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Star Wars One-Shot Episodio I

El pequeño Anakin recorrió las enormes estancias del Palacio Real de Naboo con cautela y timidez. Incluso aunque había sido Padme quien le había llamado, incluso aunque el chambelán le había indicado el camino, incluso aunque dias antes había recorrido aquel mismo espacio bajo el fuego láser enemigo droide y habían salido victoriosos, y ahora se respiraba paz, le seguía incomodando un entorno tan majestuoso, tan alejado de su entorno natal, pobre y pequeño, en Tatooine. La verdad, hubiera preferido que el Maestro Kenobi le hubiera acompañado, pero estaba muy ocupado reunido con el resto del Consejo Jedi tras el funeral de Qui-Gon.
 
Respiró aliviado cuando la familiar toga anaranjada y púrpura de una de las doncellas de la Reina se acercó a él.
 
¡Hola, Ani! Te acompañaré a los aposentos de Su Majestad, te está esperando. -dijo con una encantadora sonrisa-
 
Ani asintió reconfortado, y conforme la acompañaba, no podía evitar mirarla furtivamente a la cara. Ella rió, adivinando lo que le pasaba.
 
No te preocupes, no soy ella, soy Sabé. De momento ya no hay necesidad de que usemos señuelos, gracias a los Jedi y a ti.
Perdón, es que… bueno, la otra vez tampoco me lo esperaba -dijo Anakin ruborizado de haber sido descubierto-
Lo sé… Su Majestad también se sintió mal de haberos engañado, pero era necesario.
 
Al fin, llegaron a la suntuosa y altísima puerta de doble hoja y esta se abrió, dejándoles pasar.
 
Su Majestad -anunció Sabé- Anakyn Skywalker está aquí
 
Padme se dió la vuelta, sonriente. Sentada en una especie de diván, que podría ser el cruce entre una cama y un trono, resplandecía, lejos de la actitud triste y preocupada que Ani le había conocido durante la mayor parte de los últimos días. Estaba bellísima, en un atuendo habitualmente regio en ella, una recargada túnica roja a juego con sus labios y otros detalles, cuyo color contrastaba sobre la base de maquillaje que palidecía su piel. Un fastuoso peinado recogido con piezas de orfebrería dorada coronaban su aspecto.
 
¡Ani! -Exclamó feliz de verle. Ambos se abrazaron, rompiendo momentáneamente el protocolo- Qué contenta estoy de que hayas podido venir, tenía miedo de que ya tuvieras que irte a Coruscant.
No, salimos esta tarde… mañana empezaré mis lecciones en el Templo Jedi.
 
Padme hizo un leve gesto con la mano a sus asistentas, que cerraron las puertas y quedaron a ambos lados de ellas de pie, solícitas.
 
Bueno.. ¿Para qué me has llamado? -Preguntó Ani, para iniciar la conversación. Era tímido y más ante ella, y los silencios se le hacían eternamente incómodos-
¿No se te ocurre? -sonrió Padme, críptica, y le señaló un espacio a su lado en el diván- Siéntate aquí. Bueno, pues te he llamado para concederte tu recompensa, por todo lo que has hecho por mí, y por mi pueblo, esta última semana. Ya recompensé a los guerreros Gungan, a mis doncellas, y a la Real Fuerza Espacial de Naboo, pero a ti no.
Bueno, ni al Maestro Kenobi, pero es que… bueno, ya sabes que los Jedi tienen voto de pobreza, no podemos aceptar recompensas materiales, sólo debemos cumplir con nuestro deber.
La verdad es que justo de eso quería hablarte… -Padme sonrió, juguetona, y se levantó, caminando de un lado a otro, haciendo como que miraba detalles de la decoración de sus aposentos- Tú todavía no eres un Jedi, ¿No? Ni siquiera un aprendiz padawan, técnicamente.
No.. -admitió Anakin- la verdad es que aún no.
Anakin…-dijo Padme plantándose en pie ante él- cuando empieces tus lecciones, tendrás que renunciar a muchísimas cosas. Ser un Jedi tiene muchas cosas buenas: viajar, conocer gente.. Pero otras cosas.. Te estarán prohibidas.. Y yo no quiero que te quedes sin disfrutarlas aunque sea una vez.
 
