Sin más preámbulos, sin perder el tiempo, los hermanos vuelven a sus andanzas en una nueva etapa de sus vidas, que antes de llevar a algo nuevo, con nuevos personajes y todo (ya verán pistas en este capítulo), deben reencontrarse con sus conocidos pasatiempos incestuosos.
Ya saben que uso imágenes de la instagramer Bee_farmer como ejemplo de la protagonista Tammy, pero pueden imaginarse las cosas como ustedes quieran.
Gracias por el apoyo a esta historia y pedirla aún cuando le puse un punto final. Creo que si no fuera por la cuarentena no la hubiera continuado. Espero que lo disfruten!
Pasaron cosas
“Pasaron cosas”… una frase que para los argentinos significa mucho. Había planes, se habían resuelto nuestras vidas, estábamos encaminados hacia un bien común, pero pasaron cosas, un de ellas y la más importante fue la cuarentena por ese maldito virus chino, pero antes de eso, como dice la metáfora, el carruaje de nuestros cuerpos volvía a estar en control del hombre y no de los animales. Nuestra conducta era ejemplar hasta entonces.
Tammy había demostrado una voluntad de hierro al hacer lo que fue necesario para cumplir sus fantasías conmigo, y también, para ponerles un punto seguido, un muy prolongado punto seguido. Tras varios meses de una convivencia normal, pudimos inhibir nuestros impulsos y retomar nuestras vidas con normalidad y éxito.
Recapitulando, muy brevemente, tras cumplir cada fantasía loca que ella tenía conmigo y yo con ella, tras un viaje a Mar del Plata a solas en las que hasta llegamos a tener una experiencia swinger intrafamiliar, ella había decidido que lo mejor era dejarlo como broche de oro, cereza de pastel y pausarlo hasta que tengamos nuestros trabajos, nuestro lugar, nuestra propia vida y ahí si podamos hacer con ella lo se nos plazca. El problema era el tiempo. El tiempo que nos podía llevar conseguir la tan necesaria autonomía financiera y que podía ser demasiado incluso para su voluntad, sin dudas era mucho para la mía.
Volvimos a la rutina, la misma que nos agobió y nos llevó a empezar con una vida de emociones prohibidas, ahora nos tiraba un salvavidas antes de que ocurriera una tragedia, ya sea nuestros padres descubriéndonos o creando un pequeño accidente de 9 meses de gestación. La rutina nos ayudó a despejar nuestra mente durante meses, como un fumador que siente sus pulmones purificarse dejando el mortal hábito antes de perder un pulmón.
Ella empezó a buscar trabajo como artista freelance además de retomar con sus sesiones para patreon, sesiones en las que yo no era su acompañante, ni fotógrafo, ni nada (sad reacts only) solo su hermano una vez más. Para mí, una extraña manera de ser su hermano. Yo tuve que tomar una decisión más que importante en mi vida. De esas que enderezan el navío a la tierra prometida y te sacan de la deriva: Decidí estudiar para ser cineasta en La Universidad del Cine en el Barrio de San Telmo, Buenos Aires.
No obstante, como dije en un principio, la nación del coronavirus atacó, y ni siquiera pude empezar a cursar. Lo hablé con mi viejo y coincidimos en que, empezar una carrera tan importante de manera tan atípica no era bueno para mi formación.
- Igual tenes la cámara y sabes cuál es el material que estudian. No te lo tomes como un año sabático, quiero que estudies así arrancas con ventaja el año próximo, no me molesta haber pagado la inscripción y el primer mes pero no voy a pagar para que hagan videollamadas como si fuera una ruleta de chat.- Puso como condición mi papa poco antes de la hora de la cena.
Mama, en medio de la sala, practicaba yoga en calzas con unos viejos dvds que estuvieron juntando polvo en un estante por años. La música suave y los movimientos pausados la abstraían de nuestra conversación. La cuarentena nos hizo retomar actividades de toda clase, me preguntaba si podía tomar partido de eso y retomar una vieja actividad que me quitaba el sueño por las noches.
- Gracias por entender, esto de que me pasen los módulos en PDF sin siquiera conocer el lugar físico o mis compañeros me la re baja. Una vez que me decido por algo y ni siquiera veo a los profes a la cara.
- Sí, no voy a pagar para que se conecten quién sabe cuando a que te den deberes a los apurones. No me gusta todo esto y no sabemos cuánto va a durar, el año que viene arrancas con todo…
No necesito recordarles que, por suerte, nuestra familia era de un buen pasar. Tanto mi mama como papa, ahora reconciliados (casi al 100%), conservaban sus trabajos pero trabajaban menos horas, días por medio y con todas las medidas de seguridad necesarias. Las cosas estaban muy difíciles y atemorizantes, aunque ninguno en casa este entre la población de riesgo.
- Bueno, me duele todo ¿Les parece si cenamos un poco más temprano?- Propuso mi madre secándose el sudor con una toalla y retirando el dvd del reproductor. Había estado en una posición de plancha por un minuto, alzando la pierna, cosa que yo, que iba al gimnasio antes de que explote todo, sabía que era difícil. Cada día, por efecto de la cuarentena, comíamos más temprano casi sin darnos cuenta.
- Si, no hay drama, pongo a calentar las empanadas que quedaron y hago una ensaladita de zanahoria.- Puso manos a la obra mi papá.- ¿Y si caliento también las milanesas?
- Dejame media milanesa, así mañana me hago un sándwich para el trabajo.- Aceptó- Anda a llamar a Tamara, está dibujando en su cuarto, que venga.- Pidió mi vieja poniendo manos a la obra en la cocina, que en nuestra casa, estaba pegada al living.
“Dibujando, si, dibujando billetes vendiendo su cuerpo en patreon.”- Pensé y al abrir la puerta de su cuarto, lo confirmé.
“Pasaron cosas” y verla así, fue una de ellas.
- Habíamos quedado en que golpees antes de entrar, Tomás.- Me reprimió sin dejar de posar para las fotos. Estaba en ropa interior de encaje negra y blanca, con unos bordados muy finos. Toda la indumentaria que usaba provenía de su propio bolsillo y se notaba que, con tanto hombre encerrado con el ganso en mano, su negocio iba muy bien.
No pude dejar de admirarla, la cámara estaba en un rincón y ella, gracias al temporizador, podía posar y la foto se tomaba sola, solo tenía que preocuparse de ser sexy, por lo que no era una gran preocupación. Estaba sentada sobre un tiburón de peluche estirando su ropa interior para remarcar sus portentosas carnes. Yo solía estar en el lugar de ese peluche y extrañaba esos tiempos.
El peluche más suertudo del mundo
-Perdón, es que estamos por comer ¿Cómo va eso de las fotos?- Pregunté intentando parecer calmado, como si no hubiera pasado nada entre nosotros, como si no hubiéramos tenido nuestros despertares sexuales uno con el otro. Como si no hubiéramos usado nuestros cuerpos para sacarnos cada idea incestuosa de nuestras cabezas para convertirlas en realidad.
- Bien, muy bien, lástima que no puedo salir a comprar nada nuevo y lo que pedí tarda añares en llegar.- Acto seguido, se dio vuelta para controlar la cámara y tomar una nueva foto, obsequiando una vista de su precioso y gran culo apuntando a mí. Como de costumbre, la bombachita se le metía tanto entre sus carnes que las nalgas le hacían sombra y daba la ilusión de desnudes.
- Hermanito… no deberías quedarte acá, yo en un rato bajo.- Me reprimió posando de nuevo, esta vez, tomando el triangulo de su bombacha y estirándolo para remarcar su vagina de forma obscena. No pude evitar recordar como mi nariz, labios y lengua solían estar más adentro en su sexo que esa bombacha. Conocía cada milímetro de su sexo y no iba a olvidarlo tan fácilmente.
Estos últimos meses, sobrellevé mi pasatiempo onanístico con lo que mi hermana subía a Instagram, contenido bueno pero sin pasar de la categoría “lewd”, mostraba la cola desnuda de perfil, la cajeta bien ajustada bajo la bombacha y mi contenido favorito, videos twerking, ese obsceno baile en el que se menea el culo de tal manera que sus cachetes aplauden la tanga, apenas revelando lo que hay debajo. Si son nuevos en esta historia les parecerá sumamente pervertido que me la jale con eso, si leyeron todo hasta ahora, sabrán que no es nada comparado a lo que vivimos juntos. Si comparamos, pasé de participar en una orgía a hacerme una paja, fue como un descenso directo de primera a la Primera C sin escalas. Nunca le quise pedir algo mejor o exclusivo para no romper nuestro pacto.
Noté como mi pantalón sentía la presión de mi pene abriéndose paso, estirando mi piel y la tela con cada centímetro de erección ganado. Simplemente me quedé ahí, sin saber qué o cómo decir que quería los viejos tiempos de vuelta. Quería volver a hacerle el amor a mi hermana.
Tammy se dio cuenta, se incorporo, se paró frente a mí y su mirada recorrió mis ojos, mi boca, y descendió por todo mi cuerpo como una luz de cardiograma hasta mi pene, apuntando como una flecha.
