(Dije que no iba a haber relatos por un tiempo pero me ganó el espíritu festivo)
- Viernes 30 de Octubre -
Otro día más en la oficina, papeles llegando y saliendo, pasos apresurados de gente estresada y calor abrumador amplificado por la vestimenta formal obligatoria.
Mi nombre es Juan, tengo veinticinco años y en vez de estar haciendo algo por la vida estaba estancado en un trabajo de mierda con gente de mierda que además de ser vieja estaba dispuesta a empujarte a un precipicio si lo ayudaba a ascender en la pirámide empresarial... Y si, no lo hacían de gusto.
Así eran todos menos mi jefa, Natalia.
Natalia era todo lo que querías en una madurita puta. Pelo castaño largo que adornaba un rostro único e irresistible, tetas generosas que lucía con regularidad encerradas en camisitas blancas apretaditas y escotadas... Y por último pero ciertamente no menos importante, unas piernazas descubiertas bajo sus faldas de vestir que con seguridad culminaban en un culazo corazoncito carnoso y grande. En definitiva, un absoluto 10 sobre 10.
Además de estar increíblemente buena Natalia tenía la particularidad de ser un rayo de luz, si se te acercaba te generaba una sonrisa si o si, ya sea con un comentario gracioso o simples palabras de aliento lograba por ese pequeño momento en el que te dedicaba su atención hacer de tu día una cosa mágica... Y lo lograba también momento después cuando te daba la espalda para irse, regalandote la visión más hermosa que un hombre puede tener.
Este día no era diferente, lo que había comenzado para mi como otro suplicio de jornal laboral se convirtió en el cielo cuando ella se acercó a mi.
Natalia- ¿Cómo anda el chiquilín?
Yo- ¡Nati! ¿Cómo andas? Uff, con esto tengo para rato me parece...
Le señalé la pila de papeles que tenía por revisar.
Natalia- ¿Cómo Nati? Mirá que soy tu jefa... A mi con respeto.
Me miró fulminante.
Yo- ¡Uh! Disculpame... Fue sin...
Natalia- Buajajaj, ¡Te estoy jodiendo nabo!
¡Fiu! Me salvé...
Natalia- ¿Haces algo mañana vos jovenzuelo?
No entendí a qué venía la pregunta, ¿Por qué le importaría si salía un sábado? Era buena onda sí, pero nunca se había interesado tanto.
Yo- ¿eh?
Natalia- Halloween... Yo soy viejita, pero sé que los jovencitos como vos se van de jodita.
Aaaaah, ahora tenía más sentido.
Yo- La verdad que no tengo nada para hacer, antes que andaba de novio iba a fiestas y esas cosas pero este año... Me toca repartir caramelos nomas... ¿Vos haces algo?
Natalia- ¡No, estas loco! Yo ya no estoy para la vida nocturna... Pero si acompañamos con mi marido a mi hija a pedir golosinas.
Yo- Ah, vos ya vivís una realidad distinta sí.
Conversamos un poco más hasta que ella se percató de la hora.
Natalia- ¡Pero mirá la hora que es! Y yo tengo reunión ahora... Bueno, te dejo Juancito que el deber me llama.
Yo- Nos vemos Nati.
- Sábado 31 de Octubre -
La monotonía de lo que iba a ser nada más que otro sábado aburrido de mirar Netflix mientras engordaba a base de doritos se condimentaba un poco por las pequeñas decoraciones tenebrosas y las llamadas espontáneas a la puerta que me otorgaban la famosa noche de brujas.
En conmemoración del mes de sustos me di el gusto de volver a mirar una de mis favoritas, el clásico de John Carpenter "Halloween"
Conforme pasaba la tarde y la oscuridad de la noche empezaba a hacerse presente el desfile de disfraces que otorgaban los niños iba culminando junto a los caramelos que estaba regalando.
Continuando con la película y sin expectativa de que llamara a la puerta alguien más me sorprendió por una última vez el sonido del timbre.
Al abrir la puerta alcanzó mis ojos primero una pequeña niña vestida con lo que parecía ser un vestido de princesa, llevando de la mano un tarrito en forma de calabaza no tan más pequeño que ella. Fue cuando escuché una voz familiar que miré hacia arriba para encontrarme con nada más y nada menos que mi bella jefa Natalia, vestida de brujita sexy acompañada de lo que podía asumir era su marido.
