No leíste la primera o la segunda parte de "Chica de ciudad"? En total son 25 capítulos super calientes y te van a encantar! Acá te dejo el link para que entres y te deleites:
PRIMER AÑO. CAPITULO 1
SEGUNDO AÑO. CAPITULO 1
Esta es la historia de Celeste, una pueblerina que a los 20 años sigue viviendo su experiencia como chica de la gran ciudad y se va entrelazando con distintas personas con el sexo como único fin tras un año lleno de fracasos amorosos. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…
Capítulo 1: Una noche de verano
El sol pegaba fuertísimo en cualquier momento del día, sin embargo con las chicas no perdíamos ni un segundo para broncearnos lo más posible. Era casi insoportable si una no estaba en la pileta o si no corría al menos una leve brisa de aire. Aparentaba que iba a ser un verano muy caluroso y por ende las picadas con cerveza también eran un plan increíble para nosotros. Con Maipi, Belén y Cinta nos veíamos bastante seguido y al grupo había vuelto Noelia, la chica que en su momento se puso de novia con mi ex. De los chicos estaban Juan Pablo, que vivía en un histeriqueo constante con Belén, Manuel con quien yo había tenido sexo el verano pasado y nadie se había enterado y Gabriel, mi ex y actual novio de Noelia.
Pero poco me importaba lo que pasaba en mi pueblo o en la ciudad donde todos ellos (salvo Maipi) vivían. Porque yo ahora vivía en Rosario y esa era mi ciudad y las cosas interesantes estaban ahí. Mis estudios, mi departamento, mis verdaderas amigas y mis relaciones. El último año había sido un año complicado, con grandes peleas, muchos engaños, romances ocultos y aventuras inesperadas que habían hecho del 2016 un año totalmente movido. Es por eso que me propuse que ese año iba a ser uno mucho más tranquilo, o por lo menos evitar algunos inconvenientes.
Para resumir un poco, algunas de las relaciones habían quedado de la siguiente manera. En el grupo de la facultad éramos 6: Maipi, Guillermina, Martina, Mateo, Nicolás y yo. Marti en el último mes se había alejado un poco más de las otras chicas a raíz de una pelea que tuvo con el chico con quien se veía, sin embargo iba a ser cosa de una etapa. Con las otras dos tenía una amistad enorme que venía desde los dos años anteriores y con Mateo nos habíamos hecho muy amigos después de que se divulgara un video prohibido mío y de Luciano. Con Nicolás teníamos historia de hacía rato, pero después de muchas idas y vueltas él se puso de novio con Daniela, una chica divina y muy agradable que enseguida se sumó al grupo sin ningún problema. La cuestión era que para la reunión de fin de año que habíamos hecho, él y yo terminamos teniendo sexo y después de eso nos dijimos que nos amábamos. Obviamente el alcohol había sido un poco el culpable de eso, por lo que al día siguiente tuvimos una larga charla en la que decidimos que era lo mejor para los dos si no volvíamos a estar juntos y nunca más hablábamos de eso, sobre todo teniendo en cuenta que él estaba de novio.
A su vez estaba el grupo de Vanina, conformado por Laura y Florencia y Facundo, Lautaro, Valentín y Lucas. Estos últimos dos se despegaron del resto del grupo cuando las peleas internas comenzaron a aparecer y los noviazgos se fueron disolviendo. Laura se peleo con Lautaro, Florencia con Lucas y por último Vanina con Facundo, chico con el que yo había tenido una larga historia y quién engañó a su novia conmigo en repetidas ocasiones. Para fin de año la enemistad con Vanina era bien obvia, sin embargo fue ella la que dio el primer paso en calmar las cosos y me pidió disculpas por todo lo que había pasado y después yo le pedí perdón por lo de Facundo. Pensé que no se iba a dar, pero así volvía a comenzar nuestra amistad que de a poco se iba a hacer fuerte como antes.
Por último estaba Luciano, sin duda el chico que más había marcado presencia en mi el año anterior. Un chico un año más grande, que había conocido siendo ayudante de cátedra y con quien tuvimos mucho sexo a pesar de todas las idas y vueltas que nos encontraron en ese año súper movido. Pero llegado fin de año él me propuso ser su novia y yo le terminé diciendo que no porque en el fondo sentía algo por Nicolás, chico que había rechazado en más de una oportunidad por Luciano. Lo sé, el mismísimo karma hablándome. Pero ahora debía esperar.
El verano estaba hecho para disfrutar, divertirse y pasar buenos momentos sin importar con quién. Obviamente con quien más estaba esperando encontrarme era con Ezequiel, un chico del pueblo con el que veníamos teniendo encuentros desde hacía ya un poco más de un año y por más que eran muy esporádicos y poco frecuentes, siempre eran muy zarpados y placenteros. El verano pasado me encontré cogiendo con él casi todo el tiempo y tenía pensado hacer de este verano lo mismo. El problema era que Ezequiel estaba saliendo hacía un tiempo ya con Julieta, una chica 4 años más grande que nosotros y aparentemente la cosa iba seria.
