Luego de que mi esposa me dejó, me quedé solo con mi hija Abigaíl de trece años, una edad, como sabrán,bastante difícil.
Micaela alegó problemas psicológicos para el divorcio y el juez decidió darme la custodia de mi hija.En parte mejor, porque yo era el único que trabajaba y pagaba el alquiler del departamento.
La vida se me había vuelto un infierno. Esos infiernos que son tan monótonos y rutinarios que no es fácil salir de él. Trabajé desde los dieciocho en una compañía de seguridad, empleo que había conseguido mi suegro a través de contactos de él. Estuve en fábricas,supermercados y en un banco, no sé si puedo nombrarlo.
El sueldo daba para lo justo,pagar cuentas, alquiler, impuestos y las necesidades de las dos mujeres. Mi ex esposa hacía trabajos de peluquería, belleza de uñas y alguna otra cosa que no me acuerdo, pero el dinero que ganaba no era constante. Un mes hacía diez mil pesos y otro hacía mil quinientos o menos. Nunca podíamos ahorrar para darnos un gusto ni teníamos asegurado el siguiente mes.
Después estaba el tema que no tenía amigos, desde el primer día que viví con Mica me separé de ellos para hacer mi vida de adulto. Mis suegros no me querían ni un poco, para no decir queme odiaban, y se esforzaban para que yo lo note. Mi única amiga era mi viejita que me ayudaba con unos mangos cuando le pedía o incluso sin pedirle y me visitaba con mucha alegría para ver a sus dos grandes amores: su nieta y yo. Realmente ella me alegraba la insulsa vida que llevaba.
Después estaba el tema que Mica se enfrió muchísimo luego de los primeros cinco años de convivencia, ya no quería hablar de nada y el sexo era cosa del pasado. Cada vez que la acariciaba para proponerle que cojamos se ponía tiesa y se iba de lugar, sin importar que estuviera haciendo. Eso me enfurecía, hasta tuve ganas de golpearla algunas veces,pero nunca lo hice.
Ya me había desencantado de ella,y por más belleza que tenía, empezaba a odiarla. Pero lo que más me molestaba de ella es que no discutía ¡No discutía nunca la puta madre! ¿Cómo querés arreglar las cosas si siempre sos tan pasivo? Cada vez que levantaba la voz,ella bajaba la cabeza y como una mártir me escuchaba vociferar, era como hablar con una pared.
Me molestaba que se hiciera la víctima, acá llegamos los dos siguiendo el mismo camino, nadie es culpable dela mierda del otro. O sí, capaz un poco, por ser tan inmaduros y no saber sobrellevar la relación y perecer en un círculo vicioso de odio implícito. Aveces creo que la sigo amando.
Mis días no daban para hacer más nada que trabajar y dormir. No vi a mi hija crecer ni decir sus primeras palabras, ni caminar, ni llevarla a su primer día de escuela. Los días de franco que me daban los tomaba para disparar del departamento. Después de salir del laburo me iba en moto a esos lugares donde las mujeres bailan casi en pelotas por agarradas a un caño.
Cogí con una de ellas, Eve le decían ¡Qué hermosa morocha, bien puta era! Me tiraba onda, como si me conociera y decía le gustaba el uniforme, pensaba que era policía, parece que son codiciados en esos ambientes. Me bailaba personalmente, aunque sea cinco minutos, y me dejaba tocarla toda. Tenía el récord de hacerte pasar de cero a cien en cuatro segundos. Le dije que era casado y eso la encendió mucho más. Yo no quería cagarla completamente y cuando me tiró de ir a su departamento resistí a la tentación. No volví por un tiempo.
En mi casa era un zombi y poca pelota les daba a las chicas, aunque a Abi de vez en cuando alguna caricia le daba. Pero eran tan mecánicas que ella tampoco las pedía mucho.
Hace seis años me había enterado que mi esposa me estaba engañando con otros. El primero fue el pibe de la parroquia, Leonardo, que le tiraba onda incluso embarazada. Fue el primero de tantos. Después me enteré que cogió con el marido de una clienta. ¿Esa era la Mica que yo había idealizado? Me sentí un pelotudo importante. Golpeé cada parte del departamento. Cuando me contó cínicamente que se había cogido a Leo abollé la tapa del calefón de una piña, el estruendo la asustó, pero después se mostró relativamente tranquila. Estaba cansada de mí y quería el divorcio. Así,sin más. Nunca hablamos, solo podía presentir como se sentía. Obvio, le pedí explicaciones y como una mártir nuevamente, solo escuchó lo que tenía que decirle.
Así era el panorama de mi vida amis treinta años. Divorciado, con una hija adolescente, con poco dinero,extremadamente cornudo, desilusionado de la vida, del amor de mi vida más bien.
