Bienvenidos a una segunda parte de esta aventura de dos hermanos que, solos en vacaciones, se dejan llevar por juegos indecorosos que les hacen explorar la sexualidad.
La chica que me imagine para este relato, de hecho, la inspiración me vino por uno de sus videos, es la actriz porno Blake Blossom, de las que les dejo algunas imágenes a modo de ilustración. Espero que lo disfruten!
La fantasía de mi hermana
Uno se daba cuenta de la importancia de los árboles cuando, tras un violento aguacero, el suelo había absorbido todo en pocas horas, por lo que pudimos hacer una caminata mañanera con mi hermana en un día bastante soleado.
Estábamos subiendo una loma bastante alta y salvaje, aclarando que nos manejábamos bien con la brújula y no nos perdíamos con facilidad. Debido a que tardamos en dormirnos la noche anterior, nos levantamos tarde.
- Peguemos el camino de vuelta, en una hora de caminata llegamos a eso de la una para comer.- Expresó desde lo alto Noe buscando el camping oculto por la copa de los árboles. Usaba un short blanco que estaba sorpresivamente limpio y un top rayado. Nunca había sido nada friolenta, a diferencia mía que solía ir más acorde a la temperatura del lugar. Durante todo el viaje, fui atrás por obvias razones: ese short le quedaba de diez.
- Descansemos unos minutos.- Dije sentándome en una toalla, arrojando la rama que usaba como bastón (aunque no la necesitaba)- Hace mucho que no camino tanto.
Noe se sentó a mi lado observándome con curiosidad. Como se decía comúnmente, había un elefante en la sala, o en este caso, un elefante que nos siguió durante toda la caminata.
- ¿Y bien? Sensaciones al respecto.
- Los muslos me duelen, tengo que acostumbrarme a estirar más.- Se hizo la boluda.
- No me refiero a eso, bobita.- Le dije con cariño, buscando en mi mochila alguna fruta mientras ella reía nerviosamente. Encontré una banana y con el primer mordisco le dedique una mirada cómplice.
- ¿Qué queres que diga? Vamos a ir presos. – Dijo apenas incómoda.
- Presos pero contentos.- Retruque.- Más si nos ponen en la misma celda.
- Tengamos un día tranquilo, please. Todavía lo estoy procesando.
- Igual algo me causa gracia, es totalmente cierto que te dormís después de meter la mano en el frasco de galletas, roncaste como un mamut siberiano.
Noelia buscó en el suelo una piedrita y me apresuré a levantarme y ocultarme atrás de un árbol para protegerme del cascotazo. Nunca expresamos violencia real pero era mejor prevenir, ella misma me fue a buscar y me tironeó de la remera para que siguiéramos viaje. Yo le di los últimos mordiscos a la banana y fuimos rumbo al camping.
La caminata se hizo lenta y tranquila en la que tocamos distintos temas hasta que tuve una idea bastante pervertida. La iba a poner a prueba a ver si lo ocurrido la noche anterior fue casualidad.
- Esperame un toque, tengo que mear. Estos días que estamos a pura coca estoy meando como elefante.
- Me pasa igual, es la falta de costumbre.
Noe no le dio mucha importancia y se sentó de nuevo, yo no obstante, no me alejé mucho, y con cierto descaro, encontré un arbusto apenas alto cerca de un árbol. Haciéndome el tonto, o víctima de un mal cálculo, me coloqué de frente a mi hermana, apenas tras el árbol, para verla si me observara, y en caso de que ella lo hiciera, viera mis partes impúdicas. Era parte de mi perverso plan para llegar más lejos, a pesar de que lo que habíamos hecho era un festín para cualquier psicólogo, quería más.
Descargue el tanque con calma, mereciendo un óscar por mi actuación de distraído y desinteresado aún a sabiendas que le estaba enseñando el pene a mi hermana. Con disimulo la observe a ella antes de guardar la bestia y ella, aunque no me estaba mirando, observaba a un lado con la cabeza muy girada y sonrojada.
- ¿Seguimos? Regué tanto ese bonsái que el año que viene es una secuoya.
- Se notó.- Dijo roja como un tomate y algo nerviosa.- Vamos, vamos que no quiero que me agarre ninguna tormenta como ayer.
Por las dudas, por si se avecinaba una, movimos la carpa a un sitio más alto y pusimos lo que se mojó a secar. Los bolsos que dejamos en los bordes estaban muy húmedos. Los dos éramos laboriosos. Estábamos muy acostumbrados a esa vida y no necesitábamos de nuestros padres en absoluto: a buscar agua caliente, a ir de compras a lugares lejanos, a limpiar la ropa a mano, a tener una higiene cuestionable o incluso hacer fuego en el suelo, con todos los recaudos necesarios.
- Tu bolsa de dormir te la llevó a tu carpa o…
- No bobo, déjala en la tuya.- Me dijo dedicándome una mirada que me llenaba de esperanza. Al parecer los juegos no habían terminado, pensé mientras comíamos unos sándwiches que habíamos comprado de diversos ingredientes.
Éramos una de las carpas más alejadas. La que estaba más alto en el terreno, apenas se veían un par más abajo, cerca del edificio principal. Era un lugar perfecto para descansar, conectarse con la naturaleza, y creí que también, filmar una película de terror. Después de comer, debatimos con celular en mano sobre qué película de bajo presupuesto podría hacerse allí, como una con un yeti, una tribu de salvajes, o incluso tiré la idea de un ataque zombie.
- Pasaron de moda los zombies, Rodri.- Me dijó tirando el celular a un lado y poniéndose en cuatro para mirar desde adentro de la carpa, al exterior. No necesito ni decir dónde se clavó mi mirada. Noe volteó rápido y ni oculte mi mirada lasciva.- Lo que está de moda hoy son los videos caseros, los sextape, vos me entendes…
Para mi total sorpresa, mi hermana avanzo hacia mi toda sonriente y lujuriosa, apoyando sus manos en mis piernas y abriéndolas. Me di cuenta al instante de qué era lo que le hizo cambiar de opinión sobre el sexo incestuoso. Había un ingrediente presente que no había estado en la noche interior, un detalle que pasé por alto y sin duda la había encendido como a una vela en un apagón.
- Me parece que te queres saltear el paseo de la tarde.
- Sí, sí, tengo una idea mejor.- Me dijo con un tono lujurioso que jamás le había escuchado y me puso cachondo al instante.
- Que distraída que sos, hermanita, el cierre de la carpa está abierto.- Dije haciéndome el tonto.
- Déjalo así, nadie va a mirar, y si mira… va ver esto.
Noe se acercó a mí y me besó. No podría creer que esta vez la de la iniciativa había sido ella, mi inocente hermana. Yo había estado planeando mi jugada nocturna cuando se me adelantó y volvía a saborear esos labios prohibidos.
No me iba a dejar controlar por mi hermana 2 años menor que yo, por lo que no tardé en tomar las riendas y poner mis manos en acción, con una mano, apretujé su rostro contra el mío para introducir mi lengua tan adentro de su boca como era anatómicamente posible, y con la otra, tomé una mano de ella y la lleve a mi pija.
Me llené la boca de su saliva, de su sabor, poniéndome al palo de lo morboso que era ese beso y el tacto de su mano en mi miembro, que nunca creí que tocaría, tampoco es que debería. Su mano me masajeaba con profundidad, palpándome todo el rabo y las peloteas, reconociendo cada parte de mi sexo con su mano, aún por fuera del patalón.
- Que rico beso, Noe, si nos ven en el camping se van a empezar a tocar. – Dije al despegarnos creando una liana de salivita.
- Vos te tocarías seguro, pervertido, mira como te pongo.- Expresó en tono de broma observándome el paquete inflado debajo antes de que retomara el besuqueo y entre beso y beso, le susurré que me enseñara las tetas.
- Hay hermano, estás enfermo, pedirle eso a tu hermana…- Se hacía la mojigata.- ¿Qué van a pensar si me ven enseñándote las gomas?
“Como te gusta histeriquear” pensé tomándome un poco más de tiempo, acariciando su espalda, su cintura, su cuerpo mientras nuestras bocas estaban demasiado ocupadas como para hablar. “te voy a aflojar a besos y caricias y cuando te queras acordar, te voy a chupar hasta el apellido”
Era curioso cómo a pesar de conocerla desde que nació, en pocas horas la trataba como a una amante perfecta. Algunas personas, como yo (como ella) podíamos derribar barreras culturales y morales en segundos presos de nuestros impulsos más obscenos.
- Dale Noe, quiero ver esas tetas preciosas, me chupa un huevo que seas mi hermana.- Volví a la carga. Decidido a tener lo que quería por más sacado que fuera, la acosté con la cabeza hacia la puerta de la carpa, casi afuera, y de allí le besé el cuello, la boca, y entre medio de las tetas, refregándome contra sus suaves contornos.
