Roberto es un hombre maduro de 45 años, sin hijos, que vive solo desde hace 6 años desde que su esposa Marta lo abandonó, cosa que provocó en el un rencor muy grande hacia las mujeres, motivo que hizo que el se alejará de ellas durante mucho tiempo, al punto que abandono incluso la masturbación. Desde ese momento se volvió alguien solitario que se dedica únicamente a su trabajo, ir al gimnasio y a beber en su casa durante su tiempo libre.
Un día, su hermana Gabriela le hablo por teléfono pidiéndole que dejara que su hijo fuera a vivir un tiempo con, pues ella estaba pasando muchos problemas con su esposo y quería que su retoño se alejara de esa situación durante al menos unos meses. Roberto, quien es alguien bastante amargado, acepto sin ningún problema, así que su hermana le dijo cuando sería que le llevarían a su sobrino y le agradeció mucho su ayuda, no sin antes mencionar que el joven, llamado Lucas era alguien bastante especial, cosa que a Roberto no le intereso, pues a él le parecía irrelevante como fuera su sobrino, ya que el veía la situación como un simple favor familiar.
Después de un tiempo, llegó el momento en el que Lucas se mudó con Roberto, era un miércoles por la mañana, el se encontraba descansando hasta que escucho que llamaban a su puerta, el atendió la llamada y vio que se trataba de Gabriela. Ella reiteró su agradecimiento por el favor y se despidió por última vez de su hijo, el cuál, saludo tímidamente a su tío, cosa que hizo que Roberto se sintiera algo extraño, pues el joven tenía una forma de actuar muy suave y refinada, además su apriencia era bastante particular, ya que el era un chico delgado, de piel blanca con un rostro de rasgos finos y de baja estatura, al menos desde la perspectiva de su tío, quien media aproximadamente 1.85 metros, en contraté con los casi 1.70 metros de Lucas.
El día transcurrió de manera bastante normal, Roberto se tomó un tiempo para hablar con Lucas y para verificar que el se sintiera cómodo, cosa que si sucedió, pues ambos resultaron tener muy buena química, por lo que empezaron a llevarse bien desde el día uno.
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Ya había pasado un mes desde que Roberto y Lucas comenzaron a vivir juntos, esto fue algo muy bueno para el anfitrión de la casa, pues la llegada de su sobrino lo había convertido en alguien mucho más feliz gracias a la buena amistad que habían desarrollado. Solían entretenerse viendo series en la TV, de igual manera gustaba en practicar deporte, nadar en la piscina, trabajar juntos en los labores de la casa y tener largas conversaciones juntos. Todos estos sucesos hicieron que Roberto comenzará a ver diferente a su sobrino, cosa que el continuamente trato de negar hasta un suceso determinado.
Esto paso un día de verano y calor intenso en que ambos se encontraban arreglando el jardin, estuvieron disfrutando de su compañía y del duro trabajo que era común para ellos, pero como todo trabajo implicó que ellos terminarán algo sucios, por lo que requerían bañarse. Roberto que estaba especialmente cansado se baño rápidamente y se preparo para descansar, no sin antes decirle a su sobrino que lo esperaba en la sala. Posteriormente fue Lucas quien procedió a bañarse, sin embargo, debido a la necesidad de sentirse limpio, olvidó tomar su ropa para después de bañarse, cosa que causó el uso único de su toalla cuando salió del baño.
Cuando se dirigió a su habitación para vestirse, se encontró con que en su armario no tenía más que un ajustado boxer para vestirse, así que lo tomó y se lo puso, después de todo tenía mucha confianza con su tío y ellos eran los únicos en la casa. Cuando Lucas llegó a la sala, Roberto no pudo evitar mirarlo, especialmente hacia su trasero, pues este era firme y abultado prácticamente igual al que tendría una mujer joven, el cual le provocó una marcada erección que ocultó lo más rápido que pudo. Roberto logró contenerse en esa ocasión, pero no pudo parar de pensar en su sobrino en todo el día, al punto que estando de noche en su habitación e imaginar el tener a su sobrino consigo le regresó su erección. A partir de este momento el hombre no podía seguir negando que tenía una fuerte fijación sexual por si lindo sobrino.
Durante el siguiente mes, Roberto se deleitaba en silencio a la vez que sufría por la tensión sexual acumulada que tenía hacía su sobrino, aprovechando cada oportunidad que tenía de acercarse a el para desahogarse un poco, pues aún en ese momento se negaba a masturbarse, ya que tenía la esperanza de saciar sus deseos directamente con su Lucas. Está situación lo llevo a pensar en cómo lograr su objetivo, hasta que llegó a la conclusión de que si el desarrolló atracción hacia Lucas y sus rasgos femeninos, el proceso se podría dar a la inversa, de manera que Lucas se sintiera atraído hacia la masculinidad de su tío.
