La vecina de mi tía Paloma, era una deseable y muy apetecible madura de cuarenta y cinco años, voluptuosa y con unos sensuales labios que me ponían rijoso y muy cachondo. Mi tía me presentó a esta atractiva hembra que se llamaba Venus y yo a ella y le mencioné que me bautizaron como Pablo.
Después de haberla ayudado en esa pequeña labor doméstica y estar ya dentro de su casa, me dijo que iría a por sendos whiskys que apetecían y cuando me quise dar cuenta me esperaba en su cocina muy eróticamente.
—¿puedes venir un momento, Pablo? —gritó Venus sicalípticamente.
Allí estaba Venus, subida en una tarima de su cocina, vistiendo sexy y muy sicalíptica, pues vestía una negra americana que le caía hasta la cintura, un par de finas medias negras y un par de zapatos negros de tacón de aguja que elevaban su provocativo culo y sus fabulosas tetas.
—¿te gusto, muñeco?, ¿eh?, dime, ¿te gusto? —interrogó Venus jadeando de lujuria, al tiempo que se acariciaba sus tetas.
—¿me quieres, semental? —inquirió Venus suspirando.
Venus lanzaba unas concupiscentes miradas y se iba desnudando lenta y lascivamente, al tiempo que se abría la americana para mostrar sus fabulosas tetazas que me volvían loco.
—¿las deseas ver, eh, cabrón? —preguntó Venus musitando con lujuria.
Abrió su elegante y sexy americana negra y enseñó sus tetazas que la cubrían un sexy y negro sujetador de cara lencería.
Comenzó a jugar con ellas y se las elevaba un poco:
— ¿te gustan? —interrogó .Venus.
— "chuchuchuchu" —decía mientras jugaba con sus tetazas.
Seguía mirándome con vicio, lujuria y mucha depravación y se relamía procaz y obscenamente y proseguía:
—me gusta cuando tu echas tu leche en mi boca, estoy caliente —añadió murmurando sexualmente.
Este procaz jueguecito, con esta loba lujuriosa de Venus, me estaba poniendo más y más salido y la muy golfa proseguía con este precalentamiento que me la estaba poniendo más gorda y dura.
—¿te gustan mis ojos?, ¿te gusta mi lengua? —rajaba mientras se relamía con obscena pasión.
—¿me puedes enseñar más, muñeca? —murmuré yo.
—¡ahora, semental, ahora! —masculló Venus con lascivia.
Se abrió de piernas y mostró su lascivo tanga negro. Y enseñó su muy depilado coño y me ponía más cachondo aún:
—¿te gusta esto, ¿eh? —susurraba Venus con concupiscencia.
Al momento que jugaba con su tanga y su coño, abría más los labios del coño y chupaba un dedo y lo encajaba en su bullente coño de zorra lasciva en celo.
—tienes un coño magnifico —musité ardientemente.
—¿me lo vas a follar, semental? —susurró Venus con lujuria.
Venus cada vez estaba más y más salida y caliente y enseñaba lo abiertos que estaban los labios de su chochazo y los tocaba mientras farfullaba su "chuchuchuchu" sexual.
—mi coño está preparado y tiene un buen sabor —exponía lascivamente al tiempo que metía un dedo en su coño y luego lo chupaba.
—Lo he probado, muñeco, lo he probado —repetía mientras que farfullaba con ...
Después de haberla ayudado en esa pequeña labor doméstica y estar ya dentro de su casa, me dijo que iría a por sendos whiskys que apetecían y cuando me quise dar cuenta me esperaba en su cocina muy eróticamente.
—¿puedes venir un momento, Pablo? —gritó Venus sicalípticamente.
Allí estaba Venus, subida en una tarima de su cocina, vistiendo sexy y muy sicalíptica, pues vestía una negra americana que le caía hasta la cintura, un par de finas medias negras y un par de zapatos negros de tacón de aguja que elevaban su provocativo culo y sus fabulosas tetas.
—¿te gusto, muñeco?, ¿eh?, dime, ¿te gusto? —interrogó Venus jadeando de lujuria, al tiempo que se acariciaba sus tetas.
—¿me quieres, semental? —inquirió Venus suspirando.
Venus lanzaba unas concupiscentes miradas y se iba desnudando lenta y lascivamente, al tiempo que se abría la americana para mostrar sus fabulosas tetazas que me volvían loco.
—¿las deseas ver, eh, cabrón? —preguntó Venus musitando con lujuria.
Abrió su elegante y sexy americana negra y enseñó sus tetazas que la cubrían un sexy y negro sujetador de cara lencería.
Comenzó a jugar con ellas y se las elevaba un poco:
— ¿te gustan? —interrogó .Venus.
— "chuchuchuchu" —decía mientras jugaba con sus tetazas.
Seguía mirándome con vicio, lujuria y mucha depravación y se relamía procaz y obscenamente y proseguía:
—me gusta cuando tu echas tu leche en mi boca, estoy caliente —añadió murmurando sexualmente.
Este procaz jueguecito, con esta loba lujuriosa de Venus, me estaba poniendo más y más salido y la muy golfa proseguía con este precalentamiento que me la estaba poniendo más gorda y dura.
—¿te gustan mis ojos?, ¿te gusta mi lengua? —rajaba mientras se relamía con obscena pasión.
—¿me puedes enseñar más, muñeca? —murmuré yo.
—¡ahora, semental, ahora! —masculló Venus con lascivia.
Se abrió de piernas y mostró su lascivo tanga negro. Y enseñó su muy depilado coño y me ponía más cachondo aún:
—¿te gusta esto, ¿eh? —susurraba Venus con concupiscencia.
Al momento que jugaba con su tanga y su coño, abría más los labios del coño y chupaba un dedo y lo encajaba en su bullente coño de zorra lasciva en celo.
—tienes un coño magnifico —musité ardientemente.
—¿me lo vas a follar, semental? —susurró Venus con lujuria.
Venus cada vez estaba más y más salida y caliente y enseñaba lo abiertos que estaban los labios de su chochazo y los tocaba mientras farfullaba su "chuchuchuchu" sexual.
—mi coño está preparado y tiene un buen sabor —exponía lascivamente al tiempo que metía un dedo en su coño y luego lo chupaba.
—Lo he probado, muñeco, lo he probado —repetía mientras que farfullaba con ...
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