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Prisioneros sexuales (2da parte)

Continuación del fantástico relato del otro dia. repito ambos relatos no son mios. Todos los integrantes son mayores de edad. 

Cuando llegué estaba Pedro pero ni se percató de mi así que fui a la ducha directamente y me di un buen baño recordando todo lo que pasó mientras me pajeaba imaginándome lo que haría esa noche. Desde ese día no podía ni verlo en bolas más a mi marido, no era digno ya de esta carne. Sólo ansiaba saciar mis demonios sexuales con Roco en todo momento, dar rienda suelta a mis perversiones más guarras con ese hombre de verdad. Me preguntaba cómo sería tener ese monstruo hundido hasta el fondo de mi culo, mi concha y mi garganta. Lo deseaba fuerte.
Antes de salir esa noche, me preparé para sorprender a mi amante y llevé un centímetro para medirle bien la verga erecta. Estaba segura que no eran 21cm. Descansé, cené bien, me higienicé y salí para allá con mi mochila lista.
En la delegación me despidió Brenda preguntándome cómo se había portado Roco, pero le dije media indiferente que bien nomás, como sin mucha importancia. De inmediato nos miramos cómplices con él y sonreímos. Ni bien se fue ella me acerqué y nos besamos apasionadamente dándonos lamiditas al mismo tiempo que nos amasábamos el culo mutuamente. Tenía el hedor de nuestros jugos por todos lados y eso me excitó desde ya.
Ratito después charlando nos pusimos en sintonía de nuevo, le conté que tenía una sorpresita bien hot preparada para él y me dijo que tenía “día de baño” así que mejor aún, estaba autorizada a sacarlo para matarnos de placer sin límites. Lo alimenté bien primero, le di doble ración de guiso con un vinito que llevé a escondidas. Yo también tomé un poquito para motivarme más. Me confesó que había estado caliente todo el día acordándose lo de la noche pero que aguantó para éste momento lo que me calentó aún más. Cerré todo y cuando eran las 23hs más o menos, le revelé que traje mi vestidito porno de pollerita escocesa y corbatita como me había contado era una de sus fantasías. No lo podía creer, se encendió de inmediato diciéndome esas groserías que me encantaban.
-Hu, mi putonga, hoy te voy a coger de verdad por primera vez en tu vida... no aguanto las ganas de llenarte esos agujeros con mi verga. Si trajiste enserio esa ropita que siempre quise, te ganaste doble ración de leche -dijo bien cerdo amasándose el paquetote.
-Obvio, putongo, hoy voy a ser tu colegiala trolita para que me violes toda como quieras -le devolví súper puta-. ¿Querés que me haga unas colitas así en cabello?
-Siii así como una nenita pervertida... me matás, bebé... ¿Querés que me bañe primero? Porque estoy todo sucio de ayer todavía... -dijo sacando del pantalón el pedazote que como pensé ya muerta debía medir unos 20cm.
-A ver esperá, acá traje un centímetro para medirtela bien jaja -busqué en mi mochila rápido y fui hasta la celda de nuevo. Se terminó de quitar el pantalón y se acercó hasta los barrotes con el pedazo colgando que le llegaba apenas un poco más arriba de las rodillas. No hacía falta que me acerque para sentir ese aroma fuerte que despedía Roco y más su paquete que tenía los restos de mis jugos encima. Al estar junto a él me tomó atrevidamente de la cintura y me levantó un poquito besándome y metiéndome la legua. Yo lo abracé y mientras nos chuponeábamos empecé a acariciarle la pijota suavemente sintiendo como se llenaba de sangre y se hinchaba de a poquito. Tenía que apretar mis manos para sentir que se unían alrededor del tronco, me agaché apenas y lo puse junto a mi carita por primera vez sorprendida ante el tamaño y cómo las venas lo recorrían de punta a punta. El fuerte hedor que emanaba me calentó de sobremanera y sin pensar mucho comencé a besarle la punta de la cabezota despacito. Pasé la lengua alrededor del glande que era como mi puño cerrado, rozado medio rojizo y Roco gimió acariciándome el cabello. Era un sabor exquisito fuerte y salvaje, como si estuviera chupando la pija de un caballo. Cada vez se hinchaba más y se hacía más dura y pesada. Ya no podía casi cerrar las manos alrededor de esa cosa inmensa y sus venas bombeaban haciendo que se transforme en un cilindro de carne descomunal.
