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La extraña relación entre mí mujer y su hermana. VIII

     
La noche que Camila descubrió que el placer que sentía en su cuerpo se multiplicaba y se complementaba al compartirlo con su hermana Micaela fue lo que marcó su vida sexual a partir de ese momento. El ritual se hizo compartido. Cada noche se buscaban. Se pasaban de cama y dormían juntas. Experimentaban. Les gustaba sentir el calor de sus cuerpos al abrazarse desnudas, la humedad de sus lenguas y de su sexo.    Aprendieron a manejar el éxtasis tanto estimulándose una a la otra como compartiendo el momento de tocarse juntas. Las primeras noches solo se dormían besándose largamente luego de haber explotado en un orgasmo que generalmente alcanzaban al unísono. Sus cuerpos desnudos se entrelazaban bajo frazadas que generaban un agobiante y delicioso calor lleno de sudor y feromonas.

   El tiempo las llevó a recorrer sus cuerpos enteros, sin dejar ni un solo milímetro de piel que no hayan acariciado, besado, lamido. Camila alcanzó sus más fuertes orgasmos al sentir la lengua caliente de Mica recorriendo, juguetona y hambrienta, su vagina. Claro que a su hermana le pasaba lo mismo, por eso, la madrugada solía encontrarlas durmiendo en esa posición donde encajaban tan perfectamente, cada una entre las piernas de la otra, con el roce del sexo húmedo en los labios y la nariz embebida en el perfume del arrebatamiento que sus lenguas habían provocado y que las rendía a un sueño plácido. 

  A medida que el tiempo transcurría, la curiosidad por nuevos horizontes se hacía inevitable. Los chicos les llamaban la atención y ellas llamaban la atención de todo hombre al que se cruzaran. Cada una, por separado, era hermosa. Juntas, formaban un combo explosivo porque - más allá del brillo de su piel, que uno podía imaginar lo suave y sedosa que era con solo verla, sus cuerpos, que impactaban en cada curva que sus formas dibujaban, el desenfado de sus cabellos y los ojos color miel – ese aire de unión mística que emanaban, la complicidad de sus comentarios risueños, la manera en que se completaban, generaba una curiosidad y un enigma a descifrar para todo el que pudiera tener trato con ellas. 

  Esa voracidad de la mirada masculina, que a ellas también les intrigaba, las llevó a hacer un pacto: nunca dejarían de amarse como lo hacían a pesar de las circunstancias y nunca dejarían de compartir cada descubrimiento que hicieran y que pudiera enriquecer el delirio que se provocaba en sus cuerpos.

  Por esa época, solía visitarlas un primo, un poco mayor que ellas, por el cual Camila había sentido cierto enamoramiento en su adolescencia. El primo tenía sus intenciones bien claras con ella, sabía que era alguien apetecible, un poco por la diferencia de edad que le daba cierto tono de madurez, pero también por llevar un cuerpo trabajado y estar siempre atento a la prolijidad de su aspecto, preocupado por mostrar siempre los rasgos que le favorecían.

  Ellas sabían hace tiempo lo que buscaba él visitándolas siempre que estaban solas en la casa. Y un día decidieron dar el paso. Camila decidió entregarse a él en su primera experiencia con un hombre. Después de todo era algo con lo que venía soñando hacía años. 

  Esa tarde de verano, ella lo llevó a su habitación para “mostrarle algo”. Cubierta solo con una corta remera de pijama hacía la mueca de buscar cosas debajo de la cama, solo para contonear su cuerpo y que él la viera. La bombacha totalmente expuesta se le metía un poco en la cola, dejando uno de los cachetes directamente al aire, a la vez que se le marcaba plenamente la rayita entre sus piernas. Y con eso bastó. El primo, en short, evidenciaba el mástil alzado sobre el cual, en breves instantes, se izaría la bandera de la conquista de la virginidad de Camila. 

  Ella al verlo, lo sentó sobre la cama de un empujón y se sentó arriba de él apoyando su cola sobre el bulto. La presión de la pija entre sus nalgas le generó un escalofrío. El primo la miraba entre sorprendido y asustado. No esperaba ésta reacción tan directa y repentina de ella. Pero se dejó llevar por el disfrute del momento. Ella acerco su boca a la de él y, antes de besarlo con pasión le dijo: - Hoy vamos a coger como hace tiempo tengo ganas. – Y al decirlo sintió el impulso de la pija reaccionando, clavándosele con más fuerza. 

