¡No se imaginan lo feliz que estoy! Les contaré la historia.
Hace poco dejé con mi novia, ya saben; se ha puesto todo muy igual. Nos aburrimos un poco, comenzamos a discutir por cualquier tontería, y en determinado momento ya no quisimos continuar. Ninguno de ambos quería. En ese momento decidimos terminar. Fue un momento difícil ya que llevábamos varios años juntos, y vivimos cerca, por lo que podíamos vernos en cualquier momento, y cuando uno de los dos tenía la casa sola, enviaba un mensaje al otro y a los veinte minutos estábamos teniendo sexo. Realmente una pena, pero bueno. Cosas que pasan en las relaciones. Por supuesto, con el tema de la pandemia por COVID-19 fue aún más difícil. Como no podía salir de casa, no podía distraerme y me la pasaba bastante tiempo pensando en ella. Eso causaba momentos tristes. Me salva que tengo muchas fotos de ella desnuda, e incluso videos teniendo relaciones con ella, por lo que cuando la extraño un poco, tengo con que recordarla. Lo interesante comienza hace dos semanas; el 27 de agosto.
Si bien respeto el aislamiento por la pandemia, cada tanto salgo a dar alguna vuelta por el barrio. Por suerte trabajo desde casa, pero a veces salgo a hacer compras, o algún trámite. A veces me pongo ropa deportiva y salgo a caminar o trotar. El 27 de agosto, hice exactamente eso. Tuve un día bastante cansador por el trabajo; recibí llamadas todo el día, solucioné problemas técnicos de la empresa, se me rompió una canilla. En fin, un día complejo. Alrededor de las 21hs, ya había solucionado todo. Para relajarme un poco, me puse un short y una camiseta y salí a caminar. Sin pensarlo, pasé por la esquina de la casa de mi ex novia. Cuando estaba cerca recordé que no debí haber ido por ahí, pero pensé "si me llega a estar viendo por la ventana y doy la vuelta, quedo regalado" así que continué. En eso, miro de reojo y veo que se abre la puerta de su casa. Hice un esfuerzo sobrehumano por no mirar más que de reojo. La puerta estaba a unos treinta metros. -¡Bueno chau! nos vemos pronto- escuché. Era su voz. Alguien salía de su casa. Luego sentí la puerta cerrarse. Aprovechando la presencia de un arbusto bastante grande que había en la acera y me cubría casi por completo, miré entre las ramas a ver si lograba ver quien era. Y me quedé helado. Paola. Una gran amiga suya que yo había cruzado tres o cuatro veces, en algún cumpleaños o reunión familiar. Que muchacha tan hermosa. De baja estatura, carita preciosa. Pechos bien formados y cola de la misma manera. Ella era un poco gordita hace algunos años, pero apenas gordita. Hasta que empezó a entrenar muy duro, y hoy en día está delgada y atlética. Un bombón. Cuando el arbusto ya no me cubrió, la vi cruzando la calle y acercándose a mi. Ya no podía fingir que no la había visto, así que la miré y me estaba sorniendo. -Cris, como estás?-. Que sonrisa tan heromsa. Quedé cortado. -Eeeh ¡Pao!, que gusto verte. Muy bien ¿y vos?- respondí. Le dí charla durante unos segundos aprovechando que ya, en el lugar que estábamos, mi ex novia no podía vernos. Ella tampoco lo impidió, continuó conversando normalmente. En un momento me dijo -¿Vas a algún lado?-. -No no, solo salía a caminar un poco para relajarme de un día complicado- le respondí. -Genial. Entonces acompañame a casa, que no tengo ganas de tomar taxi, y caminando sola me aburro-. Era un situación increíble. Realmente me llamó la atención porque nunca había conversado mucho con ella, y me pareció raro tanta confianza. Enseguida pensé que mi ex novia la había mandado para que me sacara información o algo. Algunas chicas son así. Pero en fin, ya no podía decirle que no. Estaba deslumbrado con su belleza. De todas formas ya no quedaba nada entre mi ex novia y yo, así que si le contaba algo no había problema. -¿Queda muy lejos tu casa Pao?