Y llegó por fin el 4 capítulo de esta nueva temporada, las reglas del juego son claras, en los juegos del incesto Tamara va por su padre y Tomás va por su madre. ¿Qué tan lejos llegaran en este episodio? ¿Terminarán bien las cosas en esta casa del Gran Hermano descontrolada?
Ya saben que uso imágenes de la instagramer Bee_farmer como ejemplo de la protagonista Tammy, pero pueden imaginarse las cosas como ustedes quieran. Sandra es personalizada por Xev Bellringer
¡Ahora a lo bueno, espero que lo disfruten!
Tammy
Sandra
Jutsu de ocultación: transformación en ropa de armario
Entre a la habitación de mi hermana con intenciones que ningún hermano tendría, y no es lo que piensan. Me oculté en el armario y ella cerró la puerta. Era de esos armarios típicos de película de terror como Halloween, Jason, etc. con pequeñas rendijas que permitían ver hacia afuera.
- ¿Listo hermano? No hagas un solo sonido.- Me susurró desde afuera.
- Dale, hagámoslo.
- Hagámoslo dice, como si vos hicieras algo. Solo te dejo ver el espectáculo.
Tammy estaba vestida con una remera cortita de dormir, una tanga negra que le quedaría chica hasta a una muñeca Barbie y un pantalón de jean que no usaba de hace años.
- ¡Papa vení! – Lo llamó con los pantalones a medio poner, bien ubicada frente al ropero, ocupado por su voyeurista de lujo.- ¡Papa vení un toque!
- ¿Qué precisas hija?- Preguntó el incauto al llegar con buenas intenciones. Ese día, mamá trabajaba y papá se quedaba. Recién llegaba de comprar los víveres. Él nunca nos mandaba a comprar.- ¿Qué haces así vestida?
- Necesito ayuda, porfa, no me entra el jean.- Dijo dándole la espalda a él (y a mi) subiéndose el jean hasta el culo. Desde mi lugar no veía todo muy bien, no obstante, era casi imposible que entrara. Le había crecido mucho el culo.
- ¿Ayuda con el pantalón?- Saliéndole el tono algo aflautado, propio de los nervios.
- Si, vos tira para arriba.- Pidió apoyando sus brazos en el escritorio de su pc, sacando cola.
No lo vi con la mejor claridad del mundo pero el nuevo plan de Tammy se llevaba a cabo con maestría frente a mis ojos. Papa se acercó puso sus manos en el jean agachándose, con ese culo tan conocido por mi frente a él y subió, hizo fuerza por meter esas nalgas adentro sin éxito.
- Hay, despacio.- Se quejó Tammy en un tono, que si uno no estuviera mirando, pensaría otra cosa.
- Ponete otro pantalón, amor. No va a entrar.- Sugirió rindiéndose tras pocos intentos.
- No, no, necesito ayuda nomas, antes me entraba. – Esta vez se pegó a papa como una novia adolescente y exigió un nuevo intento. Papa no se quedó atrás y aceptó el perverso juego.
- Capaz si empujo el jean con una mano y trato de meterte la cola para adentro…
Vi con lujo de detalles como apoyaba su mano en la cola de Tammy, la apretaba intentando abarcar la mayor cantidad de carne posible con su mano mientras que con la otra, intentaba subir el jean. Ese intento se prolongó por más tiempo del debido, a pesar de ser una empresa imposible desde el principio: tenía la excusa perfecta para tocarle el orto con impunidad. Su mano, y a veces ambas, apretujaban sus nalgas como si pudiera achicarlas o deformarlas como masa de pastelería. Incluso, le abrió el culo entangado en un descarado intento de subir el pantalón de un lado y luego del otro. Tammy se dejo manosear toda sin oponer ninguna resistencia.
Tammy volvió a girar para intentar que pujara desde la parte sin poder lograrlo. Como en una película porno pobremente guionada, en el forcejeo terminaron cayendo en la cama (en mi afán de poder ver y seguirlos me di la cabeza con la puerta pero no me escucharon). Tamara ahora estaba con su culo contra la entrepierna de su padre, y el, tenía una mano muy carca de su vagina. Los intentos de subir su jean eran una excusa cada vez más pobre.
- Seguí empujando, papi, creo que falta poco.- Dijo en un susurró girando la cabeza hacia su padre, que perdiendo el control, la tomó de la boca y la besó mientras su mano le acariciaba la concha. Por supuesto que ella no opuso ninguna resistencia, al contrario, se dejo tocar la concha por fuera por su propio padre mientras sus bocas se encontraban en un arrebato de lujuria.
- No, no, no, esto está mal ¿Mirá si nos escucha tu hermano, estás loca?
- Dale, dejá de hacerte la victima que te gusta.- Insistió Tamara, sin salir de su trono de pecado que era su padre- Además, tarde o temprano lo vamos a terminar haciendo.
- ¿Haciendo? ¿Haciendo qué? – Se resistió sin fuerza al tonito de amante de su propia hija- Tammy, por favor, soy tu padre, no podes pensar esas cosas.
- No las pienso, las hago.
Tamara inició un segundo round usando a su padre como colchón humano y llegando a sus labios una vez más. Ese segundo beso duró bastante, creí por un segundo que mi viejo había cedido por completo, más aún cuando sus manos subieron por su vientre chato y llegaron a sus tetas, a las que masajeó desde adentro del buzo. No veía sus caras besándose pero el sonido era inconfundible, y si me percate de que sus tetas eran envueltas por las manos de quien la vio nacer.
- ¡No! ¡Basta!- Papá se liberó de su encanto de sirena cual Odiseo capitán de los Argonautas. - ¡Te estás portando muy mal!
Acto seguido, acomodó a su hija sobre su falda como en los viejos tiempos. Como amenazado hace unos días, cumplió con su promesa y con la colita de Tammy a su merced, apenas entangada, dejó caer su pesada mano en una de sus nalgas.
“Plaf”
- ¡Au, papi, no!- Se quejó tan creíble como promesa de campaña.- ¡Para, me porto bien, papi!
- Te lo advertí, y no me hiciste caso…- Haciendo caer por segunda vez su mano, “Plaf” ahora dejando una huella colorada en su textura de pomelo.
Desde las rendijas de la puerta en el ropero, podía ver la almejita de mi hermana apenas emerger entre sus carnes, apretujada por la tanga, con cada nalgueada, sus cachetes se bamboleaban cubriendo su empanada por unas milésimas de segundo. “Plaf, plaf, plaf…” Las manos libidinosas no dejaban de ajusticiar las nalgas de mi hermana, cayendo cada vez con menos fuerza.
- Papi, basta… me porto bien.- Se lamentó escurriendo un brazo por debajo de ella para tocar la erección de su propio padre.
- Parece que no aprendes, te dije que te iba a dar chaschas en la cola.- Papá levantó la mano más que nunca y la dejó caer con más fuerza, marcándole la piel como a una res en el campo.
- ¡Auuch, bruto, mi cola!- Chilló meneando el culo como si intentara librarse de una red invisible.
Una nueva nalgueada cayó justo dónde había caído la anterior, como meteorito que aniquiló a los dinosaurios.
- ¡Aia! Uuuuh…
- Deja de gritar, no quiero que nos escuche tu hermano.- La alertó apretujándole la nalga con la mano, justo en donde le había marcado hasta el dedo chiquito. Si supiera que su hermano estaba viendo todo con una erección que si se soltaba, abría la puerta como escotilla de avión.
- Fuiste una nena mala, muy mala, jugar con tu papi así… eso no se hace.- La reprimió entrando a su juego, apretujando sus nalgas y pasando su lengua por la mano. Acto seguido, paso su salivita por la marca colorada que le dejó tatuada.
- Uuuuh, eso… se siente bien. Que ardor tan raro.- Susurró Tamara apenas audible. Papá siguió pasando su babita por toda su herida como si fuera un bálsamo curativo.- Aunque se me ocurre algo que se siente mejor.
Tammy no parecía aguantar perder las riendas de la situación por mucho tiempo. Aceptó el juego de nena mala castigada propuesto por papá, no obstante, no parecía haberle gustado mucho quedar con una mano roja marcada a fuego, y ahora, le proponía orto castigo abriéndose una nalga.
- Tammy… no podemos hacer esto, me estás mostrando… todo.- Dijo papá hablando para un lado y haciendo para el otro. Sus brazos le agarraron el culo y separaron las nalgas para revelar su gran culo pigmentado apenas cubierto por un hilo dental negro. Si yo desde mi posición no muy privilegiada podía verle el ojo del culo, papá hasta podía contarle las arruguitas. Y abajo, sus pulposos y porosos labios vaginales pegoteados a la minúscula telita negra, sus labios, parecían absorber la tanga cada vez más con cada segundo que pasaba.
Mi hermana se incorporó antes de que papá le descubriera los agujeros y ella, frente a él, y frente a mí, se inclino y se corrió la tanga a un lado para enseñarle bien en primer plano la concha y su culo.
- Por Dios, que estoy haciendo.- Dijo papá medio entre lamento, medio entre sorpresa y resignación, ver los orificios de Tammy por primera vez en lujo de detalle tenían el poder de provocar cortocircuitos. Incluso hasta me pareció ver que le guiñaba el ojo del culo.
- Papi, podes tocarme además de mirar. Me incomoda que no hagas nada.- Dijo volteando sin dejar de abrirse de par en par.
- Soy tu papa, Tamara, te tuve en brazos desde el primer día, te acompañe a tu primer día de escuela, te lleve a Disney, te limpié la cola hasta los once porque siempre fuiste vaga para esas cosas… no podemos hacer esto.- Apeló como último recurso al plano sentimental para detener ese carruaje sin conductor a punto de desbarrancar. Enfrente tenía a un profundo y tentador barranco en el que cualquiera se tiraría de cabeza.
