ADarío lo conocí de una forma muy particular.
Yainstalado en Mardel en un depto junto a Vera mi vida iba de la Facultad a labúsqueda de un trabajo estable que me permitiera mantenerme, aunque tenía unosmanguitos ahorrados para afrontar los primeros meses.
Enesa época (estamos hablando de principios de los 90) utilizar internet no eratan común.
Fuemi primera incursión en los chats gays y había encontrado uno que eran personassolamente de Mar del Plata y la zona. Ahí comencé a chatear con un tal Maxi…parecía piola, tenía mi misma edad, estudiaba en la misma Facultad que yo, peroera reacio a tener un encuentro.
Yono tenía celular en esa época (no me acuerdo si ya existían) pero si teníateléfono fijo.
Yosoy muy confiado y con el tiempo me di cuenta que mucha gente es una mierda,mentirosa y hasta jodida. Pero en mi inocencia una noche chateando le di minúmero de teléfono con la condición que me llamara a una determinada hora queestaba solo.
Cuandofinalmente eso sucedió, charlando con Maxi nos dimos cuenta que estábamoscursando una materia en común pero no nos conocíamos. Él estaba muy negado avernos pero finalmente decidimos encontrarnos en el shopping.
Ypara allá fui. Esperé y esperé y el hdp nunca apareció. En realidad, despuéssupe que había pasado al lado mío pero no se había animado a parar.
Sino fuera porque volvió a conectarse él, yo ya había abandonado la idea decontinuar “calentándome” vía chat.
Unasemana después del fracasado encuentro, nos volvimos a citar en el mismo lugar.Ahí lo conocí.
Notenía mucha facha pero era un morocho interesante. Tomamos algo en el patio decomida y ahí me confesó que se llamaba Darío, que vivía con su novia desdehacía dos años y que era la primera vez que se animaba hacer esto.
Laverdad era un golazo: su situación era la misma que la mía. Vivíamos connuestras novias y queríamos guerra….
Porsupuesto que esa primera vez no pasó nada más que el café. Pero Darío habíaquedado muy enganchado conmigo.
Nosvolvimos a ver en la Facu cuando nos encontramos en la misma aula. Una cosa deloco, pensar que hacía tiempo nos cruzábamos y jamás imaginamos lo que vendríadespués.
Excusaperfecta: juntarnos a estudiar para un parcial.
Meacuerdo que la primera vez fue en mi depto. Vera trabajaba de tarde. Darío aparecióen el depto y haciéndonos los boludos comenzamos a estudiar. Era invierno yhacía frío. Me acerqué al calefactor y él hizo lo mismo. Quedamos frente afrente mirándonos como dos pelotudos. Lo abracé y él respondió a mi abrazo. Cuandolo quise besar, me dio vuelta la cara. Una decepción, porque amo la previa, soymuy franela y un precalentamiento sin chupones es como comer un choripán concuchillo y tenedor.
Noobstante, nos fuimos al dormitorio y nos comenzamos a desvestir. Darío estabanervioso, se notaba. Yo, contra los pronósticos, estaba tranqui.
Elmorocho peló una pija gorda y negra hermosa… cuando se la fui a tocarinstintivamente me agarró la mano para que no lo pajee. Después de un par deencuentros me di cuenta que si lo pajeaba acababa rápido…
Meagaché y comencé a mamársela (no sé si se los dije pero soy un gran mamador devergas). Darío me acariciaba el pelo…. Después me la chupó él; se notaba que noera un experto pero yo estaba re caliente. Tenía un cuerpo lindo sin estartrabajado y a pesar de no querer besos, su comportamiento era de un tipo muycariñoso. Ese primer encuentro solo quedó en mamada, un rico 69 y paja cruzada. Pero seríael inicio de una relación que duró casi 4 años.
Lasegunda vez fue también en mi depto. Pero esta vez fue muy distinto. Después delfraneleo él me comió la boca; nos chupamos la pija a morir y en uno de mismomentos le comencé a chupar los huevos y bajé la lengua hacia su culo, peludoy me asombré cómo comenzó a gemir y a disfrutar. Estaba extasiado…. Pero noquiso que lo cogiera. Yo quería desperdiciar nuevamente el tiempo y le pedí queme cogiera él. Ahí nos dimos cuenta que no teníamos forros pero por suerte enla esquina de donde vivía había una farmacia, por lo que le pedía que fuera él.Ahí tuve otra sorpresa. Darío se puso mi bóxer y se cambió para ir a lafarmacia. Me pareció un gesto lindo…
Volvió,continuamos franeleando y me agarró las piernas y se las puso al hombrointentando penetrarme. La verdad me dolía bastante porque como les dije su pijaera gruesa y costaba entrar. Le pedí cambiar de posición y me puse decostadito. Con un poco de ayuda del lubricante entró toda…. Una sensaciónhermosa. Me cogió durante un rato así, después volvió a ponerme patitas alhombro y me dio hasta que acabó.
