Antes de comenzar este relato, quiero dejar en claro que lo que contaré de ahora en adelante, son experiencias completamente reales, nada es inventado.
Antes había comenzado a experimentar mi sexualidad, llámese masturbación, sin embargo, hasta los 18 años no había tenido sexo con nadie, aunque durante todo ese tiempo me había besado con chicos y chicas. Hasta ese momento de mi vida, el haber besado a hombres y mujeres, era parte de mi despertar sexual, actualmente, me considero bisexual.
Soy una mujer muy tímida, y en esos años aún más. Con un limitado grupo de amigos, uno de ellos de mi edad. Nos conocíamos de antes, pero nunca había pasado nada entre nosotros, de hecho, él me contaba que andaba con tal o tal chica. Compartíamos gustos musicales, y al igual que yo, este chico era bastante tímido.
Uno de esos días de verano, él me invita a salir, salida que yo acepto, era un día de semana, un día muy caluroso. Fuimos a un parque, en donde podíamos estar tranquilos, conversamos bastante de la vida, de lo que habíamos hecho años pasados y qué cosas haríamos en el futuro.
Cuando ya era tiempo de irnos, él me mira y me dice que hace tiempo venía sintiendo cosas por mi... Yo quedé muda, sentí cosas, no puedo negarlo, sentía vergüenza, era una especie de calor en mi cuerpo, la cual se reflejaba en la tonalidad rojiza de mi rostro. Me dice que no le responda nada ahora, que lo piense y le diga mi parecer cuando me sienta preparada. La verdad, tampoco tenía mucho que decir, había quedado sin palabras.
Ya en casa, me había quedado con sus palabras durante todo el viaje, estaba confundida, desde ese instante no podía dejar de pensar en él como un simple amigo, ahora lo veía como alguien de mi gusto, cosa que nunca lo había sentido durante los años que lo conocía.
A los días de su confesión, decidí hablarle… No tenía idea qué decir, pero al mismo tiempo, tenía muchas dudas e interrogantes. Lo llamé y le dije que había pensado lo que me había dicho y quería que se explicara mejor, que me dijera más detalladamente que sentía por mí. Sin mucho titubeo, él me dice que desde que nos conocíamos me encontraba atractiva, pero ese último tiempo, comenzó a sentirse enamorado.
Sus palabras me volvieron a descolocar, tal como lo había hecho aquel día que me lo confesó. Le respondí que sus palabras me hacían sentir cosas, pero no tenía claro qué.
Después de esa segunda conversación, decidí afrontar mis miedos y confusiones y le dije que me atraía, pero aún no sabía si eso era enamoramiento, pero quería intentarlo…
Comenzamos a salir oficialmente, y cada vez él me gustaba más. Aún no teníamos sexo, yo lo evitaba, llevábamos juntos a penas 1 mes, así que siempre decía que no me sentía preparada. Él no era virgen, ya había tenido dos parejas sexuales.
Deben haber pasado 2 meses más, cuando una noche estábamos en su casa viendo una película. Él comienza a tocarme, su mano se paseaba por mi muslo, desde arriba llegando hasta casi mi cadera y luego la bajaba casi hasta la rodilla. Nos besábamos y acariciábamos, hasta que comenzó a tocar mis pechos. En mi cabeza, sentía que ya era momento de dar el paso, tenía ganas y era la ocasión ideal. Después de las caricias, él me pregunta si me sentía preparada, a lo que yo respondo que sí. Me sentía preparada para el momento, aunque con los nervios normales de tal situación.
Fuimos a su habitación, nos tumbamos en su cama y seguimos besándonos y tocándonos. Él toma mi mano y la dirige hacia su pene, aún estábamos con ropa, por primera vez sentía su pene por arriba de la ropa, se sentía duro. Mientras nos besábamos, yo seguía acariciando su pene por encima, al mismo tiempo, el tocaba mis pechos y mi vagina. Sentía un calor por mi cuerpo, sentía como mi vagina se humedecía cada vez que el pasaba su mano por encima de ella.
Llegó el momento que el comienza a sacarse la ropa, mientras yo estaba sentada, con una mezcla de sensaciones, estaba nerviosa y caliente. Veo que él se quita su polera y solo queda en ropa interior. Mi mirada inevitablemente se fue hacía esa zona, tenía su pene erecto, casi saliéndose del bóxer. Él se acerca a mí y con algo de duda me pide que le chupe el pene…
Nunca lo había hecho, nunca había tenido un pene tan cerca de mí. Le digo que recuerde que nunca lo había hecho antes y que quizás no le iba a gustar. No le importaba, solo quería que lo hiciera. Yo sentada a la orilla de la cama, el se pone frente a mí, lo miro y le bajo la ropa interior. Su pene erecto estaba frente a mí, no sabía qué hacer, solo lo tomé y comencé a masturbarlo y tocar sus testículos.