- No sé qué decir.- Dije por fin.- No creo que pueda aguantar mucho más, Tammy.
- Prometiste que aguantarías.- Mencionó mi hermana, sin dejar de mirar mi atributo embolsado.- Prometiste queme seguirías la corriente. Hoy por hoy es demasiado peligroso y un paso en falso y…¡Shack! - Con sus manos, hizo el espeluznante gesto de una tijera oxidada, no de cortar papel, sino de jardinería, cerrándose sobre mi mala hierba.
Tammy dejaba su habitación cuando la tomé del brazo y le dije lo que tenía guardado desde hace más de una semana.
- Vos sabes que cumplí con mi promesa, termine todas las materias, me anoté en una carrera y puse todo mi empeño en un objetivo.
- Sí, lo sé, yo también estoy igual, ya vendí varios dibujos de hecho.- Coincidió deteniéndose.- ¿Entonces qué pasa? ¿A qué se debe la recaída?
- Es que no voy a llegar a ningún lado. No puedo filmar nada, no puedo conseguir el título de nada, estoy atrapado en un limbo, en un tiempo muerto inevitable - (a re poeta)- y sabes muy bien porqué: todo está paralizado quién sabe hasta cuándo.
- ¿A dónde queres llegar?- Dijo mientras desde abajo, mamá nos llamaba a comer con fuerza. Tamara hizo caso omiso y me dedico toda su atención. Si usaba las palabras indicadas tal vez, solo tal vez, podía volver al casillero de salida en nuestro juego preferido.
- Sabes que pasaron cosas en el país y no puedo seguir con lo mío ni aunque quiera, menos avanzar con nuestro sueño.- Susurrando esa última parte.- Sabes a lo que me refiero.
- No, no sé.- Dijo jugando conmigo como antes, cuándo sabía a qué me refería pero me obligaba a decir las cosas con claridad. Sus mejillas, ligeramente inyectadas en rubor, me daban la razón de que sabía.
- Mientras dure este encierro involuntario quiero volver el tiempo atrás, estamos en una pausa forzada y sería perfecto sobrellevarla con vos haciendo todo lo que hacíamos antes a escondidas.- Le pedí tratando de no sonar arrastrado ni lastimero, más bien como quien hace una oferta tentadora.
- Hay Tommy.- Expresó con ternura, y pensé que me comería la boca al acercarse, me prepare y todo para el impacto, pero ante la insistencia de mama, se dio vuelta y me dejó allí contra la pared, congelado en el tiempo.- Dejame pensarlo, tenés un punto. No te voy a mentir que este encierro me tiene… alborotada, pero no te prometo nada, es peligroso hacerlo acá.- Susurrando como yo en sus últimas palabras.
- Gracias.- Suspiré aliviado.
- Dije que no prometo nada.- Se repitió bajando a comer con una remera y la misma bombacha que usaba para las sesiones. Aunque los días de frío estaban empezando su temperatura corporal y nuestra calefacción de caldera nos permitía ciertas libertades hogareñas.
- Nunca jamás me dijiste que no, por eso. – Concluí satisfecho con mi jugada. Aunque la última palabra la tenía ella, yo había tenido la primera y en nuestra historia siempre había sido suficiente para comenzar una aventura.
Nuestro GT
– Entonces, decidieron que en vez de seguir con los niveles de poder sumando fases a lo loco, fueron hacía atrás y Goku se volvió niño como antes, supuestamente, los enemigos iban a ser más débiles y a centrar la historia en la búsqueda de las esferas una vez más.
Habíamos comido a gusto como una familia normal (aunque mama re cagó a pedos a Tammy por venir en bombacha pero papá la defendió) y lavábamos los platos con lentitud enfrascados en una conversación friki. Eso por suerte no lo perdimos nunca. Esa noche, le contaba como siguió Dragon Ball después de Z.
- ¿Pero no llegó a la fase 4 en Dragon Ball GT? – Me preguntó mi hermana a la hora de la comida. Ella le había dado una oportunidad a Dragon Ball Super, uno de los pocos animes que vi nuevos, y yo por su parte vi animes que me recomendó, como Dr. Stone, No Game No Life, Elfen Lied…- O sea, vi que incluso volvía a la fase 3.
- Buen punto, si, como decía, la idea era ir para atrás a los orígenes, pero los bajos niveles de audiencia y la poca aceptación les hizo dar tumbos y cambios de timón. Volvieron los enemigos superpoderosos, las transformaciones, fusiones, etc.
- Lo de siempre. No sé por qué no tuvo popularidad entonces.
- Muchos errores en los niveles de poder, como dar a entender que Goku niño era más fuerte que Kid Bu a pesar de que iba a ser más débil que antes, también denigraron hasta el cansancio personajes secundarios queridos como Vegeta y Gohan, aceleraron la historia porque se venía la cancelación dejando cosas de lado y la trama ya de por si era un sin sentido incluso para Dragon Ball.
- Pero la idea de volver a los orígenes y empezar de nuevo era buena.- Admitió guiñándome un ojo, provocándome un vuelco. “Volver a los orígenes” solo podía significar una cosa en nuestro diccionario y lo que sea, lo disfrutaría al máximo.
- Me están haciendo doler la cabeza, terminen de una vez.- Dijo papá, que estaba con la portátil en la mesa atendiendo asuntos de trabajo.- Yo me quede en Robotech, Mazinger Z y un poco de He-Man.
- Ese último es animación americana, papá.- Lo corrigió Tammy.
De todas maneras, por algún motivo que desconozco (porque quiero desconocer) estaba sentado a nuestra espalda viendo a nosotros, o debería decir, a Tammy en bombacha. No es por sonar hipócrita, hice más en mi vida que solo mirar ese culo, pero no es un gesto que esperaba de papá.
- Tammy, no podés andar en bombacha.- Le susurré cuando papá se distrajo.
- ¿No se me ve bien?- Preguntó demasiado fuerte meneándose.
- Porque se te ve demasiado bien, por eso.- Si eso no era “volverá los orígenes” no sé que era, estábamos en el casillero de halagos y esperaba al menos, avanzar esa noche.
De todas formas, con la tensión que había en esa casa, aunque mi madre retaba mucho a Tammy por andar ligera de ropas era ella la menos indicada para decirle algo. En sus días de yoga usaba una calza ajustadísima que me hacía agradecerle a la cuarentena que ningún amigo pudiera visitarme y evitarme cargadas.
Justo ella, que en este momento, recuerdo nunca nombré por seguridad aunque después si revelé el nombre de otros familiares como Nacho, me pedía ayuda con el dvd, sí, el dvd, no es que viajamos en el tiempo ni nada, solo que tenía una colección de videos de yoga extensa y los veía ahí a la antigua.
- No sé qué le pasa, no me lo lee, pásale el cd limpiador o limpia el cd con tus manos mágicas.
Ese comentario viniendo de mi madre, hizo reír a Tammy, que terminaba de guardar los platos en la cocina. Obviamente lo dijo por mi talento para hacer andar los dvd, así como otros electrodomésticos pero ella sabía que también tenía otros talentos.
- Lo limpio y de paso también la bandeja. No me acuerdo dónde está el cd limpiador, eso es de la edad de piedra y es probable que con algodón y alcohol en gel lo lea.
- ¿Qué insinúas?- Me reprimió cruzándose de brazos y así, sin darse cuenta, juntando sus enormes senos. Y yo, que estaba franeleando la bandeja desde abajo, les aseguro que me hicieron sombra.- ¿Qué soy una antigüedad?
- No, má, obvio que no.
“Porqué me estoy dando cuenta de estas cosas, siempre esta vestida así y no me pasaba nada. Algo cambió hoy… debe ser Tammy que me pone cachondo”- Pensé notando que no era el único “cachondo” Aprovechando mi “cachondez”, describiré a mi madre de la manera más objetiva posible: Alta, con las proporciones parecidas a Tamara pero en vez de ser de pelo oscuro los tenía más tirando a rubio. Sus pechos eran más grandes pero por cuestione de edad (44) obviamente la gravedad los moldeó sin restarle atractivo.
- Hablando de ayuda, te juro que no encuentro como cerrar este spam, ayudame Tammy, me está boludeando esta publicidad.- Expresó haciendo crujir el mouse de la bronca. Algunas páginas tenían publicidad molesta incuso para mí, no me quería imaginar cómo resultaría para él.
¿Cómo era mi viejo? Cosa que a las damas puede interesarle, yo heredé su cuerpo sin dudas. Es un señor delgado, coqueto, que no le hace ascos a los anillos, colgantes y relojes de oro. Su pelo es completamente canoso sin una entrada a pesar de los 50 pirulos pero su barba corta aún oscura, lo que da la sensación de que este teñido pero no era así.
- ¿Qué estás mirando porno que te salen propagandas?
