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Una noche en el boliche (100% real) - Reportero nocturno

Una noche en el boliche (100% real) - Reportero nocturno

Durante los últimos años de la década pasada, psicólogos de la Universidad de Buenos Aires llevaron adelante una investigación extensiva sobre la sexualidad humana en situaciones de la vida diaria. Parte de esa investigación consistía en recolectar testimonios de más de cien personas comunes y corrientes.
Mi mejor amiga dirigió ese estudio y, conociendo mi experiencia como periodista, me solicitó que condujera las entrevistas a los sujetos de estudio.
Esta es una de esas historias.
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Mateo tenía 26 años cuando lo entreviste y la historia que tenía para contarme fue una de las más recientes que me han contado. La gente suele idealizar los pasados remotos, pero en su caso (quizás por su juventud) era el pasado más inmediato lo que más glorificaba.
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Nos reunimos en mi oficina para la entrevista y desde un principio me sorprendió su personalidad. En la foto que estaba adjunta a su ficha tenía el pelo oscuro y de un largo que le llegaba más allá de los hombros, pero ese día apareció con un corte completamente distinto. Se había rapado el lado derecho de la cabeza y el resto del pelo no sólo estaba corto, sino teñido de un rubio casi platinado.
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Estaba usando una camisa manga corta y color celeste tipo hawaiana y unas bermudas anchas vino tinto. Su atuendo debía condecir muy bien con el caluroso verano porteño que se vivía fuera de la oficina, pero ahí adentro destacaba como una fuerza disruptiva.
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- Muchas gracias por venirte al centro con tanto calor, Mateo. Tenía muchas ganas de conocerte y que me contaras un poco de vos. En tu formulario de inscripción al proyecto dijiste que tu última exploración fue el sexo grupal. ¿Hace mucho lo probaste por primera vez?
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- Mmmm, no. En realidad lo probé la misma semana que llené el papel ese y desde ese momento deben haber pasado tres o cuatro meses, creo.
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- ¿Justo la misma semana? Qué casualidad
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- Sí, pasa que en realidad me enteré de esto que hacían ustedes por eso y me pintó anotarme.
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- Entiendo. ¿Querés contarme cuándo fue? ¿En qué situación?
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- Sí. Fue el fin de semana después del día de la primavera. Con un amigo habíamos hecho un acuerdo de salir a bailar todas las noches entre el 21 y el 30 de septiembre, pero justo ese día el tuvo no sé qué problema y no pudo. A mí me chupó un huevo, entonces decidí salir igual. Nunca había salido a bailar solo, pero estaba re manija y me fui a Makena.
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- ¿Qué es Makena?
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- Es un bolichito no muy grande en Palermo. Pasan rock y música piola y si caés con buena onda, la gente te responde con buena onda.
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Pensé que no había chances de pasarla mal, pero la verdad es que al principio estuvo bastante choto. El dj pasaba música medio floja y el lugar estaba explotado de gente. Todos habían ido en grupos más o menos grandes, así que a mí que estaba solo me vivían empujando de acá para allá.
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Estaba a punto de irme cuando una chica me tocó el hombro. "Vení, bailá con nosotros", me dijo. Yo miré y vi que estaba sola con un chico que miraba con buena onda así que fui.
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- ¿Ahí estuvo mejor?
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- Muchísimo. Ellos eran re copados, bailaban un montón y hablaban muy poquito. Me molesta cuando la gente en vez de bailar habla mucho.
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Nomás me contaron que eran novios, que vivían ahí cerca pero que era la primera vez que iban a Makena y que les parecía muy bien ver gente que se animara a salir sola. El resto del tiempo estuvimos bailando mucho entre los tres. Fue un cago de risa.
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- ¿Y qué pasó?
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- Bueno, en eso la mina le dice algo al tipo que yo no llego a oír porque la música estaba fuerte y se va para el baño. El flaco aprovecha que nos quedamos solos y me dice "¿No está buenísima cuando baila?".