Mierda, hasta yo hubiera cedido ante su tono que me dio pena. Lo vi más como un hombre atormentado víctima de sus impulsos que un pervertido o un viejo verde. Creo que me vi reflejado en él, en especial los primeros días de aventuras con mi hermana.
- Cumplime la fantasía, papi, déjate llevar, sé que te gusto de más de una forma.- Y para acentuar sus intenciones, se sacó el jean como si ya no hubiera vuelta atrás.
- ¿De eso se trata? ¿De una loca fantasía? – intentó de echar razón a sus irremediables impulsos de meter mano. Sus ojos no dejaban de recorrerle el sexo goteando su excitación y su ano. - Nos puede oír tu hermano.
- Debe estar haciéndose una paja en su pieza, está en una edad donde aprecia la intimidad.- Algo era cierto, estaba haciéndome una paja en ese momento, con las caderas medio de perfil y mi cuello girado para ver la acción padre vs. Hija.
- Algo me dice que me voy a arrepentir de esto. Mínimo otros cinco años de terapia.
- Algo me dice que te va a encantar y me vasa coger como puta de ahora en más.
Por fin, las defensas de papá cedieron como puerta de castillo y dejaron entrar a todos los demonios. Le doy crédito por resistirse más que yo y soportar franeleo de su hija por bastante tiempo, aceptando su perversión hasta cierto punto, casi pareciendo normal. Ahora, lo primero a lo que papá se rindió, fue la vagina de Tamara, en la que introdujo dos dedos para masajearle tan prohibido orificio.
- Estás toda mojada, hija, sos una nena pervertida.- Jugueteó un poco con ella.- Y no sos virgen, me debes una explicación.
- En vez de pegarme dame lo que quiero mmm juga con mi concha, papi.- Le susurró llevándose un pulgar a la boca y succionándolo.- Virgen o no, todavía sirve mmm. - Creo que ni yo, ni él, pudimos contener un jadeo de morbosa excitación. Ahora era papá el que mantenía sus carnes separadas mientras metía dos dedos y le masajeaba la vulva, quizás buscando su punto más excitante con sus experimentadas manos.
- Uuuu, uuuh, mmm, papi, sí… méteme los dedos, papi.
Mientras me pajeaba, no podía dejar de pensar que por esa concha había pasado yo, mi tío, y ahora mi padre, el premio mayor, el acto de incesto más grande y encima consensuado, lo que lo volvía más perverso aún. Verán, una violación también es tan perversa como repulsiva, un crimen infecto del que nunca sería partícipe, no obstante, se necesita de un pervertido para llevarse a cabo, de un sexo, o del otro, con que uno tenga la iniciativa, el poder, y la falta de escrúpulos, podía llevarse a cabo (aunque no se debe, que quede claro). En cambio, en el sexo consensuado eran requeridos dos individuos, y para una perversión como la que presenciaba, de dos pervertidos, coincidiendo en sangre como en fetiches. Y hablando de fetiches…
- Uuuh, sí, papi…Mmmm que rico.
Papá se inclinó contra la concha de Tammy y le paso la lengua, impregnando su lengua con toda su aceitosa humedad. Papá hundió su boca en su vagina sin tapujos, recorriendo su sexo, esparciendo sus flujos por cada resquicio de su libidinosa vagina. Con cada segundo, mi hermana gemía más fuerte, y papá se hundía más adentro. Sus manos le abrían los labios vaginales mientras él lamía como perro desde el clítoris todo respingón hasta su agujero vaginal.
Como era de esperarse, al despegar su boca del sexo de Tammy, contemplo la apetitosa idea de ir por algo más. Su vagina goteaba hasta el suelo.
- No puedo creer que siquiera lo piense…- Dijo observándole el ano, expectante. Tamara se abrió aún más el culo con las manos como para ayudarlo a decidirse.
- No pienses, solamente hacelo, chúpame el culito…
- Sos una nena muy sucia.- Siguió jugando sumando el lenguaje obsceno a la escena mientras le metía un dedo, el del “fuck you” en el culo, haciéndola desear.
- Mmm sí, eso también me gusta, uuh, mmm, meteme más el dedito, movelo.- Gimió mientras papa se entretenía explorando su asterisco con el dedo, girándolo, sintiendo la textura del anillo por fuera y por dentro. Mientras un dedo se batía dentro, con la otra mano le estriaba la escarapela.
Así, con el agujero estirado con los dedos índice y medio (desde mi lugar parecía que hacía la “V” de la victoria) le mando lengua en su centro dilatado y rosado, dándole el gusto a mi hermana de un regio anilingus de padre a hija.
- Ahh, ahah, ahah, uuuuh, ahaha.- Gemía Tammy, como si se la culeaba una lengua.
Papa le puso empeño y atacó la escarapela desde cada ángulo, sin importarle que su hija gimiera como puta, cuando antes, estaba preocupado por no ser oído.
- Vení, te voy a dar lo que querés así te cura de esto.- Dando por finalizado el anilingus. La reprimió tomándola del pelo e indicándole que se incline, acto seguido, se bajó el pantalón y le enseñó su supuesta vacuna de perversión: su pija semierecta, la misma de la que salió hace años. Y yo también.
Tammy ni la observo, de una, se abalanzó contra el pene y se dio un festín con el mismo, succionándolo desde la base a la cabeza. Envolviendo el tronco flácido con fuerza, vi como la ahorcaba mientras subía y bajaba sin usar las manos, solo su pervertida boca.
- Mmm nena, estás enferma, que ideas tenés.- Mencionó sin dejar de tomarla de los pelos, disfrutando de una mamada que le estaba izando el mástil centímetro a centímetro. Tammy no dijo palabra alguna, cabeceando como posesa. Solo dejó de succionar para pasarle la lengua a toda la cabeza, en especial a orificio que una vez, siendo microscópica, cruzó.
- Pensar que vine de estas ¿No es loco?- Salseó la situación tomando la pija con la mano para masturbarla mientras le lamia las bolas. Yo sabía lo que se sentían sus habilidosas manos masturbándome mientras me dedicaba una mirada lujuriosa.
- Uuuf, nena ¿Dónde aprendiste estas cosas? Mejor ni me digas.- Se dejó llevar sin dejar de verla hundida en sus testículos, como rindiéndole tributo a la fábrica que la creó (en un 50%, obvio).
- No preguntes, disfruta solamente.-Envolviendo el glande con su boquita, y bajando muy lentamente, hasta la base, llevándosela hasta el fondo de su garganta como tres veces con mucha facilidad, no sé si por las proporciones mi padre o su experiencia. Desde mi lugar lo notaba “normalito”.
- Me vasa hacer largar todo, para Tammy, es suficiente.
- No va a ser suficiente hasta que te vengas en mi.- Exigió como una Diosa reclamando su tributo sin dejar de pajearlo.- ¿Dónde te queres correr? ¿En mi boca, mi cara, mis tetas, mi culo?
- Tamara, por favor.
- ¿O en mi concha?
- ¿Vos dónde la queres? Es tu fantasía, después de todo. – Yo en mi cubículo voyeurista adiviné los deseos de mi hermana, que decidió la opción más morbosa, al menos para mí.
-Toda en mi boca.- Y la abrió al máximo para recibir su tributo lácteo. Sabía que tras darse un festín con mi leche tantas veces y una vez con la de tío Nacho, querría coleccionar una nueva receta familiar.
- Hija, no podes ser tan puta, me vas a dar un infarto.- Acercando su pene y pajeandose ante la atenta mirada de Tamara.
- Dale, dame tu leche, dame la lechita, así, así…
- Ahí sale, sale, sale, uuuuf, mmmm ahí esta… Dios que enfermo.
Tamara casi que no puede contener una risa ante el histeriquéo de papá, que sonaba afectado y sin embargo, le descargó su esperma en la boca, bien en la lengua, dejando su fruto reposando sobre su lengua como queso derretido. Fruto que tras revolver en su boquita para impregnarse todo su gustito prohibido, volvió parte de sí misma al ingerir tras una breve pausa.
- Tammy ¿Qué fue todo esto? – Preguntó papá víctima de los demonios del remordimiento cuando el fuego se apagó, dejando un cráneo candente. Casi podía verse el humo saliéndole de las orejas como en una caricatura de Hanna Barbera.
- Shhhh.- Le cerró la boca juntándole los labios con la mano, la misma con la que lo había masturbado. – No nos quedemos acá mucho tiempo o se van a levantar sospechas.- Bromeó haciéndose la boluda.
-¿Ahora te preocupa ser descubierta corazón? – Se extrañó mientras Tammy se acomodaba la tanga y se ponía unas medias- ¿Me vas a correr de tu pieza así nada más después de eso? ¿Me usas y me despachas así de fácil?
- Tranquilo, papi, esto no es La Rosa de Guadalupe, no te me pongas sentimental. Hasta la próxima, cuando mamá trabaje te voy a dejar entrar de nuevo y te ordeño otra vez, a no ser que quieras otro servicio.
- ¿Qué fue eso de cumplir tu fantasía? – Trató de echar luz en el asunto- Ya lo hicimos, ya te diste el gusto de, no sé, hacer incesto, qué se yo, no deberías de querer…
Mi hermana lo empujó fuera de su habitación y salieron de mi rango de visión. Lo último que escuche fue un “te quiero papi, gracias, dejame arreglarme un rato” hasta que abrió la puerta del armario y me encontró con la pija en la mano, masturbándome.
- Ni pregunto si te gustó el espectáculo.- Susurró por las dudas, quizás sospechando que papá escuchaba desde el otro lado mientras se arrodillaba, si, se arrodillaba.
- ¿Queres comparar sabores?- Disfrutando del morbo de haber visto esa boca llevarse dos pijas familiares en cuestión de segundos. Debía de tener el sabor del semen de papá fresquito, impregnado por toda la boca.
