Pero no sólo me bajo duro a mi yegua Sandrita. Porque como canta el tema ese, en la variedad está la diversión. Ya le di a mi novia por todos lados y en todos lados, y lo hice con mi vecina Silvia delante de ella el otro día. Pero además tenía un sueño pendiente: su madre Sandra, rubia y joven, más fuerte que ella, con quien semanas atrás charlé por video y me contó cómo quedó embarazada de Sandrita, con lo que me pegué flor de pajotaza.
Con la amable señora, recordemos separada y con dos hijos más, yo había aprovechado y preguntado aparte por su ropa interior, la de cuero y si se pintaba, y arreglé para ir a visitarla y llevarle fiambre para mi locura. Pero claro que eso sería una vez terminada esta mierda de pandemia. Por lo que me limité a llamarla cada tantito para tenerla en la mira y después pajearme con ella.
Pero no aguanté, quién con esta cuarentena y estas mujerochas. Pensé cómo ir a ver a Sandra o que ella viniera a ver a su hija mayor. Lo charlé con Sandrita y me dijo que lo hablara con Sandra, que capaz tenía permiso de circulación. Le pregunté entonces a la señora, le dije que quería conocerla ya, que estaba ansioso, al fin y al cabo es mi futura suegra. Y Sandra me sorprendió: "Sííí amorcito, no hay problema, yo tengo permiso por 48 horas, quedate tranqui que yo te voy a buscar y te traigo a casa y comemos", invitó. Chocho, y aparte me parece que quería eso. Al menos, pensé, le llevo fiambre. "Nooo, no dulce, yo compro todo, vos decime nada más qué te gusta y yo te compro". Joya, espectacular. Le dije qué fiambre, el queso, que me hiciera huevo y mucha mayonesa. Y sí, si la hago la hago bien.
Arreglamos para el jueves, total ella no trabaja porque tiene florería y está cerrada. Le avisé a Sandrita y le pedí que no se enojara. Y mi mermelada mandó: "No amor, ¿cómo me voy a enojar con mi dulce de leche casero? Andá tranqui, conocela a mi vieja que es una genia", mandó. Lo de vieja es un insulto, pensé, si la madre está para partirla en ocho sobre el primer colchón que encuentre. Excitadísimo, me vestí con mi campera de cuero, camisa, pantalón negro y me empapé de perfume como nunca, me parece que iba a ser una cena de noche larga y dura. Y qué cuando Sandra llegó, espectacular de fina campera de cuero, blusita y falda ajustadita arriba de la rodilla, cartera de cuero y tacos, maquillada y perfumada fuerte. Una yegua madre, la concha. La abracé y me besuqueó, se me paró un poco pero me contuve. Sandra saludó a su hija, me acarició la pera y me mandó "Diegui, qué lindo estás, te llevo". Y a su hija: "Sani, te lo robo un rato a tu novio, está re bueno". Sandrita se rió, me besó y deseó suerte y me fui con la madre, loco por su cuero, cartera y tacos, encima me decía que ya compró fiambre para agasajarme.
Llegamos a lo de Sandra, lindísima casa acá en Carapachay, jardín, todo. Sandra re dulce se sacó su campera y la colgó de una silla, y zorro, mientras ella se ponía alcohol en las manos, yo toqueteé la campera, le busqué los bolsillos, enloquecido, pero tuve que calmarme porque al toque ella vino a mí. Me hizo sentir bárbaro, re onda, chistosa, amable, charlamos un rato de todo salvo sexo y luego, la mujer me calentó yendo a buscar el fiambre, puso la mesa y las bandejas con fiambre, queso, huevo y la mayonesa, me hizo los sandwiches con bastante mayonesa y comimos bárbaro mientras no paramos de charlar hasta con la boca llena. Luego postre, café y me mandé con mi cuestionario de cositas otra vez. Sexo, cuero, desayuno, con qué duerme, y sandra, genial, me respondía todo. Y cometió un error que le costó caro.