- le pregunté. -Son como 4km me dijo-. Bueno, al fin y al cabo no era tanto. Comenzamos a caminar y fuimos todo el camino conversando. Se hizo muy entretenido. Incluso hubo muchos momentos en los que noté que me estaba tirando indirectas bastante subidas de tono, pero no quise seguirlas por miedo a que fuera para líos con mi ex novia. Igualmente tenía muchas ganas de responderle. Al llegar al edificio donde vive empezó lo bueno. -Pao, muy linda caminata- le dije, y le puse el puño para saludarla. -Nooo, ¡no te vayas ahora! pasá y descansá, caminamos un montón- me dijo. Pensé "Si le digo que no quedo como un cagón". -Dale paso pero 5 minutos, se me hace re tarde sino- le dije, cubriéndome. -¡Sii!- dijo, celebrándo y riéndose. Entramos y subimos al octavo piso. Su departamento es muy amplio y bonito. Al pasar, me senté en el sillón super cansado. Enseguida me trajo un vaso con agua y se sentó al lado mío. -Vos perdoname pero me voy a sacar esto, me muero de calor- me dijo. Y se sacó la remera, quedándose en corpiño. Enseguida me agarré la cabeza, como diciendo "no seas hdp". -¿Que pasa Cris? ¿Te pensas que nunca te tuve ganas?-. La miré sorprendido. Entonces me contó que ella ama a su amiga (mi ex), y por eso nunca me hizo nada, por respeto. Pero cuando terminamos, ella enseguida se ilusionó. -Pero también está mal Pao. Es mi ex, ¿no te da cosa?- le pregunté. -Ya sé que está mal, Cris. Pero no me aguanto. Pensé que nunca más te vería, pero te crucé hoy de casualidad. No te pido que seamos novios, obvio. Pero, ¿podemos entretenernos un rato ahora? te juro que no voy a contar nada. No quiero perder a mi mejor amiga-. Me partió el corazón. Porque mil veces he estado en situaciones así, donde quiero, pero no puedo, y tengo que sufrir viendo como otro sí puede. Nos quedamos mirando unos segundos y ella se acercó lentamente y me sonrió. Con un poco de timidez la agarré por la cintura y la acerqué a mi. Enseguida puso sus labios sobre los míos y me empezó a meter la lengua en la boca. Se sentía delicioso. Siempre había querido besarla. Besaba muy suave y sensual. Aún vestidos, se sentó sobre mi pene duro y al sentirlo se alejó unos centímetros de mi cara y me miró con sorpresa. -Wow. Mi amiga nunca me habló de eso-. Sonrió y volvió a acercarse a mí. Empezó a besarme el cuello y las orejas mientras yo le desprendía su corpiño. Se lo quité y mis manos recorrieron su cuerpo hasta llegar a los pechos que aún no había visto. No eran muy grandes pero tenían la forma que a mí me gusta. Los amasé un poco y se le escapó un gemido. Volvió a meter su lengua en mi boca y la movió enérgicamente. Luego de besarnos durante largos minutos, se sacó las calzas y mostró sus piernas. Hermosas piernas, como las imaginé. Firmes como las de toda deportista, con una forma espectacular y bien blanquitas. Me tomé el atrevimiento de sacarle la tanga, y no opuso ninguna resistencia. Ya estando completamente desnuda continuó besándome por varios minutos mientras yo le manoseaba los pechos y las nalgas. Aún no le tocaba la vagina porque quería hacerla desear, y así pasó. -por favor meteme un dedito- me dijo entre jadeos. -no- le respondí serio. Dejó de besarme y se alejó unos centímetros para mirarme con cara de enojo. En un corto movimiento me lanzó una cachetada con su mano izquierda, mientras que con la otra me tomaba por el cuello y me acostaba en el sillón. -te haces el vivo- me dijo con una sonrisa muy pícara. Me subió las piernas al sillón dejándome completamente acostado. Enseguida acercó su vagina a mi cara y la presionó con fuerza. -chupá, dale- me dijo, mientras con sus manos agarraba las mías hacia arriba, como sometiéndome. Saqué la lengua y me apoyó la vagina sobre ésta. Empezó a moverse enérgicamente y pude notar que estaba muy excitada. Cada vez gemía más y más, hasta que paró de hacer eso para volver a mi cara, a besarme. No es necesario