- ¿Esto queres ver?- Preguntó apretujándose los chopes y luego, se aferró el escote del top y lo estiró hacia abajo, casi liberando su buen par.- ¿Qué me queres hacer en las tetas? ¿Tocarlas? ¿Chuparlas? – Por fin, estirando su prenda, con dificultad libero sus gomas que estando acostada, y apretujadas por el top, apuntaban infladas hacia mí con unas aureolas grandes y rosadas, tan apetecibles que al segundo siguiente ya estaba besándolas, sintiendo sus aureolas en mi boca, succionándolas hasta endurecerlas y hacerla gemir del placer.
- Aahh, Rodri, que cochino, mmm mira que chuparme las tetas así.- Jadeó contorsionando su espalda, dejándome degustar sus tetas, de un pezón a otro y sin olvidar el centro delicioso de sus tetas en el que hundía mi rostro.
- Tenés unos pezones hermosos, justo como me gustan.- Confesé apretujándoselas para inflarle las mamas. – Podría estrujarte y mamarte las tetas toda la semana. - No estuve entretenido una semana pero si por más minutos de los necesarios
- ¡Rodri! Sos un zarpado, me las vas a dejar coloradas.- Dijo saliendo de mi posición.- No es justo que me hayas masturbado, ahora me vieras las tetas, me las sobes y yo a vos nada de nada, apenas te vi la pija hace un rato, así que voy a impartir justicia.
Estando arrodillados, Noelia me derritió con su mirada clavándose en mis ojos y su mano, que ingresó en mi pantalón y mi calzoncillo para tocarme la pija, toda, palpando que daba gusto cada sección de mi sexualidad.
- Podes hacer más que manosearme, yo a diferencia de vos no voy a hacer ningún escándalo.
- Es parte del juego tonto, no te creas que no me di cuenta que te chupa un huevo que seamos hermanos y no me dirías que no a nada.- Acto seguido, me bajó los pantalones, el calzoncillo y me observo detenidamente el pene, sin dejar de masajearme el tronco y los testículos, con una expresión entre divertida e incómoda en el rostro, como si estuviera viendo justo lo que quería ver pero sin saber que pensar al respecto.
- Dale, pensa que nos ven, pensá que las familias vacacionando están mirando nuestra carpa abierta, sé que eso te pone a mil. Que nos puedan ver abrazados, manoseándonos los cuerpos.- Le susurré mientras la acariciaba las tetas al aire, sintiendo la hermosa sensación de su peso en mis manos.
- Me re calienta eso pero tenes un olorcito, mmm no sé, me parece que te voy a mandar a darte un baño antes.- Me dijo arrugando la naricita. No era un juego que ese detalle la había sorprendido. Algunas personas todavía creen que todo es como en el porno, donde todo es pulcro, perfecto, impecable.
- No seas así hermanita, sabes que estamos de campamento, de caminata en caminata, una pija así es natural, si estuviera impecable no tendría gracia.
- Bueno, te la chupo, pero después cuando me devuelvas el favor no quiero oír ni una queja.
Lo que pensé que nunca allegaría, llegó. Los labios de muñeca de Noe descendieron y envolvieron a mi fruto prohibido como suavidad, sus labios descendieron y su lengua se conectó a mi glande sintiendo que me derretía.
Si mi higiene era un impedimento para que ella disfrutara del sexo oral, no se notó del segundo 1 en adelante, sus labios y lengua me recorrieron cada milímetro de mi cabeza, mi tronco, todo. En un gesto que me enloqueció su lengua se metió entre mi prepucio y el glande, recorriéndolo todo alrededor mientras me miraba con esos hermosos ojos azules.
La acción no tardó en empezar mientras yo le tocaba la vagina por sobre el pantalón y ella cabeceaba aumentando su velocidad, formando un anillo perfecto con su boquita.
- Escupila más, Noe.- Le susurré y ella obediente, dejo derramar un chorro de saliva descomunal que me envolvió todo el tronco y volvió a mamarla con devoción, haciendo mucho ruido.
- Slurp, slurp, slurp, ggrup, slack, slarp…
- Eso es, me gusta mucho, sos muy buena Noe.- Le dije acariciando su rostro, recogiendo su cabello rubio.
- Horas y horas de ver porno.- Dijo en un respiro mientras me pasaba la lengua en la punta de mi orificio.- Quisiera que te hubieras bañado pero no me desagrada del todo. Esta muy salada.
- Pensa en la recompensa, te voy a devolver cada gotita de saliva que usaste para complacerme, quédate tranquila.- Le aseguré.
- Que pervertido, como podes pensar en chuparle la conchita a tu hermana.
Y para remarcar su comentario irónico, envolvió el extremo de mi glande con sus labios, apretó, y fue bajando, bajando, bajando, hasta que el 100% de mi pija estuvo en s interior y ella quedo escondida en mi vello púbico. En un acto de poca caballerosidad, la tomé de atrás y la mantuve ensartada usando su boca como vaina para mi sable por un par de minutos, hasta que hizo arcadas y todo mi pene, perfectamente erecto, emergió “embabosado”.
- Ahhh, no pensé que aguantaría tanto, uuuf, me quede sin aire.- Me dijo masturbándome con la mano.- Voy a descansar un poquito chupándote las bolas. Tirante un poco para atrás.
- Uuuh Noe, te amo, por favor cómeme todo.- Expresé entregadísimo a sus perversiones. Como prometió, me lamió los testículos por todas partes, metiéndolos en su boca y jugando con ellos como si fueran caramelos. No podía dejar de verla hacerlo, ver a mi hermana en tal contexto, haciendo tal cosa, era demasiado morboso como para resultar creíble, me sentía en un sueño, como si me hubiera desmayado en la caminata y todo lo que ocurrió después fuera una fantasía onírica.
- Mordeme suavecito, quiero saber si esto soñando.
Noe me lamió el tronco, lo envolvió con su boca y lo apresó con suavidad con sus dientes, dejándome marca pero sin hacerme doler. Todo era real, estaba viviendo una fantasía imposible que no quería que termine nunca.
Arriesgando todo por complacerla
Hacía días que no me corría de ninguna forma, incluso la noche anterior en la que la masturbe, me aguanté la erección por horas, ahora sabía que era imposible contenerme más tiempo.
- Me vengo hermanita, decime donde te gustaría que me corriera.
Noe se sacó la pija de la boca. La estaba frotando contra sus cachetes en la boca mientras me pajeaba, cosa que seguro había aprendido viendo porno.
- ¿Dónde te gustaría echarme la leche?
- ¿Te animas en la boquita?- Ya que todo se había ido al carajo iba por el todo. Quería verle la boquita toda encremada.
- Pensé que dirías mis tetas.- Expresó sin que se le moviera un pelo.- Si no me gusta puedo dejarla caer en las tetas.
- Me parece perfecto. Tengo una idea que te va a encantar.
Sin los pantalones, con el culo mirando al camping, salí de la carpa (para su sorpresa) y ella se quedó adentro arrodillada, dándome los últimos toques a la mamada, para provocar en mí las últimas pinceladas de artista.
Eso del exhibicionismo no era lo mío, intente correrme lo antes posible para prevenir filmaciones, denuncias, o cualquier llamado de atención. Comprender que cualquiera que mirara a nuestra carpa, la más alta en la loma boscosa, vería a un tipo semidesnudo y a una chica semidesnuda haciéndola un blowjob desde adentro de la tienda. Noelia se sostuvo de mis muslos y se balanceo de atrás hacia adelante para completar la mamada y hacerme eyacular en su boca. En el segundo justo la tome del pelo y dejé como 4 manchones blancos y espesos de semen en su lengua y labios, luego, introduje mi glande una vez más y empuje el contenido espeso hacia su boca, como batiendo el contenido.
- Mmmm guácala.- Dijo Noe con rostro de disgusto saboreando mi semen, no obstante, si hubiera apostado hubiera dicho que escupía y habría perdido.
Noe hizo el clásico sonidito que todos hacemos al tragar saliva glup, unas tres veces, aunque no para tragar saliva.
– Es fea, espesa, y huele a baño de colectivo, no sé cómo en el porno se la tragan toda y de a litro, pero igual, por ser el primer pete que hago quería hacerlo bien.
- No puedo creerlo, Noe, fue una mamada espectacular. Eso sí, no te doy un beso en una semana.
- ¿Un beso? Me vas a tener que dar más que un beso forro, ahora me toca a mí, y no quiero ni una queja…
- ¿Me crees capaz de negarme a tus pedidos?- Dije metiéndome en la carpa, tomándome un segundo para admirar en lo que se había convertido mi santa hermana: en topless, media despeinada, con la boca brillante de saliva y un par de disparos de semen en el mentón. Y la tarde de fiesta no terminaba ahí.
