonces, habían pasado 8 meses, Dana ahora estaba próxima a entrar a la Universidad y no sabia nada de Leo, aveces se acordaba de él (y lo extrañaba) pero no intento buscarlo. Hasta que llego ese martes.
Martes 3:00 pm, Dana salió del trabajo y se dirigía a su casa, como siempre, el metro era la forma más rápida de llegarpor lo que camino unas calles para llegar a la estación. En ese transcurso, pudo sentir más de una mirada viéndola, clásico en ella puesto que, siendo tan bonita siempre llamaba la atención de los hombres. Sin embargo, esas miradas no eran de admiración, eran de lujuria.
Pocas veces le pasaba, pero sabia distinguir muy bien cuando alguien le miraba el culo o las tetas con deseo.Ella no era para nada una chica caliente, pero ese día era uno de esos que se sentía con ganas de sexo. Cosa que siempre pasaba cuando se acercaba su periodo, quizás era ese aumento de actividad hormonal en su cuerpo, lo que le causaba ir con los pezones erectos casi todo el tiempo, y dedicar alguna mirada repentina a la bragueta de algún chico guapo.
Dana ya había perdido la virginidad, precisamente con su exnovio. Lo hizo por “amor” o eso creyó en aquel entonces, la verdad es que la experiencia fue decepcionante y por mucho tiempo, se sintió mal consigo misma pues había accedido a tener sexo con alguien que a la semanal a boto por una chica con mejor cuerpo. Sin embargo, como pasa mientras uno va creciendo, el sexo se vuelve tema de conversación en tu circulo social.
Dana platicaba con sus amigas y primas, ellas le contaban con lujo de detalle como tenían sexo con sus parejas, como alguna incluso le decía que no podía pasar mucho tiempo sin hacerlo de lo rico que la pasaba.
- Te juro amiga, me encanta como me coge, hace unos movimientos pélvicos que metienen todo el tiempo escurriendo, cada que lo hacemos tengo que cambiar las cobijas de mi cama porque terminan empapadas de tantos jugos que me salen –decía Reyna.
- Cogemos casi diario, le encanta que lo monte y para que mentirte, a mi me encanta montarlo. Casi siempre que nos vemos en su coche, después de saludarlo le comienzo a acariciar la verga, se la saco y se la jalo. Hasta que la siento bien caliente y nos vamos a un lugar apartado donde no nos vean para sacarnos las ganas – le dijo su prima Gaby.
Conversaciones como estas a veces incomodaban a Dana, aunque una parte de ella, su parte morbosa, escuchaba atenta como le describían lo placentero que cogían. Y por supuesto, a veces tenia que masturbarse pues sacarse un poco la calentura.
Rumbo a su casa recordaba estás conversaciones, por suerte el brasier era lo suficientemente grueso para no dejar notar que sus pezones estaban erectos, por el contrario, se sentía extraña caminando mientras su conchita se humedecía. Caminar rápido no era una opción, ya que los ajustados jeans solo le hacían rozarse con su conchita, esta fricción, aunque muy pequeña, despertaba cierto gusto en ella además que el hecho de estar en público acrecentaba su calentura.
Por suerte al llegar a su casa, se encontró con su mamá y su hermano quienes estaban comiendo, así que decidió acompañarlos, platicaron sobre su día y lentamente se fue calmando. Al grado que se olvido de aquello por un par de horas mientras ayudaba a su mamá en la cocina o a su hermano con su tarea.
Sobre las 6:30 pm, su mamá saldría con su hermano para recoger un paquete de despensa que el gobierno le daba para ayudara las madres solteras, este paquete se encontraba en casa de su tía, por lo que el viaje redondo tardaría aproximadamente 3 horas. Dana decidió no acompañarla.
Se había quedado sola en casa. Fue entonces que recibió un mensaje de Whatsapp de su prima Gaby.
- Prima,deberías de conseguirte uno de estos – decía,
Con este mensaje, venia la imagen de un hombre cogiendo con una chica mucho más pequeña que ella. La cara de la actriz denotaba estar gozando de la cogida y eso a Dana, la volvió a encender. Pero aun cuando tenia vía libre para tocarse y saciar sus ganas de sexo, esto le causaba conflicto, ella no era una chica caliente.
