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La dueña de mi corazón - parte 2

No dejes de pasar por mi mejor post

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No te vas a arrepentir!



LA DUEÑA DE MI CORAZON

Parte 2 de 2



Con la llegada de setiembre, donde se acerca la primavera y los rayos de sol comienzan a ser más fuertes, empezamos a disfrutar la arena nuevamente, y ahí fuimos Alma y yo, después de viajar en transporte público por veinte minutos con nuestros bagajes a cuesta, llegamos y acomodamos nuestras lonas, nuestros bolsos, nuestras pertenencias. Aun teníamos los trajes de baños de la temporada anterior, ella lucía una maya enteriza, habían intentado imponer esos trajes como moda, si mucho éxito, había que tener un cuerpo espectacular para que lucieran, y a la mayoría de las mujeres no les quedaba, pero ella se veía espectacular, con la particularidad de tener cavados demasiados profundos en las piernas, solo lograba dejar su trasero totalmente descubierto, y cuando yo aplicaba bronceador en su piel, su belleza se me hacía tan irresistible como envidiable.

Por mi parte, prefería los tradicionales conjuntos en dos piezas, donde pudiera lucir un poco acá y un poco allá, en especial sacar provecho de mis tetas, mi punto fuerte. Alma se acomodó boca abajo, yo boca arriba, puse música a bajo volumen, para que se mezclara con el sonido de las olas rompiendo en la costa y la ventisca retumbando en nuestros oídos como si fueran caracolas.



Estaba feliz, y si bien éramos pareja, para nuestro entorno, en una sociedad que aún no acepta muchas cosas, solo aparentábamos ser dos buenas amigas disfrutando un día de playa, solo eso, y eso fue lo que percibieron esos chicos que se nos arrimaron, casi sin proponerlo estábamos hablando con tres muchachos que habían aparecido de la nada y con la excusa de compartir unos mates empezamos a dialogar en un juego inocente de palabras, algo habitual que sucedía cada tanto.




Tenían unos treinta promedio, jóvenes para mí, no para ella, Romeo se mostraba musculado en gimnasio, con un short verde agua muy llamativo, con unos tatuajes en sus brazos y en sus piernas, era como la voz mandante del trío, Mario, también con bíceps marcados, de piel morena y un corte bastante rapado, con un aro en una de sus orejas y un rostro muy bonito, aunque unos oscuros lentes de sol impedían ver sus ojos. Seguramente Sergio, el tercero, era el que no cuadraba en el grupo, si bien tenía una figura armónica y atractiva, se notaba que jamás había levantado una pesa, de piel llamativamente blanca, de cabellos ensortijados y enrulados, parecía estar por detrás de sus amigos y sentirse cómodo en un papel secundario, sin llamar la atención, solo llevando una guitarra a la espalda. Por cierto, Sergio lucía un pantalón cuadriculado, bastante ridículo y pasado de moda.



Y solo pasó el tiempo, y conforme se daba la situación Alma se empezó a mostrar más y más puta, estaba en sus genes y no la juzgo, yo hubiera hecho lo mismo tiempo atrás, y empezó a seducir a los chicos con palabras, con gestos, con poses, y que diablos, si nosotras éramos especialistas en hacer calentar a los machos.

Y también era obvio el motivo por que estaban ahí, olfateaban la presa, y nuestras tetas y nuestros culos eran centro de sus miradas.

Cuando el sol empezaba a caer tras los edificios de la ciudad, Mario fue por unas cervezas, y Sergio ya tocaba alguna que otra canción con su guitarra, mientras el resto lo seguíamos con algunos cantos improvisados. A todo esto, una cerveza siguió a otra y el alcohol empezó a hacer efectos, y de palabras pasamos a toqueteos y abrazos, tan inocentes como peligros.

Cuando la negrura y el frío de la noche se avecinaba, ya cubiertas con ropa de abrigo decidimos dar por terminado el día.

Los chicos, al saber que estábamos a pie se ofrecieron a llevarnos en sus motos, y en ese momento los cinco sabíamos cómo terminaría la historia.




Solo había dos motos, Sergio se subió a una, la más pequeña con su guitarra a cuesta y Alma fue tras el, no había espacio para más, así que me tocaron en suerte los chicos del gimnasio, Romeo al frente, yo fui tras el y Mario a mis espaldas, apretándome hacia delante, para no caerse por detrás.