Acto seguido, dejó caer al suelo su túnica. Bajo ella, un conjunto imposiblemente sexy realzaba sus encantos. Recargados encajes carmesíes del mismo tono de su toga cruzaban su cuerpo, mostrando todas sus formas. En su sujetador, dos medias copas de bordados se abrían para enseñar sus pechos, y su tanga-liguero de tiras cruzadas, que enmarcaba su culito perfecto, dejaba al descubierto en el frontal su preciosa vagina. Dos medias a medio muslo hasta unas altas plataformas de tacón color carmín remataban la imagen de una diosa sexual.
 
Padme sonrió al ver la cara de Anakin, era exactamente la reacción que buscaba. Chasqueó los dedos, y ambas doncellas se acercaron sonrientes pero solemnes. Se situaron a ambos lados de Ani y procedieron a bajarle los pantalones y la ropa interior.
 
Pero.. pero.. Padme, ¿estas segura? Yo.. de verdad que no hace falta -dijo nervioso. Era la primera vez que se enfrentaba a algo así-
Sssshhh, deja que Sabé y Cordé te desnuden… confía en mí.
 
Padme se recostó entre las piernas de Ani y le puso uno de sus delicados pezones en la boca, mientras con la mano cogía su polla y empezaba a masturbarla.
 
Ooohh, Padme, siii!! -Anakin gemía de placer- me encantaah
Mmmm vamos, Ani, recuerda que es tu recompensa.. Suéltate y disfrútala.
 
Anakin alargó la mano y agarró del culo a Padme. Se lo magreó, disfrutándolo, mientras con la otra le manoseaba las tetas.
 
¿De verdad?
De verdad. Ahora puedes hacer lo que quieras, ése es tu homenaje. Tienes a la Reina de Naboo a tu disposición.
 
Padme notó un brillo de lascivia en los ojos de Anakin y cómo su polla se endurecía al oir eso, y posteriormente pronunciar, un poco de manera insegura:
 
Chúpamela, Reina Amidala
 
Padme no puedo evitar un escalofrío de morbo y un humedecimiento cuando escuchó aquello. Ese tratamiento, casi secretamente, la excitaba muchísimo. Se arrodilló delante de Anakin y se metió su polla en la boca. Debido a la diferencia de tamaño, aunque estaba en todo su esplendor de dureza, le cabía entera y un poco más. Mientras la chupaba, pasaba sus labios por los testículos de Anakin cada vez que se la introducía. Era su manera de hacerle saber que lo último que le había dicho iba por el camino correcto.
 
Ooohhhh joder, Padme, siiii!! Dios, cómo lo haces tan bien, estoy en la gloria, aaahh!!!
 
No era suficiente para Padme. Era toda una experta y sabía que si hubiera querido hubiera podido hacer que el pequeño Ani se corriese en apenas unos instantes. Ella quería más.
 
Sabé, Cordé, haced todo lo que Anakin ordene -dijo en un instante antes de volver a mamar polla-
Si, su Majestad -respondieron ambas en un tono monocorde, al unísono-
 
Anakin cada vez estaba más cachondo. Normalmente en este punto ya se habría corrido, pero Padme lo mantenía, con experta pericia, en el límite del orgasmo, incrementando cada vez más su excitación. Sus inhibiciones iban desapareciendo.
 
Quitaos las túnicas -ordenó al principio tímidamente, como prueba a ver si obedecían-
Si, Anakin -Respondieron sencillamente ambas al únísono-
 
Y también al unísono dejaron caer sus túnicas. Para asombro de Ani, sus capuchas iban aparte y permanecieron puestas, pero aparte de eso sólo quedaron ataviadas con sendos sencillos y pequeños tangas anaranjados. Sus cuerpos eran muy iguales entre sí y al de Padme: No muy altas, esbeltas, de cintura y caderas estrechas, culitos pequeños, redondos y duros, y pechos medianos y perfectamente erguidos con pezoncitos chicos y suaves. Anakin se quedó boquiabierto hasta que la voz de Padme le despertó.
 
Que no te hagan distraerte de mí, ¿eh? La Reina quiere más polla…
¿Eso es lo que quieres? -dijo Ani reaccionando rápidamente debido a la excitación- pues te la voy a dar… Túmbate y ábrete de piernas, puta.
 
Otra oleada de humedad recorrió el coño de Padme. Eso era lo que quería. Se recostó sobre el diván y se abrió de piernas lo más que pudo, levantándolas, incluso se llevó la mano a la entrepierna y se abrió la vagina con dos deditos, exhibiéndola ante Anakin, tan expuesta y lasciva como pudo.
 
Si, porfa Anakin! ¡Eso es lo que soy, tu puta! Vamos, coge y fóllamee!!
 