Después que me dijo que Leo se la había empotrado en su auto agarré las llaves de la Yamaha SZ RR 150cc y me fui cagando al departamento de Evelyn. No estaba, la esperé una hora, hasta las doce y media y venía caminando media borracha con un flaco más chico que ella.Ella tendría unos veintitrés en ese momento, una bomba sexual.
Me vio y se sorprendió. Ella sabía seguramente que lo de “casado” ya no tenía significado en ese momento. Le dijo al flaco que si podía venir mañana y este se calentó y me agitó, como estaba por dentro medio saturado, lo ignoré un momento y le dije que se las tome, queme iba a hacer calentar. El flaco se fue re enojado, sabía que no iba a poder contra mí, no que yo sea La Roca Johnson, pero al pibe le faltaban varios pelos en los huevos para acercarse a mi contextura física.
Me bajo de la moto y mientras Evelyn buscaba la cerradura con la llave, me la aprieto mientras le besaba el cuello. Realmente se calentaba conmigo, porque movía la colita buscando bulto.Bah, que se yo, era una mina de la noche, capaz hacía eso con cada flaco que se comía, pero yo ya sentía que me veía como su macho y se quería entregar a mí voluntariamente, con eso me bastaba.
Subimos la escalera al departamento sin hablar, yo le fichaba todo el orto morocho que tenía. Ese vestidito blanco que le cubría media nalga era infartante y los tacos le elevaban la cola dándome una imagen previa de pasión absoluta.
—¿Querés comer algo? —me dijo,mirando la cocina, mientras se sacaba el abrigo de cuero. Toda una diva era.
—A vos, si es ahora, mejor.
Ella se rió y me dijo que espere,que se quería pegar una ducha. Yo acepté y la esperé en el sillón negro del living. Era un departamento con una decoración muy moderna, tenía cuadros de esos que se dividen en tres, muy buenos, aunque no los entendía un carajo. Todo muy prolijo y de buen gusto, nunca me imaginé que el departamento de una minad e este tipo se vería así, daba un ambiente bastante… Hipnótico. Lo completaban unas luces tenues de lámparas de sal. Siempre dan el entorno indicado para un momento de placer.
Yo estaba relajado, cuando sonó el teléfono y había un mensaje de mi señora. Luego dos, tres, se empezó a volver loca y me mandó muchísimos mensajes. No quería leer ninguno, apagué el celu y me puse a ver las revistas de moda de la mesita ratona para calmar las emociones que acababa de revolver Mica. No quería que me viera así Evelyn al momento de cogérmela.
Es llamativo lo que tardó esta mina en mostrarse de nuevo, sin el celu en mano no sé cuánto tiempo tardó, pero pienso que fue una hora mínimo.
—Ahí voy. Si querés comer, tenés que saber esperar. —me dijo con voz burlona desde la pieza.
—¿Tan rápido terminaste? Si recién me siento. —le respondí, mientras ojeaba la revista.
Se empezó a reír un montón, yo no entendía por qué se reía tanto por un chiste tan pedorro. Capaz estaba drogada.
Cuando levanto la vista, estaba con una lencería blanca espectacular, que resaltaba su piel oscura. Un cañón la negra, me paré de inmediato, pero me dijo que me quede sentado.
Se acercó lentamente, con esa caminata actuada que le resaltaba todas las curvas, era una curva andante. Yo estaba estúpido viéndola, pensé en un flash como se vería Mica con una lencería así. Pero no era Mica, era Evelyn y ella me iba a satisfacer. Y me gustaba que así fuera.Esta mina me satisfacía ya de varias formas: me hacía sentir que yo le gustaba,me respetaba y me prestaba atención. Me hacía sentir un hombre y ahora iba a dejar que me la culee, dejando a quién sabe a cuántos con el pito duro en el WhatsApp. Todo eso, en menos de dos horas.
Cuando se acerca, se me sube directamente, apoyando su culazo de gimnasio en mi bulto. Me empieza a chapar,sí, ella me chapaba a mí. Es increíble la habilidad que tenía, yo solo respondía a lo que me hacía. Me refriega todas sus tetas en la remera mientras me agarra por la nuca y mueve su culo aplastando mi jean.
—Sacáme la remera. —le dije,medio hipnotizado. Ella la levantó sin dejar de besarme.
—Lindo físico tiene, oficial. —me jodía y sonreía como una puta.
Ni me acuerdo que le dije después,seguro una pajereada. Se quería meter en el rol de la delincuente y el policía,no sé quién tiene esa fantasía de mierda.
Me empezó a lengüetear los pezones, no sabía el placer que daba eso a los hombres. Me dejó los pelos del pecho llenos de saliva, lo hacía sin asco. No me podía imaginar a Mica haciéndome algo similar. Siendo sincero, ya no me podía imaginar a Mica teniendo sexo conmigo, solo con otros.