aclarar que toda mi cara (desde la frente hasta el mentón) estaba completamente cubierta de la humedad de su vagina. Comenzó a lamerme la cara y a besarme, mientras que con sus pies me bajaba el short y la ropa interior. Cuando estuve completamente desnudo, se dió vuelta y comenzamos a hacer un 69. Cuando mi pene entró en su boca lo sentí increíble. En un segundo estaba tocando su garganta, no tuvo ninguna dificultad. Varios minutos estuvimos así, yo chupando su vagina y ella mi pene. Sabía deliciosa, que vagina tan rica. Y ella me la mamaba de manera extraordinaria. Cuando estaba a punto de acabar, le dije -ya casi-. Ella se detuvo y se levantó. Volvió a abofetearme. -no acabás sin metérmela- me dijo con mirada pícara. Comenzó a besarme nuevamente, ya sin tocar mi pene para que bajara la excitación. Estuvo varios minutos besándome y tocándose ella misma. Que hermoso era verla masturbándose. Cuando estuve un poco menos excitado, le dije -ya, dale-. Me miró otra vez pícara. Se levantó, prendió todas las luces y abrió las cortinas. Movió el sillón contra la ventana y lo hizo cama en un sólo movimiento. Ahora ambos estábamos desnudos, sobre el sillón, junto a la ventana y con las luces encendidas. Todo el mundo podía vernos. La vista a la ciudad era bastante intimidante, pero eso me causó aún más excitación. Se puso en cuatro frente a mí y me dijo -acabame adentro tranquilo. Quiero sentirla calentita-. Decirme eso fue un desafío. Se la metí y entró muy fácil porque estaba súper mojada. Empezó a moverse muy sensual. Primero despacito, después más enérgica. Cada tanto le tiraba del pelo o la agarraba por el cuello, y ella no paraba de gemir. Continuamos así durante varios minutos, hasta que le dije que estaba a punto de acabar. -Dale, largala toda, toda adentro mío- me dijo en un grito. Sentí una fuerte eyaculación acompañada de un gemido mío -Uuuuuuuuh-. Y ella me acompañó -Aaaaaaah-. En el último empuje me quedé haciendo fuerza hacia adentro, y tomándola por las caderas, tirando hacia mí. Ella se incorporó y se torció un poco para poder besarme sin sacar el pene. Nos dimos un beso apasionado que duró varios minutos. En un momento dejó de besarme y se quedó mirándome a los ojos. -Fue lo mejor. Por favor que se repita algún día- me dijo sonriendo. Se acostó despacio en el sillón y cuando el pene salió, dejó salir mi acabada que había dejado dentro suyo. Era un montón, no recuerdo de una vez que haya acabado tanto.
Quedó tendida varios minutos sobre el sillón, y yo acostado a su lado. Me abrazó, y nos dormimos.
Al despertarnos, cerca de una hora más tarde, yo fui a limpiarme al baño. Al salir, la encontré a ella parada junto a la puerta del baño con una mirada súper alegre. -Me encantó de verdad. Que no se entere mi amiga. Y por favor que se repita, enserio-.
Estoy esperando tener la oportunidad para repetir la situación.....
Hace poco dejé con mi novia, ya saben; se ha puesto todo muy igual. Nos aburrimos un poco, comenzamos a discutir por cualquier tontería, y en determinado momento ya no quisimos continuar. Ninguno de ambos quería. En ese momento decidimos terminar. Fue un momento difícil ya que llevábamos varios años juntos, y vivimos cerca, por lo que podíamos vernos en cualquier momento, y cuando uno de los dos tenía la casa sola, enviaba un mensaje al otro y a los veinte minutos estábamos teniendo sexo. Realmente una pena, pero bueno. Cosas que pasan en las relaciones. Por supuesto, con el tema de la pandemia por COVID-19 fue aún más difícil. Como no podía salir de casa, no podía distraerme y me la pasaba bastante tiempo pensando en ella. Eso causaba momentos tristes. Me salva que tengo muchas fotos de ella desnuda, e incluso videos teniendo relaciones con ella, por lo que cuando la extraño un poco, tengo con que recordarla. Lo interesante comienza hace dos semanas; el 27 de agosto.