No contesto el mensaje, solo lo dejo en visto, pero no borro la foto, para distraer su mente entro a ver memes aFacebook y ahí fue cuando lo vio.
Al principio le costo creerlo, Leo no solía publicar mucho ni mucho menos cosas así, pero tras revisar el perfil se dio cuenta que en efecto había sido él.
Miro la foto, era una verga grande y gorda a medio parar. ¡Dios! Solo había visto de esas en Internet ¿será mentira? Comenzó a recordar el cuerpo de Leo, media 1.70 m, no tenia un cuerpo de modelo fitness, pero le gustaba hacer ejercicio por lo que tenia brazos trabajados, pecho y espalda ancha, piernas gordas, pero nunca se había fijado en su verga. Y entonces recordó, hubo una ocasión en la que fueron al cine, fue cuando recién empezaban a salir e intentar ser novios, en aquella ocasión ella se había recostado sobre él, al cambiar de posición o levantarse, su mano accidentalmente se posaba sobre su verga y aunque en ese momento no le tomo mucha importancia, se sintió un bulto grande.
Miraba la foto y recordaba a Leo, su calentura subió rápidamente imaginándose a ella tan delgada, con sus manitas sobre esa vergota. Ella que parecía muchísimo menor, siendo cogida duramente por tal pedazo de carne. Bajo una mano y comenzó a pasar deditos sobre su conchita. Estaba caliente, muy caliente, necesitaba coger en serio.
Y aunque las dudas y temores le asaltaron la cabeza, mientras más miraba la verga de la foto y mientras más recordaba a Leo, el único pensamiento que se iba clavando en su cabeza era el poder probarla.
No aguanto más y le mando un mensaje, si el necesita desahogarse, ella también y quizás con un poco de suerte, él accedería a verla.
- ¿Lo dices en serio Dana? – contesto Leo.
A Dana le dio un vuelco el corazón, comenzó a sudar de las manos y su ritmo cardiaco se aceleró.
- Si, si tú quieres, te puedo ayudar. – contesto después de unos minutos.
Espero lo que le pareció una eternidad hasta que recibió la respuesta.
- Me encantaría que me ayudes ¿Qué propones? – dijo Leo.
- Si quieres ven a mi casa, mi mamá y mi hermano salieron un rato, nadie nos molestará – propuso ella.
- Dale, en un rato voy – fue el mensaje de Leo.
A Dana casi le da una taquicardia, le ardía la cara, se sentía nerviosa. ¿Cuánto había pasado? 6 o 7 meses, y después de tanto tiempo lo volvería a ver. No lo amaba, pero le tenia cariño y en cierta forma, se sentía en deuda por todas aquellas ocasiones en que el fue tan lindo y atento con ella.
Y entonces cayo en cuenta, ¡Leo iba a venir a verla!
Salió del trance y fue a cambiarse, pero ¿Qué se ponía alguien en una ocasión así? Es decir, ella dada su anatomía jamás se había preocupado en comprar ropa muy sexy o atrevida, ni siquiera lencería. No, ella no era una chica caliente. Pero la situación actual lo ameritaba y no tenia nada para ponerse. Todo esto la sobrepasaba, jamás pensó encontrarse en esta situación, eran tantos pensamientos que tenia dispersos que incluso pensó en recibirlo completamente desnuda.
Pero entonces recordó, “él quiere un culito”. Es cierto, en alguna ocasión antes de conocerlo, había notado como Leo le miraba sus redondas nalguitas, que aún cuando era muy delgada, tenia un culito perfectamente redondeado. Se puso entonces unos leggins negros que le marcaran (y alzaran) mucho su culito, un top que le dejara ver su ombligo de forma sexy y rápidamente buscando en la ropa de su mamá, encontró una tanga de hilo, que, aunque le quedaba grande, lo que hizo fue subirla todo lo que pudo sin importar que el hilo saliera y se viera completamente.
Leo llego y después de 5 minutos, Dana abrió la puerta. Se veía agitada, nerviosa pero hermosa.
- Hola– dijo Dana.
- Hola– dijo Leo.
Apenas entro Leo, Dana lo abrazo, había querido hacerlo desde hace tiempo, en aquellos días en que se sentía sola, en que lo extrañaba y ahora que podía, lo hacia con todo su ser. Después de unos minutos, levanto la cabeza y Leo la beso, pero no fue un beso romántico o con cariño, fue un beso lleno de deseo.
