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Placer 2.0. Capítulo 20

Placer 2.0. Capítulo 20

Esta es la historia de Ailín, una chica católica de un pueblo con sueños y ambiciones de progresar para poder casarse con su novio, que va a descubrir un mundo nuevo en la ciudad, lleno de deseos y fantasías que van a poner su vida perfecta en jaque. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…

CAPITULO 1

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Capítulo 20: Reencuentros
   Ni bien lo vi bajarse del colectivo corrí hasta donde él estaba y lo abracé con todas mis fuerzas. Me parecía imposible pensar en que podía extrañar tanto a alguien al punto de largarme a llorar apenas lo vi, pero eso fue lo que sucedió. Gastón acababa de llegar a la terminal de Rosario después de un viaje de casi veinte horas y lo único que pudo hacer fue abrazarme y decirme que me amaba con todo su corazón. Las lágrimas de felicidad caían de mis ojos mientras que la gente pasaba alrededor nuestro sin entender muy bien que era lo que sucedía. Pero a nosotros no nos importaba, estábamos nuevamente juntos.
   Llegamos al departamento y mi novio me dijo que quería ir a bañarse, por lo que lo solté por unos minutos y dejé que se diera una ducha refrescante. Sin embargo cuando salió del baño y vio que no estaba en el comedor, fue a la pieza para encontrarse a su novia acostada en la cama con la tanga roja que tantas veces había visto en fotos y el corpiño del mismo color que hacía juego. “Vení amor. Tengo muchas ganas de vos” le dije llamándolo con la mano y rememorando la frase que Gabriel había usado conmigo hacía ya casi un mes.
   Era mediado de Diciembre y el calor pegaba en la ciudad por lo que el aire acondicionado era el mejor amigo que podíamos tener en la habitación. Sin embargo el calor que sentía por dentro solo se podía apagar de una manera y mi novio sabía muy bien cómo. Dejó caer la toalla al piso y pude ver que su pija ya estaba bien durita. Se subió a la cama y enseguida lo agarré del cuello para traerlo hacia mi cuerpo y besarlo con todas mis ganas.
   Sentí el calor de su piel sobre la mía y eso me calentó muchísimo. Había esperado ese momento hacía demasiado tiempo y no me podía aguantar las ganas de sentirlo adentro mío. Las caricias se hicieron cada vez más calientes y los besos se volvieron cada vez más mojados a medida que pasaban los segundos. Gastón me sacó el corpiño y la tanguita y me besó de arriba abajo dedicándole varios segundos a mi conchita que ya estaba empapada para ese entonces. “¡Cogeme!” le pedí con un susurro en el oído y mi novio metió su verga por primera vez adentro de mi conchita.