Porque a mi nuevo pedido, la rubia madurita me acompañó a su pieza a mostrarme su ropa de cuero. Y apenas entré y vi su pieza alfombrada, limpia, amplia, cama de plaza y media, el cuero que me mostraba, me mandé loco. Qué iba a esperar, que me dijera sí. No, me le mandé, la abracé, le pasé la mano por la espalda y le metí un pico en la nuca. Sandra se dio vuelta y me besó la cara mientras me elogiaba. Ahí la volví a abrazar y fui por más, llevándola contra un placard y sosteniéndola contra ahí. Y mandé: "Sandra, me mmuero por un beso tuyo". "Pero ya te di, amor", replicó extrañada. "Sí, pero uno suavecito en mi cara", dije. Me lo dio dulce, y por respuesta, sin dejar de sujetarla, le di en la boca. "Aaaah, amor, qué bien besás, besame de nuevo, dale", pidió. "¿No te jode?" "Nooo, de vos nada, sos un dulce", decía cada vez más gaucha. Bueno, más pico mío y ella también, mimos, besos y…
Exploté. Le manoseé las tetas mientras le daba otro pico, y Sandra chocha me alentó: "Ay amor, qué lindo, tocame, tocame que me caliento". Tetas, culo, espalda, ella a mí, besos en la boca y le mandé bien mi mano al medio de su vagina. "Sandra, quiero sexo", le tiré locquísimo. "Sííí amor,vení que te saco todo y te la paro". En efecto, la magistral rubia me sacó todo, me mimó y besó, me creció la pija, me la notó y tras quitarse su ropa, me dejó sinaliento con flor de corpiño y bombacha negra. Y qué cuando me acarició el pene, lo apretujó suave y tras sacarme el calzón, me lo chupó y me lo engordó lindo. Sandra se qitó el corpiño y la bombacha, se abrió lista y mi sueño se hizo.
La sujeté, la revoleé a la cama, me le tiré brutísimo y tras penetrarla violento, le pegué cepillo fuerte para sacarle toda la roña que llevaba de no coger hace meses. Adelante, atrás, Sandra gemía, jadeos, pene, vagina, puercadas, todo. Los sandwiches con mucha mayonesa me estimularon bien, su piel fina, estar arriba de ella. Que encima desesperada "dame, dame amor, semen, semen,dejame embarazada". Esto me enfureció, me acordé de Sandrita y tras sobreexcitarme, me vine y eyaculé torrente de semen en su vagina, y sandra pegó largo gemido de placer, loca, salvaje, yeguacha. Quise otro, ella quiso en la boca y le puse semen en su boca, que lamió y tragó. Le pedí cola y ella se puso de espaldas y me repitió "dame semen dame, taponame bien Diegui", y la partí en ocho como me había imaginado, llenándola abundante. La señora (¿?) pidió un tercero, y como me la chupó y besó, y encima estaba fuerte por el fiambre con huevo y mayonesa, le di duro y le volví a acabar semen a chorro limpio.
Después quedamos en que me dejaba dormir ahí en su casa, pero en otra pieza para que sus otros dos chicos (que estaban con el padre) no sospecharan al volver. Y a la mañana, Sandra me hizo la leche con tostadas, como Sandrita, y luego nos vestimos y me llevó para lo de su hija. Vieron, no hace falta esperar al fin de la pandemia. No hay mejor virus que el que te contagian estas potras como Sandra. Ya lo dije: de tal pija, tal astilla.
Con la amable señora, recordemos separada y con dos hijos más, yo había aprovechado y preguntado aparte por su ropa interior, la de cuero y si se pintaba, y arreglé para ir a visitarla y llevarle fiambre para mi locura. Pero claro que eso sería una vez terminada esta mierda de pandemia. Por lo que me limité a llamarla cada tantito para tenerla en la mira y después pajearme con ella.
Pero no aguanté, quién con esta cuarentena y estas mujerochas. Pensé cómo ir a ver a Sandra o que ella viniera a ver a su hija mayor. Lo charlé con Sandrita y me dijo que lo hablara con Sandra, que capaz tenía permiso de circulación. Le pregunté entonces a la señora, le dije que quería conocerla ya, que estaba ansioso, al fin y al cabo es mi futura suegra. Y Sandra me sorprendió: "Sííí amorcito, no hay problema, yo tengo permiso por 48 horas, quedate tranqui que yo te voy a buscar y te traigo a casa y comemos", invitó. Chocho, y aparte me parece que quería eso. Al menos, pensé, le llevo fiambre. "Nooo, no dulce, yo compro todo, vos decime nada más qué te gusta y yo te compro". Joya, espectacular. Le dije qué fiambre, el queso, que me hiciera huevo y mucha mayonesa. Y sí, si la hago la hago bien.
Arreglamos para el jueves, total ella no trabaja porque tiene florería y está cerrada. Le avisé a Sandrita y le pedí que no se enojara. Y mi mermelada mandó: "No amor, ¿cómo me voy a enojar con mi dulce de leche casero? Andá tranqui, conocela a mi vieja que es una genia", mandó. Lo de vieja es un insulto, pensé, si la madre está para partirla en ocho sobre el primer colchón que encuentre. Excitadísimo, me vestí con mi campera de cuero, camisa, pantalón negro y me empapé de perfume como nunca, me parece que iba a ser una cena de noche larga y dura. Y qué cuando Sandra llegó, espectacular de fina campera de cuero, blusita y falda ajustadita arriba de la rodilla, cartera de cuero y tacos, maquillada y perfumada fuerte. Una yegua madre, la concha. La abracé y me besuqueó, se me paró un poco pero me contuve. Sandra saludó a su hija, me acarició la pera y me mandó "Diegui, qué lindo estás, te llevo". Y a su hija: "Sani, te lo robo un rato a tu novio, está re bueno". Sandrita se rió, me besó y deseó suerte y me fui con la madre, loco por su cuero, cartera y tacos, encima me decía que ya compró fiambre para agasajarme.