Pero yo no me desesperé, después de todo no sentía nada más que una amistad por él y de hecho en mi mente tenía propuesto no ponerme celosa por estupideces. Tenía la intención de aprender que no todos los chicos eran míos y mi propósito para ese año era dejar ir a las personas que tenía que soltar. Iba a ser difícil, pero no imposible. Es por esta razón que la primera historia del año no es una historia muy significativa, pero al ser la primera es obligatorio contarla.
El segundo fin de semana del año salimos a bailar con Maipi a un boliche cerca del pueblo. La noche iba a ser recordada por una de las más calurosas del verano y a causa de esto era casi imposible estar adentro del boliche. Decidimos salir a tomar algo de aire fresco a la parte de atrás del lugar y fue entonces cuando una bandada de chicos se acercaron para hablarnos. Al principio decidimos esquivar a algunos, pero cuando llegamos a unos sillones descubrimos que para sentarnos, teníamos que sociabilizar con un grupo de 5 chicos que nos sonrieron y nos dejaron lugar entre ellos.
Maipi enseguida se vio acechada por 3 de ellos, después de todo ella era una chica muy linda, alta, delgada, con una cola bien marcada y la piel bien bronceada. De los otros dos, uno siguió interesado por lo que pasaba en su celular y el quinto de los chicos se puso a charlar conmigo. Se llamaba Andrés y enseguida captó mi atención, no por su físico o por su rostro, sino por el tono de su voz el cual pe areció muy seductora. Hablaba de una manera que parecía un locutor de radio y su confianza al hacerlo me fui cautivando de una manera que me quedé como una estúpida mirándolo totalmente anonadada.
Seguimos charlando con ellos a medida que traían tragos y botellas de distintas bebidas y la noche fue pasando en esa especie de palco vip que terminamos armando entre los 7. Mi amiga enseguida pegó onda con uno de ellos y después de un rato de hablar solos en un sillón individual empezaron a transar. Cuando la noche se iba acercando a su fin y el sol ya asomaba por la esquina, los chicos decidieron irse. No eran del mismo pueblo que nosotras, pero el chico con el que hablaba Maipi y Andrés se propusieron en llevarnos. Nos subimos al auto los 4 y ellos empezaron a manejar.
Al principio hablábamos como si nada, pero enseguida el otro chico propuso de ir a su casa a tomar algo y tanto su amigo como mi amiga se mostraron emocionados con la idea y yo acepté. Terminamos en la casa de Andrés que vivía a una media hora de nuestro pueblo, tomando algo en el living de su casa y viendo como Maipi volvía a perderse en los brazos de ese chico. Fue entonces cuando me di cuenta de que yo también podía hacer lo mismo, que yo también tenía que disfrutar más los momentos. Andrés era un chico lindo, atractivo y su voz me había cautivado por completo.
Comenzamos a chapar en el sillón que estaba en frente del que se encontraba mi amiga. Al principio fue tranquilo, sin muchas emociones, pero Andrés enseguida se copó y sus manos empezaron a deslizarse por mi cuerpo. De a poco me fue levantando la pollera (que era bastante corta) y cuando llegó a mi bombacha le aparté la mano y le dije que no señalando con la mirada a Maipi y a su amigo. “Vamos a la pieza” sugirió entonces él poniéndose de pie y estirando su mano al ver que los otros dos también iban a estar más cómodos sin nosotros. Su voz sonó tan convincente que decidí estirar mi mano y dejarme llevar.
Nos recostamos en su cama después de que él prendiera el aire acondicionado y volvimos a los besos que de a poco comenzaban a ser mucho más sueltos. Sus manos enseguida se liberaron con total confianza y una de ellas pasó por encima de mi remera hasta llegar a mis tetas y las apretó con ganas. Mientras nos besábamos y nos tocábamos el calor que todavía se hacía presente en la habitación, seguía subiendo la temperatura a pesar de que aire estaba encendido. Andrés se sacó la remera y mostró un cuerpo bastante mantenido a pesar de que no tenía nada marcado.
Él avanzaba mucho más rápido que yo y me agarraba totalmente desprevenida, después de todo él tenía 25 años y yo recién 20. Se levantó y se empezó a desabrochar el pantalón con una mano mientras que con la otra me seguía tocando por encima de la ropa. “Sacate la remerita que quiero chuparte las tetitas” me dijo mientras tiraba el cinturón al piso y se bajaba en parte el pantalón revelando un bóxer blanco con un bulto bien marcado. Yo obedecí y ni bien terminé de sacarme la remera él se abalanzó sobre mi espalda desabrochándome el corpiño y pasándole rápidamente la lengua sobre mis tetas. Andrés estaba muy acelerado y no quería perder tiempo en una previa provocadora, por lo que bajó nuevamente sus manos por sobre mi cuerpo hasta llegar al cierre de mi pantalón y comenzó a desabrochármelo a las apuradas.
