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Chica de ciudad: Tercer año. Capítulo 3

Chica de ciudad: Tercer año. Capítulo 3

No leíste la primera o la segunda parte de "Chica de ciudad"? En total son 25 capítulos super calientes y te van a encantar! Acá te dejo el link para que entres y te deleites:
PRIMER AÑO. CAPITULO 1
SEGUNDO AÑO. CAPITULO 1


Esta es la historia de Celeste, una pueblerina que a los 20 años sigue viviendo su experiencia como chica de la gran ciudad y se va entrelazando con distintas personas con el sexo como único fin tras un año lleno de fracasos amorosos. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…

CAPITULO 1

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Capítulo 3: De vuelta a la gran ciudad
   Enero terminó de manera muy inesperada, con un hecho que le dio todo un giro a mi verano y a los días que quedaban de él. Gabriel y yo tuvimos sexo en una noche bastante inusual y de golpe él parecía desesperado por volver a hacerlo conmigo, a un nivel que me mandó varios mensajes en los días siguientes con la idea de reencontrarnos una vez más. Pero mis padres habían vuelto de vacaciones y yo no tenía lugar disponible más que mi departamento de Rosario, por lo que la idea de irnos en auto hasta la ciudad en medio de la noche se me cruzó por la cabeza. Pero él plan a él no terminaba de cerrarle, ya que teníamos que ausentarnos por varias horas y como no quería que Noelia se entere, quedó todo en la nada.
   Cuando arrancó Febrero con Maipi empezamos a prepararnos para las primeras mesas de exámenes y ante la primer posibilidad de escaparnos del pueblo, lo hicimos y volvimos a la ciudad para reencontrarnos con Guillermina y Martina y ponernos al día de todo lo que había pasado en nuestras vacaciones. La que más novedades tenía para contar era Marti, que después de una semana en Pinamar se había puesto a salir con un chico que parecía que iba a ser quien cambiara su vida, pero terminó todo mal a los pocos meses, por lo que no es muy importante para la historia.
   Con quien también me reencontré en esa primer semana de vuelta a la gran ciudad fue con Vanina, quien hasta hace unos dos meses era mi mayor enemiga. Después de su mensaje para Navidad decidimos ponerle un paño frío a las cosas y juntarnos a hablar con la idea de resolver nuestros problemas. Obviamente las dos reconocimos nuestros errores y lo que hicimos mal y decidimos comenzar a llevarnos un poco mejor y a dejar nuestras diferencias de lado. A su vez pusimos una regla muy clara para que no volviera a haber problemas entre nosotras dos: Ninguna podía volver a estar con Facundo. Lo que ninguna de las dos sabía era que esa reunión era el comienzo de volver a ser amigas, algo que iba a llevar un tiempo pero se iba a dar. Quienes no estuvieron muy contentas con esta reunión fueron Laura y Florencia, amigas de ella que hasta vieron como una especie de traición que Vanina se juntara conmigo. Pero poco le importó a ella. “La verdad es que me di cuenta que no eran lo mejor para mi” me confesó cuando hablamos de sus amigas y me comentó que se estaba llevando muy bien con Azul, una chica que cursaba con nosotros y que se había juntado en las primeras semanas de primer año.
   Volver a ver a Nicolás y a Mateo también fue una gran alegría para mi, sobre todo después de que el primero y yo estuviésemos juntos la última noche que nos vimos. A pesar de que al día siguiente habíamos hablado y habíamos decidido no estar nuevamente juntos, la tensión y la atracción sexual se hacía presente cuando estábamos en la misma habitación. Pobre de nosotros que quisimos ignorarla sin darnos cuenta que se iba a hacer cada vez más evidente, pero ninguno de los dos quería arruinar su noviazgo con Daniela, una chica de 19 años dulce y amable que de vez en cuando se juntaba con nosotros.
   La mayor sorpresa que me llevé cuando volví a la ciudad fue el hecho de darme cuenta cuantos chicos tenían intenciones de estar conmigo. Luciano fue el primero en hacerse notar, que después de haber terminado lo nuestro ya que los dos nos dimos cuenta que ninguno quería algo serio con el otro, se quedó con ganas de seguir haciéndolo conmigo y me dijo con total claridad que quería que nos juntáramos a coger y nada más. Me pareció un poco directa su propuesta pero bastante sincera y después de todo, yo quería lo mismo con él. Facundo también tenía la intensión de seguir haciéndolo conmigo. Con él la historia había sido algo diferente, ya que habíamos estado juntos el año anterior pero engañando a su novia Vanina, con quien ahora volvíamos a estar en buenos términos. Por esta razón decidí rechazar su oferta sin cerrar del todo esa puerta para ver como seguía la situación.
   Fue entonces cuando me di cuenta que a pesar de que tenía varias personas con las que podía llegar a pasar algo, no había nada puntual que pudiera concretarse. Gabriel volvía a Santa Fe con su novia y la distancia era el mayor problema. Facundo había quedado vetado de mi lista de posibilidad. Nicolás intentaba no pensar en eso y seguía enfocado a su novia. Luciano parecía ser la opción más viable, pero no me convencía del todo volver a ese juego. De la nada apareció otra persona que iba a hacer de mis meses de Febrero y Marzo unos meses bastante calientes.
   - No quiero salir ni nada de eso. Me refería a algo así como amigos con derecho.- Me dijo Lucas un día a la tarde que nos cruzamos después de rendir una final que nos había quedado pendiente a los dos.
   Me agarró de sorpresa por los pasillos de la facultad y después de contarme un poco de su viaje a Bolivia y Perú con Valentín y con Lautaro, me empezó a decir lo mucho que le había gustado la noche que estuvimos juntos. Para recordar, no fue una noche en la que los dos solos tuvimos sexo, sino una especie de orgía en la que Facundo me había engañado para que yo cogiera con Lucas y Lautaro mientras él miraba aunque se terminó sumando después. Lo escuché hablar de eso un buen rato y después me terminó confesando sus intenciones.
   - ¿Amigos con derecho?- Le pregunté yo recordando su enorme pija de unos 20 centímetros y bien gruesa que tanto me había gustado.
   - ¡Claro!- Dijo él como si fuese obvio.- Vos estás caliente, me llamas, cogemos, yo me voy. Yo estoy caliente, te llamo, cogemos y vos te vas. Solo para divertirnos y pasar el rato.
   - ¿Y qué pasa si alguno de los dos se engancha?- Le pregunté yo analizando su propuesta.
   - Tranqui Cele.- Dijo él sonriendo y calmando la situación y yo seguía recordando su pija y además su cuerpo bien marcado y tostado por el sol.- No creo que eso pase.
   - Está bien.- Dije aceptando su propuesta.