- ¡Tamara! – La retó mi madre dándose vuelta, y yo, que estaba abajo pasándole algodón con alcohol a la bandeja, quedé con su culo enfrente a escasos centímetros de mi rostro. No tenía nada que envidiarle a esas mifs en videos porno que usan calzas de yoga.
- A ver qué pasó- La ignoró mi hermana.- Si, estos son una mierda.- Y Tamara se sentó en su falda aprovechando que nuestra madre estaba en otra.- Estos tienen varias “X” pero la original es esta, la ventana parpadea cuando te posas arriba. Es medio jodido quitárselos de encima.
“A vos como te gusta sentarte encima” Dije para mis adentros soltando una risita. Viendo como sin un ápice de pudor, apoyaba su enorme cola en la entrepierna de su progenitor, sabiendo que ni él podía suprimir sus instintos en dicha situación. Oh sí, me había contado que usarlo de asiento aseguraba su erección y aún así lo hacía. “Yo viéndole las tetas a mi vieja, ella sentándose en la pinga de papá, por favor somos unos degenerados”
- Tammy ¿Qué te dije de andar en bombacha por toda la casa y encima sentarte a upa? Le haces mal las piernas, no sos una nena.- La retó algo desganada desde el living.- Encima tenés el culazo entangado, parece que salieras en el “Bailando” y con el frio que hace.
- Nunca tengo frío.- Dijo sin darle importancia mientras le instalaba AdBlock a su portátil.
Acto seguido fui a mi habitación tratando despejar mi mente con unos juegos, nada interesante o revelador, unas partidas de Overwatch inofensivas usando a mi “besto waifu” Widowmaker. Es que por algún motivo podía permitirme masturbarme con las fotos y videos que mi hermana mayor subía a su cuenta de instagram o tan solo el recuerdo de nuestra historia, pero tener en la cabeza la imagen de mi madre juntando las tetas y casi pegándome la cola en la cara me perturbaba demasiado. “Es una milf infernal” había dicho un amigo mío una vez cargándome, la típica conversación de amigos al ver que la madre de uno esta empomable.
Me la había cascado incontables veces viendo videos de milfs en gimnasios usando calzas (mis favoritas eran Ava Addams, Julia Ann y Phoenix Marie) y obviamente, el incesto era lo mío así que no había que ser un genio para sumar ambas cifras y tener de resultado un Edipo grande como una casa.
Esa noche tras unas partidas y sentir mi casa en silencio, no me masturbé como otras noches. Tenía la esperanza de revivir la franquicia, de tener nuestra saga GT aunque haya que ir para atrás, lo que sea que quisiera, lo aceptaría. Los minutos pasaban y la ansiedad me pudo. Le mande un mensaje a Tammy. Ella no tardo en responderme con crueldad, como una felina jugando con su pichón desplumado.
“Que ansioso, hermano, aguantaste varios meses ahora no podes aguantar unos minutos”
- “No juegues conmigo”- Respondí al instante.- “Al menos no de esa forma, aunque sea déjame darte una visita y hacer cucharita para paliar el frío”- Apelé a su corazón.
Por fin, tras casi veinte minutos, mi cuerpo recibió como una descarga eléctrica al recibir el mensaje definitivo. “Está bien, podes visitarme, tengo algo interesante que mostrarte”
Héroe de ficción
Una vez más me apersoné en esa habitación que había sido casi nuestra sede matrimonial hace un tiempo. Me sorprendió encontrarla despierta, frente a su computadora dibujando con su tableta de dibujo digital. Sabía que se le daba bien hacer pinturas, no obstante, no tardé en atar cabos y darme cuenta de qué era lo que estaba dibujando.
- ¿Te resulta familiar? – Me preguntó sin voltear una vez que cerré la puerta y miré lo que dibujaba.
- ¿Somos nosotros?
- Algo así, sí puede ser.- Confirmó. No había que ser Sherlock para darse cuenta que tras años y años de consumir doujinshis de incesto, y encarnar esas aventuras, decidiera pasar al siguiente nivel y crear propias. En efecto, en esas páginas a medio terminar que me enseño, un jovencito delgado y con pinta de nerd como yo (aunque me quitó un lustro) empezaba a tener arrumacos con una pervertida hermana mayor con las proporciones y el encanto de ella, todo en estilo de manga, y debo decirlo, muy bien dibujado.
- Tammy, está espectacular, dibujas muy bien, nunca me mostraste este estilo ¿Cuántos números llegas? ¿Va a ser muy largo? ¿Cómo termina?- La acribillé a preguntas.
- Estas re ansioso, ototo-san. Espera que te pase el primer número y me decís.- Se hizo la misteriosa- Algo te tiene alterado, me pregunto que será.- Volteando en su silla gamer súper cómoda como la revelación a último momento de una villana.
- Varias cosas, el encierro, mamá haciendo yoga, tus fotos en instagram…- Expresé avanzando casilleros, abrazándola desde atrás.- No sabes cuánto quiero volver a lo nuestro.
- ¿¡Mama haciendo yoga!?- Expresó con incontenible interés.- Eso es nuevo, entonces podes ir a su pieza a que te ayude con tu “ansiedad”.- Se puso celosa quitando mi mano alrededor de ella.- Te advierto que como mucho te hace un sándwich, no es como nosotros.
- Vos sabes que lo que necesito está en estas cuatro paredes.- Insistí sin perder la calma y con toda la tranquilidad del mundo, me la jugué, me bajé la bragueta, el calzoncillo y descubrí mi pija frente a ella.- ¿Me vas a decir que no la extrañas ni un poco? ¿Qué no querés encantarla y hacerla disfrutar de la vida?
Tammy la miró sumamente sorprendida. Algo raro si uno lo piensa dado que era la misma que había explorado a gusto sus 3 orificios. No obstante, había que entender que nunca había sido tan lanzado y había pasado mucho tiempo desde que estando a solas, tenía un vistazo de mi miembro con tanta claridad.
- ¿Creció estos meses? ¿O será las ganas que tengo de chupar una pija?
- Al contrario, casi muere de abandono. Tan bien que comía la pusieron en ayunas. – Le seguí la corriente- Estuvo en huelga de hambre obligada y no va a aguantar mucho tiempo más.
Tammy me sonrió, se levantó de la silla y caminando hacia mí, por fin, los astros nos iluminaron y nuestros labios volvieron a besarse. Ella me abrazó el cuerpo y mi boca con la suya, más carnosa. Refregó su boca contra la mía extasiándome con el mero contacto de sus húmedos labios, el sabor de su boca, la proximidad de su cuerpo.
Mi mano reforzó el abrazo para conectar nuestras bocas aún más y poder “abrazarle” la lengua con la mía. Mis dedos se hundieron en su piel, mi nariz respiro el aire perfumado con su olor, mi boca se embriago con el sabor de su saliva, todas sensaciones que tanto conocía como necesitaba. Era un drogadicto en rehabilitación una recaída fuerte, no de esos que tienen un reencuentro con su droga, lo mío se sentía más como una sobredosis súbita por todos los sentidos. Para colmo ella se dejó llevar y me manoteó la palanca justo como me gustaba. Mi hermana mayor no se había olvidado cómo me gustaba que me agarroten el ganso.
Sus dedos índice y pulgar formaron un anillo apenas envolviendo la base de mi cabeza y me masturbo con movimientos suaves y cortos, nada de estirármela como si fuera manguera de bombero, error natural en las amateurs, ella tenía ritmo y sabía cómo aplicar presión a la perfección. Tampoco le hacía ascos a mis testículos, los que envolvió con su palma y me los masajeó los dos a la vez.
- Mmm, era imposible aguantar con lo que me gusta esto.- Me dijo al oído sin dejar de masajearme los testículos.- Hacía tiempo que no jugaba con tus “cositas” hermano.- Clavándome un nuevo beso de lengua.
- Si me dejas te ayudo a inspirarte para tu manga, podemos volverlo una historia basada en hechos reales.- Le dije estrujándole el trasero mientras nuestras bocas estaban conectadas, sintiendo que hasta había crecido desde que comenzó el encierro. El peso y forma de unas nalgas tan lindas era imposible olvidarlas.
- No necesito inspiración bobito, con todo lo que pasamos tengo material como para una versión, la secuela, Z, GT y Super.- Me dijo mientras le apuñalaba la panza con mi incontenible erección. Me masturbaba bastante, pero al volver a sentir contacto piel con piel mi glande dio un salto como si quisiera hacer un alunizaje.
Acto seguido, Afrodita, Ishtar, Freya o quien sea que sea la Diosa regente del sexo escuchó mis plegarias y Tammy puso un almohadón en el suelo y me dio un vuelco el corazón cuando se arrodillo, y tras jalármela unos segundos más, abrió la boca y se tragó mi pija.
- No puedo creerlo, no puedo creerlo, como extrañaba esto.- Susurré apenas audible mientras mis ojos se daban vuelta como casilleros de máquina tragamonedas. Es que no importa cuántas veces uno recibió sexo oral, después de tanto tiempo, volvía a ser único y especial como darle la bienvenida a un viejo amigo. O mejor dicho, ella le daba la bienvenida a mi amigo dentro de su boca, dándole chupones muy sonoros en su cabezal y caricias profundas en mis testículos y trasero, frotando su mano obscena por todos mis puntos más australes.