Así emprendimos el camino, me sentí asfixiada entre ambos musculosos quienes abusaban de su aparente borrachera para usar sus manos indiscretas. Me sentí en un dilema, no quería que ellos estuvieran con mi mujer, pero me seguían gustando esos encuentros del momento, con mucho presente, con nada de futuro.




Tan pronto llegamos, el ascensor fue testigo del principio del juego, Romeo me besó profundamente, mientras alguna mano indiscreta se colaba bajo mi falda hasta llegar a mis glúteos, Alma a un costado besaba a los otros dos, derecha e izquierda, y entramos al departamento trastabillando desencajados de risas, al punto de tener que pedir compostura para no molestar a los vecinos.

Solo hicimos una alto para pasar por la ducha, había que sacar cremas y arenas adheridas, sin prisa, pero sin pausa, y nuevamente cervezas mediante Sergio volvió a hacer sonar su guitarra.

Fuí la última en pasar por la ducha, un poco maniática por el orden y la limpieza, tenía que asegurarme que en ese baño quedara todo medianamente acomodado, un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar.




Al salir me encontraría una exquisita sorpresa, los tres hombres estaban acostados sobre la cama, uno al lado del otro, con sus vergas duras, Alma, arrodillada en el piso se dedicaba a chupar una por una, alternando al azar. Yo podría haber ido por cualquiera de los chicos, pero lo que más me llamo la atención de esa postal, fue el precioso culo de mi mujer en cuatro, tan apetecible, tan exquisito, así que fui por ella y empecé a acariciarlo, a lamerlo, a llenárselo de besos, pasé por su esfínter con mi lengua, por sus labios depilados, bebí una vez más sus jugos que caían como agua de cataratas, pasé mis manos para llegar a sus pechos y acercándome a su oído le dije en voz baja


-No te olvides que te amo...

Esperaba una respuesta, un gesto, algo, pero Alma estaba tan entregada chupando una verga que solo sentía sus chasquidos, ella solo la soltó y tomándome por la nuca hizo que yo continuara su trabajo, empujándome lo suficiente para hacerla llegar a mi garganta, mientras ella entonces fue por la de Sergio quien esperaba su turno.

Quedamos las dos en cuatro, ella con uno, yo con otro, Romeo pareció quedarse al margen, vino por detrás, me dio una nalgada y empezó a cogerme, un rato a mí, luego fue por Alma, y volvió a mí, y luego a ella, sobraba un hombre en el juego pero lo cierto es que había demasiado agujeros por llenar.



Sergio dijo que quería cogerme, se sentó sobre la cama, y yo fui sobre el tomé su verga entre mis dedos, era gruesa, y con paciencia me senté sobre su sexo, solo que la apunté en mi culo, y entró demasiado fácil para sus sorpresa, claro, que iba a saber cuántas vergas y juguetes me había comido en mi vida, y empecé a gemir, y a moverme, me gustaba, cerré los ojos me perdí en un sexo anal frenético, sentía su respiración caliente en mi nuca, me olvidé del entorno, que rica pija tenía Sergio, que dura estaba!!!

Los labios de Alma me trajeron a la realidad, buscaba con su boca mi boca, quería acallar mis gemidos con los suyos, giré mi cabeza para llegar a ella, abrí mis ojos, ella estaba al medio de los dos musculosos que le practicaban una doble penetración y la hacían gritar como perra

-Quiero todo... quiero todo para mí...

Alcanzó a decirme y yo sabía que quería decirme, salí de donde estaba y le di el gusto, Sergio le metió su verga por la boca y quedó llena por los tres lados, solo me quedé observando un rato hasta que Romeo me llamó a su lado, empezó a besarme las tetas mientras se la daba por el culo a mi amada y yo empecé a masturbarme, quería pija, quería entrar de nuevo al juego, Romeo dejó a mi amiga y vino por mí, pero yo quería a mi mujer, me estiré hasta arrancarle la verga que aun chupaba para besarla profundamente, tan profundo como pude, sentí rozar sus pezones contra los míos y eso fue genial, perfecto, me perdía nuevamente en ese torbellino de placer donde todo estaba permitido.



Quedé de repente bajo la conchita de mi amiga, se la lamía con esmero mientras llenaba mis manos con sus glúteos, Mario estaba por detrás, y pasaba su verga por su culo, por su concha, por mi boca, iba de lado a lado disfrutando cada sitio y a mí me encantaba pasar mi lengua por el sexo de mi mujer y por el miembro de uno de los musculosos.