Con sus manos agarro ese redondo culito y la cargo, ella rodeo con sus piernas la cadera de Leo y así se fueron hasta el sillón de la sala.
Leo se dejo caer sin dejar de agarrar y apretar ese culito redondito, Dana no dejaba de besarlo de forma sensual, porque después de aquel abrazo, el beso de Leo le hizo recordar porque estaba ahí, si, para sacarse las ganas ambos.
Dana sentía el bulto de Leo, cada vez más gordo.
- Leo, ¿en serio tienes muchas ganas? – dijo apartándose un momento,
- Si Dana, no sabes cuanto tiempo tengo sin sexo – respondió.
Agarro su mano y la puso sobre su verga, Dana palpo. ¡Se sentía gorda! La comenzó a acariciar sobre el pantalón para darse una idea de sus dimensiones mientras sentía como se endurecia.
- ¿Quieres verla? – Pregunto Leo.
- Todavía no, pero déjame acariciártela. – respondió Dana.
Leo con un rápido movimiento se desabrocho el pantalón y le dejo vía libre para que su mano se metiera. Y entonces cuando lo hizo, el sentir el contacto de su suave manita, el contacto de otra persona por fin hizo a Leo cerrar por un momento los ojos y suspirar.
Dana metió la mano y entro en contacto con la verga de Leo, se quedo helada. Se sentía caliente, muy caliente, no podía agarrarla completamente de lo gruesa que era, incluso le pareció que pesaba mucho cuando la levanto un poco con los dedos. Su calentura iba en aumento y mientras Leo echaba la cabeza hacia atrás, ella besaba su cuello mientras su mano trataba de recorrer todo el tronco, poco a poco se iba poniendo más dura.
- ¡Ay Leo! Como te estás poniendo, la siento crecer en mi mano.
- Sigue Dana, sigue, tu manita se siente bien sobre mi verga – contesto Leo.
Le sorprendió y le excito escuchar eso, es decir, conocía esas palabras, las palabras del sexo pero era la primera vez que escuchaba a Leo decirlas, decírselas a ella. Entonces se encendió.
- ¿Con que eso querías no? Querías venir a mi casa a que te jalara tu vergota ¿verdad?– decía.
- Si… uuuummm, se siente tan rico como me tocas Dana.
- ¿Quieres un culito verdad cabron? ¿Cuánto tiempo lleva sin coger esta vergota? – pregunto.
- Uuuummmm… como un mes Dana, como un mes que no cojo – respondió.
- ¿Y por eso andas necesitado no? ¿Por eso publicas tu vergota en Facebook? ¿Para ver que puta se deja coger?
- No, es solo que estaba muy caliente… mmmm tu manita me va a hacer ponerme totalmente duro
- ¿Ah sí? Entonces está vergota todavía no se para toda, vas a ver como lo voy a lograr.
Y entonces bajo un poco el top y saco sus tetitas, las acerco a la boca de Leo y este comenzó a succionar y a comerse esos pezones, mientras ella de lado, miraba como su manita se movía por toda la verga de este. Había crecido de tal forma que una parte había salido del boxery por la posición, crecía en dirección a su pecho. ¡Le faltaban como 2 centímetros para llegarle al ombligo!
- ¿Esta vergota necesita una puta? Y en su lugar vienes a la casa de una niñita solitaria y haces que te jale la verga – decía mientras su mano aumentaba de velocidad yendo de arriba hacia abajo - ¿No te excita papi? Saber que en cualquier momento puede llegar mi mami y ver a su hermosa y delicada hijita en las manos de un hombre, jalándole este trozote de verga y chupándole las tetas.
Leo no pudo más, las cosas que decía Dana con esa vocecita y su carita de niña buena, hermosa y caliente en ese momento, lo lograron, la verga se le puso totalmente dura.
- Uuuuummmm ya Dana, ya por favor, hazme descargar por favor, lo necesito – imploro él.
- ¿Eso quieres cabron? Que esta nenita te saque la leche, que te haga vaciar esos huevos ¿verdad? – respondió.
- Si, ya me tienes bien duro, cuando estoy así necesito en serio venirme
- Mmmmm vamos a ver entonces que tienes.