- Si, pero no voy a decir cuál me gusta más.- Expreso llevándose mi pija a la boca, mamándola sin dejar de mirarme a los ojos y masajearme los testículos. Yo, que casi había acabado gracias al espectáculo que me dio, no la hice esperar mucho y propulse con un movimiento de cadera una nueva eyaculación directo a su ardiente boca.
Una visitante en la oscuridad
Algo ansioso por hacer mi jugada y no quedarme tan atrás, decidí meter segunda en la carrera y le pregunte por mensaje de texto a mamá si se había decidió a ayudarme con mi calentura. Lo hice durante la cena de ese mismo día, cena que encontró a Tamara tan relajada como siempre y a papa sumamente perturbado. Sandra también se perturbo cuando recibió mi pregunta en medio de la comida. Ese día no había hecho yoga.
- ¿Pasó algo amor?- Le preguntó papa mientras comía ensalada. Era curioso verlo comer y hablar con la misma boca que había besado a su hija en cada labio y hasta en la cola. Creo que hasta se dio cuenta de que lo miraba comer fijo.
“Si mama supiera dónde estuvieron esos labios que besa al llegar del trabajo” pensé mientras Sandra se debatía por una respuesta para su esposo y otra para mí.
- Todo bien, una de esas cadenas de whatsapp sobre el corona. – En los días que transcurre mi historia, esas cadenas con información pasadas entre allegados son comunes, no sé si para cuando lean esto todavía sean frecuentes.
- Creo que estamos por los 3000 muertos, una locura, pensé que con la cuarentena estricta los iban a mantener al mínimo y a prepararnos mejor.
- No sé amor, comamos tranquilos. Me tiene cansada todo el pesimismo.- Mencionó mamá mirando el mensaje que le envié una y otra vez, como si no creyera lo que leía.
- ¿No te parece que se equivocaron demasiado? Dijeron que era imposible que llegara y cuando llegó, que no pensaron que lo haría tan pronto. Caraduras.
Empezó mi viejo iniciando una discusión política. En mi familia papá y mamá por lo general tenían opiniones opuestas, yo por supuesto, me mantenía por sobre la grieta, observándola desde arriba sin sentirme en un lado u otro, aunque sabía que en algún momento de mi vida caería en un lado.
Por suerte, algo tenía seguro y era que con mi hermana, estábamos en el partido pro incesto, si algún partido propusiera legalizarlo nos uniríamos a él. Como si me leyera la mente y supiera que me mensajeaba con mamá, intervino para darle celos.
- Papi es un gorila.- Dijo Tammy abrazándolo desde atrás cuando juntó su plato y lo dejó en la pileta.- Le falta comer bananas nomás y balancearse como Tarzán.- Dijo dándole un beso en la mejilla, muy cerca de la comisura de la boca.
- Tammy, amor, estoy comiendo. Y no soy gorila, tengo sentido común nomás.
“Habla de sentido común después de chuparle la concha, es como si yo hablara de moral. Es raro como el incesto te hace ver todo de manera distinta.” Pensé en silencio terminando mis milanesas de pollo.
- Te faltan ver más documentales, burra, los gorilas son terrestres los orangutanes y chimpancés se balancean. Pesan como 200 kilos no pueden colgarse.
- ¡Nerd!- Me dijo imitando el tono de Homero mientras no dejaba de acosar a papa y hasta le robaba el tenedor para darle de comer ella.
“Mañana a la mañana tempano, cuando tu hermana duerma y tu padre se vaya al trabajo. No sé en qué estoy pensando, debería pagarte una prostituta. Y borra el chat por las dudas.”
No pude ocultar una sonrisa de victoria. Aunque la carrera de perversión estaba pronta a terminar con Tammy casi cruzando la meta, yo me acercaba lento pero seguro y mañana tomaría un impulso importante al tener una aventura incestuosa con mamá. Diablos, hasta pensarlo sonaba sucio y mal, hace unas semanas ni hubiera pensado en eso, no lo hubiera visto bien y ahora, lo ansiaba como un oasis en el desierto. De solo pensar en lo que me haría me la ponía tiesa como pata de perro envenenado.
Los mensajes continuaron mientras estudiaba en mi habitación sin poder retener lo que leía. La conversación fue la siguiente, aunque las partes escritas por mi vieja en los mensajes de whatsapp suelen tener horrores ortográficos.
- ¿Estás seguro de esto? Otros chicos piden la nueva playstation, no estas cosas.
- Con lo que sale la nueva play vas a agradecerme que te salí pervertido pero barato.
- Después te mando a vivir con el psicólogo.- Amenazo sacándome una risa en medio de mi habitación. Era extraño como la idea de tener una aventura con mi madre me estaba despertando una erección. Era como si en mi mente, su figura, su cuerpo, su misma persona, hubiera sido trasladada a la sección de libido, sumándose a Tammy, Valeria (pensaba en ella bastante) y un sinfín de minas que me calientan o calentaron en la vida.
- Cumplime la fantasía y si no te gusta me interno yo solo en el Borda. Te espero.- Cerré la conversación, con temor de que si seguía machacando en el asunto le hiciera comprender que se estaba metiendo en la boca del lobo y decidiera desistir.
- Me parece que todos vamos a terminar internados. Tu hermana esta terrible con su padre, es una atrevida.- Cambió el eje de la conversación y me di cuenta de que el apego de ambos la estaban poniendo celosa.
- Si me di cuenta. Ya no son tan adorables.
- Nunca lo fueron, esa borrega se le sienta arriba y él no le dice nada.- Se quejó evidenciando sus celos haciéndome reír con su rabieta espontánea.
- Bueno te podes vengar sentándote arriba mío.- Retruqué a lo que recibí una carita enojada de respuesta
Por las dudas esa noche ni me toque. Pensé que del dicho al hecho hay mucho trecho, por ende, había posibilidad de que llegado el momento no me despertara lo mismo que Tammy me despertó casi desde el principio. Después de todo era mi madre, podía estar más fuerte que gancho de Jax pero como soy de carne y hueso, preferí llegar con el tanque lleno sin descargar y facilitarme la acción.
No sé como hice para pegar un ojo y despertarme a eso de las ocho de la mañana. No había que ser adivino para saber que papá se había ido y tenía piedra libre para mis juegos. Escuche pasos en mi habitación, mi cama se hundió a mi lado y sentí el inconfundible perfume de mi propia madre acomodándose a mi lado.
- Bueno ya estoy acá ¿En qué te ayudo?- Susurró sintiendo su piel contra la mía. Debía de tener una bata de dormir. Me hubiera encantado verla pero quizás la oscuridad nos podía ser beneficiosa, en especial para ella. Cuando uno es nuevo incursionando en el incesto a veces ver menos era más.
- Lo que quieras. Gracias por venir.- Dije acurrucándome contra ella, sintiendo sus cabellos contra mi rostro, oliendo su perfume. Sentía la mano de mamá acariciándome el pecho bajo la sábana y de allí fue bajando deslizando las yemas de sus dedos contra mi piel hasta llegar a mi pantalón.
- Parece que me esperabas.- Se percató palpándome mis partes íntimas desde afuera, acariciándolas como una vez hizo Tammy durante nuestros primeros juegos.
- Pensé estaba ansioso por que pasara.
- ¿En serio? Que pervertido.- Me dijo a la vez que me aprisionaba el rabo semi erecto con la mano.- Si no fuera porque mi amiga hizo estas cosas y me pico el bichito del morbo no podría hacer esto.
- Sos valiente. Si ella la pasó bien vos también. No tiene nada de malo.
- Tiene todo de malo.- Haciendo énfasis en “todo”- hace silencio mejor y dejame ayudarte con tu problema.
Por fin, la mano de mi madre se deslizo como una culebra por debajo de mi pijama y fue directo al meollo del asunto, acariciándome los genitales, palpándolos con cariño. Creo que tenerla rasurada sumaba puntos, recuerdo que Tammy también se tomó su tiempo acariciándomela sin reparos, desde los testículos hasta el rabo, que comenzaba a alzarse en todas su gloria.
Mama notó la erección y no tardó en envolverla con su mano para hacerme una paja. Nuestras respiraciones se sincronizaron mientras el manual se iba acelerando. Cada tanto me acariciaba la cabeza con los dedos, quizás para dibujar en su mente la imagen de mi pene y retomaba la masturbación.
Mientras me pajeaba le di un beso en el cuello y trate de indicarle con lenguaje corporal que quería algo más. Mamá me dio un pico bastante prolongado y envalentonado, volví a conectar mi boca con la suya en un beso auténtico. Para mi sorpresa, no se reprimió, al contrario, se dejó caer aún mas envolviéndome con su pelo rubio y deleitándome con su boca, a la que exploré con mi lengua por primera vez. Nunca creí que le daría un beso francés a mi propia madre, conectando nuestras lenguas por dentro y por fuera de nuestras bocas. Ella también metió su lengua en mi boca, quizás reviviendo recuerdos de lejanos besos adolescentes.
- Mi bebé necesita cariño.- Susurró despegando sus labios aunque sin dejar de masturbarme. Era muy buena en el trabajo manual. No me la trataba como palanca de camión, sino con precisión, recorriendo esa placentera sección entre la base del glande y el punto medio del tronco. Tomen nota las lectoras, no la estiren como si fuera una trompa de elefante, pélenla con delicadeza en ese sector y su hombre (familiar o no) lo gozará.
Lo que pensé que sería una aventura de unos pocos minutos se prolongó. Mamá me besó un par de veces más, demostrando que quien estaba más ávida de cariño y aventuras era ella. Incluso entre un beso puse mi mano contra su pecho por sobre la bata, presionándolo con delicadeza. Ella no hizo un solo gesto de rechazo.