Su boca que no había perdido un ápice de práctica envolvía mi glande y de ahí, bajaba hasta cubrir tres cuartas partes de mi tronco. Sus manos me masturbaban la parte que quedaba libre de su boca y me acariciaban las pelotas. Yo intentaba pujar en su interior para que entre lo que restaba de mi pija, haciendo esfuerzos obscenos por hacer llegar su nariz a mi pubis, es que estando tan curvo y erecto, se le hacía difícil tragarla entera.
- Dale, tragala toda como antes, yo sé que te gusta comerte mi chota.- Le dije para caldear un poco la situación, sin éxito. Mi hermana mayor, roja como si hubiera comida picante, se liberó de la opresión jadeando entre hilos de saliva.
- Ahhh, la tenes como piedra, no sé si alguna vez te la sentí tan dura, me lastima.- Confesó pasando al modo manual, esparciendo toda la baba que me dejó cubriendo la cabeza y el tronco venoso.
Tamara me la escupió e hizo un segundo intento, esta vez sin manos, haciendo empellones contra mi pene cada vez más fuertes, por poco haciéndome tropezar. Sentía la campanilla y las almohadillas generadoras de saliva al final de su boca apretujarse contra mi rojiza cabeza. Prácticamente me estaba cojiendo su garganta hasta que por fin, en un esfuerzo final, su nariz se apretujó contra mi cuerpo y supe que la tenía toda enfundada. La retuve de los pelos ahí y admire el hermoso espectáculo de mi hermana con toda mi pija en la boca.
- Ahhhh, uuuh, sin dudas creció algo, o se te pone más dura, no se.- Admitió mirándome con esos ojos llenos de amor.- Igual no te me pongas salvaje, hace mucho que no chupo una pija y me podes lastimar.
- Después te dejo que te desquites conmigo, hagamos como antes, ojo por ojo.
- ¿Así que ese era tu plan? ¿Obligarme a que me la coma toda para que después te deje comerme la concha? Usted es diabólico.- Dijo sin abandonar su posición de rodillas. Después de ese chascarrillo pasó a descansar la garganta lamiéndome las bolas, ambas, con cuidado y esmero. No sé si imaginaba que eran bolas de helado o qué pero se tomaba su tiempo para jugar con mi fábrica de semen.
- Están ricas, no sé porque extrañan tanto comerme tus bolas.- Dijo juntándolas con una mano y pajeándome con la otra. Tantas horas de dibujo parecían haberle conferido manos firmes y resistentes. Notaba que se defendía manualmente mejor que antes.
- Tammy, no puedo creerlo, me encanta verte hacer eso…- Dije desde arriba con una cara que debía de ser la menos sexy de la historia. Debía de parecer un borracho encandilado a las 7 de la mañana pero no sé qué otra cara podía poner uno cuando le toman las bolas y se las meten en la boca para masajearlas con fuerza con la lengua, como si quisiera hacerse un batido de huevo en la boca.
- Que ricas, mmm.- Dijo saboreándose los labios.- Aunque re saladas. Hablando de sal, vení, ahora te toca a vos también.
Y la muy dominadora me llevó hasta su cama sin soltarme el rabo.
- Con gusto.- Acepté al instante a su invitación inconfundible de un 69. Se ubicó sobre mí dejándose caer con todo su peso, casi en posición fetal para que nuestras proporciones propicien la conexión de nuestros sexos y bocas. Antes de descubrirle el culo y la vulva, admire como se le metía la ropa interior entre sus carnes, acto seguid, lo fui bajando lentamente, sintiendo como la tela estaba casi agarrada a ella.
- Ahhh, uuh, me sorprendiste, te abalanzaste rápido.- Se sorprendió mi hermana con un chillidito agudo cuando ni bien le descubrí la vagina, hundí mi nariz en ella.- No es lo que esperaba pero estoy satisfecha ¿Te gusta cómo…
- No sabes cómo extrañaba tu concha.- La interrumpí mientras me refregaba contra su sexo prohibido mientras ella hacía lo mismo con el mío, después le mande lengua lo más adentro que pude, terminando hundido entre esos labios que como una boca en vertical, me envolvía cual mascarilla la nariz y la boca.
Me encantaba empaparme, de forma literal, con la esencia de una mujer, sus sabores, su textura, incluso lo que mis ojos me obsequiaban. Un tajito rosado casi envuelto por dos grandes labios porosos y oscuros, bien característicos de Tammy, aunque por el descuido de la cuarentena, se notaban pequeños pinchos con un par de días de vida. Mi lengua la revolvió hasta sentir picor en ella, producto del desacostumbramiento a ese sexo fuerte como licor puro.
Fue un reencuentro muy al natural, la agarre sentada, sin producción, cosa que me encantó aunque esto no era decir mucha cosa, nunca me negaría a mandarle lengua a su sexo así como ella no le hacía asco a mi pija y cabeceaba con una velocidad que me hacía temer por su cuello.
- Lameme acá, quiero correrme.- Tammy levanto la cadera y pasando una manos, abrió sus labios pulposos para desnudar su clítoris.- Quiero empaparte la boquita, hermanito.
Sin decir una palabra, me prendí a su clítoris succionándolo con suavidad mientras le abría bien el culo con las manos, solo para deleitarme la vista con su precioso orificio que reposaba en el medio como una invitación a lo más prohibido. Era como una diana a la que toda flecha desea apuntar por siempre, sin embargo, esa noche decidí no abusar de mi suerte y de su amabilidad concentrándome tan solo en su deliciosa vagina, que no era poca cosa. Su vagina merecía un reencuentro de 5 estrellas y me puse a ello recorriéndola de principio a fin, dándole tarascones intentando chuparla entera sentir su sabor al completo.
- Uhhh, ahhh, mmm, ahhh, uh la puta madre, cierto, no debería gemir, pajero avísame que empiezo a chillar.- Se reprimió a sí misma mordiéndose el puño mientras le golpeteaba el pequeño botón de carne con la lengua. Ella, como si tuviera la mano en modo automático, me hacía una frenética paja que amenazaba con hacerme largar la pirotecnia antes de tiempo. Para ese punto, tras tal intensa degustada de concha y un pete tan bueno, me latía como corazón de colibrí.
Sin decir palabra alguna, la tomé de los pelos y la conduje a mi pene, me pareció que si no quería gemir era mejor que me la siguiera chupando en vez de morderse el puño.
Una vez que ella se vino y me deleite con el ardiente aceite escurriéndose de su vagina, me sentí con la libertad de correrme.
- Veni, quiero darte de tomar mi lechita…- Exigí acostándola y apuntándola desde arriba, arrodillado, con mi pistola de carne en la boca.- Abrí bien que quiero darte mi “mema”.- Dije en un rapto de morbo que venía alimentando hace semanas. Para el que no sepa, mema se le suele decir a la mamadera de los infantes.
Sin perder más tiempo, conteniendo un jadeo que me brotó del alma, coloqué mi glande en su boca como si fuera una jeringa y dejé escapar todo mi contenido lácteo, viendo como su boca se iba llenando con mi semen hasta formar un lagunita blanca y espesa con tonalidades cremosas.
- Espera, quiero verte la boquita llena de mi leche, abrila bien.- Le pedí y ella obediente, me enseño una laguna cremosa que se mezclaba con su saliva y amenazaba con rebalsarse.- Que linda imagen, yo podes tragarla.
Tammy cerró la boca, vi su cuello trabajar para llevar el contenido de mis testículos a su estómago y al finalizar, me enseñó una boca reluciente de limpia.
- Que rica, como extrañaba tomarme la lechita de mi hermanito.- Me susurró desde abajo dándole una última chupada a mi pene para dejarlo brillante de limpio y sacarme hasta las últimas gotitas.
- Te la voy a dar siempre que quieras, a la hora, el día, dónde quieras.
Acto seguido, me acosté a su lado y mire el techo notando lo agitada que era mi respiración y lo pronunciada que mi sonrisa se había tornado, como si me hubiera afectado la droga de la risa del Joker, estaba tan feliz que no podía cambiar mi expresión y mi piel se había tornado una máscara macabra.
Sin que me diera cuenta, Tammy apagó la luz, me dio un beso y me dedico las buenas noches. Me percaté de que todo había vuelto a ser como antes, aunque por una semana más, un mes más, lo que durara este encierro, de todas formas lo pensaba disfrutar al máximo y abrazado a ella, hice cucharita como en los viejos tiempos, en su habitación, en su cama, dónde todo había empezado tan inocentemente con un beso y una fotografía. Los hermanos “T”, Tommy y Tammy estaban de vuelta.