   Luego de mi primera vez con Gabriel, descubrí que lo que me estaba perdiendo era demasiado y no quería dejar pasar más tiempo a empezar a disfrutar de eso con mi novio. La noche con mi amante virtual, con mi maestro, tuvo dos encuentros más luego del primero, siendo cada uno mucho más largo y placentero que el anterior. Terminamos a eso de las diez de la mañana, completamente satisfechos y con el corazón latiendo a mil. Él se despidió esa mañana de domingo y no volvimos a hablar desde entonces.
   El problema fue que después de que bajara la adrenalina, caí en la cuenta de lo que había pasado y me agarró un poco la culpa. Fue por eso que decidí no hablarle más y bloquearlo de WhatsApp para que no pudiera escribirme. Me vi tentada en más de una oportunidad de prender la computadora y abrir el Skype para escribirle y ver si podía chatear con él, sin embargo hablaba tanto con Gastón y me calentaba tanto con él, que no veía la necesidad de conversar con quien había sido mi amante virtual y mi primera vez. Así fueron pasando las semanas y cuando me di cuenta, faltaban solo cinco días para que mi novio volviera de Inglaterra.
   Con Gastón habíamos acordado que ni bien llegaba al país, se tomaba un colectivo para venir a Rosario y así poder vernos. Ese reencuentro fue hermoso, lleno de lágrimas y emociones muy fuertes. Pero por sobre todas las cosas, lo mejor de todo fue el abrazo inmenso que me dio y que duró una eternidad. Después de eso volvimos a mi departamento y ni bien salió de bañarse se encontró con que yo lo esperaba en la cama, semi desnuda y dispuesta a tener nuestra primera vez juntos. Como era de esperar, no fue la gran cosa a pesar de que la disfruté muchísimo y de que sentí un placer inmenso recorrer todo mi cuerpo. “Vení amor. Tengo muchas ganas de vos” le dije y la imagen de Gabriel acostado en la cama se cruzó un segundo por mi cabeza.
   Gastón soltó la toalla y pude ver su hermoso cuerpo y su verga bien paradita frente a mis ojos. Se subió a la cama y con mis manos busqué su cuello para traerlo a mi cuerpo y besarlo de una forma muy apasionada. Sentía el calor de su cuerpo trasladándose al mío y como de golpe la humedad invadía mi entrepierna con el deseo de sentirlo adentro. Él se recostó sobre mi cuerpo y me fue acariciando con delicadeza pero con una intensidad que hacía que mi piel quemara por donde pasaban sus dedos. Sus labios se trasladaron a mi cuello y no pude evitar lanzar un gemido al sentir la excitación al máximo. Con una de sus manos se desprendió de mi corpiño y fue bajando hasta mis tetas para lamerlas rápidamente y poder seguir su recorrido hasta mi cintura.
   Cuando me sacó la tanguita noté como el deseo se dibujaba en su rostro. Me relajé sobre la cama y le di luz verde para que pudiera pasar su lengua rápidamente de arriba hacia abajo unas cuantas veces. Yo ya estaba terriblemente mojada, pues el calor de su cuerpo, el rozar de sus dedos y el contacto de sus labios me habían calentado de una manera única. Sin embargo Gastón se dedicó a darme placer con su boquita por unos pocos minutos, lamiéndome por completo, jugando con su lengua sobre mi clítoris y acariciándome las piernas con sus manos. Era algo increíble y que no podía creer que por fin estuviera sucediendo. Todo me resultaba muy estimulante y mucho más excitante que antes.
   - ¡Cogeme!- Le dije mordiéndome los labios y en un susurro cuando sentí que podía hacerme acabar con su lengua en cualquier momento.
   Gastón se levantó y se colocó encima de mi cuerpo para que yo lo envolviera con mis piernas. Lo besé y sentí mi humedad en sus labios, pero no me importó, porque ese beso significaba que estábamos a punto de tener nuestra primera vez y eso me encantaba. Me miró con una sonrisa de oreja a oreja y lentamente fue metiendo su verga adentro de mi cuerpo. Abrí bien grande la boca y dejé escapar un gemido de placer puro que duró lo mismo que su movimiento. Entonces su cintura chocó contra la mía y sentí como todo mi cuerpo vibraba.
   Lentamente se empezó a mover hacia atrás y hacia adelante, metiendo y sacando su pija de mi cuerpo. Podía ver sus ojos mirándome fijo a los míos y el brillo de estos me encantaba. Cada movimiento que daba era delicado pero a la vez perfecto. Su respiración profunda se mezclaba con la mía y su cuerpo transpirado rozaba el mío calentándome con cada fricción. El ambiente era sumamente satisfactorio y cada cosa que sucedía en esa cama en torno a nosotros dos me encantaba, me excitaba y me provocaba felicidad.
   - ¿Te gusta, mi amor?- Me preguntó él con un poco de duda en el tono de su voz.
   - ¡Me encanta!- Le respondí yo con una sonrisa.
   Poco a poco fue acelerando sus movimientos pero siempre manteniendo el toque de delicadeza que lo caracterizaba. Gastón parecía estar disfrutando a pleno de todo eso y yo amaba sentir como su verga entraba y salía de mi cuerpo por completo. Su cintura fue moviéndose más y más rápido y entonces mis gemidos se hicieron cada vez más intensos. Una ola inmensa de placer invadió todo mi cuerpo y no me pude aguantar las ganas de levantar mi cabeza para besarlo de manera bien profunda. “¡Me encanta, mi amor!” le dije al oído y eso pareció volverlo loco.
   Enseguida Gastón se empezó a mover mucho más rápido y noté como cada golpe de su cuerpo sobre el mío era un golpe de placer puro sobre mí. Su verga entraba y salía de mi cuerpo a toda velocidad y notaba su respiración agitada y acelerada. Comencé a gemir más y más fuerte y veía como su rostro reflejaba la felicidad de hacerme gozar de esa manera. Gastón no se detenía y su verga me estaba volviendo loca. “¡Dale, mi amor! ¡No pares!” le grité sintiendo como todo mi cuerpo se encendía y como era todo gracias a él. Mi cuerpo se humedecía más y más.
   Acabé con un grito de placer inmenso que fue a parar directo a su rostro y fue demasiado para Gastón. Sentí como el semen salía de su verga e iba a parar adentro de mi cuerpo en un golpe inmenso que me llenaba por completo. Entonces desplomó su cuerpo sobre el mío y nuestros labios se encontraron de nuevo, húmedos y babosos. Su cuerpo transpirado y acelerado reposó sobre el mío por unos segundos hasta que no pudo aguantarse más y se acostó a mi lado.

