Holis. Continuo mi historia, la historia de cuando se confirmaron todas mis intenciones, y me transformé un una sissy completa. El relato viene de esta primera parte: http://www.poringa.net/posts/relatos/3852197/Primera-vez-Sissy.html
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- Dale, subí...
Me temblaba todo. Por más que lo estuviera buscando como loca... la verdad es que no me lo esperaba. Miré para todos lados, no había nadie en la calle. Era el momento de animarme a lo nuevo... y me animé.
Entré al auto. Dentro estaba Marina. Ella es una mujer trans, al rededor de 40 años. Rubia, alta, ojos castaños. Y, en esa ocasión, estaba de cacería. Había salido vestida para matar: pollerita a cuadros y camisa blanca y corpiño negro, al mejor estilo colegiala. Y en esa cacería, yo había resultado ser la presa.
- Hola bebé - Me dice Marina.
- Hola - Respondo tímidamente
- Te advierto algo, si subís a este auto es porque estás dispuesto a todo- La mirada que me clavó cuando dijo eso me hizo temblar. Que miedo me agarró. Miedo del deseo, miedo de cumplir mis ansias. Y miedo de mostrarme como la nena que crecía dentro mío. Pero estaba ahí, caliente como nunca, y no me iba a detener.
- Me quero animar a todo - Fue lo que pude responder.
En ese momento recordé mi situación. Había ido a la casa de una amigo con una tanguita roja debajo de mi ropa. Y todo para que su novia nos arruine la noche. Todavía entangado, salí a tentar la suerte, que se puso de mi lado.
Marina ya tenía sus manos a mi verga, y me acariciaba por arriba del pantalón. Cuando creí que la situación se encaminaba a una deliciosa chupada de pija, Marina me sorprende de nuevo.
Marina: -¿Te gusta que te chupen la colita?
Yo: - Nunca me lo hicieron la verdad- Respondía como en piloto automático.
Marina:-¿Te animás? te la chupo acá
Yo: - Si, me animo, pero antes te tengo que decir algo- En ese momento caí en la cuenta de que me iba a desvestir, e iba a descubrir el pequeño secretito que tenía debajo de mi bermuda de jean.
Marina: - ¿Qué pasa lindo, ya te estás arrepintiendo?
Yo: - Noooo, es que...
No sabía cómo ponerlo en palabras. No sabía cómo decirle que yo también era una putita caliente, que escondía una tanguita roja metida en el culito. Y cómo no sabía cómo decirlo...
Yo: -Mejor te muestro.
Puse mi mejor sonrisa gatuna y me arrodille en el asiento del acompañante. Apoyé mi pecho en el respaldo y mi cola quedó bien visible. Entonces, me desabroche el jean y lo fui bajando de a poco. Cuando se descubrió mi secreto, vi su cara transformase. Su sonrisa se ensanchó, sus ojos cambiaron. Supe que esa noche me iban a coger, y no podía esperar.
Marina:- Ah pero qué tenemos acá, me tenías una sorpresita - Decía, mientras pasaba sus manos por mi colita desnuda.
Yo: - Ajá mmmm - Seguía sin palabras
Marina: - A ver ese culito
Se acercó, tocandome los huevitos por afuera de mi tanga, enloqueciéndome. Acá me gustaría aclarar que yo soy muy lampiño, y los pocos pelitos que me crecen, ya me los había depilado. Así que mi cola se presentaba sin ni un pelito. Y cuando ella lo notó, no se contuvo más.
Me corrió la tanguita dejando el agujerito de mi cola expuesto a todo el que pasara por adelante del auto. No me importaba, yo estaba volando de calentura. Se acercó más, me dió dos besitos en la nalga y fue directo para mi ano. Sentí su lengua recorrerme toda, mojando mi colita, habiendo presión sobre mi ano enloquecido. Yo lo único que atinaba a hacer era sacar más cola, abrir más mis nalgas.
Marina: - Esto lo tenemos que aprovechar, ¿porqué no vamos a mi casa?
Yo:- Mmm no se, ¿Dónde vivís?