Continuara
Gracias por leer! Si les gustó esta nueva historia muéstrenme su apoyo dejando puntos, comentarios, lo que gusten. Estoy escribiendo 3 historias a la vez casi, una con Cheelai y Broly, y la continuación de a Serena le gustan mayores y más: p le di prioridad asta espero que lo valoren 😉
Ya saben que uso imágenes de la instagramer Bee_farmer como ejemplo de la protagonista Tammy, pero pueden imaginarse las cosas como ustedes quieran.
Gracias por el apoyo a esta historia y pedirla aún cuando le puse un punto final. Creo que si no fuera por la cuarentena no la hubiera continuado. Espero que lo disfruten!
Pasaron cosas
“Pasaron cosas”… una frase que para los argentinos significa mucho. Había planes, se habían resuelto nuestras vidas, estábamos encaminados hacia un bien común, pero pasaron cosas, un de ellas y la más importante fue la cuarentena por ese maldito virus chino, pero antes de eso, como dice la metáfora, el carruaje de nuestros cuerpos volvía a estar en control del hombre y no de los animales. Nuestra conducta era ejemplar hasta entonces.
Tammy había demostrado una voluntad de hierro al hacer lo que fue necesario para cumplir sus fantasías conmigo, y también, para ponerles un punto seguido, un muy prolongado punto seguido. Tras varios meses de una convivencia normal, pudimos inhibir nuestros impulsos y retomar nuestras vidas con normalidad y éxito.
Recapitulando, muy brevemente, tras cumplir cada fantasía loca que ella tenía conmigo y yo con ella, tras un viaje a Mar del Plata a solas en las que hasta llegamos a tener una experiencia swinger intrafamiliar, ella había decidido que lo mejor era dejarlo como broche de oro, cereza de pastel y pausarlo hasta que tengamos nuestros trabajos, nuestro lugar, nuestra propia vida y ahí si podamos hacer con ella lo se nos plazca. El problema era el tiempo. El tiempo que nos podía llevar conseguir la tan necesaria autonomía financiera y que podía ser demasiado incluso para su voluntad, sin dudas era mucho para la mía.
Volvimos a la rutina, la misma que nos agobió y nos llevó a empezar con una vida de emociones prohibidas, ahora nos tiraba un salvavidas antes de que ocurriera una tragedia, ya sea nuestros padres descubriéndonos o creando un pequeño accidente de 9 meses de gestación. La rutina nos ayudó a despejar nuestra mente durante meses, como un fumador que siente sus pulmones purificarse dejando el mortal hábito antes de perder un pulmón.
Ella empezó a buscar trabajo como artista freelance además de retomar con sus sesiones para patreon, sesiones en las que yo no era su acompañante, ni fotógrafo, ni nada (sad reacts only) solo su hermano una vez más. Para mí, una extraña manera de ser su hermano. Yo tuve que tomar una decisión más que importante en mi vida. De esas que enderezan el navío a la tierra prometida y te sacan de la deriva: Decidí estudiar para ser cineasta en La Universidad del Cine en el Barrio de San Telmo, Buenos Aires.
No obstante, como dije en un principio, la nación del coronavirus atacó, y ni siquiera pude empezar a cursar. Lo hablé con mi viejo y coincidimos en que, empezar una carrera tan importante de manera tan atípica no era bueno para mi formación.
- Igual tenes la cámara y sabes cuál es el material que estudian. No te lo tomes como un año sabático, quiero que estudies así arrancas con ventaja el año próximo, no me molesta haber pagado la inscripción y el primer mes pero no voy a pagar para que hagan videollamadas como si fuera una ruleta de chat.- Puso como condición mi papa poco antes de la hora de la cena.
Mama, en medio de la sala, practicaba yoga en calzas con unos viejos dvds que estuvieron juntando polvo en un estante por años. La música suave y los movimientos pausados la abstraían de nuestra conversación. La cuarentena nos hizo retomar actividades de toda clase, me preguntaba si podía tomar partido de eso y retomar una vieja actividad que me quitaba el sueño por las noches.
- Gracias por entender, esto de que me pasen los módulos en PDF sin siquiera conocer el lugar físico o mis compañeros me la re baja. Una vez que me decido por algo y ni siquiera veo a los profes a la cara.
- Sí, no voy a pagar para que se conecten quién sabe cuando a que te den deberes a los apurones. No me gusta todo esto y no sabemos cuánto va a durar, el año que viene arrancas con todo…
No necesito recordarles que, por suerte, nuestra familia era de un buen pasar. Tanto mi mama como papa, ahora reconciliados (casi al 100%), conservaban sus trabajos pero trabajaban menos horas, días por medio y con todas las medidas de seguridad necesarias. Las cosas estaban muy difíciles y atemorizantes, aunque ninguno en casa este entre la población de riesgo.
- Bueno, me duele todo ¿Les parece si cenamos un poco más temprano?- Propuso mi madre secándose el sudor con una toalla y retirando el dvd del reproductor. Había estado en una posición de plancha por un minuto, alzando la pierna, cosa que yo, que iba al gimnasio antes de que explote todo, sabía que era difícil. Cada día, por efecto de la cuarentena, comíamos más temprano casi sin darnos cuenta.
- Si, no hay drama, pongo a calentar las empanadas que quedaron y hago una ensaladita de zanahoria.- Puso manos a la obra mi papá.- ¿Y si caliento también las milanesas?
- Dejame media milanesa, así mañana me hago un sándwich para el trabajo.- Aceptó- Anda a llamar a Tamara, está dibujando en su cuarto, que venga.- Pidió mi vieja poniendo manos a la obra en la cocina, que en nuestra casa, estaba pegada al living.
“Dibujando, si, dibujando billetes vendiendo su cuerpo en patreon.”- Pensé y al abrir la puerta de su cuarto, lo confirmé.
“Pasaron cosas” y verla así, fue una de ellas.
- Habíamos quedado en que golpees antes de entrar, Tomás.- Me reprimió sin dejar de posar para las fotos. Estaba en ropa interior de encaje negra y blanca, con unos bordados muy finos. Toda la indumentaria que usaba provenía de su propio bolsillo y se notaba que, con tanto hombre encerrado con el ganso en mano, su negocio iba muy bien.
No pude dejar de admirarla, la cámara estaba en un rincón y ella, gracias al temporizador, podía posar y la foto se tomaba sola, solo tenía que preocuparse de ser sexy, por lo que no era una gran preocupación. Estaba sentada sobre un tiburón de peluche estirando su ropa interior para remarcar sus portentosas carnes. Yo solía estar en el lugar de ese peluche y extrañaba esos tiempos.
El peluche más suertudo del mundo
-Perdón, es que estamos por comer ¿Cómo va eso de las fotos?- Pregunté intentando parecer calmado, como si no hubiera pasado nada entre nosotros, como si no hubiéramos tenido nuestros despertares sexuales uno con el otro. Como si no hubiéramos usado nuestros cuerpos para sacarnos cada idea incestuosa de nuestras cabezas para convertirlas en realidad.
- Bien, muy bien, lástima que no puedo salir a comprar nada nuevo y lo que pedí tarda añares en llegar.- Acto seguido, se dio vuelta para controlar la cámara y tomar una nueva foto, obsequiando una vista de su precioso y gran culo apuntando a mí. Como de costumbre, la bombachita se le metía tanto entre sus carnes que las nalgas le hacían sombra y daba la ilusión de desnudes.
- Hermanito… no deberías quedarte acá, yo en un rato bajo.- Me reprimió posando de nuevo, esta vez, tomando el triangulo de su bombacha y estirándolo para remarcar su vagina de forma obscena. No pude evitar recordar como mi nariz, labios y lengua solían estar más adentro en su sexo que esa bombacha. Conocía cada milímetro de su sexo y no iba a olvidarlo tan fácilmente.
Estos últimos meses, sobrellevé mi pasatiempo onanístico con lo que mi hermana subía a Instagram, contenido bueno pero sin pasar de la categoría “lewd”, mostraba la cola desnuda de perfil, la cajeta bien ajustada bajo la bombacha y mi contenido favorito, videos twerking, ese obsceno baile en el que se menea el culo de tal manera que sus cachetes aplauden la tanga, apenas revelando lo que hay debajo. Si son nuevos en esta historia les parecerá sumamente pervertido que me la jale con eso, si leyeron todo hasta ahora, sabrán que no es nada comparado a lo que vivimos juntos. Si comparamos, pasé de participar en una orgía a hacerme una paja, fue como un descenso directo de primera a la Primera C sin escalas. Nunca le quise pedir algo mejor o exclusivo para no romper nuestro pacto.
Noté como mi pantalón sentía la presión de mi pene abriéndose paso, estirando mi piel y la tela con cada centímetro de erección ganado. Simplemente me quedé ahí, sin saber qué o cómo decir que quería los viejos tiempos de vuelta. Quería volver a hacerle el amor a mi hermana.
Tammy se dio cuenta, se incorporo, se paró frente a mí y su mirada recorrió mis ojos, mi boca, y descendió por todo mi cuerpo como una luz de cardiograma hasta mi pene, apuntando como una flecha.
- No sé qué decir.- Dije por fin.- No creo que pueda aguantar mucho más, Tammy.
