Primera parte: http://www.poringa.net/posts/relatos/3721945/Introduciendome-al-cuckoldry.html
"Sigue contándome," decía mi mensaje.
"¿En qué me quedé?"
"Dime en con qué tiene que fantasear para mantenerlo duro."
"Ah, sí. Tal vez ya lo estás sospechando."
"No realmente. Dime."
"Pues en ti haciéndolo con tus exes y con sus excompañeros."
"Mmm..."
"¿Cómo ves?"
"¿Por qué eso sería excitante?"
"No lo sé. Pregúntaselo a él."
"No se lo voy a preguntar, porque seguramente es un invento tuyo."
"Y eso que no te he contado lo que me pidió."
"¿Qué te pidió?"
"Mildred, ¿por qué crees que nos dejó solos en la piscina?"
"No me digas. Te pidió que te acostaras conmigo."
"Jajaja. ¿Cómo lo supo?"
"Imbécil. ¿No crees que si eso fuera lo que él quisiera, me lo habría pedido a mí y no a ti?"
"Entiende. Le da verguenza contarte algo así. Lo que él quiere es que tú y yo nos acostemos para que luego yo le cuente con detalles. Creo que es parte de su fantasía que tú lo engañes. Es decir, que no sepas que es lo que él quiere."
"¿Y entonces para qué me lo cuentas?"
"Porque sabía que era la única forma de que aceptaras. Sé que no le vas a ser infiel a menos que sepas que a él no le importa o, como en este caso, que incluso le gusta."
"Pero no he aceptado nada."
"Deberías pensarlo. Revisa su celular. Te apuesto a que se la pasa buscando pornografía sobre eso."
"¿A qué te refieres con 'sobre eso'?"
"Sobre novias y esposas infieles. Es más, te puedo enviar una captura de algunas conversaciones que hemos tenido."
"No hace falta. Lo veré yo misma en su celular esta noche. Te juro que si es mentira todo lo que me has dicho, le voy a decir que te me estás insinuando para que veas qué ocurre."
"No inventes. Te lo puedo enseñar desde mi celular incluso. Te juro que es la verdad."
"Está bien. Dame esta noche, y si no puedo ver su celular, me muestras tú."
"Okey. Pero prométeme que no le vas a decir nada. Si se entera de que sabes, le vas a arruinar la fantasía. Probablemente ya no se le vuelva a parar contigo."
"Está bien. Lo que tú digas."
La siguiente madrugada, el drama acumulado de toda la situación me despertó como esperaba. Eran las cuatro de la mañana, y Edson estaba más que dormido. Me levanté silenciosamente, fui hasta su buró, y tomé su celular. Luego encerré en el baño. Lo primero que hice fui revisar su historial de navegación. Efectivamente, había búsquedas como "Novia infiel, novia engañando a su novio, mi esposa se acuesta con mi mejor amigo, mis amigos se cojen a mi esposa," entre muchas otras. Hasta ese momento, tenía que darle la razón a Antonio. Aún así, nada de lo que había visto significaba que Edson quisiera que yo hiciera algo realmente. Así que procedí a leer la conversacion entre los dos.
"¿Cómo te fue? ¿Algún avance?" le preguntaba mi exnovio en los últimos mensajes.
"Más que eso. Te aseguro que esta noche no dejará de pensar en mi verga," le respondía Antonio.
"Pero ¿por qué? Explícame. ¿Le preguntaste lo de los orgasmos?"
Ya no quedaba duda. Edson efectivamente había planeado que se quedara conmigo en la alberca.
"Jajaja. Sí, tenías razón. No me quiso decir mucho, pero siento que sí la puso a pensar."
Aunque quería seguir leyendo, un ruido fuera del baño puso mi corazón a latir. En ese momento sabía que podía haber sido cualquier otro inquilino, pero la duda no me dejó en paz, así que regresé al cuarto y, suficientemente asustada pero aliviada al ver que Edson seguía durmiendo, dejé su teléfono en el buró y me volví a acostar.
No estaba segura de qué pensar. No entendía por qué después de tanto tiempo como pareja, a Edson se le había ocurrido algo así hasta ahora. Y si no se le acababa de ocurrir, me preguntaba por qué no me lo había dicho antes, o incluso, por qué no había intentado hacer algo como lo de Antonio en el pasado.