Yo mientras, le acariciaba el pelo, se sentía extraño, realmente extraño. En teoría, debería ser al revés.Estaba confundido, pero muy, muy excitado. Se dignó a pararse y pude ver como tenía la tela de la tanga a punto de mancharse con fluidos. Se estaba empezando a formar la mancha. Eso me dio un feedback re positivo. Se agachó, puso la cabeza entre mis piernas y empezó a lamer como una gatita mi bragueta mientras me miraba. Yo disparaba chorros de sangre hacia mi pene, siguiendo cada una de sus lengüeteadas.
Me bajó el jean y metió mano en el bóxer hasta sacar mi verga. Estaba casi parada, pero bastó con unas caricias por parte de ella para ponerme al palo.
—Que hermosa verga tenés.
—¿Te gusta? Por esta noche, es toda para vos. —le dije, haciéndome el langa, esa verga iba a ser de ella esa noche y todas las que le hagan falta.
Una vez que estaba mi pija lista para su boca se la metió hasta donde pudo.
Yo quería que entre completa y empecé a forzarla, se la sacó y me dijo que se tenía que preparar para que llegue hasta su garganta. Mejor que se prepare, si me la llegaba a vomitar se iba todo el encanto, o no, no sé la verdad ja, ja, ja.
Llenó los pulmones y se la metió completa, de un solo saque. Zarpada sensación, nunca me habían hecho eso. Mica nunca me dio una chupada de pija, menos garganta profunda. Esto era otro nivel,Evelyn era una profesional para mí.
Se la sacó para que respire y le digo que abra la boca, que si llega a rozar mi pija con sus dientes me iba a recalentar (enojar). Siento que eso que le dije le gustó de alguna forma. Le empecé a coger la boca desenfrenadamente, una vez adentro su lengua hacia un trabajo exquisito, era como lo más top que puede hacer una lengua con una pija.Envolvía con su lengua el glande haciendo como una danza alrededor de él, y todo eso en un segundo. Se sentía zarpado, me dieron ganas de acabarle la boca completa.
Cuando noté que iba a eyacular la saqué y le metí unos chorrazos en toda la cara. Me limpió el pene completo y chupó el glande succionándolo. Eso me producía un poco de dolor, pero me gustaba igual. Todo lo que hacía con Evelyn era placer y mi cabeza se ponía en ese estado cada segundo compartido.
Caí rendido al sillón con la pija caída al costado, ella me miró raro, como expectante.
—Aguantá, que ya te toca a vos,no seas tan golosa.
—Dale papito que estoy recaliente.
Cuando dijo eso me levanté con vigor, ya estaba listo para un round más y todos los que necesitara esta talentosa mujer.
La acosté al sillón y yo me arrodillé en el piso de alfombra y le empecé a chuparle la concha depilada. La miraba a ella para ver su reacción y me fui adaptando a sus gustos. En un rato ya me estaba apretando los muslos contra mi cabeza.
—¡Oh sí! Que lindos recuerdos,esta morocha era una bomba. Como los dos acabamos, ya estábamos a mano. Ahora solo quedaba cogérmela como Dios manda. Mi verga ya estaba lista hace rato.
La levanto y la pongo instantáneamente en cuatro. Mi posición preferida y más con una mina como esta. Era una proporción exacta entra un culo majestuoso y una cintura tan estrecha como un tobillo. Bueno, no tanto, pero era una cintura chiquita.
Se la hice desear un poco, ya había pasado un tiempo y su vagina era un agujero negro. Se comía todo lo que se acercara a unos centímetros de ella. Le moví el glande por el medio de las nalgas y le puerteé el culo un poquito, ni se molestó. Juro que, si fuera Mica,se re enoja por hacerle esto. Y si loco, traigo a Mica cada rato para mostrarles el contraste con esta M-U-J-E-R, con todas las letras.
Movía la cola buscándola y se la apoyé en la entrada de la vagina. Se me congestionó la verga lo último que le quedaba, unas dos gotas más tal vez, para que entre más cómoda en esa cuevita.
Se la metí de lleno, sé que su vagina ya estaba a punto caramelo y ninguno de los dos quería esperar más. Le empecé a dar duro, ella apoyaba la cabeza contra el almohadón y se dedicaba a disfrutar las sensaciones. Yo estaba en la misma, agarrado de sus caderas no hacía más que disfrutar.
Para agregarle salsa al asunto,la agarré de las raíces del pelo negro ese que tenía y la levanto hasta quedaren paralelo a mí. Estaba muy ensimismada gimiendo despacio en el almohadón y quería hacerle notar que era yo el que se la estaba cogiendo.
Le empiezo a amasar las tetas,bastante más grandes que las de Mica, pero aún así, tamaño normal. No eran de esas tetas del porno, eran tetas normales de mina.