- Prometiste que aguantarías.- Mencionó mi hermana, sin dejar de mirar mi atributo embolsado.- Prometiste queme seguirías la corriente. Hoy por hoy es demasiado peligroso y un paso en falso y…¡Shack! - Con sus manos, hizo el espeluznante gesto de una tijera oxidada, no de cortar papel, sino de jardinería, cerrándose sobre mi mala hierba.
Tammy dejaba su habitación cuando la tomé del brazo y le dije lo que tenía guardado desde hace más de una semana.
- Vos sabes que cumplí con mi promesa, termine todas las materias, me anoté en una carrera y puse todo mi empeño en un objetivo.
- Sí, lo sé, yo también estoy igual, ya vendí varios dibujos de hecho.- Coincidió deteniéndose.- ¿Entonces qué pasa? ¿A qué se debe la recaída?
- Es que no voy a llegar a ningún lado. No puedo filmar nada, no puedo conseguir el título de nada, estoy atrapado en un limbo, en un tiempo muerto inevitable - (a re poeta)- y sabes muy bien porqué: todo está paralizado quién sabe hasta cuándo.
- ¿A dónde queres llegar?- Dijo mientras desde abajo, mamá nos llamaba a comer con fuerza. Tamara hizo caso omiso y me dedico toda su atención. Si usaba las palabras indicadas tal vez, solo tal vez, podía volver al casillero de salida en nuestro juego preferido.
- Sabes que pasaron cosas en el país y no puedo seguir con lo mío ni aunque quiera, menos avanzar con nuestro sueño.- Susurrando esa última parte.- Sabes a lo que me refiero.
- No, no sé.- Dijo jugando conmigo como antes, cuándo sabía a qué me refería pero me obligaba a decir las cosas con claridad. Sus mejillas, ligeramente inyectadas en rubor, me daban la razón de que sabía.
- Mientras dure este encierro involuntario quiero volver el tiempo atrás, estamos en una pausa forzada y sería perfecto sobrellevarla con vos haciendo todo lo que hacíamos antes a escondidas.- Le pedí tratando de no sonar arrastrado ni lastimero, más bien como quien hace una oferta tentadora.
- Hay Tommy.- Expresó con ternura, y pensé que me comería la boca al acercarse, me prepare y todo para el impacto, pero ante la insistencia de mama, se dio vuelta y me dejó allí contra la pared, congelado en el tiempo.- Dejame pensarlo, tenés un punto. No te voy a mentir que este encierro me tiene… alborotada, pero no te prometo nada, es peligroso hacerlo acá.- Susurrando como yo en sus últimas palabras.
- Gracias.- Suspiré aliviado.
- Dije que no prometo nada.- Se repitió bajando a comer con una remera y la misma bombacha que usaba para las sesiones. Aunque los días de frío estaban empezando su temperatura corporal y nuestra calefacción de caldera nos permitía ciertas libertades hogareñas.
- Nunca jamás me dijiste que no, por eso. – Concluí satisfecho con mi jugada. Aunque la última palabra la tenía ella, yo había tenido la primera y en nuestra historia siempre había sido suficiente para comenzar una aventura.
Nuestro GT
– Entonces, decidieron que en vez de seguir con los niveles de poder sumando fases a lo loco, fueron hacía atrás y Goku se volvió niño como antes, supuestamente, los enemigos iban a ser más débiles y a centrar la historia en la búsqueda de las esferas una vez más.
Habíamos comido a gusto como una familia normal (aunque mama re cagó a pedos a Tammy por venir en bombacha pero papá la defendió) y lavábamos los platos con lentitud enfrascados en una conversación friki. Eso por suerte no lo perdimos nunca. Esa noche, le contaba como siguió Dragon Ball después de Z.
- ¿Pero no llegó a la fase 4 en Dragon Ball GT? – Me preguntó mi hermana a la hora de la comida. Ella le había dado una oportunidad a Dragon Ball Super, uno de los pocos animes que vi nuevos, y yo por su parte vi animes que me recomendó, como Dr. Stone, No Game No Life, Elfen Lied…- O sea, vi que incluso volvía a la fase 3.
- Buen punto, si, como decía, la idea era ir para atrás a los orígenes, pero los bajos niveles de audiencia y la poca aceptación les hizo dar tumbos y cambios de timón. Volvieron los enemigos superpoderosos, las transformaciones, fusiones, etc.
- Lo de siempre. No sé por qué no tuvo popularidad entonces.
- Muchos errores en los niveles de poder, como dar a entender que Goku niño era más fuerte que Kid Bu a pesar de que iba a ser más débil que antes, también denigraron hasta el cansancio personajes secundarios queridos como Vegeta y Gohan, aceleraron la historia porque se venía la cancelación dejando cosas de lado y la trama ya de por si era un sin sentido incluso para Dragon Ball.
- Pero la idea de volver a los orígenes y empezar de nuevo era buena.- Admitió guiñándome un ojo, provocándome un vuelco. “Volver a los orígenes” solo podía significar una cosa en nuestro diccionario y lo que sea, lo disfrutaría al máximo.
- Me están haciendo doler la cabeza, terminen de una vez.- Dijo papá, que estaba con la portátil en la mesa atendiendo asuntos de trabajo.- Yo me quede en Robotech, Mazinger Z y un poco de He-Man.
- Ese último es animación americana, papá.- Lo corrigió Tammy.
De todas maneras, por algún motivo que desconozco (porque quiero desconocer) estaba sentado a nuestra espalda viendo a nosotros, o debería decir, a Tammy en bombacha. No es por sonar hipócrita, hice más en mi vida que solo mirar ese culo, pero no es un gesto que esperaba de papá.
- Tammy, no podés andar en bombacha.- Le susurré cuando papá se distrajo.
- ¿No se me ve bien?- Preguntó demasiado fuerte meneándose.
- Porque se te ve demasiado bien, por eso.- Si eso no era “volverá los orígenes” no sé que era, estábamos en el casillero de halagos y esperaba al menos, avanzar esa noche.
De todas formas, con la tensión que había en esa casa, aunque mi madre retaba mucho a Tammy por andar ligera de ropas era ella la menos indicada para decirle algo. En sus días de yoga usaba una calza ajustadísima que me hacía agradecerle a la cuarentena que ningún amigo pudiera visitarme y evitarme cargadas.
Justo ella, que en este momento, recuerdo nunca nombré por seguridad aunque después si revelé el nombre de otros familiares como Nacho, me pedía ayuda con el dvd, sí, el dvd, no es que viajamos en el tiempo ni nada, solo que tenía una colección de videos de yoga extensa y los veía ahí a la antigua.
- No sé qué le pasa, no me lo lee, pásale el cd limpiador o limpia el cd con tus manos mágicas.
Ese comentario viniendo de mi madre, hizo reír a Tammy, que terminaba de guardar los platos en la cocina. Obviamente lo dijo por mi talento para hacer andar los dvd, así como otros electrodomésticos pero ella sabía que también tenía otros talentos.
- Lo limpio y de paso también la bandeja. No me acuerdo dónde está el cd limpiador, eso es de la edad de piedra y es probable que con algodón y alcohol en gel lo lea.
- ¿Qué insinúas?- Me reprimió cruzándose de brazos y así, sin darse cuenta, juntando sus enormes senos. Y yo, que estaba franeleando la bandeja desde abajo, les aseguro que me hicieron sombra.- ¿Qué soy una antigüedad?
- No, má, obvio que no.
“Porqué me estoy dando cuenta de estas cosas, siempre esta vestida así y no me pasaba nada. Algo cambió hoy… debe ser Tammy que me pone cachondo”- Pensé notando que no era el único “cachondo” Aprovechando mi “cachondez”, describiré a mi madre de la manera más objetiva posible: Alta, con las proporciones parecidas a Tamara pero en vez de ser de pelo oscuro los tenía más tirando a rubio. Sus pechos eran más grandes pero por cuestione de edad (44) obviamente la gravedad los moldeó sin restarle atractivo.
- Hablando de ayuda, te juro que no encuentro como cerrar este spam, ayudame Tammy, me está boludeando esta publicidad.- Expresó haciendo crujir el mouse de la bronca. Algunas páginas tenían publicidad molesta incuso para mí, no me quería imaginar cómo resultaría para él.
¿Cómo era mi viejo? Cosa que a las damas puede interesarle, yo heredé su cuerpo sin dudas. Es un señor delgado, coqueto, que no le hace ascos a los anillos, colgantes y relojes de oro. Su pelo es completamente canoso sin una entrada a pesar de los 50 pirulos pero su barba corta aún oscura, lo que da la sensación de que este teñido pero no era así.
- ¿Qué estás mirando porno que te salen propagandas?
- ¡Tamara! – La retó mi madre dándose vuelta, y yo, que estaba abajo pasándole algodón con alcohol a la bandeja, quedé con su culo enfrente a escasos centímetros de mi rostro. No tenía nada que envidiarle a esas mifs en videos porno que usan calzas de yoga.