Natalia- ¡Juancito! No te tenía viviendo por acá.
Yo- ¡Nati! Lo mismo digo supongo jajaja.
Decía mientras le tiraba caramelos en el contenedor a su hija.
Yo- Pero que princesa más linda. 🙂
Su esposo se veía confundido por la familiaridad entre su mujer y mi persona, incluso parecía un poco enojado.
Natalia- Mi amor este es Juan, un empleado de la oficina... Juan, Ignacio, Ignacio, Juan...
Nos presentó.
Continuamos hablando un poco más, irritando a su pareja e impacientando a su hija.
Hija- ¡Mami vamos dale!
Ignacio- Si amor, se hace medio tarde...
Natalia me miró con tristeza.
Natalia- Uuuh, me estaba divirtiendo... ¿Qué te parece si te llevas a la nena vos? - le dijo a su hombre - Yo en un rato voy.
No parecía muy convencido el tipo, pero al parecer no era el el que llevaba los pantalones en la relación, porque sin mucha insistencia aceptó y se retiró con su hija en brazos.
Natalia- ¿puedo pasar?
Con un movimiento de brazo la invité a entrar. Al pasar por el umbral de la puerta no pude evitar seguir el movimiento de su caminata con mis ojos, si bien tenía puesta una pollerita que le tapaba el culo se podía distinguir un poco la circunferencia de sus nalgas.
Natalia inspeccionó cada pared de la habitación y se apoyó sobre la mesita del living, levantando la pierna sensualmente para cruzarla por encima de la otra.
Natalia- ¿Y a mi me vas a dar un dulce? ¿O te tengo que mostrar un truco?
Me atraganté con mi saliva al escuchar eso, sonoramente tosí para aliviarme.
Yo- ¿Q-qué?
Respondí con nerviosismo.
Natalia- No te hagas el tonto que me estuviste fichando desde que abriste la puerta...
Tenía razón, si bien había intentado prestar igual atención a cada miembro de su familia se me había hecho muy difícil despegar los ojos del escote de mi jefa.
Aprovechando la oportunidad decidí jugarmela de galán.
Yo- Es que a mi tampoco me dieron caramelito... Y viéndote se me hizo agua la boca...
Sonriendo Natalia se me acercó caminando lento como modelo, cada pasó que daba permitiendo un hermoso rebote de tetas que me volaba la cabeza.
Cuando llegó hacia mi paró y me hizo una seña con el dedo para que la siguiera, para luego voltear y dirigirse a la habitación,subiéndose la pollera y dejando a la vista su culo espectacular.
Me quedé embobado en mi lugar observando el bamboleo de esas nalgas, disfruté de su vibración gelatinosa hasta que desapareció en las penumbras de mi cuarto.
Sin hacerla esperar demasiado me encaminé en su dirección, y cuando prendí la luz de la habitación me llevé otra sorpresita deliciosa.
Natalia estaba arriba de la cama, con la cara pegada al colchón mirando hacia la puerta, y con ese culazo entangado apuntando al cielo para mi deleite personal.
Natalia- Esta brujita te hizo un hechizo... Y ahora vas a hacer lo que te diga...
Boquiabierto solo me resigné a asentir. Cuando llegué a la esquina de la cama la madurita cambió de posición, ahora enfentandome con su carita peligrosamente cerca de mi verga.
Natalia- ¡Como estamos chiquilin!
Me bajó el cierre y sacó a mi amiguito.
Natalia- hoy me como un rico dulce.
Antes de que comenzara me entro un toque de razón.
Yo- Nati... Estas casada... Tenes familia...
Natalia- El boludo ese a mi no me levanta la voz, le digo que surgió algo del laburo y no me lo cuestiona.
Me regaló dos besitos por el largo de mi pija y uno más babosito en la cabeza.
Natalia- Así que hoy vos lo haces cornudo...
Finalmente se tragó todo mi falo como tantas veces había imaginado en la oficina. La madura dejaba en evidencia ser una verdadera experta chupapija con habilidades muy por encima de las típicas pendejas que uno se puede encontrar saliendo de gira los fines de semana.