Pero no era tan fácil, uno de los otros dos me cogía fuerte y me hacía perder la concentración, no sé cuántos orgasmos ya había tenido, pero estaba siempre en la cima del placer. Perdí mi voluntad, perdí noción de tiempo y espacio, hasta que el sabor a semen de Mario me trajo a la realidad, estaba acabando y ensuciando todo a su paso, la intimidad de mi mujer, sus labios chorreando el líquido blancuzco y parte que iba derecho a mi boca, fue una situación muy erótica, demasiado.



Romeo me arrancó por la fuerza, me giró de repente. vino sobre mí y me la enterró otra vez en mi culo, fuerte, más fuerte, más fuerte, me hacía gritar, me encantaba que me hiciera la colita y el resto solo se quedó mirando, lo sentí venir, lo dejé venir, su verga se contrajo en mi interior y me llenó el trasero de leche.

Quedé tirada sobre la cama, con mi esfínter abierto y escupiendo leche, Romeo tomó a Alma de los cabellos y como si fuera una perra la arrastró hasta mi trasero, me mantuvieron con las piernas abiertas para que ella con su lengua limpiara todo como una puta, y en eso momento, me encantaba lo que sucedía...


La dueña de mi corazón - parte 2


Solo faltaba Sergio, el de piel blanca, el que tocaba la guitarra, el introvertido, el de verga gruesa, fui sobre los labios de Alma, otra vez a besarla, ella tenía aún jugos de un hombre, yo del otro, y fueros besos sexis, pegajosos, jugando con nuestras tetas, tocando nuestros sexo, ellos solo miraban excitados, sabíamos jugar el juego, Sergio vino a nosotras e interpuso su pija entre nuestros labios, nosotras seguimos besándonos sin importar ese glande duro y caliente que buscaba hacerse lugar, creo que fue lo más erótico de la noche, disfrutar entre ambas esa hermosa verga ante la atenta mirada de sus amigos, en un placer infinito, acariciar esa pija con mi lengua, topar con la lengua de mi mujer, sentir sabor a semen, sentir sabor a hombre. No duraría mucho más, Sergio se sintió venir, y Alma acaparó todo el semen para dejarlo correr por su piel, mientras yo solo me dedique a seguir besándola para lamer cada rincón de su cuerpo donde los jugos de joven pudieran llegar.



Que nos portamos como dos putas?, cierto, era nuestro trabajo, que lo disfrutamos? cierto también, por qué negarlo...

Solo nos quedamos cogiendo entre los cinco hasta quedarnos sin fuerzas, hasta ya no poder, hasta quedarnos dormidos.



Ellos se despidieron al día siguiente, seguramente no volveríamos a vernos, puta gratis se es por una noche y ellos ya habían tenido suficiente, una linda experiencia, y yo debía concentrarme en algo, mi amor por Alma.



Pero las cosas no terminarían ahí, al menos para Alma y para Sergio, el chico de la guitarra, yo no lo supe en ese momento, pero ellos empezaron una relación clandestina, secreta, ella no quería que yo supiese que salía con ese chico, él no quería que sus amigos supieran que se estaba enredando con una putita.

Por dos años mi mujer jugó a las escondidas en una relación clandestina, yo la amaba con todo mi ser pero ella estaba cambiada, y cuando confirmé mis sospechas quise morirme, volví a recordar el juego que le había hecho muchos años atrás a la colorada de ojos celestes, y ahora yo estaba en sus zapatos.



Sergio tenía una banda de rock, y ahora mi Alma formaba parte de ella, le daba un toque sexi, enfundada en cueros, era parte de los coros, tomaba una nueva oportunidad y ese tonto chico de la guitarrita se llevaba consigo lo que más quería.



Fue todo una mierda, cinco años, cinco tortuosos años más me llevó la relación, años en que ella me pedía que la dejara y yo me negaba a hacerlo, discusiones, gritos, hasta golpes de puños, en más de una oportunidad, incluso Sergio mediaba para terminar en paz, pero yo no podía...

Me acercaba a los cuarenta, es cierto, ya no era la bomba sexual de años anteriores, incluso Alma estaba cambiada, se veía avejentada y había perdido la línea, pero a mí no me importaba, yo la amaba como era, como fuera.



