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En el cultivo

Como ya es costumbre la mayoría de las cosas que narro respecto a mi esposa, no las eh presenciado yo directamente, han sido contadas tiempo después por ella misma, no se si omita algunos detalles pero si me da los suficientes para narrar una historia.

Aproximadamente en el año 2014 vivimos en una municipio del Meta (Colombia) yo trabajaba como almacenista de una plantación de palma africana y ya habíamos tenido nuestras aventuras con una pareja, un primo y la esposa y el solo también, pero eso es otra historia, aproximándose el mes de diciembre y con el lo gastos propios de la fecha, mi esposa quiso que le ayudara a entrar a trabajar un par de meses, aunque sabía que era algo pesado, quizo hacer el sacrifico y no me pude negar, ella es una mujer de ciudad pero el campo no le desagrada así a los pocos días nos ibamos juntos al trabajo todas las mañanas, ella tenía una labor en campo con sus demás compañeras y compañeros por lo que yo solo la veía a la hora de salir, a veces por cuestiones de trabajo me tardarba más tiempo par salir y algún compañero la acercaba al pueblo en su moto, como era de esperarse no faltaba quien tratara de choquetear con ella, con algún piropo o chiste con doble sentido, pero ella solo seguía la corriente como por no dañar el ambiente, pasado algo más de un mes dividieron los miembros de esa cuadrilla en varios grupos más pequeños, para otra labor, ella tuvo que ir con un señor de unos 38 o 40 años le pongo yo, que preciso solía molestarla mucho, sin embargo a pesar de esto era muy respetuoso, ellos pasaban todo el dia solos en los diferentes lotes, y muy esporádicamente algún supervisor los visitaba, con los días tuvieron más confianza y ya salian del campo directo al pueblo porque yo salía un par de horas más tarde que ella, no le veía nada de raro es algo muy común en el gremio, y ella me contaba cualquier novedad.

Sin embargo un día tuvieron que dejar el cultivo y adentrarse un poco en el monte hasta el río para abastecer agua que usaban para la labor, allí el señor le hizo un chiste acerca de que ellos sólitos en medio del monte, podrían pasar muchas cosas, ella sonrió pensando que era broma hasta que vio en su rostro que al parecer hablaba en serio, ella dijo que no, que los podrían ver y que además el tenía esposa y ella marido, el insistio diciendo que ambos estaban en igualdad de condiciones por lo que no había impedimento y que por ser descubiertos no había muchas posibilidades, pero que lo pensara y el buscaría la manera de que se sintiera más segura.
Pasaron varios días y el le pedía una respuesta, ella decía que no, pero al notar algo de duda en sus palabras, volvía a insistir, hasta que un sábado el supervisor no vino a trabajar por cuestiones personales, y el le insistio nuevamente pero esta vez diciendo que el único que podría llegar hasta donde estaban no vendría a trabajar y que no tendrían mejor oportunidad, que el lugar y las circunstancias eran las ideales, ella no dijo nada, solo sigue trabajando, a eso de las 10 Am llego la hora de ir por más agua, así que fueron por un camino hacia el río (caño) pero en este punto el trayecto era más largo, eran unos 200 metros adentro del monte, faltando unos 20 o 30 metros para llegar al agua el la tomó por la espalda sosteniendo su cintura y acercó su cuerpo contra ella y le dijo al oído que no se resistiera más, que absolutamente nadie vendría, ni los escucharía y que mucho menos iba a decir algo, ella no respondió nada, solo saco su cola hacia atrás, y empezó a refregar sus nalgas contra su miembro que ya se sentía erecto, el por su parte con algo de desespero apretó sus senos con ambas manos mientras besaba su cuello, dejando la timidez y llevaba por lo existante del momento y el lugar, acariciaba su cabello con una mano y con la otra su pene sobre la ropa, el tenía un Jean, camisa manga larga y botas, ella una sudadera algo ajustada una blusa de tiras con una camisa manga larga sobre esta para cubrirse del sol, también con botas de caucho, ella abrió boton y cremallera para alcázar su pene, el con su mano izquierda le ayudaba bajando sus bóxer para que ella se lo acariciara, con su otra mano bajo la tanga y la sudadera de mi esposa, acariciaba su clitoris y buscaba meter sus dedos por entre los labios húmedos de su vagina, mientras seguía besando y lamiendo su cuello, ella cerraba sus ojos para dejarse llevar por el momento, de repente el se alejo un poco y se quito las botas, pantalon y bóxer, desnudo de la cintura para abajo, se arrodillo frente a ella y le ayudo con sus botas, también quito su pantalón pero dejo las tanga la cual corrió hacia un lado y luego de presionar un poco para que separa las piernas empezó a pasar su lengua y a chuparle la vagina con tal hambre que ella trataba de sostener su cabeza por los gemidos que le provoca, pero el calor era tal que terminaba por jalarlo del cabello hacia sus babosos labios haciendo que toda su cara terminara mojada de su sexo, finalmente la abrazo por la cintura y la tumbo hacia el suelo, el rápidamente y como quien tiene planeado todo se puso un condon y de inmediato se poso entre las piernas con las que ella lo esperaba abiertas, su pene se deslizaba con gran facilidad producto de la humedad, el sonido de pelvis contra pelvis se podía oír por el chapoteo de sus lubricantes naturales que se hacían cada vez mas abundantes a medida que el sacaba y metía su verga con fuerza dentro de mi esposa, el mayor antojo de el eran las ricas tetas de mi esposa por lo que no dudo un segundo en abrir su camisa y bajar su blusa para déjalas expuesta al aire libre, las chupaba, las lamia, las apretaba, se la comía con tanta gana que ella se olvido por completo con quien y donde estaba, y dejándose llevar por sus instintos más bajos, empezó a gemir cada vez con más ganas y a pedirle a su amante que le diera más fuerte, con todas sus fuerzas, que se lo metiera más rápido y profundo, que le diera como perra, estas palabras hicieron que el se exitara aún más hasta que en un ritmo frenético y desesperado subiendo, abriendo y estirando las piernas de mi esposa, tomándolas por los tobillos terminó dar un profundo y lento embate quedando sobre ella en medio de sudor y fluidos vaginales mientras ella también daba un largo y profundo gemido hasta quedar todo en silencio.
Ella lo apresuró para que se quitara de encima y tomó sudadera y botas y se fue hacia el agua, mientras caminaba por sus piernas bajaba un líquido transparente, se metió hasta la cintura, lavo sus partes íntimas pero no cayó en cuenta que mojo las tangas, así que a la hora de vestirse se las tubo que quitar y quedarse todo el resto de la jornada sin ropa interior, obviamente el se dio cuenta de esto y una vez volvieron al trabajo le insistia en que volvieran a repetir, que para el era muy tentador tener una mujer a su lado en medio de L nada andando sin ropa interior, ella para calmarlo le decía que no hablaran más del tema por hoy si quería volver a repetir, al oír eso el no insistio más animado por la esperanza de tenerla de nuevo, pero esa oportunidad nunca más se dio porque ella no es mujer de buscar amante, solo disfruta el momento y listo. 

2 comentarios - En el cultivo

faluchito
Muy buen relato. Gracias por compartir.