Finalmente había logrado que con total conciencia mi madre me enviara su pack, las fotos no eran como las que envío a sus admiradores de internet, no, estás eran una serie de fotografías en ropa interior y mostrándome sus pechos en poses eróticas, era realmente un pack, pero lo más importante ella lo había hecho para mí. También había rompido una barrera moral al decirle que yo, al igual que cualquier hombre de internet poseía una verga tal cual como la que ella deseaba que le metieran en lo más íntimo de su ser. Ahora mientras acariciaba sus piernas y pechos, y la contemplaba semidesnuda me planteaba otro objetivo. - Oye, realmente pensabas irte con tu padre? - Si. - Y eras capas de dejarme solita? - Si, me dolía mucho pensar en dejarte, pero si, además pesaba que no te importaba. - Claro que me importas y mucho, si eres mi hijo, como no me ibas a importar? - Pues el que te portaras como lo hacias me hacía pensar eso. - Oye, y desde cuándo o por qué te gusta tocarme si ya estoy vieja? Tu deberías estar tocando a una chica de tu edad y no a mi. - Primero que nada, no estás vieja y en segunda, desde que vi como estabas hechandoleas nalgas a tu compadre y el te las acariciaba. - Deberías olvidarte de eso. - Por que? - Por que solo te hace daño, además eso ya pasó hace mucho tiempo y al fin de cuentas no paso nada entre el y yo. - Si, y fue por qué yo llegue, si no. - Si no que chamaco pelado. - Si no ya sabes, te la hubiera clavado. - Oye que estás hablando con tu madre no cualquier fulana de la calle... Pero bueno, si, tienes razón. Oye ya te di gusto, ahora vamos a hacer de comer que ya es tarde. En ese momento se levanto, tomo su ropa y se vestirse. - Préstame tu teléfono - dije. Sin cuestionar me lo da, óptimo para que salga el contenedor de memoria SD y la tarjeta SIM, tomo está última y la rompo. - Que hiciste? - Asegurarme que no mensajeras más con tus... amiguitos, toma, borra las aplicaciones y de más. - Pero por qué, con que derecho te tomas estás atribuciones? - Con el que me da ser tu hijo! Tenemos que hablar otra vez? - Ya, está bien. Entonces acompáñame a comprar otra tarjeta SIM que no puedo estar descomunicada. Fue por su bolso y salimos hacia la calle, en un local de calle entramos a un pasillo de servicios donde se encontraba un sentro de la compañía telefónica donde compro la SIM, antes de salir vi una tienda de interiores, le tome la mano y la jale con delicadeza hacia allí. - Que? - pregunta confundida. - Quiero comprarte algo. Busco con la mirada algo sexy y tomo algunas prendas mayormente de encaje. - Que es esto? - Quiero que te pongas algo que te haga sentir más sexy. - No te puedo creer que le estés comprando calzones a tu madre.
- Que tiene de malo, todos usamos ropa interior, no? Sin decir más, salió del pasillo hasta la calle, de ahí nos dirigimos a comprar pollo asado y luego a la casa donde cada uno se ocupó de sus actividades. A la hora de dormir mi madre lanzo un. - Hasta mañana cariño. Pero yo tenía otros planes. - Necesitas algo? Pregunto cuando abrí la puerta de su habitación vistiendo solo un boxer. - No - dije mientras me acercaba a su cama. - Entonces? - Si no mal recuerdo, dijiste que necesitabas un hombre en tu día a día y también en tu cama, no? Pues te recuerdo que tienes un hijo que coincidentemente es hombre como cualquier otro. Así que vine a dormir contigo. Me metí a su cama y protestando dice. - Sabes a lo que me refería. - Tu también sabes a lo que me refiero, ya te dije, también poseo una verga tal cual como la que deseas que te metan. - Con clara sorpresa vuelva a protestar - fijate como me estás hablando que soy tu madre. - Si, eres mi madre y eso por eso que si tienes ganas de darle placer a alguien yo tengo el derecho de recibirlo o como por qué crees que un desconocido tiene más derecho que yo que soy quien te cuida. Sin más palabra que decir, solo atino a contestar. - Está bien pero deja una cobija entre los dos. - No, quiero que sientas la piel de tu hombre, además quiero dormir contigo estándo tu en calzones, eso ya lo habías aceptado. - Está bien, pero no hagas... cosas durante la noche. - Claro que no, eso tú lo decidirás... A propósito deje lo que te compre en el cajón de tu ropa interior. - Si gracias. Dandose vuelta me da la espalda, situación que yo aprovecho para abrazarla y arrimarle la verga. Esperaba un rechazo pero en su lugar ella toma mis brazos arrimando los a si misma. Los pensamientos me hacían imposible poder consiliar el sueño, no se en que momento de la noche fue que ella reacomodandose hecha las nalgas hacia atrás y se acurruca entre mis brazos y pecho, en mi mente no cabían los pensamientos ni las emociones. Pase el brazo izquierdo a su cintura justo encima del lateral de su calzón, era tela muy suave. Al día siguiente al abrir los ojos sentí el calor corporal de mi madre, aún tenía sus nalgas pegadas a mí y su cuello aún reposaba sobre mi brazo. Tenía que salir de la cama pero no quería despertarla, empecé la maniobra lo más delicado posible pero aún así despertó. Estiró el cuerpo y luego dijo. - buenos días mi amor, quieres algo de desayunar? - No así está bien, comeré algo en la escuela. - No mi vida, para eso estoy yo, ahora te hago unos hotcakes para que desayunos. Se puso de pie, la vi quitarse el brasier para ponerse un camisón y ensima una bata abierta en color rosa.