Mientras, le chupaba todo el cuello y se lo mordisqueaba un poco. ¿Su reacción? Estaba disfrutando un montón. Gemía como una puta, un momento realmente excitante.
—Sos mi putita, solamente. —le decía, desde el primer día supe que le gustaba que le hablen sucio.
—Si papi, tuya nomás —Ja, ja, ja,ja Esto es divertido, porque la mina tenía una pija diferente por cada día dela semana.
—Decímelo de nuevo.
—¡Tuya papi! ¡Toda tuya! —me decía, a los gritos, con la voz más putona que tenía.
—¿Querés que pare?
—No, por favor, no parés.
Cuando noté que ella estaba apunto de acabar la empecé a masturbar mientras me la cogía frenéticamente y llegado un punto noté sus espasmos y se abalanzó hacia delante, dejándome con la pija al aire. Yo tenía altas ganas de acabar y no me iba a quedar así. Le levanté el culo de nuevo y me la culeé hasta que me dijo que le acabe afuera. Yo le hice caso, aunque no quería, y le acabé en toda la espalda.
La solté y me esparcí en el sillón al lado de ella.
—Aah que rico coge oficial. —me dijo, suspirando.
—No me digas oficial, me llamo Javier. —le dije, cortándole el mambo.
—¿Javier? Lindo nombre, Camila me llamo yo.
—No te llamás…
—Me llamo Camila —me cortó la frase —Los nombres de las bailarinas no son reales. Bah sí, son reales, pero…
—Sí, sí, entiendo —le digo,también cortándole la frase —Bueno, un gusto en conocerte Camila.
—El gusto es absolutamente mío —me dijo con una sonrisa picarona.
Le dije si tenía un ayudín (merca).Me dijo, mientras señalaba el pasillo, que vaya al cajón de su mesita de luz,en su pieza, tenía una bolsita dentro de una cajita.
Cuando llego a la pieza encuentro que tenía una pieza de niña, todo detallado de rosa, nada que ver a la imagen de casa adulta que tenía afuera.
Ella me persigue por atrás y me dice —Emm esta pieza no es, es la otra —me dice con una sonrisa incómoda y me saca del brazo hacia fuera. Al salir, cierra la puerta.
Yo no entendí un carajo, pero no iba a preguntar nada, no tenía ganas de ponerla incómoda.
Me voy a su cuarto y sí, era como más o menos esperaba de una mina así: cama de dos plazas, espejos, Tv grande,ropero muy cargado y como un espejo de esos que usan los famosos en el camarín,todo iluminado, muy fachero. En la mesa pude distinguir poco: rímeles, esmaltes de uñas, pintalabios, montón de lápices de colores, que se yo, una locura.
Me dirijo a la mesa de luz y adentro de una cajita roja bien adornada había una bolsita que se cierra tirando de un cordón, muy bonita también, con muchos detalles. Parecía una bolsita de esas donde ponen arroz para los casamientos.
Me la llevo para el living, pero antes noté dos cosas dentro del cajón: un recuerdo de la Primera comunión en una parroquia de Achiras, provincia de Córdoba, y al lado, retratando muy bien la biblia y el calefón, un consolador electrónico color violeta.
Fui hasta el living y la encontré sentada, dormitando. Sabía que podía pasar esto, ella trabajaba todo el día,demasiado me atendió a mí a altas horas de la noche. Por eso me anticipé con lamerca, ni siquiera le ofrecí, me tomé un par de tiros y quedé nuevo en un rato.Esto era costumbre de mis compañeros de laburo, yo lo hice en muy pocas ocasiones, que, para ser sincero, me salvó la vida esas jornadas, sino capaz me pegaba un tiro, de los de verdad.
Renovado mi espíritu, prendí mi teléfono. Cuarenta y cuatro mensajes de mi señora. El último hace diez minutos.Sabía que si volvía a mi casa iba a tener que lidiar esa noche con ella y quién sabe qué podía llegar a pasar. En ese momento temí lo peor y no fui, agradezco ahora haber tomado esa decisión.
Como un acto de cariño con esa dama que tenía en frente, la llevé en brazos hasta su cama y como recompensa me dio un beso en la mejilla. Les juro que ese beso, sin desmerecer los trochocientos que nos dimos antes, fue el más fuerte de la noche. El que más recuerdo ahora.
—Hay una copia de llave arriba dela heladera, llévatela, pero acordáte de devolvérmela. —me dijo con una vocecita muy suave.
—Si, no te hagas drama por eso.
La tapé y me dio las gracias con una sonrisa. Yo se la devolví, agarré las llaves y me fui a la bosta.
Hacía frío afuera, era primavera y las noches eran frías, como deben ser. Me apuré rápido con el teléfono y me puse a llamar putas disponibles. Me pasé las horas que quedaban de noche, putarraqueando.