Llegamos a lo de Sandra, lindísima casa acá en Carapachay, jardín, todo. Sandra re dulce se sacó su campera y la colgó de una silla, y zorro, mientras ella se ponía alcohol en las manos, yo toqueteé la campera, le busqué los bolsillos, enloquecido, pero tuve que calmarme porque al toque ella vino a mí. Me hizo sentir bárbaro, re onda, chistosa, amable, charlamos un rato de todo salvo sexo y luego, la mujer me calentó yendo a buscar el fiambre, puso la mesa y las bandejas con fiambre, queso, huevo y la mayonesa, me hizo los sandwiches con bastante mayonesa y comimos bárbaro mientras no paramos de charlar hasta con la boca llena. Luego postre, café y me mandé con mi cuestionario de cositas otra vez. Sexo, cuero, desayuno, con qué duerme, y sandra, genial, me respondía todo. Y cometió un error que le costó caro.
Porque a mi nuevo pedido, la rubia madurita me acompañó a su pieza a mostrarme su ropa de cuero. Y apenas entré y vi su pieza alfombrada, limpia, amplia, cama de plaza y media, el cuero que me mostraba, me mandé loco. Qué iba a esperar, que me dijera sí. No, me le mandé, la abracé, le pasé la mano por la espalda y le metí un pico en la nuca. Sandra se dio vuelta y me besó la cara mientras me elogiaba. Ahí la volví a abrazar y fui por más, llevándola contra un placard y sosteniéndola contra ahí. Y mandé: "Sandra, me mmuero por un beso tuyo". "Pero ya te di, amor", replicó extrañada. "Sí, pero uno suavecito en mi cara", dije. Me lo dio dulce, y por respuesta, sin dejar de sujetarla, le di en la boca. "Aaaah, amor, qué bien besás, besame de nuevo, dale", pidió. "¿No te jode?" "Nooo, de vos nada, sos un dulce", decía cada vez más gaucha. Bueno, más pico mío y ella también, mimos, besos y…
Exploté. Le manoseé las tetas mientras le daba otro pico, y Sandra chocha me alentó: "Ay amor, qué lindo, tocame, tocame que me caliento". Tetas, culo, espalda, ella a mí, besos en la boca y le mandé bien mi mano al medio de su vagina. "Sandra, quiero sexo", le tiré locquísimo. "Sííí amor,vení que te saco todo y te la paro". En efecto, la magistral rubia me sacó todo, me mimó y besó, me creció la pija, me la notó y tras quitarse su ropa, me dejó sinaliento con flor de corpiño y bombacha negra. Y qué cuando me acarició el pene, lo apretujó suave y tras sacarme el calzón, me lo chupó y me lo engordó lindo. Sandra se qitó el corpiño y la bombacha, se abrió lista y mi sueño se hizo.
La sujeté, la revoleé a la cama, me le tiré brutísimo y tras penetrarla violento, le pegué cepillo fuerte para sacarle toda la roña que llevaba de no coger hace meses. Adelante, atrás, Sandra gemía, jadeos, pene, vagina, puercadas, todo. Los sandwiches con mucha mayonesa me estimularon bien, su piel fina, estar arriba de ella. Que encima desesperada "dame, dame amor, semen, semen,dejame embarazada". Esto me enfureció, me acordé de Sandrita y tras sobreexcitarme, me vine y eyaculé torrente de semen en su vagina, y sandra pegó largo gemido de placer, loca, salvaje, yeguacha. Quise otro, ella quiso en la boca y le puse semen en su boca, que lamió y tragó. Le pedí cola y ella se puso de espaldas y me repitió "dame semen dame, taponame bien Diegui", y la partí en ocho como me había imaginado, llenándola abundante. La señora (¿?) pidió un tercero, y como me la chupó y besó, y encima estaba fuerte por el fiambre con huevo y mayonesa, le di duro y le volví a acabar semen a chorro limpio.
Después quedamos en que me dejaba dormir ahí en su casa, pero en otra pieza para que sus otros dos chicos (que estaban con el padre) no sospecharan al volver. Y a la mañana, Sandra me hizo la leche con tostadas, como Sandrita, y luego nos vestimos y me llevó para lo de su hija. Vieron, no hace falta esperar al fin de la pandemia. No hay mejor virus que el que te contagian estas potras como Sandra. Ya lo dije: de tal pija, tal astilla.
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