Marina: - Acá nomás, dale vamooos ooom - Terminó de decir eso y volvió con su lengua a mi ano. Esta vez me arrancó un gemido profundo. Ella sabía lo que hacía, recorriendo alrededor y profundizando cuando yo lo necesitaba. Mi calentura no paraba de crecer.
Yo:- Bueno, vamos.
Ya estaba todo dicho. Iba a pasar. No había pasado 15 minutos con ella, y ya me había chupado toda la colita, por primera vez en mi vida. ¿Cuántas cosas nuevas probaría esa noche?...
Nos acomodamos cada uno en su asiento. Mientras me acomodaba la pija, la tanga y el pantalón, me mira con su sonrisa gatuna y dice:
Marina:- ¿Cómo te llamas?
Yo:- Juan, vos.- Juan no es mi nombre, pero en estos encuentros tomé la costumbre de usar ese nombre, una especie de modo incógnito...
Marina: -Marina. Bueno, ¡vamos!
Arranca el auto. Estábamos sobre la calle Godoy Cruz, poco iluminada. Rápidamente salimos a la avenida Santa Fe, donde, a pesar de ser las 4 de la mañana, había bastante tráfico. Eso me calentaba más todavía. Cuando parábamos en algún semáforo, me volaba de calentura ver cómo miraban desde las otras ventanillas. Encara por Luis María Campos, y entonces (recién entonces) noté la pirámide que se elevaba desde abajo de su pollerita.
Sin pensarlo ni preguntarle nada, llevé mi mano a su pierna. Ella, rápida, abrió más las piernas, dándome espacio. Subí con mi mano, recorriendo su piel suave, hasta sentir un hermoso par de bolas guardadas en encaje. Me detengo en ellas, las amaso un poquito y veo su reacción. "Mmmm si". Sigo mi camino hasta llegar al tronco de su pija. Yo estaba que volaba. Ella, toda dura, depilada y suave, siempre sonriendo. Su pija no era, como me tocó en otras oportunidades, ninguna monstruosidad. Tamaño bastante estándar. La agarré con mi mano y cubría su tronco, sobresaliendo un poco más de tronco y su cabeza, gorda y rosada. Me sentía una putita, y actué como tal. Levanté su pollera dejando su pija descubierta, y me incliné sobre ella.
¡Qué delicia sentir esa pija en mi boca! Cabeceaba mientras el auto avanzaba, contorsionándome para que ella pudiera hacer los cambios, pero sin sacar su pija de mi boca. Esa pija olía extremadamente rico, muy limpia y sabrosa. Yo estaba en el cielo de las putas. Con una mano acariciaba sus huevitos, con mi boca envolvía toda la pija que me entraba. Me la saco de la boca y empiezo a golpearme la cara con su pija. La vuelvo a devorar. No supe nada más del camino hasta que me dice: "Llegamos".
Me incorporo en el asiento y antes de decir nada ella me come la boca muy caliente. Nos acomodamos y salimos de auto. Noto que estábamos sobre Avenida Libertador, "Quéee, vive acá?" pensaba. Encara para un edificio gigante, y yo la sigo de cerca. En el trayecto un pibe que pasaba se nos quedó mirando fijo, ella no pendió la oportunidad y le tiró "te querés sumar?". Yo no lo podía creer, por suerte el pibe siguió su ruta. Hubiera sido demasiado para la putita debutante.
Por segunda vez en la noche, un ascensor fue un terreno de guerra sexual, pero mucho más abuerta en esta ocasión. Nos trenzamos en un beso muy intenso, manos por todos los cuerpo, un quilombo hermoso. No quise desaprovechar, y me arrodillé para verme por primera vez frente a un espejo chupando una pija. La imagen todavía la tengo en mi mente.
Entramos. Ella va para el baño, y yo quedo embobado viendo el tremendo departamento que tenía, con vista al hipódromo de Palermo. Una locura.
No tardó en volver. Me agarró la mano y, sin decirme nada, me llevó hasta la habitación. Entramos a los besos, pero me para en seco.
Marina:-Bueno, ahora si, vamos a ver cómo te queda esa tanguita.
Yo, rojo de vergüenza, no sabía bien qué hacer. O sabía, pero todavía no me animaba a hacer un strip-tease. Entonces se me acerca, y es ella la que me saca la remera (que vuela para un costado), desabotona el pantalón (que cae sin ninguna restricción) ... y me deja así, vestida sólo con mi tanguita. Ella tenía las puertas de su armario con espejo, y me hace girar para verme ahí.