Una vez que mi pantalón y mi bombacha estuvieron en el piso junto con mi remera, Andrés me abrió las piernas con brusquedad y metió la cabeza entre ellas dispuesto a darme placer y gracias al cielo que lo hizo. Sus labios hicieron contacto con los míos y comenzaron a mojarme a medida que su boca me besaba con intensidad. Desde la noche de Navidad con Nicolás que no tenía sexo con nadie y estaba muy caliente y su lengua supo elevar mi nivel de calentura al máximo. Lamía mi clítoris de lado a lado y jugueteaba con sus dedos por encima de este causándome espasmos de placer mientras me mordía los labios de la boca y me apretaba bien fuerte los pezones.
Pero Andrés no podía aguantar su calentura. Se bajó el bóxer como pudo mientras se arrodillaba sobre la cama y tirándose encima de mí me penetró de una manera muy profunda. Pegué un grito que combinaba más de una emoción cuando él lo hizo y atrapándome en sus brazos empezó a cogerme bien fuerte. No había intenciones de su parte en ir despacio, su idea era coger lo más fuerte y zarpadamente posible hasta que el placer hiciera que alguno de los dos se rindiera.
Su cintura se movía violentamente hacía adelante y hacia atrás provocando que su pija entrara y saliera de mi concha totalmente mojada. Podía sentir u respiración agitada a causa de sus movimientos en mi cuello mientras que él escuchaba mis leves gemidos en su oído. Mis brazos lo envolvíamos mientras que mis manos se clavaban en su espalda a medida que él seguía moviéndose de manera cada vez más desequilibrada. El golpe de su cuerpo hacía vibrar al mío y su pija comenzaba a darme placer que me hacía gemir cada vez más y más fuerte.
Fue entonces cuando comenzamos a escuchar los gemidos de placer de Maipi que venían del living. La puerta de su pieza estaba cerrada, sin embargo ella gritaba tan fuerte que parecía que estaban cogiendo al lado nuestro. Andrés frenó unos segundos para escuchar a mi amiga volverse loca de placer y tras un “¡Que grande!” en honor a su amigo, me siguió cogiendo con todas sus fuerzas. En mi cabeza podía escuchar los gemidos de placer de Maipi y los míos que sonaban como haciendo un eco en mi cerebro.
Andrés cambió de posición rápidamente levantando una de mis piernas y poniéndose por encima de la otra inclinando mi cuerpo hacia un costado. Abrazó mi pierna que quedó en el aire a la altura del muslo y nuevamente comenzó a mover su cintura hacia atrás y hacia adelante cogiéndome de manera bien violenta. El golpe de su cuerpo sobre el mío se oía casi tan fuerte como los gritos de mi amiga y mi mano se aferraba cada vez más fuerte a las sábanas. Nos miramos por unos segundos y pude ver en su rostro la lujuria de poder estar ahí cogiéndome de la manera en la que él quería. En su mente debía de ser una putita más que consiguió llevar a su casa después de una divertida noche con sus amigos. En la mía, él era un pibe cualquiera que yo había conseguido que me cogiera para divertirme un rato.
Para el final Andrés terminó de darme vuelta y me colocó en cuatro sobre el sillón mientras él se arrodillaba y volvía a penetrarme una vez más. Los gemidos de Maipi seguían oyéndose pero ahora un poco más bajos, aunque seguían siendo un sonido de fondo bastante bizarro para mí. Él se agarró con fuerza de mi cintura y me empezó a coger tan rápido y tan fuerte que su pija se salió en más de una ocasión y cuando la volvía a meter lo hacía de una manera tan violenta que me sacaba un grito bien agudo que de seguro lo debían escuchar las dos personas del living. Mis gemidos ahora ya no intentaban ser disimulados y mientras Andrés me hacía suya cogiendo en cuatro, yo me aferraba fuertemente a su colchón y mordía con firmeza la almohada.
Comenzó a acabar adentro de mi cuerpo y enseguida me moví para que su pija saliera de mi conchita y él rápidamente la tomó con su mano y apunto hacia mi cola, llenándola de leche que salía dispara a chorros. “¡Qué lindo!” dijo al ver la imagen de mi cuerpo todo cubierto de su semen y mientras de fondo volvían a escucharse fuertemente los gemidos de mi amiga que seguía cogiendo con su amigo. Mientras me cambiaba y me limpiaba con sus sábanas pensaba en la noche que acababa de vivir y en lo mucho que me había gustado, no porque el sexo haya sido excelente, sino porque la idea de salir, disfrutar y terminar en la casa de un desconocido teniendo sexo sin que nada más importe me había encantado. El año comenzaba de una manera increíble y enseguida se iba a convertir en algo aun mejor.
SIGUIENTE
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