-Ahh... comémela toda, Caro... eso así, bebe... lamé bien todo tu pedazo... -alentaba Roco gozando, mientras me aventuraba cada vez más a recorrer besando, lamiendo y dándole mordisquitos a toda esa vara hedionda gigante. Cuando acaricié sus bolas pude apreciar que eran casi como dos pelotas de tenis de grandes. Eran unos huevos enormes también, que le colgaban envueltos en un saco caliente de piel semi peludito. Me acerqué a ellos y refregué mi carita dándole lamidas y tratando de chupar uno entero. Lo miré de putita cuando lo conseguí, abriendo bien la boca, tenía toda una bolota llenándomela y se la masajeaba con la lengua -Eeesooo... cómo te gusta ser chancha... toda mi bola sucia en tu boquita... Limpiame los huevos y la verga... así, así... -dijo sonriendo y devolviéndome la mirada bien cerdo estando más agachada. Su pedazo no paraba de crecer cada vez más pero yo estaba perdida entre esas bolas olorosas jugueteando con ellas.
-Amo tus bolas, bebé... son enormes también... -dije besándoselas y refregando mi nariz entre ellas de un lado a otro. Las levanté y continué explorándolo hacia su ano, lamiendo también todo hasta allí mientras me metía entre sus piernas -ya te voy a comer ese culito también con mi lengua... -le adelanté acariciándole un poco el ano con un dedo y saboreando el amargo de su sudor.
-Ah, cómo me calentás, bebota puta... ¡te cojo ya! -me sugirió cachondo aferrando su manguera y meneándola como una cachiporra.
-Esperá -me incorporé embadurnada con sus olores y recordé que tenía el centímetro- a ver esta cosota cuánto mide de verdad... -dije agarrándola y  poniéndolo en su pubis belludo, extendiéndolo hasta la punta del glande. Lo sabía, eran 29 centímetros de largo y 21 cm de diámetro...
-Ves que no te mentí -me devolvió riendo- te dije que eran 21cm..
-¡Si pero no de ancho! -reímos los dos-. Voy a cambiarme, no quiero que te bañes todavía. Quiero cogerte así bien chancho como estás, putongo -le confesé súper hot mientras buscaba en la mochila las ropitas.
-Me imaginé que querías coger primero así porque es más rico, y como sos bien putarraca querés saborear todo. Andá a cambiarte que vas a sentir una verga de hombre por primera vez en tu vida -dijo sacándose la remera y me chorreó un mar de flujo por las piernas. Ambienté con luces medio bajas la sala, abrí su celda y Roco acercó el catre más hacia la entrada.
Ya en el baño me preparé bien. Tenía sólo unas mediecitas blancas, una corbatita azul que se metía entre mis tetas al aire, la pollerita escocesa corita sin nada abajo que apenas me tapaba el culo y me hice dos colitas en el cabello de cada lado. Estaba re perra.
Salí del baño y me fui caminando bien sexy hasta mi hombre que me esperaba sentado en la silla reclinable de mi escritorio completamente en bolas y sobándose su vergota erecta.
-Hola papi... ¿me enseñas a hacer la tarea? -dije con vocecita de nenita puta a su lado acariciándome las tetongas.
-Huu sí, putita, vení que te voy a enseñar el cuerpo humano masculino -dijo casi babeando acalorado mirándome exorbitado- A ver date una vueltita... -continuó y giré levantando mi colita que quedó casi al descubierto.