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A mí me pareció medio raro, así que nomás le respondí que sí, que era muy linda. Pero él insistió "No, no te digo que linda, te digo buena... como para cogérsela".
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Ya eso me pareció un montón. No daba estar hablando así de la novia a sus espaldas, me parecía re irrespetuoso y se me debe haber notado en la cara porque al toque me dijo "Tranqui, a ella le parece que vos también estás muy bueno cuando bailás".
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- ¿Te lo esperabas?
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- Ni en pedo, yo estaba re en la mía bailando. Los había visto mirándome, pero pensé que era porque les divertía nomás, no porque me estuvieran viendo con otros ojos.
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Me agarró tan desprevenido que me quedé mudo y él tuvo que tomar la iniciativa. Se me acercó al oído para que lo pudiera escuchar bien y me dijo "Cami me avisó que cuando volviera te iba a tirar la boca... si no te calienta, quizás sea mejor que te vayas antes de que vuelva".
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Yo lo miré y me reí porque no sabía que decir ni cómo reaccionar. Ella sí me calentaba y me daba morbo chapármela en frente de él, pero no sabía si él no me estaba boludeando. "Ya fue", pensé, "yo me callo y me quedo acá bailando como si nada... cuando ella aparezca ya sabré si era de verdad o no".
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- ¿Tardó mucho?
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- Para nada, casi inmediatamente apareció. Le tiró una mirada a él, que le dijo que sí con la cabeza, y le dio un beso en el cachete. Los dos me estaban mirando fijo y yo seguía bailando, fingiendo que no estaba nervioso.
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Ella se separó de él y se acercó hacia mí bailándome cada vez más pegada. Cuando sentí su cuerpo pegado al mío me asomé por encima de su hombro para ver qué hacía su novio. Apenas pude alcanzar a verle una sonrisa porque ella me agarró de la cara y me comió la boca.
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Sus besos tenían un dejo a birra y cigarrillo que me calentó mucho. Quise corresponderle el chape pero no sabía cómo agarrarla, entonces ella, que notaba mi incomodidad, me agarró las manos y me las puso sobre su cuerpo. Una en la parte baja de la espalda y la otra directamente en el culo.
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- Te dio luz verde, ¿no?
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- ¡Claro! Ahí dije "Ya fue, ahora hago la que me pinte y de última que me paren el carro, total a estos se nota que les gusta picante".
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Yo seguía bailando pero ahora agarrándola bien fuerte y manoseándola toda. Estuvimos un buen rato comiéndonos las bocas y frotándonos los cuerpos. Yo ya tenía la pija a mil, entonces la agarraba del culo y se la apretaba bien fuerte contra la concha para que la sintiera y se calentara como yo.
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Sonó la totalidad de I want to break free de Queen y nosotros seguíamos sin parar de tocarnos.
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- ¿Percibiste algo de la gente alrededor?
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- Sí, era notable el sonido. Los primeros minutos se sintió un barullo fuerte, como si todos estuvieran llamándose la atención entre sí para avisarse de lo que estaba pasando entre nosotros. Después de eso fue lo contrario. Se hizo un silencio como si todos estuvieran atentos mirando.
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Cuando paramos de chapar y nos separamos había varias personas pendientes de nosotros. Algunos miraban de frente y otros de reojo, pero deben haber sido al menos diez los curiosos.
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- Uno de ellos debe haber sido el novio de Camila.
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- Él directamente estaba como espectador. Miraba de frente y con una mirada muy seria pero satisfecha. Como que estaba concentrado en nuestros movimientos.
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Es más, después de ese tema sonó Persiana americana de Soda. Camila y yo ya habíamos vuelto al círculo (o triángulo) con él y nos habíamos puesto los tres a bailar sin decir nada. Cuando Cerati cantaba "Soy un espía, un espectador" los tres nos mirábamos cómplices y la cantábamos bien fuerte entre risas.