Daríodisfrutaba quedarse en bolas en la cama hablando, haciéndonos chistes y concada encuentro íbamos teniendo una relación más íntima.
Alprincipio nos juntábamos tres veces por semana “a estudiar”. Nos turnábamos parair a un depto. o al otro. Por muchos meses logramos evitar que yo conociera asu novia y él a la mía, pero llegó un momento en que fue casi imposible. Una situaciónrara y a la vez fea.
Ennuestro cuarto encuentro, me pidió que lo cogiera yo. No puedo describir lomucho que el flaco disfrutó…. Era su primera vez y verlo acabar mientras me locogía es una imagen que todavía recuerdo nítidamente.
Tuvimosmuchísimos encuentros, con el tiempo fueron más espaciados.
Porsupuesto, que en el medio de esta relación ambos tuvimos otros encuentros. A vecesnos contábamos que habíamos hecho y debo confesar que me ponía un poco celoso. Lepropuse muchas veces hacer un trío pero jamás aceptó.
Daríofue importante en mi vida. Hoy en díanos comunicamos, a veces salimos a tomar unas birras pero hace años que ya no tenemossexo, a pesar que siempre nos hacemos chistes de que vamos a garchar de nuevocuando seamos más viejos.
Comoles dije, durante los años que Darío y yo tuvimos esa relación clandestina,hubieron otros machos.
Enel próximo relato les voy a contar sobre Miguel, el farmacéutico. Y como sibien uno piensa que Mar del Plata es una ciudad, termina siendo un pueblogrande.
Buenfinde…..
Esperocomentarios.
Saludosy a cuidarse
Yainstalado en Mardel en un depto junto a Vera mi vida iba de la Facultad a labúsqueda de un trabajo estable que me permitiera mantenerme, aunque tenía unosmanguitos ahorrados para afrontar los primeros meses.
Enesa época (estamos hablando de principios de los 90) utilizar internet no eratan común.
Fuemi primera incursión en los chats gays y había encontrado uno que eran personassolamente de Mar del Plata y la zona. Ahí comencé a chatear con un tal Maxi…parecía piola, tenía mi misma edad, estudiaba en la misma Facultad que yo, peroera reacio a tener un encuentro.
Yono tenía celular en esa época (no me acuerdo si ya existían) pero si teníateléfono fijo.
Yosoy muy confiado y con el tiempo me di cuenta que mucha gente es una mierda,mentirosa y hasta jodida. Pero en mi inocencia una noche chateando le di minúmero de teléfono con la condición que me llamara a una determinada hora queestaba solo.
Cuandofinalmente eso sucedió, charlando con Maxi nos dimos cuenta que estábamoscursando una materia en común pero no nos conocíamos. Él estaba muy negado avernos pero finalmente decidimos encontrarnos en el shopping.
Ypara allá fui. Esperé y esperé y el hdp nunca apareció. En realidad, despuéssupe que había pasado al lado mío pero no se había animado a parar.
Sino fuera porque volvió a conectarse él, yo ya había abandonado la idea decontinuar “calentándome” vía chat.
Unasemana después del fracasado encuentro, nos volvimos a citar en el mismo lugar.Ahí lo conocí.
Notenía mucha facha pero era un morocho interesante. Tomamos algo en el patio decomida y ahí me confesó que se llamaba Darío, que vivía con su novia desdehacía dos años y que era la primera vez que se animaba hacer esto.
Laverdad era un golazo: su situación era la misma que la mía. Vivíamos connuestras novias y queríamos guerra….
Porsupuesto que esa primera vez no pasó nada más que el café. Pero Darío habíaquedado muy enganchado conmigo.
Nosvolvimos a ver en la Facu cuando nos encontramos en la misma aula. Una cosa deloco, pensar que hacía tiempo nos cruzábamos y jamás imaginamos lo que vendríadespués.