-¿Así papi? -le pregunté de espaldas.
-Sí, muy bien. Ahora sentate acá que voy a enseñarte... -dijo, y con sus manotas en mi cintura me puso de espaldas en su falda dejando la pijota apretada entre medio de mi culote -Ah, estás sin bombachita, qué putita sos, nenita... -continuó mientras con una mano me empezó a acariciar la concha y mis bellos púbicos por debajo de la pollerita y con la otra me manoseaba las tetas. Sentí ese mástil duro cómo empujaba latiendo en mi cola. Con mis manos sobre las suyas acompañaba sus movimientos y comencé a jadear excitadísima. De repente su dedo anular se introdujo en mi vagina y me la pajeó unos momentos haciendo que mis jugos se lo empapen y mis pezones queden durísimos.
-Ay siii... qué rico eso, papi... -me acomodé recostándome en su pecho y abriendo más mis piernas. Roco sacaba el dedote y me lo ponía en la boca, yo se lo chupeteaba y volvía a pajearme y después lo sacaba y se lo chupaba él, saboreando mi flujo. Estaba caluroso. Empezamos a traspirar y a sobarnos todo. Yo me dí la vuelta y nos transamos lamiéndonos desesperados. Me chupeteaba las tetas enteras con su bocota y yo se las ponía bien en la cara mientras refregaba fuerte mi concha sobre la base de su verga y sus bolotas, se los estaba empapando todo y me apretaba el culote amasándolo sin parar. Así estuvimos franeleando como locos un rato hasta que no aguanté más y le dije entre jadeos babeando-, Quiero todo tu pedazo adentro, putongo, cogeme toda ya por favor... rompeme la concha con tu verga no aguanto más,,,
-Chupala un poco, intentá metértela en la boca primero a ver cuánto podés tragar -me devolvió, y estando sentada sobre él de frente con su pija erguida en medio de los dos casi llegaba a mi boca sola, por lo que no tuve que hacer mucho esfuerzo para alcanzarla. La escupí un poco y empecé a tratar de tragármela toda. La aferré desde la mitad del tronco y logré hacerla entrar en mi boca mientras lo miraba sonriéndole. La sentía a pocos centímetros ya de mi garganta y me daba arcadas con lo que la bañaba de saliva cada vez más y me hacía lagrimear. Mi macho gozaba como loco -Asssi... asssii... ahh sos una buena mamadora de pijas grandes ¿ves? mirá como te no podes parar... seguro la de tu maridito no te atraganta así... -negué con mi cabeza mirándolo fijo extasiada mientras con las manos firmes subía y bajaba ese cuero venoso empapado de mis arcadas-. Bueno ahora sí está lista para entrar en tu conchita -dijo levatándome un poco y dirigiendo su glande hacia mi agujero chorreante. Lo comenzó a refregar por mis labios vaginales y poco a poco fui sintiendo como me llenaba el interior y no paraba de seguir entrando. Mi concha se estiraba más y más absorbiendo cada centímetro de esa bestia y yo moría de placer y dolor en simultáneo, mientras gemía como una cerda abrazándolo. Parecía que no tenía fin y que no terminaría de entrar toda nunca pero seguíamos intentando ambos hasta que pareció llegar hasta mis intestinos. Solté unos gritos de placer desde mis entrañas, sudando como cerda pero muerta de gozo. La tenía ya más de la mitad adentro pero aún faltaban unos centímetros y temblaba acabándosela sin parar. Roco me aferró fuerte del culo y se levantó de la silla cargándome jadeante ensartada en su palo y comenzamos a coger duro. Me levantaba como si no pesara nada y me embestía diciéndome todo tipo de obscenidades las cuales yo seguía el juego.
-¿Ves putita lo que es un macho cojudo? ¡Así te tienen que clavar! ¿ves, ves? tooooda mi vergota en tu cajeta jeje ¡tomá, tomá!