Quedé sorprendido. - Oye cariño, anoche estuve pensando, en qué, está má lo que me propones. - Qué? - Pues lo que me propones diciendo que tú también eres hombre y que... - Por que está mal? - Pues eres mi hijo... eso lo hace un pecado. - A ver! Por qué es pecado hacerlo con tu hijo y no, si lo haces con un desconocido, se supone que eso sería promiscuidad y que no también es pecado? Sabes que nunca me han interesado las cosas religiosas pero si tú lo llevas a esos terrenos. Nuevamente había dejado sin palabras a mi madre dejándonos en silencio nuevamente hasta que terminó de preparar el desayuno. Después de haber dejado los platos en la mesa le jale del brazo para que se sentará en mis piernas y así desayunamos para después retirarme a la escuela. Después de un ardió día llegué a realizar los quehaceres de la casa mientras mi madre llegaba. - Al fin en casa - dijo mientras dejaba su bolso. -... - Todo el día estuve pensando y decidí que desistire en buscar a alguien, supongo que tienes razón, ya tengo un hombre en casa, tú me cuidas y ves por mi seguridad. Está vez fui yo quien no supo que decir. - Estás feliz de saberlo o que? - Si claro y está bien para que buscas lo que ya tienes... Quiza era el asombro, la alegría o el morbo pero nada coherente llegaba a mi mente además de que ella había dicho "Ni buscaré a un hombre", no daba a entender nada. - Voy a mi habitación a cambiarme de ropa. - Si... Termine de acomodar la sala cuando escucho un José, cariño ven por favor, me dirijo a ver qué se le ofrecía, abro la puerta y veo a mi madre de espaldas, la playera la llevaba levantada, y sus nalgas al aire solo cubiertas por una tanga.
- Ven cariño, quiero darte algo que te has ganado, por saber cuidarme, mimarme cuando me siento mal y sobre todo por saber ser el hombre de la casa, hoy te voy a dar las nalgas. Nuevamente paro las nalgas quedando a mi disposición, era algo surrealista no podía creer lo que estaba escuchando mi madre, la mujer que varios querían tener en su cama incluyendo a chicos de mi edad estaba parando las nalgas para mí. Con los nervios hechos puré me acerque a ella bese el canalillo de entre sus nalgas y escucho un gemido de mi madre,
bajo su tanga y hago lo propio con mi pantalón luego con el boxer, doy una suave caricia a su vulva y me dispongo a apuntar mi verga al lugar de dónde había salido. Las nalgas de mi madre eran poesia erótica, las comencé a acariciar mientras un suspiro de ella le daba la bienvenida a mi verga en sus adentros.
Espere un segundo, tome aliento y comencé a embestir. - Huumm mi amor que rico me cóges. - Te gusta. - Si mi amor, me enca...nta. Imprimí más impetu a cada embestida haciéndolos más fuerte, más constantes logrando que que no dejará de gemir de placer, quería que ella tuviera la mejor experiencia sexual, quería demostrarle que su hijo podía hacerla tan mujer como cualquier otra, después de esta seción de sexo ella quedaría tan satisfecha como cualquier ninfómana después de un día de ir de verga en verga.
Un gritó desgarrador me saco de mis pensamientos, las paredes vaginales e mi madre empezaron a ordeñarme, pero no quería venirme aún m, tenía mucho que hacer antes de eso así que me detuve y ayude con mi mano para que no dejará de gozar durante su orgasmo. Tierra un par de cobijas al piso y le pedí se pusiera en cuatro, si bien mi madre ya era mi mujer ahora la aria mi hembra, mi madre no se arrepentiría de averme dado las nalgas y así le empecé a demostrar apenas posó ambas rodillas y manos sobre las cobijas. Coloque los pies a los costados de sus rodillas y montandola la volví a penetrar para después apollarme en el piso, mi madre llevo su pecho sobre el suelo y nuevamente volví a embestir.