Micaela alegó problemas psicológicos para el divorcio y el juez decidió darme la custodia de mi hija.En parte mejor, porque yo era el único que trabajaba y pagaba el alquiler del departamento.
La vida se me había vuelto un infierno. Esos infiernos que son tan monótonos y rutinarios que no es fácil salir de él. Trabajé desde los dieciocho en una compañía de seguridad, empleo que había conseguido mi suegro a través de contactos de él. Estuve en fábricas,supermercados y en un banco, no sé si puedo nombrarlo.
El sueldo daba para lo justo,pagar cuentas, alquiler, impuestos y las necesidades de las dos mujeres. Mi ex esposa hacía trabajos de peluquería, belleza de uñas y alguna otra cosa que no me acuerdo, pero el dinero que ganaba no era constante. Un mes hacía diez mil pesos y otro hacía mil quinientos o menos. Nunca podíamos ahorrar para darnos un gusto ni teníamos asegurado el siguiente mes.
Después estaba el tema que no tenía amigos, desde el primer día que viví con Mica me separé de ellos para hacer mi vida de adulto. Mis suegros no me querían ni un poco, para no decir queme odiaban, y se esforzaban para que yo lo note. Mi única amiga era mi viejita que me ayudaba con unos mangos cuando le pedía o incluso sin pedirle y me visitaba con mucha alegría para ver a sus dos grandes amores: su nieta y yo. Realmente ella me alegraba la insulsa vida que llevaba.
Después estaba el tema que Mica se enfrió muchísimo luego de los primeros cinco años de convivencia, ya no quería hablar de nada y el sexo era cosa del pasado. Cada vez que la acariciaba para proponerle que cojamos se ponía tiesa y se iba de lugar, sin importar que estuviera haciendo. Eso me enfurecía, hasta tuve ganas de golpearla algunas veces,pero nunca lo hice.
Ya me había desencantado de ella,y por más belleza que tenía, empezaba a odiarla. Pero lo que más me molestaba de ella es que no discutía ¡No discutía nunca la puta madre! ¿Cómo querés arreglar las cosas si siempre sos tan pasivo? Cada vez que levantaba la voz,ella bajaba la cabeza y como una mártir me escuchaba vociferar, era como hablar con una pared.
Me molestaba que se hiciera la víctima, acá llegamos los dos siguiendo el mismo camino, nadie es culpable dela mierda del otro. O sí, capaz un poco, por ser tan inmaduros y no saber sobrellevar la relación y perecer en un círculo vicioso de odio implícito. Aveces creo que la sigo amando.
Mis días no daban para hacer más nada que trabajar y dormir. No vi a mi hija crecer ni decir sus primeras palabras, ni caminar, ni llevarla a su primer día de escuela. Los días de franco que me daban los tomaba para disparar del departamento. Después de salir del laburo me iba en moto a esos lugares donde las mujeres bailan casi en pelotas por agarradas a un caño.
Cogí con una de ellas, Eve le decían ¡Qué hermosa morocha, bien puta era! Me tiraba onda, como si me conociera y decía le gustaba el uniforme, pensaba que era policía, parece que son codiciados en esos ambientes. Me bailaba personalmente, aunque sea cinco minutos, y me dejaba tocarla toda. Tenía el récord de hacerte pasar de cero a cien en cuatro segundos. Le dije que era casado y eso la encendió mucho más. Yo no quería cagarla completamente y cuando me tiró de ir a su departamento resistí a la tentación. No volví por un tiempo.
En mi casa era un zombi y poca pelota les daba a las chicas, aunque a Abi de vez en cuando alguna caricia le daba. Pero eran tan mecánicas que ella tampoco las pedía mucho.
Hace seis años me había enterado que mi esposa me estaba engañando con otros. El primero fue el pibe de la parroquia, Leonardo, que le tiraba onda incluso embarazada. Fue el primero de tantos. Después me enteré que cogió con el marido de una clienta. ¿Esa era la Mica que yo había idealizado? Me sentí un pelotudo importante. Golpeé cada parte del departamento. Cuando me contó cínicamente que se había cogido a Leo abollé la tapa del calefón de una piña, el estruendo la asustó, pero después se mostró relativamente tranquila. Estaba cansada de mí y quería el divorcio. Así,sin más. Nunca hablamos, solo podía presentir como se sentía. Obvio, le pedí explicaciones y como una mártir nuevamente, solo escuchó lo que tenía que decirle.
Así era el panorama de mi vida amis treinta años. Divorciado, con una hija adolescente, con poco dinero,extremadamente cornudo, desilusionado de la vida, del amor de mi vida más bien.
