No dejes de pasar por mi mejor post
http://www.poringa.net/posts/imagenes/4084661/Mi-amada-esposa.html
No te vas a arrepentir!
Nota 1: todos los nombres de personas, fueron alterados para preservar la verdadera identidad de los protagonistas
Mi arribo estaba previsto para el medio día, habíamos pactado almorzar en el hotel, mi intención era conocer su casita en Beaumont, quería conocer a sus abuelos, en definitiva, quería tener un punto donde anclarme a futuro por si ella volviera a desaparecer de mi vida.
Pero las cosas se complicaron, como de costumbre, llegué al hotel cerca de las cuatro de la tarde, no la vi, no pudimos comunicarnos y la impaciencia me devoró.
Mientras hacía el check-in en un inglés básico pregunté si había algún recado de Emily, algo, seguramente ella habría estado temprano en el lugar.
El joven que me atendía revisó la agenda y me contestó en un perfecto y burlón castellano, me dijo que la joven Emily me esperaba en la piscina de la planta alta.
Los segundos que tarde en ir a la habitación, prepararme para la piscina, y subir hasta el piso más alto me sonaron a siglos, mi corazón latía pareciendo saltar de mi pecho, las sienes punzaban pareciendo estallar, las manos me transpiraban a pesar del frío del aire acondicionado.
Al llegar, el sol a pleno quemaba en un cielo celeste, precioso, sin una nube, una suave brisa acarició mi rostro, no había demasiada gente, pero la divisé al borde de la piscina, era imposible no encontrarla, estaba boca abajo tomando sol, sonreí, me sentí feliz, su majestuoso culo lucía atractivo a mi vista, solo en mis pensamientos me molestó el tamaño de su traje de baño americano, tapando casi todo, seguramente en Argentina luciría una provocativa colaless, esos glúteos no estaban diseñados para estar ocultos…
En fin, dejé la bata a un lado, y fui a abordarla, a sorprenderla, le di una fuerte nalgada y me abalancé sobre ella como un adolescente, no me importó nada, un beso tan dulce y profundo como no recordaba haber dado, pero ella me sorprendió nuevamente, luego del beso me dijo
-No sabes cómo te extrañé! Pero calma, calma… no estoy sola!
Al decir esto señaló con la vista al medio de la piscina, una joven se zambullía una y otra vez, y al notar a mi presencia vino a nuestro encuentro con cierta timidez, entonces explicó la situación
-Francesco, te presento a Elizabeth, una vieja amiga que de casualidad estará hoy en el hotel, ella es azafata, partirá mañana, Elizabeth, él es Francesco, el tipo del que te hablé…
Rápidamente, como detective, desmenucé a Elizabeth, supe que era de México, cerca del Distrito Federal, su acento mexicano me causó cierta gracia, era loco, una venezolana, una mexicana y un argentino mezclados en Estados Unidos.
Y sospeché como de costumbre entre verdades y mentiras, en mi experiencia las azafatas son chicas altas, y Elizabeth se veía bastante ‘chaparra’, pero en fin, parecía bastante simpática, un poco introvertida y una joven dulce, bastante opuesta a lo que Emily era, me llamó la atención su rostro bastante aniñado, de ojos dulces, que en aparente inocencia escondían demasiadas picardías, piel cobriza, y cabellos oscuros que caían por su espalda hasta la cintura, pero había algo que no podía dejar de llamar mi atención, cargaba unas tetas enormes que le costaba mantener quietas, me pesaba la mirada, porque simplemente no podía verla a los ojos, sus pechos eran irresistibles, y lo que a Emily se le iba en culo, pues a Elizabeth se le iba en tetas…
Y ahí estaba yo, en medio de esas dos jóvenes, envuelto el juego, dispuesto a dejar que la vida transcurriera…
La tarde fue rara para mí, ellas hablaban demasiado entre ellas, por lo bajo, reían, y no me sentía parte de ese juego, noté que algo tramaban y si algo sabía era que no debía entrometerme en secretos de mujeres, y menos si no me invitaban, como fuera solo verlas se me hacía muy sexi…
Al atardecer ya me había cansado de tantas idas y venidas, le dije a Emily que subiéramos al cuarto, ya saben a qué… pero ella me dijo que tuviera un poco de paciencia, que lo hiciera por ella y su amiga, que al día siguiente ya no estaría y tendíamos tiempo para nosotros…
Así que debí aguantarme, al anochecer cenaríamos los tres en el hotel, no había mucho que discutir, Emily parecía tener otros planes, la odié como siempre...