-¡Ay Dios!... ¡Dioooossss!... ¡reventame toda, papiii... soy tu trola para siempre! ¡Cogeme, cogeme toda! ¡Aaah! ¡¡Aaaaahh!!
-¿Y? ¿vas a seguir cogiendo con tu maridito después de esto? ¡tomá, tomá toooodoo!
-¡Aaah! ¡¡Aaaaahh!! ¡No... no! ¡es sólo tuya ahora! ¡Dioooosss! ¡¡Aaaaahhjjj!!
-¿De quién trolita?
-¡¡Tuyaaaaaaaa!! ¡Sólo tuya, amor! ¡Aaah! ¡¡No paresss!! ¡¡Dioooss me parto en dooosss!!
Una sensación indescriptible como un estallido hizo que expulse un chorro de flujo que le enchastró toda la panza y me salpicó a mi también. Nunca me imaginé hacer un squirting como una actriz porno pero esa anaconda me transformó por completo en otra.
-Eeesoooo... ya acabás como te merecés, putita... ¿ves? Así acaba una hembra de verdad... -dijo terminando de introducirme el mástil hasta el fondo quedando pubis contra pubis peluditas. No me esperaba estar empalada por una verga de carne tan bestial en mi vida. Era algo diabólico, no podía controlarme, mis actos eran dominados por un desenfreno sexual sin límites. Cada vez que entraba y salía de mí esa cosa me provocaba un orgasmo maldito. Era aberrante gozar así tan salvajemente. Me llevó hasta el catre montada desenfrenada en su palo sin parar de cogerme y me recostó boca arriba bruscamente abriéndome las piernas como una bailarina. Se agachó y hundió su bocota en mi vagina lamiéndome toda, violándome con su ancha lengua que parecía un topo escarbando su madriguera; me arquee apretando mis tetas llorando y gimiendo casi al punto de desmayarme.
-Toooda tu rica acabada en mi boca, putita... voy a hacer que esa concha quede seca y a ver ese culitooo... -dijo poniéndome en cuatro y lengueteándome el ano que se dilataba sediento de placer. Empujó un dedote y me lo metió casi entero haciéndome olvidar el anal con Pedro -tomá, chupá el juguito de tu culo... cuando está así significa que quiere ser penetrado urgente... -me introdujo el dedo embadurnado por la nariz y me lo metió en la boca y sentí ese flujo anal fuerte y amargo.
-Aaahjj cerdo... ¡me vas a matar!... dame más... ¡dame más culo! -dije levantándo bien la cola y me la mordió, nalgueándome e introduciéndome nuevamente uno y otro dedo por el ano, que no paraba de comérselos. También los que le sobraban los metía en mi concha pajeándome rápido.
-Grrr sos bien puta ¡¡bien putaaaa!! -gruñó y comenzó pajearme con todo por los dos agujeros y en eso le escupí otro chorrazo de acabada que salpicó toda la cama mientras reía satisfecho lengueteándome y hundiendo su cara en mi culo.
-¡¡Aaaahh hijo de putaaa!! Siiiii seguí... ¡¡no pares!! ¡¡no pareeeeeeeeees!! -se acercó a mi cara y le pasé la lengua por todo el rostro hediondo como desesperada.
-Ahora te voy a coger bieeeen ese culito sucio, putita de mierda... -dijo salvaje y me escupió en la boca dándome una cachetada.  Comenzó a presionar su glande contra mi ano súper dilatado y se lo devoró enseguida, pero cuando siguió empujando se me salían los ojos de las órbitas de dolor...
-¡¡Aaaahh hijo de putaaa!! ¡No puede seeer! ¡No me puede entrar todo eso por el culoooo! -grité como loca apretando los dientes y transpirando un hedor entremezclado de nuestros fluidos pasionales-. ¡Es enormeee, me estoy partiendoooo! ¡¡Aaaahh!!