Los gemidos y pujidos de mi madre eran musica acompañados del sonido producido por el chocar de sus nalgas con mis muslos. - Si, si, si... haaa..! si mi amor. Que rico me cojes papito. - Te gusta putita. - Si corazón lo estoy disfrutando tanto, haammm! En mi mente pasaban los, y si? Y si su compadre se la hubiera cogido y si aquel desconocido lo hubiera hecho. Pero no yo había evitado esos suceso. Y era yo ya vez más quien disfrutaba de las paredes vaginales de la milf de mi casa y no solo eso me la estaba montando. Un nuevo orgasmo invadia el cuerpo de mi madre, pero está vez duró más o quizá fue multiorgasmo, está vez las ordeñadas que su vagina me dio no las resistí y acabe con varios chorros de esperma dentro de ella.
Quedamos algunos minutos en la misma posición, hasta que cansado me salí de ella, mi madre quedo acostada en las cobijas que había puesto en el piso, me acerque y dio una sonrisa de satisfacción, luego llevo su mano derecha y entrelazó sus dedos en mi cabello. - Gracias mi amor, me has hecho la mujer más feliz, no sabes cómo me encantó el que me hicieras el amor así.
- Que tiene de malo, todos usamos ropa interior, no? Sin decir más, salió del pasillo hasta la calle, de ahí nos dirigimos a comprar pollo asado y luego a la casa donde cada uno se ocupó de sus actividades. A la hora de dormir mi madre lanzo un. - Hasta mañana cariño. Pero yo tenía otros planes. - Necesitas algo? Pregunto cuando abrí la puerta de su habitación vistiendo solo un boxer. - No - dije mientras me acercaba a su cama. - Entonces? - Si no mal recuerdo, dijiste que necesitabas un hombre en tu día a día y también en tu cama, no? Pues te recuerdo que tienes un hijo que coincidentemente es hombre como cualquier otro. Así que vine a dormir contigo. Me metí a su cama y protestando dice. - Sabes a lo que me refería. - Tu también sabes a lo que me refiero, ya te dije, también poseo una verga tal cual como la que deseas que te metan. - Con clara sorpresa vuelva a protestar - fijate como me estás hablando que soy tu madre. - Si, eres mi madre y eso por eso que si tienes ganas de darle placer a alguien yo tengo el derecho de recibirlo o como por qué crees que un desconocido tiene más derecho que yo que soy quien te cuida. Sin más palabra que decir, solo atino a contestar. - Está bien pero deja una cobija entre los dos. - No, quiero que sientas la piel de tu hombre, además quiero dormir contigo estándo tu en calzones, eso ya lo habías aceptado. - Está bien, pero no hagas... cosas durante la noche. - Claro que no, eso tú lo decidirás... A propósito deje lo que te compre en el cajón de tu ropa interior. - Si gracias. Dandose vuelta me da la espalda, situación que yo aprovecho para abrazarla y arrimarle la verga. Esperaba un rechazo pero en su lugar ella toma mis brazos arrimando los a si misma. Los pensamientos me hacían imposible poder consiliar el sueño, no se en que momento de la noche fue que ella reacomodandose hecha las nalgas hacia atrás y se acurruca entre mis brazos y pecho, en mi mente no cabían los pensamientos ni las emociones. Pase el brazo izquierdo a su cintura justo encima del lateral de su calzón, era tela muy suave. Al día siguiente al abrir los ojos sentí el calor corporal de mi madre, aún tenía sus nalgas pegadas a mí y su cuello aún reposaba sobre mi brazo. Tenía que salir de la cama pero no quería despertarla, empecé la maniobra lo más delicado posible pero aún así despertó. Estiró el cuerpo y luego dijo. - buenos días mi amor, quieres algo de desayunar? - No así está bien, comeré algo en la escuela. - No mi vida, para eso estoy yo, ahora te hago unos hotcakes para que desayunos. Se puso de pie, la vi quitarse el brasier para ponerse un camisón y ensima una bata abierta en color rosa.