- ¿Puedo tocarte por dentro? – Pregunté con delicadeza.
- ¿No tenés suficiente? Bueno, no importa, en definitiva ya me las viste aunque no te acuerdes.
Acto seguido, teniendo su aprobación, deslicé mi mano por abajo para sentir su tibio y suave seno en mi palma. Ella siguió con la paja, cada vez más difícil de sostener para mí con el excitante morbo de acariciarle las enormes tetas a mi propia madre. Era difícil no hacer comparaciones inmediatas, se sentían más redondeadas y pesadas que las de Tammy, que había heredado un culo portentoso pero no tanto busto, o quizás se debía al hecho de que fue mamá dos veces.
Empezó a sentir sus suaves gemidos, disfrazados de respiración agitada cuando me concentré en acariciar sus pezones con movimientos circulares, sintiendo como se endurecían bajo mis yemas. La paja se aceleró entre beso y beso. Cuando sentí que estuve listo, me destapé y se lo anuncie.
- Ya sale, me vengo.
- ¿Tenes servilletas? ¿Con qué te limpias?- Me preguntó preocupada por no dejar todo hecho un desastre.
- Pañuelos húmedos, debajo de la cama, podés prender la luz.- Pedí con la esperanza de ver su seno desnudo, el que había destapado. Ella me concedió el privilegio. Encendió la luz con una teta al aire y buscó las toallitas.
- Al final sos un bebé, todavía usas de estas, las mismas que usaba cuando te limpiaba, cochino.- Observó mamá volviéndome a tomar de la palanca, sin sacar su vista de mi pija, que gracias a la luz se comió con la mirada. Yo hice lo mismo con su pecho al descubierto.
- Es que son fresquitas y cómodas. Bueno, estoy listo.- Preparándome para la recta final descubriéndola el otro pecho, dejándola con la bata de baño y el diminuto camisón caído. Sin dejar de verle las tetas me dejé masturbar mientras veía sus pezones libres y preciosos observándome como un par de ojos que se bamboleaban ligeramente.
- Veo que te gustan mis tetas.
- Me encantaría chuparlas todas.- Roge mientras mi pene se estremecía al saturarse de semiente.
- Bueno, de todas formas ya llegamos bastante lejos… no te acostumbres he.
“Como si no te fuera a gustar, no puedo creer que me deje…”- Pensé.
Mamá me cumplió el sueño acercando un voluminoso pecho a la boca, y yo, obediente y sumiso, me prendí a su pezón succionándolo con lentitud y suavidad, probándolo, sintiéndolo entrar entre mis labios con cada succión, presionándolo con mis labios.
- Mmm mi bebé, como te gusta la teta de mamá… mmm- Se dejó llevar acelerando su mano y dejándose caer más, haciéndome sentir el peso de su seno contra toda mi boca. Yo aproveché que la teta me oprimía la boca para succionarla más y meterme una porción más generosa en mi boca.
Lo que había empezado como una delicada succión de pezón había pasado a ser una burda mamada de tetas, pasándole la lengua por toda su redondeada circunferencia.
No tardé en correrme sobre la mano de mamá y mi propio vientre sin dejar de chuparle la teta. Ella siguió exprimiéndomela hasta que la última gota blanca se deslizó por sus falanges y cayó en mi ingle. Acto seguido, me limpio con cuidado y esmero sin dejar una sola gota de mi semen sobre mi o sus manos. Con otro pañuelo se limpio el seno todo baboseado frente a mis ojos eliminando todo rastro del crimen.
- ¿Estuvo bien? ¿Fue lo que esperabas?
- Fue mejor.- Respondí con sinceridad, sin subirme el pantalón, con la pija muerta goteando para un costado.- Me encantó chuparte las tetas y como me la hiciste.
- Bueno, suficiente picarón. – Me dijo golpeándome la nariz con un dedo y volviendo a cubrirse víctima del pudor (aunque a penas, se notaban sus pezones en punta incluso bajo la bata).- Fue suficiente por hoy, no te podes quejar, tuviste tu descarga en cuarentena.
- En absoluto, no me quejo.- Y antes de que dejara mi habitación en silencio, con cuidado de no ser descubierta, solté. – La próxima voy a ser yo el que te visite y te haga sentir cosas ricas.
- Tengo esposo, atrevido.- Me reprimió con falsedad.- Si volvés a tener problemas, me avisas, algo se me puede ocurrir.- Aceptó guiñándome un ojo y abandonando mi habitación, dejándome K.O. desde el momento en que me di cuenta de lo que había pasado, de lo que había logrado. Me sentía en la cima de la montaña rusa otra vez, subiendo sin parar por los logros personales en el campo de las fantasías. Me sentía capaz de todo, con la autoestima por las nubes y sin conocer un techo, como Goku que ante la adversidad se saca un nuevo color de pelo y Zas gana la batalla.
Aunque ya había tenido mi desayuno, un desayuno de campeones diría yo, bajé y me hice un café acompañado de tostadas con mermelada en el que Tammy se sumó. Me sentí un proxeneta viendo a mi madre hacer sus cosas en camisón (ahora sin la bata) y a mi hermana en tanga con un buzo verde flúo. Esta vez mamá no la retó por andar en ropa interior y sin siquiera las medias puestas.
Mis labios se habían dado un paseo por esos cuerpos, en especial el de mi hermana. Todavía me faltaba recorrer lugares clave del cuerpo de mamá.
- Estas silencioso hermanito. ¿Estás despierto?
- No del todo, pero el café me está ayudando.- Mentí, dado que en realidad mi mente divagaba por pasajes de lujuria. Cuando mi madre dejó el comedor y se puso a hablar por teléfono con mi tía, le susurré a Tamara- No sabes lo que pasó. Mamá se nos unió en el club.
- ¿En serio? ¿Y no me invitaste para ver? – Me reprimió arrojándome un pedacito de tostada.- Contame todo hijo de puta mientras yo duermo vos estás de fiesta.
- Después – Sorbiendo mi café a lo Shinji- Cuando estemos solos te cuento con lujo de detalle.
- Pendejo de mierda contame. Me re calientan estas cosas…- Se relamió mordiéndose el labio.- No sé si ponerme a dibujar mi manga o no sé, mandarle fotos en bolas a papá, que manera de empezar el día.
En eso volvió mamá y abortamos la conversación. Ella puso sus manos en mis hombros y me preguntó que quería que hiciera de comer.
- Lo que vos quieras, si son milanesas mejor.- Propuse acariciándole las manos.
- Voy a engordar diez quilos con tantas milanesas. – Mencionó pasando sus manos por sus contornos, en un movimiento muy sexy ya que se le pegó el camisón al cuerpo.- Quedaron algunas puedo calentarlas y preparar una ensalada de zanahoria o puré de papas.
- Estas hermosa mamá, dejate de joder con cuidarte.- La halague abrazándola desde atrás y besando su cuello (todo frente a mi hermana)- Además después te pones a hacer ejercicio con las pesas o la pelota de yoga y listo.
- Es buena idea, hay que disfrutar, son tan ricas las milanesas.
Contra todo pronóstico, sin despegarse de mi abrazo, volteó y me di un pico.
- Bueno, bueno, no cuenten plata frente a los pobres.- Se puso celosa Tammy, recibiendo una buena dosis de su propia medicina. La muy caradura se la pasaba franeleando con papa pero cuando mamá lo hacía conmigo le molestaba.
- ¿Qué te pasa? Es mi hijo le voy dar todos los besitos que quiera.- Y acto seguido me dio un par de picos más.- Bien que vos haces lo mismo con tu padre y nadie te dice nada.
- En realidad me cagas a pedos pero bueno, tenes un punto, pueden ir a coger a la pieza tranquilos si quieren.- Levantándose de la mesa para dejar su tasa en la pileta.
- ¡Tamara! ¡No seas atrevida! - La retó poniéndose colorada aunque su hija no le dio importancia y dejó la sala, sin dudas para dejarme a solas y darme la oportunidad de seguir con mi aventura en solitario.- Y vos no te hagas ilusiones, picarón, ya tuviste más que suficiente por un día.- Me dijo susurrando. Yo seguí abrazado a ella, pegadito a su cuerpo, apoyado bien mi miembro contra su trasero.- Avisale a tu amigo de abajo que ni lo piense.
- Con verte hacer ejercicio con las pesas o haciendo yoga me conformo.- Pedí dándole un nuevo pico.- Me encanta verte con ropa ajustada.
- Veremos, veremos, esta casa parece un burdel ya.- Despegándose de mi abrazo.- Además Tamara está en la casa, deberías dejar esas ideas para otro momento, nos puede descubrir.
“Si supiera aunque sea la mitad de la historia con Tammy”, pensé.
Continuara
¡Gracias por leer! Ahora se viene lo shido 😉 Tammy y Tomás están siguiendo caminos separados y van por nuevas conquistas pero... ¿unirán sus caminos una vez más? ¿Quién llegara a la meta primero?
Si les gustó esta nueva historia muéstrenme su apoyo dejando puntos y/o comentarios, lo que gusten. Si pueden mandar a favoritos también pueden dejar puntos, no sean ratas que esto se hace a pulmón y para ustedes 😉
Capítulos anteriores:
Hermana Otaku Capítulo 1 (Temporada 2): http://www.poringa.net/posts/relatos/3727751/Hermana-Otaku-2da-Temporada.html?notification#comment-185844
Hermana Otaku Capítulo 2 (Temporada 2): http://www.poringa.net/posts/relatos/3750217/Hermana-Otaku-2da-Temporada-Capitulo-2.html
Hermana Otaku Capítulo 3 (Temporada 2): http://www.poringa.net/posts/relatos/3776003/Hermana-Otaku-2da-Temporada-Capitulo-3.html
Ya saben que uso imágenes de la instagramer Bee_farmer como ejemplo de la protagonista Tammy, pero pueden imaginarse las cosas como ustedes quieran. Sandra es personalizada por Xev Bellringer
¡Ahora a lo bueno, espero que lo disfruten!