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- ¿Volvieron a chapar vos y Camila?
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- Sí, pero no en Makena. Un par de temas después del de Soda los dos empezaron a decirse cosas al oído y después me encararon. Ella se me acercó y me dijo "Le pregunté a Charly si podías venir a casa y me dijo que sí... ¿querés venir?".
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Obvio dije que sí. Debería haber pensado que podía ser inseguro ir a la casa de dos desconocidos, pero en el momento sólo tenía ganas de saber qué iba a pasar después.
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- ¿Y qué pasó después?
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- Caminamos unas siete cuadras antes de llegar. Las siete cuadras Camila iba en el medio, agarrándonos a cada uno de una mano. Mientras tanto íbamos charlando con toda la normalidad del mundo. Charly me contaba de qué trabajaba, decía que había estado buena la música del boliche, yo les preguntaba hacía cuánto vivían sólo y cosas así.
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Cuando llegamos nos pusimos cómodos. Los tres nos sacamos las zapatillas y Charly se desabrochó la camisa que tenía puesta hasta que le quedó toda abierta.
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El departamento era un dos ambientes muy limpio que tenía un sillón grande en forma de "L". Cami se sentó en el extremo más largo y su novio en el más corto, así que a mí me quedo ir al lado de ella.
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- ¿Siguieron tomando?
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- No. En un momento él me ofreció un vaso de agua y se levantó para ir a la cocina. Habían puesto música a todo volumen y Cami se me pegaba mucho para hablarme. Ni bien él se fue ella me tiró la boca de vuelta.
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Yo me tiré encima suyo y empecé a moverme sobre su cuerpo para sentirnos mejor. Fue increíble porque me di cuenta de que ya estaba al palo. No sé cuándo habrá pasado... quizás fue que apenas me empezó a chapar me encendí en un segundo.
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Ella estaba acostada abajo mío y tenía muchas ganas de tocarle las tetas, así que separé mi torso del suyo y se las empecé a masajear por arriba de la ropa. Ella aprovechó la situación para agarrarme de la remera y sacármela hasta dejarme en cuero.
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Yo no me quise quedar atrás, así que así como estaba la levanté de la espalda para poder sacarle la ropa y dejarla en tetas. Ni bien le vi el corpiño me descontrolé. Era uno de esos que sólo tienen tienen tiras rodeando los pechos pero que dejan las tetas completamente descubiertas. Yo esperaba encontrarme con una tela de encaje cubriéndola un poco, pero en su lugar me encontré con un par de tetas desnudas.
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Tenía las tetas blancas y bien grandes con pezones oscuros y gruesos. Tiré su remera la mierda y me agaché para empezar a chupárselas. Ella arqueaba la espalda pidiéndome que se las succionara bien fuertes. "Quiero que me las dejes marcadas, pendejo", me decía.
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- ¿Ellos eran más grandes que vos?
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- No tanto, ehh. Habrán tenido treintipocos años. A mí igual me re calentó que me dijera que era un pendejo. Era una continuación de ese juego morboso de pareja de llevarse a un desconocidos a su casa.
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Estaba tan caliente que me olvidé de chuparle la concha. La empecé a tocar un poco por abajo de la falda que tenía puesta y ella me dijo "Quiero que me pongas la pija en la boca". No me podía resistir.
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Me puse de pie, me desabroché el cinturón y dejé que me desnudara. Ella se sentó en el borde del sillón, me agarró la pija con la mano derecha y se la metió en la boca. Yo le corrí el pelo para mirarla bien.
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Primero me dio unos besos muy mojados en la punta, después la apuntó para arriba y le pasó la lengua bien despacio empezando por los huevos y pasando por todo el tronco hasta dejarlo empapado. Le dio un par de lengüetazos como ese hasta que se apoyó la cabeza en los labios y empezó a empujar para dejar que le fuera entrando. Lo hacía muy despacito y casi sin abrir la boca, entonces yo sentía con mucha intensidad todo lo que pasaba.