Noe se acomodó un poco, miró al camping, y al ver que estaban todos ocupados (si nos habían visto, se hacían los distraídos muy bien) me indico que saliera.
- Vení, tengo una idea.- sabiendo de que se trataba. Nos alejamos un poco, cerca de los límites, y ahí, encontró un árbol grueso y se acomodó contra él.- ¿Y? ¿Qué esperas para devolverme el favor? Más te vale que le pongas las ganas que yo le puse.
Noe me dedico una mirada lujuriosa mientras se volvía a descubrir los pechos y se frotaba el cuerpo, ni corto ni perezoso, me acerque arrodillándome como un religioso alabando a un nuevo Dios. Le bajé el shortcito de jean blanco y ahí estaba, una minúscula bombachita parecida a la que le había robado y usado docenas de veces en un rapto de perversión.
- Si me lo haces bien como me gusta te regalo la bombachita que use anoche, pervertido.- Me dijo la muy juguetona, proponiendo incentivos como si yo los necesitara.
“Vas a ver que yo no me voy a quejar de nada” y para ilustrar mi pensamiento, me refregué contra toda su vagina con la ropa interior puesta. Puse mi nariz en donde estaría su clítoris y de ahí realice movimientos de arriba hacia abajo, socavando el surco, remarcándole la vulva contra la braga. No dejé de mirar a mi hermana a los ojos mientras me refregaba contra su sexo y me engolosinaba con su perfume, a diferencia de ella me encantaba el sexo al natural.
Antes de descubrir su vagina, tomé la prenda y la estire hacia arriba desde los costados para remarcarle la empanadita, apenas contenida por la telita, en pocos segundos, frente a mis ojos, los labios vaginales perfectamente depilados se desbordaron por los lados y envolvieron la prenda formando un sándwich de vagina con la tela en el medio.
- Mmm que linda conchita que tenés hermanita.- Le dije tomando el triangulo de la prenda y frotándoselo de atrás hacia adelante, de atrás hacia adelante hasta que por fin, la hice a un lado para verle la vagina, algo coloradita por el franeleo. Era tan perfecta como me la imagine, describirla sería caer en la redundancia ya que cualquiera con al menos unas horas de porno habría visto la exquisita vagina de una rubia.
- No te me quedes mirando, no me hagas esperar, además pueden vernos, estamos adentro del camping.- Me susurró desde arriba.
- Perdón, es que quiero vértela bien, todita.- Dije abriéndole los labios como si fuera la primera concha que veía en mi vida.- Siempre tuve la duda ¿De qué color son tus pelitos? La tenes tan depilada que es imposible saberlo.
- Hay hermano, en lo que pensás… me salen como mis cejas.- Confesó, confirmando mi teoría.
Sin perder más tiempo, le pase la lengua por toda la concha, cosa fácil dado que era un tajito pequeño y pulcro, mi lengua la cubría casi por completo. Hurgue en su hueco húmedo impregnándome la boca con su humedad, saboreándola, degustándola en cada milímetro, provocándome un picor en la lengua indescriptible. Si hubiera estado hecha de alcohol, ya iría a emergencias en coma etílico, era como echarse en la lengua la esencia concentrada de algún sabor.
Eso no me detuvo para introducir mi lengua en su orificio como un animalito que deseaba amadrigarse para protegerse del frío, haciendo fuerza por meterse tan hondo como fuera posible.
Noelia separó las piernas dejándome debajo de ella, usando mi boca como pedestal para su vagina, nunca creí que me volvería por varios minutos la personificación del dicho “poner la concha en un pedestal” y podría haberla levantado con el cuello del placer que sentía, frotándome, sintiéndola con tres de mis sentidos al máximo: gusto, tacto, olfato. Y sus gemidos también engalanaban la ocasión.
- Acá arriba, lameme acá.- Me pidió descubriendo su clítoris, una pequeña protuberancia carnosa del tamaño de medio tic-tac.
- Me iba a encargar, no te impacientes.- Le dije. Puse mi lengua a trabajar en modo preciso y conecte la puntita con su zona más erógena, o sí, era de los que prestaban atención en las clases de salud y adolescencia, sabía que ese pequeño punto era el centro máximo del placer.
- Uuuumh, aaah, ahí, ahí, uuuh.- Empezó a correrse como chocolate fundido saliendo de una manga pastelera, sentí las gotitas aceitosas y ardientes caer en mi cuello y mi boca, reviviendo los sabores que había experimentado la noche anterior al lamerme los dedos, solo que ahora, bebía directamente del recipiente, sin escalas, puro jugo incestuoso con aire de montaña.
No obstante no la deje ir tan fácil, aún cuando se había chorreado sobre mí. Me abrace a sus piernas y continúe perdido entre sus piernas, haciendo toda clase de trucos con mis labios y lengua, remolinos, movimientos ascendentes, golpeteos, todo lo que había visto en mis incontables horas de porno, en el que el sexo oral masculinos a féminas era uno de mis tópicos favoritos.
- Mmmm hermano, Rodri, nos van a ver, siento que hay gente alrededor.- susurró en un gemido. Yo no le hice caso y seguí y seguí y seguí. No escuchaba nada y no sé si lo que dijo había sido verdad o solo un temor, lo cierto es que eso no le impidió correrse de nuevo, esta vez provocando una salpicadera que me dejo a la miseria.
- Ahora si me vendría bien un chaparrón, me dejaste todo a la miseria.- Dije incorporándome con una erección filosa como espada de espartano.
- No, Rodri, no, es mucho, no podemos coger, nos van a descubrir. Digo que no.
- Hermanita, casi que hago gárgaras con vos, una cogida es lo de menos si lo pensas.- Insistí con mucha razón.- Ahora bien, si el problema es ser descubiertos… puedo esperar a que anochezca.- Guardando el graboide con cierta dificultad. Era como meter una palanca de auto en una media.
- Dejamelo pensar.- Dijo mi dulce hermanita, acomodándose la ropa interior y el short con naturalidad.
Dudaba de que se resistiera a la curiosidad, al morbo excitante y la oportunidad perfecta que teníamos de pasar a las ligas mayores del incesto concretando una buena cogida. No íbamos a estar solos en el medio de la nada de nuevo (al menos en el futuro inmediato) no íbamos a perder la excitación o perder la cabeza en remordimientos inútiles. Esa noche, esa misma noche, era el momento perfecto y aunque no lo dijimos, lo sabíamos.
Al abrigo de la noche
Uno se daba cuenta de que todos los caminos conducían a Roma. Me había elegido a mi por sobre todas sus amigas y amigos para ese viaje, había elegido uno de los camping más misteriosos y desconocidos, de esos que prácticamente, te dejan entrar y te dejan a la buena de Dios en el monte. Y no tardamos en compartir carpa, bolsa de dormir, por segunda noche consecutiva.
Estaba al palo y no había pasado nada aún. No había una lluvia románica que acallara los sonidos de la noche, no había nada más que el tenue silencio de la noche en el bosque, que nunca es absoluto. Se escuchan sonidos, susurros, murmullos del viento y sonidos irreconocibles, en ese contexto, estábamos intentando pegar un ojo y yo la tenía difícil, dado que estaba al palo, en posición de cucharita con mi hermana.
Se lo hice saber frotándome contra su colita pulposa y apretada en su pantalón de gimnasia que usaba para dormir. La frotaba bien contra el centro de sus nalgas, y ella, no se movía ni un centímetro. No tarde en meter mano y desnudarme para frotársela al desnudo. La tomé de la cadera, tocando su piel, y use su culo para masturbarme si que ella se inmute.
- Rodri ¿Qué haces? – Me dijo sin cambiar de posición.- Esto no está bien ¿No te parece que ya jugamos suficiente? No podes negar que hicimos cositas muy pervertidas como te gustan, como querías.
- Vos sabes que no hicimos todo, no concretamos nada aún.- Le susurré sin dejar de frotarme. Mi rabo estaba tan bien metido en el valle de sus curvas que encajaba como una pieza de tetris.
Noe se estiro para agarrar el celular, abriendo la bolsa y vio la hora. Eran cerca de las 12. Habíamos estado todos revoltosos dentro de la bolsa, sin poder dormir, sin aliviar nuestras tensiones hasta la medianoche sin darnos cuenta.
- Vení, vamos afuera, nadie va a mirar. Vestite que hace frío.- Y si mi hermana con lo calenturienta que era decía que hacía frío, lo hacía.