Tammy
Sandra
Jutsu de ocultación: transformación en ropa de armario
Entre a la habitación de mi hermana con intenciones que ningún hermano tendría, y no es lo que piensan. Me oculté en el armario y ella cerró la puerta. Era de esos armarios típicos de película de terror como Halloween, Jason, etc. con pequeñas rendijas que permitían ver hacia afuera.
- ¿Listo hermano? No hagas un solo sonido.- Me susurró desde afuera.
- Dale, hagámoslo.
- Hagámoslo dice, como si vos hicieras algo. Solo te dejo ver el espectáculo.
Tammy estaba vestida con una remera cortita de dormir, una tanga negra que le quedaría chica hasta a una muñeca Barbie y un pantalón de jean que no usaba de hace años.
- ¡Papa vení! – Lo llamó con los pantalones a medio poner, bien ubicada frente al ropero, ocupado por su voyeurista de lujo.- ¡Papa vení un toque!
- ¿Qué precisas hija?- Preguntó el incauto al llegar con buenas intenciones. Ese día, mamá trabajaba y papá se quedaba. Recién llegaba de comprar los víveres. Él nunca nos mandaba a comprar.- ¿Qué haces así vestida?
- Necesito ayuda, porfa, no me entra el jean.- Dijo dándole la espalda a él (y a mi) subiéndose el jean hasta el culo. Desde mi lugar no veía todo muy bien, no obstante, era casi imposible que entrara. Le había crecido mucho el culo.
- ¿Ayuda con el pantalón?- Saliéndole el tono algo aflautado, propio de los nervios.
- Si, vos tira para arriba.- Pidió apoyando sus brazos en el escritorio de su pc, sacando cola.
No lo vi con la mejor claridad del mundo pero el nuevo plan de Tammy se llevaba a cabo con maestría frente a mis ojos. Papa se acercó puso sus manos en el jean agachándose, con ese culo tan conocido por mi frente a él y subió, hizo fuerza por meter esas nalgas adentro sin éxito.
- Hay, despacio.- Se quejó Tammy en un tono, que si uno no estuviera mirando, pensaría otra cosa.
- Ponete otro pantalón, amor. No va a entrar.- Sugirió rindiéndose tras pocos intentos.
- No, no, necesito ayuda nomas, antes me entraba. – Esta vez se pegó a papa como una novia adolescente y exigió un nuevo intento. Papa no se quedó atrás y aceptó el perverso juego.
- Capaz si empujo el jean con una mano y trato de meterte la cola para adentro…
Vi con lujo de detalles como apoyaba su mano en la cola de Tammy, la apretaba intentando abarcar la mayor cantidad de carne posible con su mano mientras que con la otra, intentaba subir el jean. Ese intento se prolongó por más tiempo del debido, a pesar de ser una empresa imposible desde el principio: tenía la excusa perfecta para tocarle el orto con impunidad. Su mano, y a veces ambas, apretujaban sus nalgas como si pudiera achicarlas o deformarlas como masa de pastelería. Incluso, le abrió el culo entangado en un descarado intento de subir el pantalón de un lado y luego del otro. Tammy se dejo manosear toda sin oponer ninguna resistencia.
Tammy volvió a girar para intentar que pujara desde la parte sin poder lograrlo. Como en una película porno pobremente guionada, en el forcejeo terminaron cayendo en la cama (en mi afán de poder ver y seguirlos me di la cabeza con la puerta pero no me escucharon). Tamara ahora estaba con su culo contra la entrepierna de su padre, y el, tenía una mano muy carca de su vagina. Los intentos de subir su jean eran una excusa cada vez más pobre.
- Seguí empujando, papi, creo que falta poco.- Dijo en un susurró girando la cabeza hacia su padre, que perdiendo el control, la tomó de la boca y la besó mientras su mano le acariciaba la concha. Por supuesto que ella no opuso ninguna resistencia, al contrario, se dejo tocar la concha por fuera por su propio padre mientras sus bocas se encontraban en un arrebato de lujuria.
- No, no, no, esto está mal ¿Mirá si nos escucha tu hermano, estás loca?
- Dale, dejá de hacerte la victima que te gusta.- Insistió Tamara, sin salir de su trono de pecado que era su padre- Además, tarde o temprano lo vamos a terminar haciendo.
- ¿Haciendo? ¿Haciendo qué? – Se resistió sin fuerza al tonito de amante de su propia hija- Tammy, por favor, soy tu padre, no podes pensar esas cosas.
- No las pienso, las hago.
Tamara inició un segundo round usando a su padre como colchón humano y llegando a sus labios una vez más. Ese segundo beso duró bastante, creí por un segundo que mi viejo había cedido por completo, más aún cuando sus manos subieron por su vientre chato y llegaron a sus tetas, a las que masajeó desde adentro del buzo. No veía sus caras besándose pero el sonido era inconfundible, y si me percate de que sus tetas eran envueltas por las manos de quien la vio nacer.
- ¡No! ¡Basta!- Papá se liberó de su encanto de sirena cual Odiseo capitán de los Argonautas. - ¡Te estás portando muy mal!
Acto seguido, acomodó a su hija sobre su falda como en los viejos tiempos. Como amenazado hace unos días, cumplió con su promesa y con la colita de Tammy a su merced, apenas entangada, dejó caer su pesada mano en una de sus nalgas.
“Plaf”
- ¡Au, papi, no!- Se quejó tan creíble como promesa de campaña.- ¡Para, me porto bien, papi!
- Te lo advertí, y no me hiciste caso…- Haciendo caer por segunda vez su mano, “Plaf” ahora dejando una huella colorada en su textura de pomelo.
Desde las rendijas de la puerta en el ropero, podía ver la almejita de mi hermana apenas emerger entre sus carnes, apretujada por la tanga, con cada nalgueada, sus cachetes se bamboleaban cubriendo su empanada por unas milésimas de segundo. “Plaf, plaf, plaf…” Las manos libidinosas no dejaban de ajusticiar las nalgas de mi hermana, cayendo cada vez con menos fuerza.
- Papi, basta… me porto bien.- Se lamentó escurriendo un brazo por debajo de ella para tocar la erección de su propio padre.
- Parece que no aprendes, te dije que te iba a dar chaschas en la cola.- Papá levantó la mano más que nunca y la dejó caer con más fuerza, marcándole la piel como a una res en el campo.
- ¡Auuch, bruto, mi cola!- Chilló meneando el culo como si intentara librarse de una red invisible.
Una nueva nalgueada cayó justo dónde había caído la anterior, como meteorito que aniquiló a los dinosaurios.
- ¡Aia! Uuuuh…
- Deja de gritar, no quiero que nos escuche tu hermano.- La alertó apretujándole la nalga con la mano, justo en donde le había marcado hasta el dedo chiquito. Si supiera que su hermano estaba viendo todo con una erección que si se soltaba, abría la puerta como escotilla de avión.
- Fuiste una nena mala, muy mala, jugar con tu papi así… eso no se hace.- La reprimió entrando a su juego, apretujando sus nalgas y pasando su lengua por la mano. Acto seguido, paso su salivita por la marca colorada que le dejó tatuada.
- Uuuuh, eso… se siente bien. Que ardor tan raro.- Susurró Tamara apenas audible. Papá siguió pasando su babita por toda su herida como si fuera un bálsamo curativo.- Aunque se me ocurre algo que se siente mejor.
Tammy no parecía aguantar perder las riendas de la situación por mucho tiempo. Aceptó el juego de nena mala castigada propuesto por papá, no obstante, no parecía haberle gustado mucho quedar con una mano roja marcada a fuego, y ahora, le proponía orto castigo abriéndose una nalga.
- Tammy… no podemos hacer esto, me estás mostrando… todo.- Dijo papá hablando para un lado y haciendo para el otro. Sus brazos le agarraron el culo y separaron las nalgas para revelar su gran culo pigmentado apenas cubierto por un hilo dental negro. Si yo desde mi posición no muy privilegiada podía verle el ojo del culo, papá hasta podía contarle las arruguitas. Y abajo, sus pulposos y porosos labios vaginales pegoteados a la minúscula telita negra, sus labios, parecían absorber la tanga cada vez más con cada segundo que pasaba.
Mi hermana se incorporó antes de que papá le descubriera los agujeros y ella, frente a él, y frente a mí, se inclino y se corrió la tanga a un lado para enseñarle bien en primer plano la concha y su culo.
- Por Dios, que estoy haciendo.- Dijo papá medio entre lamento, medio entre sorpresa y resignación, ver los orificios de Tammy por primera vez en lujo de detalle tenían el poder de provocar cortocircuitos. Incluso hasta me pareció ver que le guiñaba el ojo del culo.
- Papi, podes tocarme además de mirar. Me incomoda que no hagas nada.- Dijo volteando sin dejar de abrirse de par en par.
- Soy tu papa, Tamara, te tuve en brazos desde el primer día, te acompañe a tu primer día de escuela, te lleve a Disney, te limpié la cola hasta los once porque siempre fuiste vaga para esas cosas… no podemos hacer esto.- Apeló como último recurso al plano sentimental para detener ese carruaje sin conductor a punto de desbarrancar. Enfrente tenía a un profundo y tentador barranco en el que cualquiera se tiraría de cabeza.
Mierda, hasta yo hubiera cedido ante su tono que me dio pena. Lo vi más como un hombre atormentado víctima de sus impulsos que un pervertido o un viejo verde. Creo que me vi reflejado en él, en especial los primeros días de aventuras con mi hermana.