Mientras pensaba, la conclusión llegó a mi mente rápidamente, y es que no hace mucho que conocíamos a Antonio. Gracias a eso, pude deducir que la idea llevaba tiempo en la mente de Edson, pero hasta ahora no había llegado un hombre a nuestras vidas que él supiera que tenía la posibilidad de provocar algo en mí. Si lo pensaba bien, Antonio era como la versión mejorada de Edson. Cuando él y yo solíamos conversar sobre lo que más nos gustaba sobre el otro, yo solía decirle mucho que su ancha espalda. Casualmente, la espalda de Antonio era más ancha que la de él. Por otro lado, cuando teníamos relaciones, aquello en lo que más énfasis hacía yo era en el tamaño de su pene, y resultó que el de Antonio era más grande, aunque eso solo me hizo preguntarme si Edson se lo había visto, y si sí, por qué.
Tenía demasiadas cosas en mi cabeza como para poder seguir durmiendo, así que tomé mi propio celular y le envié un mensaje a Antonio, quien aparecía como conectado.
"¿Estás despierto?" le pregunté.
"Sí, ¿por qué?"
"Ya vi su celular."
"¿Y qué leíste? ¿Viste que yo tenía razón?"
"Sí. 😱"
"Jajaja."
"No me lo puedo creer. Jamás me lo habría esperado."
"Te dije."
"Pero, ¿por qué te lo pediría a ti? No eres su único amigo, y de hecho eres al que menos conoce."
"Tal vez piensa que soy tu tipo."
Justo como lo deduje, Antonio confirmó mi teoría.
"¿Mi tipo?"
"Sí. A ver, dime cómo te gustan los hombres."
"Mmm... pues altos, con la espalda ancha, las piernas gruesas."
"Ahám, y ¿su pene? ¿cómo tendría que tenerlo?"
"Yo que sé. Supongo que grueso."
"¿Qué tanto? ¿Más que el de tu novio?"
"¿Cómo sabes qué tan grueso lo tiene él?"
"Por favor. Somos hombres, nos enseñamos nuestras cosas todo el tiempo."
"¿Qué? ¿En verdad hacen eso?"
"Claro que sí. Así que responde. ¿Te gustan más gruesos que el de él?"
"Mmm... tal vez un poco más grueso."
"Ahí está. Me acabas de describir."
"Imbécil."
"Bueno, tienes razón. Hubo una cosa en la que no acertaste."
"¿En qué?"
"Dijiste que un poco más grueso, pero el mío es mucho más grueso."
"Ha, ha. Sí, claro."
"¿No te ha bastado con lo de hoy para darte cuenta de que siempre digo la verdad?"
"Mejor ni me recuerdes eso."
"Jajaja. En fin, ¿qué vamos a hacer ahora?"
"¿Hacer sobre qué? No hay nada que hacer."
"¿Es broma? ¿No piensas cumplirle su fantasía a tu novio?"
"Pues claro que no."
"¿Y por qué no?"
"No creo que sea realmente lo que quiere."
"¿Y tú cómo sabes eso? ¿Tienes idea de cuánto tiempo lleva hablando sobre el tema?"
"Mmm... ¿cuánto?"
"Casi desde que nos conocimos. Incluso se ofreció a hacerme sexo oral si intentaba tener sexo contigo y le contaba."
"Eso sí no lo creo."
"Jaja. Pues al rato que me los termine cogiendo a los dos, no va a ser mi culpa."
Aunque tenía la tentación de continuar la conversación, noté como Edson comenzaba a desperatarse. Miré la hora, y me di cuenta de que había estado hablando con Antonio por dos horas, por lo que ya eran las seis de la manaña.
— ¿Por qué estás despierta? —me preguntó.
Acababa de guardar mi teléfono, y cuando vi a Edson sin su camisa y en boxer, comencé a ser consciente de lo excitada que me había puesto el chat y la situación en general, así que decidí provocarlo un poco buscando conseguir algo de acción en ese inicio del día.
Tercera parte: http://www.poringa.net/posts/relatos/3724289/Introduciendome-al-cuckoldry---Tercera-parte.html
"Sigue contándome," decía mi mensaje.