   Yo fui la primera en irse a bañar, para limpiarme todo el cuerpo y relajarme un poco después de tan excelente reencuentro. Gastón tuvo que volver a la ducha pues la transpiración lo había dejado totalmente sucio. Entonces volvimos a acostarnos en la cama con el aire acondicionado y sin decir nada nos empezamos a reír y a besar. Poco a poco la conversación se fue dando y él me contó lo que había vivido ese último mes en Inglaterra, como se había llevado con sus compañeros y como había ayudado a Carolina, la chica colombiana, a levantarse a otra mina. “¿Era lesbiana?” le pregunté sin poder creer y entonces le confesé que me había puesto súper celosa de ella.
   Obviamente yo no pude contarle todo lo que viví esos meses que él estuvo de viaje pues había cientos de cosas que no le podía decir a mi novio. No podía decirle como Agustín me había vuelto a encarar y como yo había dejado que él coquetee conmigo a pesar de que no le di ni un beso. Tampoco podía hablarle de Valentín, el mendocino con el que me había calentado una noche en la que no tenía nadie más para que me ayude a llegar al orgasmo. Mucho menos podía hablarle de mi viaje a Buenos Aires y mi encuentro cara a cara con Gabriel, en el que tuve mi primera, segunda y tercera vez. Igualmente sabía que todo eso era parte de mi pasado pues en ese momento estaba más que feliz con mi novio al lado, los dos totalmente desnudos y disfrutando de nuestra primera vez juntos.
   Poco a poco él se fue quedando dormido y yo dejé que lo hiciera. “Chicas ya volvió!!” le escribí a todas mis amigas. Magalí, Julia y Lorena enseguida me preguntaron si ya lo habíamos hecho y obviamente les dije que sí. Josefina y Mariana, por su parte, me preguntaron que me había traído de regalo y si estaba contenta de volver a tener a mi novio conmigo. Entonces caí en la cuenta de que Gastón estaba ahí conmigo por unos días pero que después se iba a volver al pueblo y yo me iba a quedar en la ciudad extrañándolo. “Voy a terminar volviendo a caer en Gabriel” pensé entonces y sentí como mi cuerpo temblaba.
   Esa noche le expresé a mi novio mi preocupación y él me dio una sorpresa que sin lugar a dudas cambió mi cara. “¿Te acordás de como estábamos viendo de abrir algunas sucursales acá y en Buenos Aires? Bueno, hablé con mi viejo de venir a administrar las sucursales de acá para poder estar con vos. Y me dijo que sí” me contó mi novio y salté encima suyo para abrazarlo nuevamente y largarme a llorar una vez más. Fueron demasiadas emociones para un mismo día y fue por eso que esa noche los dos dormimos abrazados y felices por primera vez en mucho tiempo.
   El resto del fin de semana fue increíble. Nos juntamos con mis amigas de la facultad y con algunos amigos suyos que estaban en la ciudad y estuvimos todo el tiempo juntos. Yo era súper feliz a su lado y no quería desprenderme de él en ningún momento. No volvimos a tener sexo pero cada abrazo, cada caricia y cada momento era sumamente estimulante. Cuando el domingo a la tarde llegamos al departamento después de haber pasado un tiempo con las chicas de la facultad, él me dijo que iba a preparar el bolso pues al otro día tenía que volverse al pueblo y arreglar todo.
   - Igualmente algunas cosas las voy a dejar acá.- Me dijo desde la pieza.- Porque como mucho voy a estar una semana allá y el finde que viene me instalo definitivamente acá. No puedo aguantar más de unos días lejos tuyo.
   Esas palabras llegaron a mi cabeza y a mi corazón directamente. Corrí hasta la pieza y lo abracé desde atrás y los dos caímos en la cama. Rápidamente él se dio vuelta para devolverme el abrazo y besarme con ganas. “Sos hermosa” me dijo mirándome a los ojos y sentí como me mojaba un poquito. Entonces lo volví a besar pero en esa oportunidad de manera mucho más caliente que antes y con la intención de demostrarle que además de amarlo, Gastón me calentaba muchísimo.
   Enseguida la situación se fue volviendo mucho más caliente y la ropa fue desapareciendo. Le saqué la remera y la tiré hacia un costado para ir bajando por su cuerpo con mi boca, recorriendo toda su piel. ¿Cómo había sido capaz de esperar tres días para besarlo de esa manera? Amaba su cuerpo y el sabor que tenía y es por eso que mis labios bajaron por sus hombros, siguieron por su pecho, cruzaron hasta sus brazos, volvieron a su pancita y llegaron a su cintura al mismo tiempo que mis manos acompañaban el recorrido. Le bajé la bermuda que tenía puesta y descubrí que debajo de su pantalón había un bulto inmenso que era todo para mí.
   No me pude aguantar las ganas y le agarré la pija con firmeza para empezar a pajearlo y directamente metérmela en la boca. Extrañaba muchísimo tener su pija entre mis labios, algo que había hecho hacía ya un tiempo. Me fascinaba sentir lo dura que se iba poniendo y cómo iba creciendo adentro de mi boca mientras que yo le pasaba la lengua y la saboreaba toda. Podía oír la manera en la que él largaba profundos suspiros que indicaban la satisfacción que eso le provocaba y notaba sus manos acariciar mi espalda. Elevé la vista y pude ver su carita de felicidad única que hizo que me mojara un poco más y entonces no me pude aguantar las ganas.