- Cumplime la fantasía, papi, déjate llevar, sé que te gusto de más de una forma.- Y para acentuar sus intenciones, se sacó el jean como si ya no hubiera vuelta atrás.
- ¿De eso se trata? ¿De una loca fantasía? – intentó de echar razón a sus irremediables impulsos de meter mano. Sus ojos no dejaban de recorrerle el sexo goteando su excitación y su ano. - Nos puede oír tu hermano.
- Debe estar haciéndose una paja en su pieza, está en una edad donde aprecia la intimidad.- Algo era cierto, estaba haciéndome una paja en ese momento, con las caderas medio de perfil y mi cuello girado para ver la acción padre vs. Hija.
- Algo me dice que me voy a arrepentir de esto. Mínimo otros cinco años de terapia.
- Algo me dice que te va a encantar y me vasa coger como puta de ahora en más.
Por fin, las defensas de papá cedieron como puerta de castillo y dejaron entrar a todos los demonios. Le doy crédito por resistirse más que yo y soportar franeleo de su hija por bastante tiempo, aceptando su perversión hasta cierto punto, casi pareciendo normal. Ahora, lo primero a lo que papá se rindió, fue la vagina de Tamara, en la que introdujo dos dedos para masajearle tan prohibido orificio.
- Estás toda mojada, hija, sos una nena pervertida.- Jugueteó un poco con ella.- Y no sos virgen, me debes una explicación.
- En vez de pegarme dame lo que quiero mmm juga con mi concha, papi.- Le susurró llevándose un pulgar a la boca y succionándolo.- Virgen o no, todavía sirve mmm. - Creo que ni yo, ni él, pudimos contener un jadeo de morbosa excitación. Ahora era papá el que mantenía sus carnes separadas mientras metía dos dedos y le masajeaba la vulva, quizás buscando su punto más excitante con sus experimentadas manos.
- Uuuu, uuuh, mmm, papi, sí… méteme los dedos, papi.
Mientras me pajeaba, no podía dejar de pensar que por esa concha había pasado yo, mi tío, y ahora mi padre, el premio mayor, el acto de incesto más grande y encima consensuado, lo que lo volvía más perverso aún. Verán, una violación también es tan perversa como repulsiva, un crimen infecto del que nunca sería partícipe, no obstante, se necesita de un pervertido para llevarse a cabo, de un sexo, o del otro, con que uno tenga la iniciativa, el poder, y la falta de escrúpulos, podía llevarse a cabo (aunque no se debe, que quede claro). En cambio, en el sexo consensuado eran requeridos dos individuos, y para una perversión como la que presenciaba, de dos pervertidos, coincidiendo en sangre como en fetiches. Y hablando de fetiches…
- Uuuh, sí, papi…Mmmm que rico.
Papá se inclinó contra la concha de Tammy y le paso la lengua, impregnando su lengua con toda su aceitosa humedad. Papá hundió su boca en su vagina sin tapujos, recorriendo su sexo, esparciendo sus flujos por cada resquicio de su libidinosa vagina. Con cada segundo, mi hermana gemía más fuerte, y papá se hundía más adentro. Sus manos le abrían los labios vaginales mientras él lamía como perro desde el clítoris todo respingón hasta su agujero vaginal.
Como era de esperarse, al despegar su boca del sexo de Tammy, contemplo la apetitosa idea de ir por algo más. Su vagina goteaba hasta el suelo.
- No puedo creer que siquiera lo piense…- Dijo observándole el ano, expectante. Tamara se abrió aún más el culo con las manos como para ayudarlo a decidirse.
- No pienses, solamente hacelo, chúpame el culito…
- Sos una nena muy sucia.- Siguió jugando sumando el lenguaje obsceno a la escena mientras le metía un dedo, el del “fuck you” en el culo, haciéndola desear.
- Mmm sí, eso también me gusta, uuh, mmm, meteme más el dedito, movelo.- Gimió mientras papa se entretenía explorando su asterisco con el dedo, girándolo, sintiendo la textura del anillo por fuera y por dentro. Mientras un dedo se batía dentro, con la otra mano le estriaba la escarapela.
Así, con el agujero estirado con los dedos índice y medio (desde mi lugar parecía que hacía la “V” de la victoria) le mando lengua en su centro dilatado y rosado, dándole el gusto a mi hermana de un regio anilingus de padre a hija.
- Ahh, ahah, ahah, uuuuh, ahaha.- Gemía Tammy, como si se la culeaba una lengua.
Papa le puso empeño y atacó la escarapela desde cada ángulo, sin importarle que su hija gimiera como puta, cuando antes, estaba preocupado por no ser oído.
- Vení, te voy a dar lo que querés así te cura de esto.- Dando por finalizado el anilingus. La reprimió tomándola del pelo e indicándole que se incline, acto seguido, se bajó el pantalón y le enseñó su supuesta vacuna de perversión: su pija semierecta, la misma de la que salió hace años. Y yo también.
Tammy ni la observo, de una, se abalanzó contra el pene y se dio un festín con el mismo, succionándolo desde la base a la cabeza. Envolviendo el tronco flácido con fuerza, vi como la ahorcaba mientras subía y bajaba sin usar las manos, solo su pervertida boca.
- Mmm nena, estás enferma, que ideas tenés.- Mencionó sin dejar de tomarla de los pelos, disfrutando de una mamada que le estaba izando el mástil centímetro a centímetro. Tammy no dijo palabra alguna, cabeceando como posesa. Solo dejó de succionar para pasarle la lengua a toda la cabeza, en especial a orificio que una vez, siendo microscópica, cruzó.
- Pensar que vine de estas ¿No es loco?- Salseó la situación tomando la pija con la mano para masturbarla mientras le lamia las bolas. Yo sabía lo que se sentían sus habilidosas manos masturbándome mientras me dedicaba una mirada lujuriosa.
- Uuuf, nena ¿Dónde aprendiste estas cosas? Mejor ni me digas.- Se dejó llevar sin dejar de verla hundida en sus testículos, como rindiéndole tributo a la fábrica que la creó (en un 50%, obvio).
- No preguntes, disfruta solamente.-Envolviendo el glande con su boquita, y bajando muy lentamente, hasta la base, llevándosela hasta el fondo de su garganta como tres veces con mucha facilidad, no sé si por las proporciones mi padre o su experiencia. Desde mi lugar lo notaba “normalito”.
- Me vasa hacer largar todo, para Tammy, es suficiente.
- No va a ser suficiente hasta que te vengas en mi.- Exigió como una Diosa reclamando su tributo sin dejar de pajearlo.- ¿Dónde te queres correr? ¿En mi boca, mi cara, mis tetas, mi culo?
- Tamara, por favor.
- ¿O en mi concha?
- ¿Vos dónde la queres? Es tu fantasía, después de todo. – Yo en mi cubículo voyeurista adiviné los deseos de mi hermana, que decidió la opción más morbosa, al menos para mí.
-Toda en mi boca.- Y la abrió al máximo para recibir su tributo lácteo. Sabía que tras darse un festín con mi leche tantas veces y una vez con la de tío Nacho, querría coleccionar una nueva receta familiar.
- Hija, no podes ser tan puta, me vas a dar un infarto.- Acercando su pene y pajeandose ante la atenta mirada de Tamara.
- Dale, dame tu leche, dame la lechita, así, así…
- Ahí sale, sale, sale, uuuuf, mmmm ahí esta… Dios que enfermo.
Tamara casi que no puede contener una risa ante el histeriquéo de papá, que sonaba afectado y sin embargo, le descargó su esperma en la boca, bien en la lengua, dejando su fruto reposando sobre su lengua como queso derretido. Fruto que tras revolver en su boquita para impregnarse todo su gustito prohibido, volvió parte de sí misma al ingerir tras una breve pausa.
- Tammy ¿Qué fue todo esto? – Preguntó papá víctima de los demonios del remordimiento cuando el fuego se apagó, dejando un cráneo candente. Casi podía verse el humo saliéndole de las orejas como en una caricatura de Hanna Barbera.
- Shhhh.- Le cerró la boca juntándole los labios con la mano, la misma con la que lo había masturbado. – No nos quedemos acá mucho tiempo o se van a levantar sospechas.- Bromeó haciéndose la boluda.
-¿Ahora te preocupa ser descubierta corazón? – Se extrañó mientras Tammy se acomodaba la tanga y se ponía unas medias- ¿Me vas a correr de tu pieza así nada más después de eso? ¿Me usas y me despachas así de fácil?
- Tranquilo, papi, esto no es La Rosa de Guadalupe, no te me pongas sentimental. Hasta la próxima, cuando mamá trabaje te voy a dejar entrar de nuevo y te ordeño otra vez, a no ser que quieras otro servicio.
- ¿Qué fue eso de cumplir tu fantasía? – Trató de echar luz en el asunto- Ya lo hicimos, ya te diste el gusto de, no sé, hacer incesto, qué se yo, no deberías de querer…
Mi hermana lo empujó fuera de su habitación y salieron de mi rango de visión. Lo último que escuche fue un “te quiero papi, gracias, dejame arreglarme un rato” hasta que abrió la puerta del armario y me encontró con la pija en la mano, masturbándome.
- Ni pregunto si te gustó el espectáculo.- Susurró por las dudas, quizás sospechando que papá escuchaba desde el otro lado mientras se arrodillaba, si, se arrodillaba.
- ¿Queres comparar sabores?- Disfrutando del morbo de haber visto esa boca llevarse dos pijas familiares en cuestión de segundos. Debía de tener el sabor del semen de papá fresquito, impregnado por toda la boca.
- Si, pero no voy a decir cuál me gusta más.- Expreso llevándose mi pija a la boca, mamándola sin dejar de mirarme a los ojos y masajearme los testículos. Yo, que casi había acabado gracias al espectáculo que me dio, no la hice esperar mucho y propulse con un movimiento de cadera una nueva eyaculación directo a su ardiente boca.