Si bien respeto el aislamiento por la pandemia, cada tanto salgo a dar alguna vuelta por el barrio. Por suerte trabajo desde casa, pero a veces salgo a hacer compras, o algún trámite. A veces me pongo ropa deportiva y salgo a caminar o trotar. El 27 de agosto, hice exactamente eso. Tuve un día bastante cansador por el trabajo; recibí llamadas todo el día, solucioné problemas técnicos de la empresa, se me rompió una canilla. En fin, un día complejo. Alrededor de las 21hs, ya había solucionado todo. Para relajarme un poco, me puse un short y una camiseta y salí a caminar. Sin pensarlo, pasé por la esquina de la casa de mi ex novia. Cuando estaba cerca recordé que no debí haber ido por ahí, pero pensé "si me llega a estar viendo por la ventana y doy la vuelta, quedo regalado" así que continué. En eso, miro de reojo y veo que se abre la puerta de su casa. Hice un esfuerzo sobrehumano por no mirar más que de reojo. La puerta estaba a unos treinta metros. -¡Bueno chau! nos vemos pronto- escuché. Era su voz. Alguien salía de su casa. Luego sentí la puerta cerrarse. Aprovechando la presencia de un arbusto bastante grande que había en la acera y me cubría casi por completo, miré entre las ramas a ver si lograba ver quien era. Y me quedé helado. Paola. Una gran amiga suya que yo había cruzado tres o cuatro veces, en algún cumpleaños o reunión familiar. Que muchacha tan hermosa. De baja estatura, carita preciosa. Pechos bien formados y cola de la misma manera. Ella era un poco gordita hace algunos años, pero apenas gordita. Hasta que empezó a entrenar muy duro, y hoy en día está delgada y atlética. Un bombón. Cuando el arbusto ya no me cubrió, la vi cruzando la calle y acercándose a mi. Ya no podía fingir que no la había visto, así que la miré y me estaba sorniendo. -Cris, como estás?-. Que sonrisa tan heromsa. Quedé cortado. -Eeeh ¡Pao!, que gusto verte. Muy bien ¿y vos?- respondí. Le dí charla durante unos segundos aprovechando que ya, en el lugar que estábamos, mi ex novia no podía vernos. Ella tampoco lo impidió, continuó conversando normalmente. En un momento me dijo -¿Vas a algún lado?-. -No no, solo salía a caminar un poco para relajarme de un día complicado- le respondí. -Genial. Entonces acompañame a casa, que no tengo ganas de tomar taxi, y caminando sola me aburro-. Era un situación increíble. Realmente me llamó la atención porque nunca había conversado mucho con ella, y me pareció raro tanta confianza. Enseguida pensé que mi ex novia la había mandado para que me sacara información o algo. Algunas chicas son así. Pero en fin, ya no podía decirle que no. Estaba deslumbrado con su belleza. De todas formas ya no quedaba nada entre mi ex novia y yo, así que si le contaba algo no había problema. -¿Queda muy lejos tu casa Pao?- le pregunté. -Son como 4km me dijo-. Bueno, al fin y al cabo no era tanto. Comenzamos a caminar y fuimos todo el camino conversando. Se hizo muy entretenido. Incluso hubo muchos momentos en los que noté que me estaba tirando indirectas bastante subidas de tono, pero no quise seguirlas por miedo a que fuera para líos con mi ex novia. Igualmente tenía muchas ganas de responderle. Al llegar al edificio donde vive empezó lo bueno. -Pao, muy linda caminata- le dije, y le puse el puño para saludarla. -Nooo, ¡no te vayas ahora! pasá y descansá, caminamos un montón- me dijo. Pensé "Si le digo que no quedo como un cagón". -Dale paso pero 5 minutos, se me hace re tarde sino- le dije, cubriéndome. -¡Sii!- dijo, celebrándo y riéndose. Entramos y subimos al octavo piso. Su departamento es muy amplio y bonito. Al pasar, me senté en el sillón super cansado. Enseguida me trajo un vaso con agua y se sentó al lado mío. -Vos perdoname pero me voy a sacar esto, me muero de calor- me dijo. Y se sacó la remera, quedándose en corpiño. Enseguida me agarré la cabeza, como diciendo "no seas hdp". -¿Que pasa Cris? ¿Te pensas que nunca te tuve ganas?-. La miré sorprendido. Entonces me contó que ella ama a su amiga (mi ex), y por eso nunca me hizo nada, por respeto. Pero cuando terminamos, ella enseguida se ilusionó. -Pero también está mal Pao. Es mi ex, ¿no te da cosa?