Excusaperfecta: juntarnos a estudiar para un parcial.
Meacuerdo que la primera vez fue en mi depto. Vera trabajaba de tarde. Darío aparecióen el depto y haciéndonos los boludos comenzamos a estudiar. Era invierno yhacía frío. Me acerqué al calefactor y él hizo lo mismo. Quedamos frente afrente mirándonos como dos pelotudos. Lo abracé y él respondió a mi abrazo. Cuandolo quise besar, me dio vuelta la cara. Una decepción, porque amo la previa, soymuy franela y un precalentamiento sin chupones es como comer un choripán concuchillo y tenedor.
Noobstante, nos fuimos al dormitorio y nos comenzamos a desvestir. Darío estabanervioso, se notaba. Yo, contra los pronósticos, estaba tranqui.
Elmorocho peló una pija gorda y negra hermosa… cuando se la fui a tocarinstintivamente me agarró la mano para que no lo pajee. Después de un par deencuentros me di cuenta que si lo pajeaba acababa rápido…
Meagaché y comencé a mamársela (no sé si se los dije pero soy un gran mamador devergas). Darío me acariciaba el pelo…. Después me la chupó él; se notaba que noera un experto pero yo estaba re caliente. Tenía un cuerpo lindo sin estartrabajado y a pesar de no querer besos, su comportamiento era de un tipo muycariñoso. Ese primer encuentro solo quedó en mamada, un rico 69 y paja cruzada. Pero seríael inicio de una relación que duró casi 4 años.
Lasegunda vez fue también en mi depto. Pero esta vez fue muy distinto. Después delfraneleo él me comió la boca; nos chupamos la pija a morir y en uno de mismomentos le comencé a chupar los huevos y bajé la lengua hacia su culo, peludoy me asombré cómo comenzó a gemir y a disfrutar. Estaba extasiado…. Pero noquiso que lo cogiera. Yo quería desperdiciar nuevamente el tiempo y le pedí queme cogiera él. Ahí nos dimos cuenta que no teníamos forros pero por suerte enla esquina de donde vivía había una farmacia, por lo que le pedía que fuera él.Ahí tuve otra sorpresa. Darío se puso mi bóxer y se cambió para ir a lafarmacia. Me pareció un gesto lindo…
Volvió,continuamos franeleando y me agarró las piernas y se las puso al hombrointentando penetrarme. La verdad me dolía bastante porque como les dije su pijaera gruesa y costaba entrar. Le pedí cambiar de posición y me puse decostadito. Con un poco de ayuda del lubricante entró toda…. Una sensaciónhermosa. Me cogió durante un rato así, después volvió a ponerme patitas alhombro y me dio hasta que acabó.
Daríodisfrutaba quedarse en bolas en la cama hablando, haciéndonos chistes y concada encuentro íbamos teniendo una relación más íntima.
Alprincipio nos juntábamos tres veces por semana “a estudiar”. Nos turnábamos parair a un depto. o al otro. Por muchos meses logramos evitar que yo conociera asu novia y él a la mía, pero llegó un momento en que fue casi imposible. Una situaciónrara y a la vez fea.
Ennuestro cuarto encuentro, me pidió que lo cogiera yo. No puedo describir lomucho que el flaco disfrutó…. Era su primera vez y verlo acabar mientras me locogía es una imagen que todavía recuerdo nítidamente.
Tuvimosmuchísimos encuentros, con el tiempo fueron más espaciados.
Porsupuesto, que en el medio de esta relación ambos tuvimos otros encuentros. A vecesnos contábamos que habíamos hecho y debo confesar que me ponía un poco celoso. Lepropuse muchas veces hacer un trío pero jamás aceptó.
Daríofue importante en mi vida. Hoy en díanos comunicamos, a veces salimos a tomar unas birras pero hace años que ya no tenemossexo, a pesar que siempre nos hacemos chistes de que vamos a garchar de nuevocuando seamos más viejos.
Comoles dije, durante los años que Darío y yo tuvimos esa relación clandestina,hubieron otros machos.
Enel próximo relato les voy a contar sobre Miguel, el farmacéutico. Y como sibien uno piensa que Mar del Plata es una ciudad, termina siendo un pueblogrande.
Buenfinde…..
Esperocomentarios.
Saludosy a cuidarse
1 comentarios - Darío, mi compa de facultad...