(Nati es una amiga a la que le regalé un nuevo consolador y me invitó a ver como lo estrenaba. Luego, me pidió que escribiese su experiencia)
SOY Nati, una chica de 26 años que todos los días necesita disfrutar de sexo. Desde nena empecé a tocarme. Así, masturbándome, me doy orgasmos cuando quiero. Con la mayoría de los hombres con los que cogo no pasa nada. Cuando estuve con chicas siempre disfruté, pero no soy lesbiana.
No es porqué esté acá, pero la excepción en varones es Beto. Además de mi mejor amigo, me hace disfrutar comiéndome mis hoyitos y dedeándome. A veces sólo me pajea, o nos pajeamos juntos.
Me regaló un consolador de color negro, con relieve de venas, de 28 centímetros de largo, 4,5 de ancho, con un dispositivo en el extremo para echarle un gel mezclado. Según las instrucciones, apretando o mordiéndolo en cierto punto, expulsa abundante fluido semejante a semen.
Invité a Beto para agradecerle y mostrarle como lo estrenaba.
Lo recibí en tanga y corpiño.
“Desnúdate, quiero ver tu pija parada… Sácame fotos”, le dije. Me puse en bolas y chupé el dildo.
Boca arriba, levanté las piernas y empecé a rozar el consolador en mi vagina. Ya estaba mojada.
Saboreé los fluidos que me brotaban de la concha, y hundí la puntita del pedazote.
Me di la vuelta para mostrar el culo, abrí mis nalgas y metí un poco la cosota en la vulva. Grité de placer ¡Fue hermoso!
¡Date duro! ¡Cogé con la poronga negra!”, exclamó Beto.
Traté de mandármelo todo en mi empapada panocha, pero no pude, así que empecé el mete y saca cada vez más fuerte, penetrándome hasta donde aguanté.
Grité sintiendo que la vida se me iba en los líquidos chorreándome de la cuca y escurriendo por mis piernas.
Me había olvidado de Beto, hasta que lo vi largándome sus chorros de leche sobre las tetas...
SOY Nati, una chica de 26 años que todos los días necesita disfrutar de sexo. Desde nena empecé a tocarme. Así, masturbándome, me doy orgasmos cuando quiero. Con la mayoría de los hombres con los que cogo no pasa nada. Cuando estuve con chicas siempre disfruté, pero no soy lesbiana.
No es porqué esté acá, pero la excepción en varones es Beto. Además de mi mejor amigo, me hace disfrutar comiéndome mis hoyitos y dedeándome. A veces sólo me pajea, o nos pajeamos juntos.
Me regaló un consolador de color negro, con relieve de venas, de 28 centímetros de largo, 4,5 de ancho, con un dispositivo en el extremo para echarle un gel mezclado. Según las instrucciones, apretando o mordiéndolo en cierto punto, expulsa abundante fluido semejante a semen.
Invité a Beto para agradecerle y mostrarle como lo estrenaba.
Lo recibí en tanga y corpiño.
“Desnúdate, quiero ver tu pija parada… Sácame fotos”, le dije. Me puse en bolas y chupé el dildo.
Boca arriba, levanté las piernas y empecé a rozar el consolador en mi vagina. Ya estaba mojada.
Saboreé los fluidos que me brotaban de la concha, y hundí la puntita del pedazote.
Me di la vuelta para mostrar el culo, abrí mis nalgas y metí un poco la cosota en la vulva. Grité de placer ¡Fue hermoso!
¡Date duro! ¡Cogé con la poronga negra!”, exclamó Beto.
Traté de mandármelo todo en mi empapada panocha, pero no pude, así que empecé el mete y saca cada vez más fuerte, penetrándome hasta donde aguanté.
Grité sintiendo que la vida se me iba en los líquidos chorreándome de la cuca y escurriendo por mis piernas.
Me había olvidado de Beto, hasta que lo vi largándome sus chorros de leche sobre las tetas...
2 comentarios - Nati estrena consolador (con fotos)