-¡Te va a entrar bieeen vas a verrr jajaja!... mirá como come mi pija sin parar... te guuusta, zorraaa jaja... ¡¡Abrí bien!! -continuó presionando más duro mientras con una de sus manos me amasaba la concha empapada. Ya estaba tan poseída que quería que me destroce toda.
-¡¡Aahj... Aaahjj!!... hijo de puta, rompeme... ¡¡Aaaaahjj, rompeme bieen el culo!!... ¡¡Aaahjj!! -berreé enloquecida empujando mi cola hacia él mientras su caño descomunal se incrustaba más y más dentro mío, que sentía me revolvía los intestinos.  
-Jejeje casi toda adentro ya, putita... bieen abierto ese culito estrecho para una verga de hombre como ésta ¡ahora te voy a hacer lechear este agujero de verdad!... -nos recostamos en el catre, él poniéndose detrás mío y empezó a taladrarme el ano como loco. Me incliné hacia atrás llorisqueando y jadeando extasiada de placer, hundiéndome en un delirio pasional diabólico. Experimentaba una y otra vez temblores internos que se superponían con las acabadas de mi vagina mientras me pajeaba bestialmente con su manota sin parar y me lamía íntegra una teta jugueteando con mordiscos en el pezón.
-Quiero... toda... tu leche... en mi culo... -le dije como drogada entre dientes poniendo mi boquita cerca de la suya, convulsionando con sus arremetidas infernales.
-Te va a explotar el culo si largo toda mi lechota ahí -me devolvió el cerdo.
-Sí... quiero eso... llename toda con tu semen de macho -respondí enceguecida y me volvió a poner en cuatro ensartada en ese mástil y comenzó a nalguearme duro mientras me embestía como si fuera una muñeca de trapo. Sentía sus bolotas estallar contra mi concha una y otra vez como latigazos y el catre parecía desvencijarse todo.
-¡¡¿De quién es este culo?!! -gritó como loco.
-¡Tuyo! -sollocé apenas.
-¡¡¡¿De quién es esta hembra ahora?!!! -me hundió íntegro el caño levantándome bruscamente y aferrándome fuerte de las tetas con ambas manos.
-¡¡Tuyaaaa y de nadie máaaas!! ¡¡Aaaaaaaahhh!! -grité desquiciada arqueándome y con los ojos desorbitados.
-¡¡¡Gozá tu premio ahora, puta de mierdaaaaaa!!! ¡¡¡Tooooodoooo en tu culooooaaaaahhh!!! -me abrazó fuertísimo enceguecido y de mi ano brotó una catarata de jugos blancos, verdosos y amarronados, súper hediondos, mientras el estómago me daba vueltas como una licuadora y me mantenía al borde del desmayo, extasiada. Comenzó a disminuir el entra y sale de mi cola que seguía expulsando fluidos sin parar y cuando terminó de sacar su miembro, emanó un cúmulo de cosas que ni siquiera sabía qué eran pero apestaban tanto que tuve que tirar lavandina pura después para limpiar la celda.
Luego de esa aberración sexual, reímos y nos fuimos a la ducha directamente. Yo apenas estaba conciente pero Roco me llevó y me bañó prácticamente. Sentía un revoltijo interno indescriptible. Como de estar limpia y alivianada de toda una vida, mezclado con dolor de panza y náuseas. Sólo quería dormir en los brazos de mi hombre. Nos cambiamos, limpié como pude el enchastre mientras me ayudaba, cambié las sábanas y nos recostamos juntos hasta la hora que debía irme.
Cuando salí ese día sabía que no era la misma persona. La decisión estaba tomada. Iba a hacer todo lo que le había contado a mi amante para estar definitivamente con él.

1 comentarios - Prisioneros sexuales (2da parte)

Crixus1980
muy buen relato!! 👍👍👍