Sin chistar, contento como un nene al que lo llevan a elegir un regalo, salimos a oscuras y haciendo silencio de la carpa, a una noche muy fría, por lo que estábamos bastante vestidos, con zapatillas, medias y camperas. Si alguien nos descubría pensaría que estábamos en una caminata nocturna o habíamos salidos a robar, no obstante, corrimos el riesgo, atraídos por una aventura que nunca creí que viviríamos.
No muy alejados de la carpa, envolví a mi hermana en un abrazo y le di un beso que ella devolvió con el mismo entusiasmo. Sería redundante describir de nuevo lo que se imaginan, lengua, labios, saliva, elementos, alicientes que no faltaban como no faltaron en los besos anteriores. Tomé una mano de Noelia entre beso y beso y la conduje a mi miembro, ella la escabulló dentro de mi ropa y me masturbo con torpeza pero ritmo entre beso y beso.
No me quede atrás tampoco, y metí una mano dentro de su ropa para masturbarla, y habría sido una escena romántica perfecta, los dos en medio de la noche, toqueteándonos sin parar, de no ser que compartíamos apellidos.
Puse la linterna del celular apuntándonos cerca de un árbol, la única luz en esa noche fresca exceptuando la de las luces del camping y otras carpas. Noelia puso sus manos contra un árbol y saco cola indicando de forma primitiva que estaba lista, yo, desde atrás, la apoyé lentamente mientras mis manos recorrían su cuerpo. No sé mucho de cine, pero la iluminación era como de una película de terror extraña, nuestros cuerpos se desdibujaban en la noche con tan escasa luz, volviendo la escena surreal.
De a poco, fui bajándole los pantalones hasta las rodillas y apenas corrí la bombacha, yo ya estaba con la excitación necesaria para concretar el pecado, y lentamente, frote mi extremo con su húmeda carnosidad.
- Despacito, es mi condición.- Dijo volteándose para recordarme su virginidad.
- Voy a hacer todo lo posible porque sea tan placentero para vos como lo será para mi.- Podía ser un mal hermano, pero si le daba a mi hermana un mal debut, uno indigno de recordarse no me lo perdonaría nunca.
Tras frotar mi miembro hasta el punto de sentirlo lubricado, fui empujando con lentitud en u cavidad, despertando sus suspiros y un primer gemido cuando sus gajos se separaron para darle lugar a mi fruto.
Algo apurado para no sufrir del frío en mis partes íntimas, la ingrese de a poco pero entera en su ardiente y húmedo sexo, envolvente y astringente como si mi pene fuera una pieza faltante que encajaba a la perfección. No tarde en comenzar a moverme, haciendo trabajar a ese orificio y su estiramiento primerizo, tomándola de la cadera fui aumentando ritmo sin ver muy bien cómo iba la cosa abajo, pero sintiéndose más que bien.
Me sentía un cavernícola, un hombre primitivo que solo quería meter su sexo en un agujero, ya sea entre dos rocas, un panal de abeja o el coño de su hermana, y es que no tenía más aliciente que la placentera sensación que esa vagina me obsequiaba, no veía nada excitante, esta vez mi boca no probaba nada excitante, solo esa vagina prohibida y mi miembro explorando terrenos ignotos.
- ¿Me dejas bajarte los pantalones y la bombachita?- Le pregunte metiéndosela hasta los huevos para hablarle al oído.
- Si, Rodri, dejame que me baje los lienzos…- Una vez completado el cambio, mi hermana podía abrir la pierna a gusto, y gracias a eso, pudo alzar la pierna para apoyarla contra el tronco, permitiéndome una penetración más precisa.
El frio desapareció, tenía la teoría de que era un estado mental y esa situación lo confirmaba. Estar tan concentrado en el placer y el morbo me había hecho apagar mis receptores de temperatura. En especial me daba cuenta cuando metía mi pene hasta el fondo y sentía la cola de Noe contra mi cadera, y su colita, suave y grande, estaba ardiente a pesar de estar al aire. Era extraño también que a pesar de sentir humedad en esta lo mantenía caliente.
Mis manos fueron subiendo por su cadera hasta colarse por debajo de su ropa y alcanzar sus tetas, apresadas ahí, con lo lindo que debe ser verlas bambolearse como frutos mecidos por el viento.
- ¿Te gustaría acabarte en mi culo?
- ¿Queres que te la meta ahí?- Bromee sabiendo como reaccionaria.
- ¡No tonto! Échame tu leche por arribita, dale, tirámela en la cola…
- Ahí sale, ahí sale… Mmmm uuuh.
Tras bombearla un poco más rápido, ni bien me sentí la saqué, la masturbe y eyaculé en su culo, que me hubiera gustado ver enlechado pero la iluminación de costado me ocultó. De todas formas miré algunas gotas de mi semen reposando ahí, sobre la nalga como si hicieran montañismo en su superficie apomelada.
- Me vine preparada.- Noelia sacó retazos de papel higiénico de su bolsillo y con ellos se limpió el sexo y la cola, muy pobremente. Tras apagar la luz del teléfono, nos volvimos a besar, tomándola de sorpresa.
- Que cariñoso hermano, hiciste lo que querías ¿estás satisfecho ahora?
- Lo importante es que te noto contenta, con una sonrisa, me confiaste tu debut y tu fantasía, no me hubiera perdonado que haya salido mal.- Dije con sinceridad invitándola a entrar en mi carpa.
- Que caballero, dormite, tenes que descansar bien, no se sabe lo que pase mañana.
No se veía nada en esa noche fría y nublada, su sonrisa me la tuve que imaginar pero lo que no me tuve que imaginar, es lo que pasaría al día siguiente.
El inicio de una mala costumbre
Esa misma mañana lo volvimos a hacer. ¿Recuerdan como lamenté no ver sus pechos bambolearse? No tuve que imaginarlos más porque estando yo abajo, hicimos el delicioso mañanero con ella cabalgándome, y pude ver con lujo de luz y detalle, esas tetas deliciosas brincar como saltamontes.
Intente sostenerlas en mis manos en plena cabalgata, sintiéndolas golpetear mis palmas como castañuelas y sobre ellas, el rostro de felicidad de mi hermana de poder echarse un polvo con alguien.
- ¿Te gusta esto hermano? ¿Cogerme y apretarme las gomas?
- Tanto como a vos te gusta cabalgarme…
La primera vez, aunque importante y exitosa, había sido solo el empujón a una nueva vida, impensada y frenética de sexo y desenfreno. Cambiamos caminatas kilométricas por sexo en el interior de la carpa y en el exterior, explorando nuevos lugares y posiciones cuando caía la noche y su manto de protección. Nos envolvía.
Movimos una toalla y un almohadón con nosotros, por lo que le pude dar de perrito en medio de la nada, solo con su culito al aire y yo, dándole por enésima vez a esa vagina, cayendo con todo mi peso sobre ella.
- Despacio, despacio, Rodri, ahh, ah, uhg, uuh, mmm, acordate que estoy recién estrenadita.
- Es que se siente tan bien en esta posición.- Dije sacándosela e iluminando el agujero de su concha con mi celular. Estaba irreconocible.
- Métela o te vas a resfriar, termina de una vez…- Pidió separando sus labios con los dedos, una invitación deliciosa que no tarde en aceptar tapando su agujero con mi glande.
Fueron las mejores vacaciones de nuestras vidas, y como todo lo bueno, termina doblemente antes. Esa misma tarde noche, nuestros padres nos venían a buscar, por lo que tras un delicioso, levantamos campamento acompañados por el murmullo de la gente cuesta abajo y los árboles meciendo sus copas.
- ¿Reflexiones?- Le pregunté como quien no quiere la cosa sacándola de su ensimismamiento.
- No sé qué decir, me encanto el lugar, me encanto todo. Hay que volver.
- ¿Volverías conmigo? – Pregunté sabiendo la respuesta.- ¿O me vas a cambiar por alguna de tus amigas?
- Si no fuera porque ahora estamos a la vista de todos, están todos despiertos y nuestros viejos pueden caer en cualquier momento, te comería la boca, Rodri.
-No necesitas comerme la boca, podes hacer esto.
Y ahí, a la vista de todos, le dedique un cálido abrazo para que nunca se olvide que siempre seré su hermano mayor. Pase lo que pase, por más que ahora hasta lo habíamos hecho de perrito, siempre sería su hermano mayor.
Fin
Gracias por leer! Si les gustó esta nueva historia muéstrenme su apoyo dejando puntos, comentarios, lo que gusten. Estoy trabajando en otras ideas, tengo muchas empezadas como un fanfic de Cheelai con Broly, la continuación de a Serena le gustan mayores y más:p solo que colgué mucho. Gracias por el apoyo!