Cuando bajamos en silencio por el ascensor, quería hacerle todas las preguntas que había tenido atragantadas todo este tiempo, pero el espejo me devolvió su imagen y eso me dejó mudo, sus lacios cabellos caídos sobre un costado de su cuerpo pasando por delante de su pecho derecho, una camisa beige rasada y una corta minifalda negra tan ajustada que solo resaltaba su terrible trasero, apenas tapando su sexo, dejando desnudas sus largas piernas sobre altos tacos, o tacones como ella los llamaba.
Fuimos a la mesa, estaba tan excitado solo mirándola...
Minutos más tarde apareció Elizabeth, diablos… suspiré… estaba enfundada en un vestido azul que cubría apenas lo necesario, mis ojos se clavaron en su figura, en sus pechos que eran casi del tamaño de su cabeza, y en sus cabellos, ahora secos se habían enrulado y tenía una aspecto de leona hambrienta, habré puesto tal cara de bobo que una sutil pellizco recriminatorio de Emily me devolvió a la realidad.
En fin, bebimos, cenamos, bebimos, charlamos, bebimos, reímos, bebimos, disfrutamos, bebimos…
Llegado un punto habíamos tomados tanto que reíamos como estúpidos llamando la atención de los demás comensales, se me ocurrió ir a bailar y las arresté a las dos tomadas una con cada manos, estábamos bastantes ebrios, una mano se me iba al culo de Emily, la otra a las tetas de Elizabeth, solo reíamos, besé a una, luego a la otra, descontrolados, luego ellas se besaron en la boca y eso se me hizo delirante.
Alguien del lugar se nos acercó interrumpiendo el momento, me recomendó que termináramos con ese paupérrimo espectáculo o deberían tomar otras medidas.
Comprendí la situación, le dije a las chicas que fuéramos a la habitación, rieron, subimos al ascensor, y ese pequeño lugar ellas me ignoraron, empezaron a besarse, se comieron las bocas mutuamente, como gatas en celo, se tocaron y hasta empezaron a desnudarse, el aire estaba caliente y la excitación desbordaba por todas partes.
Así llegamos al cuarto, a los empujones, ella se tiraron sobre la cama y yo solo me quedé observando, se besaron, se revolcaron, Emily comenzó a lamer el cuello de la joven mexicana y esta empezó a naufragar en placer, cerró sus ojos y se dejó llevar, bajó un poco y desnudó sus tetas, eran enormes y perfectas, de pezones oscuros y gigantes aureolas rodeándolos, se los empezó a lamer, uno, otro, bajó más y más pasó por su vientre, llegó a sus muslos, entonces sacó la pequeña tanga que la cubría, su sexo estaba completamente depilado, se me hizo irresistible, y Emily enterró la cabeza justo ahí, empezó a chuparle la concha y Elizabeth se perdía, se acariciaba los pezones e inconscientemente se mordía su labio inferior.
Me decidí a entrar en acción, fui sobre Elizabeth y la besé profundamente, fue receptiva conmigo, saqué mi verga dura y se la acerqué para que la chupara, así lo hizo, se puso a mamarme con locura, desesperada, noté que le gustaba demasiado chuparme la pija.
Luego fue el turno de Emily, ella estaba arrodillada al borde de la cama concentrada en la concha de su amiga, fui por detrás, levanté la pollera y corrí el hilo dental de su tanga, y solo se la metí hasta el fondo arrancándole un quejido de placer.
Seguimos así un rato, la mexicana vino a mi lado, empezó a acariciarme, a besarme y a excitarse mirando como cogía a Emily, de verdad lo disfrutaba, luego de unos minutos me dijo
-Yo también quiero…
Se acomodó en cuatro al lado de su amiga, fui por ella, fui a su concha, cambiaron los roles, mientras cogía ahora a Elizabeth, fue la venezolana quien vivo a mi lado, a besarme y a llenar sus ojos con placer, pero ella fue más allá, metió los dedos en mi boca y luego en el culo de la chica que estaba cogiendo, sentí moverlos y acariciarme la verga desde el otro agujero, entonces me dijo
-Quiero que le hagas el culo, como me lo hiciste a mí…
La perversidad se dibujaba nuevamente en su rostro, saqué la verga de la concha, Emily la tomó entre sus dedos y acercó sus labios a ella para saborearla un poco, me la chupó haciendo una corta garganta profunda, luego la apuntó al culo de Elizabeth, la chica pura tetas bramó cunado se la enterré en el culo arrancando una risa macabra en la espectadora de lujo, le dije
-Te gusta puta? te gusta cómo le rompo el culo a tu amiga? Después será tu turno…
Pero mi excitación era tan grande en ese momento que decidí retirarme unos segundos, para prolongar el placer, aun no quería acabar.