Dana se retiro y tomando los pantalones de Leo, los bajo completamente para dejarlo con la verga erecta apuntando altecho.
Esa visión le fascino, la verga de Leo era enorme, muy gruesa, no sabia muy bien cuanto mediría, pero le pareció que era casi como del tamaño de su antebrazo de largo, y grueso como una lata de refresco. Era morena e iba depilada, la excitación había hecho que la cabeza saliera de su escondite y ahí estaba, rosada y brillante, algunas gotitas comenzaban a asomarse por la uretra. La acompañaban un par de huevos gordos y grandes, no sabía si era su tamaño normal ya que como dijo Leo, llevaba tiempo sin descargar, pero en aquella vista, acompañaban perfectamente esa vergota. Algunas venas se marcaban con más intensidad que otra, dando a entender que, en efecto, estaba tremendamente excitado.
- ¡Ay Leo, qué vergota tienes! ¿No te duele? – comenzó a acariciarla otra vez – Esta muy dura, mira no puedo abarcarla toda y tus huevos están muy grandes ¿están hinchados? ¿necesitan vaciarse?
- Si Dana, tienen mucha leche acumulada y cuando se me para totalmente, me duelen mucho
- ¡Ay vas a ver como te voy a hacer acabar! – dijo ahora usando ambas manos para masturbarlo – Vas a ver cuanta leche te voy a hacer sacar, estos lindos huevos ya no te van a molestar más. ¡Si ni con las dos manos te la abarco toda!
Leo disfrutaba de esa visión, esa niña tan hermosa, sus mejillas estaban encendidas y asombrada no dejaba de acariciarle la verga. La agarraba, la palpaba, le masajeaba los huevos con delicadeza, pasaba a su cabeza y hacia círculos ahí. Parecía que quería explorar cada parte de su verga, de pronto, ella misma la paso por su cara oliéndola y recreándose con su tamaño.
- Yo sé – dijo con voz tierna y dulce, hablandole directamente a la verga – que quieres coger un culito, sé que tienes muchas ganas de enterrarte hasta los huevos y cogerte bien fuerte a una puta. Pero yo soy una nenita, y dudo que siquiera tu cabeza entre en mí ¡Está muy gorda! Así que ¿te conformarías con mi boquita?
- ¿Te conformarías? – repitió mirándole ahora a Leo
Eso lo desarmo ¿Cuántas veces había soñado con ver a Dana así? Arrodillada, chupándole la verga hasta llenar su preciosa carita de leche, su excitación estaba desbordando. Y por puro instinto, puso su mano sobre la nuca de ella guiándola hacia su verga. Dana comprendido entonces, abrió la boca todo lo que pudo y sus labios hicieron contacto con el glande.
¡Dios, sí que era gruesa!
A pesar de que abría lo más que podía la boca, la gorda cabeza no llego a entrar. Dana sintió el sabor y el calor de la verga de Leo, era la primera vez que chupaba una verga ya que su ex nunca quiso hacerlo. Le pareció un sabor raro, pero encontraba en esa situación un gran morbo. Se imaginaba la vista que tendría Leo, la imagen de una mujer hermosa que parecía una nenita chupándole esa vergota.
- Sácame una foto – dijo de repente.
- ¿Qué?– pregunto Leo.
- Sácame una foto y enséñamela por favor – repitió.
Leo sin saber porque, pero excitado tomo su celular y lo hizo. Le enseño la foto y ahí ella ya no pudo más.
SI, ya no tenía que imaginárselo porquea hora sabia como se veía. Ahí estaba ella con sus mejillas completamente rojas, con los labios sobre una cabeza gorda y rosada mientras su delgada manita,sujetaba esa vergota dura. Ahí estaba ella, hermosa como siempre, pero a punto de comerse una verga bien grande, recordó entonces que todo eso fue posible porque lo vio en Facebook. Se imagino entonces la continuación de esa publicación, esa foto en los comentarios donde la misma verga ahora se encontraba en todo su esplendor mientras una belleza como ella la chupaba bajo la leyenda: “Una culoncita hermosa me va a dejar seco hoy”.