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- ¿Y Charly?
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- Apareció poco tiempo después. Camila justo se había sacado la pija de la boca y me pajeaba mientras yo le pellizcaba los pezones. Él entró al living y dijo "Ah, tenías razón en que tenía buena pija, ¿no?". No sé en que momento de la noche habrán hablado eso, pero me dio mucho morbo saber que habían estado especulando sobre mí.

Cami se rio y le respondió "Sí, bebé... y con lo bien que se siente en mi boca no puedo esperar a tenerla en la concha".
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Charly se acercó y me pasó el vaso de agua que yo le había pedido. Se sacó el pantalón y se sentó de bóxer y con la camisa abierta en la otra punta del sillón. Camila me soltó la pija y me dio un beso en la boca. "Ya vuelvo, ehh", me dijo antes de ir hacia él y ponerse de rodillas entre sus piernas.
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Yo me senté en el sillón con la pija al palo mientras tomaba mi vaso de agua y veía cómo ella le sacaba el calzón. Cuando terminó le abrió bien las dos piernas, se las apoyó en los hombros y empezó a chuparle los huevos. Él la tenía re dura y se ve que debía gustarle mucho eso, porque cerró los ojos, tiró la cabeza para atrás y la agarró a ella del pelo respirando muy fuerte.
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Era todo un show, pero yo ya me había terminado el vaso de agua y estaba empezando a aburrirme, así que decidí que era momento de terminar de desnudar a Cami. Me arrodillé atrás de ella y le bajé de una la falda y la tanguita negra que tenía puesta. Su culo era blanco como sus tetas y su vulva oscura como sus pezones.
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No tardé un segundo en hundirle la cara y empezar a chuparla toda. Le pasé la lengua por el culo, por los cachetes, por los labios de la concha. Con una mano le frotaba despacito el clítoris y con la otra le apretaba bien fuerte las tetas. Podía escuchar cómo gemían los dos a la vez: ella por mí y él por ella.
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- ¿Vos seguías al palo?
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- Sí. No se me bajó la pija ni un segundo. La situación era demasiado estimulante y ellos se veían muy bien juntos y por separado.
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Habremos estado un rato así hasta que Charly bajó las piernas de vuelta al piso y le preguntó a Cami si quería que me la garchara. Sin parar de tocarlo ella le dijo que sí y él me guiñó un ojo desde el sillón.
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Rápido busqué un forro en mi pantalón, me lo puse y me arrodillé atrás de Camila de vuelta. Acerqué mi cuerpo al suyo, rodeando sus tetas con un brazo para mantenernos pegados mientras con la otra mano le frotaba la verga contra la vulva.
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Ella tenía la espalda bien arqueada y gemía sin parar de frotarle la pija a Charly. "¿La querés, putita?", le preguntó él tirándole del pelo. "¡Sí, la quiero!", gritó ella empujando su culo contra mi pelvis, como intentando que mi verga se deslizara para adentro de su concha.
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Charly me miró a los ojos y asintiendo dijo muy suavecito "No te preocupes que ahora Mateo te la va a dar toda". Sin dejar de mirarlo apoyé la cabeza de mi pija en la concha de Cami y con un movimiento muy suave de pelvis fui empujándola para adentro.
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Ella soltó un grito muy agudo y muy alto, y me imagino que le debe haber apretado la verga muy fuerte a Charly porque él también empezó a gemir. Ni bien entró toda la saqué para poder volver a metérsela despacito. Debo haberlo hecho tres o cuatro veces antes de que todo se descontrolara.
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- ¿Qué pasó?
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- La agarré de las dos tetas y empecé a dársela cada vez más rápido y más fuerte. Se escuchaba el ruido de mis huevos golpeando contra su clítoris.
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Charly se sentó al borde del sillón y la agarró de la cabeza. Le metió la pija en la boca y, sin moverse él la movía a ella para que se la chupara toda. En algún punto entramos en ritmo y a cada movimiento mío de pelvis se correspondía un movimiento suyo de cabeza.