Marina: -Mmmm pero qué linda putita levanté
Yo: -¿De verdad me decis? ¿te parezco linda? Vos porque sos una diosa...
Marina:- Ay pero nena... mirá la cola que tenés.- Me hace dar vuelta y sacar colita. La tanga se perdía en mi rayita. Lo cierto es que mi colita se veía muy linda.
Yo:- Gracias, pero la verdad todavía no me siento una nena completa.
Marina:- ¿Te gustaría sentirte una nena completa?
Yo:-Siii. - Dije, llena de entusiasmo y nervios. Por los nervios que sentía, mi pija se había bajado, dándome una apariencia aún más femenina. Pero por dentro me hervía la sangre. Estaba vestida sólo con una tanguita en frente de otra persona, que ahora me preguntaba si me quería sentir una nena completa. Mi cabeza volaba, y me pregunté qué habría querido decir con su pregunta.
Marina:- Vamos a hacerlo entonces, vamos a transformarte en una nenita completa... pero sabé que no hay vuelta atrás. De ahora en adelante, cada vez que te veas en un espejo, te vas a acordar de tu figura de nena, y no vas a querer nada distinto. Vas a ver a las mujeres de forma distinta, pensando sólo cómo te quedaría a vos la ropa que ellas tengan puestas. Y vas a ver a los hombres de una forma muy distinta... ¿Todavía querés que te transformemos en una nena?
Toda su advertencia me hico temblar el piso. Ella creyó que podría asustarme, pero la verdad que sólo me motivaba más y más, convenciéndome de que me quería ver así: como una nena, como una mujer. Lo deseaba más que nada, y ahora lo tenía al alcance.
Con la respiración agitada, el corazón galopando en el pecho, le respondí:
Yo:- Si, quero transformarme en una nena completa.
Marina:- Dejámelo a mi hermosa, esto va a ser muy divertido
Bueno, de nuevo el relato se está extendiendo mucho... voy a dejarlo acá y seguir en una última parte... les juro falta lo mejor.
Besitos
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- Dale, subí...
Me temblaba todo. Por más que lo estuviera buscando como loca... la verdad es que no me lo esperaba. Miré para todos lados, no había nadie en la calle. Era el momento de animarme a lo nuevo... y me animé.
Entré al auto. Dentro estaba Marina. Ella es una mujer trans, al rededor de 40 años. Rubia, alta, ojos castaños. Y, en esa ocasión, estaba de cacería. Había salido vestida para matar: pollerita a cuadros y camisa blanca y corpiño negro, al mejor estilo colegiala. Y en esa cacería, yo había resultado ser la presa.
- Hola bebé - Me dice Marina.
- Hola - Respondo tímidamente
- Te advierto algo, si subís a este auto es porque estás dispuesto a todo- La mirada que me clavó cuando dijo eso me hizo temblar. Que miedo me agarró. Miedo del deseo, miedo de cumplir mis ansias. Y miedo de mostrarme como la nena que crecía dentro mío. Pero estaba ahí, caliente como nunca, y no me iba a detener.
- Me quero animar a todo - Fue lo que pude responder.
En ese momento recordé mi situación. Había ido a la casa de una amigo con una tanguita roja debajo de mi ropa. Y todo para que su novia nos arruine la noche. Todavía entangado, salí a tentar la suerte, que se puso de mi lado.
Marina ya tenía sus manos a mi verga, y me acariciaba por arriba del pantalón. Cuando creí que la situación se encaminaba a una deliciosa chupada de pija, Marina me sorprende de nuevo.
Marina: -¿Te gusta que te chupen la colita?
Yo: - Nunca me lo hicieron la verdad- Respondía como en piloto automático.
Marina:-¿Te animás? te la chupo acá
Yo: - Si, me animo, pero antes te tengo que decir algo- En ese momento caí en la cuenta de que me iba a desvestir, e iba a descubrir el pequeño secretito que tenía debajo de mi bermuda de jean.
Marina: - ¿Qué pasa lindo, ya te estás arrepintiendo?