Una visitante en la oscuridad
Algo ansioso por hacer mi jugada y no quedarme tan atrás, decidí meter segunda en la carrera y le pregunte por mensaje de texto a mamá si se había decidió a ayudarme con mi calentura. Lo hice durante la cena de ese mismo día, cena que encontró a Tamara tan relajada como siempre y a papa sumamente perturbado. Sandra también se perturbo cuando recibió mi pregunta en medio de la comida. Ese día no había hecho yoga.
- ¿Pasó algo amor?- Le preguntó papa mientras comía ensalada. Era curioso verlo comer y hablar con la misma boca que había besado a su hija en cada labio y hasta en la cola. Creo que hasta se dio cuenta de que lo miraba comer fijo.
“Si mama supiera dónde estuvieron esos labios que besa al llegar del trabajo” pensé mientras Sandra se debatía por una respuesta para su esposo y otra para mí.
- Todo bien, una de esas cadenas de whatsapp sobre el corona. – En los días que transcurre mi historia, esas cadenas con información pasadas entre allegados son comunes, no sé si para cuando lean esto todavía sean frecuentes.
- Creo que estamos por los 3000 muertos, una locura, pensé que con la cuarentena estricta los iban a mantener al mínimo y a prepararnos mejor.
- No sé amor, comamos tranquilos. Me tiene cansada todo el pesimismo.- Mencionó mamá mirando el mensaje que le envié una y otra vez, como si no creyera lo que leía.
- ¿No te parece que se equivocaron demasiado? Dijeron que era imposible que llegara y cuando llegó, que no pensaron que lo haría tan pronto. Caraduras.
Empezó mi viejo iniciando una discusión política. En mi familia papá y mamá por lo general tenían opiniones opuestas, yo por supuesto, me mantenía por sobre la grieta, observándola desde arriba sin sentirme en un lado u otro, aunque sabía que en algún momento de mi vida caería en un lado.
Por suerte, algo tenía seguro y era que con mi hermana, estábamos en el partido pro incesto, si algún partido propusiera legalizarlo nos uniríamos a él. Como si me leyera la mente y supiera que me mensajeaba con mamá, intervino para darle celos.
- Papi es un gorila.- Dijo Tammy abrazándolo desde atrás cuando juntó su plato y lo dejó en la pileta.- Le falta comer bananas nomás y balancearse como Tarzán.- Dijo dándole un beso en la mejilla, muy cerca de la comisura de la boca.
- Tammy, amor, estoy comiendo. Y no soy gorila, tengo sentido común nomás.
“Habla de sentido común después de chuparle la concha, es como si yo hablara de moral. Es raro como el incesto te hace ver todo de manera distinta.” Pensé en silencio terminando mis milanesas de pollo.
- Te faltan ver más documentales, burra, los gorilas son terrestres los orangutanes y chimpancés se balancean. Pesan como 200 kilos no pueden colgarse.
- ¡Nerd!- Me dijo imitando el tono de Homero mientras no dejaba de acosar a papa y hasta le robaba el tenedor para darle de comer ella.
“Mañana a la mañana tempano, cuando tu hermana duerma y tu padre se vaya al trabajo. No sé en qué estoy pensando, debería pagarte una prostituta. Y borra el chat por las dudas.”
No pude ocultar una sonrisa de victoria. Aunque la carrera de perversión estaba pronta a terminar con Tammy casi cruzando la meta, yo me acercaba lento pero seguro y mañana tomaría un impulso importante al tener una aventura incestuosa con mamá. Diablos, hasta pensarlo sonaba sucio y mal, hace unas semanas ni hubiera pensado en eso, no lo hubiera visto bien y ahora, lo ansiaba como un oasis en el desierto. De solo pensar en lo que me haría me la ponía tiesa como pata de perro envenenado.
Los mensajes continuaron mientras estudiaba en mi habitación sin poder retener lo que leía. La conversación fue la siguiente, aunque las partes escritas por mi vieja en los mensajes de whatsapp suelen tener horrores ortográficos.
- ¿Estás seguro de esto? Otros chicos piden la nueva playstation, no estas cosas.
- Con lo que sale la nueva play vas a agradecerme que te salí pervertido pero barato.
- Después te mando a vivir con el psicólogo.- Amenazo sacándome una risa en medio de mi habitación. Era extraño como la idea de tener una aventura con mi madre me estaba despertando una erección. Era como si en mi mente, su figura, su cuerpo, su misma persona, hubiera sido trasladada a la sección de libido, sumándose a Tammy, Valeria (pensaba en ella bastante) y un sinfín de minas que me calientan o calentaron en la vida.
- Cumplime la fantasía y si no te gusta me interno yo solo en el Borda. Te espero.- Cerré la conversación, con temor de que si seguía machacando en el asunto le hiciera comprender que se estaba metiendo en la boca del lobo y decidiera desistir.
- Me parece que todos vamos a terminar internados. Tu hermana esta terrible con su padre, es una atrevida.- Cambió el eje de la conversación y me di cuenta de que el apego de ambos la estaban poniendo celosa.
- Si me di cuenta. Ya no son tan adorables.
- Nunca lo fueron, esa borrega se le sienta arriba y él no le dice nada.- Se quejó evidenciando sus celos haciéndome reír con su rabieta espontánea.
- Bueno te podes vengar sentándote arriba mío.- Retruqué a lo que recibí una carita enojada de respuesta
Por las dudas esa noche ni me toque. Pensé que del dicho al hecho hay mucho trecho, por ende, había posibilidad de que llegado el momento no me despertara lo mismo que Tammy me despertó casi desde el principio. Después de todo era mi madre, podía estar más fuerte que gancho de Jax pero como soy de carne y hueso, preferí llegar con el tanque lleno sin descargar y facilitarme la acción.
No sé como hice para pegar un ojo y despertarme a eso de las ocho de la mañana. No había que ser adivino para saber que papá se había ido y tenía piedra libre para mis juegos. Escuche pasos en mi habitación, mi cama se hundió a mi lado y sentí el inconfundible perfume de mi propia madre acomodándose a mi lado.
- Bueno ya estoy acá ¿En qué te ayudo?- Susurró sintiendo su piel contra la mía. Debía de tener una bata de dormir. Me hubiera encantado verla pero quizás la oscuridad nos podía ser beneficiosa, en especial para ella. Cuando uno es nuevo incursionando en el incesto a veces ver menos era más.
- Lo que quieras. Gracias por venir.- Dije acurrucándome contra ella, sintiendo sus cabellos contra mi rostro, oliendo su perfume. Sentía la mano de mamá acariciándome el pecho bajo la sábana y de allí fue bajando deslizando las yemas de sus dedos contra mi piel hasta llegar a mi pantalón.
- Parece que me esperabas.- Se percató palpándome mis partes íntimas desde afuera, acariciándolas como una vez hizo Tammy durante nuestros primeros juegos.
- Pensé estaba ansioso por que pasara.
- ¿En serio? Que pervertido.- Me dijo a la vez que me aprisionaba el rabo semi erecto con la mano.- Si no fuera porque mi amiga hizo estas cosas y me pico el bichito del morbo no podría hacer esto.
- Sos valiente. Si ella la pasó bien vos también. No tiene nada de malo.
- Tiene todo de malo.- Haciendo énfasis en “todo”- hace silencio mejor y dejame ayudarte con tu problema.
Por fin, la mano de mi madre se deslizo como una culebra por debajo de mi pijama y fue directo al meollo del asunto, acariciándome los genitales, palpándolos con cariño. Creo que tenerla rasurada sumaba puntos, recuerdo que Tammy también se tomó su tiempo acariciándomela sin reparos, desde los testículos hasta el rabo, que comenzaba a alzarse en todas su gloria.
Mama notó la erección y no tardó en envolverla con su mano para hacerme una paja. Nuestras respiraciones se sincronizaron mientras el manual se iba acelerando. Cada tanto me acariciaba la cabeza con los dedos, quizás para dibujar en su mente la imagen de mi pene y retomaba la masturbación.
Mientras me pajeaba le di un beso en el cuello y trate de indicarle con lenguaje corporal que quería algo más. Mamá me dio un pico bastante prolongado y envalentonado, volví a conectar mi boca con la suya en un beso auténtico. Para mi sorpresa, no se reprimió, al contrario, se dejó caer aún mas envolviéndome con su pelo rubio y deleitándome con su boca, a la que exploré con mi lengua por primera vez. Nunca creí que le daría un beso francés a mi propia madre, conectando nuestras lenguas por dentro y por fuera de nuestras bocas. Ella también metió su lengua en mi boca, quizás reviviendo recuerdos de lejanos besos adolescentes.
- Mi bebé necesita cariño.- Susurró despegando sus labios aunque sin dejar de masturbarme. Era muy buena en el trabajo manual. No me la trataba como palanca de camión, sino con precisión, recorriendo esa placentera sección entre la base del glande y el punto medio del tronco. Tomen nota las lectoras, no la estiren como si fuera una trompa de elefante, pélenla con delicadeza en ese sector y su hombre (familiar o no) lo gozará.
Lo que pensé que sería una aventura de unos pocos minutos se prolongó. Mamá me besó un par de veces más, demostrando que quien estaba más ávida de cariño y aventuras era ella. Incluso entre un beso puse mi mano contra su pecho por sobre la bata, presionándolo con delicadeza. Ella no hizo un solo gesto de rechazo.
- ¿Puedo tocarte por dentro? – Pregunté con delicadeza.
- ¿No tenés suficiente? Bueno, no importa, en definitiva ya me las viste aunque no te acuerdes.