- le pregunté. -Ya sé que está mal, Cris. Pero no me aguanto. Pensé que nunca más te vería, pero te crucé hoy de casualidad. No te pido que seamos novios, obvio. Pero, ¿podemos entretenernos un rato ahora? te juro que no voy a contar nada. No quiero perder a mi mejor amiga-. Me partió el corazón. Porque mil veces he estado en situaciones así, donde quiero, pero no puedo, y tengo que sufrir viendo como otro sí puede. Nos quedamos mirando unos segundos y ella se acercó lentamente y me sonrió. Con un poco de timidez la agarré por la cintura y la acerqué a mi. Enseguida puso sus labios sobre los míos y me empezó a meter la lengua en la boca. Se sentía delicioso. Siempre había querido besarla. Besaba muy suave y sensual. Aún vestidos, se sentó sobre mi pene duro y al sentirlo se alejó unos centímetros de mi cara y me miró con sorpresa. -Wow. Mi amiga nunca me habló de eso-. Sonrió y volvió a acercarse a mí. Empezó a besarme el cuello y las orejas mientras yo le desprendía su corpiño. Se lo quité y mis manos recorrieron su cuerpo hasta llegar a los pechos que aún no había visto. No eran muy grandes pero tenían la forma que a mí me gusta. Los amasé un poco y se le escapó un gemido. Volvió a meter su lengua en mi boca y la movió enérgicamente. Luego de besarnos durante largos minutos, se sacó las calzas y mostró sus piernas. Hermosas piernas, como las imaginé. Firmes como las de toda deportista, con una forma espectacular y bien blanquitas. Me tomé el atrevimiento de sacarle la tanga, y no opuso ninguna resistencia. Ya estando completamente desnuda continuó besándome por varios minutos mientras yo le manoseaba los pechos y las nalgas. Aún no le tocaba la vagina porque quería hacerla desear, y así pasó. -por favor meteme un dedito- me dijo entre jadeos. -no- le respondí serio. Dejó de besarme y se alejó unos centímetros para mirarme con cara de enojo. En un corto movimiento me lanzó una cachetada con su mano izquierda, mientras que con la otra me tomaba por el cuello y me acostaba en el sillón. -te haces el vivo- me dijo con una sonrisa muy pícara. Me subió las piernas al sillón dejándome completamente acostado. Enseguida acercó su vagina a mi cara y la presionó con fuerza. -chupá, dale- me dijo, mientras con sus manos agarraba las mías hacia arriba, como sometiéndome. Saqué la lengua y me apoyó la vagina sobre ésta. Empezó a moverse enérgicamente y pude notar que estaba muy excitada. Cada vez gemía más y más, hasta que paró de hacer eso para volver a mi cara, a besarme. No es necesario aclarar que toda mi cara (desde la frente hasta el mentón) estaba completamente cubierta de la humedad de su vagina. Comenzó a lamerme la cara y a besarme, mientras que con sus pies me bajaba el short y la ropa interior. Cuando estuve completamente desnudo, se dió vuelta y comenzamos a hacer un 69. Cuando mi pene entró en su boca lo sentí increíble. En un segundo estaba tocando su garganta, no tuvo ninguna dificultad. Varios minutos estuvimos así, yo chupando su vagina y ella mi pene. Sabía deliciosa, que vagina tan rica. Y ella me la mamaba de manera extraordinaria. Cuando estaba a punto de acabar, le dije -ya casi-. Ella se detuvo y se levantó. Volvió a abofetearme. -no acabás sin metérmela- me dijo con mirada pícara. Comenzó a besarme nuevamente, ya sin tocar mi pene para que bajara la excitación. Estuvo varios minutos besándome y tocándose ella misma. Que hermoso era verla masturbándose. Cuando estuve un poco menos excitado, le dije -ya, dale-. Me miró otra vez pícara. Se levantó, prendió todas las luces y abrió las cortinas. Movió el sillón contra la ventana y lo hizo cama en un sólo movimiento. Ahora ambos estábamos desnudos, sobre el sillón, junto a la ventana y con las luces encendidas. Todo el mundo podía vernos. La vista a la ciudad era bastante intimidante, pero eso me causó aún más excitación. Se puso en cuatro frente a mí y me dijo -acabame adentro tranquilo. Quiero sentirla calentita-. Decirme eso fue un desafío. Se la metí y entró muy fácil porque estaba súper mojada. Empezó a moverse muy sensual. Primero despacito, después más enérgica. Cada tanto le tiraba del pelo o la agarraba por el cuello, y ella no paraba de gemir. Continuamos así durante varios minutos, hasta que le dije que estaba a punto de acabar. -Dale, largala toda, toda adentro mío- me dijo en un grito. Sentí una fuerte eyaculación acompañada de un gemido mío -Uuuuuuuuh-. Y ella me acompañó -Aaaaaaah-. En el último empuje me quedé haciendo fuerza hacia adentro, y tomándola por las caderas, tirando hacia mí. Ella se incorporó y se torció un poco para poder besarme sin sacar el pene. Nos dimos un beso apasionado que duró varios minutos. En un momento dejó de besarme y se quedó mirándome a los ojos. -Fue lo mejor. Por favor que se repita algún día- me dijo sonriendo. Se acostó despacio en el sillón y cuando el pene salió, dejó salir mi acabada que había dejado dentro suyo. Era un montón, no recuerdo de una vez que haya acabado tanto.
Quedó tendida varios minutos sobre el sillón, y yo acostado a su lado. Me abrazó, y nos dormimos.
Al despertarnos, cerca de una hora más tarde, yo fui a limpiarme al baño. Al salir, la encontré a ella parada junto a la puerta del baño con una mirada súper alegre. -Me encantó de verdad. Que no se entere mi amiga. Y por favor que se repita, enserio-.
Estoy esperando tener la oportunidad para repetir la situación.....
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