Aquí les cuento la vez que me logré coger a una mujer madura(40-50), aunque nada más fue una vez, así que, sin más, vamos a ello.
Hace no mucho, trabajé en una panadería, o más bien unafábrica de pan, lugar donde, aparte de que pagaban muy poco, los esfuerzos eranbastantes, trabajando en altas temperaturas, cargando grandes pesos, etc. Todolo anterior me hacía querer renunciar de inmediato, pero había dos cosas que memantenían, y me mantuvieron hasta que tuve un pequeño accidente, la dificultadpara conseguir un trabajo, como todos los mexicanos sabrán, y la enormefacilidad para coger en esta empresa, al punto en el que, el no haber cogidocon al menos tres personas de la empresa, era visto como un pecadoprácticamente, sin importar tu sexualidad y gustos, en ese lugar cogías sí osí. Por todo lo anterior, yo no me quedé atrás, y entre los encuentros que tuve(de los cuales hablaré después también), estuvo el que hoy les cuento.
Dentro de la empresa teníamos un lugar para dejar nuestraspertenencias, del cual se solían encargar las personas de la limpieza, lamayoría mujeres, y en mi turno casi siempre estaba la misma, una señora de unaaltura aproximada de 1.60, ni morena ni güera, hasta ese momento solo sabía esodebido al uniforme que en ese lugar se ocupaba. Total, que yo me llevaba biencon esta persona, a la que llamaré Sara, sin embargo, debido a que no conocíasu cuerpo, no pensaba en ella de manera sexual, ni nada más allá de una amistadlaboral, pero todo cambió un día en el que, cuando estaba saliendo de mi turno,la pude ver bien sin su uniforme, nalgona, flaquita y con unas tetas que eranlas que sobresalían en ella. Aunque al principio no la identifiqué, ya que eluniforme cubre hasta el rostro, un saludo por su parte fue suficiente paraidentificarla por su voz.
Comencé a hablar con ella con más frecuencia, tratando dehacerla reír, aunque sin ser excesivo para que no me viera como un acosador, yasí, después de unos cuantos días, conseguí robarle varios besos, y, ya fuerade turno, tener varios fajes con ella, concentrándome en esas enormes tetas quetanto me atraían. Finalmente llegó el día, como ya había hecho varias veces,ella me pidió acompañara a su casa, pero, a diferencia de las otras veces,ahora me dijo, cuando llegamos, que su marido no estaba, cosa que me dio luzverde para pasar a la acción.
- Entonces te vas a aburrir solita – le dije, rogando por nohaberla cagado
- Pues sí, y más porque no va a venir hasta la noche – eranlas 6.30 am porque tuvimos el turno de la noche.
- Pues por mí, me quedo a hacerte compañía –
- Pues hazlo – dijo con un tono travieso.
No necesité más, una vez dentro de su casa, para evitar servistos por vecinos chismosos, no tardé en comenzar a besarla profundamente,metiéndole la lengua y jugando con la suya, de manera desesperada, ante lo queella contestaba de manera positiva, en este punto, me di vuelo con esashermosas tetas que tanto había deseado. Mientras tanto su mano se dedicaba amasajear mi verga por encima del pantalón y, con una sola mano, comenzó adesabrochar el pantalón sin ningún problema, desde este momento ella tomó elliderazgo de la situación, cosa que, si bien no me molesta para nada, mesorprendió en el momento.
Ella se dedicó a chupármela durante un rato, luego me hizouna rusa, obviamente se había dado cuenta de mi amor por sus tetas, haciéndomesoltar gemidos de placer, hasta que, después de un rato, me hizo acostarme yella se sentó, metiéndose mi verga, y comenzó a cabalgar como una experta, conla experiencia de la edad, moviendo el culo como nunca antes lo habían movidopara mí, incluso siendo capaz de hacerme cambiar de posición sin sacarse miverga, siendo yo el que no paraba de gemir, aunque ella también soltaba subuena cantidad de gemidos.
Finalmente, cuando estaba por venirme, sin necesidad dedecírselo, ella se la sacó, se dio vuelta y se tomó toda la leche, sin ningúnproblema, ante tal cogida, yo no pude más que pagárselo con una mamada depanocha completa y super esmerada, después de la cual terminé con la caraempapada debido a su venida.
Desafortunadamente, de poco sirvió el haber tratado de pasardesapercibidos, ya que la típica vecina chismosa nos vio, motivo por el queella terminó divorciándose y mudándose, según me enteré, la vecina no solo mehabía visto a mi entrar a esa casa, si no que había visto a, mínimo, 5 tiposmás entrar a esa casa, todos los cuales seguramente eran de la misma empresa.