Después que me dijo que Leo se la había empotrado en su auto agarré las llaves de la Yamaha SZ RR 150cc y me fui cagando al departamento de Evelyn. No estaba, la esperé una hora, hasta las doce y media y venía caminando media borracha con un flaco más chico que ella.Ella tendría unos veintitrés en ese momento, una bomba sexual.
Me vio y se sorprendió. Ella sabía seguramente que lo de “casado” ya no tenía significado en ese momento. Le dijo al flaco que si podía venir mañana y este se calentó y me agitó, como estaba por dentro medio saturado, lo ignoré un momento y le dije que se las tome, queme iba a hacer calentar. El flaco se fue re enojado, sabía que no iba a poder contra mí, no que yo sea La Roca Johnson, pero al pibe le faltaban varios pelos en los huevos para acercarse a mi contextura física.
Me bajo de la moto y mientras Evelyn buscaba la cerradura con la llave, me la aprieto mientras le besaba el cuello. Realmente se calentaba conmigo, porque movía la colita buscando bulto.Bah, que se yo, era una mina de la noche, capaz hacía eso con cada flaco que se comía, pero yo ya sentía que me veía como su macho y se quería entregar a mí voluntariamente, con eso me bastaba.
Subimos la escalera al departamento sin hablar, yo le fichaba todo el orto morocho que tenía. Ese vestidito blanco que le cubría media nalga era infartante y los tacos le elevaban la cola dándome una imagen previa de pasión absoluta.
—¿Querés comer algo? —me dijo,mirando la cocina, mientras se sacaba el abrigo de cuero. Toda una diva era.
—A vos, si es ahora, mejor.
Ella se rió y me dijo que espere,que se quería pegar una ducha. Yo acepté y la esperé en el sillón negro del living. Era un departamento con una decoración muy moderna, tenía cuadros de esos que se dividen en tres, muy buenos, aunque no los entendía un carajo. Todo muy prolijo y de buen gusto, nunca me imaginé que el departamento de una minad e este tipo se vería así, daba un ambiente bastante… Hipnótico. Lo completaban unas luces tenues de lámparas de sal. Siempre dan el entorno indicado para un momento de placer.
Yo estaba relajado, cuando sonó el teléfono y había un mensaje de mi señora. Luego dos, tres, se empezó a volver loca y me mandó muchísimos mensajes. No quería leer ninguno, apagué el celu y me puse a ver las revistas de moda de la mesita ratona para calmar las emociones que acababa de revolver Mica. No quería que me viera así Evelyn al momento de cogérmela.
Es llamativo lo que tardó esta mina en mostrarse de nuevo, sin el celu en mano no sé cuánto tiempo tardó, pero pienso que fue una hora mínimo.
—Ahí voy. Si querés comer, tenés que saber esperar. —me dijo con voz burlona desde la pieza.
—¿Tan rápido terminaste? Si recién me siento. —le respondí, mientras ojeaba la revista.
Se empezó a reír un montón, yo no entendía por qué se reía tanto por un chiste tan pedorro. Capaz estaba drogada.
Cuando levanto la vista, estaba con una lencería blanca espectacular, que resaltaba su piel oscura. Un cañón la negra, me paré de inmediato, pero me dijo que me quede sentado.
Se acercó lentamente, con esa caminata actuada que le resaltaba todas las curvas, era una curva andante. Yo estaba estúpido viéndola, pensé en un flash como se vería Mica con una lencería así. Pero no era Mica, era Evelyn y ella me iba a satisfacer. Y me gustaba que así fuera.Esta mina me satisfacía ya de varias formas: me hacía sentir que yo le gustaba,me respetaba y me prestaba atención. Me hacía sentir un hombre y ahora iba a dejar que me la culee, dejando a quién sabe a cuántos con el pito duro en el WhatsApp. Todo eso, en menos de dos horas.
Cuando se acerca, se me sube directamente, apoyando su culazo de gimnasio en mi bulto. Me empieza a chapar,sí, ella me chapaba a mí. Es increíble la habilidad que tenía, yo solo respondía a lo que me hacía. Me refriega todas sus tetas en la remera mientras me agarra por la nuca y mueve su culo aplastando mi jean.
—Sacáme la remera. —le dije,medio hipnotizado. Ella la levantó sin dejar de besarme.
—Lindo físico tiene, oficial. —me jodía y sonreía como una puta.
Ni me acuerdo que le dije después,seguro una pajereada. Se quería meter en el rol de la delincuente y el policía,no sé quién tiene esa fantasía de mierda.
Me empezó a lengüetear los pezones, no sabía el placer que daba eso a los hombres. Me dejó los pelos del pecho llenos de saliva, lo hacía sin asco. No me podía imaginar a Mica haciéndome algo similar. Siendo sincero, ya no me podía imaginar a Mica teniendo sexo conmigo, solo con otros.