"¿En qué me quedé?"
"Dime en con qué tiene que fantasear para mantenerlo duro."
"Ah, sí. Tal vez ya lo estás sospechando."
"No realmente. Dime."
"Pues en ti haciéndolo con tus exes y con sus excompañeros."
"Mmm..."
"¿Cómo ves?"
"¿Por qué eso sería excitante?"
"No lo sé. Pregúntaselo a él."
"No se lo voy a preguntar, porque seguramente es un invento tuyo."
"Y eso que no te he contado lo que me pidió."
"¿Qué te pidió?"
"Mildred, ¿por qué crees que nos dejó solos en la piscina?"
"No me digas. Te pidió que te acostaras conmigo."
"Jajaja. ¿Cómo lo supo?"
"Imbécil. ¿No crees que si eso fuera lo que él quisiera, me lo habría pedido a mí y no a ti?"
"Entiende. Le da verguenza contarte algo así. Lo que él quiere es que tú y yo nos acostemos para que luego yo le cuente con detalles. Creo que es parte de su fantasía que tú lo engañes. Es decir, que no sepas que es lo que él quiere."
"¿Y entonces para qué me lo cuentas?"
"Porque sabía que era la única forma de que aceptaras. Sé que no le vas a ser infiel a menos que sepas que a él no le importa o, como en este caso, que incluso le gusta."
"Pero no he aceptado nada."
"Deberías pensarlo. Revisa su celular. Te apuesto a que se la pasa buscando pornografía sobre eso."
"¿A qué te refieres con 'sobre eso'?"
"Sobre novias y esposas infieles. Es más, te puedo enviar una captura de algunas conversaciones que hemos tenido."
"No hace falta. Lo veré yo misma en su celular esta noche. Te juro que si es mentira todo lo que me has dicho, le voy a decir que te me estás insinuando para que veas qué ocurre."
"No inventes. Te lo puedo enseñar desde mi celular incluso. Te juro que es la verdad."
"Está bien. Dame esta noche, y si no puedo ver su celular, me muestras tú."
"Okey. Pero prométeme que no le vas a decir nada. Si se entera de que sabes, le vas a arruinar la fantasía. Probablemente ya no se le vuelva a parar contigo."
"Está bien. Lo que tú digas."
La siguiente madrugada, el drama acumulado de toda la situación me despertó como esperaba. Eran las cuatro de la mañana, y Edson estaba más que dormido. Me levanté silenciosamente, fui hasta su buró, y tomé su celular. Luego encerré en el baño. Lo primero que hice fui revisar su historial de navegación. Efectivamente, había búsquedas como "Novia infiel, novia engañando a su novio, mi esposa se acuesta con mi mejor amigo, mis amigos se cojen a mi esposa," entre muchas otras. Hasta ese momento, tenía que darle la razón a Antonio. Aún así, nada de lo que había visto significaba que Edson quisiera que yo hiciera algo realmente. Así que procedí a leer la conversacion entre los dos.
"¿Cómo te fue? ¿Algún avance?" le preguntaba mi exnovio en los últimos mensajes.
"Más que eso. Te aseguro que esta noche no dejará de pensar en mi verga," le respondía Antonio.
"Pero ¿por qué? Explícame. ¿Le preguntaste lo de los orgasmos?"
Ya no quedaba duda. Edson efectivamente había planeado que se quedara conmigo en la alberca.
"Jajaja. Sí, tenías razón. No me quiso decir mucho, pero siento que sí la puso a pensar."
Aunque quería seguir leyendo, un ruido fuera del baño puso mi corazón a latir. En ese momento sabía que podía haber sido cualquier otro inquilino, pero la duda no me dejó en paz, así que regresé al cuarto y, suficientemente asustada pero aliviada al ver que Edson seguía durmiendo, dejé su teléfono en el buró y me volví a acostar.
No estaba segura de qué pensar. No entendía por qué después de tanto tiempo como pareja, a Edson se le había ocurrido algo así hasta ahora. Y si no se le acababa de ocurrir, me preguntaba por qué no me lo había dicho antes, o incluso, por qué no había intentado hacer algo como lo de Antonio en el pasado.