Bueno gente, como siempre espero que les haya gustado, chao.
Hace no mucho, trabajé en una panadería, o más bien unafábrica de pan, lugar donde, aparte de que pagaban muy poco, los esfuerzos eranbastantes, trabajando en altas temperaturas, cargando grandes pesos, etc. Todolo anterior me hacía querer renunciar de inmediato, pero había dos cosas que memantenían, y me mantuvieron hasta que tuve un pequeño accidente, la dificultadpara conseguir un trabajo, como todos los mexicanos sabrán, y la enormefacilidad para coger en esta empresa, al punto en el que, el no haber cogidocon al menos tres personas de la empresa, era visto como un pecadoprácticamente, sin importar tu sexualidad y gustos, en ese lugar cogías sí osí. Por todo lo anterior, yo no me quedé atrás, y entre los encuentros que tuve(de los cuales hablaré después también), estuvo el que hoy les cuento.
Dentro de la empresa teníamos un lugar para dejar nuestraspertenencias, del cual se solían encargar las personas de la limpieza, lamayoría mujeres, y en mi turno casi siempre estaba la misma, una señora de unaaltura aproximada de 1.60, ni morena ni güera, hasta ese momento solo sabía esodebido al uniforme que en ese lugar se ocupaba. Total, que yo me llevaba biencon esta persona, a la que llamaré Sara, sin embargo, debido a que no conocíasu cuerpo, no pensaba en ella de manera sexual, ni nada más allá de una amistadlaboral, pero todo cambió un día en el que, cuando estaba saliendo de mi turno,la pude ver bien sin su uniforme, nalgona, flaquita y con unas tetas que eranlas que sobresalían en ella. Aunque al principio no la identifiqué, ya que eluniforme cubre hasta el rostro, un saludo por su parte fue suficiente paraidentificarla por su voz.
Comencé a hablar con ella con más frecuencia, tratando dehacerla reír, aunque sin ser excesivo para que no me viera como un acosador, yasí, después de unos cuantos días, conseguí robarle varios besos, y, ya fuerade turno, tener varios fajes con ella, concentrándome en esas enormes tetas quetanto me atraían. Finalmente llegó el día, como ya había hecho varias veces,ella me pidió acompañara a su casa, pero, a diferencia de las otras veces,ahora me dijo, cuando llegamos, que su marido no estaba, cosa que me dio luzverde para pasar a la acción.
- Entonces te vas a aburrir solita – le dije, rogando por nohaberla cagado
- Pues sí, y más porque no va a venir hasta la noche – eranlas 6.30 am porque tuvimos el turno de la noche.
- Pues por mí, me quedo a hacerte compañía –
- Pues hazlo – dijo con un tono travieso.
No necesité más, una vez dentro de su casa, para evitar servistos por vecinos chismosos, no tardé en comenzar a besarla profundamente,metiéndole la lengua y jugando con la suya, de manera desesperada, ante lo queella contestaba de manera positiva, en este punto, me di vuelo con esashermosas tetas que tanto había deseado. Mientras tanto su mano se dedicaba amasajear mi verga por encima del pantalón y, con una sola mano, comenzó adesabrochar el pantalón sin ningún problema, desde este momento ella tomó elliderazgo de la situación, cosa que, si bien no me molesta para nada, mesorprendió en el momento.
Ella se dedicó a chupármela durante un rato, luego me hizouna rusa, obviamente se había dado cuenta de mi amor por sus tetas, haciéndomesoltar gemidos de placer, hasta que, después de un rato, me hizo acostarme yella se sentó, metiéndose mi verga, y comenzó a cabalgar como una experta, conla experiencia de la edad, moviendo el culo como nunca antes lo habían movidopara mí, incluso siendo capaz de hacerme cambiar de posición sin sacarse miverga, siendo yo el que no paraba de gemir, aunque ella también soltaba subuena cantidad de gemidos.
Finalmente, cuando estaba por venirme, sin necesidad dedecírselo, ella se la sacó, se dio vuelta y se tomó toda la leche, sin ningúnproblema, ante tal cogida, yo no pude más que pagárselo con una mamada depanocha completa y super esmerada, después de la cual terminé con la caraempapada debido a su venida.
Desafortunadamente, de poco sirvió el haber tratado de pasardesapercibidos, ya que la típica vecina chismosa nos vio, motivo por el queella terminó divorciándose y mudándose, según me enteré, la vecina no solo mehabía visto a mi entrar a esa casa, si no que había visto a, mínimo, 5 tiposmás entrar a esa casa, todos los cuales seguramente eran de la misma empresa.
Bueno gente, como siempre espero que les haya gustado, chao.
3 comentarios - Cogiendome a una madura