Yo mientras, le acariciaba el pelo, se sentía extraño, realmente extraño. En teoría, debería ser al revés.Estaba confundido, pero muy, muy excitado. Se dignó a pararse y pude ver como tenía la tela de la tanga a punto de mancharse con fluidos. Se estaba empezando a formar la mancha. Eso me dio un feedback re positivo. Se agachó, puso la cabeza entre mis piernas y empezó a lamer como una gatita mi bragueta mientras me miraba. Yo disparaba chorros de sangre hacia mi pene, siguiendo cada una de sus lengüeteadas.
Me bajó el jean y metió mano en el bóxer hasta sacar mi verga. Estaba casi parada, pero bastó con unas caricias por parte de ella para ponerme al palo.
—Que hermosa verga tenés.
—¿Te gusta? Por esta noche, es toda para vos. —le dije, haciéndome el langa, esa verga iba a ser de ella esa noche y todas las que le hagan falta.
Una vez que estaba mi pija lista para su boca se la metió hasta donde pudo.
Yo quería que entre completa y empecé a forzarla, se la sacó y me dijo que se tenía que preparar para que llegue hasta su garganta. Mejor que se prepare, si me la llegaba a vomitar se iba todo el encanto, o no, no sé la verdad ja, ja, ja.
Llenó los pulmones y se la metió completa, de un solo saque. Zarpada sensación, nunca me habían hecho eso. Mica nunca me dio una chupada de pija, menos garganta profunda. Esto era otro nivel,Evelyn era una profesional para mí.
Se la sacó para que respire y le digo que abra la boca, que si llega a rozar mi pija con sus dientes me iba a recalentar (enojar). Siento que eso que le dije le gustó de alguna forma. Le empecé a coger la boca desenfrenadamente, una vez adentro su lengua hacia un trabajo exquisito, era como lo más top que puede hacer una lengua con una pija.Envolvía con su lengua el glande haciendo como una danza alrededor de él, y todo eso en un segundo. Se sentía zarpado, me dieron ganas de acabarle la boca completa.
Cuando noté que iba a eyacular la saqué y le metí unos chorrazos en toda la cara. Me limpió el pene completo y chupó el glande succionándolo. Eso me producía un poco de dolor, pero me gustaba igual. Todo lo que hacía con Evelyn era placer y mi cabeza se ponía en ese estado cada segundo compartido.
Caí rendido al sillón con la pija caída al costado, ella me miró raro, como expectante.
—Aguantá, que ya te toca a vos,no seas tan golosa.
—Dale papito que estoy recaliente.
Cuando dijo eso me levanté con vigor, ya estaba listo para un round más y todos los que necesitara esta talentosa mujer.
La acosté al sillón y yo me arrodillé en el piso de alfombra y le empecé a chuparle la concha depilada. La miraba a ella para ver su reacción y me fui adaptando a sus gustos. En un rato ya me estaba apretando los muslos contra mi cabeza.
—¡Oh sí! Que lindos recuerdos,esta morocha era una bomba. Como los dos acabamos, ya estábamos a mano. Ahora solo quedaba cogérmela como Dios manda. Mi verga ya estaba lista hace rato.
La levanto y la pongo instantáneamente en cuatro. Mi posición preferida y más con una mina como esta. Era una proporción exacta entra un culo majestuoso y una cintura tan estrecha como un tobillo. Bueno, no tanto, pero era una cintura chiquita.
Se la hice desear un poco, ya había pasado un tiempo y su vagina era un agujero negro. Se comía todo lo que se acercara a unos centímetros de ella. Le moví el glande por el medio de las nalgas y le puerteé el culo un poquito, ni se molestó. Juro que, si fuera Mica,se re enoja por hacerle esto. Y si loco, traigo a Mica cada rato para mostrarles el contraste con esta M-U-J-E-R, con todas las letras.
Movía la cola buscándola y se la apoyé en la entrada de la vagina. Se me congestionó la verga lo último que le quedaba, unas dos gotas más tal vez, para que entre más cómoda en esa cuevita.
Se la metí de lleno, sé que su vagina ya estaba a punto caramelo y ninguno de los dos quería esperar más. Le empecé a dar duro, ella apoyaba la cabeza contra el almohadón y se dedicaba a disfrutar las sensaciones. Yo estaba en la misma, agarrado de sus caderas no hacía más que disfrutar.
Para agregarle salsa al asunto,la agarré de las raíces del pelo negro ese que tenía y la levanto hasta quedaren paralelo a mí. Estaba muy ensimismada gimiendo despacio en el almohadón y quería hacerle notar que era yo el que se la estaba cogiendo.
Le empiezo a amasar las tetas,bastante más grandes que las de Mica, pero aún así, tamaño normal. No eran de esas tetas del porno, eran tetas normales de mina.
Mientras, le chupaba todo el cuello y se lo mordisqueaba un poco. ¿Su reacción? Estaba disfrutando un montón. Gemía como una puta, un momento realmente excitante.