Capítulo anterior: http://www.poringa.net/posts/relatos/3700815/Noches-de-camping-con-mi-hermana.html#comment-182462
La chica que me imagine para este relato, de hecho, la inspiración me vino por uno de sus videos, es la actriz porno Blake Blossom, de las que les dejo algunas imágenes a modo de ilustración. Espero que lo disfruten!
La fantasía de mi hermana
Uno se daba cuenta de la importancia de los árboles cuando, tras un violento aguacero, el suelo había absorbido todo en pocas horas, por lo que pudimos hacer una caminata mañanera con mi hermana en un día bastante soleado.
Estábamos subiendo una loma bastante alta y salvaje, aclarando que nos manejábamos bien con la brújula y no nos perdíamos con facilidad. Debido a que tardamos en dormirnos la noche anterior, nos levantamos tarde.
- Peguemos el camino de vuelta, en una hora de caminata llegamos a eso de la una para comer.- Expresó desde lo alto Noe buscando el camping oculto por la copa de los árboles. Usaba un short blanco que estaba sorpresivamente limpio y un top rayado. Nunca había sido nada friolenta, a diferencia mía que solía ir más acorde a la temperatura del lugar. Durante todo el viaje, fui atrás por obvias razones: ese short le quedaba de diez.
- Descansemos unos minutos.- Dije sentándome en una toalla, arrojando la rama que usaba como bastón (aunque no la necesitaba)- Hace mucho que no camino tanto.
Noe se sentó a mi lado observándome con curiosidad. Como se decía comúnmente, había un elefante en la sala, o en este caso, un elefante que nos siguió durante toda la caminata.
- ¿Y bien? Sensaciones al respecto.
- Los muslos me duelen, tengo que acostumbrarme a estirar más.- Se hizo la boluda.
- No me refiero a eso, bobita.- Le dije con cariño, buscando en mi mochila alguna fruta mientras ella reía nerviosamente. Encontré una banana y con el primer mordisco le dedique una mirada cómplice.
- ¿Qué queres que diga? Vamos a ir presos. – Dijo apenas incómoda.
- Presos pero contentos.- Retruque.- Más si nos ponen en la misma celda.
- Tengamos un día tranquilo, please. Todavía lo estoy procesando.
- Igual algo me causa gracia, es totalmente cierto que te dormís después de meter la mano en el frasco de galletas, roncaste como un mamut siberiano.
Noelia buscó en el suelo una piedrita y me apresuré a levantarme y ocultarme atrás de un árbol para protegerme del cascotazo. Nunca expresamos violencia real pero era mejor prevenir, ella misma me fue a buscar y me tironeó de la remera para que siguiéramos viaje. Yo le di los últimos mordiscos a la banana y fuimos rumbo al camping.
La caminata se hizo lenta y tranquila en la que tocamos distintos temas hasta que tuve una idea bastante pervertida. La iba a poner a prueba a ver si lo ocurrido la noche anterior fue casualidad.
- Esperame un toque, tengo que mear. Estos días que estamos a pura coca estoy meando como elefante.
- Me pasa igual, es la falta de costumbre.
Noe no le dio mucha importancia y se sentó de nuevo, yo no obstante, no me alejé mucho, y con cierto descaro, encontré un arbusto apenas alto cerca de un árbol. Haciéndome el tonto, o víctima de un mal cálculo, me coloqué de frente a mi hermana, apenas tras el árbol, para verla si me observara, y en caso de que ella lo hiciera, viera mis partes impúdicas. Era parte de mi perverso plan para llegar más lejos, a pesar de que lo que habíamos hecho era un festín para cualquier psicólogo, quería más.
Descargue el tanque con calma, mereciendo un óscar por mi actuación de distraído y desinteresado aún a sabiendas que le estaba enseñando el pene a mi hermana. Con disimulo la observe a ella antes de guardar la bestia y ella, aunque no me estaba mirando, observaba a un lado con la cabeza muy girada y sonrojada.
- ¿Seguimos? Regué tanto ese bonsái que el año que viene es una secuoya.
- Se notó.- Dijo roja como un tomate y algo nerviosa.- Vamos, vamos que no quiero que me agarre ninguna tormenta como ayer.
Por las dudas, por si se avecinaba una, movimos la carpa a un sitio más alto y pusimos lo que se mojó a secar. Los bolsos que dejamos en los bordes estaban muy húmedos. Los dos éramos laboriosos. Estábamos muy acostumbrados a esa vida y no necesitábamos de nuestros padres en absoluto: a buscar agua caliente, a ir de compras a lugares lejanos, a limpiar la ropa a mano, a tener una higiene cuestionable o incluso hacer fuego en el suelo, con todos los recaudos necesarios.
- Tu bolsa de dormir te la llevó a tu carpa o…
- No bobo, déjala en la tuya.- Me dijo dedicándome una mirada que me llenaba de esperanza. Al parecer los juegos no habían terminado, pensé mientras comíamos unos sándwiches que habíamos comprado de diversos ingredientes.
Éramos una de las carpas más alejadas. La que estaba más alto en el terreno, apenas se veían un par más abajo, cerca del edificio principal. Era un lugar perfecto para descansar, conectarse con la naturaleza, y creí que también, filmar una película de terror. Después de comer, debatimos con celular en mano sobre qué película de bajo presupuesto podría hacerse allí, como una con un yeti, una tribu de salvajes, o incluso tiré la idea de un ataque zombie.
- Pasaron de moda los zombies, Rodri.- Me dijó tirando el celular a un lado y poniéndose en cuatro para mirar desde adentro de la carpa, al exterior. No necesito ni decir dónde se clavó mi mirada. Noe volteó rápido y ni oculte mi mirada lasciva.- Lo que está de moda hoy son los videos caseros, los sextape, vos me entendes…
Para mi total sorpresa, mi hermana avanzo hacia mi toda sonriente y lujuriosa, apoyando sus manos en mis piernas y abriéndolas. Me di cuenta al instante de qué era lo que le hizo cambiar de opinión sobre el sexo incestuoso. Había un ingrediente presente que no había estado en la noche interior, un detalle que pasé por alto y sin duda la había encendido como a una vela en un apagón.
- Me parece que te queres saltear el paseo de la tarde.
- Sí, sí, tengo una idea mejor.- Me dijo con un tono lujurioso que jamás le había escuchado y me puso cachondo al instante.
- Que distraída que sos, hermanita, el cierre de la carpa está abierto.- Dije haciéndome el tonto.
- Déjalo así, nadie va a mirar, y si mira… va ver esto.
Noe se acercó a mí y me besó. No podría creer que esta vez la de la iniciativa había sido ella, mi inocente hermana. Yo había estado planeando mi jugada nocturna cuando se me adelantó y volvía a saborear esos labios prohibidos.
No me iba a dejar controlar por mi hermana 2 años menor que yo, por lo que no tardé en tomar las riendas y poner mis manos en acción, con una mano, apretujé su rostro contra el mío para introducir mi lengua tan adentro de su boca como era anatómicamente posible, y con la otra, tomé una mano de ella y la lleve a mi pija.
Me llené la boca de su saliva, de su sabor, poniéndome al palo de lo morboso que era ese beso y el tacto de su mano en mi miembro, que nunca creí que tocaría, tampoco es que debería. Su mano me masajeaba con profundidad, palpándome todo el rabo y las peloteas, reconociendo cada parte de mi sexo con su mano, aún por fuera del patalón.
- Que rico beso, Noe, si nos ven en el camping se van a empezar a tocar. – Dije al despegarnos creando una liana de salivita.
- Vos te tocarías seguro, pervertido, mira como te pongo.- Expresó en tono de broma observándome el paquete inflado debajo antes de que retomara el besuqueo y entre beso y beso, le susurré que me enseñara las tetas.
- Hay hermano, estás enfermo, pedirle eso a tu hermana…- Se hacía la mojigata.- ¿Qué van a pensar si me ven enseñándote las gomas?
“Como te gusta histeriquear” pensé tomándome un poco más de tiempo, acariciando su espalda, su cintura, su cuerpo mientras nuestras bocas estaban demasiado ocupadas como para hablar. “te voy a aflojar a besos y caricias y cuando te queras acordar, te voy a chupar hasta el apellido”
Era curioso cómo a pesar de conocerla desde que nació, en pocas horas la trataba como a una amante perfecta. Algunas personas, como yo (como ella) podíamos derribar barreras culturales y morales en segundos presos de nuestros impulsos más obscenos.
- Dale Noe, quiero ver esas tetas preciosas, me chupa un huevo que seas mi hermana.- Volví a la carga. Decidido a tener lo que quería por más sacado que fuera, la acosté con la cabeza hacia la puerta de la carpa, casi afuera, y de allí le besé el cuello, la boca, y entre medio de las tetas, refregándome contra sus suaves contornos.