Quedé sorprendido. - Oye cariño, anoche estuve pensando, en qué, está má lo que me propones. - Qué? - Pues lo que me propones diciendo que tú también eres hombre y que... - Por que está mal? - Pues eres mi hijo... eso lo hace un pecado. - A ver! Por qué es pecado hacerlo con tu hijo y no, si lo haces con un desconocido, se supone que eso sería promiscuidad y que no también es pecado? Sabes que nunca me han interesado las cosas religiosas pero si tú lo llevas a esos terrenos. Nuevamente había dejado sin palabras a mi madre dejándonos en silencio nuevamente hasta que terminó de preparar el desayuno. Después de haber dejado los platos en la mesa le jale del brazo para que se sentará en mis piernas y así desayunamos para después retirarme a la escuela. Después de un ardió día llegué a realizar los quehaceres de la casa mientras mi madre llegaba. - Al fin en casa - dijo mientras dejaba su bolso. -... - Todo el día estuve pensando y decidí que desistire en buscar a alguien, supongo que tienes razón, ya tengo un hombre en casa, tú me cuidas y ves por mi seguridad. Está vez fui yo quien no supo que decir. - Estás feliz de saberlo o que? - Si claro y está bien para que buscas lo que ya tienes... Quiza era el asombro, la alegría o el morbo pero nada coherente llegaba a mi mente además de que ella había dicho "Ni buscaré a un hombre", no daba a entender nada. - Voy a mi habitación a cambiarme de ropa. - Si... Termine de acomodar la sala cuando escucho un José, cariño ven por favor, me dirijo a ver qué se le ofrecía, abro la puerta y veo a mi madre de espaldas, la playera la llevaba levantada, y sus nalgas al aire solo cubiertas por una tanga.
- Ven cariño, quiero darte algo que te has ganado, por saber cuidarme, mimarme cuando me siento mal y sobre todo por saber ser el hombre de la casa, hoy te voy a dar las nalgas. Nuevamente paro las nalgas quedando a mi disposición, era algo surrealista no podía creer lo que estaba escuchando mi madre, la mujer que varios querían tener en su cama incluyendo a chicos de mi edad estaba parando las nalgas para mí. Con los nervios hechos puré me acerque a ella bese el canalillo de entre sus nalgas y escucho un gemido de mi madre,
bajo su tanga y hago lo propio con mi pantalón luego con el boxer, doy una suave caricia a su vulva y me dispongo a apuntar mi verga al lugar de dónde había salido. Las nalgas de mi madre eran poesia erótica, las comencé a acariciar mientras un suspiro de ella le daba la bienvenida a mi verga en sus adentros.
Espere un segundo, tome aliento y comencé a embestir. - Huumm mi amor que rico me cóges. - Te gusta. - Si mi amor, me enca...nta. Imprimí más impetu a cada embestida haciéndolos más fuerte, más constantes logrando que que no dejará de gemir de placer, quería que ella tuviera la mejor experiencia sexual, quería demostrarle que su hijo podía hacerla tan mujer como cualquier otra, después de esta seción de sexo ella quedaría tan satisfecha como cualquier ninfómana después de un día de ir de verga en verga.
Un gritó desgarrador me saco de mis pensamientos, las paredes vaginales e mi madre empezaron a ordeñarme, pero no quería venirme aún m, tenía mucho que hacer antes de eso así que me detuve y ayude con mi mano para que no dejará de gozar durante su orgasmo. Tierra un par de cobijas al piso y le pedí se pusiera en cuatro, si bien mi madre ya era mi mujer ahora la aria mi hembra, mi madre no se arrepentiría de averme dado las nalgas y así le empecé a demostrar apenas posó ambas rodillas y manos sobre las cobijas. Coloque los pies a los costados de sus rodillas y montandola la volví a penetrar para después apollarme en el piso, mi madre llevo su pecho sobre el suelo y nuevamente volví a embestir.
Los gemidos y pujidos de mi madre eran musica acompañados del sonido producido por el chocar de sus nalgas con mis muslos. - Si, si, si... haaa..! si mi amor. Que rico me cojes papito. - Te gusta putita. - Si corazón lo estoy disfrutando tanto, haammm! En mi mente pasaban los, y si? Y si su compadre se la hubiera cogido y si aquel desconocido lo hubiera hecho. Pero no yo había evitado esos suceso. Y era yo ya vez más quien disfrutaba de las paredes vaginales de la milf de mi casa y no solo eso me la estaba montando. Un nuevo orgasmo invadia el cuerpo de mi madre, pero está vez duró más o quizá fue multiorgasmo, está vez las ordeñadas que su vagina me dio no las resistí y acabe con varios chorros de esperma dentro de ella.
Quedamos algunos minutos en la misma posición, hasta que cansado me salí de ella, mi madre quedo acostada en las cobijas que había puesto en el piso, me acerque y dio una sonrisa de satisfacción, luego llevo su mano derecha y entrelazó sus dedos en mi cabello. - Gracias mi amor, me has hecho la mujer más feliz, no sabes cómo me encantó el que me hicieras el amor así.
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