   Lucas se tiró encima de mí nuevamente y mientras volvíamos besarnos metió su pija adentro de mi cuerpo. Yo abrí bien grande la boca al sentir una inmensa ola de placer que recorría mi cuerpo después de que esa verga inmensa y bien dura entrara en mi concha y de a poquito comenzó a cogerme mientras besaba mi cuello. Su cuerpo se movía de una manera perfecta hacia arriba y hacia abajo mientras que con una de sus manos jugueteaba con mis tetas. Yo me aferraba fuertemente a su cuello y abría lo más que podía las piernas disfrutando de la manera en la que él me estaba cogiendo.
   Después de hablar en el pasillo de la facultad decidimos cerrar nuestro trato haciéndolo esa misma noche en mi departamento. Él llegó y sin dar vueltas fuimos a la pieza y entre besos y toqueteo nos fuimos sacando la ropa hasta quedar completamente desnudos. Primero yo se la chupé a él, llenándome la boca con su enorme pija y lamiéndola toda con la idea de volverlo loco como lo había hecho la misma noche que estuvimos con Facundo y Lautaro. Después él me la chupó a mí de una manera increíble, mojándome toda y haciéndome vibrar de placer hasta dejarme con unas ganas increíbles de que me cogiera. Fue entonces cuando le pedí casi a gritos que me la metiera y él se tiró encima de mí y empezamos a coger.
   Lo hacía de una manera bien zarpada, moviendo todo su cuerpo de forma muy acelerada. Yo abría mis piernas dejando entrar esa enorme verga que cada vez que se metía adentro de mi cuerpo me hacía gritar de placer. “¡Sí! ¡Sí! ¡Cogeme! ¡Sí!” decía como loca mientras que él seguía dándome placer de una manera increíble. Y pensar que hasta esa mañana vivía una situación en la que parecía que no iba a encontrar alguien con quien divertirme un rato y en ese momento estaba siendo totalmente complacida por una de las personas más inesperadas.
   Lucas me dio vuelta bruscamente con sus manos y me puso boca abajo sobre el colchón. Mientras yo terminaba de acomodarme, él me tomaba por sobre la cintura y me levantaba un poco la cola para volver a meterme violentamente la pija adentro de la concha. Ni se inmutó ante mi grito agudo y como si nada hubiese pasado siguió cogiéndome de manera muy acelerada, metiendo y sacando casi completamente su verga de adentro de mi cuerpo y haciéndome temblar todo el cuerpo. Él estaba totalmente sacado de sí mismo y me cogía con todas sus fuerzas, tratándome como a una trola y dándome placer de una forma única. Era un amante increíble.