   Me paré y me desvestí por completo mientras que él se terminaba de sacar la ropa y se recostaba nuevamente en la cama. Salté encima de su cuerpo y mi conchita se clavó directamente en su pija sacándome un gemido que se debió escuchar por todo el departamento. Apoyé con firmeza mis manos en su pecho y comencé a moverme lentamente. Tiré la cabeza hacia atrás y cerré los ojos para gozar de la verga de mi novio que se movía en todas direcciones adentro de mi cuerpo. Sentí sus manos apoyarse con delicadeza en mi cintura y supe que en su rostro debía de haber una sonrisa de oreja a oreja.
   Despacito fui acelerando mis movimientos y cuando volví a abrir los ojos comprobé que mi novio me miraba fascinado. De mi boca comenzaron a salir gemidos de placer que le hacían saber lo mucho que me gustaba esa situación y como adoraba tenerlo adentro mío. Mis manos buscaron las suyas y las fueron elevando hasta mis tetas para que me las sujetara con fuerza mientras que yo me movía cada vez más rápido. Me encantaba ese momento y no podía creer lo mucho que me hacía disfrutar tener sexo con él. Era un placer que nunca antes había sentido y que iba creciendo a cada segundo.
   Luego de varios minutos me levanté y me puse en cuatro sobre la cama y Gastón enseguida se arrodilló atrás de mí. Me penetró con firmeza y de manera bien dura, metiendo su pija de lleno en mi conchita y sacándome un gemido bien agudo. Me sujetó de la cintura y me empezó a coger de manera muy distinta a la que lo había hecho la primera vez. En esa oportunidad su cuerpo se movía mucho más rápido haciendo que su verga entrara y saliera de mi cuerpo a toda velocidad. Era increíble lo mucho que me gustaba eso y como me volvía loca con cada golpe que su cuerpo daba contra mi colita.
   Noté como mi conchita se mojaba más y más en cada momento que su verga entraba bien a fondo. Me agarré con fuerzas de las sábanas y dejé escapar todos y cada uno de los gemidos que tenía guardado adentro de mi cuerpo, haciéndole saber que amaba la manera en la que me estaba cogiendo. “¡Si! ¡Me encanta! ¡Seguí!” le decía entre alaridos y él no se detenía ni un segundo. Su respiración se notaba agitada y sus manos transpiraban sobre mi piel, sin embargo Gastón no paraba de cogerme como una bestia y de sacarme un grito detrás de otro.
   Me dio vuelta de manera brusca y la violencia con la que lo hizo me sorprendió tanto que hizo que me mojara un poco más. Me acostó boca arriba y él se posó sobre mi cuerpo nuevamente para penetrarme bien a fondo. “¡Te amo, mi amor! ¡Amo cogerte!” me dijo y su verga entró en mi cuerpo para hacer que mi boca se abriera y de ella saliera un gemido orgásmico. Ni bien mi novio se empezó a mover como loco, sentí mi cuerpo vibrar y mis piernas temblar ante un orgasmo hermoso que me llenó por completo y me dejó jadeando como loca.
   Pero él todavía no había terminado y estaba dispuesto a hacerlo adentro de mi cuerpo como la otra vez. Por lo que yo lo abracé con fuerza, lo atraje a mi cuerpo para que quedáramos pegados y acerqué mi boca a su oído. “¡Dale, mi amor! ¡Acabame toda!” le dije poniendo voz de trolita y jadeando ante sus movimientos. Él aceleró todo lo que pudo y sentí como su pija entraba y salía de mi cuerpo a toda velocidad. “¡Si, mi amor! ¡Así! ¡Me encanta!” seguí diciéndole viendo que cada palabra que salía de mi boca lo ponía más y más loco. “¡Quiero que me acabes toda! ¡Quiero que me llenes de leche!” sentencié.
   Gastón ahogó un grito y dando un golpe duro contra mi cuerpo, comenzó a acabar de una manera increíble. Sentí como el semen salía de la punta de su pija e iba a parar a mi cuerpo en chorros que me llenaban toda nuevamente. Pude ver su cara de placer, con su boca semi abierta y sus ojos brillando y le encajé un beso que dio un cierre a nuestro encuentro. Nuevamente él se desplomó sobre mí para luego acostarse a un lado, abrazarme y decirme que me amaba.
   Yo fui a la ducha y una vez que salí, entró él, mientras que yo me recostaba en la cama completamente desnuda y satisfecha. Me encantaba coger con Gastón y volverlo loco con mis palabras, quería hacerlo todos los días. Pensaba en todo lo que había cambiado durante esos años y en como de ser una chica virgen y santa, pasé a pedirle a mi novio que me acabara adentro de mi cuerpo. Todo gracias a Gabriel. Entonces me acordé de él por unos segundos y acostada en la cama pensé en que debía estar haciendo en ese momento. Lo retuve durante unos segundos, desnudo, frente a la computadora y sentado en la silla. Y mientras sonreía no pude hacer otra cosa más que agradecerle por haberme abierto las puertas del sexo y por todo lo que me enseñó.


