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La mamá de Pablito

Pablo en esa oportunidad tenía 19 años ya iba a los boliches con sus amigos, ya se había agarrado una o varias buenas borracheras, ya había besado a cuantas mujeres de su edad se cruzaba en fiestas, cumpleaños, juntadas pero todavía no había debutado. Diferentes circunstancias, otras situaciones y el contexto de pandemia hicieron que no pudiera coger. Lo anhelaba enormemente, se clavaba dos o tres pajas al día imaginando y viendo a la mujer de sus sueños. En su ranking, si es que se puede llamar de esa manera, primero estaban las milfs, Ava Addams primera, después Holly Halston y tercera Brooklyn Chase, eran sus preferidas pero no excluyente de otras. Después de tantas pajas y de muchos videos llegó un momento de aprender, si eso es posible, miraba de qué manera hacerlo, donde chupar, la manera en la que le introducían enormes vergas a las actrices, el vaginal, el anal, acabar encima de las mujeres y demás. A la mañana se despertaba prendía su celular y buscaba porno, después del mediodía hacía lo mismo y después de cenar. 
La hora en que más le gustaba era después de cenar y todo se debía a su madre. Adriana, la mamá de Pablo era la madre más hermosa de todos los chicos que habíamos terminado la secundaria. Adriana tenía unas tetas grandes que te daban ganas de poner la pija en el medio y hacer solo eso hasta acabar sobre esas hermosas tetas. Rubia de pelo largo, iba religiosamente todos los días al gimnasio y después lo pasaba a buscar a Pablo por el colegio, nosotros nos quedábamos a propósito para verla bajar la de la camioneta, no tenía motivos para bajar pero lo hacía igual y saludaba uno por uno. Eso a Pablo no le gustaba para nada pero su mamá era muy puta y los rumores que corrían hacían pensar eso. 
Todo transcurría con normalidad, nosotros esperábamos la salida del colegio para verla a Adriana y después correr a nuestras casas a masturbarnos. Pero hubo un día que cambió todo para siempre y ese es el día que quiero contarles. 
El día anterior Pablo había faltado por lo que estábamos tristes, no íbamos a ver a Adriana bajarse de la camioneta con las calzas de colores que les gustaba usar. Al otro día fue Pablo al colegio, en el primer recreo nos juntamos todo el grupo de amigos, unos 10 más o menos y le preguntamos qué había pasado el día anterior a lo que él no quiso responder y evadió la pregunta. Sin embargo, Pablo se sentaba al lado mío y algo me hacía dudar, por eso antes del segundo recreo le dije que juntemos para hablar y aceptó. Fuimos a un lugar apartado del salón y me contó algo que nunca creí que podía suceder pero que le creí al instante.

Yo: Qué pasó ayer? No me mientas porque te conozco.
Pablo: ¿Si te cuento algo me prometes que no vas a decir nada?
Yo: Obviamente.
Pablo: Cuando mi mamá fue a despertarme yo me estaba pajeando, no me di cuenta para nada. Entró despacio, levantó la sabana y cubrecama y mi verga estaba durísima. En ese momento la miré, me miró, miró mi verga y me la chupó. Me agarró la verga y abrió la boca y se la metió adentro, yo no entendía nada y me dejé. No te puedo mentir, me encantó. Acabé tanta pero tanta leche, nunca había visto tanta leche salir de mi verga.

Mi cara era de asombró, me imaginaba eso y no lo podía creer, se me empezó a poner muy dura y encima tocó el timbre de conclusión del recreo y yo así no podía volver, me fui al baño y tuve que hacerme una paja, fue muy rápida y volví al curso. 
Cuando llegué a mi casa, me propuse hacer algo para cogerme a la madre de Pablo, si hizo eso con su hijo, con el amigo tiene que hacer algo igual. Hice un plan que en principio resultó ser muy malo porque no me quería ver ni en figurita pero seguí insistiendo. Después de una semana que Pablo me había contado eso, volvió a faltar. Al otro día le volví a preguntar, misma respuesta, la madre le había chupado la verga y yo no podía más, estaba desesperado y entonces le pregunté.

Yo: Pablo qué pasaría si voy a tu casa pedirle a tu mamá que me la chupe?
Pablo: Para mi te la chupa.

En ese momento, dije, mañana voy a tu casa y así fue. Fui a la casa, los padres de Pablo se había separado hace tiempo y él era hijo único con lo que se había bastante fácil el tema ya que si a Pablo se la había chupado y yo le preguntaba a Adriana, ella lo iba a hacer. Bueno, no fue tan así. 
Estábamos comiendo los tres, después de unas cervezas quedamos los dos solos, Pablo estaba limpiando los platos, y le pregunté. 

