Todo el asunto se concretó dos semanas antes del inicio de la cuarentena pero la semilla se sembró meses atrás cuando acostados y haciendo cucharita le confesé a mi novia mis fantasías. Quiero que te cojas a otro le dije e inmediatamente se dió vuelta con cara de sorprendida. A pesar de tener una mente abierta, Aitana es súper reservada con el sexo y sólo había estado conmigo así que sin anestesia me dijo que ni en pedo lo haría y nos fuimos a dormir. No puedo entender muy bien como fue pero algo cambió esa noche y con el correr de los días explotaron las fotos que subía beboteando en modo trola. Cada vez que recibía un fueguito o un comentario venía y me lo contaba. Cómo no iba a generar repercusiones si Aiti tiene un lomazo terrible, flaquita, culo bien parado, piernas largas.. En esos meses fui acumulando calentura hasta que la situación no dió para más. Ya es momento de que te busquemos alguno! Le dije, y para mí sorpresa, aceptó. El elegido fue un pibe con el que histequeó antes de que estemos juntos. Era alto, atlético, un pibe de club, bastante centrado. Nunca pasó nada entre ellos, ni siquiera un beso, pero siempre quedó revoloteando cerca, mandando likes, comentarios, corazones. Fue así que después de hablarlo entre nosotros dos era momento de que el accediera. No costó ni un solo día! Ella sola hablo con el y para el fin de semana habían arreglado salir a comer juntos, yo festejaba por dentro, finalmente se daría? Me preguntaba.
La pasó a buscar en auto por la puerta del depto. El pibe reservó para comer en un lugar para pocas personas, algo bien discreto dada la situación. Aiti estaba tan trola que yo no podía dejar de verla mientras se preparaba. A pesar de ser fines de febrero esa noche hacía algo de frío así que se clavó una calza de goma que le marcaba ese pedazo de ojete que tiene. Arriba, bien apretado, un top de encaje blanco que le dejaba la panza al aire al mismo tiempo que le marcaba las tetitas redondas y por último una campera de cuero. Las premisas eran dos; que en todo momento me diga dónde estaba, un poco por las dudas y otro poco por el morbo y no forzar la situación, si se daba se daba y si no sería en otra ocasión, pero por las dudas ya se había puesto ese conjunto blanco, sobrio cómo ella. La tanga se le metía entre los dos cachetes.
Nos despedimos entre nervios a las 8 de la noche y a partir de este momento la historia es de todo lo que ella me contó cuando nos volvimos a ver.
Llegaron al lugar después de un viaje que, obviamente, arrancó medio incómodo y se fue soltando hacía el final. La comida y las cervezas hicieron lo suyo y la situación se volvió mucho más descontracturada. La charla fluía y habían pegado buena onda, el pibe ya le tiraba flores de lo linda que estaba. Aiti iba dejando los nervios atrás y se permitía algún roce de manos con el. La calentura se sentía en el ambiente. Yo pegado al celular preguntando cómo iba todo.
Pasada la cena se fueron a buscar el auto que quedó estacionado a unas cuadras y en el camino entre histequeos y risas el le pregunta si podía comerle la boca y aunque los nervios habían vuelto Aiti le respondió directamente tirandole la suya. Se comieron con ganas y en un momento las manos del pibe pasaron de la cintura al culo engomado de Aiti. Manoseó un rato llenandonse la mano y apretando ese trofeo hasta que le preguntó si quería ir al telo para coronar la noche.
Se subieron al auto y se volvieron a comer la boca. El pibe aprovechando le mandó la mano por debajo de la campera abierta y le empezó a tocar todas las tetas. Aiti todavia con nervios no habia hecho nada más que besarlo, pero me contó que a esa altura ya no había vuelta atrás, había decidido que se lo iba a garchar cómo sea. Cortan, el pone primera y se van.
En este momento me llegó un mensaje. Gordo, hubo beso! No me esperes que voy a llegar tarde.
Continuará
La pasó a buscar en auto por la puerta del depto. El pibe reservó para comer en un lugar para pocas personas, algo bien discreto dada la situación. Aiti estaba tan trola que yo no podía dejar de verla mientras se preparaba. A pesar de ser fines de febrero esa noche hacía algo de frío así que se clavó una calza de goma que le marcaba ese pedazo de ojete que tiene. Arriba, bien apretado, un top de encaje blanco que le dejaba la panza al aire al mismo tiempo que le marcaba las tetitas redondas y por último una campera de cuero. Las premisas eran dos; que en todo momento me diga dónde estaba, un poco por las dudas y otro poco por el morbo y no forzar la situación, si se daba se daba y si no sería en otra ocasión, pero por las dudas ya se había puesto ese conjunto blanco, sobrio cómo ella. La tanga se le metía entre los dos cachetes.
Nos despedimos entre nervios a las 8 de la noche y a partir de este momento la historia es de todo lo que ella me contó cuando nos volvimos a ver.
Llegaron al lugar después de un viaje que, obviamente, arrancó medio incómodo y se fue soltando hacía el final. La comida y las cervezas hicieron lo suyo y la situación se volvió mucho más descontracturada. La charla fluía y habían pegado buena onda, el pibe ya le tiraba flores de lo linda que estaba. Aiti iba dejando los nervios atrás y se permitía algún roce de manos con el. La calentura se sentía en el ambiente. Yo pegado al celular preguntando cómo iba todo.
Pasada la cena se fueron a buscar el auto que quedó estacionado a unas cuadras y en el camino entre histequeos y risas el le pregunta si podía comerle la boca y aunque los nervios habían vuelto Aiti le respondió directamente tirandole la suya. Se comieron con ganas y en un momento las manos del pibe pasaron de la cintura al culo engomado de Aiti. Manoseó un rato llenandonse la mano y apretando ese trofeo hasta que le preguntó si quería ir al telo para coronar la noche.
Se subieron al auto y se volvieron a comer la boca. El pibe aprovechando le mandó la mano por debajo de la campera abierta y le empezó a tocar todas las tetas. Aiti todavia con nervios no habia hecho nada más que besarlo, pero me contó que a esa altura ya no había vuelta atrás, había decidido que se lo iba a garchar cómo sea. Cortan, el pone primera y se van.
En este momento me llegó un mensaje. Gordo, hubo beso! No me esperes que voy a llegar tarde.
Continuará
3 comentarios - Primer cuckold pre cuarentena