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Debemos haber estado así diez minutos sin parar hasta que Cami se sacó la pija de la boca. La agarró con la mano derecha y la frotaba toda empapada, mientras que estiró su brazo izquierdo hacia atrás para agarrarme a mí del culo. Era hermoso verla así entre dos mundos de placer.
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La imagen me excitaba mucho, entonces yo le subía a la intensidad de mis movimientos. Sentía que ella estaba cerca del orgasmo y quería verla acabar así entre dos pijas. No me apuré, pero mantuve el ritmo constante. "No pares... así... no pares", me decía ella.
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De repente sentí sus dedos hundiéndose en el cachete de mi culo y pude ver que lo mismo hacían los que estaban rodeando la pija de Charly. Ella ya no hablaba más, sólo contenía la respiración y cerraba fuerte los ojos. En ese punto aceleré y fue mágico. Cami empezó a gritar cada vez con más fuerza hasta que todo el cuerpo le empezó a temblar en contracciones y espasmos.
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- ¿Cogieron en otras posiciones?
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- Sí, pero ya sin Charly. Él se movió a una silla y nos dejó el sillón para que nos divirtiéramos. Seguía mirando y tocándose, pero Cami y yo estábamos solos.
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Cogimos misionero, perrito, de parados, con ella arriba mío... de mil maneras distintas. A ella le encantaba que le tirara del pelo, que la nalgueara, que la agarrara fuerte del cuello y le metiera toda la verga.
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Después cuando vino arriba mío me montó como nunca me habían montado antes. Se movía con mucha sensualidad, como si estuviera bailando un striptease. Se agarraba del pelo, se acariciaba las tetas, se pellizcaba los pezones, me ahorcaba despacito y todo sin dejar de mover su cintura haciendo círculos alrededor de mi pija. Yo no podía creer lo que veía... entre sus tetas grandes colgando encima de mí y su cara de placer era como una porno.
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- ¿Y Charly ya no volvió?
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- Sí, pero para el final.
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Cuando yo ya estaba para acabar, Cami se sentó en el borde del sillón y nos hizo pararnos a los dos enfrente suyo. Nos pajeaba a la vez y se iba pasando nuestras pijas de a una por la boca.
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Después nos hizo pararnos bien cerca y las empezó a frotar entre sí, dándoles lamidas a las dos a la vez. La verdad es que nunca había experimentado algo así, pero en el momento se sentía muy bien.
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Charly fue el primero en acabar y aunque Cami se apuntó a las tetas, un poco de su leche me cayó en la pija a mí. Fue como abrir una represa... en un segundo yo también estaba acabando.
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Para cuando terminamos los dos ella tenía las tetas cubiertas de leche y se las acariciaba para mezclarla. Con las manos todas enchastradas nos acarició suavecito los huevos mientras nosotros bajábamos y nos dio besos muy gentiles en las vergas todavía hinchadas.
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- ¿Repitieron?
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- Sí, pero otro día. Desde esa vez quedamos en contacto y volvimos a salir a bailar varias veces. Tenemos muy buena onda todavía y me están enseñando un montón de cosas.
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Es más, fueron ellos los que me contaron de este estudio y esta noche tenemos planes para salir.
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Le agradecí a Mateo por su tiempo y le pedí a uno de los investigadores que iba saliendo si no le abría la puerta mientras yo terminaba de ordenar la oficina. Ya eran las ocho de la noche y no quedaba nadie más en el edificio.
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Cuando salí a la calle vi algunas chicas muy bien vestidas caminando por la vereda y me di cuenta de que ya era viernes y seguro la gente estaba saliendo a los bares y los boliches. Yo no había hecho planes, así que me subí a un taxi y volví a mi casa.
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1 comentarios - Una noche en el boliche (100% real) - Reportero nocturno

leandrodrf
casos reales. ja, muy buen relato, felicitaciones