Mi despertar sexual fue bastante temprano por lo que pudeinvestigar, para un chico nacido en época de dictadura, sin revistas, nivideos, ni celulares…
Ya a los 7 años, sin saberlo, me pegaba unas grandesmasturbadas, jugando con el chorro de agua de la ducha y mi glande. No recuerdocomo lo descubrí, pero haciendo que el agua pegue en la unión del glande con eltronco, sentía un cosquilleo que iba en aumento, hasta que no lo aguantaba más.
Un Noviembre, ya con 10 años, estábamos en la casa de mimejor amigo Sergio inaugurando la temporada de pileta. Aunque vivíamos a menos de50 metros, me llevé un toallón y ropa para cambiarme. Como todo chico, pasamoshoras entrando y saliendo de la pileta, hasta que casi se hizo de noche y lamadre nos obligó a salir. Para no mojar toda la casa, nos fuimos a ungalponcito que tenían al fondo del jardín, donde guardaban algunasherramientas. Allí entramos para sacarnos la maya, secarnos y ponernos ropaseca. Como jugábamos en el mismo equipo del club del barrio, era habitual quenos viéramos desnudos, ya que compartíamos vestuario antes y después de cadapartido.
El último día de clases, terminando 5º, uno de miscompañeritos me pregunta si me pajeaba. Yo no sabía que lo que hacía de chiquitoera una paja, entonces le pedí que me explique de que se trataba. De mas estadecir que fui corriendo a casa a encerrarme en mi habitación, descubriendo unanueva forma de hacer lo que ya venía haciendo.
Al día siguiente, luego de la pileta, fuimos al cuartito conSergio y al desnudarnos y ver su pito bastante parado, lo ilumine sobre el artede la masturbación, haciéndome el sabiondo, jajaja.
Cada vez nos quedábamos más tiempo en el cuartito, ya lapileta no nos interesaba mucho, era más una excusa.
Durante todo el mes de Diciembre concurrimos a clases denatación en un club municipal. Después de cada clase, nos quedábamos en elvestuario, esperando que todos se fueran, para poder pajearnos. Era muyexcitante hacerlo allí, con él, con la adrenalina por no ser descubiertos poralgún mayor.
En Enero Sergio se va 15 días a Gesell con los padres. No sési allí estuvo en contacto con otros chicos o qué, pero volvió un poquito más“avivado”. Apenas fuimos al cuartito y nos desvestimos, se amasó el bulto hastaque se le puso bien duro y me pidió que me dé vuelta y me incline un poco haciaadelante. Acto seguido, siento sus manos en la cola, separándome las nalgas, yla apoyada. La verdad que su pito era chico, comparable con el tamaño de midedo mayor, pero se sentía rico tener algo apoyado en mi agujerito. Nosquedamos así, inmóviles, durante unos minutos, hasta que me dijo “ahora vos” ylo apoyé. Mi miembro es mucho más grande, pero como no había penetración, anadie le iba a importar el tamaño. Después de que cada uno apoyaba al otrodurante unos minutos, nos reventábamos tremendas pajas, y con todo ese ritualcreíamos que estábamos cogiendo a full, pero ninguno pensaba, quizás porignorancia, que estuviéramos haciendo algo de “trolos”.
Durante el año lectivo teníamos muy poco tiempo de vernospara jugar, además al no poder usar la pileta, no había muchas excusas para iral fondo, salvo alguna que otra vez que sus padres salían de paseo, o que en micasa no hubiera nadie. Ambos esperábamos muy ansiosos la llegada del calorcito.
Una vez que comenzó la temporada de pile, volvimos anuestros asuntos, los cuales de a poco se iban poniendo mejor, haciendo cositasnuevas. En mi colegio los chicos decían mucho “chúpame los huevos” a laschicas, entonces pensé que debía ser algo que le gustaría a Sergio y comencé achupárselos, le encantaba y a mí me gustaba verlo disfrutar. A él se le ocurrióponernos en pose tipo misionero, yo abajo, y frotarnos los pitos, espectacular.Incluso algunas veces nos dimos besos, pero creo que lo hacía sentirse putitoeso, porque después de unas veces, no quiso besarme más. Y por supuesto, nuncase nos olvidaba apoyarnos y luego las pajas, que con el tiempo empezaron a sercruzadas.
Ya nuevamente en ciclo lectivo (séptimo grado), un sábadovoy a buscarlo, entro a la casa y me dice “estoy solo, hacemos? vamos a mipieza”. Obviamente fuimos corriendo, nos desnudamos, y nos quedamos un rato ensilencio, cada uno manoseando el bulto del otro, hasta que Sergio me ordenoacostarme, y no me hice rogar, me tiré en la cama boca abajo. Nunca lo habíamoshecho en algún lugar cómodo, siempre era en el piso, o en una escalera, o deparado. Se acomoda encima mío, me abre un poco las nalgas, y apoya la cabecita,pero esta vez empuja y ZAS!! su pito estaba adentro de mi culo!!!! Como contéun poco más arriba, su pito era chico, entonces pudo entrar casi sin hacerfuerza, no me dolió nada. Se quedó unos segundos quieto, y luego comenzó abombear. Una sensación hermosa me inundaba, mientras sentía como entraba ysalía de mi culito desvirgado ese miembro que tantas veces había solo mirado.No sé si fue muy rápido, a mí me pareció así, pero enseguida acabó. Nosincorporamos, y él se acuesta, para que yo proceda, pero como mi pito es mucho másgrande (4 cm de diámetro) y a eso le sumamos la inexperiencia mía, la sequedadde toda la zona y los nervios de Sergio, no pude hacer más que lo de costumbre,apoyarlo. Después de un rato salí, y cuando él se incorporó, noté que de nuevoestaba al palo, entonces me ofrecí gentilmente a volver a satisfacerlo, acostándomeboca abajo. Y pasó lo que debía pasar, me volvió a ensartar el anillo de cuero.Pero esta vez lo saboreé más, sintiendo cada uno de los 10 centímetros (pobre)de pija que entraban y salían de mi cuerpo. Recuerdo que mientras me cogía,esperaba que se diera cuenta de lo mucho que me gustaba, y pensaba “que putoque soy, por favor seguí cogiéndome” pero no me animaba a decirlo en voz alta.
Ese verano fue grandioso, cogiendo casi todos los días. Ya antesde ir a la pileta nos metíamos en el cuartito y me echaba el primer polvo, nos dábamosun chapuzón para bajar el calor y disimular un poco, y volvíamos a coger. Yo nime molestaba en apoyarlo o tratar de penetrarlo, era simplemente acomodarmepara que me coja y pajearme, algunas veces yo, pero la mayoría de las veces mepajeaba él.
Y así fue pasando ese inolvidable verano, recibiendo a mimacho, quien se iba poniendo cada vez mas “mimoso”, pero eso lo contare en una próximaentrega.
7 comentarios - Mi temprano debut sexual