Anakin se lanzó y le clavó la polla de un solo golpe, y empezó a hacérselo con el coño de Padme como si fuera un agujero de carne, gimiendo y gritando,
 
Ooohh dios, estás tan caliente y mojada, Padme, aah!!
Vamos, mocoso, fóllame!! No me trates como a una Reina, jódeme como a una puta barata de Tatooiiiiine!!
Eso quieres,¿eh? Pues te lo voy a dar! ¡¡Sabé, quítate el tanga y fóllate la cara de esta guarra, a ver si se calla de una puta vez!!
 
Sabé obedeció, se sacó el tanga delicadamente por los tobillos, y se abrió de piernas delante de Padme, cogiéndola de la nuca
 
Sabé… -dijo Padme dudando un segundo- ¡Espera, no hace falt..mmm!!
 
Sabé no la dejó terminar. Le estampó la carita contra su tierno coño y empezó a restregársela, follándose con los labios de su Reina. La situación excitó a Padme aún más, y poco a poco abrió la boca y sacó la lengua para dar placer a su doncella.
 
¡¡Oooohhh!! -gimió Sabé- ¡A ver si así te callas, puta!¡Vamos, cómeme el coño, guarra de mierda! ¡Todo el tiempo ayudando a vestirte y desvestirte, meneando tu culito delante nuestra! ¡Qué ganas te tenía, Amidalaaa!
 
El gesto y el grito de Sabé, obediente y sincero a la vez, puso aún más calientes a los otros tres.
 
Mmmm dios, qué dura me la pones, Padme.. Estás encharcada.. Esto te está poniendo cerdísima, verdad, puta? Eres una furcia bollera y te está poniendo muy puerca comerle el coño a Sabé… creo que me voy a aprovechar y te voy a meter la polla por el culo, ¿Qué te parece?
¡¡Mmpp!! ¡¡Mmmmmpp!! -emitió Padme con la boca ocupada-
Me ha parecido entender “Reviéntame el culito a pollazos”... ¿Verdad, Cordé?
Sí, a mi también..-dijo Cordé, que no podía evitar tocarse sobre la fina telita de su tanga mojado-
Cómele el culo… quiero que lo tenga bien abierto y mojado
 
Cordé obedeció y se arrodilló tras su Reina, empezando a lamer su culito a pequeños lengüetazos para después introducir su lengua entera y juguetear con ella en el ano de Padme. Anakin, para mantener la erección, se puso tras Cordé y apartó la tirita de su tanga sin que ella protestara, le metió la polla y empezó a follársela mientras ella chupaba el ojete de Padme.
 
En ése preciso instante, los cuatro componentes de la orgía estaban en el séptimo cielo: Sabé se había corrido salvajemente al empezar a follarse salvajemente la carita de Padme, y ahora iba a por su segundo, más largo y placentero orgasmo, llevada de la lengua de su Reina, que la lamía apasionadamente.
 
Padme disfrutaba del placer morboso de comerse un coño.. El sexo prohibido la excitaba y su sirvienta tenía, como ella, una de las almejas más tiernas, cuidadas y apetecibles del planeta… por si fuera poco, la lengua de Cordé navegaba en su culo, penetrándola bien adentro… ella no podía sino masturbarse frenéticamente, llevada al éxtasis al cumplir su fantasía de ser sexualmente usada e insultada en el otrora protocolario ambiente de palacio. Eso la ponía a mil.
 
Cordé, por el contrario, comía el culo de Padme con lascivia mientras disfrutaba de la follada de Anakin. Era pequeño, pero eso también hacía que la penetrase desmañadamente y sin miramientos, sólo concentrado en su propio placer. Se sentía muy puta, y el pequeño cabrón ya la había llevado así, sin pretenderlo, a su tercer orgasmo.
 
Anakin lo vió claro. Follando a Cordé como una perra mientras la veía comerle el culo a Padme, que tenía un aspecto indecible de guarra, espatarrada masturbándose mientras le comía el coño a Sabé, supo que podría correrse en cualquier momento, y hubiera sido sin duda y de largo el mejor polvo de su vida, pero ya que estaba quería aprovecharlo. Apartó a Cordé de un empellón, y clavó de golpe y por sorpresa su polla en el culo de Padme, que dejó repentinamente su cunnilingus.
 
