La cuarentena me sigue dando agradables sorpresas

Frente a mi casa vive una veterana de hermosos ojos celestes, muy bien mantenida, agradable, simpática y muy conversadora. Mi vecina vive sola con su papá muy mayor y cada tanto me llama para pedir ayuda porque se le cayó y no lo puede levantar, o porque se le bajó la presión y se desmayó; cosas que pasan, nada grave.
Ayer a la noche, tarde, me llama con cierto nerviosismo para ver si la podía ayudar a levantar a su papá. Me vestí a las apuradas, crucé la calle y la ayudé. Enseguida el anciano se tranquilizó. Yo me quedé un rato esperando en la cocina y al rato vuelve mi vecina mucho más tranquila.
-         …”ya se durmió, todo bien”…
-         …”mil gracias por la ayuda, por estar siempre, gracias de verdad eh”…
Le dije que no se hiciera problemas, que para eso estamos los vecinos, que contara conmigo para lo que necesitara.
-         …”Yo no sé cómo agradecerte”…
Mmmmmmm, a mí se me ocurrían muchísimas cosas pero nunca me animaría a confesarlas jajajajajajajaja
-         …”¿Me esperás a que me acomode un poco y te ofrezco un café u otra cosa para tomar?”…
Y era tarde, pero yo ya me había despabilado. Me pareció poco cortés negarme.
-         …”dale, dale”…
Al rato volvió, muy arregladita, sensual y perfumada, con un vestidito mínimo negro. Una estampida de ratones invadió mi cabeza.
Se me acercó mucho, de manera inusual y casi rozándome me pregunta
-         …”¿Un cafecito?”…
Yo, sin retroceder y algo excitado asentí con un gesto simple.
Se quedó mirándome fijamente, sus ojos parecían insinuarme cosas y de repente me dice:
…”el cafecito ya fue, lo dejamos para después, vos te merecés algo más que un café y no sabés las ganas que siempre te he tenido”…
Y bueno, lo que siguió fue de antología, no quedó sector de la cocina o de nuestros cuerpos sin recorrer.
Mi vecina me besó intensamente, como con desesperación pero a la vez con un estilo fabuloso. Me besaba como novia pero me manoteaba la pija con fuerza. Al rato ya me había sentado en la mesada y me regaló una chupada de pija lenta, muy lenta. Parecía saborear mi verga como si fuera un helado. Después de un rato se puso de espaldas a la pared, se levantó sutilmente el vestido y me mostró una cola interesantísima decorada por una tanguita negra muy pero muy sexy. Las piernas blancas, blanquísimas, rectas, levemente separadas, la espalda sutilmente curvada y los brazos bien arriba con las manos entrelazadas. Qué placer verla así tan sensual, tan caliente y excitada. Enseguida la penetré y empecé a bombear cada vez con más dureza. Me decía cosas subidas de tono, suspiraba profundamente, insistía con las ganas que siempre me había tenido, me pedía que no parara, que no parara por favor y yo cumplía.
Estuvimos disfrutándonos de parados un buen rato y después me pidió que me sentara. Así lo hice y me cabalgó deliciosamente mientras me besaba con desesperación. De a poco fue entrando como en un estado hipnótico, su agitación iba en aumento, yo sentía que la pija me iba a explotar, me controlé como pude hasta que, de repente, su cabeza se echó hacia atrás y su cuerpo se estremeció fabulosamente. Y así, mientras sus piernas aún temblaban seguí moviéndome dentro suyo y exploté en un orgasmo largo e increíblemente intenso.
Nos quedamos abrazados fuertemente en silencio durante varios minutos hasta que me pregunta suavemente
-         “¿Querés un cafecito o estás para seguirla?”….
Y la noche fue larga, muy larga.

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