   Toda ésta escena era contemplada por Micaela, oculta en el armario, esperando su turno para actuar. 

  El primo se levantó y tomándola por los brazos quiso alzar a Camila para llevarla a la cama. Pero ésta lo freno y le dijo: - No. No. Así no. Si queres que esto suceda, la situación la manejo yo. – Y de la mano lo llevó a recostarse sobre la cama, apoyándolo contra el respaldar y atándole las manos por detrás de la espalda a la estructura del mueble. Ya inmovilizado se le sentó encima apoyando su conchita, aún con la bombacha puesta, sobre el miembro que no cedía en su dureza, lo beso otra vez y amagó a sacarse la remera. Pero al ver los ojos desorbitados en su cara, muriéndose de ganas de verle los pechos que ya se insinuaban, bien marcados, bajo la tela, decidió adelantar el plan y ser un poquito mala. Sacó la venda que guardó para la ocasión debajo de su almohada y le tapó los ojos. “No seas mala primita” gemía él. 

   Una vez que lo cegó, se liberó de la remera y acercando sus pechos a la cara de su primo, empezó a acariciarle el rostro con ellos. Rozaba sus pómulos, su frente, su boca. Sentía el leve raspado de su apenas crecida barba sobre la piel. Lo veía desesperarse por llegar con sus labios, con su lengua hasta ellos. Agarrándose ambas tetas, fuerte, con las manos, le acercó los pezones para que pudiera lamérselos. Y él lo hizo con desenfreno. Camila disfrutó esas lamidas con sorpresa porque se sentían tan distintas a las que Micaela le daba. Menos suaves, menos tiernas. Pero esa diferencia le gustó. 

  En ese momento se dió cuenta que Micaela estaba, ya desnuda, acariciándole la espalda. Y se besaron, mientras el primo seguía absorto deleitándose en sus pechos. 

Entonces Camila consideró justo que fuera Mica la primera en conocer el sabor de un hombre, y tras sacarle el short y el boxer que las separaba pudieron contemplar por primera vez la forma de una pija erecta, venosa, caliente. Ese trozo duro y palpitante cuya colorada cúspide era coronada por una brillante gotita de excitación que vaticinaba el volcán que más tarde estallaría. 

  Camila se hizo a un lado y con un gesto le cedió el honor a su hermana. Ella conmovida, le agradeció con una sonrisa y se acercó al miembro de su primo, que ni siquiera sospechaba quien estaba a punto de hacerle sacudir el cuerpo con una chupada de pija extraordinaria. Micaela se entregó a la curiosidad de su lengua por las formas, el calor y el sabor de esa poronga con la misma pasión con la que, por las noches, se introducía en la intimidad de su hermana. 

  Camila, entretanto, disfrutaba la escena con excitación. ¡Que linda era Micaela! ¡Que hermoso era su cuerpo desnudo, agachado sobre el cuerpo de su primo, concentrada en disfrutar y a la vez dando placer! No pudo evitar meterse la mano bajo la bombacha y comprobar, al tocarse, que su sexo estaba lubricado y listo para sentir esa pija en su interior. Entonces se acercó a su hermana que con solo verla entendió todo y en un beso, donde Camila pudo sentir el gusto del miembro que estaba por penetrarla, se despidieron de la virginidad de Camila.
 
   Acuclillada sobre la pelvis de su primo, de espaldas a él, acomodó la cabeza del miembro en la entrada de su vagina. Sintió el ardiente calor del choque de las pieles y en un impulso se dejó caer introduciéndose el trozo completo y exhalando un gemido mezcla de gusto y dolor que se confundió en el aire con el grito de su primo al sentir la presión que esa conchita ejercía sobre él y hasta con el gritito de fascinación que lanzó Micaela, como si fuera ella quien recibiera ese miembro en su interior. 
  De a poco se lo fue acomodando en suaves movimientos hasta lograr que el dolor sucumbiera ante la sensación de placer. Y ahí se entregó. Sintió como la pija presionaba un punto que la ponía loca y al abrir los ojos vió a su hermana observándola con una cara que denotaba una sensación entre envidia y celos, Camila estiro una mano hacia Micaela y cuando sintió que Mica la tomó entre las suyas… la locura total la poseyó y se entregó al orgasmo. 
  Hubiera querido disfrutar un poco más de ese momento, pero la ansiedad en la mirada de su hermana la impulsó a dejarle libre el turno a Micaela.