Ellas se olvidaron por un momento de mí y empezaron a jugar nuevamente, a besarse, a acariciarse, los pequeños pechos de Emily contrastaban con los enormes senos de Elizabeth, como fuera, a mi manera, ambos se veían hermosos, arrodilladas en la cama juntaron sus labios, sus vientres, sus vaginas totalmente depiladas, era el espectador de lujo de un exquisito espectáculo lésbico, volví a la carga puse mi verga entre sus bocas obligándolas a separar sus labios, ellas buscaban seguir besándose, pero solo lograban chupar mi verga a ambos lados, se miraban fijamente, se tentaron y empezaron a reír…
Tiré a Elizabeth hacia atrás, recostada, fui sobre sus tetas y puse mi pija al medio, ella me la encerró, desapareció de mi vista empujando hacia atrás y hacia adelante, Emily se unió al juego y cada vez que avanzaba y el glande se asomaba, pues ella me lo chupaba.
Me sentí venir, no pude soportarlo más, el primer chorro salió con demasiada fuerza, rociando todo el rostro de Elizabeth, su cabello, incluso pegando en el espaldar de la cama, y a ese disparo siguieron varios, dejando una cantidad increíble de semen blanco y espeso, provocando excitantes carcajadas de ambas chicas.
Estaba exhausto, entonces presencié algo espectacular, Emily sacó su lengua y empezó a recorrer la piel de Elizabeth, por cada sector donde estuviera sucia con mi leche, con paciencia arrastró cada gota de semen a la boca de la mexicana y empezaron a besarse, a pasarse mi leche caliente de boca en boca, como perras, como putas, solo siguieron y siguieron, en especial Elizabeth se notó sumamente excitada con este juego, dos mujeres besándose, compartiendo el néctar del hombre que las había cogido…
No voy a seguir en detalles para no aburrirlos, pero ese solo fue el primero de los cinco orgasmos que me sacarían las chicas esa noche.
Y en algún momento nos quedamos dormidos, sexo, cansancio, alcohol…
CONTINUARA
Si te gustó esta historia y eres mayor de edad puedes escribirme con título ‘AMOR Y ODIO’ a dulces.placeres@live.com
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No te vas a arrepentir!
Nota 1: todos los nombres de personas, fueron alterados para preservar la verdadera identidad de los protagonistas
Mi arribo estaba previsto para el medio día, habíamos pactado almorzar en el hotel, mi intención era conocer su casita en Beaumont, quería conocer a sus abuelos, en definitiva, quería tener un punto donde anclarme a futuro por si ella volviera a desaparecer de mi vida.
Pero las cosas se complicaron, como de costumbre, llegué al hotel cerca de las cuatro de la tarde, no la vi, no pudimos comunicarnos y la impaciencia me devoró.
Mientras hacía el check-in en un inglés básico pregunté si había algún recado de Emily, algo, seguramente ella habría estado temprano en el lugar.
El joven que me atendía revisó la agenda y me contestó en un perfecto y burlón castellano, me dijo que la joven Emily me esperaba en la piscina de la planta alta.
Los segundos que tarde en ir a la habitación, prepararme para la piscina, y subir hasta el piso más alto me sonaron a siglos, mi corazón latía pareciendo saltar de mi pecho, las sienes punzaban pareciendo estallar, las manos me transpiraban a pesar del frío del aire acondicionado.
Al llegar, el sol a pleno quemaba en un cielo celeste, precioso, sin una nube, una suave brisa acarició mi rostro, no había demasiada gente, pero la divisé al borde de la piscina, era imposible no encontrarla, estaba boca abajo tomando sol, sonreí, me sentí feliz, su majestuoso culo lucía atractivo a mi vista, solo en mis pensamientos me molestó el tamaño de su traje de baño americano, tapando casi todo, seguramente en Argentina luciría una provocativa colaless, esos glúteos no estaban diseñados para estar ocultos…
En fin, dejé la bata a un lado, y fui a abordarla, a sorprenderla, le di una fuerte nalgada y me abalancé sobre ella como un adolescente, no me importó nada, un beso tan dulce y profundo como no recordaba haber dado, pero ella me sorprendió nuevamente, luego del beso me dijo
-No sabes cómo te extrañé! Pero calma, calma… no estoy sola!