- A ver qué pasó- La ignoró mi hermana.- Si, estos son una mierda.- Y Tamara se sentó en su falda aprovechando que nuestra madre estaba en otra.- Estos tienen varias “X” pero la original es esta, la ventana parpadea cuando te posas arriba. Es medio jodido quitárselos de encima.
“A vos como te gusta sentarte encima” Dije para mis adentros soltando una risita. Viendo como sin un ápice de pudor, apoyaba su enorme cola en la entrepierna de su progenitor, sabiendo que ni él podía suprimir sus instintos en dicha situación. Oh sí, me había contado que usarlo de asiento aseguraba su erección y aún así lo hacía. “Yo viéndole las tetas a mi vieja, ella sentándose en la pinga de papá, por favor somos unos degenerados”
- Tammy ¿Qué te dije de andar en bombacha por toda la casa y encima sentarte a upa? Le haces mal las piernas, no sos una nena.- La retó algo desganada desde el living.- Encima tenés el culazo entangado, parece que salieras en el “Bailando” y con el frio que hace.
- Nunca tengo frío.- Dijo sin darle importancia mientras le instalaba AdBlock a su portátil.
Acto seguido fui a mi habitación tratando despejar mi mente con unos juegos, nada interesante o revelador, unas partidas de Overwatch inofensivas usando a mi “besto waifu” Widowmaker. Es que por algún motivo podía permitirme masturbarme con las fotos y videos que mi hermana mayor subía a su cuenta de instagram o tan solo el recuerdo de nuestra historia, pero tener en la cabeza la imagen de mi madre juntando las tetas y casi pegándome la cola en la cara me perturbaba demasiado. “Es una milf infernal” había dicho un amigo mío una vez cargándome, la típica conversación de amigos al ver que la madre de uno esta empomable.
Me la había cascado incontables veces viendo videos de milfs en gimnasios usando calzas (mis favoritas eran Ava Addams, Julia Ann y Phoenix Marie) y obviamente, el incesto era lo mío así que no había que ser un genio para sumar ambas cifras y tener de resultado un Edipo grande como una casa.
Esa noche tras unas partidas y sentir mi casa en silencio, no me masturbé como otras noches. Tenía la esperanza de revivir la franquicia, de tener nuestra saga GT aunque haya que ir para atrás, lo que sea que quisiera, lo aceptaría. Los minutos pasaban y la ansiedad me pudo. Le mande un mensaje a Tammy. Ella no tardo en responderme con crueldad, como una felina jugando con su pichón desplumado.
“Que ansioso, hermano, aguantaste varios meses ahora no podes aguantar unos minutos”
- “No juegues conmigo”- Respondí al instante.- “Al menos no de esa forma, aunque sea déjame darte una visita y hacer cucharita para paliar el frío”- Apelé a su corazón.
Por fin, tras casi veinte minutos, mi cuerpo recibió como una descarga eléctrica al recibir el mensaje definitivo. “Está bien, podes visitarme, tengo algo interesante que mostrarte”
Héroe de ficción
Una vez más me apersoné en esa habitación que había sido casi nuestra sede matrimonial hace un tiempo. Me sorprendió encontrarla despierta, frente a su computadora dibujando con su tableta de dibujo digital. Sabía que se le daba bien hacer pinturas, no obstante, no tardé en atar cabos y darme cuenta de qué era lo que estaba dibujando.
- ¿Te resulta familiar? – Me preguntó sin voltear una vez que cerré la puerta y miré lo que dibujaba.
- ¿Somos nosotros?
- Algo así, sí puede ser.- Confirmó. No había que ser Sherlock para darse cuenta que tras años y años de consumir doujinshis de incesto, y encarnar esas aventuras, decidiera pasar al siguiente nivel y crear propias. En efecto, en esas páginas a medio terminar que me enseño, un jovencito delgado y con pinta de nerd como yo (aunque me quitó un lustro) empezaba a tener arrumacos con una pervertida hermana mayor con las proporciones y el encanto de ella, todo en estilo de manga, y debo decirlo, muy bien dibujado.
- Tammy, está espectacular, dibujas muy bien, nunca me mostraste este estilo ¿Cuántos números llegas? ¿Va a ser muy largo? ¿Cómo termina?- La acribillé a preguntas.
- Estas re ansioso, ototo-san. Espera que te pase el primer número y me decís.- Se hizo la misteriosa- Algo te tiene alterado, me pregunto que será.- Volteando en su silla gamer súper cómoda como la revelación a último momento de una villana.
- Varias cosas, el encierro, mamá haciendo yoga, tus fotos en instagram…- Expresé avanzando casilleros, abrazándola desde atrás.- No sabes cuánto quiero volver a lo nuestro.
- ¿¡Mama haciendo yoga!?- Expresó con incontenible interés.- Eso es nuevo, entonces podes ir a su pieza a que te ayude con tu “ansiedad”.- Se puso celosa quitando mi mano alrededor de ella.- Te advierto que como mucho te hace un sándwich, no es como nosotros.
- Vos sabes que lo que necesito está en estas cuatro paredes.- Insistí sin perder la calma y con toda la tranquilidad del mundo, me la jugué, me bajé la bragueta, el calzoncillo y descubrí mi pija frente a ella.- ¿Me vas a decir que no la extrañas ni un poco? ¿Qué no querés encantarla y hacerla disfrutar de la vida?
Tammy la miró sumamente sorprendida. Algo raro si uno lo piensa dado que era la misma que había explorado a gusto sus 3 orificios. No obstante, había que entender que nunca había sido tan lanzado y había pasado mucho tiempo desde que estando a solas, tenía un vistazo de mi miembro con tanta claridad.
- ¿Creció estos meses? ¿O será las ganas que tengo de chupar una pija?
- Al contrario, casi muere de abandono. Tan bien que comía la pusieron en ayunas. – Le seguí la corriente- Estuvo en huelga de hambre obligada y no va a aguantar mucho tiempo más.
Tammy me sonrió, se levantó de la silla y caminando hacia mí, por fin, los astros nos iluminaron y nuestros labios volvieron a besarse. Ella me abrazó el cuerpo y mi boca con la suya, más carnosa. Refregó su boca contra la mía extasiándome con el mero contacto de sus húmedos labios, el sabor de su boca, la proximidad de su cuerpo.
Mi mano reforzó el abrazo para conectar nuestras bocas aún más y poder “abrazarle” la lengua con la mía. Mis dedos se hundieron en su piel, mi nariz respiro el aire perfumado con su olor, mi boca se embriago con el sabor de su saliva, todas sensaciones que tanto conocía como necesitaba. Era un drogadicto en rehabilitación una recaída fuerte, no de esos que tienen un reencuentro con su droga, lo mío se sentía más como una sobredosis súbita por todos los sentidos. Para colmo ella se dejó llevar y me manoteó la palanca justo como me gustaba. Mi hermana mayor no se había olvidado cómo me gustaba que me agarroten el ganso.
Sus dedos índice y pulgar formaron un anillo apenas envolviendo la base de mi cabeza y me masturbo con movimientos suaves y cortos, nada de estirármela como si fuera manguera de bombero, error natural en las amateurs, ella tenía ritmo y sabía cómo aplicar presión a la perfección. Tampoco le hacía ascos a mis testículos, los que envolvió con su palma y me los masajeó los dos a la vez.
- Mmm, era imposible aguantar con lo que me gusta esto.- Me dijo al oído sin dejar de masajearme los testículos.- Hacía tiempo que no jugaba con tus “cositas” hermano.- Clavándome un nuevo beso de lengua.
- Si me dejas te ayudo a inspirarte para tu manga, podemos volverlo una historia basada en hechos reales.- Le dije estrujándole el trasero mientras nuestras bocas estaban conectadas, sintiendo que hasta había crecido desde que comenzó el encierro. El peso y forma de unas nalgas tan lindas era imposible olvidarlas.
- No necesito inspiración bobito, con todo lo que pasamos tengo material como para una versión, la secuela, Z, GT y Super.- Me dijo mientras le apuñalaba la panza con mi incontenible erección. Me masturbaba bastante, pero al volver a sentir contacto piel con piel mi glande dio un salto como si quisiera hacer un alunizaje.
Acto seguido, Afrodita, Ishtar, Freya o quien sea que sea la Diosa regente del sexo escuchó mis plegarias y Tammy puso un almohadón en el suelo y me dio un vuelco el corazón cuando se arrodillo, y tras jalármela unos segundos más, abrió la boca y se tragó mi pija.
- No puedo creerlo, no puedo creerlo, como extrañaba esto.- Susurré apenas audible mientras mis ojos se daban vuelta como casilleros de máquina tragamonedas. Es que no importa cuántas veces uno recibió sexo oral, después de tanto tiempo, volvía a ser único y especial como darle la bienvenida a un viejo amigo. O mejor dicho, ella le daba la bienvenida a mi amigo dentro de su boca, dándole chupones muy sonoros en su cabezal y caricias profundas en mis testículos y trasero, frotando su mano obscena por todos mis puntos más australes.