Mientras pensaba, la conclusión llegó a mi mente rápidamente, y es que no hace mucho que conocíamos a Antonio. Gracias a eso, pude deducir que la idea llevaba tiempo en la mente de Edson, pero hasta ahora no había llegado un hombre a nuestras vidas que él supiera que tenía la posibilidad de provocar algo en mí. Si lo pensaba bien, Antonio era como la versión mejorada de Edson. Cuando él y yo solíamos conversar sobre lo que más nos gustaba sobre el otro, yo solía decirle mucho que su ancha espalda. Casualmente, la espalda de Antonio era más ancha que la de él. Por otro lado, cuando teníamos relaciones, aquello en lo que más énfasis hacía yo era en el tamaño de su pene, y resultó que el de Antonio era más grande, aunque eso solo me hizo preguntarme si Edson se lo había visto, y si sí, por qué.
Tenía demasiadas cosas en mi cabeza como para poder seguir durmiendo, así que tomé mi propio celular y le envié un mensaje a Antonio, quien aparecía como conectado.
"¿Estás despierto?" le pregunté.
"Sí, ¿por qué?"
"Ya vi su celular."
"¿Y qué leíste? ¿Viste que yo tenía razón?"
"Sí. 😱"
"Jajaja."
"No me lo puedo creer. Jamás me lo habría esperado."
"Te dije."
"Pero, ¿por qué te lo pediría a ti? No eres su único amigo, y de hecho eres al que menos conoce."
"Tal vez piensa que soy tu tipo."
Justo como lo deduje, Antonio confirmó mi teoría.
"¿Mi tipo?"
"Sí. A ver, dime cómo te gustan los hombres."
"Mmm... pues altos, con la espalda ancha, las piernas gruesas."
"Ahám, y ¿su pene? ¿cómo tendría que tenerlo?"
"Yo que sé. Supongo que grueso."
"¿Qué tanto? ¿Más que el de tu novio?"
"¿Cómo sabes qué tan grueso lo tiene él?"
"Por favor. Somos hombres, nos enseñamos nuestras cosas todo el tiempo."
"¿Qué? ¿En verdad hacen eso?"
"Claro que sí. Así que responde. ¿Te gustan más gruesos que el de él?"
"Mmm... tal vez un poco más grueso."
"Ahí está. Me acabas de describir."
"Imbécil."
"Bueno, tienes razón. Hubo una cosa en la que no acertaste."
"¿En qué?"
"Dijiste que un poco más grueso, pero el mío es mucho más grueso."
"Ha, ha. Sí, claro."
"¿No te ha bastado con lo de hoy para darte cuenta de que siempre digo la verdad?"
"Mejor ni me recuerdes eso."
"Jajaja. En fin, ¿qué vamos a hacer ahora?"
"¿Hacer sobre qué? No hay nada que hacer."
"¿Es broma? ¿No piensas cumplirle su fantasía a tu novio?"
"Pues claro que no."
"¿Y por qué no?"
"No creo que sea realmente lo que quiere."
"¿Y tú cómo sabes eso? ¿Tienes idea de cuánto tiempo lleva hablando sobre el tema?"
"Mmm... ¿cuánto?"
"Casi desde que nos conocimos. Incluso se ofreció a hacerme sexo oral si intentaba tener sexo contigo y le contaba."
"Eso sí no lo creo."
"Jaja. Pues al rato que me los termine cogiendo a los dos, no va a ser mi culpa."
Aunque tenía la tentación de continuar la conversación, noté como Edson comenzaba a desperatarse. Miré la hora, y me di cuenta de que había estado hablando con Antonio por dos horas, por lo que ya eran las seis de la manaña.
— ¿Por qué estás despierta? —me preguntó.
Acababa de guardar mi teléfono, y cuando vi a Edson sin su camisa y en boxer, comencé a ser consciente de lo excitada que me había puesto el chat y la situación en general, así que decidí provocarlo un poco buscando conseguir algo de acción en ese inicio del día.
Tercera parte: http://www.poringa.net/posts/relatos/3724289/Introduciendome-al-cuckoldry---Tercera-parte.html
3 comentarios - Introduciéndome al cuckoldry - Segunda parte
Muy bien contado