Un asado inolvidable
Hace ya muchos años, en una época en q la juventud, el alcohol y la carne sobraba hicimos un asado enorme en una casa con parque y quincho del padrastro de un amigo. Nos juntamos más de 15 personas entre pibes y pibas, algunos más pendejos que otros. Yo estaba entre los mayores con mis casi 20 años y miraba a las chicas como si ellas fueran el menú. Fue una tarde larga, después de comer todos nos fuimos dispersando en grupitos. Estaban los que jugaban al truco, el que tocaba la guitarra y cantaba con alguna minita y los que ayudábamos al anfitrión a limpiar. Éramos 3, Mateo, Majo y yo.
Majo era una gordita preciosa de ojos verdes, carita de nena y tetas grandes. Siempre en esas reuniones hablaba conmigo pero nunca tanto como aquel día. Mientras limpiábamos en la cocina charlamos de todo, incluso de sexo. Medio en chiste medio en serio, descubrí que teníamos en común lo de masturbarnos en la ducha y afeitarnos el pubis.
En un momento Mateo se fue a cambiar porque se había manchado la ropa, así que quedamos solos Majo y yo. De repente me suelta:
- Nunca vi una pija afeitada...
- Yo tampoco una concha toda depilada! Jaja. Aunque hasta ahora solo vi 2 en mi vida.
- En serio? Otra coincidencia! Yo vi 2 pijas... Y me gustaría ver una pelada (su mirada apuntaba a mi pantalón) jaja...
Se puso toda colorada al decir esto, pero sus palabras y su carita me excitaron y se me empezó a parar. Ella debió haberlo notado porque de golpe se paró y se puso contra la mesada.
- Yo te muestro una si querés...
- Jajaja... Y bueno...
Ahí nomás saqué la pija y me acerqué a ella. La agarró sin decir nada y me pajeaba despacio.
- Que suave que es!
Me acerqué más y la besé. Mi pija se le pegaba a la panza y eso la excitaba más. Me empujó un poco y se agachó. La miró de cerca unos segundos, miró para todos lados para asegurarse que no había nadie y se puso a mamármela con desesperación, como apurada.
- Tranquila, no va a venir nadie...
Me miró sin sacarla de la boca y sonrió. Era divina, chupaba con ganas y algo de torpeza, pero tenía unos labios gruesos y suaves y una lengua jueguetona que lo compensaban.
Estaba disfrutando con los ojos cerrados, cuando apareció el anfitrión.
- Aah bueeenoo... Para mí no hay?
Majo se levantó asustada. Después nos miramos y reímos los 3.
- No paren por mí, pero inviten.
- A vos que te parece, Majo? Nos la chupás a los dos? (Le pregunté al oído)
- Pero como alguien se entere, se las corto a los dos!
- Yo no voy a decir nada!
- Yo ni pienso gemir! Bueno, no se si pueda cumplir... Jajaja
Majo rio de nuevo y se agachó para retomar la actividad. Mateo la sacó y se puso al lado mío. Sonreí al ver que mi pija era más linda y grande.
- Aahh que bien que la chupás! (Dijo Mateo)
Ella alternaba atendiendo un poco a cada uno, casi sin hacer diferencia. Pero cuando empecé a gemir más fuerte ella respondió metiéndose mi pija más adentro y lamiendo el tronco.
Acabé a chorros al tiempo que ella atajaba todo con la boca. Mientras me miraba a los ojos.
Escupió en la pileta de la cocina y retomó con Mateo exclusivamente. Yo aproveché que se había levantado para manosearla un poco. Le corrí el short de jean y la tanga que tenía puestos y le metí dos dedos en su empapada y rosita concha. La pajeaba con una mano y me tocaba con la otra. Miraba su concha y miraba como se la chupaba a mi amigo. En un minuto ya la tenía parada de nuevo. Amagué a metérsela y me empujó.
- Ni se te ocurra. No tenés forro y hasta acá llego.
- Yo sí tengo forros arriba. Subimos y nos ponemos más cómodos, querés?
- mmm ok. Pero vos y yo nada más.
Subieron y me dejaron solo y con ganas de coger. Al poco tiempo se pusieron de novios. Obviamente nunca le pude hacer más nada!