Al decir esto señaló con la vista al medio de la piscina, una joven se zambullía una y otra vez, y al notar a mi presencia vino a nuestro encuentro con cierta timidez, entonces explicó la situación
-Francesco, te presento a Elizabeth, una vieja amiga que de casualidad estará hoy en el hotel, ella es azafata, partirá mañana, Elizabeth, él es Francesco, el tipo del que te hablé…
Rápidamente, como detective, desmenucé a Elizabeth, supe que era de México, cerca del Distrito Federal, su acento mexicano me causó cierta gracia, era loco, una venezolana, una mexicana y un argentino mezclados en Estados Unidos.
Y sospeché como de costumbre entre verdades y mentiras, en mi experiencia las azafatas son chicas altas, y Elizabeth se veía bastante ‘chaparra’, pero en fin, parecía bastante simpática, un poco introvertida y una joven dulce, bastante opuesta a lo que Emily era, me llamó la atención su rostro bastante aniñado, de ojos dulces, que en aparente inocencia escondían demasiadas picardías, piel cobriza, y cabellos oscuros que caían por su espalda hasta la cintura, pero había algo que no podía dejar de llamar mi atención, cargaba unas tetas enormes que le costaba mantener quietas, me pesaba la mirada, porque simplemente no podía verla a los ojos, sus pechos eran irresistibles, y lo que a Emily se le iba en culo, pues a Elizabeth se le iba en tetas…
Y ahí estaba yo, en medio de esas dos jóvenes, envuelto el juego, dispuesto a dejar que la vida transcurriera…
La tarde fue rara para mí, ellas hablaban demasiado entre ellas, por lo bajo, reían, y no me sentía parte de ese juego, noté que algo tramaban y si algo sabía era que no debía entrometerme en secretos de mujeres, y menos si no me invitaban, como fuera solo verlas se me hacía muy sexi…
Al atardecer ya me había cansado de tantas idas y venidas, le dije a Emily que subiéramos al cuarto, ya saben a qué… pero ella me dijo que tuviera un poco de paciencia, que lo hiciera por ella y su amiga, que al día siguiente ya no estaría y tendíamos tiempo para nosotros…
Así que debí aguantarme, al anochecer cenaríamos los tres en el hotel, no había mucho que discutir, Emily parecía tener otros planes, la odié como siempre...
Cuando bajamos en silencio por el ascensor, quería hacerle todas las preguntas que había tenido atragantadas todo este tiempo, pero el espejo me devolvió su imagen y eso me dejó mudo, sus lacios cabellos caídos sobre un costado de su cuerpo pasando por delante de su pecho derecho, una camisa beige rasada y una corta minifalda negra tan ajustada que solo resaltaba su terrible trasero, apenas tapando su sexo, dejando desnudas sus largas piernas sobre altos tacos, o tacones como ella los llamaba.
Fuimos a la mesa, estaba tan excitado solo mirándola...
Minutos más tarde apareció Elizabeth, diablos… suspiré… estaba enfundada en un vestido azul que cubría apenas lo necesario, mis ojos se clavaron en su figura, en sus pechos que eran casi del tamaño de su cabeza, y en sus cabellos, ahora secos se habían enrulado y tenía una aspecto de leona hambrienta, habré puesto tal cara de bobo que una sutil pellizco recriminatorio de Emily me devolvió a la realidad.
En fin, bebimos, cenamos, bebimos, charlamos, bebimos, reímos, bebimos, disfrutamos, bebimos…
Llegado un punto habíamos tomados tanto que reíamos como estúpidos llamando la atención de los demás comensales, se me ocurrió ir a bailar y las arresté a las dos tomadas una con cada manos, estábamos bastantes ebrios, una mano se me iba al culo de Emily, la otra a las tetas de Elizabeth, solo reíamos, besé a una, luego a la otra, descontrolados, luego ellas se besaron en la boca y eso se me hizo delirante.
Alguien del lugar se nos acercó interrumpiendo el momento, me recomendó que termináramos con ese paupérrimo espectáculo o deberían tomar otras medidas.
Comprendí la situación, le dije a las chicas que fuéramos a la habitación, rieron, subimos al ascensor, y ese pequeño lugar ellas me ignoraron, empezaron a besarse, se comieron las bocas mutuamente, como gatas en celo, se tocaron y hasta empezaron a desnudarse, el aire estaba caliente y la excitación desbordaba por todas partes.