Su boca que no había perdido un ápice de práctica envolvía mi glande y de ahí, bajaba hasta cubrir tres cuartas partes de mi tronco. Sus manos me masturbaban la parte que quedaba libre de su boca y me acariciaban las pelotas. Yo intentaba pujar en su interior para que entre lo que restaba de mi pija, haciendo esfuerzos obscenos por hacer llegar su nariz a mi pubis, es que estando tan curvo y erecto, se le hacía difícil tragarla entera.
- Dale, tragala toda como antes, yo sé que te gusta comerte mi chota.- Le dije para caldear un poco la situación, sin éxito. Mi hermana mayor, roja como si hubiera comida picante, se liberó de la opresión jadeando entre hilos de saliva.
- Ahhh, la tenes como piedra, no sé si alguna vez te la sentí tan dura, me lastima.- Confesó pasando al modo manual, esparciendo toda la baba que me dejó cubriendo la cabeza y el tronco venoso.
Tamara me la escupió e hizo un segundo intento, esta vez sin manos, haciendo empellones contra mi pene cada vez más fuertes, por poco haciéndome tropezar. Sentía la campanilla y las almohadillas generadoras de saliva al final de su boca apretujarse contra mi rojiza cabeza. Prácticamente me estaba cojiendo su garganta hasta que por fin, en un esfuerzo final, su nariz se apretujó contra mi cuerpo y supe que la tenía toda enfundada. La retuve de los pelos ahí y admire el hermoso espectáculo de mi hermana con toda mi pija en la boca.
- Ahhhh, uuuh, sin dudas creció algo, o se te pone más dura, no se.- Admitió mirándome con esos ojos llenos de amor.- Igual no te me pongas salvaje, hace mucho que no chupo una pija y me podes lastimar.
- Después te dejo que te desquites conmigo, hagamos como antes, ojo por ojo.
- ¿Así que ese era tu plan? ¿Obligarme a que me la coma toda para que después te deje comerme la concha? Usted es diabólico.- Dijo sin abandonar su posición de rodillas. Después de ese chascarrillo pasó a descansar la garganta lamiéndome las bolas, ambas, con cuidado y esmero. No sé si imaginaba que eran bolas de helado o qué pero se tomaba su tiempo para jugar con mi fábrica de semen.
- Están ricas, no sé porque extrañan tanto comerme tus bolas.- Dijo juntándolas con una mano y pajeándome con la otra. Tantas horas de dibujo parecían haberle conferido manos firmes y resistentes. Notaba que se defendía manualmente mejor que antes.
- Tammy, no puedo creerlo, me encanta verte hacer eso…- Dije desde arriba con una cara que debía de ser la menos sexy de la historia. Debía de parecer un borracho encandilado a las 7 de la mañana pero no sé qué otra cara podía poner uno cuando le toman las bolas y se las meten en la boca para masajearlas con fuerza con la lengua, como si quisiera hacerse un batido de huevo en la boca.
- Que ricas, mmm.- Dijo saboreándose los labios.- Aunque re saladas. Hablando de sal, vení, ahora te toca a vos también.
Y la muy dominadora me llevó hasta su cama sin soltarme el rabo.
- Con gusto.- Acepté al instante a su invitación inconfundible de un 69. Se ubicó sobre mí dejándose caer con todo su peso, casi en posición fetal para que nuestras proporciones propicien la conexión de nuestros sexos y bocas. Antes de descubrirle el culo y la vulva, admire como se le metía la ropa interior entre sus carnes, acto seguid, lo fui bajando lentamente, sintiendo como la tela estaba casi agarrada a ella.
- Ahhh, uuh, me sorprendiste, te abalanzaste rápido.- Se sorprendió mi hermana con un chillidito agudo cuando ni bien le descubrí la vagina, hundí mi nariz en ella.- No es lo que esperaba pero estoy satisfecha ¿Te gusta cómo…
- No sabes cómo extrañaba tu concha.- La interrumpí mientras me refregaba contra su sexo prohibido mientras ella hacía lo mismo con el mío, después le mande lengua lo más adentro que pude, terminando hundido entre esos labios que como una boca en vertical, me envolvía cual mascarilla la nariz y la boca.
Me encantaba empaparme, de forma literal, con la esencia de una mujer, sus sabores, su textura, incluso lo que mis ojos me obsequiaban. Un tajito rosado casi envuelto por dos grandes labios porosos y oscuros, bien característicos de Tammy, aunque por el descuido de la cuarentena, se notaban pequeños pinchos con un par de días de vida. Mi lengua la revolvió hasta sentir picor en ella, producto del desacostumbramiento a ese sexo fuerte como licor puro.
Fue un reencuentro muy al natural, la agarre sentada, sin producción, cosa que me encantó aunque esto no era decir mucha cosa, nunca me negaría a mandarle lengua a su sexo así como ella no le hacía asco a mi pija y cabeceaba con una velocidad que me hacía temer por su cuello.
- Lameme acá, quiero correrme.- Tammy levanto la cadera y pasando una manos, abrió sus labios pulposos para desnudar su clítoris.- Quiero empaparte la boquita, hermanito.
Sin decir una palabra, me prendí a su clítoris succionándolo con suavidad mientras le abría bien el culo con las manos, solo para deleitarme la vista con su precioso orificio que reposaba en el medio como una invitación a lo más prohibido. Era como una diana a la que toda flecha desea apuntar por siempre, sin embargo, esa noche decidí no abusar de mi suerte y de su amabilidad concentrándome tan solo en su deliciosa vagina, que no era poca cosa. Su vagina merecía un reencuentro de 5 estrellas y me puse a ello recorriéndola de principio a fin, dándole tarascones intentando chuparla entera sentir su sabor al completo.
- Uhhh, ahhh, mmm, ahhh, uh la puta madre, cierto, no debería gemir, pajero avísame que empiezo a chillar.- Se reprimió a sí misma mordiéndose el puño mientras le golpeteaba el pequeño botón de carne con la lengua. Ella, como si tuviera la mano en modo automático, me hacía una frenética paja que amenazaba con hacerme largar la pirotecnia antes de tiempo. Para ese punto, tras tal intensa degustada de concha y un pete tan bueno, me latía como corazón de colibrí.
Sin decir palabra alguna, la tomé de los pelos y la conduje a mi pene, me pareció que si no quería gemir era mejor que me la siguiera chupando en vez de morderse el puño.
Una vez que ella se vino y me deleite con el ardiente aceite escurriéndose de su vagina, me sentí con la libertad de correrme.
- Veni, quiero darte de tomar mi lechita…- Exigí acostándola y apuntándola desde arriba, arrodillado, con mi pistola de carne en la boca.- Abrí bien que quiero darte mi “mema”.- Dije en un rapto de morbo que venía alimentando hace semanas. Para el que no sepa, mema se le suele decir a la mamadera de los infantes.
Sin perder más tiempo, conteniendo un jadeo que me brotó del alma, coloqué mi glande en su boca como si fuera una jeringa y dejé escapar todo mi contenido lácteo, viendo como su boca se iba llenando con mi semen hasta formar un lagunita blanca y espesa con tonalidades cremosas.
- Espera, quiero verte la boquita llena de mi leche, abrila bien.- Le pedí y ella obediente, me enseño una laguna cremosa que se mezclaba con su saliva y amenazaba con rebalsarse.- Que linda imagen, yo podes tragarla.
Tammy cerró la boca, vi su cuello trabajar para llevar el contenido de mis testículos a su estómago y al finalizar, me enseñó una boca reluciente de limpia.
- Que rica, como extrañaba tomarme la lechita de mi hermanito.- Me susurró desde abajo dándole una última chupada a mi pene para dejarlo brillante de limpio y sacarme hasta las últimas gotitas.
- Te la voy a dar siempre que quieras, a la hora, el día, dónde quieras.
Acto seguido, me acosté a su lado y mire el techo notando lo agitada que era mi respiración y lo pronunciada que mi sonrisa se había tornado, como si me hubiera afectado la droga de la risa del Joker, estaba tan feliz que no podía cambiar mi expresión y mi piel se había tornado una máscara macabra.
Sin que me diera cuenta, Tammy apagó la luz, me dio un beso y me dedico las buenas noches. Me percaté de que todo había vuelto a ser como antes, aunque por una semana más, un mes más, lo que durara este encierro, de todas formas lo pensaba disfrutar al máximo y abrazado a ella, hice cucharita como en los viejos tiempos, en su habitación, en su cama, dónde todo había empezado tan inocentemente con un beso y una fotografía. Los hermanos “T”, Tommy y Tammy estaban de vuelta.
Continuara
Gracias por leer! Si les gustó esta nueva historia muéstrenme su apoyo dejando puntos, comentarios, lo que gusten. Estoy escribiendo 3 historias a la vez casi, una con Cheelai y Broly, y la continuación de a Serena le gustan mayores y más: p le di prioridad asta espero que lo valoren 😉
10 comentarios - Hermana Otaku 2da Temporada