No se preocupaba por escalar la intensidad de la mamada, empezaba al cien una vez que se encontraba con una poronga tiesa y te regalaba una garganta profunda impresionante sin arcadas o falta de aire.
Estaba ante una verdadera diosa sexual.
Peteó por unos minutos más sin bajar la intensidad, pero una vez que notó mi verga empapada por su babita se volteó como entregandome ese culo.
Natalia- Ahora te toca a vos hacerme gozar.
Haciéndole caso hundí mi cara en su conchita, pero antes de que pudiera degustar mi paró en seco.
Natalia- ¡No pendejo! Metemela que ya estoy prontita.
Me acomodé en la cama detrás del culo que tanto deseaba y le pasé la cabezita por sus labios vaginales.
Natalia- ¡Dale pendejo! - gritó alargando la O cuando sintió que se la enterraba hasta al fondo - ¡Dios que rica pija! A ver si te movés bien también.
La tomé de las caderas y empecé a bombear como desquiciado, era obvio que esta puta quería que le dieran fuerte y yo la quería impresionar.
Por cada minuto de mete saca acelerado me permitía diez segunditos de lenta cojida, llegando a casi sacar por completo la verga de su entradita y volviendo a metersela con fuerza.
Natalia- ¡Ay dios sí! - decía como podía mientras gozaba - ¡Haceme tuya pendejo!
Estaba viviendo el sueño de todos los hombres de la oficina, le estaba amasando el culo a la jefa mientras que su conchita se quedaba con la forma de mi pija impresa.
Natalia- ¡Partime al medio!
Yo- Seguí gritando y lo hago...
Natalia- ¡Ay que delicia!
Continúe taladrandola por diez minutos, cuando me pidió cambiar.
Natalia- Ahora yo te voy a destrozar.
Me empujó del pecho para dejarme acostado en la cama y luego subirse encima.
Natalia- Esto te va a gustar.
Y tuvo razón, comenzó a cabalgarme la poronga como solo una madurita puta como ella podía hacerlo, sentones muy fuerte que hacían temblar el piso y rechinar la cama. Sus tetas rebotaban deliciosamente y tentaban a mis manos, pero dándome cuenta que si las agarraba me perdía de ese espectáculo que me estaban dando le conforme con aferrarme a sus nalgas y nalguearla con fuerza.
Yo- Toma putita, chas chas en la colita por zorra.
Natalia- ¡Mmmm! Que rico...
La habitación quedó inundada con olor a sexo y sudor, ese cuarto estaba presenciando la mejor cojida que me habían dado en mi puta vida.
Natalia- Siento como se hincha esa cabezita... Se viene la hora de comer...
Se bajó de encima y empezó a chupar. Cambió la técnica de su mamada para hacerme llegar al clímax, aprisionandome el glande en sus labios cabeceaba rápidamente y con precisión, mientras se ayudaba con su mano dándome un placer indescriptible.
Yo- Ya sale...
Natalia- Que rico caramelito de leche.
Sin despegarse de mi verga Natalia empezó a sentir chorro tras chorro en el interior de su boca, cuando bajaba la intensidad pensando que había acabado otra descarga la ponía a trabajar, hasta que eventualmente me dejó seco.
Caí rendido completamente sudado y sentí el cuerpo de Natalia pegandose a mi en un abrazo.
Natalia- Muy rica la lechita... Digo, el caramelo. ;)
Me dio un besito en el cachete.
Natalia- Feliz noche de brujitas.
- Domingo 1ero de Noviembre -
Desperté en un pánico al observar que Natalia seguía en mi cama desnuda, en el extasis de la noche terminó quedándose a dormir.
Yo- ¡Nati, Nati!
Abrió lo ojos con molestia.
Natalia- ¿Qué te pasa pibe? Dejame dormir...
Yo- Pero... Tu marido...
Levantó su cuerpo estirandose.
Natalia- De eso ni te peeocupés vos...
Volvió a acostarse a mi lado, regalandome una sonrisa.
Levantó la frazada un poco y miró hacia adentro.
Natalia- Voy a ver si sobró algún caramelito de ayer.
Desapareció bajo las sábanas.
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