AAaaaahhh!!! Cabrón, me estás enculando, joder, siii!!!
Siiii!!, toma polla por el culo, zorra!! Voy a reventarte el ojete a pollazos, guarra!!
Joder, siiii!!! Dios, me lo estás partiendo cabrón!!! Vamos, sigue sodomiza el culito de tu Reinaaa!! Enculame como a una puta!!
Joder, qué culito tienes, Padmeee!! No aguanto más, voy a correrme!!
Si, eso, dame tu leche!! Quiero tu semen, Ani!! ¿Donde me lo vas a dar?
Quiero que te lo tragues, puta!! Quiero verte beber mi lefa!!
Pues venga, dámelaa!!!
 
Anakin sacó su polla del culo de Padme, que se preparó, abriendo la boca y sacando la lengua, dispuesta a recibir la corrida en plena cara.. Pero Anakin paso de largo y se dirigió a Cordé, quien lo miró sorprendida.
 
Pero… -dijo Padme algo pasmada-
He dicho que te ibas a beber mi lefa, guarra -repuso Anakin- no que me fuera a correr en tu cara. Sabé, cómeme el culo.
 
Acto seguido, delante de Padme, puso a Cordé a cuatro patas y le bajó el tanga. Le abrió las nalgas, y le metió la polla por el culo empezando a sodomizar a la joven doncella. Sabé, solícita, fué detrás y empezó a comerle el culito a Anakin, lamiendo su pequeño ano y metiéndole la lengua, mientras él enculaba a Cordé. Padme estaba sorprendida y algo decepcionada, pero no podía negar que aquella escena la estaba poniendo a mil, y siguió masturbándose contemplándola.
 
Aaahh!! Aaahhhh, joder, ahora ya sí que no aguanto más, voy a correrme!! ¡¡Me corro, putas de mierda, esto era lo que queríais, me corrooooohhhh!!
 
Padme se lanzó a besarle románticamente mientras él eyaculaba hasta la última gota de su semen en el recto de Cordé… fue una corrida monstruosa, larga e intensa. Tras terminar, quedó derrengado. Antes de que nadie pudiera abrir la boca, dió su última orden.
 
Ohhh… ha sido la mejor corrida de mi vida… ahora, Cordé, ya puedes echársela en la cara.
 
Todas le miraron, poniendo cara de estupefacción. Ninguna esperaba eso… pero Cordé, seguramente por el hábito a la obediencia, se levantó antes de que nadie reaccionara, caminó desnuda hasta Padme, y cogiendole la barbilla, la orientó hacia su precioso culito, abrió delicadamente sus torneadas piernas, y haciendo un mohín de esfuerzo, empezó a cagarle en la cara un chorro de semen blanco y espeso, muy grumoso.
 
Junto con la corrida en su cara, Padme fue sobrevenida por el último y definitivo bofetón de lascivia. Abrió de nuevo la boca y sacó la lengua en una impresionante mueca de vicio. La lefa le cayó encima y corrió por su pelo regio y su cara maquillada hasta su boca, donde ella la relamía ávidamente para recogerla con su lengua y tragarla, posteriormente. Incrementó el ritmo de su dedo, logrando correrse una vez tras otra, en un éxtasis de lujuria que fue imitado por sus dos sirvientas. Cordé se masturbaba mientras cagaba semen en la cara de su Reina, con los ojos en blanco y la lengua fuera, completamente ida del brutal orgasmo que estaba teniendo, y Sabé hacia lo propio mirando la escena. Las tres se corrian, mirándose entre ellas y gimiendo cochinadas, en un colectivo y demencial orgasmo final, tras el cual quedaron desmadejadas, inertes y desnudas, tiradas sobre el diván y el frío marmol del suelo de la lujosa estancia.
 
Anakin, se sentío orgulloso y feliz. De algún modo sabía que a partir de ahora no echaría tanto de menos el sexo, en tanto que aunque lo tuviera jamás llegaría a esos niveles, de todas formas.
 
Paulatinamente se recuperaron, y Padme se despidió con un último -o eso creía- y húmedo beso de su pequeño Ani. Las dos doncellas le acompañaron, una a cada lado, a la salida, desnudas como estaban, cada una con una manita de él en sus preciosos culitos.
 
Cuando regresaron a los aposentos de la Reina, la encontraron como solía estar, mirando pensativa por el gran ventanal.
 
¿Podemos servirla en algo, Alteza?
No, Sabé, gracias.
¿Hay algo que le preocupe?
No, sólo pensaba que… después de esto me va a ser difícil seguir aquí, separada de él. Creo que tendré que presentarme al Senado. Iremos a Coruscant.

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