- ¿Esto queres ver?- Preguntó apretujándose los chopes y luego, se aferró el escote del top y lo estiró hacia abajo, casi liberando su buen par.- ¿Qué me queres hacer en las tetas? ¿Tocarlas? ¿Chuparlas? – Por fin, estirando su prenda, con dificultad libero sus gomas que estando acostada, y apretujadas por el top, apuntaban infladas hacia mí con unas aureolas grandes y rosadas, tan apetecibles que al segundo siguiente ya estaba besándolas, sintiendo sus aureolas en mi boca, succionándolas hasta endurecerlas y hacerla gemir del placer.
- Aahh, Rodri, que cochino, mmm mira que chuparme las tetas así.- Jadeó contorsionando su espalda, dejándome degustar sus tetas, de un pezón a otro y sin olvidar el centro delicioso de sus tetas en el que hundía mi rostro.
- Tenés unos pezones hermosos, justo como me gustan.- Confesé apretujándoselas para inflarle las mamas. – Podría estrujarte y mamarte las tetas toda la semana. - No estuve entretenido una semana pero si por más minutos de los necesarios
- ¡Rodri! Sos un zarpado, me las vas a dejar coloradas.- Dijo saliendo de mi posición.- No es justo que me hayas masturbado, ahora me vieras las tetas, me las sobes y yo a vos nada de nada, apenas te vi la pija hace un rato, así que voy a impartir justicia.
Estando arrodillados, Noelia me derritió con su mirada clavándose en mis ojos y su mano, que ingresó en mi pantalón y mi calzoncillo para tocarme la pija, toda, palpando que daba gusto cada sección de mi sexualidad.
- Podes hacer más que manosearme, yo a diferencia de vos no voy a hacer ningún escándalo.
- Es parte del juego tonto, no te creas que no me di cuenta que te chupa un huevo que seamos hermanos y no me dirías que no a nada.- Acto seguido, me bajó los pantalones, el calzoncillo y me observo detenidamente el pene, sin dejar de masajearme el tronco y los testículos, con una expresión entre divertida e incómoda en el rostro, como si estuviera viendo justo lo que quería ver pero sin saber que pensar al respecto.
- Dale, pensa que nos ven, pensá que las familias vacacionando están mirando nuestra carpa abierta, sé que eso te pone a mil. Que nos puedan ver abrazados, manoseándonos los cuerpos.- Le susurré mientras la acariciaba las tetas al aire, sintiendo la hermosa sensación de su peso en mis manos.
- Me re calienta eso pero tenes un olorcito, mmm no sé, me parece que te voy a mandar a darte un baño antes.- Me dijo arrugando la naricita. No era un juego que ese detalle la había sorprendido. Algunas personas todavía creen que todo es como en el porno, donde todo es pulcro, perfecto, impecable.
- No seas así hermanita, sabes que estamos de campamento, de caminata en caminata, una pija así es natural, si estuviera impecable no tendría gracia.
- Bueno, te la chupo, pero después cuando me devuelvas el favor no quiero oír ni una queja.
Lo que pensé que nunca allegaría, llegó. Los labios de muñeca de Noe descendieron y envolvieron a mi fruto prohibido como suavidad, sus labios descendieron y su lengua se conectó a mi glande sintiendo que me derretía.
Si mi higiene era un impedimento para que ella disfrutara del sexo oral, no se notó del segundo 1 en adelante, sus labios y lengua me recorrieron cada milímetro de mi cabeza, mi tronco, todo. En un gesto que me enloqueció su lengua se metió entre mi prepucio y el glande, recorriéndolo todo alrededor mientras me miraba con esos hermosos ojos azules.
La acción no tardó en empezar mientras yo le tocaba la vagina por sobre el pantalón y ella cabeceaba aumentando su velocidad, formando un anillo perfecto con su boquita.
- Escupila más, Noe.- Le susurré y ella obediente, dejo derramar un chorro de saliva descomunal que me envolvió todo el tronco y volvió a mamarla con devoción, haciendo mucho ruido.
- Slurp, slurp, slurp, ggrup, slack, slarp…
- Eso es, me gusta mucho, sos muy buena Noe.- Le dije acariciando su rostro, recogiendo su cabello rubio.
- Horas y horas de ver porno.- Dijo en un respiro mientras me pasaba la lengua en la punta de mi orificio.- Quisiera que te hubieras bañado pero no me desagrada del todo. Esta muy salada.
- Pensa en la recompensa, te voy a devolver cada gotita de saliva que usaste para complacerme, quédate tranquila.- Le aseguré.
- Que pervertido, como podes pensar en chuparle la conchita a tu hermana.
Y para remarcar su comentario irónico, envolvió el extremo de mi glande con sus labios, apretó, y fue bajando, bajando, bajando, hasta que el 100% de mi pija estuvo en s interior y ella quedo escondida en mi vello púbico. En un acto de poca caballerosidad, la tomé de atrás y la mantuve ensartada usando su boca como vaina para mi sable por un par de minutos, hasta que hizo arcadas y todo mi pene, perfectamente erecto, emergió “embabosado”.
- Ahhh, no pensé que aguantaría tanto, uuuf, me quede sin aire.- Me dijo masturbándome con la mano.- Voy a descansar un poquito chupándote las bolas. Tirante un poco para atrás.
- Uuuh Noe, te amo, por favor cómeme todo.- Expresé entregadísimo a sus perversiones. Como prometió, me lamió los testículos por todas partes, metiéndolos en su boca y jugando con ellos como si fueran caramelos. No podía dejar de verla hacerlo, ver a mi hermana en tal contexto, haciendo tal cosa, era demasiado morboso como para resultar creíble, me sentía en un sueño, como si me hubiera desmayado en la caminata y todo lo que ocurrió después fuera una fantasía onírica.
- Mordeme suavecito, quiero saber si esto soñando.
Noe me lamió el tronco, lo envolvió con su boca y lo apresó con suavidad con sus dientes, dejándome marca pero sin hacerme doler. Todo era real, estaba viviendo una fantasía imposible que no quería que termine nunca.
Arriesgando todo por complacerla
Hacía días que no me corría de ninguna forma, incluso la noche anterior en la que la masturbe, me aguanté la erección por horas, ahora sabía que era imposible contenerme más tiempo.
- Me vengo hermanita, decime donde te gustaría que me corriera.
Noe se sacó la pija de la boca. La estaba frotando contra sus cachetes en la boca mientras me pajeaba, cosa que seguro había aprendido viendo porno.
- ¿Dónde te gustaría echarme la leche?
- ¿Te animas en la boquita?- Ya que todo se había ido al carajo iba por el todo. Quería verle la boquita toda encremada.
- Pensé que dirías mis tetas.- Expresó sin que se le moviera un pelo.- Si no me gusta puedo dejarla caer en las tetas.
- Me parece perfecto. Tengo una idea que te va a encantar.
Sin los pantalones, con el culo mirando al camping, salí de la carpa (para su sorpresa) y ella se quedó adentro arrodillada, dándome los últimos toques a la mamada, para provocar en mí las últimas pinceladas de artista.
Eso del exhibicionismo no era lo mío, intente correrme lo antes posible para prevenir filmaciones, denuncias, o cualquier llamado de atención. Comprender que cualquiera que mirara a nuestra carpa, la más alta en la loma boscosa, vería a un tipo semidesnudo y a una chica semidesnuda haciéndola un blowjob desde adentro de la tienda. Noelia se sostuvo de mis muslos y se balanceo de atrás hacia adelante para completar la mamada y hacerme eyacular en su boca. En el segundo justo la tome del pelo y dejé como 4 manchones blancos y espesos de semen en su lengua y labios, luego, introduje mi glande una vez más y empuje el contenido espeso hacia su boca, como batiendo el contenido.
- Mmmm guácala.- Dijo Noe con rostro de disgusto saboreando mi semen, no obstante, si hubiera apostado hubiera dicho que escupía y habría perdido.
Noe hizo el clásico sonidito que todos hacemos al tragar saliva glup, unas tres veces, aunque no para tragar saliva.
– Es fea, espesa, y huele a baño de colectivo, no sé cómo en el porno se la tragan toda y de a litro, pero igual, por ser el primer pete que hago quería hacerlo bien.
- No puedo creerlo, Noe, fue una mamada espectacular. Eso sí, no te doy un beso en una semana.
- ¿Un beso? Me vas a tener que dar más que un beso forro, ahora me toca a mí, y no quiero ni una queja…
- ¿Me crees capaz de negarme a tus pedidos?- Dije metiéndome en la carpa, tomándome un segundo para admirar en lo que se había convertido mi santa hermana: en topless, media despeinada, con la boca brillante de saliva y un par de disparos de semen en el mentón. Y la tarde de fiesta no terminaba ahí.