Esto le resultaba factible a Roberto, pues el era un hombre atractivo, el típico hombre maduro fanático de ejercicio, cosa que lo dotaba de una buena musculatura, además tenía un buen miembro, cosa que lo animaba aún más a intentar algo.
Un día, su hermana Gabriela le hablo por teléfono pidiéndole que dejara que su hijo fuera a vivir un tiempo con, pues ella estaba pasando muchos problemas con su esposo y quería que su retoño se alejara de esa situación durante al menos unos meses. Roberto, quien es alguien bastante amargado, acepto sin ningún problema, así que su hermana le dijo cuando sería que le llevarían a su sobrino y le agradeció mucho su ayuda, no sin antes mencionar que el joven, llamado Lucas era alguien bastante especial, cosa que a Roberto no le intereso, pues a él le parecía irrelevante como fuera su sobrino, ya que el veía la situación como un simple favor familiar.
Después de un tiempo, llegó el momento en el que Lucas se mudó con Roberto, era un miércoles por la mañana, el se encontraba descansando hasta que escucho que llamaban a su puerta, el atendió la llamada y vio que se trataba de Gabriela. Ella reiteró su agradecimiento por el favor y se despidió por última vez de su hijo, el cuál, saludo tímidamente a su tío, cosa que hizo que Roberto se sintiera algo extraño, pues el joven tenía una forma de actuar muy suave y refinada, además su apriencia era bastante particular, ya que el era un chico delgado, de piel blanca con un rostro de rasgos finos y de baja estatura, al menos desde la perspectiva de su tío, quien media aproximadamente 1.85 metros, en contraté con los casi 1.70 metros de Lucas.
El día transcurrió de manera bastante normal, Roberto se tomó un tiempo para hablar con Lucas y para verificar que el se sintiera cómodo, cosa que si sucedió, pues ambos resultaron tener muy buena química, por lo que empezaron a llevarse bien desde el día uno.
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Ya había pasado un mes desde que Roberto y Lucas comenzaron a vivir juntos, esto fue algo muy bueno para el anfitrión de la casa, pues la llegada de su sobrino lo había convertido en alguien mucho más feliz gracias a la buena amistad que habían desarrollado. Solían entretenerse viendo series en la TV, de igual manera gustaba en practicar deporte, nadar en la piscina, trabajar juntos en los labores de la casa y tener largas conversaciones juntos. Todos estos sucesos hicieron que Roberto comenzará a ver diferente a su sobrino, cosa que el continuamente trato de negar hasta un suceso determinado.
Esto paso un día de verano y calor intenso en que ambos se encontraban arreglando el jardin, estuvieron disfrutando de su compañía y del duro trabajo que era común para ellos, pero como todo trabajo implicó que ellos terminarán algo sucios, por lo que requerían bañarse. Roberto que estaba especialmente cansado se baño rápidamente y se preparo para descansar, no sin antes decirle a su sobrino que lo esperaba en la sala. Posteriormente fue Lucas quien procedió a bañarse, sin embargo, debido a la necesidad de sentirse limpio, olvidó tomar su ropa para después de bañarse, cosa que causó el uso único de su toalla cuando salió del baño.
Cuando se dirigió a su habitación para vestirse, se encontró con que en su armario no tenía más que un ajustado boxer para vestirse, así que lo tomó y se lo puso, después de todo tenía mucha confianza con su tío y ellos eran los únicos en la casa. Cuando Lucas llegó a la sala, Roberto no pudo evitar mirarlo, especialmente hacia su trasero, pues este era firme y abultado prácticamente igual al que tendría una mujer joven, el cual le provocó una marcada erección que ocultó lo más rápido que pudo. Roberto logró contenerse en esa ocasión, pero no pudo parar de pensar en su sobrino en todo el día, al punto que estando de noche en su habitación e imaginar el tener a su sobrino consigo le regresó su erección. A partir de este momento el hombre no podía seguir negando que tenía una fuerte fijación sexual por si lindo sobrino.
Durante el siguiente mes, Roberto se deleitaba en silencio a la vez que sufría por la tensión sexual acumulada que tenía hacía su sobrino, aprovechando cada oportunidad que tenía de acercarse a el para desahogarse un poco, pues aún en ese momento se negaba a masturbarse, ya que tenía la esperanza de saciar sus deseos directamente con su Lucas. Está situación lo llevo a pensar en cómo lograr su objetivo, hasta que llegó a la conclusión de que si el desarrolló atracción hacia Lucas y sus rasgos femeninos, el proceso se podría dar a la inversa, de manera que Lucas se sintiera atraído hacia la masculinidad de su tío.
Esto le resultaba factible a Roberto, pues el era un hombre atractivo, el típico hombre maduro fanático de ejercicio, cosa que lo dotaba de una buena musculatura, además tenía un buen miembro, cosa que lo animaba aún más a intentar algo.
3 comentarios - Mi sobrino Lucas