                                                                                              FIN!


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4 comentarios - Placer 2.0. Capítulo 20

daros82 +1
Un poco triste final para Gabriel, tiene que ser reconocido como el héroe de esta historia 😟
HistoriasDe +1
Jajaja no todo es héroe y villano en la vida.
Gracias por comentar!
night_crawler +1
Creo que si fuese una serie de Netflix, tendría que haber otra imagen dónde se vea un reflejo de pantalla con el Skype abierto y en la ventana de Gabriel se vea "nick de turno" te ha enviado un mensaje. Y ahí sí fin...
La mejor serie que leí hasta ahora!!
HistoriasDe
Vos decís que puedo vender los derechos? Jajaja
Gracias por el comentario! Se vienen más series y hay muchas más para que te entretengas!
night_crawler +1
@HistoriasDe siii, de una. Esto la rompe en Netflix!
adaevasth +1
Majestuosa obra la que escribiste. Me encantó el final y todo! Aunque debo admitir que me imaginaba que Gastón acabaría descubriendo lo que pasó... Igual me encanto
HistoriasDe +1
Muchas gracias! Me alegro que te haya gustado!
juanp4288 +1
No hay nadie que escriba mejores relatos que vos! Hacés que mi imaginación vuele jajaja
HistoriasDe
Qué bueno! Me alegro que te guste! Gracias!!