Así llegamos al cuarto, a los empujones, ella se tiraron sobre la cama y yo solo me quedé observando, se besaron, se revolcaron, Emily comenzó a lamer el cuello de la joven mexicana y esta empezó a naufragar en placer, cerró sus ojos y se dejó llevar, bajó un poco y desnudó sus tetas, eran enormes y perfectas, de pezones oscuros y gigantes aureolas rodeándolos, se los empezó a lamer, uno, otro, bajó más y más pasó por su vientre, llegó a sus muslos, entonces sacó la pequeña tanga que la cubría, su sexo estaba completamente depilado, se me hizo irresistible, y Emily enterró la cabeza justo ahí, empezó a chuparle la concha y Elizabeth se perdía, se acariciaba los pezones e inconscientemente se mordía su labio inferior.
Me decidí a entrar en acción, fui sobre Elizabeth y la besé profundamente, fue receptiva conmigo, saqué mi verga dura y se la acerqué para que la chupara, así lo hizo, se puso a mamarme con locura, desesperada, noté que le gustaba demasiado chuparme la pija.
Luego fue el turno de Emily, ella estaba arrodillada al borde de la cama concentrada en la concha de su amiga, fui por detrás, levanté la pollera y corrí el hilo dental de su tanga, y solo se la metí hasta el fondo arrancándole un quejido de placer.
Seguimos así un rato, la mexicana vino a mi lado, empezó a acariciarme, a besarme y a excitarse mirando como cogía a Emily, de verdad lo disfrutaba, luego de unos minutos me dijo
-Yo también quiero…
Se acomodó en cuatro al lado de su amiga, fui por ella, fui a su concha, cambiaron los roles, mientras cogía ahora a Elizabeth, fue la venezolana quien vivo a mi lado, a besarme y a llenar sus ojos con placer, pero ella fue más allá, metió los dedos en mi boca y luego en el culo de la chica que estaba cogiendo, sentí moverlos y acariciarme la verga desde el otro agujero, entonces me dijo
-Quiero que le hagas el culo, como me lo hiciste a mí…
La perversidad se dibujaba nuevamente en su rostro, saqué la verga de la concha, Emily la tomó entre sus dedos y acercó sus labios a ella para saborearla un poco, me la chupó haciendo una corta garganta profunda, luego la apuntó al culo de Elizabeth, la chica pura tetas bramó cunado se la enterré en el culo arrancando una risa macabra en la espectadora de lujo, le dije
-Te gusta puta? te gusta cómo le rompo el culo a tu amiga? Después será tu turno…
Pero mi excitación era tan grande en ese momento que decidí retirarme unos segundos, para prolongar el placer, aun no quería acabar.
Ellas se olvidaron por un momento de mí y empezaron a jugar nuevamente, a besarse, a acariciarse, los pequeños pechos de Emily contrastaban con los enormes senos de Elizabeth, como fuera, a mi manera, ambos se veían hermosos, arrodilladas en la cama juntaron sus labios, sus vientres, sus vaginas totalmente depiladas, era el espectador de lujo de un exquisito espectáculo lésbico, volví a la carga puse mi verga entre sus bocas obligándolas a separar sus labios, ellas buscaban seguir besándose, pero solo lograban chupar mi verga a ambos lados, se miraban fijamente, se tentaron y empezaron a reír…
Tiré a Elizabeth hacia atrás, recostada, fui sobre sus tetas y puse mi pija al medio, ella me la encerró, desapareció de mi vista empujando hacia atrás y hacia adelante, Emily se unió al juego y cada vez que avanzaba y el glande se asomaba, pues ella me lo chupaba.
Me sentí venir, no pude soportarlo más, el primer chorro salió con demasiada fuerza, rociando todo el rostro de Elizabeth, su cabello, incluso pegando en el espaldar de la cama, y a ese disparo siguieron varios, dejando una cantidad increíble de semen blanco y espeso, provocando excitantes carcajadas de ambas chicas.
Estaba exhausto, entonces presencié algo espectacular, Emily sacó su lengua y empezó a recorrer la piel de Elizabeth, por cada sector donde estuviera sucia con mi leche, con paciencia arrastró cada gota de semen a la boca de la mexicana y empezaron a besarse, a pasarse mi leche caliente de boca en boca, como perras, como putas, solo siguieron y siguieron, en especial Elizabeth se notó sumamente excitada con este juego, dos mujeres besándose, compartiendo el néctar del hombre que las había cogido…
No voy a seguir en detalles para no aburrirlos, pero ese solo fue el primero de los cinco orgasmos que me sacarían las chicas esa noche.
Y en algún momento nos quedamos dormidos, sexo, cansancio, alcohol…
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