—Sos mi putita, solamente. —le decía, desde el primer día supe que le gustaba que le hablen sucio.
—Si papi, tuya nomás —Ja, ja, ja,ja Esto es divertido, porque la mina tenía una pija diferente por cada día dela semana.
—Decímelo de nuevo.
—¡Tuya papi! ¡Toda tuya! —me decía, a los gritos, con la voz más putona que tenía.
—¿Querés que pare?
—No, por favor, no parés.
Cuando noté que ella estaba apunto de acabar la empecé a masturbar mientras me la cogía frenéticamente y llegado un punto noté sus espasmos y se abalanzó hacia delante, dejándome con la pija al aire. Yo tenía altas ganas de acabar y no me iba a quedar así. Le levanté el culo de nuevo y me la culeé hasta que me dijo que le acabe afuera. Yo le hice caso, aunque no quería, y le acabé en toda la espalda.
La solté y me esparcí en el sillón al lado de ella.
—Aah que rico coge oficial. —me dijo, suspirando.
—No me digas oficial, me llamo Javier. —le dije, cortándole el mambo.
—¿Javier? Lindo nombre, Camila me llamo yo.
—No te llamás…
—Me llamo Camila —me cortó la frase —Los nombres de las bailarinas no son reales. Bah sí, son reales, pero…
—Sí, sí, entiendo —le digo,también cortándole la frase —Bueno, un gusto en conocerte Camila.
—El gusto es absolutamente mío —me dijo con una sonrisa picarona.
Le dije si tenía un ayudín (merca).Me dijo, mientras señalaba el pasillo, que vaya al cajón de su mesita de luz,en su pieza, tenía una bolsita dentro de una cajita.
Cuando llego a la pieza encuentro que tenía una pieza de niña, todo detallado de rosa, nada que ver a la imagen de casa adulta que tenía afuera.
Ella me persigue por atrás y me dice —Emm esta pieza no es, es la otra —me dice con una sonrisa incómoda y me saca del brazo hacia fuera. Al salir, cierra la puerta.
Yo no entendí un carajo, pero no iba a preguntar nada, no tenía ganas de ponerla incómoda.
Me voy a su cuarto y sí, era como más o menos esperaba de una mina así: cama de dos plazas, espejos, Tv grande,ropero muy cargado y como un espejo de esos que usan los famosos en el camarín,todo iluminado, muy fachero. En la mesa pude distinguir poco: rímeles, esmaltes de uñas, pintalabios, montón de lápices de colores, que se yo, una locura.
Me dirijo a la mesa de luz y adentro de una cajita roja bien adornada había una bolsita que se cierra tirando de un cordón, muy bonita también, con muchos detalles. Parecía una bolsita de esas donde ponen arroz para los casamientos.
Me la llevo para el living, pero antes noté dos cosas dentro del cajón: un recuerdo de la Primera comunión en una parroquia de Achiras, provincia de Córdoba, y al lado, retratando muy bien la biblia y el calefón, un consolador electrónico color violeta.
Fui hasta el living y la encontré sentada, dormitando. Sabía que podía pasar esto, ella trabajaba todo el día,demasiado me atendió a mí a altas horas de la noche. Por eso me anticipé con lamerca, ni siquiera le ofrecí, me tomé un par de tiros y quedé nuevo en un rato.Esto era costumbre de mis compañeros de laburo, yo lo hice en muy pocas ocasiones, que, para ser sincero, me salvó la vida esas jornadas, sino capaz me pegaba un tiro, de los de verdad.
Renovado mi espíritu, prendí mi teléfono. Cuarenta y cuatro mensajes de mi señora. El último hace diez minutos.Sabía que si volvía a mi casa iba a tener que lidiar esa noche con ella y quién sabe qué podía llegar a pasar. En ese momento temí lo peor y no fui, agradezco ahora haber tomado esa decisión.
Como un acto de cariño con esa dama que tenía en frente, la llevé en brazos hasta su cama y como recompensa me dio un beso en la mejilla. Les juro que ese beso, sin desmerecer los trochocientos que nos dimos antes, fue el más fuerte de la noche. El que más recuerdo ahora.
—Hay una copia de llave arriba dela heladera, llévatela, pero acordáte de devolvérmela. —me dijo con una vocecita muy suave.
—Si, no te hagas drama por eso.
La tapé y me dio las gracias con una sonrisa. Yo se la devolví, agarré las llaves y me fui a la bosta.
Hacía frío afuera, era primavera y las noches eran frías, como deben ser. Me apuré rápido con el teléfono y me puse a llamar putas disponibles. Me pasé las horas que quedaban de noche, putarraqueando.
2 comentarios - [2]Incapacitado para amar: Evelyn
Saludos.