Para empezar, nuestro matrimonio venía barranca abajo hace tiempo, su pija era una vieja conocida que no me generaba nada, pero claro, el nunca lo notaba, era lechear y ya está, mientras yo me masturbaba o lo intentaba, casi sin éxito.
Así comenzó una mañana de sexo mañanerp con él, el contento, yo frustrada, ambos desayunamos, saludo cordial y cada uno a su trabajo.
Ese día un compañero se integró a mi tan estática empresa, llena de vegestorios impotentes, este no era el caso, el muchacho tenía unos treinta y pocos, buena presencia perfume, buenos modales y algo en el que me hacía palpitar la concha, cosa que me sorprendió de mi misma. Los días pasaban y esto se intensificaba, él también ayudaba, me miraba bastante.
Un buen día sacando unas fotocopias, el entró a ayudarme, supuse primero que por hacer buena letra, luego vi que no, estábamos solos y la tensión sexual se sentía en el aire.
Paso por atrás de mi y como por instinto me moví hacia atrás, me me tomó de las caderas era un incendio, nos tocábamos como quien toca por primera vez un cuerpo, sin tardar mucho me levantó la pollera del traje, empezó a masturbarme y se bajó su ropa interior, en eso sonó mi celular y de alguna forma se atendió, era mi marido en una video llamada.
Yo estaba tan caliente que seguí en la mía, más cuando me penetro y sentí su miembro llenarme de a poco como conquistando territorio.
Seguimos así gimiendo y sudando hasta que lo sentí llenarme, pero de leche, hasta eso había olvidado yo chorreando todo quedé tendida en la fotocopiadora y él arreglandome la ropa.
Ahí, para mi sorpresa, vi la cara de mi marido, su pija lecheada y con cara de extasis, recién ahí lo saludé "Hola cornudo", era un camino sin retorno.
Así comenzó una mañana de sexo mañanerp con él, el contento, yo frustrada, ambos desayunamos, saludo cordial y cada uno a su trabajo.
Ese día un compañero se integró a mi tan estática empresa, llena de vegestorios impotentes, este no era el caso, el muchacho tenía unos treinta y pocos, buena presencia perfume, buenos modales y algo en el que me hacía palpitar la concha, cosa que me sorprendió de mi misma. Los días pasaban y esto se intensificaba, él también ayudaba, me miraba bastante.
Un buen día sacando unas fotocopias, el entró a ayudarme, supuse primero que por hacer buena letra, luego vi que no, estábamos solos y la tensión sexual se sentía en el aire.
Paso por atrás de mi y como por instinto me moví hacia atrás, me me tomó de las caderas era un incendio, nos tocábamos como quien toca por primera vez un cuerpo, sin tardar mucho me levantó la pollera del traje, empezó a masturbarme y se bajó su ropa interior, en eso sonó mi celular y de alguna forma se atendió, era mi marido en una video llamada.
Yo estaba tan caliente que seguí en la mía, más cuando me penetro y sentí su miembro llenarme de a poco como conquistando territorio.
Seguimos así gimiendo y sudando hasta que lo sentí llenarme, pero de leche, hasta eso había olvidado yo chorreando todo quedé tendida en la fotocopiadora y él arreglandome la ropa.
Ahí, para mi sorpresa, vi la cara de mi marido, su pija lecheada y con cara de extasis, recién ahí lo saludé "Hola cornudo", era un camino sin retorno.
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