Acerqué mi boca a su pene y me lo metí, intentaba realizar lo que había visto en más de una película porno. Besaba y chupaba el glande, luego pasaba mi lengua por el tronco hasta llegar a sus bolas, besaba sus bolas mientras lo masturbaba. Oía como gemía de placer, eso me hacía sentir bien y al mismo tiempo me calentaba. Me gustó chuparle el pene, su sabor, sentir como palpitaba y como él lo movía, me estaba calentando demasiado.
De un momento a otro, me levanta de la cama y me besa, comienza a sacarme la ropa. Yo en ese momento, ya estaba entregada, me quedaban pocos nervios, todo se había transformado en calentura.
Yo completamente desnuda al igual que él, me tumbé en la cama, mientras él se ponía un condón, por primera vez iba a tener un pene dentro de mí. Mientras hacía su ritual con el condón, yo tocaba mi vagina para asegurarme que todo estuviera en orden de alguna forma. No iba a ser de otra manera, mi vagina estaba muy mojada.
Tenía a mi pololo (novio) arriba, mi corazón se aceleraba, sentía su piel junto a la mía. Me besa y pregunta si estaba preparada… Le señalo que si lo estaba. Miro hacia abajo y veo como toma su pene y comienza a introducirlo poco a poco. Costó al principio, a pesar de estar completamente lubricada, sentía como su pene abría mi vagina intentando entrar. No sentía dolor, ni placer, era incomodo de momento.
Después de algunos intentos, sentí su pene completamente dentro de mí, como sus bolas me golpeaban mientras su pene entraba y salía. Ya era una sensación entre placer e incomodidad.
Ya pasados varios minutos en esa posición, él se recuesta en la cama, yo me siento arriba suyo. Me inclino un poco y tomo su pene y comienzo a introducirlo lentamente en mi vagina. Esta vez, entra sin mayor problema. Ahora si estaba su pene completamente dentro de mí, apoyé mis manos en su torso y comencé a moverme.
La primera posición me gustó, pero en esta, donde estaba completamente a cargo, sentía mucho más placer. Podía moverme de acuerdo a lo que me iba gustando y lo que iba sintiendo, eso me hacía soltar uno que otro gemido. Fue el momento de mayor placer, movía mi cintura de un lado a otro, hacia adelante y atrás, daba algunos saltos arriba de su pene. Hasta que él toma mi cintura y la aprieta, suelta un gemido, supe que había acabado.
Me sentí muy bien haberlo hecho acabar. Me quito de encima y me recuesto a su lado, no nos dijimos nada. Todo lo que se oía, era una respiración acelerada por parte de los dos. Mi mente volaba, había sido mi primera vez, y aunque no tuve un orgasmo, si lo sentí placentero, quería volver a hacerlo una y otra vez.
Antes había comenzado a experimentar mi sexualidad, llámese masturbación, sin embargo, hasta los 18 años no había tenido sexo con nadie, aunque durante todo ese tiempo me había besado con chicos y chicas. Hasta ese momento de mi vida, el haber besado a hombres y mujeres, era parte de mi despertar sexual, actualmente, me considero bisexual.
Soy una mujer muy tímida, y en esos años aún más. Con un limitado grupo de amigos, uno de ellos de mi edad. Nos conocíamos de antes, pero nunca había pasado nada entre nosotros, de hecho, él me contaba que andaba con tal o tal chica. Compartíamos gustos musicales, y al igual que yo, este chico era bastante tímido.
Uno de esos días de verano, él me invita a salir, salida que yo acepto, era un día de semana, un día muy caluroso. Fuimos a un parque, en donde podíamos estar tranquilos, conversamos bastante de la vida, de lo que habíamos hecho años pasados y qué cosas haríamos en el futuro.
Cuando ya era tiempo de irnos, él me mira y me dice que hace tiempo venía sintiendo cosas por mi... Yo quedé muda, sentí cosas, no puedo negarlo, sentía vergüenza, era una especie de calor en mi cuerpo, la cual se reflejaba en la tonalidad rojiza de mi rostro. Me dice que no le responda nada ahora, que lo piense y le diga mi parecer cuando me sienta preparada. La verdad, tampoco tenía mucho que decir, había quedado sin palabras.
Ya en casa, me había quedado con sus palabras durante todo el viaje, estaba confundida, desde ese instante no podía dejar de pensar en él como un simple amigo, ahora lo veía como alguien de mi gusto, cosa que nunca lo había sentido durante los años que lo conocía.
A los días de su confesión, decidí hablarle… No tenía idea qué decir, pero al mismo tiempo, tenía muchas dudas e interrogantes. Lo llamé y le dije que había pensado lo que me había dicho y quería que se explicara mejor, que me dijera más detalladamente que sentía por mí. Sin mucho titubeo, él me dice que desde que nos conocíamos me encontraba atractiva, pero ese último tiempo, comenzó a sentirse enamorado.
Sus palabras me volvieron a descolocar, tal como lo había hecho aquel día que me lo confesó. Le respondí que sus palabras me hacían sentir cosas, pero no tenía claro qué.