La voz que le decía que ella no era así, ella no era una chica caliente por fin se calló y el único pensamiento que tuvo fue en comerse esa verga hasta hacerla explotar. Presiono un poco y por fin la cabeza paso, sentía que los labios se le estiraban al máximo, solo metió la cabeza y uso su lengua para recorrerla toda, le gusto el sabor. Bajo una de sus manos y acaricio su conchita ¡que mojada estaba!, seguramente si vieran esa parte parecería que se había orinado. Pero eran puros jugos de la calentura que tenía, así que no perdió tiempo y comenzó a estimular su clítoris con susd editos mientras su boquita y otra mano, se dedicaban a la verga de Leo.
- Dana, esa boquita tuya parece un condón, siento muy apretada mi verga es mejor de lo que imagine. – dijo Leo casi gimiendo.
Si bien, era la primer mamada que hacía Dana, ella quería que esta fuera inolvidable. Recordó lo que le contaban todas sobre el sexo, recordó aquellos videos o imágenes que le mandaban o los que ella sola (con pena) buscaba en Internet cuando estaba caliente. Sabia que no tenia experiencia y que iba a ser muy complicado con esa verga enorme, por eso puso todo su empeño en chupar lo que podía, en usar su lengua y en bajar y subir como si se estuviera cogiendo su boca. Cuando escucho a Leo decir esto, sintió un cosquilleo en el estómago, le agradaba saber que aquel hombre estaba disfrutando.
- ¿Te gusta? – dijo sacándose la cabeza de la boca por un momento y poniendo cara y voz de nenita - ¿No te lastimo? Es que mi boca es chiquita, soy una nenita y tu tienes una verga muy grande.
- Sigue Dana, por favor, tu boquita se siente de maravilla – suplico Leo.
- ¡Ay seguro me la quieres meter toda! – dijo de repente agarrando la verga como si fuera un juguete muy querido – Seguro estás acostumbrado a que las putas se ahoguen intentándosela meter ¿eso te excita verdad? Ver como luchan por comerte esta verga enorme. Encima te sabe muy rica cabron.
- ¡Ay Dana! Ninguna puta tiene esa carita tan hermosa, ni esos labios tan ricos que chupan mi verga como una paleta – dijo Leo – Si alguna tuviera eso, seria la mejor puta del mundo.
- ¿Entonces eso quieres no? Volver a esta nena una puta ¿verdad? – pregunto ella
- Sería como un sueño – respondió y entendiendo lo que Dana quería siguió – Por eso ahora te voy a enseñar a comer verga.
Y sujetándola por la nuca, con un movimiento de cadera, volvió a hundir la cabeza en aquella boquita. Tomándola del cabello, procurando no hacerle daño, fue marcando el ritmo, guiándola lento para que ambos disfrutaran.
- ¡La tienes muy grande! Vas a hacer que me ahogue, ya te dije que yo soy una nenita, no una puta – reclamo Dana.
Sin hacer caso, Leo empujo su cadera y metió un poco más de la cabeza, pero está vez en vez de marcar nuevamente el ritmo, la dejo ahí hasta que comenzó a toser, tratándola como una puta.
- ¡Ay mi amor! Me vas a ahogar con esa vergota – dijo cuando se liberó – Me tienes apunto de explotar, si lo haces otra vez seguro me corro.
Y Leo sin dudarlo lo hizo de nuevo, esta vez durando más tiempo hasta que vio como Dana empezaba a temblar y sus juguitos manchaban el piso, había tenido su primer squirt.
Dana perdió la razón, por un momento no supo donde estaba ni que hacía, solo sintió placer, un placer que jamás había sentido, como una corriente eléctrica pasando por todo su cuerpo. Su conchita parecía de fiesta, no paraba de soltar fluidos y entonces se sintió ligera, como una pluma. Por suerte Leo la tenía agarrada o si no se hubiera caído en ese momento, y por supuesto, que bueno que tenia la verga metida en la boca porque habría gritado tan fuerte que hubiera alertado a cualquier vecino.
- ¡Ay mamita como me gusta sentirme tan puta! – dijo cuando por fin se libero de laverga y se recupero un poco del orgasmo – Leo por favor, lléname de leche como a una putita, anda, déjame ver como se vacían tus huevos cuando estás con una putita como yo.
Leo entonces se cogio su boquita, durante los próximos minutos solo se escucho el sonido de la saliva de Dana, sus gemidos conjuntos y el chapoteo de los dedos de Dana jugando con su conchita.