Yo: - Noooo, es que...
No sabía cómo ponerlo en palabras. No sabía cómo decirle que yo también era una putita caliente, que escondía una tanguita roja metida en el culito. Y cómo no sabía cómo decirlo...
Yo: -Mejor te muestro.
Puse mi mejor sonrisa gatuna y me arrodille en el asiento del acompañante. Apoyé mi pecho en el respaldo y mi cola quedó bien visible. Entonces, me desabroche el jean y lo fui bajando de a poco. Cuando se descubrió mi secreto, vi su cara transformase. Su sonrisa se ensanchó, sus ojos cambiaron. Supe que esa noche me iban a coger, y no podía esperar.
Marina:- Ah pero qué tenemos acá, me tenías una sorpresita - Decía, mientras pasaba sus manos por mi colita desnuda.
Yo: - Ajá mmmm - Seguía sin palabras
Marina: - A ver ese culito
Se acercó, tocandome los huevitos por afuera de mi tanga, enloqueciéndome. Acá me gustaría aclarar que yo soy muy lampiño, y los pocos pelitos que me crecen, ya me los había depilado. Así que mi cola se presentaba sin ni un pelito. Y cuando ella lo notó, no se contuvo más.
Me corrió la tanguita dejando el agujerito de mi cola expuesto a todo el que pasara por adelante del auto. No me importaba, yo estaba volando de calentura. Se acercó más, me dió dos besitos en la nalga y fue directo para mi ano. Sentí su lengua recorrerme toda, mojando mi colita, habiendo presión sobre mi ano enloquecido. Yo lo único que atinaba a hacer era sacar más cola, abrir más mis nalgas.
Marina: - Esto lo tenemos que aprovechar, ¿porqué no vamos a mi casa?
Yo:- Mmm no se, ¿Dónde vivís?
Marina: - Acá nomás, dale vamooos ooom - Terminó de decir eso y volvió con su lengua a mi ano. Esta vez me arrancó un gemido profundo. Ella sabía lo que hacía, recorriendo alrededor y profundizando cuando yo lo necesitaba. Mi calentura no paraba de crecer.
Yo:- Bueno, vamos.
Ya estaba todo dicho. Iba a pasar. No había pasado 15 minutos con ella, y ya me había chupado toda la colita, por primera vez en mi vida. ¿Cuántas cosas nuevas probaría esa noche?...
Nos acomodamos cada uno en su asiento. Mientras me acomodaba la pija, la tanga y el pantalón, me mira con su sonrisa gatuna y dice:
Marina:- ¿Cómo te llamas?
Yo:- Juan, vos.- Juan no es mi nombre, pero en estos encuentros tomé la costumbre de usar ese nombre, una especie de modo incógnito...
Marina: -Marina. Bueno, ¡vamos!
Arranca el auto. Estábamos sobre la calle Godoy Cruz, poco iluminada. Rápidamente salimos a la avenida Santa Fe, donde, a pesar de ser las 4 de la mañana, había bastante tráfico. Eso me calentaba más todavía. Cuando parábamos en algún semáforo, me volaba de calentura ver cómo miraban desde las otras ventanillas. Encara por Luis María Campos, y entonces (recién entonces) noté la pirámide que se elevaba desde abajo de su pollerita.
Sin pensarlo ni preguntarle nada, llevé mi mano a su pierna. Ella, rápida, abrió más las piernas, dándome espacio. Subí con mi mano, recorriendo su piel suave, hasta sentir un hermoso par de bolas guardadas en encaje. Me detengo en ellas, las amaso un poquito y veo su reacción. "Mmmm si". Sigo mi camino hasta llegar al tronco de su pija. Yo estaba que volaba. Ella, toda dura, depilada y suave, siempre sonriendo. Su pija no era, como me tocó en otras oportunidades, ninguna monstruosidad. Tamaño bastante estándar. La agarré con mi mano y cubría su tronco, sobresaliendo un poco más de tronco y su cabeza, gorda y rosada. Me sentía una putita, y actué como tal. Levanté su pollera dejando su pija descubierta, y me incliné sobre ella.