Empecé a beber, me sentía sola, otra vez, mi vida era como un eterna espiral donde todo se repetía una y otra vez, donde todo parecía tener relación, donde pasado, presente y futuro se fundían en uno. No habido podido evitar enamorarme y ahora ella me hacía sentir el abandono, era demasiado, y en las últimas discusiones Alma me trataba de 'sucia lesbiana' o de 'frígida reprimida', cuando sabía que no era cierto, cuando sabía que nos amábamos, cuando le había regalado los mejores orgasmos de mi vida.



Tenía que hacer algo, no podía solo resignarme, Alma y Sergio no podían solo salirse con la suya, no, esa mujer me pertenecía, ella debía amarme, era solo mía, mía y de nadie más...

Los invité a casa, la idea era despedirme de ellos, les dije que una última cena y ya, les juré que los dejaría en paz y jamás volvería molestarlos, y así fue, cenamos, bebimos, con nostalgia, en paz, la última noche, la última...



Cuando ellos abrieron sus ojos no entendían lo que sucedía, el narcótico hizo más efecto del esperado, pero al fin tuve toda la atención, intentaron levantarse, pero no pudieron, las sillas puestas espalda con espalda, y las cadenas que había entrelazado por sus cuerpos los mantenía inmóviles, quisieron hablar, pero tampoco pudieron, las mordazas estaban demasiado ajustadas, me miraron sin entender, yo ya no tenía palabras para ellos.



Fui por el bidón con nafta que había preparado y empecé a rociarlos, mientras lo hacía solo les dije que era una lástima que así terminaran las cosas, que no entendieran, pero que era una mujer de palabra, y jamás volvería a molestarlos.

Vi la resignación en los ojos de Sergio, y el terror en los de Alma, mi amada Alma...

Fue solo encender un fósforo, sentir el roce de la cerilla contra la lija, sentir ese aroma tan característico y ya...

Respiré profundo, cerré los ojos, me caían las lágrimas, los gritos contenidos por las mordazas llegaron a mis oídos, luego el aroma de carne rostizándose llegó a mi olfato, solo me quedé sintiendo como todo empezaba a consumirse en derredor hasta que el calor de las llamas me hizo recular, cerré la puerta del departamento y bajé con tranquilidad pasmosa por el ascensor.



En la acera ya se agolpaban las personas alertadas por la humareda que salía del piso cuatro, me quedé mirando como una más, hasta sentir el bullicio de las sirenas de los bomberos, policías y ambulancias que acudían al lugar, solo giré y me fui caminando despacio, hacia ningún lugar, donde la vida me llevara.



Casi un mes después estaba sentada a orillas del mar, ese mar que tantas veces había compartido con mi amada Alma, era invierno y hacía frío, estaba abrigada, mirando el horizonte sin ver nada, solo escuchando el sonido de las olas, el viento helado del sur me hacía doler el rostro, pero nada era comparable al dolor de mi corazón, mi corazón herido había perdido su alma.

Sentí las sirenas nuevamente, esta vez solo patrulleros, vi descender hacia la playa uniformados de azul, venían por mí, tarde o temprano sucedería, lo sabía

Hicieron el procedimiento de rutina, ya saben, me esposaron y me llevaron uno de los vehículos que esperaban en el camino costanero.



Me trasladaron a una dependencia, me preguntaban de todo, todo al mismo tiempo, pero yo no decía nada, solo me dejaron incomunicada. Un par de horas después se presentó un tipo flacucho, de unos cincuenta años, con una calvicie incipiente, con un bigote delgado sobre sus labios, con algunos tics gestuales y un traje que parecía ser un par de talles más grandes, se sentó frente a frente y me dijo que sería mi abogado, que me acusaban del asesinato de Sergio Alejandro Ramos y Alma Mia De Los Arroyos, que la evidencia era abrumadora y que necesitaba que yo le contara lo que había sucedido.



Levanté la vista, lo miré a los ojos, y le dije


-Para entender mi presente hay que conocer mi pasado

FIN

Si te gustó la historia puedes escribirme con título 'LA DUEÑA DE MI CORAZON' a dulces.placeres@live.com

1 comentarios - La dueña de mi corazón - parte 2

faluchito +1
Nooo, tremendo relato, me salte la parte 1, pero es buena excusa para re leer este una vez mas. Muchas gracias por compartir tu letra con nosotros. A favoritos. Saludos.