Noe se acomodó un poco, miró al camping, y al ver que estaban todos ocupados (si nos habían visto, se hacían los distraídos muy bien) me indico que saliera.
- Vení, tengo una idea.- sabiendo de que se trataba. Nos alejamos un poco, cerca de los límites, y ahí, encontró un árbol grueso y se acomodó contra él.- ¿Y? ¿Qué esperas para devolverme el favor? Más te vale que le pongas las ganas que yo le puse.
Noe me dedico una mirada lujuriosa mientras se volvía a descubrir los pechos y se frotaba el cuerpo, ni corto ni perezoso, me acerque arrodillándome como un religioso alabando a un nuevo Dios. Le bajé el shortcito de jean blanco y ahí estaba, una minúscula bombachita parecida a la que le había robado y usado docenas de veces en un rapto de perversión.
- Si me lo haces bien como me gusta te regalo la bombachita que use anoche, pervertido.- Me dijo la muy juguetona, proponiendo incentivos como si yo los necesitara.
“Vas a ver que yo no me voy a quejar de nada” y para ilustrar mi pensamiento, me refregué contra toda su vagina con la ropa interior puesta. Puse mi nariz en donde estaría su clítoris y de ahí realice movimientos de arriba hacia abajo, socavando el surco, remarcándole la vulva contra la braga. No dejé de mirar a mi hermana a los ojos mientras me refregaba contra su sexo y me engolosinaba con su perfume, a diferencia de ella me encantaba el sexo al natural.
Antes de descubrir su vagina, tomé la prenda y la estire hacia arriba desde los costados para remarcarle la empanadita, apenas contenida por la telita, en pocos segundos, frente a mis ojos, los labios vaginales perfectamente depilados se desbordaron por los lados y envolvieron la prenda formando un sándwich de vagina con la tela en el medio.
- Mmm que linda conchita que tenés hermanita.- Le dije tomando el triangulo de la prenda y frotándoselo de atrás hacia adelante, de atrás hacia adelante hasta que por fin, la hice a un lado para verle la vagina, algo coloradita por el franeleo. Era tan perfecta como me la imagine, describirla sería caer en la redundancia ya que cualquiera con al menos unas horas de porno habría visto la exquisita vagina de una rubia.
- No te me quedes mirando, no me hagas esperar, además pueden vernos, estamos adentro del camping.- Me susurró desde arriba.
- Perdón, es que quiero vértela bien, todita.- Dije abriéndole los labios como si fuera la primera concha que veía en mi vida.- Siempre tuve la duda ¿De qué color son tus pelitos? La tenes tan depilada que es imposible saberlo.
- Hay hermano, en lo que pensás… me salen como mis cejas.- Confesó, confirmando mi teoría.
Sin perder más tiempo, le pase la lengua por toda la concha, cosa fácil dado que era un tajito pequeño y pulcro, mi lengua la cubría casi por completo. Hurgue en su hueco húmedo impregnándome la boca con su humedad, saboreándola, degustándola en cada milímetro, provocándome un picor en la lengua indescriptible. Si hubiera estado hecha de alcohol, ya iría a emergencias en coma etílico, era como echarse en la lengua la esencia concentrada de algún sabor.
Eso no me detuvo para introducir mi lengua en su orificio como un animalito que deseaba amadrigarse para protegerse del frío, haciendo fuerza por meterse tan hondo como fuera posible.
Noelia separó las piernas dejándome debajo de ella, usando mi boca como pedestal para su vagina, nunca creí que me volvería por varios minutos la personificación del dicho “poner la concha en un pedestal” y podría haberla levantado con el cuello del placer que sentía, frotándome, sintiéndola con tres de mis sentidos al máximo: gusto, tacto, olfato. Y sus gemidos también engalanaban la ocasión.
- Acá arriba, lameme acá.- Me pidió descubriendo su clítoris, una pequeña protuberancia carnosa del tamaño de medio tic-tac.
- Me iba a encargar, no te impacientes.- Le dije. Puse mi lengua a trabajar en modo preciso y conecte la puntita con su zona más erógena, o sí, era de los que prestaban atención en las clases de salud y adolescencia, sabía que ese pequeño punto era el centro máximo del placer.
- Uuuumh, aaah, ahí, ahí, uuuh.- Empezó a correrse como chocolate fundido saliendo de una manga pastelera, sentí las gotitas aceitosas y ardientes caer en mi cuello y mi boca, reviviendo los sabores que había experimentado la noche anterior al lamerme los dedos, solo que ahora, bebía directamente del recipiente, sin escalas, puro jugo incestuoso con aire de montaña.
No obstante no la deje ir tan fácil, aún cuando se había chorreado sobre mí. Me abrace a sus piernas y continúe perdido entre sus piernas, haciendo toda clase de trucos con mis labios y lengua, remolinos, movimientos ascendentes, golpeteos, todo lo que había visto en mis incontables horas de porno, en el que el sexo oral masculinos a féminas era uno de mis tópicos favoritos.
- Mmmm hermano, Rodri, nos van a ver, siento que hay gente alrededor.- susurró en un gemido. Yo no le hice caso y seguí y seguí y seguí. No escuchaba nada y no sé si lo que dijo había sido verdad o solo un temor, lo cierto es que eso no le impidió correrse de nuevo, esta vez provocando una salpicadera que me dejo a la miseria.
- Ahora si me vendría bien un chaparrón, me dejaste todo a la miseria.- Dije incorporándome con una erección filosa como espada de espartano.
- No, Rodri, no, es mucho, no podemos coger, nos van a descubrir. Digo que no.
- Hermanita, casi que hago gárgaras con vos, una cogida es lo de menos si lo pensas.- Insistí con mucha razón.- Ahora bien, si el problema es ser descubiertos… puedo esperar a que anochezca.- Guardando el graboide con cierta dificultad. Era como meter una palanca de auto en una media.
- Dejamelo pensar.- Dijo mi dulce hermanita, acomodándose la ropa interior y el short con naturalidad.
Dudaba de que se resistiera a la curiosidad, al morbo excitante y la oportunidad perfecta que teníamos de pasar a las ligas mayores del incesto concretando una buena cogida. No íbamos a estar solos en el medio de la nada de nuevo (al menos en el futuro inmediato) no íbamos a perder la excitación o perder la cabeza en remordimientos inútiles. Esa noche, esa misma noche, era el momento perfecto y aunque no lo dijimos, lo sabíamos.
Al abrigo de la noche
Uno se daba cuenta de que todos los caminos conducían a Roma. Me había elegido a mi por sobre todas sus amigas y amigos para ese viaje, había elegido uno de los camping más misteriosos y desconocidos, de esos que prácticamente, te dejan entrar y te dejan a la buena de Dios en el monte. Y no tardamos en compartir carpa, bolsa de dormir, por segunda noche consecutiva.
Estaba al palo y no había pasado nada aún. No había una lluvia románica que acallara los sonidos de la noche, no había nada más que el tenue silencio de la noche en el bosque, que nunca es absoluto. Se escuchan sonidos, susurros, murmullos del viento y sonidos irreconocibles, en ese contexto, estábamos intentando pegar un ojo y yo la tenía difícil, dado que estaba al palo, en posición de cucharita con mi hermana.
Se lo hice saber frotándome contra su colita pulposa y apretada en su pantalón de gimnasia que usaba para dormir. La frotaba bien contra el centro de sus nalgas, y ella, no se movía ni un centímetro. No tarde en meter mano y desnudarme para frotársela al desnudo. La tomé de la cadera, tocando su piel, y use su culo para masturbarme si que ella se inmute.
- Rodri ¿Qué haces? – Me dijo sin cambiar de posición.- Esto no está bien ¿No te parece que ya jugamos suficiente? No podes negar que hicimos cositas muy pervertidas como te gustan, como querías.
- Vos sabes que no hicimos todo, no concretamos nada aún.- Le susurré sin dejar de frotarme. Mi rabo estaba tan bien metido en el valle de sus curvas que encajaba como una pieza de tetris.
Noe se estiro para agarrar el celular, abriendo la bolsa y vio la hora. Eran cerca de las 12. Habíamos estado todos revoltosos dentro de la bolsa, sin poder dormir, sin aliviar nuestras tensiones hasta la medianoche sin darnos cuenta.
- Vení, vamos afuera, nadie va a mirar. Vestite que hace frío.- Y si mi hermana con lo calenturienta que era decía que hacía frío, lo hacía.