Después de esa segunda conversación, decidí afrontar mis miedos y confusiones y le dije que me atraía, pero aún no sabía si eso era enamoramiento, pero quería intentarlo…
Comenzamos a salir oficialmente, y cada vez él me gustaba más. Aún no teníamos sexo, yo lo evitaba, llevábamos juntos a penas 1 mes, así que siempre decía que no me sentía preparada. Él no era virgen, ya había tenido dos parejas sexuales.
Deben haber pasado 2 meses más, cuando una noche estábamos en su casa viendo una película. Él comienza a tocarme, su mano se paseaba por mi muslo, desde arriba llegando hasta casi mi cadera y luego la bajaba casi hasta la rodilla. Nos besábamos y acariciábamos, hasta que comenzó a tocar mis pechos. En mi cabeza, sentía que ya era momento de dar el paso, tenía ganas y era la ocasión ideal. Después de las caricias, él me pregunta si me sentía preparada, a lo que yo respondo que sí. Me sentía preparada para el momento, aunque con los nervios normales de tal situación.
Fuimos a su habitación, nos tumbamos en su cama y seguimos besándonos y tocándonos. Él toma mi mano y la dirige hacia su pene, aún estábamos con ropa, por primera vez sentía su pene por arriba de la ropa, se sentía duro. Mientras nos besábamos, yo seguía acariciando su pene por encima, al mismo tiempo, el tocaba mis pechos y mi vagina. Sentía un calor por mi cuerpo, sentía como mi vagina se humedecía cada vez que el pasaba su mano por encima de ella.
Llegó el momento que el comienza a sacarse la ropa, mientras yo estaba sentada, con una mezcla de sensaciones, estaba nerviosa y caliente. Veo que él se quita su polera y solo queda en ropa interior. Mi mirada inevitablemente se fue hacía esa zona, tenía su pene erecto, casi saliéndose del bóxer. Él se acerca a mí y con algo de duda me pide que le chupe el pene…
Nunca lo había hecho, nunca había tenido un pene tan cerca de mí. Le digo que recuerde que nunca lo había hecho antes y que quizás no le iba a gustar. No le importaba, solo quería que lo hiciera. Yo sentada a la orilla de la cama, el se pone frente a mí, lo miro y le bajo la ropa interior. Su pene erecto estaba frente a mí, no sabía qué hacer, solo lo tomé y comencé a masturbarlo y tocar sus testículos.
Acerqué mi boca a su pene y me lo metí, intentaba realizar lo que había visto en más de una película porno. Besaba y chupaba el glande, luego pasaba mi lengua por el tronco hasta llegar a sus bolas, besaba sus bolas mientras lo masturbaba. Oía como gemía de placer, eso me hacía sentir bien y al mismo tiempo me calentaba. Me gustó chuparle el pene, su sabor, sentir como palpitaba y como él lo movía, me estaba calentando demasiado.
De un momento a otro, me levanta de la cama y me besa, comienza a sacarme la ropa. Yo en ese momento, ya estaba entregada, me quedaban pocos nervios, todo se había transformado en calentura.
Yo completamente desnuda al igual que él, me tumbé en la cama, mientras él se ponía un condón, por primera vez iba a tener un pene dentro de mí. Mientras hacía su ritual con el condón, yo tocaba mi vagina para asegurarme que todo estuviera en orden de alguna forma. No iba a ser de otra manera, mi vagina estaba muy mojada.
Tenía a mi pololo (novio) arriba, mi corazón se aceleraba, sentía su piel junto a la mía. Me besa y pregunta si estaba preparada… Le señalo que si lo estaba. Miro hacia abajo y veo como toma su pene y comienza a introducirlo poco a poco. Costó al principio, a pesar de estar completamente lubricada, sentía como su pene abría mi vagina intentando entrar. No sentía dolor, ni placer, era incomodo de momento.
Después de algunos intentos, sentí su pene completamente dentro de mí, como sus bolas me golpeaban mientras su pene entraba y salía. Ya era una sensación entre placer e incomodidad.
Ya pasados varios minutos en esa posición, él se recuesta en la cama, yo me siento arriba suyo. Me inclino un poco y tomo su pene y comienzo a introducirlo lentamente en mi vagina. Esta vez, entra sin mayor problema. Ahora si estaba su pene completamente dentro de mí, apoyé mis manos en su torso y comencé a moverme.
La primera posición me gustó, pero en esta, donde estaba completamente a cargo, sentía mucho más placer. Podía moverme de acuerdo a lo que me iba gustando y lo que iba sintiendo, eso me hacía soltar uno que otro gemido. Fue el momento de mayor placer, movía mi cintura de un lado a otro, hacia adelante y atrás, daba algunos saltos arriba de su pene. Hasta que él toma mi cintura y la aprieta, suelta un gemido, supe que había acabado.
Me sentí muy bien haberlo hecho acabar. Me quito de encima y me recuesto a su lado, no nos dijimos nada. Todo lo que se oía, era una respiración acelerada por parte de los dos. Mi mente volaba, había sido mi primera vez, y aunque no tuve un orgasmo, si lo sentí placentero, quería volver a hacerlo una y otra vez.
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