¡Qué delicia sentir esa pija en mi boca! Cabeceaba mientras el auto avanzaba, contorsionándome para que ella pudiera hacer los cambios, pero sin sacar su pija de mi boca. Esa pija olía extremadamente rico, muy limpia y sabrosa. Yo estaba en el cielo de las putas. Con una mano acariciaba sus huevitos, con mi boca envolvía toda la pija que me entraba. Me la saco de la boca y empiezo a golpearme la cara con su pija. La vuelvo a devorar. No supe nada más del camino hasta que me dice: "Llegamos".
Me incorporo en el asiento y antes de decir nada ella me come la boca muy caliente. Nos acomodamos y salimos de auto. Noto que estábamos sobre Avenida Libertador, "Quéee, vive acá?" pensaba. Encara para un edificio gigante, y yo la sigo de cerca. En el trayecto un pibe que pasaba se nos quedó mirando fijo, ella no pendió la oportunidad y le tiró "te querés sumar?". Yo no lo podía creer, por suerte el pibe siguió su ruta. Hubiera sido demasiado para la putita debutante.
Por segunda vez en la noche, un ascensor fue un terreno de guerra sexual, pero mucho más abuerta en esta ocasión. Nos trenzamos en un beso muy intenso, manos por todos los cuerpo, un quilombo hermoso. No quise desaprovechar, y me arrodillé para verme por primera vez frente a un espejo chupando una pija. La imagen todavía la tengo en mi mente.
Entramos. Ella va para el baño, y yo quedo embobado viendo el tremendo departamento que tenía, con vista al hipódromo de Palermo. Una locura.
No tardó en volver. Me agarró la mano y, sin decirme nada, me llevó hasta la habitación. Entramos a los besos, pero me para en seco.
Marina:-Bueno, ahora si, vamos a ver cómo te queda esa tanguita.
Yo, rojo de vergüenza, no sabía bien qué hacer. O sabía, pero todavía no me animaba a hacer un strip-tease. Entonces se me acerca, y es ella la que me saca la remera (que vuela para un costado), desabotona el pantalón (que cae sin ninguna restricción) ... y me deja así, vestida sólo con mi tanguita. Ella tenía las puertas de su armario con espejo, y me hace girar para verme ahí.
Marina: -Mmmm pero qué linda putita levanté
Yo: -¿De verdad me decis? ¿te parezco linda? Vos porque sos una diosa...
Marina:- Ay pero nena... mirá la cola que tenés.- Me hace dar vuelta y sacar colita. La tanga se perdía en mi rayita. Lo cierto es que mi colita se veía muy linda.
Yo:- Gracias, pero la verdad todavía no me siento una nena completa.
Marina:- ¿Te gustaría sentirte una nena completa?
Yo:-Siii. - Dije, llena de entusiasmo y nervios. Por los nervios que sentía, mi pija se había bajado, dándome una apariencia aún más femenina. Pero por dentro me hervía la sangre. Estaba vestida sólo con una tanguita en frente de otra persona, que ahora me preguntaba si me quería sentir una nena completa. Mi cabeza volaba, y me pregunté qué habría querido decir con su pregunta.
Marina:- Vamos a hacerlo entonces, vamos a transformarte en una nenita completa... pero sabé que no hay vuelta atrás. De ahora en adelante, cada vez que te veas en un espejo, te vas a acordar de tu figura de nena, y no vas a querer nada distinto. Vas a ver a las mujeres de forma distinta, pensando sólo cómo te quedaría a vos la ropa que ellas tengan puestas. Y vas a ver a los hombres de una forma muy distinta... ¿Todavía querés que te transformemos en una nena?
Toda su advertencia me hico temblar el piso. Ella creyó que podría asustarme, pero la verdad que sólo me motivaba más y más, convenciéndome de que me quería ver así: como una nena, como una mujer. Lo deseaba más que nada, y ahora lo tenía al alcance.
Con la respiración agitada, el corazón galopando en el pecho, le respondí:
Yo:- Si, quero transformarme en una nena completa.
Marina:- Dejámelo a mi hermosa, esto va a ser muy divertido
Bueno, de nuevo el relato se está extendiendo mucho... voy a dejarlo acá y seguir en una última parte... les juro falta lo mejor.
Besitos
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