  Ella también se acomodó de espaldas a su primo y de frente a Cami. El chico hacía fuerza por aguantar un poco más, sin saber que era otro el cuerpo que lo estaba poseyendo ahora. Sintió sí que la presión fue un poco más extrema en esta oportunidad. Y la cara que ponía, sabiendo que no podía aguantar mucho más, nadie la miraba. Porque Mica miraba solamente a Camila. Y Camila le hacía muecas con los labios a Mica: “te amo”. 
   La penetración se volvió un poco más áspera, y al notar el dolor en la cara de su hermana, Camila se acercó sigilosamente hasta esa unión entre los cuerpos, y ofreció su saliva como lubricante, colocándola en varias lamidas que recorrieron esa pija que entraba en Mica, pero también los labios y el clítoris de ella.

  Pronto se escucharon los gritos de placer. Empezó Micaela, descontrolada. Y al oírla, el primo, no pudo contenerse más. Camila sintió en su lengua la tensión del miembro y la contracción que se generó un instante antes de engrosarse al máximo y derramar toda una descarga caliente, viscosa y blanca que mezclada con el traslucido jugo que derramó Mica, cayó a lo largo de todo el tronco sobre el cual Camila pudo saborearlo.
 Con la cara así, manchada, se acercó a besar a Mica una vez más. 

  Después, juntas, de la mano, fueron a darse una ducha refrescante, y lo dejaron al primo, solo, exhausto, atado a la cama, con los ojos aún vendados y sin saber – ni esa tarde ni nunca- que les había ofrecido una experiencia única a sus dos primitas. 
  

Otras historias en:
https://poringa.net/martinfcd/posts 
Esta historia empezó así:
Parte 0:
https://poringa.net/posts/relatos/3767844/La-extrana-relacion-entre-mi-mujer-y-su-hermana-0.html
Parte 1:
https://poringa.net/posts/relatos/3769926/La-extrana-relacion-entre-mi-mujer-y-su-hermana-I.html
Parte 2:
https://poringa.net/posts/relatos/3775461/La-extrana-relacion-entre-mi-mujer-y-su-hermana-II.html
Parte 3:
https://poringa.net/posts/relatos/3782256/La-extrana-relacion-entre-mi-mujer-y-su-hermana-III.html
Parte 4
https://poringa.net/posts/relatos/3784392/La-extrana-relacion-entre-mi-mujer-y-su-hermana-IV.html
Parte 5
https://poringa.net/posts/relatos/3788773/La-extrana-relacion-entre-mi-mujer-y-su-hermana-V.html
Parte 6
https://poringa.net/posts/relatos/3791588/La-extrana-relacion-entre-mi-mujer-y-su-hermana-VI.html
Parte 7
https://poringa.net/posts/relatos/3796024/La-extrana-relacion-entre-mi-mujer-y-su-hermana-VII.html

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6 comentarios - La extraña relación entre mí mujer y su hermana. VIII

yardelp +1
Geniooo
martinfcd +1
Gracias. El comentario alienta.
3shaka3 +1
Muy bueno!!
martinfcd
Gracias. Si te gustó este por ahí te guste algún otro relato de mí perfil
leloir2010 +1
Exelente relatos. Espero la siguiente . Y leo todos tus relatos cuando puedo
martinfcd
Se agradece.
nahueln77n +1
Seguí por favor esta historia,quiero saber como sigue, si pudiste estar con las dos, me calenté mucho, gracias
martinfcd
Gracias por comentar. Está historia sigue en un par de semanas, hay más de la historia de Camila y también como está la cosa hoy en día.
pacificlupus +1
Genio absoluto! Me encanto esta historia, ojalá la sigas. +10 y fav . Reco ya le di en el capitulo 0
martinfcd
Gracias por el apoyo y los comentarios. Está historia sigue en un par de semanas, hay más de la historia de Camila y también de cómo está la cosa hoy en día.
Frcedrrsd5t4 +1
Cuándo sacas la continuación?
martinfcd
Está medio lenta la historia por ahora. Supongo que recién en febrero podría haber algo más para contar.