   Despacito fue sacando su mano derecha de mi cintura y la llevó hasta mi cola, pegándome un chirlo primero y abriéndola después. Entonces dejó caer un hilo de saliva justo en mi culito y después metió su dedo gordo encima de este y comenzó a masajearlo mientras me seguía cogiendo bien duro. “¡Mmm sí!” gemí yo al sentir un cosquilleo muy placentero sobre mi cola y al notar como mi conchita vibraba cada vez que su pija volvía a entrar a fondo. Lucas siguió cogiéndome de esa manera, siendo muy zarpado con sus movimientos y excesivamente violento, mientras que uno de sus dedos masajeaba mi culito.
   Fui yo la que tomé la iniciativa moviendo mi cuerpo para atrás y cuando él se dio cuenta tenía su dedo adentro de mi cola. “¡Mmm, que lindo dedito!” dije yo sonriendo y gozando de cómo ahora él me cogía por las dos partes. Lucas pareció emocionarse mucho con el hecho de que fui yo la que tomó las riendas y por eso dejó que siguiera llevando el curso del sexo. Comencé a moverme suavemente hacia adelante y hacia atrás mientras que él mantenía su mano firme en su lugar y su cintura se acomodaba para que su pija entrara bien a fondo de mi cuerpo.
   - ¡Como me gusta tu poronga!- Le dije entre gemidos y moviéndome un poquito más rápido.
   Giré la cabeza un poco y pude ver la sonrisa de Lucas que se dibujaba en su rostro. Entonces nos quedamos mirándonos por unos segundos y él no se pudo contener y volvió a cogerme como lo había hecho antes. Sacó su dedo de mi cola y agarrándome bien fuerte de la cintura me empezó a dar nuevamente bien duro, metiendo su pija lo más adentro de mi concha que podía y haciéndome gritar nuevamente del placer. Yo gemía y gemía a más no poder y él se movía bien rápido por detrás de mi cuerpo y sentía que estaba a punto de llegar. Pero yo acabé primero. Pegando un grito completamente desequilibrado y desplomándome sobre la cama mientras que él seguía dándome bien duro para que mi orgasmo nunca acabe.
   De golpe me levanté y lo empujé hacia atrás y él cayó sobre la cama. Yo me arrodillé frente a su cuerpo y mientras él reaccionaba de lo que estaba pasando, tomé su pija con mi mano y me la metí en la boca y empecé a chupársela. Lo hacía igual de rápido que lo había hecho antes, pajeandolo con ganas mientras que mi lengua recorría toda su verga desde la base hasta la cabeza que estaba completamente roja. Lucas empezó a respirar de manera más acelerada y supe que estaba por llegar. Su pecho se empezó a inflar y de golpe se desinfló estrepitosamente.
   El semen empezó a salir de la punta de su pija y comenzó a caer por toda mi cara y por su tronco. Yo lo seguía pajeando, ahora un poco más lento, y seguía pasándole la lengua a medida que toda su leche caía por mi rostro y una gran cantidad de ella se metía adentro de mi boca. Uno, dos y tres chorros salieron disparados hacia el aire mientras que otra parte caía como lava por su cabeza hasta llegar a mis dedos. Una cantidad impresionante de lechita era ahora la protagonista de la escena.
   Entonces alcé un poco la cabeza y él hizo lo mismo y nos miramos una vez más mientras que yo parpadeaba rápido por culpa de su semen que ahora tenía por toda la cara. Segundos después comenzamos a limpiarnos y una vez que terminamos de vestirnos Lucas se cambió, me dijo que otro día nos hablábamos y se fue. Era la primera vez que tenía un garch and go (garchar y después te vas) y la verdad es que me encantaba. Ese inicio de ciclo iba a ser muy fogoso.


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