Yo: Adriana ¿Una hermosa mujer como vos me la chuparía?

Ella no dijo nada y justo apareció Pablo, con lo cual el climax se había terminado, pero ella parecía estar muy enojada y se fue a dormir. Entonces…

Yo: Boludo le pregunté a tu vieja si me la chuparía y parece que está muy enojada.
Pablo: Vos también, así no se hacen las cosas.

Eso me dejó pensando pero me volví a mi casa. Al otro día, mensaje por Whatsapp, era Adriana, “Si venís con más amigos se las chupo a todos y capaz que algo más”. En ese momento no la pensé, empecé a reclutar gente y le pregunté hasta cuantos podíamos ser. Me respondió hasta 6. Ya para ese momento tenía 5 y me faltaba uno, entonces le pregunté a Pablo si quería sumarse, a lo que me dijo que no, que no podía, era su madre, lo cual respeté. Al poco tiempo conseguí otro y nos fuimos a la casa de Pablo. 
Seis pibes caminando, casi corriendo, algunos habían debutado y otros no, y de los primeros a ninguno se la habían chupado, con lo que era toda una novedad y la excitación crecía cada vez más, era todo tensión. Tocamos a la puerta, nos atendió Pablo y abrió la puerta, entramos todos y nos dijo que la esperemos en el living y que nos saquemos la ropa. Todos nos desnudamos, la pija de cada uno estaba muy dura, estábamos realmente excitados. De pronto, aparece Adriana con los ojos tapados, de calza y una remera muy ajustada que marcaba mucho las grandes tetas, atrás estaba Pablo y la dejó en el medio de todos nosotros, arrodillada. Pablo no decía nada pidió que hiciéramos silencio y me hizo señas para que me levante y le ponga la verga en la cara. Fui el primero en avanzar y le pongo la pija muy cerca de la boca, ella no entendía mucho y en ese instante se sacó la venda que tapaba los ojos. No lo podía creer, seis pijas alrededor suyo pero la actitud fue diferente a lo que pensábamos, no le gustó para nada y comenzó a reprocharle a su hijo lo que había hecho, Pablo se reía y nosotros no entendíamos nada.

Adriana: Que es esto Pablo!?!?!? No lo puedo creer. (Gritaba horrorizada)
Pablo: Lo que siempre querías putita!!!
Adriana: Que hacen uds acá? Se cambian y se van ya!!!
Pablo: No, de acá no se va nadie.

Pablo vuelve al centro de la escena, toma a la madre de ambos brazos y se los ata. Adriana queda arrodilla, ahora atada de los brazos entre seis pendejos que quieren saciar sus ansias de sexo. Entonces fui yo de nuevo, empecé a tocarle las tetas, el culo, la concha, la pasaba la pija por la cara y ella reticente. Fue aflojando de a poco mientras veía que no iba a pasar nada raro, todos esperábamos que ella nos diera placer pero ahora éramos nosotros quienes teníamos que hacerlo. Entre todos le sacamos la ropa, la desnudamos, no decía nada, de a poco le empezaba a gustar, se hallaba bien en nuestras manos. Por tercera vez acerqué mi pija a su boca y la abrió, puse mi verga adentro y la sensación fue hermosa. Empezó a chupármela muy despacio ante a la atenta mirada de los demás que se fueron acercando de a poco. Después de chupar dos pijas más, Adriana le pidió a Pablo que la desate, ya estaba muy caliente y quería tener una buena tarde.
Pablo la desató, se sentó en uno de los sillones, se bajó el pantalón y el calzoncillo y empezó a masturbarse viendo como los amigos le cogíamos a la madre. Uno de los pibes la agarró de atrás, tres estábamos adelante dándole verga a Adriana que la chupaba y comía como si fuera la ultima vez. El restante comenzó a meterle los dedos en el culo muy despacito para abrírselo. 
Fuimos pasando uno por vez por cada agujero y Adriana se excitaba cada vez más, pedía más vergas, más y más, no se podía saciar, era una puta, una verdadera puta. 
Al cabo de una hora empezamos a acabar de a uno en el cuerpo de Adriana, cada uno elegía donde y ella se dejaba. Pero dejó para lo ultimo al más importante, a Pablo. Fue hasta el sillón donde estaba Pablo, lo pajeo y de la verga salió un chorro de leche enorme directo a su boca. 
El hijo se vengó de su madre y nosotros contentos. 

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