Acto seguido, teniendo su aprobación, deslicé mi mano por abajo para sentir su tibio y suave seno en mi palma. Ella siguió con la paja, cada vez más difícil de sostener para mí con el excitante morbo de acariciarle las enormes tetas a mi propia madre. Era difícil no hacer comparaciones inmediatas, se sentían más redondeadas y pesadas que las de Tammy, que había heredado un culo portentoso pero no tanto busto, o quizás se debía al hecho de que fue mamá dos veces.
Empezó a sentir sus suaves gemidos, disfrazados de respiración agitada cuando me concentré en acariciar sus pezones con movimientos circulares, sintiendo como se endurecían bajo mis yemas. La paja se aceleró entre beso y beso. Cuando sentí que estuve listo, me destapé y se lo anuncie.
- Ya sale, me vengo.
- ¿Tenes servilletas? ¿Con qué te limpias?- Me preguntó preocupada por no dejar todo hecho un desastre.
- Pañuelos húmedos, debajo de la cama, podés prender la luz.- Pedí con la esperanza de ver su seno desnudo, el que había destapado. Ella me concedió el privilegio. Encendió la luz con una teta al aire y buscó las toallitas.
- Al final sos un bebé, todavía usas de estas, las mismas que usaba cuando te limpiaba, cochino.- Observó mamá volviéndome a tomar de la palanca, sin sacar su vista de mi pija, que gracias a la luz se comió con la mirada. Yo hice lo mismo con su pecho al descubierto.
- Es que son fresquitas y cómodas. Bueno, estoy listo.- Preparándome para la recta final descubriéndola el otro pecho, dejándola con la bata de baño y el diminuto camisón caído. Sin dejar de verle las tetas me dejé masturbar mientras veía sus pezones libres y preciosos observándome como un par de ojos que se bamboleaban ligeramente.
- Veo que te gustan mis tetas.
- Me encantaría chuparlas todas.- Roge mientras mi pene se estremecía al saturarse de semiente.
- Bueno, de todas formas ya llegamos bastante lejos… no te acostumbres he.
“Como si no te fuera a gustar, no puedo creer que me deje…”- Pensé.
Mamá me cumplió el sueño acercando un voluminoso pecho a la boca, y yo, obediente y sumiso, me prendí a su pezón succionándolo con lentitud y suavidad, probándolo, sintiéndolo entrar entre mis labios con cada succión, presionándolo con mis labios.
- Mmm mi bebé, como te gusta la teta de mamá… mmm- Se dejó llevar acelerando su mano y dejándose caer más, haciéndome sentir el peso de su seno contra toda mi boca. Yo aproveché que la teta me oprimía la boca para succionarla más y meterme una porción más generosa en mi boca.
Lo que había empezado como una delicada succión de pezón había pasado a ser una burda mamada de tetas, pasándole la lengua por toda su redondeada circunferencia.
No tardé en correrme sobre la mano de mamá y mi propio vientre sin dejar de chuparle la teta. Ella siguió exprimiéndomela hasta que la última gota blanca se deslizó por sus falanges y cayó en mi ingle. Acto seguido, me limpio con cuidado y esmero sin dejar una sola gota de mi semen sobre mi o sus manos. Con otro pañuelo se limpio el seno todo baboseado frente a mis ojos eliminando todo rastro del crimen.
- ¿Estuvo bien? ¿Fue lo que esperabas?
- Fue mejor.- Respondí con sinceridad, sin subirme el pantalón, con la pija muerta goteando para un costado.- Me encantó chuparte las tetas y como me la hiciste.
- Bueno, suficiente picarón. – Me dijo golpeándome la nariz con un dedo y volviendo a cubrirse víctima del pudor (aunque a penas, se notaban sus pezones en punta incluso bajo la bata).- Fue suficiente por hoy, no te podes quejar, tuviste tu descarga en cuarentena.
- En absoluto, no me quejo.- Y antes de que dejara mi habitación en silencio, con cuidado de no ser descubierta, solté. – La próxima voy a ser yo el que te visite y te haga sentir cosas ricas.
- Tengo esposo, atrevido.- Me reprimió con falsedad.- Si volvés a tener problemas, me avisas, algo se me puede ocurrir.- Aceptó guiñándome un ojo y abandonando mi habitación, dejándome K.O. desde el momento en que me di cuenta de lo que había pasado, de lo que había logrado. Me sentía en la cima de la montaña rusa otra vez, subiendo sin parar por los logros personales en el campo de las fantasías. Me sentía capaz de todo, con la autoestima por las nubes y sin conocer un techo, como Goku que ante la adversidad se saca un nuevo color de pelo y Zas gana la batalla.
Aunque ya había tenido mi desayuno, un desayuno de campeones diría yo, bajé y me hice un café acompañado de tostadas con mermelada en el que Tammy se sumó. Me sentí un proxeneta viendo a mi madre hacer sus cosas en camisón (ahora sin la bata) y a mi hermana en tanga con un buzo verde flúo. Esta vez mamá no la retó por andar en ropa interior y sin siquiera las medias puestas.
Mis labios se habían dado un paseo por esos cuerpos, en especial el de mi hermana. Todavía me faltaba recorrer lugares clave del cuerpo de mamá.
- Estas silencioso hermanito. ¿Estás despierto?
- No del todo, pero el café me está ayudando.- Mentí, dado que en realidad mi mente divagaba por pasajes de lujuria. Cuando mi madre dejó el comedor y se puso a hablar por teléfono con mi tía, le susurré a Tamara- No sabes lo que pasó. Mamá se nos unió en el club.
- ¿En serio? ¿Y no me invitaste para ver? – Me reprimió arrojándome un pedacito de tostada.- Contame todo hijo de puta mientras yo duermo vos estás de fiesta.
- Después – Sorbiendo mi café a lo Shinji- Cuando estemos solos te cuento con lujo de detalle.
- Pendejo de mierda contame. Me re calientan estas cosas…- Se relamió mordiéndose el labio.- No sé si ponerme a dibujar mi manga o no sé, mandarle fotos en bolas a papá, que manera de empezar el día.
En eso volvió mamá y abortamos la conversación. Ella puso sus manos en mis hombros y me preguntó que quería que hiciera de comer.
- Lo que vos quieras, si son milanesas mejor.- Propuse acariciándole las manos.
- Voy a engordar diez quilos con tantas milanesas. – Mencionó pasando sus manos por sus contornos, en un movimiento muy sexy ya que se le pegó el camisón al cuerpo.- Quedaron algunas puedo calentarlas y preparar una ensalada de zanahoria o puré de papas.
- Estas hermosa mamá, dejate de joder con cuidarte.- La halague abrazándola desde atrás y besando su cuello (todo frente a mi hermana)- Además después te pones a hacer ejercicio con las pesas o la pelota de yoga y listo.
- Es buena idea, hay que disfrutar, son tan ricas las milanesas.
Contra todo pronóstico, sin despegarse de mi abrazo, volteó y me di un pico.
- Bueno, bueno, no cuenten plata frente a los pobres.- Se puso celosa Tammy, recibiendo una buena dosis de su propia medicina. La muy caradura se la pasaba franeleando con papa pero cuando mamá lo hacía conmigo le molestaba.
- ¿Qué te pasa? Es mi hijo le voy dar todos los besitos que quiera.- Y acto seguido me dio un par de picos más.- Bien que vos haces lo mismo con tu padre y nadie te dice nada.
- En realidad me cagas a pedos pero bueno, tenes un punto, pueden ir a coger a la pieza tranquilos si quieren.- Levantándose de la mesa para dejar su tasa en la pileta.
- ¡Tamara! ¡No seas atrevida! - La retó poniéndose colorada aunque su hija no le dio importancia y dejó la sala, sin dudas para dejarme a solas y darme la oportunidad de seguir con mi aventura en solitario.- Y vos no te hagas ilusiones, picarón, ya tuviste más que suficiente por un día.- Me dijo susurrando. Yo seguí abrazado a ella, pegadito a su cuerpo, apoyado bien mi miembro contra su trasero.- Avisale a tu amigo de abajo que ni lo piense.
- Con verte hacer ejercicio con las pesas o haciendo yoga me conformo.- Pedí dándole un nuevo pico.- Me encanta verte con ropa ajustada.
- Veremos, veremos, esta casa parece un burdel ya.- Despegándose de mi abrazo.- Además Tamara está en la casa, deberías dejar esas ideas para otro momento, nos puede descubrir.
“Si supiera aunque sea la mitad de la historia con Tammy”, pensé.
Continuara
¡Gracias por leer! Ahora se viene lo shido 😉 Tammy y Tomás están siguiendo caminos separados y van por nuevas conquistas pero... ¿unirán sus caminos una vez más? ¿Quién llegara a la meta primero?
Si les gustó esta nueva historia muéstrenme su apoyo dejando puntos y/o comentarios, lo que gusten. Si pueden mandar a favoritos también pueden dejar puntos, no sean ratas que esto se hace a pulmón y para ustedes 😉
Capítulos anteriores:
Hermana Otaku Capítulo 1 (Temporada 2): http://www.poringa.net/posts/relatos/3727751/Hermana-Otaku-2da-Temporada.html?notification#comment-185844
Hermana Otaku Capítulo 2 (Temporada 2): http://www.poringa.net/posts/relatos/3750217/Hermana-Otaku-2da-Temporada-Capitulo-2.html
Hermana Otaku Capítulo 3 (Temporada 2): http://www.poringa.net/posts/relatos/3776003/Hermana-Otaku-2da-Temporada-Capitulo-3.html
11 comentarios - Hermana Otaku 2da Temporada: Capítulo 4
BEE FARMER TREMENDA😘😘😘🔥🔥🔥🔥🔥🔥 pero desde luego XEV no se queda atrás🔥🔥🔥😅
MUY AGRADECIDO AMIGO, SALUDOS👍👍😃😃
Gracias!