Sin chistar, contento como un nene al que lo llevan a elegir un regalo, salimos a oscuras y haciendo silencio de la carpa, a una noche muy fría, por lo que estábamos bastante vestidos, con zapatillas, medias y camperas. Si alguien nos descubría pensaría que estábamos en una caminata nocturna o habíamos salidos a robar, no obstante, corrimos el riesgo, atraídos por una aventura que nunca creí que viviríamos.
No muy alejados de la carpa, envolví a mi hermana en un abrazo y le di un beso que ella devolvió con el mismo entusiasmo. Sería redundante describir de nuevo lo que se imaginan, lengua, labios, saliva, elementos, alicientes que no faltaban como no faltaron en los besos anteriores. Tomé una mano de Noelia entre beso y beso y la conduje a mi miembro, ella la escabulló dentro de mi ropa y me masturbo con torpeza pero ritmo entre beso y beso.
No me quede atrás tampoco, y metí una mano dentro de su ropa para masturbarla, y habría sido una escena romántica perfecta, los dos en medio de la noche, toqueteándonos sin parar, de no ser que compartíamos apellidos.
Puse la linterna del celular apuntándonos cerca de un árbol, la única luz en esa noche fresca exceptuando la de las luces del camping y otras carpas. Noelia puso sus manos contra un árbol y saco cola indicando de forma primitiva que estaba lista, yo, desde atrás, la apoyé lentamente mientras mis manos recorrían su cuerpo. No sé mucho de cine, pero la iluminación era como de una película de terror extraña, nuestros cuerpos se desdibujaban en la noche con tan escasa luz, volviendo la escena surreal.
De a poco, fui bajándole los pantalones hasta las rodillas y apenas corrí la bombacha, yo ya estaba con la excitación necesaria para concretar el pecado, y lentamente, frote mi extremo con su húmeda carnosidad.
- Despacito, es mi condición.- Dijo volteándose para recordarme su virginidad.
- Voy a hacer todo lo posible porque sea tan placentero para vos como lo será para mi.- Podía ser un mal hermano, pero si le daba a mi hermana un mal debut, uno indigno de recordarse no me lo perdonaría nunca.
Tras frotar mi miembro hasta el punto de sentirlo lubricado, fui empujando con lentitud en u cavidad, despertando sus suspiros y un primer gemido cuando sus gajos se separaron para darle lugar a mi fruto.
Algo apurado para no sufrir del frío en mis partes íntimas, la ingrese de a poco pero entera en su ardiente y húmedo sexo, envolvente y astringente como si mi pene fuera una pieza faltante que encajaba a la perfección. No tarde en comenzar a moverme, haciendo trabajar a ese orificio y su estiramiento primerizo, tomándola de la cadera fui aumentando ritmo sin ver muy bien cómo iba la cosa abajo, pero sintiéndose más que bien.
Me sentía un cavernícola, un hombre primitivo que solo quería meter su sexo en un agujero, ya sea entre dos rocas, un panal de abeja o el coño de su hermana, y es que no tenía más aliciente que la placentera sensación que esa vagina me obsequiaba, no veía nada excitante, esta vez mi boca no probaba nada excitante, solo esa vagina prohibida y mi miembro explorando terrenos ignotos.
- ¿Me dejas bajarte los pantalones y la bombachita?- Le pregunte metiéndosela hasta los huevos para hablarle al oído.
- Si, Rodri, dejame que me baje los lienzos…- Una vez completado el cambio, mi hermana podía abrir la pierna a gusto, y gracias a eso, pudo alzar la pierna para apoyarla contra el tronco, permitiéndome una penetración más precisa.
El frio desapareció, tenía la teoría de que era un estado mental y esa situación lo confirmaba. Estar tan concentrado en el placer y el morbo me había hecho apagar mis receptores de temperatura. En especial me daba cuenta cuando metía mi pene hasta el fondo y sentía la cola de Noe contra mi cadera, y su colita, suave y grande, estaba ardiente a pesar de estar al aire. Era extraño también que a pesar de sentir humedad en esta lo mantenía caliente.
Mis manos fueron subiendo por su cadera hasta colarse por debajo de su ropa y alcanzar sus tetas, apresadas ahí, con lo lindo que debe ser verlas bambolearse como frutos mecidos por el viento.
- ¿Te gustaría acabarte en mi culo?
- ¿Queres que te la meta ahí?- Bromee sabiendo como reaccionaria.
- ¡No tonto! Échame tu leche por arribita, dale, tirámela en la cola…
- Ahí sale, ahí sale… Mmmm uuuh.
Tras bombearla un poco más rápido, ni bien me sentí la saqué, la masturbe y eyaculé en su culo, que me hubiera gustado ver enlechado pero la iluminación de costado me ocultó. De todas formas miré algunas gotas de mi semen reposando ahí, sobre la nalga como si hicieran montañismo en su superficie apomelada.
- Me vine preparada.- Noelia sacó retazos de papel higiénico de su bolsillo y con ellos se limpió el sexo y la cola, muy pobremente. Tras apagar la luz del teléfono, nos volvimos a besar, tomándola de sorpresa.
- Que cariñoso hermano, hiciste lo que querías ¿estás satisfecho ahora?
- Lo importante es que te noto contenta, con una sonrisa, me confiaste tu debut y tu fantasía, no me hubiera perdonado que haya salido mal.- Dije con sinceridad invitándola a entrar en mi carpa.
- Que caballero, dormite, tenes que descansar bien, no se sabe lo que pase mañana.
No se veía nada en esa noche fría y nublada, su sonrisa me la tuve que imaginar pero lo que no me tuve que imaginar, es lo que pasaría al día siguiente.
El inicio de una mala costumbre
Esa misma mañana lo volvimos a hacer. ¿Recuerdan como lamenté no ver sus pechos bambolearse? No tuve que imaginarlos más porque estando yo abajo, hicimos el delicioso mañanero con ella cabalgándome, y pude ver con lujo de luz y detalle, esas tetas deliciosas brincar como saltamontes.
Intente sostenerlas en mis manos en plena cabalgata, sintiéndolas golpetear mis palmas como castañuelas y sobre ellas, el rostro de felicidad de mi hermana de poder echarse un polvo con alguien.
- ¿Te gusta esto hermano? ¿Cogerme y apretarme las gomas?
- Tanto como a vos te gusta cabalgarme…
La primera vez, aunque importante y exitosa, había sido solo el empujón a una nueva vida, impensada y frenética de sexo y desenfreno. Cambiamos caminatas kilométricas por sexo en el interior de la carpa y en el exterior, explorando nuevos lugares y posiciones cuando caía la noche y su manto de protección. Nos envolvía.
Movimos una toalla y un almohadón con nosotros, por lo que le pude dar de perrito en medio de la nada, solo con su culito al aire y yo, dándole por enésima vez a esa vagina, cayendo con todo mi peso sobre ella.
- Despacio, despacio, Rodri, ahh, ah, uhg, uuh, mmm, acordate que estoy recién estrenadita.
- Es que se siente tan bien en esta posición.- Dije sacándosela e iluminando el agujero de su concha con mi celular. Estaba irreconocible.
- Métela o te vas a resfriar, termina de una vez…- Pidió separando sus labios con los dedos, una invitación deliciosa que no tarde en aceptar tapando su agujero con mi glande.
Fueron las mejores vacaciones de nuestras vidas, y como todo lo bueno, termina doblemente antes. Esa misma tarde noche, nuestros padres nos venían a buscar, por lo que tras un delicioso, levantamos campamento acompañados por el murmullo de la gente cuesta abajo y los árboles meciendo sus copas.
- ¿Reflexiones?- Le pregunté como quien no quiere la cosa sacándola de su ensimismamiento.
- No sé qué decir, me encanto el lugar, me encanto todo. Hay que volver.
- ¿Volverías conmigo? – Pregunté sabiendo la respuesta.- ¿O me vas a cambiar por alguna de tus amigas?
- Si no fuera porque ahora estamos a la vista de todos, están todos despiertos y nuestros viejos pueden caer en cualquier momento, te comería la boca, Rodri.
-No necesitas comerme la boca, podes hacer esto.
Y ahí, a la vista de todos, le dedique un cálido abrazo para que nunca se olvide que siempre seré su hermano mayor. Pase lo que pase, por más que ahora hasta lo habíamos hecho de perrito, siempre sería su hermano mayor.
Fin
Gracias por leer! Si les gustó esta nueva historia muéstrenme su apoyo dejando puntos, comentarios, lo que gusten. Estoy trabajando en otras ideas, tengo muchas empezadas como un fanfic de Cheelai con Broly, la continuación de a Serena le gustan mayores y más:p solo que colgué mucho. Gracias por el apoyo!
Capítulo anterior: http://www.poringa.net/posts/relatos/3700815/Noches-de-camping-con-mi-hermana.html#comment-182462
8 comentarios - Noches de camping con mi hermana. Parte 2