Leo trataba de aguantar lo más posible, esa visión y esas palabras, jamás pensó que la Dana que conocía llegaría a hacer todo eso y ante tal situación su calentura podía hacerlo correrse en cualquier segundo. Por su parte Dana, metida en su papel de puta no dejaba de masturbarlo con la mano, sobando su tronco o masajeando sus huevos, mientras con su boquita trataba de comer toda la verga que podía y su mano por supuesto, no dejando de darle placer a su clítoris.
Así estuvieron por 10 minutos, luego fueron 15, a Dana le dolía la mandíbula ya.
- Papi¿ya que corres? – dijo con voz de niña tierna - ya me duele mi boquita.
- Aaaahhh ya casi, es que, quiero guardar para siempre este momento Dana…. Uuuummm la sensación de esa boquita chupándome la verga.
- ¿Porqué papi? ¿Tanto te gusta mi boquita? – pregunto coqueta.
- No, por si no vuelve a pasar – respondió.
- ¿Tu crees que con lo que acaba de pasar no vamos a repetir? – le dijo Dana masturbando a dos manos su gran verga y con una sonrisa en los labios – Si esta verga tiene ganas, puede venir a hacerme una visita siempre que quiera, si necesita que la ordeñen, aquí tiene a su putita para darle leche.
Leo se estremeció, el orgasmo ya estaba cerca.
- Así que suéltalo, sé que lo deseas – dijo ahora hablándole a la verga de Leo – Vamos puedo sentir como quieres llenarme de leche, y seguro que tienes mucha. Anda vamos, o te la voy a jalar hasta que te salga la última gota.
Entonces explotó, Leo cayó desplomado al sillón disfrutando del orgasmo. Dana sujetaba fuertemente la verga, dirigiendo la descarga a su carita. Chorro tras chorro fueron a parar a su hermoso rostro, instintivamente abrió un poco la boca y recogió algo de semen que probo. “Encima le sabe delicioso al cabron”, pensó.
Fueron 8 o 9 chorros muy cargados yabundantes, sin duda era verdad que llevaba mucha leche acumulada.
- ¡Dios mio Leo! Si que ibas cargado, jamás había visto tanta leche, mira como me dejaste la cara – dijo Dana.
Leo abrió los ojos y se encontró con la imagen de una princesa, una niña hermosa con la cara cubierta de semen y con una sonrisa de satisfacción de oreja a oreja. Tomo el celular, le saco una foto y se la mostró.
Dana sintió un subidon en el estómago, un cosquilleo por todo el cuerpo, esa nenita de la foto, la dueña de una carita tan hermosa cubierta de semen. Como muchos de esos pervertidos que la miraban en la calle, solo en sus más locas fantasías habrían soñado. Si vieran aquella foto seguro les dolería la verga de lo dura que se pondría, y se la jalarían hasta casi arrancársela, hasta quedar con los huevos secos, dedicándole un montón de pajas a su nombre.
Pensando en eso, siguió masajeando su botoncito y alcanzo otro rico orgasmo que le hizo retorcerse tirada en el suelo.
Martes 7:20 pm, en su casa, Vania se disponía a hacer ejercicio. Tomaba clases con un instructor de Yoga que trasmitía vía Facebook, por lo que buscando la transmisión se llevo una sorpresa cuando vio la foto de una verga grande semierecta. Al principio pensó que alguna amiga la había posteado, ya que no faltaba la salida que le gustaba poner cosas sexuales o cachondas en su perfil, sin embargo, cuando vio que se trataba de Leo, le dio un vuelco el corazón.
Él, el chico nuevo de Archivo, con quien había platicado esta mañana. El que siempre se portaba cordial y educado con ella, el que era siempre tan agradable que, en poco tiempo, se habían hecho amigos y agregado a las redes sociales. No lo podía creer y, sin embargo, ahí estaba solicitando un “culito”.
“Quien viera al jovencito” pensó ella. Vio más detalladamente la foto, se veía grande y gorda, una buena verga.
“¿Qué cosas pienso?” se dijo a si misma, pero por alguna razón, la miraba de nuevo, y otra vez y otra, pasaron 5 minutos.
¿Me enseñas? – fue el whats que le escribió a Leo.
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