Hace ya muchos años, en una época en q la juventud, el alcohol y la carne sobraba hicimos un asado enorme en una casa con parque y quincho del padrastro de un amigo. Nos juntamos más de 15 personas entre pibes y pibas, algunos más pendejos que otros. Yo estaba entre los mayores con mis casi 20 años y miraba a las chicas como si ellas fueran el menú. Fue una tarde larga, después de comer todos nos fuimos dispersando en grupitos. Estaban los que jugaban al truco, el que tocaba la guitarra y cantaba con alguna minita y los que ayudábamos al anfitrión a limpiar. Éramos 3, Mateo, Majo y yo.
Majo era una gordita preciosa de ojos verdes, carita de nena y tetas grandes. Siempre en esas reuniones hablaba conmigo pero nunca tanto como aquel día. Mientras limpiábamos en la cocina charlamos de todo, incluso de sexo. Medio en chiste medio en serio, descubrí que teníamos en común lo de masturbarnos en la ducha y afeitarnos el pubis.
En un momento Mateo se fue a cambiar porque se había manchado la ropa, así que quedamos solos Majo y yo. De repente me suelta:
- Nunca vi una pija afeitada...
- Yo tampoco una concha toda depilada! Jaja. Aunque hasta ahora solo vi 2 en mi vida.
- En serio? Otra coincidencia! Yo vi 2 pijas... Y me gustaría ver una pelada (su mirada apuntaba a mi pantalón) jaja...
Se puso toda colorada al decir esto, pero sus palabras y su carita me excitaron y se me empezó a parar. Ella debió haberlo notado porque de golpe se paró y se puso contra la mesada.
- Yo te muestro una si querés...
- Jajaja... Y bueno...
Ahí nomás saqué la pija y me acerqué a ella. La agarró sin decir nada y me pajeaba despacio.
- Que suave que es!
Me acerqué más y la besé. Mi pija se le pegaba a la panza y eso la excitaba más. Me empujó un poco y se agachó. La miró de cerca unos segundos, miró para todos lados para asegurarse que no había nadie y se puso a mamármela con desesperación, como apurada.
- Tranquila, no va a venir nadie...
Me miró sin sacarla de la boca y sonrió. Era divina, chupaba con ganas y algo de torpeza, pero tenía unos labios gruesos y suaves y una lengua jueguetona que lo compensaban.
Estaba disfrutando con los ojos cerrados, cuando apareció el anfitrión.
- Aah bueeenoo... Para mí no hay?
Majo se levantó asustada. Después nos miramos y reímos los 3.
- No paren por mí, pero inviten.
- A vos que te parece, Majo? Nos la chupás a los dos? (Le pregunté al oído)
- Pero como alguien se entere, se las corto a los dos!
- Yo no voy a decir nada!
- Yo ni pienso gemir! Bueno, no se si pueda cumplir... Jajaja
Majo rio de nuevo y se agachó para retomar la actividad. Mateo la sacó y se puso al lado mío. Sonreí al ver que mi pija era más linda y grande.
- Aahh que bien que la chupás! (Dijo Mateo)
Ella alternaba atendiendo un poco a cada uno, casi sin hacer diferencia. Pero cuando empecé a gemir más fuerte ella respondió metiéndose mi pija más adentro y lamiendo el tronco.
Acabé a chorros al tiempo que ella atajaba todo con la boca. Mientras me miraba a los ojos.
Escupió en la pileta de la cocina y retomó con Mateo exclusivamente. Yo aproveché que se había levantado para manosearla un poco. Le corrí el short de jean y la tanga que tenía puestos y le metí dos dedos en su empapada y rosita concha. La pajeaba con una mano y me tocaba con la otra. Miraba su concha y miraba como se la chupaba a mi amigo. En un minuto ya la tenía parada de nuevo. Amagué a metérsela y me empujó.
- Ni se te ocurra. No tenés forro y hasta acá llego.
- Yo sí tengo forros arriba. Subimos y nos ponemos más cómodos, querés?
- mmm ok. Pero vos y yo nada más.
Subieron y me dejaron solo y con ganas de coger. Al poco tiempo se pusieron de novios. Obviamente nunca le pude hacer más nada!
3 comentarios - Un asado inolvidable...